CAPITULO 3
LOS MANIPULADORES DE DINERO

Muchos profesores universitarios de historia dirán a sus alumnos que los libros que van a emplear durante el año son "objetivos".

 

Pero deténgase y piense:

¿Es posible escribir un libro de historia sin un punto de vista propio?

Hay millones de eventos que suceden en el mundo cada día. Pensar en escribir la historia completa de una nación, cubriendo aunque sea un año de vida, es algo absolutamente increíble.

No es sólo habilidad de un historiador el escribir una historia "objetiva", que estará limitada por un mero tomo de acontecimientos, sino también por el hecho que la mayoría de los acontecimientos importantes nunca aparece en los diarios y menos en las memorias de alguien. Las decisiones tomadas por los "Big Boys" (Los "Grandes Muchachos") en sus salones de reuniones repletas de humo ni siquiera son informadas por el New York Times, que ostensiblemente publica todas las noticias que caben en sus imprentas. (O, mejor dicho, les hacen lugar a las noticias que quepan.)

Para construir su caso, el historiador debe seleccionar un minúsculo número de hechos del limitado número que le es conocido. Si él no tiene una "teoría", ¿Cómo separa los hechos importantes de aquellos que no lo son?

 

Como el profesor Stuart Crane (http//www.theconspiracy.us/9408/0023.html - http://www.markswatson.com/Audio.html) lo ha destacado, ésta es la causa por que todo libro "comprueba" la tesis del autor.

 

Pero ningún libro es objetivo; y este mismo libro incluso no puede ser objetivo. (Los críticos Liberales gozarían citando esto fuera de contexto.) La información en él es verdadera, pero el libro no es objetivo. Hemos seleccionado cuidadosamente los hechos para probar nuestro caso. Creemos que la mayoría de los otros historiadores ha enfocado el paisaje e ignorado lo más importante: la carreta, el niño y el burro.

La mayor parte de los sucesos que mostramos es fácilmente verificable en cualquiera buena biblioteca. Pero nuestro argumento es que hemos arreglado estos hechos de modo que revelan, con mayor exactitud, su verdadero significado en la historia. Ellos son los acontecimientos que el Establishment no quiere que usted sepa.

¿Ha tenido alguna vez la experiencia de entrar a ver una película de misterio cuando ya han mostrado sus dos terceras partes? Confuso, ¿no?

 

Toda la evidencia parcela mostrar que el mayordomo era el asesino, pero en las escenas finales vemos, ante nuestra sorpresa, que el homicida había sido la esposa del hombre a lo largo de toda la historia. Hay que quedarse y ver el principio de la película. Entonces, a medida que todas las partes vuelven a su lugar, la historia adquiere sentido.

Esto es muy similar a la situación en que se encuentran millones de americanos de hoy. Están confundidos por los actuales acontecimientos en la Nación. Han llegado, se podría decir, cuando la película ya está finalizando. Para que la situación se torne comprensible, es necesario tener la porción de misterio que la antecede. (En realidad, nosotros no estamos comenzando desde el principio, pero volveremos lo suficientemente atrás como para darles sentido a los acontecimientos actuales.)

Para entender la conspiración, es preciso tener alguna noción rudimentaria de la banca y, particularmente, de los banqueros internacionales. Aunque sería una sobre-simplificación atribuirles toda la conspiración a los banqueros internacionales, ellos han jugado, sin embargo, un rol clave.

 

Piense en la conspiración como una mano con un dedo marcado “banca internacional”, otros "fundaciones", "el movimiento antireligión", "Socialismo Fabiano" y "Comunismo". A los banqueros internacionales se refería el profesor Quigley cuando lo citamos anteriormente, afirmando que el objetivo de ellos era nada menos que controlar el mundo a través de las finanzas.

¿De dónde obtienen los gobiernos las enormes sumas de dinero que necesitan?

 

La mayoría viene de los impuestos, por supuesto, pero los gobiernos a menudo gastan más de lo que desean que sus ciudadanos impongan, y, entonces, se ven obligados a pedir préstamos. Nuestra deuda nacional es ahora de US$ 455 mil millones ---cada centavo de eso prestado a interés.

Al público se le hace creer que el gobierno pide préstamos a "la gente" mediante los bonos de ahorro. Realmente, sólo el porcentaje más pequeño de la deuda nacional es sostenido por particulares, en esa forma. La mayoría de los bonos de gobierno, excepto aquellos de propiedad del mismo gobierno a través de los trusts de capitales, son manejados por vastas firmas de la banca, conocidas como bancos internacionales.

En el financiamiento de gobiernos y de reyes, los bancos internacionales, por siglos, han podido hacer grandes sumas de dinero. Dichos operadores se ven, sin embargo, enfrentados a espinudos problemas.

 

Sabemos que las pequeñas operaciones se protegen exigiendo garantía, pero,

  • ¿Qué tipo de garantía se puede obtener de un gobierno o de un rey?

  • ¿Qué sucede si el banquero viene a recaudar y el rey dice: “Fuera con su cabeza”?

El proceso a través del cual uno cobra una deuda de un gobierno o de un monarca no es tema de estudio en las Escuelas de Negocios de nuestras universidades, y la mayoría de nosotros ---sin haber estado nunca en el negocio de financiar reyes---no ha pensado mucho en el problema. Pero hoy un negocio de financiamiento-de-reyes y para aquellos que puedan asegurar la cobranza es, de hecho, un negocio muy lucrativo.

El profesor de Economía Stuart Crane manifiesta que existen dos medios utilizados para garantizar los préstamos a gobiernos y reyes. Cuando una firma de negocios pide prestadas grandes sumas de dinero, su acreedor obtiene un derecho en el manejo de éstas para proteger su inversión.

 

Al igual que un negocio, ningún gobierno puede pedir prestadas grandes sumas de dinero, a no ser que esté dispuesto a dar a su acreedor cierta medida de soberanía como garantía. Por cierto que los banqueros internacionales, que prestan cientos de billones de dólares a los gobiernos de todo el mundo, ejercen una influencia considerable en las políticas de dichos gobiernos.

Pero la ventaja última que tiene el acreedor sobre el rey o presidente es que si el gobernante se sale fuera de la línea, el banquero puede financiar a su enemigo o rival, Por lo tanto, si se quiere quedar con el lucrativo negocio de financiamiento-dereyes, es sabio tener un rival o enemigo a la espera, para sacar de su trono al presidente o gobernante a quien se le otorga el préstamo. Si el rey no tiene enemigo, se le debe crear uno.

Preeminente en este juego fue la famosa Casa de Rothschild. Su fundador, Meyer Arnschel Rothschild (1743-1812), de Francfort, Alemania, dejó a uno de sus cinco hijos en casa para manejar el banco de Francfort y mandó a los otros a Londres, París, Viena y Nápoles. Los Rothschild llegaron a ser increíblemente ricos durante el siglo diecinueve, financiando a los gobiernos que luchaban entre sí.

 

De acuerdo al profesor Stuart Crane:

“Si uno mira hacia atrás, se da cuenta de que-cada guerra en Europa, durante el siglo XIX, terminaba con el establecimiento de una "balanza de poder". Cada vez que se barajaban los naipes, había un balance de poder en un nuevo agrupamiento alrededor de la Casa de Rothschild en Inglaterra, Francia o Austria.

 

Agrupaban a las naciones de tal modo que si cualquier rey se salía de la línea, estallaría un conflicto y el éxito final de la guerra favorecería al que se hubiera dado el financiamiento. Investigando los estados de deuda de las naciones en guerra, generalmente indicarán quién será el castigado."

Describiendo las características de los Rothschild y otros banqueros internacionales de renombre, el Dr. Quigley nos dice que ellos eran diferentes al resto de los banqueros comunes, distinguiéndose principalmente por ser cosmopolitas, estar cerca de los círculos dominantes y, muy en particular, interesados en las deudas internas y externas de los gobiernos.

 

Por todo esto fueron llamados "banqueros internacionales" (Quigley: Tragedy and Hope, p. 52).

Una de las razones fundamentales por las cuales el rol de los banqueros internacionales sufrió un "eclipse" histórico trascendental en la política mundial, es que los Rothschild eran judíos.

 

Los Antisemitas han puesto sus manos en la conspiración, tratando de pintarla como judía. Nada podría estar más lejos de la verdad.

 

Las instrucciones bancarias tradicionalmente anglosajonas de J. P. Morgan y de Rockefeller han jugado un papel clave en la conspiración, sin negar la importancia de los Rothschild y sus satélites.

 

Sin embargo, es tan irrazonable e inmoral culpar a todos los judíos por los delitos de los Rothschild, como lo sería sostener que todos los Bautistas son culpables por los delitos de los Rockefeller.

Los miembros judíos de la conspiración han usado una organización llamada Liga Anti-difamatoria (ver anexo: EL SISTEMA FINANCIERO MUNDIAL Y SUS NÚCLEOS DE PODER) como instrumento para tratar de convencer a todos que cualquier mención a los Rothschild o sus aliados es un ataque a todos los judíos.

 

De esta manera, han hecho callar a casi todos los eruditos sobre los banqueros internacionales, y han convertido esta materia en un tabú dentro de las universidades.

Cualquier individuo o libro que investigue el tema es inmediatamente atacado por cientos de comités de la Liga Antidifamatoria a través de todo el país. La Liga Antidifamatoria nunca ha permitido que la lógica o la verdad interfieran en sus sucias labores altamente profesionales. Cuando no hay evidencia aparente, la Liga Antidifamatoria - que firmemente se opuso al llamado "McCarthismo" - acusa a la gente de ser "antisemitas latentes".

 

¿Se imaginan cómo saltarían y gritarían si alguien los acusara de ser "comunistas latentes"?

Realmente, nadie tiene más derecho para estar disgustado con los Rothschild y su grupo que sus propios camaradas judíos. Los Warburg, parte del mismo imperio Rothschild, ayudaron a financiar a Adolfo Hitler. ¡Habrá pocos o ningún Rothschild o Warburg en los campamentos de prisioneros nazis!

 

Ellos pasaron la guerra sentados en lujosos hoteles de París o emigraron a los Estados Unidos o Inglaterra. Como grupo, los judíos han sufrido muchísimo en las manos de estos buscadores de poder.

Un Rothschild tiene mucho más en común con un Rockefeller que con un sastre de Budapest o del Bronx.

Como la base del imperio de la banca internacional han sido los bonos de gobierno, los banqueros han alentado la deuda gubernamental. Mientras mayor sea la deuda, más alto es el interés.

 

Nada endeuda más a un gobierno que una guerra; y no ha sido práctica, poco común, entre los banqueros internacionales proporcionar financiamiento a ambos lados en los conflictos militares más sangrientos. Durante nuestra Guerra Civil, por ejemplo, el Norte era financiado por los Rothschild a través de su agente americano August Belmont, mientras el Sur era subvencionado por los Erlanger, parientes de Rothschild.

Pero mientras las guerras y revoluciones han sido útiles para los banqueros internacionales, en cuanto a ganar o aumentar la influencia sobre los gobiernos, la llave que lleva a tal dominio siempre ha sido el control del dinero. Usted puede oprimir a un gobierno si lo tiene como deudor; un acreedor está en la posición de exigir los privilegios de un monopolio a su soberano. Los gobiernos buscadores-de-dinero han concedido monopolios en la banca estatal, recursos naturales, concesiones de petróleo y transporte. Sin embargo, el monopolio que los financieros internacionales más anhelaban era el control sobre el dinero de la nación.

Eventualmente, estos banqueros internacionales poseían como corporaciones privadas los Bancos Centrales de varías naciones europeas. El Banco de Inglaterra, el Banco de Francia y el Banco de Alemania no eran propiedad de sus gobiernos respectivos, como casi todos se imaginaban, sino que eran monopolios de propiedad privada concedidos por los Jefes de Estado, generalmente en devolución de préstamos.

 

Bajo este sistema, observa Reginald McKenna, presidente del Midland Bank de Inglaterra,

"aquellos que crean y despachan el dinero y el crédito, dirigen la política del gobierno y tienen en sus manos el destino de la gente".

 

"Una vez que el gobierno entra en deuda con los banqueros, está a su merced. Un ejemplo aterrador fue citado por el London Financial Times del 26 de septiembre de 1921, revelando que en ese tiempo 41 media docena de hombres, en la cumbre de los Cinco Grandes Bancos, podría alterar toda la obra financiera del gobierno si refrenara la renovación de los pagarés de tesorería".

Todos aquellos que han buscado el control dictatorial sobre las naciones modernas han entendido la necesidad de un Banco Central. Cuando la Liga de los Justos contrató al revolucionario autor mercenario, llamado Karl Marx, para que escribiera el impreso de la conquista llamado Manifiesto Comunista, el quinto renglón decía:

"La centralización del crédito en manos del Estado, por medio de un Banco Nacional con capital estatal y un monopolio exclusivo".

Después, Lenin dijo que el establecimiento de un Banco Central era el noventa por ciento de la comunización de un país. Tales conspiradores sabían que no se puede tomar el control de un país sin la fuerza militar, a la vez que esa nación debe poseer un Banco Central a través del cual se pueda controlar su economía.

 

El anarquista Bakunin, sarcásticamente, manifestó acerca de los seguidores de Karl Marx:

"Tienen un pie en el Banco y el otro en el movimiento socialista".

Los financieros internacionales destacan a sus propios hombres al frente de cada banco interna. cional de Europa.

 

El profesor Quigley informa:

"No se debe pensar que estos jefes de los principales Bancos Centrales del mundo eran poderes sustantivos en el campo financiero. No lo eran. Más bien se desempeñaban como agentes y técnicos de los banqueros inversionistas que dominaban en sus propios países, quienes los levantaban o degradaban a voluntad.

 

El poderío financiero absoluto del mundo estaba en manos de estos banqueros inversionistas (también llamados "banqueros internacionales o mercaderes") que permanecían muy escondidos en sus propios bancos privados, sin aparecer en escena. Estos formaban un sistema de cooperación internacional y dominio nacional, que era más privado, más poderoso y más secreto que las actividades de sus agentes en los Bancos Centrales".

(Quigley, op. cit., pp. 326-7).

El doctor Quigley también revela que los banqueros' internacionales. que poseían y controlaban los Bancos de Inglaterra y Francia, mantendrían su poder aun después que aquellos bancos hubieran sido teóricamente socializados.

Naturalmente, aquellos que controlaban los Bancos Centrales de Europa estaban ansiosos, desde un comienzo, por instalar un establecimiento similar en los EE.UU. Desde el principio, los Padres Fundadores estuvieron conscientes de los intentos para controlar América a través de la manipulación del dinero, y por ello se enfrentaron en movida batalla con los banqueros internacionales.

 

Thomas Jefferson le escribió a John Adams:

"... Creo sinceramente, como tú, que los establecimientos bancarios son más peligrosos que los ejércitos en pie ...”

Pero aun cuando América no tenía un Banco Central -después de su abolición por el Presidente Jackson, en 1836-, los financistas europeos y sus agentes americanos se ingeniaron para obtener suficiente control sobre nuestro sistema monetario.

 

Gustavus Myers, en su Historia de tas Grandes Fortunas Americanas, revela:

“Subterránearnente,los Rothschild ejercieron ostensible influencia en el dictado de leyes financieras americanas. Los registros muestran que ellos eran poderosos en el antiguo Banco de los Estados Unidos (abolido por Andrew Jackson)”.

Durante el siglo XIX los principales financieros del metropolitano.

 

Estos a menudo se "cortaban el cuello financiero" el uno al otro, pero a medida que sus víctimas rurales del Oeste se empezaron a organizar políticamente, los "barones ladrones", como se los llamó, vieron que debían trabajar unidos para formar una "comunidad de interés, con el objeto de protegerse de miles de campesinos encolerizados y de próximos competidores".

 

Esta difusión del poder económico fue uno de los principales factores estimulantes de la demanda de un Banco Central, por parte de los futuros monopolistas financieros y comerciantes.

En Años de Saqueo, Proctor Hans1 escribe sobre esta época:

"Entre los Morgan, Kulm-Loeb y otros pilares similares del área industrial no había disposición alguna para estar involucrados en conflictos que llevaran a la dislocación financiera. Por el contrario, apareció una comunidad de interés con resultados que fueron altamente beneficiosos... "

Pero fuera de los principales centros del Este, la mayoría de los banqueros americanos y sus clientes aún desconfiaban del método de Bancos Centrales.

Para mostrarles a las regiones interiores del país que necesitarían un sistema de Bancos centralizados, los banqueros internacionales crearon una cadena de pánicos como demostración de su poder -una advertencia de lo que pasarla si los otros banqueros no entraban en línea.

 

El hombre a cargo de conducir estas lecciones era J. Pierpont Morgan, americano de nacimiento pero educado en Inglaterra y Alemania. Muchos se refieren a Morgan, incluyendo al Congresal Louis MacFadden (un banquero que encabezó la Casa de Banca y el Comité de Circulante por diez años), como el agente americano más importante de los Rothschild ingleses.

A comienzos de siglo, ya J. P. Morgan era una experta mano en la creación de pánicos artificiales.

 

El Senador Robert Owen, coautor del Acta de Reserva Federal (quien más tarde se lamentaba de su papel), rindió testimonio ante un Comité del Congreso, que el banco de su propiedad recibía instrucciones de la Asociación de Banqueros Nacionales, entre ellas la que llegó a ser conocida como "Circular del Pánico de 1893", en la que se decía:

"Usted retira de una vez la tercera parte de su circulante y recogerá la mitad de sus préstamos".

El historiador Frederick Lewis Allen nos cuenta, en la revista Life del 25 de abril de 1949, del rol que jugó Morgan en difundir rumores acerca de la insolvencia del Banco Knickerbocker y de la Trust Company of America, rumores que causaran el pánico de 1907.

 

En respuesta a la pregunta:

"¿El pánico fue precipitado por Morgan?", Allen informa:

 

"Oakleigh Thorne, el presidente de ese singular Trust, testimonió ante un Comité del Congreso que su banco se vio obligado a hacer solamente retiros moderados.... que no había solicitado ayuda, y que la declaración (de Morgan) había sido el leitmotiv desencadenante de la corrida en su banco. Partiendo del testimonio anotado y de las medidas disciplinarias adoptadas por el Banco de Liquidación contra los bancos Heinze, Morse y Thomas, algunos cronistas llegaron a la original conclusión de que Morgan manejó hábilmente las inestables condiciones financieras del otoño de 1907, precipitando el pánico.

 

Luego orientó este movimiento en orden a liquidar la banca rival y consolidar las entidades financieras que giraban en la órbita de sus intereses."

Cumplida esta finalidad, Morgan puso fin al pánico por él creado.

 

Sobre el particular, Frederick Allen anota:

"La lección del pánico financiero de 1907 fue decisiva, pero hubo que esperar aproximadamente seis años para que en Estados Unidos se legislara para implantar normas que evitaran, en el futuro, un caos similar. En todo caso, era evidente que en Norteamérica se necesitaba con urgencia un sistema de bancos centralizados... "

El hombre que debla jugar la parte más significativa en proveer a América de un Banco Central fue Paul Warburg, quien, con su hermano Félix, había inmigrado a los Estados Unidos desde Alemania en 1902 (Ver Cuadro 4). Dejaron a su hermano Max (después uno de los mayores financieros de la Revolución Rusa) en Francfort, para que manejara el banco de la familia (M. N. Warburg y Compañía).

Paul Warburg casó con Nina Loeb, hija de Salomón Loeb, de' Kuhn, Loeb y Cía., la firma de banqueros internacionales más poderosa de América. Su hermano Félix se casó con Frieda Schiff, hija de Jacob Schiff, el poder dirigente detrás de Kuhn, Loeb.

 

Stephen Birmingham escribe en su libro Nuestra Multitud:

"En el siglo XVIII los Schiff y los Rothschild compartían una casa doble en Franefort. Se decía -que Schiff compró la sociedad de Kuhn-Loeb con dinero de Rothschild".

Paul y Félix Warburg llegaron a ser socios de la Kuhn, Loeb y Compañía.

En 1907, el año del pánico precipitado por Morgan, Paul Warburg empezó a utilizar casi todo su tiempo en escribir y dar clases sobre la necesidad de una "reforma bancaria". Kuhn, Loeb y Compañía tenía suficiente espíritu cívico sobre la materia como para mantenerlo a un sueldo de US$ 500.000 anuales con el objeto que entregara ,u tiempo, durante seis años, al "bien público".

Trabajando con Warburg en la promoción de la "reforma bancaria" estaba Nelson Aldrich, conocido como el "corredor del Buró de Morgan en el Senado". Abby, hija de Aldrich, casó con John D. Rockefeller Jr. (el actual Gobernador de Nueva York recibió el nombre de su abuelo materno).

Después del pánico de 1907, Aldrich fue nombrado jefe de la Comisión Monetaria Nacional por el Senado.

 

Aunque no tenía conocimientos técnicos de la banca, Aldrich y su séquito gastaron casi dos años y US$ 300.000 del dinero de los depositantes, siendo "paseados y bailados" por los propietarios de los Bancos Centrales de Europa, recorriendo el continente "para estudiar" la banca centralizada.

 

Cuando la Comisión volvió de su lujoso festín, no llamó a reunión ni dio informe alguno por cerca de dos años. Pero el Senador Aldrich estaba ocupado "arreglando" las cosas. Junto con Paul Warburg y otros banqueros internacionales, sostuvo una de las reuniones secretas más importantes en la historia de los Estados Unidos.

 

El agente de Rockefeller, Franck Vanderlip, admitió en sus Memorias muchos años más tarde:

"A pesar de mis ideas acerca del valor que tiene la mayor publicidad para los asuntos de las corporaciones, hubo una ocasión, cerca del cierre del año 1910, en que yo era tan reservado -de hecho tan sigiloso-como cualquier conspirador... No creo que sea exagerado hablar de nuestra expedición secreta a la Isla Jekyll, a propósito de lo que eventualmente sería el Sistema de Reserva Federal."

La reserva estaba bien garantizada. El control sobre toda la economía estaba en juego.

 

El Senador Aldrich había despachado invitaciones confidenciales a:

  • Henry P. Davison, de la J. P. Morgan y Cía.

  • Franck A. Vanderlip, presidente del National City Bank, de propiedad de Rockefeller

  • A. Piatt Andrew, Segundo Secretario de la Tesorería

  • Benjamín Strong, de la Banker's Trust Company, de Morgan,

  • Paul Warburg

Todos ellos lo debían acompañar a la Isla Jekyll, Georgia, para escribir las recomendaciones finales del informe de la Comisión Monetaria Nacional.

Jekyll Island

La gloriosa historia de Jekyll, la más al sur de Las Islas Doradas, comenzó en 1886, cuando la isla fue comprada por un grupo de familias adineradas como lugar privado de retiro. Para 1900, en la lista de socios del Jekyll Island Club figuraban los Rockefellers, los Morgans y los Goulds. El Club cerró sus puertas en 1942 y Jekyll fue comprada por el estado de Georgia en 1947.

Hoy, esta era de la historia de Jekyll puede ser revisitada de manera espectacular haciendo en tranvía la gira turística del Distrito Histórico, el cual comprende muchas de aquellas opulentas mansiones a las que sus dueños llamaban "casitas de campo".

El distintivo de Jekyll son sus kilómetros de hermosas playas de arena blanca. Y sus más de 63 hoyos de golf, un complejo de canchas de tenis cubiertas y al aire libre, un parque acuático, malecones para pescar, esquí, acuático, marinas, restaurantes, tiendas y eventos musicales. Los alojamientos son tentadoramente variados, incluyendo elegantes lugares de veraneo, propiedades a orillas del Océano e incluso camping. La isla Jekyll, en otros tiempos paraíso de la élite, es ahora la atracción de todos.

En torno a lo que ocurrió en la Isla Jekyll, B.C. Forbes escribe en su Men Who Are Making America:

"Después de una discusión general, se decidió redactar una serie de principios amplios, en los cuales todos estuvieron de acuerdo. Todos los miembros del grupo votaron por el Banco Central, considerándolo como la piedra angular ideal para cualquier sistema bancario".

(p. 399)

Warburg puso de relieve que el nombre de “Banco Central” debía ser evitado a toda costa. Se decidió promover el esquema como un sistema de "Reserva Regional", con cuatro (después doce) ramas en diferentes secciones del país. Los conspiradores sabían que el Banco de Nueva York dominaría al resto y que sería un "elefante blanco" de mármol para desilusionar al público.

De la reunión de la Isla Jekyll, salieron definitivamente elaborados el Informe de la Comisión Monetaria y la Ley Aldrich.

 

Warburg había propuesto que la ley se designara como "Sistema de Reserva Federal", pero Aldrich insistió en que el público asociaba ya su nombre con la reforma bancaria, y sería motivo de sospecha si, inopinadamente, se presentaba la ley sin el patronímico Aldrich. Sin embargo, el nombre de Aldrich, vinculado a la norma legal, resultó ser el beso de la muerte, pues era obviamente evidente que todo proyecto con su patrocinio representaba el pensamiento de los banqueros internacionales.

Cuando la Ley Aldrich no pudo avanzar en el Congreso, una nueva estrategia debió ser ideada. El Partido Republicano estaba conectado con Wall Street muy de cerca. La única esperanza para un Banco Central era disfrazarlo y hacerlo pasar, a través de los Demócratas, como una medida para despojar a Wall Street de su poder. La oportunidad para hacer esto vino con la proximidad de la elección presidencial de 1912.

 

El Presidente Republicano, William Howard Taft, se habla opuesto a la Ley Aldrich y parecía seguro para la reelección, hasta que el predecesor de Taft, su camarada el republicano Teddy Roosevelt, buscó el apoyo del Partido Progresista.

 

En America's 60 Families, Ferdinand Lundberg reconoce:

"Tan pronto Roosevelt expresó que nuevamente desafiaría a Taft, la derrota del Presidente fue inevitable. A través de la pelea de tres-esquinas (TaftRoosevelt-Wilson), Roosevelt tuvo a Munsey (Frank, agente de Morgan) y a Perkins (George) constantemente a sus pies, proporcionándole dinero, revisando sus discursos, trayendo a gente a Wall Street, para ayudar, y, en general, llevando todo el peso de la campaña contra Taft..."

"Perkins, y J. P. Morgan y Cía. eran la médula del Partido Progresista; todo lo demás era una mentira..."

 

"En pocas palabras, la mayoría de los fondos de la campaña de Roosevelt eran proporcionados por los dos hombres de Morgan que buscaban la cabeza de Taft."

(pp. 110-112.)

El candidato Demócrata, Woodrow Wilson, era igualmente de propiedad de Morgan.

 

El doctor Gabriel Kolko, en su The Triumph of Conservatism, informa:

"A fines de 1907, él (Wilson) apoyó la Ley Aldrich sobre la banca, y se sintió orgulloso por el rol que jugó Morgan en la sociedad americana"

(p. 205).

De acuerdo a Lundberg:

"Durante veinte años antes de su nombramiento, Woodrow Wilson se había movido a la sombra de Wall Street."

(p.112.)

Woodrow Wilson y Teddy Roosevelt asombraron al país tratando de eclipsarse el uno al otro, con denuncias floridas (e hipócritas) sobre el "trust de dinero" de Wall Street - el mismo grupo de los Privilegiados que estaba financiando las campañas de ambos.

El doctor Kolko continúa diciéndonos que, a principios de 1912, la reforma bancaria,

"parecía un informe muerto... El movimiento de la reforma bancaria se había aislado a sí mismo".

Wilson resucitó el informe y prometió al país un sistema monetario libre de la dominación de los banqueros internacionales de Wall Street.

 

Por otra parte, la plataforma Demócrata manifestó expresamente: "Estamos en contra del plan Aldrich por un Banco Central". Pero los "Big Boys" sabían a quién habían comprado.

 

Entre los financieros internacionales que contribuían fuertemente a la campaña de Wilson, además de todos aquellos ya nombrados, estaban:

  • Jacob Schiff

  • Bernard Baruch

  • Henry Morgenthau

  • Thomas Fortune Ryan

  • el editor del New York Times, Adolph Ochs

El perro pastor de los Privilegiados, que controlaba a Wilson y guiaba el programa a través del Congreso, era el misterioso "Coronel".

Edward Mandel House, educado en Inglaterra, hijo de un representante de los intereses financieros de Inglaterra en Sudamérica. Su titulo era honorífico; House tampoco nunca sirvió en el ejército.

 

Era el típico "tirador de cuerdas detrás del escenario", que ejercía control con su influencia secreta. Es considerado por muchos historiadores como el verdadero Presidente de los Estados Unidos durante los años de Wilson.

 

House fue autor de un libro, Philip Dru: Administrator, en el cual sostuvo la necesidad de establecer el "Socialismo como fue soñado por Karl Marx". Como pasos hacia su objetivo, House, en su libro y vida real, recuerda algo sobre el impuesto de renta gradual y de un Banco Central proporcionando una "moneda flexible".

 

El impuesto a la renta graduado y un Banco Central son dos de los diez renglones de el Manifiesto Comunista.

En sus The Intimate Papers of Colonel House, el Profesor Charles Seymour se refiere al "Coronel" como un "invisible ángel guardián" del Acto de Reserva Federal. El trabajo de Seymour contiene numerosos documentos e informes que muestran permanente contacto entre House y Paul Warburg, mientras el Acto de Reserva Federal estaba siendo preparado y timoneado a través del Congreso.

 

El biógrafo George Viereck nos asegura que:

“los Schiff, los Warburg, los Kuhn, los Rockefeller y los Morgan pusieron su fe en House...“

Su fe fue fuertemente recompensada.

Para sostener la ficción de que el Acto de Reserva Federal era "una ley del pueblo", los financistas Privilegiados pusieron una cortina de humo en oposición a ella. Era exactamente el caso del Hermano Conejo, rogando no ser echado al sembrado de agavanzo (escaramujo). Ambos, Aldrich y Vanderlip, censuraron lo que en realidad era su propia ley.

 

Cerca de veinticinco años más tarde, Frank Vanderlip admitió:

"A pesar de que el Plan de Reserva Federal de Aldrich haya sido derrotado cuando llevaba su nombre, sus puntos esenciales estuvieron todos contenidos en el plan que finalmente se adoptó".

Aprovechando el deseo del Congreso, de suspender las sesiones por Navidad, el Acto de Reserva Federal fue votado el 22 de diciembre de 1913, con una votación de 298 contra 60 en la Cámara y en el Senado con una mayoría de 43 contra 25. Wilson había cumplido la promesa que había hecho a los Privilegiados, para poder llegar a la Presidencia.

 

Warburg le dijo a House,

"Bueno, no tiene exactamente lo que queremos, pero lo que falta lo podemos ir ajustando con el proceso administrativo".

Había genuina oposición al Acto, pero ésta no podía igualar al poder de los partidarios de la Ley. El Conservador Henry Cabot Lodge Sr. proclamó con gran visión:

"La Ley, como está, me parece abrirá camino a una vasta inflación de la moneda... No quiero creer que ninguna Ley que sea aprobada haga posible el sumergimiento del patrón oro en una inundación irremediable de papel moneda".

(Informe del Congreso, 10 de junio de 1932)

Después de la votación, el Congresal Charles A. Lindbergh Sr., padre del famoso aviador le dijo al Congreso:

"Este Acto establece el trust más gigantesco de la tierra... Cuando el Presidente firme este Acto, el gobierno invisible del Poder Monetario, cuya existencia ha sido probada en la investigación del Trust del Dinero, será legalizado."

 

"Esta es la Ley Aldrich disfrazada... La nueva Ley creará inflación cuando los trusts quieran inflación... "

El Acto de Reserva Federal fue aclamado, y aun lo es hoy, como victoria de la "democracia" sobre los "trusts de dinero". Nada podría estar más lejos de la verdad.

Todo el concepto de la banca central era manejado por el mismo grupo que se suponía había que despojar del poder. El mito que el "trust de dinero" había sido depuesto, explotó cuando Paul Warburg fue designado al Primer Consejo de Reforma Federal, un Consejo escogido por el "Coronel" House. Paul Warburg abandonó su puesto de US$ 500.000 anuales como socio de Kuhn, Loeb, para tomar uno de US$ 12.000 anuales en la Reserva Federal.

 

Los "accidentalistas" que enseñan en nuestras universidades lo harían creer a usted que Warburg lo hizo por patriotismo. Y el hombre que actuó como Presidente del Banco de Reserva Federal de Nueva York, durante sus primeros años, fue el mismo Benjamin Strong, de los intereses Morgan, quien acompañó a Warburg, Davison, Vanderlíp y otros a la Isla Jekyll, Georgia, para redactar la Ley Aldrich.

¿Cuán poderoso es nuestro "Banco Central"? La Reserva Federal controla nuestra oferta de dinero y tasas de interés y, por lo tanto, manipula toda la economía, creando inflación o deflación, receso o auge, y enviando el mercado de valores hacia arriba o hacia abajo a su antojo.

 

La Reserva Federal es tan poderosa, que el Congresal Wright Patman, presidente del Comité de la Comisión Bancaria, sostiene:

"En los Estados Unidos de hoy tenemos, en efecto, dos gobiernos... Tenemos un gobierno legal, debidamente constituido; otro, independiente, sin control ni coordinación, esto es, el Sistema de Reserva Federal, que maneja todo el poder monetario que, por mandato de la Constitución, le está reservado al Congreso."

¡Ni los Presidentes, Congresales, ni Secretarios de la Tesorería dirigen la Reserva Federal! En los asuntos de dinero, ¡la Reserva Federal los-dirige a ellos!

 

El poder incontrolado de la "Fed" fue reconocido por el Secretario de la Tesorería, David M. Kennedy, en una entrevista para el número del 5 de marzo de 1969 del U. S. News and World Report:

P.: - ¿Usted aprueba las últimas medidas de restricción de crédito?

R.: -   No es mi labor aprobar o desaprobar. Esa es obra de la Reserva Federal.

Y lo que es curioso, el Sistema de Reserva Federal nunca ha sido intervenido y se ha resistido firmemente a todos los intentos por parte del Presidente del Comité de la Comisión Bancaria, Wright Patman, a que sean revisadas sus cuentas (N. Y. Times, 14 de septiembre de 1967).

¿Cuán exitoso ha sido el Sistema de Reserva Federal?

 

Depende de cómo se aprecie la situación. Desde que Woodrow Wilson hizo su juramento, al asumir el cargo, la deuda nacional se ha elevado desde US$ 1 billón a US$ 455 billones. La suma total de interés pagado desde entonces a los banqueros internacionales por sostener esa deuda es tambaleante, llegando a ser ese rédito el tercer mayor ítem en el presupuesto federal.

 

El interés de la deuda nacional es ahora de US$ 22 billones anuales, y ha aumentado fuertemente a medida que la inflación eleva la tasa de beneficio de los bonos de gobierno. Mientras tanto, nuestro oro es hipotecado en Bancos Centrales europeos y toda nuestra plata ha sido vendida.

 

Con la inminente catástrofe económica, sólo un ciego discípulo de la "teoría accidental de la historia" podría creer que todo esto ha ocurrido por coincidencia.

Profesor Carroll Quigley, de las
Universidades de Harvard,
Princeton y Georgetown, escritor
de un libro en que expone el plan
de los banqueros internacionales
para controlar el mundo a la zaga
de los escenarios Políticos y
financieros. Quigley revela planes
de billonaríos para establecer
dictaduras de los super-ricos
disfrazadas como democracias de
los trabajadores.

 

 

J.P. Morgan creó pánico artificial
usado como excusa para pasar el
Acto de Reserva Federal. Morgan
influyó en la participación de los
Estados Unidos en la Primera
Guerra Mundial para Proteger sus
préstamos al gobierno británico.
Financió grupos socialistas para
crear un gobierno centralizado,
todopoderoso, que los banqueros
internacionales, desde las sombras,
controlarían en su ápice. A su
muerte, sus socios ayudaron a
financiar la

Revolución Bolchevique en Rusia.

Cuando el Sistema de Reserva Federal fue impuesto al confiado público norteamericano, se contaba con absolutas garantías de que no habría más ciclos de auge y ruina económicos.

 

Los hombres que, desde detrás del escenario, impulsaban el concepto de Banco Central para los banqueros internacionales, prometieron fielmente que, desde ese momento en adelante, sólo habría crecimiento constante y perpetua prosperidad.

 

Sin embargo, el Congresal Charles A. Lindberg Sr. proclama precisamente:

"De ahora en adelante, las depresiones serán creadas artificialmente".

Así fue cómo el Banco Central se empleó para crear períodos alternos de inflación y deflación, privando al público de vastos beneficios.

Habiendo construido la Reserva Federal como herramienta para consolidar y controlar riqueza, los banqueros internacionales estaban ahora listos para hacer una destrucción mayor. Entre 1923 y 1929, la Reserva Federal extendió (infló) la oferta de dinero en un sesenta y dos por ciento. Mucho de este nuevo dinero fue usado para levantar el mercado de valores a alturas inconmensurables.

Al mismo tiempo que esas enormes sumas de dinero para crédito estaban disponibles, la gran masa empezó a conocer variados cuentos e historias sobre riquezas instantáneas posibles de hacer en el mercado de valores.

 

De acuerdo a Ferdinand Lundberg:

"Para obtener ganancias de estos fondos, el público era inducido a especular, era influenciado por las noticias desconcertantes de los diarios, muchos de los cuales habían sido comprados y pagados por los corredores que operaban en los pools..."

La investigación parlamentaria de la Cámara de Representantes sobre Estabilización del Valor Adquisitivo del Dólar, mostró evidencia, en 1928, que el Consejo de la Reserva Federal estaba trabajando muy de cerca con los jefes de los Bancos Centrales de Europa.

 

El Comité advirtió que una quiebra mayor habla sido planeada en 1927. En un almuerzo secreto del Consejo de la Reserva Federal y de jefes de los Bancos Centrales europeos, el Comité evidenció que los banqueros internacionales estaban apretando la soga al cuello.

Montagu Norman, Gobernador del Banco de Inglaterra, vino a Washington el 6 de febrero de 1929 a conferenciar con Andrew Mellon, Secretario de la Tesorería. El 11 de noviembre de 1927 el Wall Street Journal describía al señor Norman como "el dictador del circulante de Europa".

 

El Profesor Carroll Quigley anota que Norman, cercano confidente de J.P. Morgan, admitió:

"Yo sostengo la hegemonía del mundo".

Inmediatamente después de esta misteriosa visita, el Consejo de la Reserva Federal alteró su política de dinero-fácil y empezó a subir la tasa de descuento. El globo, que había sido inflado en forma constante durante siete años, estaba por explotar.

El 24 de octubre, las plumas chocaron con el ventilador.

 

Escribiendo The United States' Unresolved Monetary and Political Problems, William Bryan reseña lo sucedido:

“Cuando todo estuvo listo, los financieros de Nueva York empezaron a pedir los préstamos a la vista de los corredores en veinticuatro horas. Esto significaba que los corredores y clientes debían vender sus capitales a precios inferiores a los corrientes en el mercado, para pagar sus préstamos.

 

Naturalmente, esto arruinó al Mercado de Capitales y trajo un colapso bancario en todo el país, porque los bancos que no eran de la oligarquía estaban fuertemente involucrados en préstamos a la vista en ese momento, y los fondos bancarios pronto agotaron sus dineros y tuvieron que cerrar.

 

El Sistema de Reserva Federal no vendría en su ayuda, pese a que la Ley le ordenaba mantener un circulante elástico.”

El público inversionista, incluyendo a la mayoría de los corredores y banqueros, sufrió un inmenso golpe con la quiebra, no así los Privilegiados. Ellos estaban fuera del mercado o vendieron anticipadamente, de modo que hicieron grandes ganancias.

 

Los que presagiaban una catástrofe se vieron advertidos de ella por unas declaraciones formuladas por Paul Warburg al Financial Chronicle del 9 de marzo de 1929:

"Si las orgías de la especulación no restringida están permitidas a ir demasiado lejos.... el colapso último es seguro... ; traer al país entero a una depresión general."

Los astutos pudieron después comprar de vuelta estos capitales con un descuento del noventa por ciento.

Pensar que la Quiebra del 29, manejada científicamente, fue un accidente o el resultado de la estupidez, desafía toda lógica. Los banqueros internacionales, que promovieron las políticas inflacionarias y que empujaron la propaganda que bombeaba el mercado de capitales hacia arriba, representaban muchas generaciones de acumulada experiencia como para haber desatinado hacia la "gran depresión".

El Congresal Louis MaeFadden, Presidente de la Comisión Bancaria y Comité de Circulante, comentó:

"No fue accidental (la depresión). Fue una ocurrencia cuidadosamente ideada... Los banqueros internacionales buscaban provocar la desesperación para salir como los gobernantes de todos nosotros."

Aunque no hemos tenido otra depresión de la magnitud de la que siguió a 1929, hemos sufrido desde entonces recesiones regulares. Cada una de éstas ha seguido un período en el cual la Reserva Federal empujó fuertemente el acelerador del dinero, y después dio un golpe estrepitoso en los frenos.

 

Desde 1929, las siguientes recesiones han sido creadas por tal manipulación:

  • 1936-1937 Los precios de mercado cayeron en un cincuenta por ciento

  • 1948 Los precios de mercado descendieron en un dieciséis por ciento

  • 1953 Los precios de mercado declinaron en un trece por ciento

  • 1956-1957 El mercado bajó en un trece por ciento

  • 1957 A fines de año, el mercado cayó en un diecinueve por ciento

  • 1960 El mercado descendió el diecisiete por ciento

  • 1966 Los precios de mercado bajaron en un veinticinco por ciento

  • 1970 El mercado descendió en más de un veinticinco por ciento

El Cuadro 5, basado en el que aparece en una publicación financiera altamente respetada, el Indicator Digest, del 24 de junio de 1969, muestra los efectos de las políticas de expansión o contracción de la oferta monetaria en el Promedio Industrial de la Reserva Federal, según el indicador Dow-Jones.

 

Esta es la forma de cómo el mercado de valores es manipulado y de cómo las depresiones y recesiones son científicamente creadas. Si se tiene conocimiento previo acerca del camino que tomará la política de la Reserva Federal, uno puede hacerse de una tonelada de dinero.

 

Los miembros del Consejo de la Reserva Federal son nombrados por el Presidente por un período de catorce semestres. Como estas posiciones controlan toda la economía del país, son de mucha más importancia que los cargos en el gabinete, ¿pero quién ha tenido conocimiento acerca de estas designaciones, a excepción de la del Presidente Arthur Burns? Estos nombramientos, que deberían ser extensamente debatidos por el Senado, son aprobados en forma rutinaria.

 

Pero aquí, como en Europa, estos hombres son simples figurones puestos en sus posiciones por el mandato de los banqueros internacionales, que financian las campañas presidenciales de ambos partidos políticos.

Y el Profesor Quigley revela que estos banqueros internacionales, que poseían y controlaban los Bancos de Inglaterra y Francia, mantuvieron su poder aun después que aquellos bancos hubieron sido teóricamente socializados.

 

El sistema americano es ligeramente diferente, pero su efecto neto es el mismo, una deuda de incremento sostenido, requiriendo pagos de interés en constante aumento, inflación y depresiones y recesiones creadas en forma periódica y científica.

El resultado final, si los Privilegiados se salen con la suya, será el sueño de Montagu Norman, del Banco de Inglaterra,

"que la hegemonía del mundo financiero debería reinar supremamente sobre todos, en todas partes, como un solo control de mecanismo supernacional".

(Montagu Norman, de John Hargrave, Greystine Press, N. Y., 1942.)

Regresar al Contenido