Pregunta: En su libro 
				asegura que los médicos están observando que los cadáveres 
				humanos ahora tardan mucho en descomponerse. ¿A qué se debe?
 
				
				Respuesta: Es un 
				fenómeno nuevo que me han comentado varios médicos y que aún 
				están estudiando. 
				
				 
				
				Están analizando cadáveres y lo que encuentran 
				es que están llenos de antibióticos, de conservantes... ¿De 
				dónde sale todo eso? 
				
				 
				
				La conclusión es que todo eso viene de la 
				cantidad de antibióticos y conservantes que ingerimos a través 
				de los alimentos que comemos.
 
				 
				
				
				P: Muchos de los 
				alimentos que comemos, ¿están envenenados?
 
				
				R: Sí. Creo 
				que la mayoría de los alimentos que encontramos en las tiendas 
				estándar -  en los supermercados, hipermercados, grandes 
				superficies... -  está envenenado. 
				
				 
				
				Los envenenan para empezar en 
				los campos, donde les ponen los 
				
				fertilizantes, insecticidas, 
				pesticidas, herbicidas y todo eso. Y siguen envenenándoles en 
				
				los procesos industriales de tratamiento de los alimentos. 
				
				 
				
				Esos 
				alimentos envenenados provocan una muerte lenta. 
				
				 
				
				Además intuyo 
				que existe una especie de circuito cerrado que va desde las 
				semillas hasta las medicinas, fármacos para curar enfermedades 
				que se han producido por vegetales tratados con todas esas 
				porquerías. 
				
				 
				
				Si una alcachofa matara de golpe, se prohibiría y 
				punto. Pero los alimentos envenenados matan lentamente, y eso 
				engorda a toda la industria farmacéutica, engorda los 
				hospitales, encarece la sanidad pública. 
				
				 
				
				Yo me pregunto: 
				
					
					¿por 
				qué la gente no dedica más tiempo a buscar comida? 
				
				
				"No tengo 
				tiempo", suelen decir. Si no tienes tiempo de buscar alimentos 
				de calidad enfermarás...
 
				 
				
				
				P: De lo que sí que 
				hay cifras y estadísticas es de que muchos de los cánceres que 
				se registran son producto de una mala alimentación.
 
				
				R: Todos los 
				congresos oncológicos internacionales dan aproximadamente los 
				mismos datos: 
				
					
					El 20% de los cánceres son heredados, genéticos.
					
					 
					
					Y 
				del otro 80% la mitad - es decir, un 40% - depende de la 
				contaminación y la otra mitad, otro 40%, de los alimentos. 
					
				
				
				El 
				40% de los cánceres está producido por las porquerías que hay en 
				los alimentos que ingerimos.
				
				 
				
				
				
				
				P:
				Hay quien advierte de que muchos jóvenes actuales morirán a una 
				edad más temprana que la de sus padres a causa de la mala 
				alimentación...
				
				
				Sí, lo he oído en varios congresos de médicos y nutricionistas. 
				
				
				 
				
				Los chicos de 15, 20, 25 años, si no han tenido unos padres que 
				les hayan enseñado alimentación, morirán más jóvenes que sus 
				padres. España e Italia son los dos grandes países de la dieta 
				mediterránea, de la longevidad. 
				
				 
				
				Pero, ¿dónde están en esos dos 
				países los que llegan a 110 años? 
				
				 
				
				En los pueblos. No están en el 
				centro de Madrid o de Barcelona. Pero sus hijos y sobre todo sus 
				nietos no han aprendido a comer, no tienen ninguna educación 
				alimentaria. 
				
				 
				
				La prueba es que Italia y España son los países con 
				más obesos de Europa. 
				
				 
				
				Mientras suecos, noruegos y daneses han 
				aprendido de lo que éramos nosotros antes y hoy no utilizan 
				grasa de cerdo para cocinar sino aceite extra virgen, nosotros 
				hemos hecho lo contrario. Aquí se venden pastas, sobre todo 
				raviolis, con grasas hidrogenadas.
				
				 
				
				Pero la incultura alimentaria 
				es tal que la gente no sabe que eso es grasa animal.
 
				 
				
				
				P: Y, sin embargo, la 
				televisión está desde hace años repleta de programas de cocina. 
				Tengo entendido que usted aboga por que se prohíban dichos 
				programas. ¿Por qué?
 
				
				R: Porque 
				hacen más mal que bien, porque no son educativos, no enseñan a 
				comer sano. 
				
				 
				
				Yo he visto algunos de esos programas y utilizan 
				materias primas que no tienen ninguna calidad. Les interesa sólo 
				la presentación, el aspecto de un plato. No les interesa la 
				materia prima, no se plantean nunca su calidad. Nunca...
				
				 
				
				De hecho, 
				en el mismo programa de cocina en Turquía, en España, en Francia 
				se ven los mismos tomates, salidos todos de un laboratorio 
				holandés y todos iguales...
 
				 
				
				
				P: Habla usted de 
				incultura alimentaria. ¿Eso cómo se corrige?
 
				
				R: Habría que 
				enseñar cultura alimentaria en las escuelas, ya que las familias 
				se han ido al traste. 
				
				 
				
				Los padres trabajan, no tienen tiempo y, 
				al no haber esa transmisión de la cultura alimentaria, los 
				chicos comen como pueden, lo que encuentran.
 
				 
				
				P: ¿Por qué los 
				alimentos no llevan etiquetas fáciles de entender?
 
				
				R: Porque si 
				supiéramos lo que llevan muchos alimentos no los compraríamos y 
				se hundiría el negocio...
				
				 
				
				El problema del etiquetaje de las 
				materias primas y de los alimentos crea muchas guerras en 
				Bruselas, porque eso depende de Bruselas. 
				
					
					Por un lado están las 
				grandes industrias productoras de alimentos y por el otro los 
				consumidores. 
					 
					
					Y las grandes industrias pueden hacer un lobby 
				mucho más fuerte que los consumidores. 
				
				
				Le pongo un ejemplo: 
				
					
					una 
				salsa de tomate hecha en China es suficiente que llegue a Madrid 
				y una industria de Madrid le ponga la etiqueta para que ya pueda 
				venderse como 'Made in Spain'. 
					 
					
					A veces esa salsa de tomate hecha 
				en China llega en contenedores y aquí sólo se le añade agua y se 
				envasa y en la etiqueta ya puede poner 'Made in Spain'. 
					
				
				
				Es muy 
				perverso y lo peor es que no se cuenta, no se explica. 
				
				 
				
				Los 
				periodistas que están en Bruselas deberían de contar estas 
				cosas.
 
				 
				
				
				P: Por no hablar de 
				las patentes...
 
				
				R: Esa es 
				otra. 
				
				 
				
				Le pongo otro ejemplo: 
				
					
					descubrieron un brócoli con una 
				enorme cantidad de sulforafano, una sustancia 100% 
				anticancerígena, que actúa casi como una medicina preventiva. 
					
					 
					
					Pues una multinacional cogió ese brócoli, que creció en un lugar 
				que por motivos geológicos es rico en sulforafano, estudió el 
				mecanismo por el cual tenía más sulforafano, y mediante 
				manipulación consiguió unos brócolis muy ricos en esa sustancia. 
					
					 
					
					Y patentó ese brócoli, como si fuera 
					'suyo'...
					 
					
					Por supuesto que la 
				multinacional ha hecho un trabajo de investigación, pero ¿cómo 
				se puede patentar un brócoli? 
				
				
				Un día, si por casualidad en un 
				lugar perdido de los Alpes o de los Pirineos, crecen unos 
				brócolis con mucho
				sulforafano, la multinacional denunciará al 
				pobre agricultor diciendo que ha robado sus semillas y que la 
				patente es suya. 
				
				 
				
				Estamos vendiendo la herencia que hemos 
				recibido.
 
				 
				
				
				P: El auge de 
				intolerancias alimentarias que estamos viendo, ¿puede estar 
				relacionado con la mala calidad de los alimentos que comemos?
 
				
				R: Está 
				relacionado con las sustancias añadidas a los alimentos, 
				sustancias que provocan alergias. 
				
				 
				
				El pan bueno raramente, 
				muy 
				raramente, provoca alergia. Pero no se come pan sano. Hay dos 
				multinacionales que pasean los panes preprocesados y congelados, 
				los llevan al supermercado y allí los hornean. 
				
				 
				
				Eso no es pan. 
				
				
				NO-es-pan... Es verdad que el pan bueno es más caro. 
				
				 
				
				Pero comer 
				pan malo se paga de dos maneras: 
				
					
						- 
						
						la primera es tienes que comer 
				más pan del malo para saciarte
 
						- 
						
						la segunda es que lo pagas 
				después en salud: sufres reflujo estomacal, tienes no sé qué en 
				el hígado... 
 
					
				
				
				 
				
				
				P: España se ha 
				convertido en el país con más cultivos ecológicos de Europa, 
				¿no?
 
				
				R: España es 
				efectivamente el primer productor de alimentos ecológicos de 
				Europa. 
				
				 
				
				Pero hasta hace cinco años era el último consumidor de 
				ecológico. Todos los alimentos ecológicos se venden al 
				extranjero. Ahora, de los 28 países de la UE, somos el octavo 
				consumidor. 
				
				 
				
				Es decir: 
				
					
					es el primer productor pero no el primer 
				consumidor. 
				
				
				Almería está llena de invernaderos donde todo lo que 
				se cultiva es ecológico, no híbrido, no estéril. Allí se 
				cultivan lechugas como las que tenía mi abuelo, mi bisabuelo o 
				mi tatarabuelo. 
				
				 
				
				Pero todas las frutas y verduras que se producen 
				en Almería se venden a Alemania.
 
				 
				
				
				P: Pues yo creía que 
				lo que salía de los invernaderos de Almería eran verduras 
				industriales, idénticas las unas a las otras, casi artificiales, 
				que crecían sin tierra...
 
				
				R: Es verdad 
				que crecen sin tierra, los pimientos crecen por ejemplo con las 
				raíces hundidas en una especie de esponja de unos cinco 
				centímetros hecha con un conglomerado de pelos de nueces de 
				coco. 
				
				 
				
				Pero las verduras que se producen en Almería son sanas. 
				
				
				 
				
				Las mismas multinacionales que nos envenenan la comida en 
				Almería investigan procesos para hacer crecer vegetales 
				completamente sanos. 
				
				 
				
				Le pongo un ejemplo: 
				
					
					igual que nosotros 
				tenemos cada año la gripe, cada vegetal tiene una enfermedad 
				típica. 
				
				
				Si los pimientos de los invernaderos de Almería se 
				enferman, los agricultores abren una bolsita y sueltan allí unas 
				arañas que se comen los hongos y bacterias que atacan al 
				pimiento. 
				
				 
				
				El problema es que luego quedan las arañas.
 
				 
				
				P: ¿Y eso cómo lo 
				resuelven?
 
				
				R: Abren otro 
				sobre con capullos de mariposas que han sido manipuladas para 
				comerse sólo esas arañas. 
				
				 
				
				Y como las plantas de pimientos de 
				Almería no son híbridas, no son estériles, necesitan 
				
				las abejas 
				para que hagan la polinización, pero en los invernaderos no hay 
				abejas...
				
				 
				
				Pero han creado unas colmenas de diseño, del tamaño de 
				una caja de zapatos. Los agricultores las abren, salen las 
				abejas y polinizan. 
				
				 
				
				He visto todo eso con mis propios ojos.
 
				 
				
				P: ¿Y esos pimientos 
				son sanos?
 
				
				R: Sí, 
				absolutamente sanos. 
				
				 
				
				Es alucinante, pero las mismas 
				multinacionales que contaminan y enferman por otro lado se 
				prestan a cultivar verduras de manera sana y no precisamente a 
				pequeña escala, sino en superficies enormes. 
				
				 
				
				El único 
				inconveniente que encuentro es que esos pimientos son todos 
				idénticos, porque a través del gota a gota han recibido la misma 
				cantidad de agua, de alimento, de vitaminas... Y eso va a en 
				contra de la diversidad biológica. 
				
				 
				
				Uno va a ciertos pueblos de 
				Navarra, de Sicilia y de Galicia y se encuentra unos pimientos 
				increíblemente buenos. 
				
				 
				
				Son buenos porque han nacido en lugares 
				distintos, han chupado de la Tierra cantidades distintas de lo 
				que necesitan, mientras que en el invernadero todos los 
				pimientos comen exactamente lo mismo en el desayuno, comida, 
				merienda y cena. 
				
				 
				
				Los pimientos de invernadero no sólo son todos 
				idénticos sino que contribuyen a que desaparezca el pimiento de 
				Navarra, el de Galicia y el de Sicilia, y contra eso hay que 
				luchar.
 
				 
				
				
				P: Póngame un ejemplo 
				que explique por qué es importante conservar la biodiversidad...
 
				
				R: Un agrónomo 
				de la FAO me contó que en Texas, donde hay enormes plantaciones 
				de maíz, ese cereal contrajo una enfermedad y los centros de 
				investigación del estado no conseguían descubrir qué enfermedad 
				era. 
				
				 
				
				Enviaron muestras al gobierno federal, pero tampoco dieron 
				con la enfermedad. 
				
				 
				
				Llevaron entonces las muestras a la FAO y 
				allí vieron que en Níger o en Nigeria, no recuerdo bien, había 
				un maíz que tenía los anticuerpos de esa enfermedad. 
				
				 
				
				Si no 
				hubiese existido aquel maíz de toda la vida en Níger o en 
				Nigeria, Texas no habría podido curar la enfermedad de su maíz. 
				
				
				 
				
				Por eso es importante conservar la biodiversidad. En Noruega han 
				enterrado 
				
				un banco de semillas de todo el mundo por si hay un 
				cataclismo. 
				
				 
				
				Está muy bien, pero eso lo han hecho una docena de 
				multimillonarios del mundo. Tienen debajo del hielo polar ártico 
				semillas de más o menos de todo lo que existe hoy en la Tierra. 
				
				 
				
				Pero eso no es de todos, es de 
				
				esa docena de personas. 
 
				 
				
				
				P: Su libro se titula 
				"El Trauma de los Langostinos Tuertos". ¿Qué trauma es ese?
 
				
				R: Hace unos 
				15 años, a las pescaderías llegaron unos langostinos 
				descongelados, pero la novedad es que habían sido pescados y 
				congelados inmediatamente. 
				
				 
				
				Hasta ese momento lo que se hacía era 
				pescar los langostinos, ponerlos en las cajas con 
				
				ácido fénico, 
				llevarlo a tierra y allí congelarlos, envasarlos... 
				
				 
				
				El ácido 
				fénico se quedaba en las cabezas de los langostinos e impedía 
				que éstas se pusieran negras. 
				
				 
				
				Cuando salieron esos langostinos 
				que se congelaban nada más ser pescados me pareció que estaba 
				muy bien, porque se evita el uso del ácido fénico. Durante unos 
				meses incluso compré esos langostinos. 
				
				 
				
				Hasta que un día fui a 
				Brasil y a Ecuador, de donde venían todos esos langostinos, a 
				ver el proceso. 
				
				 
				
				Y descubrí que no son langostinos que están en 
				el mar y los pescan, sino que los crían, están en una especie de 
				viveros de medio metro de profundidad al lado del mar con agua 
				salada. Había kilómetros y kilómetros de viveros y claro, los 
				dueños no podían arriesgarse a perder la cosecha. 
				
				 
				
				Así que lo que 
				hacían era darles antibióticos a esos langostinos.
 
				 
				
				P: ¿Y ese es el 
				trauma de los langostinos?
 
				
				R: No. La 
				cuestión es que se necesita una enorme cantidad de huevas para 
				que esos gigantescos criaderos de langostinos funcionen a pleno 
				rendimiento, y las pobres 'langostinas' no dan abasto. 
				
				 
				
				Pero a 
				alguien que debía ser muy ingenioso y cruel se le ocurrió que si 
				las 'langostinas' sufrían un trauma cuando eran jóvenes, les 
				sucedería lo mismo que les ocurre a las personas: 
				
					
					que madurarían 
				antes...
				
				
				Un niño de cuatro años que ha vivido una guerra crece más 
				rápido que uno que vive en el centro de Madrid, a una niña que 
				la violan a los 6 años madura más rápidamente que quien no ha 
				pasado por un trauma así de horrible. 
				
				 
				
				Y el trauma que 
				descubrieron para los langostinos hembras fue cortarles un ojo. 
				Yo he visto las máquinas por donde pasan continuamente 'langostinas' 
				y se les corta un ojo. 
				
				 
				
				Tras sufrir ese trauma las langostinas 
				crecen rápidamente y ponen huevas antes.
 
				 
				
				
				P: Dice usted que las 
				empresas de armas se han reconvertido en empresas de semillas...
 
				
				R: Así es. 
				
				 
				
				Yo 
				hace unos años me dediqué a hacer el árbol genealógico - digámoslo así 
				- de las pocas multinacionales de semillas que hay 
				en el mundo. 
				
				 
				
				Porque esa es otra: 
				
					
					en los años 70, según datos de 
				la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la 
				Alimentación (FAO), había 7.000 industrias de semillas en el 
				mundo. 
					 
					
					De esas 7.000 ninguna abarcaba más del 1% del mercado 
				internacional. 
					 
					
					Hoy hay sólo dos o tres 
					- según cómo termine lo de 
					
					la fusión entre Bayer y Monsanto 
					- y abarcan el 75%. 
				
				
				Remontándome 
				a sus orígenes vi que muchas de esas empresas fabricaban armas. 
				Hoy se necesitan menos fábricas de armas porque hay armas mucho 
				más potentes. 
				
				 
				
				Así que las empresas que antes fabricaban armas 
				ahora fabrican el arma de todas las armas: 
				
					
					los alimentos...
				
				
				 
				
				P: ¿El que 
				sólo dos o tres multinacionales controlen el 75% del mercado de 
				las semillas significa que se comen ellas todo el pastel?
 
				
				R: El negocio 
				no es la concentración. 
				
				 
				
				El negocio es hibridar las semillas, 
				esterilizarlas para que sean útiles sólo un año y todos los años 
				tengas que comprar la bolsita de semillas. 
				
				 
				
				Cuando todavía eran 
				cinco o seis las multinacionales que había, incluso hubo una que 
				elaboró unas semillas "killer", semillas asesinas, porque al 
				final del ciclo natural de la planta la semilla se 'suicidaba'. 
				
				
				 
				
				Las prohibieron, pero las multinacionales lo han resuelto de 
				manera similar. Si el tomate ese híbrido que venden en la tienda 
				de la esquina lo planto, al año siguiente nacerá, crecerá y dará 
				frutos. 
				
				 
				
				Pero cada año los frutos serán más pequeños, más 
				enclenques y más débiles hasta que, al cabo de tres o cuatro 
				años, tendré que volver a comprar las semillas. 
				
				 
				
				Eso crea una 
				dependencia y hace además que se pierda la biodiversidad. 
				
				 
				
				España 
				e Italia, en los cien años que van desde 1900 hasta el 2000, han 
				perdido el 75% de su diversidad biológica. Y si se pierde una 
				manzana, desaparece para siempre. 
				
				 
				
				No se volverá a tener...