alevosamente convulso, las élites del poder invisible han entendido a la perfección cómo provocar las reacciones viscerales de las masas y aprovecharlas en su beneficio...
Cada semana, tenemos una nueva oportunidad de comprobar cómo las redes sociales, convertidas en el escenario de una guerra virtual entre rojos y azules, donde unos y otros muestran una visceral necesidad de exhibir sus peores cualidades, se convierten en la maquinaria perfecta para despertar en otros sus pulsiones menos civilizadas.
Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que mostrar la indecencia moral de celebrar la muerte de otro ser humano, era visto como un síntoma de comportamiento sociopático, y sin embargo, hoy es una absoluta tendencia global de la que es casi imposible no participar.
El asesinato de
Charlie Kirk, y sobre
todo, la reacción masiva en redes, no es más que un nuevo jalón en
el camino hacia la indecencia colectiva, hacia la banalidad del mal
2.0.
Un estudio acerca de la banalidad del mal (1963), Eichmann, pretendido ideólogo de la "Solución Final", a ojos de Arendt,
Eichmann, según Arendt, no representaba el mal en sí mismo, o al menos, no todo el mal, sino que era simplemente un contribuyente más.
En definitiva,
Y si hay un lugar en el que ese proceso de
deshumanización es perfectamente palpable ese es
las redes sociales...
La desintegración moral, material, cultural e intelectual que se observa a nivel global no es accidental ni un acto divino, sino una crisis social deliberadamente inducida.
El actual escenario de abominación permanente no es producto de una sola persona, sino el esfuerzo compartido de muchos ideólogos y facilitadores, sin cuya contribución, este estado de cosas no sería posible.
Podríamos decir, por tanto,
Desde el desarrollo de métodos de control político basados en pastorear a la mayoría de la población humana hacia la psicosis, alumbrados allá por los años 60 en el entorno del Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, hemos llegado a la colosal factoría de propaganda actual, donde eso que Shoshana Zuboff llamaba "excedente conductual",
Una sociedad abúlica, esclavizada por el scroll
infinito, escribe su destino a golpe de clicks y de bajas
pasiones inducidas. Según un informe (British GCHQ uses Tavistock mass Mind Control Techniques in cyberspace) de Edward Snowden de 2014, en el contexto de las "primaveras árabes",
Estas técnicas incluían,
El objetivo primordial de estas operaciones era el de vilificar al régimen que se pretendía deponer en el contexto de las "primaveras árabes", de cara a la opinión pública occidental.
De manera nada casual, un 15 de mayo de 2011, coincidente con los levantamientos pretendidamente populares y espontáneos de Madrid y Nueva York, una ola de protestas se manifestaba en el mundo árabe contra los gobiernos,
Singularmente en estos dos últimos, las protestas derivaron en sendas guerras, en las que los grupos insurgentes de corte islamista, eran financiados por los aliados de la OTAN, y fundamentalmente por EE.UU. y el Reino Unido, a través de una panoplia de operaciones secretas diseñadas ad hoc, como la Operación Timber Sycamore, entre otras.
El final de esta triste historia es bien conocido:
Sea como fuere, la campaña descrita por Snowden funcionó a la perfección:
Los pocos que tuvieron las agallas de señalar la realidad de las cosas, fueron expulsados de platós de televisión.
Sin ir más lejos, nuestra compañera Beatriz Talegón fue expulsada del programa de Isabel Durán por señalar que el Frente Al Nusra, filial siria de Al Qaeda dirigida por el "demócrata" Al Julani, estaba siendo financiado por Estados Unidos y, por extensión, por las fuerzas de la OTAN.
Hoy, esto que decía Talegón allá por 2015, es prácticamente vox populi, pero ya a nadie le importa:
El vídeo no tiene desperdicio. Pueden verlo aquí.
Las campañas de propaganda actuales, beben de las mismas fuentes descritas en 2014 por Snowden, pero guardan una serie de peculiaridades.
Por no redundar en ejemplos ya escritos en anteriores artículos, remito a los lectores al artículo que escribí a cuenta de los disturbios de Torre Pacheco.
La estrategia ahora se lee en clave interna:
En el caso de España, las herramientas ya mencionadas en el artículo citado: En el caso de de Estados Unidos, ya tenemos el también citado Immigration Lifecycle Operating System, o ImmigrationOS.
Se ve que al otro lado del charco están entusiasmados ante cualquier posibilidad de amortizar la inversión:
Este asunto es muy problemático, claro, porque implica tres cuestiones de gran importancia:
Sea como fuere, el objetivo de esta nueva maniobra de justificación de la censura y el control social ha encontrado una excusa inmejorable.
El asesinato de Charlie Kirk ha conmocionado a la opinión pública mundial, y no es para menos.
Al estilo de otros oradores conservadores y tradicionalistas como Matt Walsh, Kirk debatía en entornos hostiles sin levantar la voz, sin insultar, colándose por cada grieta en la lógica del oponente para señalar la inconsistencia de sus postulados identitarios.
Era un referente generacional, y habida cuenta de su juventud, Kirk era la gran esperanza blanca de la continuidad del legado de Trump y Vance, y precisamente por ello, era el mártir perfecto.
Por ello, su asesinato ha sido el perfecto casus belli y caldo de cultivo para toda clase de teorías sobre la autoría.
Con su cadáver aún caliente, cientos de opinadores de la órbita woke, probablemente alentados por otros agitadores en redes, se han lanzado a una campaña bastante sorprendente de justificación de su asesinato.
Pedro Vallín, el más creativo de todos ellos, catalogaba el asesinato de Kirk como "un premio Darwin de la política".
Es evidente que, de un tiempo a esta parte, el desprecio y la deshumanización del contrario está de moda.
Quizás, la veda se abrió con la demencial campaña que, durante el COVID,
En aquellos oscuros meses, la escalada de violencia verbal llegó a tales extremos, que no había día en que algún amable perfil en redes sociales me desease que "Darwin hiciese su trabajo".
Curiosa obsesión que tiene el wokismo identitario con el célebre "teólogo" eugenista, ¿no les parece?.
Pero no nos desviemos.
La cuestión es que, desde entonces, en el Occidente global, resulta trendy desear la muerte a cualquiera que ponga en duda los dogmas del pensamiento hegemónico, una suerte de ritual de pertenencia.
A menudo, meramente mostrar una posición ponderada puede resultar suficiente para ser señalado como "enemigo".
Es evidente que las masas están perdiendo el oremus, y como a estas alturas resulta difícil creer en las casualidades, prefiero centrarme en las causalidades.
De todo nuestro excedente conductual, el odio se está convirtiendo en el elemento de mayor utilidad para que la tecnocracia globalista afiance sus ambiciones de control.
A izquierda y a derecha brotan como setas en otoño los ejemplos escandalosos que ungen de necesidad nuevas y mejores medidas draconianas restrictivas de derechos fundamentales.
Cualquier excusa es buena, si se lo plantean, para justificar la mordaza digital:
Así, cientos de miles de ciudadanos de buena fe, ajenos a los manejos de la tecnocracia, acabarán por venerar los nuevos grilletes digitales que se nos pretenden imponer, como única vía plausible para evitar que el odio en Internet, oportunamente popularizado por los algoritmos de la polarización, acabe por anegar el ágora política de esa ilusión a la que llamamos "democracia"...
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