
	por Manuel Freytas
	
	Informe especial
	18 Mayo 2009
	del Sitio Web 
	IARNoticias
	 
	
		
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			Las razones estratégicas que convierten al "triángulo petrolero" Eurasia-Cáucaso-Medio 
	Oriente en el teatro obligado de la tercera guerra mundial intercapitalista 
	(desarrollada posiblemente con armamento nuclear) por el control de los 
	recursos claves para la supervivencia futura de las potencias capitalistas. | 
	
	
	
	
	
	
	
	En el Gran Tablero geopolítico militar del 
	"orden mundial" vigente, la 
	generación de una próxima guerra intercapitalista (como emergente de 
	diversos teatros de conflicto armado escalonados) cuenta con tres elementos 
	detonantes interactivos:
	
		
			- 
			
			La necesidad de EE.UU. y de las potencias aliadas (eje USA-UE) de generar 
	por medio de un conflicto militar un nuevo polo de desarrollo productivo (economía 
	de guerra) con empleo de mano laboral masiva para superar la crisis 
	financiera recesiva que colapsa las economías del sistema a escala global.
 
 
- 
			
			Asegurar el control militar sobre el petróleo y los recursos estratégicos 
	perecederos del planeta que le asegure su supervivencia como potencia 
	hegemónica.
 
 
- 
			
			Impedir que los enemigos fundamentalistas de Israel y del sionismo 
	cuenten con un gatillo nuclear capaz de lanzar un Apocalipsis sobre sus 
	metrópolis imperiales. 
	
	
	 Estos tres preceptos centrales guían la estrategia exterior de las potencias 
	sionistas del eje USA-UE que utilizan diversas tácticas de "camouflage" para 
	evitar enfrentamientos armados en el gran juego de la diplomacia 
	internacional con que hoy disfrazan sus guerras por áreas de influencia.
Estos tres preceptos centrales guían la estrategia exterior de las potencias 
	sionistas del eje USA-UE que utilizan diversas tácticas de "camouflage" para 
	evitar enfrentamientos armados en el gran juego de la diplomacia 
	internacional con que hoy disfrazan sus guerras por áreas de influencia.
	
	Estas tres cuestiones estratégicas (y de desenlace conflictivo) que definen 
	y priorizan las líneas matrices del orden capitalista internacional en 
	crisis tiene claramente tres protagonistas centrales:
	
		
			- 
			
			EE.UU., Unión Europea y el "eje occidental"
			 
			(bloque dominante del 
	capitalismo que extiende sus tentáculos para apoderarse de los recursos 
	energéticos, rutas y mercados de Eurasia, África y Medio Oriente).
 
 
- 
			
			Rusia, China y el "eje asiático"
			 
			(Bloque del capitalismo emergente que 
			disputa una (por ahora) guerra comercial por áreas de influencia con 
			el eje USA-UE que genera roces y conflictos militares como el de 
			Georgia, en el 
	Cáucaso).
 
 
- 
			
			Irán y el "eje islámico"
			 
			(Bloque de países asentados sobre más 
			del 80% de las reservas mundiales del petróleo y de los recursos 
			estratégicos en disputa). 
	
	Estos tres bloques centrales van a definir (a modo de desenlace, y cuando la 
	crisis económica global se retroalimente con la crisis energética global ) 
	un escenario estratégico de tercera guerra mundial intercapitalista que 
	tendrá como detonante claves los distintos frentes de conflicto que hoy se 
	extienden por Eurasia, África y Medio Oriente.
	
	El elemento fundamental que define y da sustento a la contradicción 
	fundamental (que va a precipitar el desenlace) es el petróleo junto con los 
	recursos estratégicos, como es el caso del agua y la biodiversidad, claves y 
	esenciales para el funcionamiento global del sistema capitalista, cuyas 
	reservas se agotan sin que todavía se hayan conseguido alternativas para 
	sustituirlo.
	
	Todos los conflictos que hoy se desarrollan en el planeta (sean de orden 
	político, militar o social) abrevan en forma subsidiaria en esa guerra 
	subterránea intercapitalista por el control de los recursos estratégicos 
	claves para la supervivencia futura de las potencias capitalistas.
	
	En general, todo los que EE.UU. y la UE presentan como "guerra contra el 
	terrorismo" en los escenarios de Asia, África o Medio Oriente, son 
	conflictos fabricados (por la CIA y los servicios occidentales) como 
	estrategia de posicionamiento sobre determinadas fuentes de recursos o zonas 
	de control geopolítico militar.
	
	Por ejemplo, el exterminio en masa de miles de civiles en Sri Lanka no fue 
	determinado por una guerra contra el "terrorismo tamil" como se intentó 
	hacer creer sino por intereses geoeconómicos y geopolíticos militares 
	estratégicos que tienen que ver con el control del Océano Índico y de las 
	rutas del petróleo. 
	
	 
	
	Tampoco se trató de un genocidio por cuestiones de 
	origen "racial" sino de una matanza sistemática que se encuadró en el 
	escenario de la llamada "guerra energética" que disputa el eje sionista USA-UE 
	con el bloque Rusia-China-Irán por la supervivencia futura.
	
	Lo mismo que hoy sucede en Sri Lanka (y con distintas características), esta 
	sucediendo en Somalia, el Tibet, Sudán, el Cáucaso, Chad, Etiopía, entre 
	otros, donde las potencias arman y financian "guerras civiles" o "guerras 
	religiosas" para justificar intervenciones o invasiones armadas. 
	
	En la realidad (extinguida la Unión Soviética y los procesos de la 
	revolución armada setentista), hoy el sistema capitalista ya no tiene 
	enemigos estratégicos que planteen su reemplazo por otro sistema, y, 
	consecuentemente, todos los conflictos que existentes en los cinco 
	continentes son emergentes exclusivos de las contradicciones y de las 
	competencias intercapitalistas.
	
	
	El sistema capitalista se ha quedado solo, y su dinámica irreversible de 
	destrucción histórica solamente llegará de la mano de sus propias 
	contradicciones (íntercapitalistas) dentro de una dialéctica de "autodestrucción" 
	marcada por la búsqueda de rentabilidad y de la concentración del poder 
	mundial en pocas manos.
	
	En suma, todos los conflictos existentes, son la sumatoria de la lucha de 
	las potencias capitalistas que compiten entre sí por apoderarse de mercados 
	y de recursos estratégicos, ya sea por medio de conflictos armados o de 
	conflictos sociales activados con fines de control político.
	
	El petróleo y el gas (bienes cada vez más escasos y en extinción), el motor 
	de los motores de la economía mundial, configuran el recurso básico esencial 
	para la supervivencia de las potencias centrales y representan el eje 
	detonante estratégico de los conflictos militares en marcha que pueden 
	convertir a Wall Street y a los "mercados" en tierra arrasada y en llamas.
	
	Como producto de los conflictos intercapitalistas por el control del planeta, 
	en el escenario geopolítico militar mundial hay cuatro frentes de inevitable 
	desenlace a corto plazo:
	
		
			- 
			
			La resolución de la 
			
			crisis recesiva mundial 
- 
			
			el ataque militar a 
			las 
	usinas iraníes 
- 
			
			la ampliación del conflicto en Afganistán 
- 
			
			la 
	ocupación militar de Pakistán por EE.UU. 
- 
			
			otro conflicto armado en el Cáucaso o en Eurasia (como parte del teatro de la guerra fría 
			EE.UU.-Rusia)  
- 
			
			un ataque "terrorista" (o varios) similar al 11-S en Europa o 
			EE.UU. (que 
	servirá como argumento justificatorio de acciones militares de EE.UU. y de 
			la OTAN) 
	
	Un nuevo estallido militar de la guerra energética, tanto en el Cáucaso (con 
	Rusia como protagonista) como en 
	Medio Oriente (con Irán como protagonista) 
	se complementa con el cuadro de la crisis económica estructural del sistema 
	capitalista que ya se proyecta con una amenaza de crisis y estallidos 
	sociales con peligro para la gobernabilidad del sistema escala global.
	
	Por las líneas geopolíticas de Afganistán, Pakistán o Irán, se trasmiten y 
	retransmiten los teatros de conflicto que atraviesan la escala comprendida 
	entre Eurasia y Medio Oriente, cuyos desenlaces impactan directamente en las 
	fronteras energéticas ubicadas entre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico, las 
	llaves estratégicas del petróleo y la energía mundial.
	
	Luego de la caída la URSS, EE.UU. y la Unión Europea se abalanzaron sobre los 
	mercados y los recursos energéticos de las ex republicas soviéticas en 
	Europa del Este, y el área caucásica y centroasiática, tradicional esfera de 
	influencia rusa, ampliando su red de accesos y bases militares en toda la 
	región.
	
	La importancia estratégica de Irán, Afganistán y Pakistán, en el tablero de 
	la guerra energética se da por dos razones principales:
	
		
			- 
			
			Tanto Pakistán (un gigante islámico con poder nuclear) y Afganistán (dominado 
	por un conflicto armado con los talibanes) conforman una llave estratégica 
	para el dominio y control militar del llamado "triángulo petrolero" (Mar 
	Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), donde se concentra más del 70% la 
	producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la 
	supervivencia futura de las potencias capitalistas del eje USA-UE.
 
 
- 
			
			
			Irán, que controla el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 40% de la 
	producción mundial petrolera, además - con su posibilidad de tener un bomba 
	nuclear - pone en peligro la supervivencia del Estado de 
			
			Israel y la 
	supremacía del control económico, geopolítico y militar estratégico del 
	poder imperial USA-UE en la decisiva región del Medio Oriente y del Golfo 
	Pérsico. 
	
	Así como Rusia representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica y 
	militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos 
	(vitales para la supervivencia futura del eje USA-UE), Irán es la piedra que 
	hay que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas 
	energéticas del Medio Oriente.
	
	
	
	
	Estas son las razones estratégicas que convierten al "triángulo petrolero" 
	Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente en el teatro obligado de la tercera guerra 
	mundial intercapitalista (desarrollada posiblemente con armamento nuclear) 
	por el control de los recursos del planeta claves para la supervivencia.
	
	Y al final (y si es que queda algo vivo y en pie) los ganadores se 
	repartirán el botín y un nuevo "orden mundial" como en 1918 y en 1945.
	
	EE.UU. solo puede satisfacer un 25% de sus necesidades energéticas (con 
	recursos que se agotan), y la Unión Europea es totalmente dependiente en 
	provisión de gas y petróleo. China (al igual que India, Japón y las 
	potencias asiáticas) necesitan del petróleo y el gas (bombeados 
	principalmente por los corredores rusos) para supervivir como superpotencias 
	industriales.
	
	En consecuencia, como ya dijimos, Rusia, la única superpotencia nuclear que 
	se autoabastece de gas y petróleo (además de controlar la mayoría de las 
	redes euroasiáticas) representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica 
	y militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos 
	energéticos.
	
	Y el gigante petrolero socio de Rusia, Irán, es a su vez la piedra que hay 
	que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas 
	energéticas del Golfo Pérsico y de Medio Oriente.
	
	¿Se entiende porqué hay que destruir a la capital del "eje del mal"?
	
	El desenlace de la tercera guerra mundial no es, en síntesis, un producto de 
	la visión de los profetas sino un resultante histórico (inevitable) de los 
	cálculos matemáticos de la supervivencia capitalista. 
	
	 
	
	Que es la madre de 
	todas las guerras...