por Manuel Freytas

Informe especial

06 Octubre 2009

del Sitio Web IARNoticias

 

Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.


El desenlace militar de la guerra (latente) EE.UU.-Israel-Irán en Medio Oriente no está determinado por ningún calendario oficial sino por razones que tienen que ver con los intereses estratégicos que juegan en el conflicto.

 

El desarrollo del poder económico-nuclear-militar de Irán es directamente proporcional a una amenaza a la existencia del Estado de Israel y a la supervivencia de los intereses capital-imperialistas-militares de EE.UU. y el eje sionista en la región del Medio Oriente y en todo el planeta.

 

La hora y la fecha del desenlace no es un juego de "acierto conspirativo", sino un emergente (lógico y matemático) de los tres frentes en los que se desarrolla el conflicto.
 

A) La "guerra latente"
La semana pasada, en medio de nuevos rumores de un ataque israelí a las usinas nucleares de Teherán, el clima enrarecido de las relaciones entre EE.UU. e Irán volvieron a tensionar al Golfo Pérsico, una región inflamable y militarizada, donde repercuten, resumido en uno solo, todos los conflictos del Medio Oriente con el petróleo como detonante.

Desde enero del 2006, la mayoría de los medios, analistas y expertos militares de EE.UU. y Europa vienen coincidiendo en que EE.UU., Gran Bretaña e Israel, ya tienen preparado un plan de ataque contra Irán, que se lanzaría luego de agotada la "opción diplomática" en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Según advierten medios árabes, judíos y estadounidenses, todo hace presagiar un desenlace militar activado por la plana mayor israelí que busca - según su propia definición - desactivar la capacidad nuclear de Irán antes de que consiga la bomba, e impedir que Hezbolá siga incrementando sus arsenales militares en Líbano y que Hamás vuelva a solidificarse en Gaza.

Por medio de advertencias constantes, el estado mayor israelí lanza señales claras de que está dispuesto a lanzar un "hecho consumado" (operaciones simultáneas y sincronizadas) contra el eje Irán, Siria-Líbano-Gaza, para implicar a Washington en el conflicto.

Los planes militares en existencia para atacar Irán, fueron revelados por la mayoría de los más influyentes medios norteamericanos así como también los denunciaron los principales medios y analistas europeos que describieron, incluso, un comité especial del Pentágono para ejecutarlo.

En julio de 2008, el entonces jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el almirante Mike Mullen, volvió a reinstalar la cuestión de un conflicto militar con Irán afirmando que el Pentágono ya tenía listos planes opcionales para lanzar una guerra contra la nación islámica.

Pero nadie (salvo unos pocos analistas en los medios alternativos) explica con claridad el porqué y el para qué del conflicto, sus causas determinantes y la complejidad de intereses estratégicos que se encuentran en juego.

Esta situación de ausencia de análisis estratégico (a nivel de la comunicación masiva) convierte el conflicto de Medio Oriente en una especie de torneo de amenazas y réplicas bélicas, donde lo más importante no es la comprensión (el entendimiento) del proceso sino el acierto "conspirativo" de la fecha en que EE.UU. va atacar a Irán, que las agencias y cadenas sionistas convierten falsamente en "información objetiva".
 

 


B) Los frentes simultáneos
Dentro de una síntesis estratégica, la perspectiva del conflicto del eje Irán, Siria, Líbano y Gaza (con Irak como telón de fondo) con el eje EE.UU., Israel, Gran Bretaña, Alemania y Francia (con Rusia y China como potencias "árbitros"), combina tres escenarios fluctuantes y simultáneos:

  1. el frente de "guerra diplomática"

  2. el "frente de "guerra psicológica" (o batalla de la propaganda)

  3. el frente de "guerra militar" (la batalla final por el control estratégico de Medio Oriente)

En forma permanente, el Departamento de Estado y la Casa Blanca, así como el gobierno teocrático de Teherán, juegan a tres estrategias opuestas y convergentes: operaciones psicológicas con versiones y rumores, escalada de presión militar y negociación diplomática, ejecutadas combinadamente.

Las estrategias opuestas y convergentes de Washington y de Irán tienen dos líneas claras: guerra propagandística con acusaciones y amenazas, despliegue militar (presión) y lenguaje bélico de extrema dureza, combinados con ofertas permanentes de negociación diplomática (diálogo).

Tanto Washington como Teherán se valen de esos tres instrumentos simultáneos (la propaganda, la estrategia de presión militar y la negociación diplomática) para dirimir complejos intereses económicos, geopolíticos y militares en juego, cuya permanencia en el tiempo superan a las personas o a los partidos en el gobierno.

En un ámbito de definición estratégica, la "guerra militar" (impulsada por intereses estratégicos y de supervivencia) llegará con el agotamiento inevitable del ámbito de "negociación" en la ONU para estirar el desenlace ("guerra diplomática"), y con el agotamiento de la "guerra psicológica" (disuadir al enemigo para que no ataque antes de tiempo).
 

 


C) La "guerra psicológica"
Para tener más en claro lo que, en estos momentos está pasando en Medio Oriente, hay que imaginar a los dos enemigos centrales (Irán y EE.UU.-Israel) sentados frente a un tablero de ajedrez y enviándose señales y amenazas mutuas antes de comenzar la movida final.

Mientras tanto, y paralelamente con el "frente diplomático" de la guerra en la ONU, los "movimientos y señales militares" forman parte de la acción psicológica que le permiten -tanto a Washington como a Teherán- mensurar y valorar, mediante la resonancia mediática, la repercusión real de un enfrentamiento militar en la opinión pública internacional.

Además, los ejercicios y simulacros militares (con compras de armas y advertencias de ataque) de Irán, Siria e Israel, son simultáneos a los movimientos y las "señales" militares-nucleares de EE.UU. en el Golfo - registrados minuto a minuto por las grandes cadenas internacionales - y se orientan a poder llegar al "desenlace militar" en la posición más ventajosa posible.

  • los ejercicios militares y exhibición de armamento sofisticado por parte de Irán, EE.UU. e Israel

  • la presencia de los tres grupos aeronavales con capacidad nuclear de EE.UU. frente a las costas de Irán

  • los movimientos de tanques y tropas sirias en la frontera

  • las distintas operaciones aéreas y terrestres relámpagos de Israel en Siria, Líbano y Gaza

  • las "advertencias" continuas del régimen de Teherán sobre su reacción militar frente un potencial ataque, etc.,

...son parte de la "guerra psicológica" disuasiva que ambos frentes en conflicto vienen lanzando para ganar tiempo y posicionarse con ventaja en el tablero del desenlace final con la "guerra militar".
 

 


D) La estrategia de la "disuasión"
En el terreno operativo, el juego de la "disuasión militar" (ejercicios militares y ensayos de nuevas armas) le sirve a EE.UU.-Israel, así como a Irán y Siria, para un "testeo de la guerra" con evaluación de los puntos débiles y los puntos fuertes del enemigo.

En este escenario (con los dos enemigos sentados frente al tablero y enviándose señales antes de la partida final), tanto el eje EE.UU.-Israel como el eje Irán-Siria, combinan alternativamente las "amenazas y advertencias" con los llamados a la "mesa de negociación" para evitar el enfrentamiento militar.

Estos chisporroteos compulsivos (y hasta esquizofrénicos) entre las "amenazas de guerra" y los llamados a la "negociación y la concordia" confunde permanentemente a la prensa del sistema y a sus analistas, ignorantes en su mayoría de las estrategias y técnicas básicas de la preparación de guerra militar como resolución final de los conflictos económicos y políticos.

Así la prensa internacional (y sus repetidoras locales a lo largo y a lo ancho del planeta) combina indistintamente la difusión de las amenazas de Ahmadineyad de "borrar a Israel del mapa", con sus (aparentemente) ridículas afirmaciones de que Irán sólo quiere la energía nuclear para "fines pacíficos".

O con las de EE.UU. (con Bush o con Obama) que combinan las amenazas de un "ataque militar devastador" como respuesta al desafío iraní (Bush lo llevó, incluso, al terreno nuclear) con apelaciones permanentes a su vocación de solucionar el conflicto por medio de la "opción diplomática".

O con la de Israel, que combina alternativamente las amenazas constantes de sus funcionarios y militares y sus incursiones sistemáticas en el espacio aéreo de Líbano y Siria, con llamados permanentes a negociaciones de "paz" en Medio Oriente.

Lo que a simple vista parece una actitud esquizofrénica (reflejada a diario por los titulares de la prensa internacional) , no lo es desde el punto de vista de la guerra permanente en todos los frentes que se desarrolla sin cesar desde ambas trincheras en el tablero.

En resumen, "amenazar" (disuadir) o negociar (dialogar) son instrumentos alternativos y de aplicación simultánea que tanto Washington, Tel Aviv, Damasco como Teherán, utilizan para evitar el adelantamiento de una confrontación militar abierta que - inevitablemente - va a surgir cuando los intereses estratégicos en juego colapsen y superen a la negociación y a la disuasión.
 

 


E) Las tres razones estratégicas
Los analistas y periodistas del sistema, por pereza mental y seguridad salarial, la minoría, y por ignorancia estratégica, la mayoría, enfocan el conflicto de Medio Oriente como una puja de "voluntades personales" de los gobernantes y militares de los países involucrados.

En las tesis de la prensa oficial, despojados de sus causalidades (económicas, políticas y militares) determinantes, los niveles de decisión de la "guerra" entre EE.UU. e Irán, quedan en manos de Obama y de Ahmadineyad, administradores eventuales y pasajeros del gobierno de sus respectivos países.

Pero, en los términos de la realidad, la hora y el día del desenlace militar del conflicto no está determinado por una agenda de voluntades, sino por un conjunto de factores (económicos y geopolítico militar) determinantes que van a eclosionar el desenlace militar.

En la escalada del enfrentamiento entre EE.UU. e Irán hay tres ejes centrales predominantes que van a determinar - a la larga o a la corta - una resolución militar del conflicto:

  1. Irán es una pieza clave en el gran tablero de la guerra por el control geopolítico y energético mundial entre EE.UU. y Rusia:

    Frente a sus costas del estrecho de Ormuz transita diariamente más del 40% de todo el petróleo que se consume en el mundo.

     

    Esta situación define a Irán como un aliado privilegiado para Rusia, ya que se convierte en opción válida para el tendido de oleoductos que lleven el petróleo y gas rusos, y el de otras ex Repúblicas Soviéticas del Asia Central (Tayikistán, Uzbekistán, Kazajstán y Turkmenistán), hasta puertos del Golfo Pérsico y desde allí hasta los sedientos mercados mundiales. Irán, junto con Venezuela, Arabia Saudita e Irak, conforma el bloque concentrador de mayor reserva mundial de petróleo.

     

    Además, con las segundas reservas gasíferas del planeta después de Rusia. La asociación estratégica Irán-Rusia, es la carta decisiva de Putin en su guerra comercial-energética con el eje EE.UU.-Unión Europea.


     

  2. Irán es una llave estratégica para el dominio y control militar de la región del Golfo Pérsico y del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico:

    Por su posición geopolítica respecto del estrecho de Ormuz, Irán juega un protagonismo esencial para el dominio y control geopolítico militar de esta estratégica y vital región.

     

    Irán convertido en potencia nuclear, y con su poder militar convencional incrementando con tecnología rusa de última generación, representa el mayor peligro existencial para la hegemonía de dominio militar e intereses de EE.UU. en el Golfo Pérsico y en todo el Medio Oriente.

     

    Además Irán conforma una llave estratégica para el dominio y control militar del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), donde se concentra más del 70% la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la supervivencia futura de las potencias capitalistas del eje USA-UE.


     

  3. El surgimiento de Irán como potencia nuclear-petrolera-islámica pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel y la hegemonía del control imperialista del eje EE.UU.-Israel-Unión Europea en Medio Oriente.

     

    El régimen de Teherán, convertido en potencia nuclear y con un ejército movilizado de 2 millones de efectivos, con misiles de largo alcance (a los que se les podría agregar una cabeza nuclear) que pueden alcanzar Tel Aviv y cualquier ciudad israelí, además de todas las bases militares regionales de EEUU, es una espada de Damocles para la existencia futura del Estado de Israel.

     

    Irán, que controla el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 40% de la producción mundial petrolera, además - con su posibilidad de tener una bomba nuclear - pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel y la supremacía del control económico, geopolítico y militar estratégico del poder imperial USA-UE en la decisiva región del Medio Oriente y del Golfo Pérsico.



F) El desenlace militar
En este escenario, el ataque militar a las usinas nucleares iraníes se torna inevitable, no por el "capricho" o la voluntad de los eventuales gerenciadores en Washington o Tel Aviv, sino como resultante lógico de una ecuación:

El desarrollo del poder económico-nuclear-militar de Irán es directamente proporcional a una amenaza a la existencia del Estado de Israel y a la supervivencia de los intereses capital-imperialistas-militares de EE.UU. y el eje sionista en la región del Medio Oriente y en todo el planeta.

La cuestión no es de naturaleza conspirativa sino matemática.

 

Así como Rusia representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos (vitales para la supervivencia futura del eje USA-UE), Irán es la piedra que hay que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del Medio Oriente y preservar la existencia del Estado de Israel.

El ataque a Irán, se trata, en suma, de una resolución estratégica de frentes de conflicto por el poder mundial y la supervivencia capitalista, que supera a cualquier aventura personal de sus ejecutores de turno.

Con un dato adosado: Israel es el gatillo inevitable del desenlace militar.

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