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			por L. Giacomini 
			
			09 Diciembre 2015  
			del Sitio Web 
			AgenciaSINC 
			
			  
			
			  
			
			 
			 
			Las misteriosas manchas 
			blancas  
			
			que iluminan la oscura corteza 
			de Ceres  
			
			parecen contener sulfatos de 
			magnesio hidratados,  
			
			según indican las imágenes de 
			este planeta enano  
			
			captadas por la sonda Dawn,
			 
			
			que también ha detectado un 
			pozo  
			
			del que sublima hielo y una 
			gélida neblina.  
			
			Otro estudio sugiere que Ceres
			 
			
			podría haberse formado  
			
			en el sistema solar exterior.
			 
  
			
			  
			
			  
			
			
			  
			Cráter Occator 
			de Ceres,  
			
			donde se observan 
			varios puntos brillantes  
			
			y otro cráter 
			interior de unos diez kilómetros de diámetro  
			
			y medio kilómetro de 
			profundidad. 
			
			NASA / JPL-Caltech / 
			UCLA / MPS / DLR / IDA 
  
			
			  
			
			 
			Después de varios meses analizando los enigmáticos puntos brillantes 
			de la superficie 
			de Ceres, el objeto más grande del 
			cinturón principal de asteroides, los científicos apuntan la 
			posibilidad de que sean zonas con sales de magnesio, entre otros 
			compuestos. 
			 
			Un equipo internacional de investigadores, liderado por Andreas 
			Nathues desde el
			
			Instituto Max Planck para la Investigación del 
			Sistema Solar (Alemania), describe e interpreta estas 
			áreas luminosas en un artículo que publican esta semana en Nature. 
			
			  
			
			Los datos los han obtenido con una de 
			las cámaras de la
			
			sonda Dawn, que actualmente orbita 
			Ceres. 
  
			
			 
			Ceres tiene más de 130 
			puntos brillantes  
			
			y un pozo del que sublima
			 
			
			hielo y gélidas neblinas. 
  
			
			 
			Los investigadores han encontrado que aunque la superficie general 
			de este diminuto planeta sea oscura - con un brillo similar al del 
			asfalto fresco - se pueden localizar más de 130 puntos brillantes, 
			con un brillo que oscila entre el del hormigón y el del hielo del 
			océano.  
			
			  
			
			Estos puntos aparecen, sobre todo, en 
			cráteres de impacto. 
			
				
				"Las medidas espectrales sugieren 
				que estas áreas brillantes es probable que se compongan de 
				sulfatos de magnesio hidratados, mezclados con material oscuro 
				del entorno, aunque otras composiciones también podrían ser 
				posibles", reconocen los autores. 
			 
			
			  
			
			  
					
				
			  
			
			  
			
			  
			
			Ceres es
			un 
			planeta enano, con un diámetro de unos 950 kilómetros.
			 
			
			  
			
			Recientemente se ha encontrado vapor de 
			agua en su entorno, lo que ha aumentado el interés de la comunidad 
			científica sobre su composición y ciclo de vida.  
			
			El nuevo trabajo (Sublimation 
			in bright spots on (1) Ceres) aporta ahora nuevos datos. 
			 
			Los autores destacan que el suelo del
			
			cráter Occator (de unos 90 
			kilómetros de ancho y 4 kilómetros de profundidad) contiene un pozo 
			central cubierto por material brillante, que muestra evidencias de 
			sublimación del hielo de agua.  
			
			  
			
			Como resultado aparecen neblinas - 
			probablemente formadas por partículas de hielo o polvo - en el 
			interior de este cráter, que aparecen y desaparecen siguiendo un 
			ritmo diurno. 
			 
			Estos resultados implican que Ceres es el primer gran cuerpo 
			identificado en el cinturón principal de asteroides que muestra 
			actividad de sublimación, como los cometas, una información que es 
			consistente con la idea de que existe un ‘continuo’ en el sistema 
			solar respecto a la composición y contenido de hielo entre los 
			asteroides, los cometas y otros objetos. 
			
				
				"Concluimos que en Ceres debe haber 
				acreción o adición de material más allá de la denominada ‘línea 
				de nieve’, que es la distancia del Sol a la que las moléculas de 
				agua se pueden condensar", apuntan Nathues y sus colegas. 
			 
			
			  
			
			  
					
				
			  
			
			  
			
			  
			
			 
			 
			¿Se originó 
			Ceres fuera del sistema solar? 
			 
			Por otra parte, en el mismo número de la revista Nature aparece otro 
			estudio (Ammoniated 
			phyllosilicates with a likely outer Solar System origin on (1) Ceres) 
			donde se sugiere que Ceres podría haberse formado en el sistema 
			solar exterior.  
			
			  
			
			El artículo se basa en la identificación 
			de minerales en su superficie y lo coordina la investigadora 
			Maria Cristina De Sanctis desde el 
			
			Instituto de Astrofísica y Planetología Espacial en Roma (Italia). 
			 
			Las mediciones espectroscópicas tomadas señalan que los 
			‘filosilicatos amoniacales’ están muy extendidos en la superficie 
			del planeta enano.  
			
			  
			
			Estos resultados sugieren que el 
			amoniaco, incorporado en el planeta, ya sea como materia orgánica o 
			en forma de hielo, pueden haber reaccionado con las arcillas de 
			Ceres durante su formación. 
			 
			El amoniaco helado es estable solo a las temperaturas frías del 
			sistema solar exterior, lo que indica que, o bien Ceres se formó 
			allí antes de llegar al cinturón de asteroides principal, o que 
			objetos del tamaño de guijarros fueron transportados desde esa 
			región y se incorporan luego al cinturón principal de asteroides. 
  
			
			  
			
			
			
			  
  
			
			 
			Dos hipótesis sobre la formación de Ceres:  
			
				
			 
			
			  
			
			  
			
			 
			Referencias 
			bibliográficas 
			
				
			 
			
			  
			
			 
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