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			por Filastreo  
			22 Diciembre 
			2017 
			
			del Sitio Web
			
			LaIncubacionSolar 
  
			
			  
			
			  
			
			  
			
			
			  
			
			  
			
			  
			
			 
			El mundo antiguo había visto nacer las religiones mistéricas 
			grecorromanas en cuyo seno se albergaba la posibilidad de vencer 
			al destino, convirtiendo a sus adeptos en dioses exonerados de 
			los malestares corporales, liberados de las desdichas mundanas y 
			capaces de eludir las oscuras influencias astrales que aquejaban a 
			sus congéneres mortales.  
			
			  
			
			Desconocemos las 
			particularidades de sus enseñanzas pues un juramento perenne 
			obligaba al silencio más absoluto de sus iniciados y tan sólo unas 
			hebras deshilachadas han llegado a nuestros días.  
			
			  
			
			Aunque este mismo 
			proceder lo vemos luego en la alquimia medieval, cuando el 
			mutismo del argot sometió las enseñanzas a complicadas analogías 
			sobre compuestos herméticos que se destilaban en ventrudas redomas y 
			burdos metales que, merced a la pericia
			del Arte, 
			transmutaban en preciosos durante aquella secreta y encumbrada 
			teofanía mineral. 
			 
			Marsilio Ficino, el famoso sacerdote filólogo del siglo XV, 
			mientras trabajaba en la interpretación de los diálogos platónicos 
			fue convocado sorpresivamente por su mecenas para abocarse a tiempo 
			completo en traducir un curioso tratado recién recuperado de un 
			monasterio bizantino:  
			
				
				el
				
				Corpus Hermeticum.  
			 
			
			Pero, ¿cuál fue la razón 
			del tal apuro?  
			
			  
			
			Su patrocinador, Cosme 
			de Médici, gran coleccionista de libros y manuscritos, quien 
			había dispuesto parte de su fortuna en la restauración y 
			conservación de bibliotecas, estaba enfermo. 
			
			  
			
			Pero el hallazgo del 
			antiguo escrito le daba esperanzas:  
			
				
				sospechaba que allí 
				se divulgaría la arcaica disciplina, la philosophia perennis, 
				una ciencia antigua - incluso anterior al cataclismo del que 
				hablaba Platón - que prometía la restitución de todas las 
				taras psíquicas y de las enfermedades del cuerpo. 
			 
			
			El tonsurado renacentista 
			procedió sin demora.  
			
			  
			
			En parte para favorecer a 
			su acaudalado protector pero también porque conjeturaba algo 
			parecido y perseguía el anhelo de resolver un problema que lo 
			agobiaba desde su infancia:  
			
				
				la melancolía. 
				 
			 
			
			Decía el sacerdote que 
			esta enfermedad era común entre los intelectuales y estudiosos, 
			debido a la marcada influencia de Saturno, pero ni los astrólogos ni 
			los médicos - algo así como los psicólogos y los clínicos de aquella 
			época - encontraban una cura para esa profunda tristeza, seguida de 
			decaimiento anímico que decantaba en una baja autoestima y que hoy 
			conocemos como depresión.  
			
			  
			
			Ahora bien, el ojo 
			entrenado no hallará más que sutiles diferencias con la fórmula
			
			del loosh destilado (DLP formula: 
			distilled loosh producers) que fue implantada en las unidades 4M (el 
			homo sapiens) por 
			
			los Sembradores descritos en 
			las obras de 
			Robert Monroe: 
			
				
				Allí estaba: 
				 
				
					
					una unidad 
					experimental del Cuarto Cultivo Modificado, una de las que 
					contenía una Pieza de Sí Mismo dentro de su patrón 
					funcional.  
				 
				
				Estaba parado, sólo, 
				bajo la frondosa porción superior de una gran unidad del Segundo 
				Cultivo [un árbol]. No estaba "hambriento." Tampoco estaba en 
				conflicto con otra unidad de cultivo.  
				  
				
				No estaba actuando en 
				defensa de sus "crías." Entonces, ¿por qué emanaba Loosh 
				destilado en tan gran cantidad? Un Sembrador se acercó. 
				 
				  
				
				Su percepción se 
				proyectó dentro de la unidad del Cuarto Cultivo Modificado y 
				luego lo supo:  
				
					
					¡La unidad estaba 
					melancólica!  
				 
				
				Fue este efecto el 
				que produjo el destilado de Loosh.  
				  
				
				Cuando el Sembrador 
				se retiraba notó otra inusual inconsistencia:  
				
					
					el Cuarto Cultivo 
					Modificado repentinamente se había dado cuenta de su 
					presencia.  
				 
				
				Se había desvanecido 
				y ahora se sacudía en extrañas convulsiones.  
				  
				
				Un líquido 
				transparente estaba siendo expulsado de los dos orificios que 
				perciben la radiación lumínica. Con esto, el Loosh destilado se 
				hizo aún más pronunciado. 
				
				 
				Fue a partir de esto que los Sembradores obtuvieron su ahora 
				famosa Formula de loosh destilado y que está vigente en 
				el Jardín en este momento.  
				  
				
				El balance de la 
				historia es bien conocido.  
				  
				
				Los Sembradores 
				incluyeron esta modificación fundamental en su fórmula: 
				 
				
					
					"La creación de 
					Loosh puro y destilado se produce en unidades Tipo 4M por la 
					acción de una profunda tristeza y falta de realización, pero 
					sólo si dicho patrón se promulga a un nivel vibratorio por 
					encima de los límites sensoriales del medio ambiente. 
					 
					  
					
					A mayor 
					intensidad de dicho patrón, mayor será la producción de 
					Loosh destilado."  
				 
			 
			
			  
			
			
			  
			
			El prestigioso artista Durero 
			(1) 
			y su genial grabado: Melancolía I 
			(apréciese el putti,  
			
			figura 
			mediadora entre el Cielo y la Tierra:  
			
			
			nuestro infans solaris) 
			
			  
			
			 
			Sin embargo, la erudición de Ficino llegó aun más lejos. 
			  
			
			Al trabajar en la 
			traducción encontró no sólo los ecos rudimentarios de un secreto 
			proceder, sino también halló la confirmación a sus miedos más 
			viscerales:  
			
				
				la humanidad no era 
				propiedad de un Dios benevolente y afable como enseñaba 
				el 
				dogma de su religión. 
			 
			
			Se trataba, más bien, de 
			uno de los experimentos de una raza de dioses belicosos y 
			perversos que habían logrado encerrar la chispa divina en 
			cuerpos orgánicos destinados a una descomposición lenta y dolorosa, 
			para luego atarlos a un nuevo nacimiento mortal:  
			
				
				el
				
				ciclo incontrolable de vida y muerte. 
			 
			
			Entendió que el Disco 
			del Zodíaco no se diferenciaba de la Rueda de la Fortuna 
			y logró establecer un vínculo entre los temidos demonios egipcios y 
			caldeos:  
			
				
				los Decanos 
				(que hoy los rosacruces llaman
				
				Arcontes y la ufología 
				
				Reptoides y en las obras de 
				Robert Monroe se denominan Sembradores) los responsables 
				de inyectar en determinadas personas, aquellas dedicadas a la 
				búsqueda de conocimiento, ciertos implantes:  
				
					
					los ultores, 
					elementos exógenos dentro de la psique y el cuerpo, que 
					torturan y hacen poco llevadera la vida de su anfitrión. 
				 
			 
			
			Frances Yates en
			Giordano Bruno y la Tradición Hermética comenta: 
			
				
				Los treinta y seis 
				decanos o treinta y seis dioses que gobernaban las divisiones de 
				diez grados obtenidas a partir del círculo del zodíaco 
				constituyen un elemento egipcio plenamente incorporado a la 
				astrología helenística, antecedente inmediato de los filosóficos 
				herméticos.  
				  
				
				
				
				Los egipcios, aquel extraño 
				pueblo, habían divinizado el tiempo, no tan sólo astralmente, 
				sino en el sentido mucho más concreto de que cada uno de los 
				momentos del día y de la noche poseía un dios propio que debía 
				ser aplacado a medida que iba transcurriendo el tiempo. 
				 
				  
				
				Los decanos, que 
				recibieron tal nombre en la época helenística, eran, de hecho, 
				divinidades sidéreas egipcias del tiempo, integradas 
				posteriormente por la astrología caldea y asociadas al zodíaco.
				 
				  
				
				Todos ellos tenían 
				imagen propia, variable según fuera la lista en la que se 
				hallasen incluidos, y tales listas conteniendo las imágenes 
				milagrosas de los decanos provenían todas ellas de los archivos 
				de los templos egipcios.  
				  
				
				Los decanos poseían 
				varios aspectos diferentes y cada uno de ellos con un 
				significado astrológico preciso como "Horóscopos" que presidían 
				todas las formas de vida nacidas durante el período de tiempo 
				controlado por ellos. 
			 
			
			Pero había una salida de 
			este tiempo controlado:  
			
				
				Hermes se la confió a 
				su hijo Tat y en el Pimander (Poimandrés) también se revelaba 
				como la Disciplina de la Regeneración, aquella que transmutaba 
				los ultores en potencias.  
			 
			
			La Kabbalah, que 
			fue estudiada en detalle por Giovanni Pico della Mirandola - 
			aprendiz y seguidor de Ficino - parecía ofrecer una explicación 
			similar cuando la disposición de las diez esferas del Árbol de la 
			Vida se sobre-imponían como un mapa hermético de los centros 
			psíquicos del organismo humano:  
			
				
				el secreto objetivo 
				final consistía en remover los ultores allí encerrados 
				para transmutar su aspecto klifótico o destructivo en 
				sefirótico o creativo. 
			 
			
			Continúa Yates: 
			
				
				Pico cita a partir 
				del 
				
				Corpus Hermeticum, XIII, 
				según la traducción de Ficino, en la que las doce "puniciones" 
				materiales se hallan traducidas como "ultores" exactamente en la 
				misma forma en que las reproduce Pico, salvo por el hecho de que 
				éste ha reducido en dos el número, dejando en diez las doce 
				"puniciones" o fuerzas diabólicas de la materia.  
				  
				
				Se recordará que en 
				el Corpus Hermeticum, XIII, las doce "puniciones," que proceden 
				del zodíaco y representan al hombre sometido al poder de las 
				estrellas, son anuladas a través de diez fuerzas buenas o 
				Potestades o Virtudes divinas, y que una vez conseguida esta 
				victoria el alma redimida entona el himno "ogdoádico." 
				 
				  
				
				Pico tenía una razón 
				para reducir a diez el número de los "ultores," su intento de 
				establecer una estrecha conexión con la cábala [...] 
				 
				[...] para Pico, las "puniciones" herméticas corresponden a las 
				diez características diabólicas de la cábala que son finalmente 
				expulsadas por sus opuestas del campo del bien - es decir, de 
				los diez sefírot - en el curso de una experiencia de la que no 
				habla en las conclusiones cabalísticas porque es demasiado 
				secreta y sagrada para divulgarla.  
				  
				
				Resumiendo (al menos 
				ésta es mi interpretación), Pico cree que la experiencia 
				fundamental del cabalista, una vez los diez sefírot o Potestades 
				y nombres de Dios han tomado como morada su alma después 
				de haber expulsado a las fuerzas del mal, es idéntica a la 
				experiencia vivida por el hermetista cuando las Potestades, una 
				vez han conseguido expulsar a las puniciones, se enseñorean de 
				él y cantan juntos el himno "ogdoádico" de la regeneración. 
			 
			
			Creemos que, por el 
			momento, no será necesario agregar nada más para demostrar que las 
			mismas inquietudes esotéricas eran perseguidas desde la antigüedad 
			en las civilizaciones egipcia, caldea y helénica. 
			
			  
			
			Más tarde, durante el 
			medioevo fue el redescubrimiento, por medio de los accidentados 
			trabajos de Ficino y 
			
			John Dee entre otros, de la philosophia perennis 
			que dio paso al Renacimiento y que nutrió el dogma de las sectas 
			isabelinas; y en la actualidad, la interferencia exógena ha sido 
			etiquetada de diferentes maneras pero compartiendo la misma médula 
			semántica. 
			
			  
			
			De la traducción de la 
			obra del doctor William J. Baldwin, Encuentros cercanos 
			del VI tipo (C.E.VI: 
			Close Encounters of the Possession Kind): 
			
				
				La banda de metal 
				alrededor de la cabeza, justo encima de los ojos, casi siempre 
				es un dispositivo alienígena, colocado por extraterrestres con 
				el propósito de supervisión, comunicación y control de un ser 
				humano.  
				  
				
				La banda no es 
				sólida, de metal fisico como lo conocemos, sino etérica; la 
				forma de energía se aprecia como metálica al anfitrión sólo al 
				ingresar en un estado de conciencia alterado.  
				  
				
				Existen muchos tipos 
				de implantes, y este dispositivo causó un dolor pronunciado, 
				como si reaccionara, al ser descubierto durante la sesión. 
				 
				[...] El operador dijo que existen cientos de subestaciones, 
				como denominaba a su "nave," que permanecen en órbita 
				geoestacionaria, a lo largo de todos los países, en cada sitio 
				de población masiva humana.  
				  
				
				Para capturar a un 
				humano, se procedía primero a transformar en partículas sutiles, 
				a un nivel molecular, para ser luego transportado en cada nave y 
				ser "procesado" por los operadores. 
				  
				
				Allí eran 
				reintegrados en una forma física sutil, implantados, y 
				posteriormente volvían a su anterior lugar de residencia a 
				través del mismo procedimiento.  
				  
				
				Efectivamente de esa 
				manera se "opera" sobre el cuerpo físico durante
				
				una abducción de clase etérica.
				 
			 
			
			
			
			Los "wanderers"
			de las canalizaciones modernas, como el
			
			Material Ra y las
			
			Sesiones Cassiopaea, aquellos 
			individuos que comparten la virtud del amor al saber puro, son los 
			blancos preferidos para la inyección dentro de su cuerpo energético 
			de estos mecanismos etéricos para imponer una o más 
			limitaciones a su actuación en el plano físico.  
			
			  
			
			Los ultores o 
			implantes no pueden ser "desactivados," en el sentido literal, 
			probablemente porque poseen mecanismos reactivos inteligentes 
			(2) que harían cesar las actividades biológicas del anfitrión.
			 
			
			  
			
			En la sesión del 17 de 
			Junio de 1995 se agrega algo de luz al respecto: 
			
				
				P: (Terry) 
				¿Cómo es que regresa el implante al cuerpo de tercera densidad 
				que originalmente todavía está aquí? 
  
				
				R: El proceso 
				del que hablamos, el cual involucra la remolecularización, es 
				muy complejo como para describirlo detalladamente pues consiste 
				en el procedimiento en que la cuarta densidad es traducida 
				dentro de la tercera densidad. 
				  
				
				Sucintamente radica 
				en que, una vez obtenido el duplicado, es decir, al estar 
				clonado en la cuarta densidad, todas las actualizaciones 
				producidas en este duplicado serán reflejadas en el de tercera 
				densidad, cuándo y en dónde se desee.  
				  
				
				Ya que, en efecto, 
				todo el nivel de densidad es el que está siendo intercambiado, 
				no sólo el objeto contenido. 
				  
				
				 
				P: (Laura Knight-Jadczyk) Entonces, en otras palabras, 
				tal como la huella del alma, cuando va a cuarta densidad, puede 
				ser usada como una plantilla para crear una copia al carbón, por 
				así decirlo, entonces cualquier cosa que se le haga a la copia 
				al carbón se vuelve una plantilla que recrea esa misma 
				manifestación cuando es enviada de regreso a la tercera. 
  
				
				R: 
				Precisamente, con la única diferencia que la tecnología es usada 
				para asegurarse que los implantes, o materiales añadidos que 
				vienen de cuarta densidad, también se traducirán dentro de la 
				tercera densidad, a través del proceso de remolecularización. 
				  
				
				 
				P: ¿Hay algún método que pudiéramos o debiéramos conocer 
				para quitar o desactivar los implantes de cuarta densidad? 
				
				 
				R: No, no tienen la capacidad de hacer eso sin causar la 
				muerte del anfitrión. Y, por cierto, por favor no le crean a 
				aquellos que afirman que pueden hacer tales cosas, ya que no 
				pueden.  
				  
				
				Cualquier afirmación 
				que involucre la sustracción de estos implantes, están 
				relacionadas con aquellos que han sido colocados por seres de 
				tercera densidad con propósitos de desinformación y confusión. 
			 
			
			La única forma de 
			"desactivar" los implantes realmente implica la "muerte" del 
			anfitrión, pero es a través del proceso regenerativo del cuerpo 
			energético - en términos alquímicos:  
			
				
				recuperar la 
				capacidad "vegetativa" del árbol seco - que se proporciona 
				entonces la posibilidad para un "nuevo nacimiento."  
			 
			
			Para ello, es necesario 
			cultivar el destilado precioso durante la primera y ardua fase 
			regenerativa que conlleva prolongados y hercúleos esfuerzos, de 
			manera que los acumuladores orgónicos del cuerpo atesoren la energía 
			sublimada para así reponer la actividad del organismo luego del 
			shock nervioso que implica el nacimiento de la supraconsciencia, 
			cuando la inmaculada luz deífica del Albedo se abra paso desde las 
			profundas tinieblas del Nigredo.  
			
			  
			
			Nuestros bienamados 
			hermanos en la Búsqueda de la Verdad podrán hallar la 
			explicación detallada de la arcana pericia que hemos etiquetado como
			
			harnelmiatznel consciente. 
			 
  
			
			  
			
			  
			
			
			Referencias 
			
				
				(1) Una breve 
				biografía de Alberto Durero (Albrecht Dürer) obtenida del 
				magnífico libro Los Saberes Alquímicos de Juan García 
				Atienza: 
				
					
					Pintor 
					emblemático del siglo XVI, nacido y muerto en Nuremberg 
					(1471-1528), pero procedente de una familia húngara llamado 
					Ajlos, que significa "puerta," como tür o antiguamente dür 
					en alemán, de donde viene la germanización de su nombre.
					 
					  
					
					Fue el tercero de 
					dieciocho hijos. En 1486 ingresó en el taller de Michael 
					Wolgemut, donde aprendió la pintura en retablos y la 
					ilustración de libros; y entre 1490 y 1494 emprendió un 
					viaje misterioso, de estudios, del que muy poco o nada se 
					sabe, a pesar de haber escrito el pintor su propia crónica 
					familiar.  
					  
					
					Pudo ser ésta la 
					época en la que entrase en contacto con esoteristas y 
					sociedades herméticas como la Orden del Cardo, puesto que 
					con un cardo en la mano se autorretrató todavía en época 
					joven.  
					  
					
					En cualquier 
					caso, el ideario hermético estuvo presente en la práctica 
					totalidad de su obra, bien a través de los temas tratados o 
					de determinados detalles que figuran en sus cuadros y 
					grabados, así como la aparentemente natural incidencia sobre 
					la Puerta (de su apellido) que transformó en emblema de su 
					firma y que tanto tiene que ver con la Obra alquímica.
					 
					  
					
					El emperador 
					Rodolfo II le compró en Italia la obra La fiesta del 
					rosario, que conservó muy dignamente y hoy, por desgracia 
					del arte, sólo está representada por una copia antigua que 
					se encuentra en la Galería Imperial de Viena. 
				 
				
				 
				(2) Compárese con esta visión que traducimos y resumimos de 
				Jonathan Zap: 
				
					
					Me parecía estar 
					mirando dentro de las cavidades orgánicas que mi intuición 
					me dijo que eran los órganos de mi cuerpo.  
					  
					
					Uno de ellos, 
					estuve seguro, era mi corazón, pero visto desde un plano de 
					energía alquímica:  
					
						
						parecía una 
						cámara con válvulas como portales, y todo estaba tejido 
						de filamentos infinitamente intrincados de energía 
						viviente. 
					 
					
					Los colores 
					parecían revelar secretos de la función de las diferentes 
					estructuras.  
					  
					
					El corazón se 
					reveló como un nexo complejo y transformador alquímico de 
					las energías cósmicas, y no simplemente una bomba de fluido. 
					 
					Pero de repente se produjo un cambio tan definido como el 
					clic de un interruptor:  
					
						
						una fuerza 
						maligna se dio cuenta que estaba teniendo esta visión 
						prohibida de la realidad sutil, y tomó medidas para 
						aplacar esta insurrección:  
						
							
							una 
							respuesta inmunológica, un ataque feroz, fue lanzado 
							hacia mí. 
						 
					 
					
					Este ataque 
					interrumpió la visión prohibida que estaba teniendo, pero 
					también proporcionó una instancia reveladora sobre la 
					existencia de los parásitos mentales operando en mi cuerpo 
					sutil. 
					 
					Experimenté un ataque:  
					
						
						una forma de 
						pensamiento como un proyectil altamente cargado, como 
						una bala de diamante rojo, que penetró mi psique, con la 
						intensidad explosiva que genera la expansión de ondas 
						concéntricas de miedo y perturbación.  
					 
					
					Mi mente pudo 
					registrar este proyectil como una palabra en contracción:
					 
					
						
						
						"cáncer-asesino, cáncer-asesino, cáncer-asesino." 
					 
					
					Y era acompañada 
					de terribles imágenes:  
					
						
						las escaleras 
						de un sórdido sótano iluminado por una sola bombilla 
						colgando, a los pies de la escalera un pollo con su 
						cuello cortado, y débilmente visible una víctima 
						escuálida de un campo de concentración mientras se 
						deslizaba hacia un horno.  
					 
					
					Estas imágenes 
					perturbadoras bloquearon mi prohibida visión alquímica de 
					los órganos corporales. 
					 
					Desde que tuve esta experiencia, a menudo me pregunto si 
					otros ataques de ansiedad no se generan acaso de manera 
					subliminal por las inyecciones urticantes de la energía del 
					miedo proveniente de los parásitos de la mente.  
					  
					
					Un tema constante 
					en la escasa literatura sobre los parásitos de energía es 
					que viven de las ráfagas de intensas emociones negativas y 
					deseos sexuales oscuros. 
					  
					
					Se ha asociado 
					incluso con antojos de ciertos alimentos, especialmente los 
					alimentos azucarados o dulces:  
					
						
						parece como 
						si los parásitos mentales pudieran alimentarse de la 
						temperatura del color rojo del metabolismo hipercalórico, 
						el exceso de emotividad y la excitación sexual. 
						 
					 
					
					Puede que no sean 
					capaces de alimentarse de la energía más azul de la dieta 
					hipometabólica, lo que en
					
					el Ayurveda se llama la 
					dieta sátvica, que hace énfasis en pequeñas 
					porciones, alimentos vivos y carbohidratos con un índice 
					glucémico bajo.  
					  
					
					Son especialmente 
					incapaces de alimentarse de una conciencia en un estado de 
					homeostasis emocional. 
				 
			 
			  
			
			
			  
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