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			por Andreas Faber-Kaiser 
			1980 
			de
			
			AFK Website 
			. 
			El 25 de febrero de 1942, 80 días después del ataque japonés a 
			Pearl 
			Harbor, una escuadrilla de 15 a 20 aparatos desconocidos sobrevoló 
			las costas norteamericanas del Pacífico, entre San Diego y San 
			Francisco, en un área en el que se estaban concentrando contingentes 
			de soldados y material bélico estadounidense para su embarque con 
			destino al frente del extremo Oriente.
 Toda el área fue inmediatamente alertada, y de acuerdo con el 
			informe de la 37 Brigada de Artillería Antiaérea, entre las 03:12 y 
			las 04:15 horas fueron efectuadas 1430 rondas de disparos antiaéreos 
			en defensa de Los Angeles y contra lo que se suponía eran aparatos 
			japoneses.
 
 El 'Los Angeles Times' publicó la fotografía de alguno de estos 
			objetos iluminados por los focos antiaéreos.
 
 
			
			LOS FALSOS JAPONESES
 
			Pero lo sorprendente fue que a pesar de su poca velocidad —unas 200 
			millas (unos 360 km) por hora— y de la poca altura —de 2.700 a 5.500 
			metros— a que volaban los supuestos aparatos enemigos, "no existe 
			evidencia alguna de que ningún proyectil haya dado en el blanco ni 
			de que ningún aparato haya sido derribado" según reza el informe del 
			Cuartel General del Mando de la Defensa de Alaska, referido a dicho 
			incidente.
 
 En su informe al presidente Roosevelt, el general George C. Marshall 
			verifica la autenticidad de la fotografía publicada en el 'Los Angeles Times' y habla por primera vez, en 1942, al referirse a los 
			citados objetos volantes, de "objetos misteriosos".
 
 Misteriosos, volantes, y no identificados. Acaba de nacer, desde 
			este primer sobrevuelo con implicaciones militares de su propio 
			territorio, el misterio de los objetos volantes no identificados 
			como problema de seguridad y de competencia militar para los Estados 
			Unidos. Fecha: 25 de febrero de 1942.
 
 Exactamente diez años después de este misterioso sobrevuelo de la 
			costa californiana, y cuando ya se estaban vislumbrando las 
			implicaciones sicológicas del fenómeno
 
				
				—"Transmití hoy al Consejo de 
			Seguridad Nacional una propuesta en la que se concluye que los 
			problemas relacionados con objetos volantes no identificados parecen 
			tener implicaciones tanto para la guerra sicológica como para 
			Inteligencia y Operaciones"—,  
			le escribió en aquella época y en un 
			memorando interior el director de la CIA, Walter B. Smith, al 
			director de su Gabinete de Estrategia Sicológica, el problema de los 
			objetos volantes no identificados preocupaba muy seriamente a los 
			servicios de Inteligencia norteamericanos, como a continuación 
			veremos. 
				
				"El problema OVNI excede el nivel de las responsabilidades 
			individuales del departamento de Inteligencia Científica de la CIA, 
			y es de tal importancia que merece la competencia y la acción del 
			Consejo de Seguridad Nacional". 
			Este párrafo figura en un memorando interior de la CIA dirigido al 
			Director de dicha Agencia y firmado por H. Marshall Chadwell, 
			Director Adjunto del departamento de Inteligencia Científica, con 
			fecha 11 de septiembre de 1952.
 La CIA fue creada en 1947, y ya de septiembre de dicho año data el 
			primer informe OVNI que recogen sus archivos, de acuerdo con la 
			documentación que he podido recopilar. Se trata de un informe sobre 
			fenómenos luminosos inusuales observados en Tashkent, en el 
			Uzbekistán (URSS). Desde el mismo año de su creación, la agencia de 
			inteligencia americana viene por lo tanto recopilando información 
			sobre el fenómeno OVNI.
 
 Paralelamente, a lo largo de estos holgados 30 años, las fuentes 
			oficiales le han venido repitiendo a la opinión pública que los OVNI 
			no existen, que son fantasías, que hay que borrarlos de la mente 
			porque es ridículo dar crédito a su existencia. Pero por mucho que 
			se le dijera que era ridículo, la gente seguía viendo OVNIS. Así 
			nació —porque las explicaciones no encajaban con la realidad— el 
			mito del archivo de la CIA, ya que para que se le negara a la gente 
			lo que estaba viendo con sus propios ojos, debía de tratarse de algo 
			que estaba recibiendo un tratamiento extremadamente secreto.
 
			  
			Por lo 
			tanto, nadie mejor que la CIA debía estar al corriente de lo que se 
			estaba cociendo. El fenómeno OVNI llegó a ser así un tema que 
			originaba recelo, acusaciones y controversias constantes durante los 
			últimos treinta años. ¿Qué sabe la CIA acerca de los OVNI? ¿Qué nos 
			dice y qué nos está ocultando?.
 
			
			LA CIA EN EL BANQUILLO
 
			Para despejar estas incógnitas, parte de la comunicación ufo1ógica 
			norteamericana se acogió en los últimos años a la FOIA (Freedom of 
			Information Act = Ley sobre Libertad de Información), para demandar 
			judicialmente a la CIA y a otras agencias de inteligencia y 
			departamentos militares para que sacaran a la luz pública la 
			documentación oficial que sobre el fenómeno OVNI albergan sus 
			archivos. Destacado impulsor de esta iniciativa judicial es el Ground Saucer Watch (GSW), dirigido por 
			William H. Spaulding. 
			Transcribo a continuación íntegra la declaración del portavoz de la 
			CIA ante el tribunal federal ante el que se presentó la demanda.
 
 Dado este paso, me he servido de diversos canales para obtener 
			directamente de las distintas fuentes originales la máxima cantidad 
			posible de copias de documentos que —relacionados siempre con el 
			fenómeno OVNI— alimentan a los archivos oficiales —militares y de 
			inteligencia— americanos. La suma de este material documental puede 
			dividirse en tres grandes grupos primarios:
 
				
				a) Correspondencia y 
			memorandos procedentes de los archivos de la CIA 
				b) Informes de 
			avistamientos procedentes de los archivos de la CIA 
				c) Documentos 
			militares y de inteligencia procedentes de los archivos de otros 
			departamentos oficiales americanos 
			En cuanto a la evaluación del material obtenido, salta a la vista 
			inmediatamente que una gran cantidad de documentos siguen encerrados 
			en los archivos oficiales. Tanto la CIA como las demás agencias 
			sondeadas, han soltado únicamente una parte de sus archivos. 
			Concretamente la CIA reconoce que ha retenido como clasificados 57 
			documentos, acogiéndose a las exenciones a que le autoriza la Ley 
			sobre Libertad de Información.  
			  
			Entre estos 57 documentos pueden 
			perfectamente hallarse aquellos que hacen referencia a los supuestos 
			subterráneos en que, en la base aérea de Wright-Patterson, los 
			americanos tienen supuestamente bajo custodia los restos de algunos 
			OVNI accidentados, así como aquellos otros que se refieren a la hipótesis de que los americanos conservan bajo 
			refrigeración los 
			cuerpos de un número indeterminado de miembros de tripulaciones 
			OVNI, en un emplazamiento secreto de la base aérea de Langley, cerca 
			de Norfolk, en Virginia.
 Pero este número suministrado por la CIA de 57 documentos retenidos 
			no puede en modo alguno responder a la verdad. Ya que, a tenor de lo 
			que han entregado, es de 1ógica suponer que han trabajado también, 
			con muchísima mayor razón, con otros incidentes OVNI, de los que sin 
			embargo no hay constancia en estos bloques de documentación dados a 
			publicidad.
 
			  
			Lo que sigue aún encerrado en los archivos de la agencia 
			de inteligencia y en otros departamentos militares y de inteligencia 
			tiene necesariamente que ser muchísimo más que estos 57 documentos 
			que mencionan. Sobre todo se aprecian considerables lagunas, como si 
			hubieran escogido diversos bloques de información de distintas 
			épocas, y repentinamente entre estas épocas aparecen enormes huecos, 
			que en ocasiones pueden suponer varios años seguidos en que no se 
			fecha ni un solo informe sobre OVNI.  
			  
			Encuentro a faltar muchos 
			informes de incidentes OVNI bien conocidos por todos los ufólogos y 
			que sin embargo no se reflejan en estos archivos, lo que —insisto— 
			carece de toda lógica. Como carece de ella también el que no se 
			mencione una sola línea sobre las circunstancias que acompañaron el 
			derribo en mayo de 1960 del avión-espía americano U-2 sobre 
			territorio soviético. Este caso debería haber aparecido precisamente 
			entre esta documentación porque el piloto del U-2, Francis Gary 
			Powers, trabajaba en aquella época para la Agencia Central de 
			Inteligencia americana y porque su derribo se vio rodeado en el aire 
			de fenómenos no explicados, según él mismo manifestó entonces.
 
			
			3 MOTIVOS PARA EL SECRETO
 
			De todas formas, estas lagunas y la ausencia de documentos clave las 
			explica el propio Robert E. Owen, consejero y asesor de la Oficina 
			del Consejo General de la CIA, responsable de la revisión de la 
			información del Directorio de Operaciones de la citada agencia, a 
			quien se encargó la revisión de los documentos que debían ser 
			entregados en el marco de la Ley de Libertad de Información. Owen 
			declara claramente que se retienen todos aquellos documentos que,
 
				
					
					a) 
			contienen información que debe ser objeto de una protección 
			constante 
					b) revelan las fuentes y métodos de obtención de 
			información de la CIA 
					c) revelan datos de la organización, las 
			funciones, los nombres, los cargos oficiales o números del personal 
			empleado 
			Como es lógico pueden reunir alguna o varias de estas 
			cualidades, cantidades para todos los gustos de documentos 
			archivados por la CIA. Son los documentos que no hemos podido 
			obtener.
 Pero aún así, las casi 1.200 hojas de documentación que he podido 
			reunir incluyen informaciones y datos en ocasiones de extraordinario 
			interés para cualquier interesado en el enigma mundial de los OVNI.
 
 Y desde luego se deduce de la documentación revisada que los OVNI 
			merecen la atención especial y continuada de los servicios de 
			inteligencia norteamericanos.
 
 
			
			CORRESPONDENCIA Y MEMORANDOS DE LA CIA
 
			Repasando el bloque de correspondencia y memorandos de la CIA, se 
			confirma en él por ejemplo que en abril de 1949 y en el polígono de 
			tiro de White Sands, un comandante de la Marina que seguía el vuelo 
			de un misil por el teodolito, vió de repente dos discos que 
			maniobraban a alta velocidad alrededor del cohete de prueba, y que 
			en el lapso de un mes tuvieron lugar tres de estas observaciones en 
			White Sands. En sus maniobras, estos objetos volantes desconocidos 
			alcanzaban velocidades de hasta 18.000 millas/hora (más de ¡28.000 
			km/h!), una velocidad, en 1949, absolutamente inalcanzable por el 
			hombre. Y sin embargo eran objetos que maniobraban alrededor del 
			misil.
 
 También nos revelan estos documentos cómo, a partir de 1952, el 
			interés de los servicios de inteligencia americanos se centra no en 
			la averiguación del origen y de la identidad del fenómeno OVNI, 
			sino de la influencia de dicha fenomenología en el público, en el 
			ciudadano estadounidense. Les preocupa el que un elevado número de 
			personas crea en la existencia de platillos, ya que ello conlleva un 
			doble riesgo para su seguridad nacional.
 
			  
			Por una parte, el fenómeno 
			OVNI puede ser empleado desde un enfoque de guerra sicológica. Un 
			país enemigo podría aprovecharse de la continuada aparición de los 
			OVNI para hacer ver que éstos son en realidad inigualables armas 
			secretas suyas. De ahí nacería el impuesto silencio sobre la 
			aparición de OVNI en los cielos de los países del este. Por otra 
			parte, se veía un potencial riesgo en la proliferación de grupos 
			civiles de investigación OVNI.  
			  
			Dado que éstos lograban rápidamente 
			la asociación de gran número de personas extremadamente fieles al 
			grupo, existía el peligro de que una nación enemiga o un grupo 
			terrorista se sirviera de estos grupos de gente en el momento de 
			intentar una acción ofensiva contra los USA. De ahí nació la 
			estrecha vigilancia —absolutamente confirmada en estos documentos— a 
			que fueron sometidos los grupos privados de investigación OVNI y los 
			ufólogos excesivamente incisivos, por parte de los servicios de 
			inteligencia tanto de la CIA como de la USAF.
 En cuanto a la alerta y defensa del territorio estadounidense en el 
			caso de un hipotético ataque aéreo enemigo, se planteaba un nuevo 
			riesgo: si proliferaban y se hacían usuales, normales, familiares 
			estos avistamientos, tanto a simple vista como en las pantallas de 
			radar, podría ocurrir que los mismos actuaran a manera de cortina de 
			humo, que no permitiría discernir entre los que son OVNI y lo que 
			son armas enemigas que han irrumpido en el espacio aéreo 
			norteamericano.
 
			  
			Uno de los puntos críticos que afloran en estos 
			documentos es la necesidad —pero al mismo tiempo imposibilidad— de 
			detectar instantáneamente la naturaleza del objeto volante 
			desconocido que irrumpe en el espacio aéreo americano, para 
			determinar si se trata de un sobrevuelo pacífico o de una acción 
			hostil.
 Con lo cual casi me atrevería a concluir que nos hallamos ante una 
			indirecta confirmación oficial del carácter extraterrestre de los 
			OVNI. Ya que si se tratase de sobrevuelos de vehículos de otra 
			potencia terrestre, ya habrían sido abatidos por los dispositivos de 
			defensa, en este caso norteamericanos. El que esto no suceda es una 
			evidencia de que el fenómeno es de naturaleza muy distinta. Ahí 
			están, además, en los memorandos dirigidos al director de la CIA por 
			su asistente científico, las siguientes palabras:
 
				
				"... algo está 
			ocurriendo y debe tener nuestra acción inmediata. Los detalles de 
			algunos de estos incidentes han sido discutidos por nosotros. El 
			avistamiento de objetos inexplicados a grandes altitudes, viajando a 
			altas velocidades en las cercanías de importantes instalaciones 
			defensivas americanas son de tal naturaleza que no pueden ser 
			atribuibles a fenómenos naturales o vehículos aéreos de tipo 
			conocido". 
			Estábamos aún en 1952. Pocos meses después se reuniría el Panel Robertson, convocado por la 
			CIA para el examen del fenómeno OVNI a 
			cargo de cualificados especialistas. Sus conclusiones fueron que el 
			fenómeno no constituía una amenaza física directa a la seguridad 
			nacional, que no existía ningún indicio de que se tratara de 
			artefactos extranjeros capaces de realizar acciones hostiles, y que 
			no existía tampoco evidencia alguna de que el fenómeno indicara la 
			necesidad de una revisión de los conceptos científicos actuales.
 
			
			PROBLEMA DE SEGURIDAD
 
			Lo que si entrañaba indirectamente el fenómeno era el peligro real 
			que yo apunté más arriba, y que podía inducir a la identificación 
			errónea por parte del personal de defensa de artefactos reales del 
			enemigo, la sobrecarga en los canales de información de emergencia 
			con información "falsa", y —debido a la susceptibilidad del público— 
			la histeria colectiva y la gran vulnerabilidad respecto a una guerra 
			sicológica por parte del enemigo. Esta es la primitiva causa directa 
			del descrédito del fenómeno por parte oficial, de cara a la opinión 
			pública.
 
 Y podemos concluir que hasta hoy esta situación planteada así hace 
			treinta años, no ha cambiado, sino que se ha agudizado más aún, 
			especialmente en los tiempos más recientes en que parece ser que 
			muchísimos gobiernos —incluso los que menos pintan en el contexto 
			mundial— han decidido ya tapar con el secreto hermético la 
			apasionante investigación OVNI. Por encima de todo, lo que le 
			interesa a la inteligencia y a los militares es la detección del 
			riesgo de un ataque y el aprovechamiento del fenómeno a su favor 
			frente al enemigo.
 
 La investigación científica, el contacto con posibles inteligencias 
			de origen no terrestre, es asunto que se queda en un plano muy 
			secundario.
 
 
			
			INFORMES DE AVISTAMIENTOS
 
			Prácticamente todos los informes OVNI que aporta la CIA constituyen 
			información no evaluada, o sea "materia prima" tal y como fue 
			transmitida por los agentes e informadores de la CIA desde distintos 
			países. Los documentos que incluyen la información más evaluada, o 
			sea con las conclusiones a que en cada caso llegaron los consejeros 
			de la CIA, constituyen uno de nuestros próximos objetivos, en lo que 
			a obtención de documentos OVNI que hoy aún siguen estando 
			clasificados, se refiere.
 
 En el primer bloque de estos documentos, que recoge informes 
			directos de avistamientos OVNI, aparecen con marcada preponderancia 
			incidentes acaecidos en la Unión Soviética. Dentro de las hipótesis 
			de origen de los OVNI se barajaba insistentemente en los años de la 
			guerra fría la posibilidad de que fueran armas experimentales rusas, 
			ensayadas bajo las directrices de los científicos alemanes que 
			estaban trabajando desde el final de la guerra en los proyectos 
			soviéticos.
 
			  
			Por esta razón la CIA tenía preponderante interés en 
			reunir información de cualquier nuevo tipo de ingenio volador que 
			pudiera detectarse por aquellas latitudes. Dentro de la 
			absolutamente ilógica irregularidad del material facilitado, destaca 
			aquí por ejemplo el desmesurado interés prestado al avistamiento de 
			un objeto volante no identificado por parte del personal de 
			inteligencia americano durante un viaje en tren de Baku, a orillas 
			del Mar Caspio, hasta Tiflis.  
			  
			Más adelante aparece un informe sobre 
			objetos voladores desconocidos que sobrevolaron Budapest en 
			formación 4-3-4 y a una velocidad de 12.000 km/h. en 1955. En mayo 
			del año siguiente unidades de radar de la base del Comando de 
			Defensa Aérea de Hungría, captaron —sin siquiera intentar su 
			interceptación debido a que no disponían de armamento para ello— 
			objetos volantes desconocidos que en formación volvieron a 
			sobrevolar Budapest a velocidad extremadamente elevada y a unos 
			25.000 metros de altura.
 Hay que señalar que aparte la numerosa documentación OVNI que sigue alin cerradal en los archivos de la 
			CIA, también en muchos de los 
			informes librados han sido suprimidos numerosos párrafos. Hay 
			documentos en que de 7 u 8 párrafos únicamente se ha dejado sin 
			tachar uno, por ejemplo. Los restantes pueden contener información 
			OVNI aún mantenida como clasificada, o bien información clasificada 
			relativa a otros aspectos de inteligencia que no incluyen 
			información OVNI.
 
 Insistiendo en el absurdo reparto del material librado y del 
			material retenido por los asesores de la CIA, aparece por ejemplo un 
			informe sobre el Congreso Internacional de Medicina Espacial 
			celebrado en 1975 en México, informe que alude a una teoría —allí 
			mencionada— de que los campos electromagnéticos están íntimamente 
			asociados con la superconductividad a temperaturas muy bajas, tales 
			como las reinantes en el espacio relacionando esta teoría con el 
			posible sistema de propulsión de los OVNI.
 
 Constando esta información sobre tal congreso, necesariamente 
			debería constar muchísima más información aún sobre el I Congreso 
			del Fenómeno OVNI, celebrado igualmente en México dos años más 
			tarde. Y sin embargo, ni un solo documento se refiere a dicha 
			reunión. Uno de los últimos documentos —cronológicamente— dentro del 
			bloque de informes directos, refiere el avistamiento de una luz no 
			identificada por parte del piloto del vuelo BEA 831 de Moscú a 
			Londres, el 10 de septiembre de 1976. Al pedir la identificación de 
			la fuente de luz a las autoridades soviéticas, éstas le responden al 
			piloto con una respuesta de identificación negativa, sugiriéndole 
			que no hiciera preguntas.
 
 El segundo bloque de informes de la CIA sobre OVNI evidencia la 
			vigilancia permanente a que nos vemos sometidos los medios de 
			comunicación de todo el mundo por parte de los informadores de la 
			CIA, también en lo que toca al fenómeno OVNI. Destacan entre estos 
			informes los que notifican el avistamiento de OVNI sobre las minas 
			de uranio del Congo Belga en 1952, varios informes de avistamientos 
			sobre la península ibérica, y las oleadas sobre el norte de Africa.
 
			  
			Otro expediente informa sobre los experimentos de construcción de 
			"platillos" realizados en el Canadá, a partir de la experiencia 
			acumulada previamente durante la guerra por los ingenieros alemanes, 
			como ya vimos. También a este respecto, otro informe refiere que en 
			1952 fue solicitada en la República Federal Alemana la primera 
			patente relativa a un "platillo volante", por Rudolf Schriever, uno 
			de los antiguos técnicos alemanes que habían trabajado en tales 
			proyectos, quien afirmaba haber perfeccionado un "objeto volante 
			elíptico" tras once años de estudios.  
			  
			Schriever murió a los pocos 
			meses de haber solicitado dicha patente. Por otra parte, vuelven a 
			aparecer en otro documento las altas velocidades desarrolladas por 
			los objetos volantes no identificados. Esta vez se calcularon en 
			10.000 km/h, el 9 de enero de 1954, sobre Suecia.
 Otro bloque recoge informes internos de la CIA relacionados con la 
			información recibida de sus corresponsales. Vuelve a aparecer aquí 
			insistente y repetida información sobre el incidente registrado 
			junto a la vía férrea Bakú-Tiflis. Más adelante me sorprendió 
			toparme con un memorando fechado el 26 de marzo de 1956 y que 
			recomendaba que la Oficina de Inteligencia Científica de la CIA 
			debía mantenerse al tanto de la próxima oposición de la Tierra con el 
			planeta Marte, porque ello daría lugar a espectaculares informes de 
			OVNI.
 
			  
			Un interesante documento refiere el avistamiento de fenómenos 
			aéreos no identificados que coincidieron con el lanzamiento del 
			primer Viking del programa Vanguard, el 8 de diciembre de 1956. El 
			documento relaciona dicho avistamiento con otro presuntamente 
			descrito con anterioridad —pero que no figura en el bloque librado— 
			y que coincidió con el lanzamiento fallido de un cohete Júpiter. 
			Aparece también entre esta documentación, como caso más conocido, el 
			de Socorro, en Nuevo México. Y como casos no divulgados se reflejan 
			avistamientos de OVNI —en algunas ocasiones en formación— referidos 
			por astrónomos rusos en 1967.  
			  
			Otro documento menciona los estudios 
			de Vladimir Mekhedov, del Instituto Mixto de Investigación Nuclear, 
			que evidencian que el objeto que hizo 
			
			explosión en 1908 en el Tunguska siberiana efectuó previamente una maniobra en el aire. 
			Aparece luego una interesante consulta del jefe de la Seguridad 
			Militar de Túnez al informante americano, respecto a la aparición de 
			objetos volantes no identificados en el cielo tunecino en agosto de 
			1976.  
			  
			Finalmente, cabe mencionar el extraordinario incidente 
			registrado en la tarde del 19 de septiembre de 1976 en el cielo 
			iraní, al hacer acto de presencia los OVNI, al norte de Teherán. El 
			informe menciona el absurdo intento de ataque de un F-4 Phantom 
			contra un OVNI, que automáticamente deja bloqueado todo el sistema 
			de armamentos del F-4, y anula además los sistemas de comunicación 
			del mismo. Todo vuelve a funcionar a bordo cuando el F-4 decide 
			alejarse del OVNI.  
			  
			Este documento tiene su importancia porque 
			exactamente lo mismo le sucedió al F-1 Mirage de la base española de 
			Los Llanos de Albacete, cuando en la noche del 11 de noviembre de 
			1979 salió en misión de interceptación del OVNI que habla provocado 
			el aterrizaje de un reactor de la compañía TAE en el aeropuerto de 
			Manises. Y tiene además su importancia porque muestra la evidencia 
			descarada de cómo, mientras a los testigos civiles que habían 
			notificado el avistamiento de un OVNI se les explica que lo que 
			están viendo en el cielo no es más que una estrella, los 
			responsables de la defensa aérea llegan incluso a decidir el ataque 
			al citado objeto desconocido.
 Este es, en definitiva, el resumen de algunos de los documentos OVNI 
			que ha venido archivando la CIA y que —si se saben leer— pueden 
			llegar a decir mucho. ¡Cuánto más no dirán los informes y las 
			evaluaciones sobre el fenómeno OVNI que siguen clasificados en los 
			archivos secretos de los servicios de inteligencia del mundo 
			entero!.
 
 
			
			DOCUMENTOS MILITARES Y DE INTELIGENCIA
 
			Obtuve luego un amplio bloque de documentos OVNI procedente de otros 
			archivos hasta hoy secretos, distintos a los de la CIA. Estos 
			documentos proceden de cuatro fuentes principales: la DIA —Agencia 
			de Inteligencia del Departamento de Defensa—, la Inteligencia Aérea, 
			el Departamento de la Fuerza Aérea (USAF) y el Departamento de 
			Estado.
 
 
			
			LOS ARCHIVOS DE LA DIA
 
			La Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa proporciona 
			información sobre avistamientos —entre otros— de OVNI en la 
			Antártica en el verano de 1965, observaciones notificadas por la 
			Marina argentina y corroboradas por personal de las bases inglesa y 
			chilena de la isla Decepción. También una relación de 26 casos de 
			avistamientos de OVNI registrados sobre España durante el período 
			comprendido entre septiembre de 1973 y junio de 1974. Siguiendo en la 
			península, aparece luego el informe de avistamiento de un OVNI que 
			el 28 de febrero de 1974 describió tres círculos irregulares muy 
			amplios, que abarcaron la totalidad del norte de Portugal y el 
			territorio español y parte del Océano Atlántico.
 
			  
			A pesar de 
			permanecer durante cerca de una hora visible en las pantallas de 
			radar portuguesas, no fue posible identificar el objeto. Un oficial 
			de la Fuerza Aérea portuguesa relató el acontecimiento al agregado 
			del Aire y de Defensa norteamericano en Lisboa. El comentario de 
			éste incluye la siguiente frase :  
				
				"Si es que la observación no fue 
			de origen estadounidense —(se refiere a la posibilidad de que se 
			tratara de un avión espía)— hemos tropezado con algo de suficiente 
			interés y significancia para garantizar la cooperación continua de 
			la Fuerza Aérea portuguesa para determinar el origen de dichos 
			vuelos, si es que volviesen a ocurrir".  
			En abril de 1978, 
			finalmente, se suceden extrañas explosiones en el Canadá , que 
			devastaron edificios, cortaron la electricidad, hicieron saltar los 
			interruptores de la luz y dejaron tres misteriosos agujeros quemados 
			en el suelo. Desde un lugar distante, fueron vistas bolas de fuego 
			que cayeron del cielo en aquella zona. En el informe americano se 
			refleja como las autoridades trataron de restar importancia al 
			incidente, siendo la versión oficial del mismo que un rayo cayó 
			sobre un transformador, explotándose éste y transmitiéndose la 
			energía generada por los cables a las casas vecinas.
 
			
			LOS ARCHIVOS DE LA INTELIGENCIA AÉREA
 
			La Inteligencia Aérea, por su parte, evidencia su interés en el tema 
			al mencionar por ejemplo en un parte informativo fechado el 4 de 
			agosto de 1959, en el que notifica que ha redactado una bibliografía 
			sobre OVNI, basada en fuentes de información del bloque soviético y 
			occidental, entre 1946 y 1959. En lo que al bloque soviético hace 
			referencia, la relación contabiliza 103 entradas. Recordemos en este 
			contexto que exactamente diez años más tarde, Lynn E. Catoe, de la 
			División de Ciencia y Tecnología de la Biblioteca del Congreso, 
			preparó una nueva y exhaustiva bibliografía sobre el tema OVNI por 
			encargo de la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza 
			Aérea.
 
 Finaliza la documentación aportada por la Inteligencia Aérea con una 
			serie de avistamientos de OVNI sobre Finlandia, en marzo de 1960. 
			Donde vuelve a aparecer la ausencia de lógica, al no figurar un solo 
			documento sobre OVNI suministrado por la Inteligencia Aérea desde 
			1960 hasta 1980.
 
 
			
			LOS ARCHIVOS DE LA USAF
 
			El material facilitado por el Departamento de la Fuerza Aérea se 
			abre con un documento que muestra la preocupación y el desconcierto 
			de este Departamento y de otras agencias de inteligencia y de 
			investigación, militares y gubernamentales, sobre la frecuencia con 
			que se suceden fenómenos aéreos no explicados sobre la zona de Nuevo 
			México, de 1948 a 1950.
 
			  
			Sigue el texto completo del informe Fitzgerald, recopilado por el 
			UFO Research Comittee de Akron (Ohio), 
			y que constituye un excelente modelo de negligencia pesquisidora por 
			parte de los informadores de la USAF desplazados al lugar del 
			incidente. El caso Fitzgerald constituía en aquel entonces uno de 
			los comprendidos en el 98'1% de total de informes sobre OVNI que la 
			Fuerza Aérea calificaba de "objetos identificados".  
			  
			Pero el 
			documento evidencia la arbitrariedad de esta calificación, ya que la 
			investigación efectuada por los representantes de la USAF fue 
			incompleta, superficial y absolutamente parcial y carente de todo 
			rigor. Incluye este bloque de documentos un capítulo del estudio 
			sobre OVNI publicado por la Academia de la Fuerza Aérea de los 
			Estados Unidos en el volumen II de su Introducción a la Ciencia 
			Espacial. En este libro de estudio se afirma que las visiones OVNI 
			parecen extenderse a lo largo ya de 47.000 años. Se da como ejemplo 
			fiable el caso del sargento Lonnie Zamora en Socorro (Nuevo México). 
			En el mismo capítulo leemos que,  
				
				"la teoría más estimulante para 
			nosotros es la de que los OVNI son objetos materiales que están, o 
			bien pilotados, o controlados por control remoto por seres que son 
			de fuera de este planeta. Hay ciertas pruebas que apoyan este punto 
			de vista".  
			El capítulo finaliza afirmando que,  
				
				"lo que nos sugieren 
			los datos de que disponemos es la existencia de tres, y tal vez 
			cuatro grupos diferentes de extraños (posiblemente en diversos 
			estados de desarrollo)", que "lo mejor que se puede hacer es 
			mantener una mente abierta y escéptica y no tomar una posición 
			extrema en ninguno de los dos lados de la cuestión". 
			Aparecen luego informes y documentos relacionados con el 
			
			proyecto 
			"Libro Azul" de la Fuerza Aérea y con los 
			
			estudios realizados por el 
			equipo de la Universidad de Colorado dirigido por el Dr. Edward U. 
			Condon, que llegó a concluir que,  
				
				"al tema OVNI se le debe prestar 
			solamente tanta atención como —estrictamente desde un punto de vista 
			de defensa— el Departamento de Defensa lo estime necesario". 
				 
			Donde 
			se corrobora una vez más que a nivel gubernamental el enigma OVNI se 
			contempla casi exclusivamente bajo el prisma militar, mientras que 
			se deja de lado su implicación científica, filosófica, histórica o 
			social. Acaso la documentación más interesante de toda la entregada 
			por el Departamento de la Fuerza Aérea y de toda la que no procede 
			de la CIA, sea la larga lista de informes sobre los sobrevuelos de 
			instalaciones del NORAD, el Mando de la Defensa Aérea de los Estados 
			Unidos, por parte de objetos volantes no identificados, en octubre y 
			noviembre de 1975.  
			  
			Los sobrevuelos se produjeron en las bases aéreas 
			de Malmstrom (Montana), Wurtsmith (Michigan), y sobre la estación de 
			las fuerzas canadienses de Falconbridge (Ontario/Canadá) pero sobre 
			todo causaron revuelo las descaradas evoluciones de los objetos 
			desconocidos en el interior mismo del recinto de la base aérea de 
			Loring (Maine). Las explicaciones oficiales son absolutamente 
			increíbles por infantiles. Hasta consta un documento en que se 
			especula con la posibilidad de que se trate de helicópteros 
			empleados por grupos terroristas para atentar contra las 
			instalaciones de la defensa norteamericana.  
			  
			Tales chismes llegaron a 
			tomar tierra dentro de la misma base aérea del NORAD —precisamente 
			el sistema de alerta y de defensa aérea de los Estados Unidos— y 
			llegaron a permanecer en una posición fija durante casi 15 minutos cerca del perímetro de la 
			base aérea de Loring.  
			  
			Los cazas que 
			salieron en su persecución fueron incapaces de alcanzar ni de 
			identificar a los citados objetos. Y sin embargo los documentos 
			insisten en que se trataba de "helicópteros" (!) no identificados. 
			Si un solo helicóptero extraño es capaz de aterrizar en una base 
			aérea a la que se le ha encargado la defensa aérea del suelo patrio 
			americano, sin ser interceptado ni identificado, y si un solo 
			helicóptero extraño puede permitirse el lujo de permanecer en punto 
			fijo cerca de un cuarto de hora sobre esa misma base de defensa sin 
			ser identificado ni abatido, y si un solo helicóptero demuestra ser 
			en su huída más rápido que los cazas que salieron en su persecución, 
			y cuando además todo esto sucedió en pleno territorio continental 
			americano, o sea en el interior mismo de los Estados Unidos, 
			entonces la invasión de la máxima potencia capitalista, tecnológica 
			y militar de este planeta es, realmente, un juego de niños. No, 
			evidentemente, no eran helicópteros.  
			  
			Ni helicópteros ni ningún otro 
			ingenio pro cedente de otra potencia terrestre. Su entrada en el 
			espacio aéreo estadounidense no fue detectada por el NORAD —que lo 
			detecta absolutamente todo, cuando es de origen terrestre— . Los 
			objetos únicamente fueron advertidos cuando ya se hallaban encima 
			mismo de los enclaves del NORAD. Aún admitiendo como hipótesis 
			—ilógica— que una potencia extranjera lograra hacer llegar hasta 
			allí algún avanzado chisme, lo que es evidente es que allí se habría 
			quedado.  
			  
			Tal vez, remotamente, podría haber entrado en los USA, pero 
			volver a salir es imposible. Una vez más los objetos que se pasearon 
			a sus anchas sobre las instalaciones de la defensa aérea americana 
			fueron de naturaleza distinta a las que nos son familiares. Y para 
			volver a demostrar de paso el interés de la CIA en los objetos 
			volantes no identificados —por mucho que se descalabre en afirmar 
			que no son santo de su devoción— leemos entre la documentación de 
			los sucesos de octubre de 1975 que,  
				
				"la CIA agradeció la información 
			y solicitó que se les informara de cualquier otra actividad 
			adicional de este tipo". 
			
			LOS ARCHIVOS DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO
 
			La documentación extraída del Departamento de Estado recoge 
			distintos telegramas y aerogramas que informan sobre incidentes OVNI 
			y que fueron remitidos a Washington por las Embajadas de los Estados 
			Unidos en el extranjero. Destaca el informe de la caída de una 
			esfera de un metal desconocido de 60 cm de diámetro, en Monterrey 
			(México), en febrero de 1967 y los aerogramas remitidos por diversas 
			embajadas informando —evidentemente en respuesta a una consulta 
			general a nivel mundial (presumiblemente instada por el Dr. Condon) 
			que ya de por sí habla del interés que el tema ofrece para el 
			Departamento de Estado— sobre la situación de la investigación OVNI 
			en el país respectivo.
 
			  
			El aerograma remitido desde Madrid en mayo de 
			1968 comunica que "fuentes oficiales españolas nos informan que no 
			se realizan, actualmente, en España, estudios sobre OVNI". Aunque 
			solo un año antes, por ejemplo, un avión militar de entrenamiento 
			T-33 se topó con un OVNI encima de Talavera y salieron en su busca 
			dos cazas F-86 Sabre.  
			  
			Otro telegrama informa del avistamiento de 
			"extrañas máquinas" en el cielo de Argel en marzo de 1975. El 
			documento refleja cómo el portavoz del gobierno argelino pide 
			explicaciones a los americanos por estas manifestaciones insólitas, 
			y cómo no se traga la cavilación del representante americano de que 
			se trataba de un satélite o del posible reflejo de un proyector 
			eléctrico en la capa de nubes. Pero el mismo Kissinger, en su 
			respuesta, fue incapaz de dar una explicación satisfactoria.
 Porque la explicación del fenómeno OVNI, aparentemente, no está allí 
			donde se pretende que esté.
 
 
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