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			por Francisco Herranz05 Enero 
			2022
 
			del 
			Sitio Web 
			SputnikNews 
			  
			  
			  
			  
			
			 
			
			© Foto : Pixabay  
			
			Free-Photos
 
			  
			  
			Al cumplirse un año del 
			asalto al Capitolio estadounidense, que dejó cinco muertos y 700 
			imputados, cada vez surgen más voces que advierten sin tapujos de 
			que la victoria de 
			
			Donald Trump en las próximas 
			presidenciales fijadas para noviembre de 2024 podría ser el preludio 
			de una profunda crisis democrática en EE.UU. 
			Algunas de esas opiniones marcan incluso fechas.
 
				
				"Para 2025, la 
				democracia estadounidense podría colapsar, provocando una 
				extrema inestabilidad política interna, incluida la violencia 
				civil generalizada.    
				Para 2030, si no 
				antes, el país podría estar gobernado por una dictadura de 
				derechas". 
			Quien se expresa así, en 
			esos preocupantes términos, es un politólogo e investigador 
			canadiense, 
			
			Thomas Homer-Dixon, doctor en 
			Ciencias Políticas por el prestigioso MIT, y catedrático por la 
			Universidad de Waterloo. 
			El propio Homer-Dixon avisa a quien le lee que no hay que descartar 
			estas posibilidades,
 
				
				"porque parezcan 
				ridículas o demasiado horribles de imaginar", pues en 2014, la 
				sugerencia de que Trump se convertiría en el 45º presidente de 
				EE.UU. también les habría parecido absurda a casi todos. 
				   
				"Pero hoy vivimos en
				un mundo donde lo absurdo se convierte regularmente en 
				realidad y lo horrible es un lugar común", opina el experto. 
			La Presidencia de Trump y 
			el ataque al edificio parlamentario situado
			
			en Washington han evidenciado el 
			debilitamiento fatal de la democracia estadounidense y la extrema 
			polarización política de su sociedad civil. 
			En noviembre pasado, más de 150 profesores de política, gobernanza, 
			economía política y relaciones internacionales hicieron un llamado 
			al Congreso para que apruebe la llamada 
			
			Ley de Libertad de Voto, que 
			protegería la integridad de las elecciones estadounidenses pero que 
			ahora está estancada en el Senado.
 
			  
			Este es un momento de 
			"gran peligro y riesgo", escribieron entonces.  
				
				"El tiempo corre y la 
				medianoche se acerca", añadían en tono sombrío... 
			Lo cierto es que los 
			senadores republicanos han bloqueado por tres veces, desde junio de 
			2021, este proyecto legislativo promovido por los demócratas.  
			  
			La Ley de Libertad de 
			Voto buscaba contrarrestar las restricciones al voto que han 
			impuesto en los últimos meses los republicanos a nivel estatal con 
			la aprobación de 33 leyes en 17 estados que limitan el sufragio de 
			ciudadanos hispanos, afroamericanos y personas con menos recursos 
			económicos. 
			  
			Los conservadores 
			aseguran que su objetivo es frenar irregularidades, pero los 
			demócratas creen que su verdadera meta es acabar con los controles 
			que impidieron a Trump revocar los resultados de las elecciones 
			presidenciales de 2020, en las que ganó el presidente 
			
			Joe Biden. 
			La batalla por el derecho al voto se produce porque, en Estados 
			Unidos,
 
				
				no existe un sistema 
				electoral central... 
			De esa forma,  
				
				cada uno de los 50 
				estados de la Unión fija sus propias normas electorales, lo que 
				hace posible que estas se orienten hacia el partido que ostenta 
				el poder en cada territorio o que existan situaciones aberrantes 
				como el 'gerrymandering', 
				una flagrante manipulación de las circunscripciones electorales 
				de un territorio, uniéndolas, dividiéndolas o asociándolas, con 
				el objeto de producir un efecto determinado sobre los resultados 
				en las urnas. 
			Pero sigamos leyendo la 
			opinión de Homer-Dixon.  
				
				"Hoy, mientras 
				observo la crisis que se desarrolla en Estados Unidos, veo un 
				panorama político y social que destella con señales de 
				advertencia". 
			Al canadiense, que hizo 
			su trabajo de posgrado en EE.UU., no le sorprende en absoluto lo que 
			está sucediendo allí, pues detectó que ya en la década de los 80 se 
			estaba abriendo, 
				
				"una leve grieta en 
				la autoridad moral de las instituciones políticas 
				estadounidenses", 
			...que fueron abriendo 
			con un cincel afilado y un martillo comentaristas y medios de 
			comunicación de derechas. 
				
				"El poder de sus 
				golpes se ha amplificado últimamente a través de las redes 
				sociales y medios como Fox News y Newsmax. 
				   
				Las grietas se han 
				ampliado, ramificado, conectado y propagado profundamente de 
				manera constante en las instituciones una vez estimadas de 
				Estados Unidos, comprometiendo profundamente su integridad 
				estructural.    
				El país se está 
				volviendo cada vez más ingobernable y algunos expertos creen que 
				podría caer en una guerra civil", concluye el académico. 
			Las serias advertencias 
			de Homer-Dixon no son una voz que clama en el desierto.  
			  
			Hace unos días, 
			exactamente el pasado 17 de diciembre, el diario The Washington 
			Post publicaba una opinión firmada por tres ex-generales 
			estadounidenses:  
				
			 
			...y titulada "Los 
			militares deben prepararse ahora para una insurrección en 2024". 
			El documento claramente alarmista arranca diciendo que los militares 
			retirados están cada vez más preocupados por las posibles secuelas 
			de las elecciones presidenciales de 2024 y,
 
				
				"el potencial de un 
				caos letal dentro de nuestro Ejército, que pondría a todos los 
				estadounidenses en riesgo severo".  
			Y añade:  
				
				"Estamos helados 
				hasta los huesos ante la idea de que un golpe tenga éxito la 
				próxima vez". 
			El trío firmante, con 
			largos años de carrera a sus espaldas, apunta que, si ocurre una 
			insurrección como en enero de 2021, el potencial de un colapso total 
			de la cadena de mando, desde su parte superior hasta el nivel de 
			escuadrón, es significativo.  
				
				"La idea de unidades 
				rebeldes que se organicen entre sí para apoyar al comandante en 
				jefe 'legítimo' no puede descartarse", consideran los tres. 
			Eaton, Taguba y Anderson 
			se imaginan, 
				
				un Biden recién 
				reelegido dando órdenes contra un Trump (u otra figura trumpista) 
				que las da como jefe de
				
				un gobierno en la sombra.
				   
				O peor aún, políticos 
				a nivel estatal y federal instalando ilegalmente a un candidato 
				perdedor como presidente del país.  
			Y ante ese contexto de 
			colapso militar, no descartan la posibilidad de una guerra civil, lo 
			que debilitaría al país frente a enemigos y amenazas externas. 
			Ante este negro horizonte, los tres piden que se adopten medidas 
			decisivas.
 
				
				Primero, que rindan 
				cuentas ante la justicia los líderes que inspiraron el 
				lamentable motín ocurrido ahora hace doce meses... 
			También quieren que el 
			Pentágono, 
				
				"identifique, aísle y 
				destituya a los potenciales amotinados", protegiéndose, además, 
				de "los esfuerzos de los propagandistas que utilizan información 
				errónea para subvertir la cadena de mando" y que desarrolle un 
				"juego de guerra",  
			...es decir, unos 
			ejercicios militares, con el escenario de una insurrección 
			postelectoral o de un golpe de Estado para poder identificar los 
			puntos débiles del sistema y actuar sobre ellos. 
			En resumen, la amenaza es real...
 
 
 
			 
			
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