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			06 Julio 2015 
			
			del Sitio Web
			
			ElRobotPescador 
			 
			 
			 
			 
			
			  
  
			
			  
			
			 
			Últimamente, la posibilidad de que un asteroide pueda golpear la 
			tierra, se ha convertido en un tema cada vez más frecuente en los 
			medios de comunicación. 
			 
			En abril se produjo en Italia una conferencia centrada en el tema, a 
			la que acudieron expertos de todo el mundo, y este pasado 30 de 
			junio se celebró el primer "Día 
			de los Asteroides", con el objetivo de concienciar a la 
			opinión pública sobre este peligro potencial. 
			 
			Cada vez más personas en el mundo científico hablan sobre ello y 
			abogan por una preparación ante tal eventualidad. 
			
				
			 
			
			Sea como sea, parece que se seguirá 
			hablando del tema en los próximos tiempos. 
  
			
			 
			
			  
  
			
			 
			Sin ir más lejos, esta pasada primavera, se produjo el 13-17 Abril 
			en Frascati, Italia, una reunión de científicos y astrónomos 
			titulada
			
			Conferencia de Defensa Planetaria, 
			donde se estudiaron las posibles maniobras de actuación ante un 
			asteroide que amenazara la tierra. 
			 
			Para ello se trabajó en la hipótesis de que una gigantesca roca 
			espacial de unos 400 metros de diámetro se dirigía hacia la Tierra, 
			un asteroide de tal tamaño que pudiera destruir una zona del tamaño 
			de Irlanda. 
			 
			Fue una especie de juego de simulación, en el que participaron 
			astrónomos, matemáticos, ingenieros nucleares y físicos. 
  
			
			  
			
			
			
			  
			Participantes 
			en la Planetary Defense Conference 2015 
			
			
			
			Fuente 
  
			
			 
			La simulación preveyó hasta el último detalle con la intención de 
			cómo el mundo respondería ante un asteroide y como podríamos actuar 
			para que la situación no nos cogiera desprevenidos. 
			 
			Al comienzo del juego de simulación, a los participantes se les 
			comunicó que un supuesto asteroide, de entre 140 y 400 metros de 
			diámetro, se había detectado acercándose a la tierra, donde se 
			estrellaría el 3 de septiembre de 2022. 
			 
			Los participantes se dividieron en tres grupos, unos ejercieron de 
			responsables políticos nacionales e internacionales, otros de medios 
			de comunicación y otros de científicos durante cinco días, "jugando" 
			a predecir lo que los humanos podrían hacer ante un evento de este 
			tipo. 
			 
			En el primer año tras el descubrimiento del asteroide (días uno y 
			dos de la simulación), los participantes escucharon que los 
			científicos habían estimado un largo "corredor de riesgo" que se 
			extendía desde el Asia sudoriental hasta Turquía. 
			 
			A medida que el asteroide se movió a través de su órbita, los 
			expertos refinaron sus predicciones, calcularon su tamaño y su 
			probable punto de impacto y aconsejaron a los responsables políticos 
			sobre las diferentes opciones para afrontar la situación. 
			
			  
			
			 
			
			  
			Un asteroide 
			acercándose a la Tierra 
  
			
			 
			Para agosto de 2019 (cuarto día de la simulación), los participantes 
			aprendieron que los políticos mundiales habían acordado disparar 
			seis impactores cinéticos (un método del que hablaremos más 
			adelante), y alcanzaron su objetivo seis meses después. 
			 
			Sin embargo, una nube de escombros luego impidió a los participantes 
			saber exactamente si el proyecto había funcionado, hasta que en 
			enero de 2021 (día cinco de la simulación), se anunció que dos de 
			los seis impactadores cinéticos se habían perdido, que uno había 
			golpeado y fracturado el asteroide, y que otro había provocado que 
			un trozo de asteroide de mantuviera en camino hacia la Tierra, pero 
			oculto a la vista por la luz solar.  
			
			  
			
			Otros dos habían impactado los restos 
			fragmentados del asteroide, desviando el fragmento de mayor tamaño. 
			 
			Al año siguiente (más tarde durante el día cinco de la simulación), 
			los participantes se enteraron de que el fragmento roto seguía 
			precipitándose hacia la Tierra y seguía siendo un peligro 
			significativo. 
  
			
			 
			
			  
  
			
			 
			El fragmento caería en algún lugar de la India, Bangladesh o 
			Myanmar.  
			
			  
			
			Y aproximadamente un "mes" antes de su 
			impacto, los científicos fueron capaces de determinar el tamaño del 
			objeto (aproximadamente 80 metros de diámetro), así como el tiempo 
			probable (9 AM) y la ubicación precisa (Dhaka, Bangladesh, con una 
			población de 15 millones de habitantes). 
			 
			Predijeron que la explosión liberaría 18 megatones de energía: 
			similar a 
			la explosión de 1908 en Tunguska, 
			que arrasó miles de millas de bosque siberiano. 
			 
			Así pues, el ejercicio de simulación terminó en un drama, con una 
			gran roca en llamas golpeando una inmensa y empobrecida ciudad 
			asiática. Dicha simulación llevó a una serie de conclusiones.  
			
			  
			
			Una de las más llamativas es la que dio 
			el astronauta Russell "Rusty" Schweickart, que 
			afirmó:  
			
				
				"Me temo que no hay suficiente 
				instinto de supervivencia colectiva como para superar las 
				diferencias políticas. Esa es, en pocas palabras, la razón por 
				la que acabaremos recibiendo el impacto de uno de estos objetos 
				espaciales" 
			 
			
			  
			
			
			
			  
			Russell "Rusty" Schweickart 
  
			
			 
			Como podemos intuir, el objetivo real de estas jornadas y 
			especialmente de esta simulación, fue llamar la atención sobre el 
			peligro de los asteroides y sobre la necesidad de una unión de todas 
			las naciones para afrontar este posible problema común. 
			 
			Parece más una maniobra de propaganda para que se hable de 
			ello en los medios, que una preocupación real y profunda. 
			 
			Y la pregunta que deberíamos hacernos es, ¿por qué ahora? 
			 
			Al fin y al cabo, la amenaza de los asteroides lleva mucho tiempo 
			siendo una realidad. 
  
			
			  
			
			
			  
			David Morrison 
  
			
			 
			David Morrison fue uno de los primeros investigadores que 
			sugirieron la posibilidad de que los humanos se defendieran de la 
			caída de un asteroide, en un libro de 1989 titulado 
			
			Cosmic Catastrophes y que 
			co-escribió con el astrónomo Clark Chapman. 
			 
			Desde entonces, el campo de la lucha contra los asteroides ha 
			crecido hasta incluir a agencias espaciales nacionales, al Congreso 
			de Estados Unidos, las Naciones Unidas y laboratorios repletos de 
			especialistas. Gracias a sus esfuerzos, más de 150.000 asteroides se 
			han registrado en el 
			
			Minor Planet Center del 
			Smithsonian.  
			
			  
			
			Sin embargo, se estima que hay entre 
			decenas y cientos de miles más que no podemos detectar, muchos de 
			ellos ocultos por el sol. 
			 
			Y el 24 de diciembre de 2004, Chapman y Morrison captaron la 
			atención de todo el mundo cuando realizaron un cálculo alarmante:
			 
			
				
				una roca espacial de 270 metros se 
				dirigía hacia la tierra, con una posibilidad entre 25 de 
				estrellarse contra la Tierra en 2036.  
			 
			
			La
			
			roca fue llamada ominosamente "Apofis", 
			un dios egipcio de las tinieblas. 
			 
			Posteriores cálculos, sin embargo, han reducido las posibilidades de 
			colisión con la tierra a niveles de 1 posibilidad entre 45.000, o 
			menos incluso. Pero ha habido casos curiosos que han pasado más o 
			menos desapercibidos. 
  
			
			  
			
			
			  
			Paul Chodas 
  
			
			 
			Por ejemplo, en 2008, un astrónomo de origen canadiense llamado 
			Paul Chodas, que gestiona la oficina de objetos cercanos a la 
			tierra de la NASA, detectó un minúsculo objeto que se aceleraba 
			hacia la Tierra. 
			 
			Chodas introdujo las coordenadas en su computadora y pronto fue 
			capaz de predecir un tiempo de impacto y la ubicación del impacto, 
			que se produciría en tan sólo 20 horas, en Oriente Medio. 
			 
			La NASA llamó a la Casa Blanca y la informó de la posibilidad de ese 
			impacto en una zona tan problemática como Oriente medio. De hecho, 
			existía la posibilidad de que el meteorito se encaminara nada más y 
			nada menos que hacia La Meca. 
			 
			Pero pronto el equipo de científicos repasó los datos y obtuvieron 
			un punto de impacto preciso, cerca de una población de 10 personas, 
			en el desierto de Sudán. 
  
			
			 
			  
  
			
			 
			Científicos del Jet Propulsion Laboratory (JPL) 
			fueron capaces de dirigir a un equipo de estudiantes universitarios 
			de Jartum al lugar y se sorprendieron al restos del impacto justo 
			donde sus ecuaciones los habían llevado a mirar. 
			 
			Sin embargo, las incertidumbres siguen siendo alarmantes. 
			 
			Nadie fue capaz de detectar la roca espacial del tamaño de un 
			autobús que 
			explotó en el cielo cerca de la ciudad de 
			Chelyabinsk, en Siberia, con una fuerza similar a la de 
			una bomba nuclear. 
  
			
			  
			
			
			  
			Fábrica afectada por 
			
			el meteorito de 
			Chelyabinsk 
  
			
			 
			Y eso nos lleva a preguntarnos:  
			
				
				¿qué opciones reales hay de afrontar 
				el peligro de un asteroide acercándose a la tierra, aunque sea 
				de pequeño tamaño? 
			 
			
			Si bien todo esto puede sonar a ciencia 
			ficción, los investigadores ya están diseñando herramientas para 
			desviar asteroides y están esbozando como serían las misiones con 
			cohetes enviados a las grandes rocas espaciales. 
			 
			Un par de telescopios están programados para entrar en 
			funcionamiento a finales de 2015, con el fin de alertar a la 
			humanidad en el último momento ante la posibilidad de que un 
			asteroide se acerque a la tierra.  
			
			  
			
			Grandes telescopios ya se están 
			escaneando el cielo para darnos tiempos de aviso más largos. 
			 
			Como decíamos anteriormente, los científicos declararon este pasado 
			30 de junio como el primer "Día de los Asteroides" del mundo, con la 
			esperanza de elevar aún más la conciencia pública sobre la amenaza, 
			que consideran algo real. 
  
			
			  
			
			
			  
			John Tonry 
  
			
			 
			Después de décadas de escepticismo,  
			
				
				"hay una verdadera planificación en 
				marcha y realmente estamos haciendo progresos", afirma John 
				Tonry, de la Universidad de Hawai y jefe de los telescopios de 
				alerta final.  
				  
				
				"La gente está empezando a darse 
				cuenta de que no es una idea estúpida que un asteroide pueda 
				causar grandes daños". 
			 
			
			Como recordatorio de la amenaza, solo 
			tenemos que pensar en la roca espacial que
			
			explotó sobre Chelyabinsk, Rusia, en 2013, 
			destrozando miles de ventanas y causando heridas a algunos de los 
			habitantes de la región.  
			
			  
			
			Y todo ello a pesar de que el asteroide 
			de Chelyabinsk, medía tan solo 20 metros de diámetro, un tamaño 
			risible. 
  
			
			  
			
			
			
			  
			Cola dejada por el meteorito de Chelyabinsk 
  
			
			 
			Se sabe que más de 600.000 asteroides se mueven cerca de la Tierra, 
			y que tienen un tamaño de 45 metros o más, algunos lo 
			suficientemente grandes como para destruir la ciudad de Nueva York 
			en impacto directo. 
			 
			Ante este peligro, largamente ignorado, los científicos están 
			tratando de asegurarse de que tal posibilidad no nos pille por 
			sorpresa. Observatorios en Hawai y Arizona, entre otros, rastrean el 
			cielo buscando grandes asteroides que entren en una trayectoria 
			peligrosa. 
			 
			Los telescopios dirigidos por John Tonry, por ejemplo, darán 
			la advertencia, con una semana de antelación, si una roca del tamaño 
			de una piscina entra en trayectoria de colisión con la tierra y será 
			capaz de detectar asteroides mucho antes de su paso cerca de la 
			Tierra. 
  
			
			 
			
			  
  
			
			 
			Ante la posibilidad de que un asteroide se acerque a la tierra, los 
			investigadores están trabajando en la técnica del "rayo de la 
			muerte", como fue bautizada en Twitter.  
			
			  
			
			Todavía está en la fase de las primeras 
			pruebas, pero este rayo enviaría una nave espacial a la roca, que 
			apuntaría un láser de gran alcance sobre la superficie de un 
			asteroide.  
			
			  
			
			El objetivo es que el chorro de 
			escombros vaporizado resultante de calentar la roca en un punto 
			determinado, impulsaría la roca fuera de su ruta original. 
			
				
				"No podemos llevar carburante al 
				asteroide para impulsarlo. Utilizamos al propio asteroide como 
				combustible", dice Philip Lubin, físico de la Universidad de 
				California. 
			 
			
			Otra técnica que se puede aplicar para 
			desviar un asteroide peligroso es un Vehículo de Intercepción de 
			Asteroides de Hipervelocidad (Hypervelocity 
			Asteroid Intercept Vehicle), que llevaría consigo una 
			carga nuclear para destruir el asteroide, dividiéndolo en trozos 
			inofensivos. 
  
			
			 
			  
  
			
			 
			Los investigadores han calculado que, en teoría, un cohete ahora 
			disponible en el mercado podría transportar la nave espacial 
			propuesta hasta un asteroide, cuando aún estuviera a una buena 
			distancia de la Tierra, tras pocas horas tras su detección. 
			 
			Empujar al asteroide fuera de su trayectoria sería otra opción, 
			menos espectacular, pero posiblemente igual de eficaz, al menos si 
			se recibiera la advertencia con el tiempo suficiente. 
			 
			Es el conocido como método del "impactador 
			cinético", consistente en una nave espacial con una gran 
			masa, golpeando en la superficie del asteroide a más de 20.000 
			kilómetros por hora, empujando la roca hacia una nueva trayectoria a 
			través del sistema solar. 
  
			
			 
			
			  
  
			
			 
			Una nave espacial demasiado pequeña o demasiado lenta podría 
			empeorar la situación, por lo que los investigadores han estado 
			trabajando en predecir cómo una colisión afecta a rocas de 
			diferentes formas y composiciones. 
			 
			Por ejemplo, han aprendido que en comparación con un asteroide 
			sólido, una roca menos sólida exigirá un impacto aún más duro 
			procedente de una nave espacial más grande o de varias más pequeñas.
			 
			
			  
			
			También han aprendido que golpear un 
			asteroide más bien pequeño con demasiada fuerza, podría romperlo en 
			pedazos, creando un campo de escombros que podrían ser más 
			peligrosos que el cuerpo original. 
			 
			Sin embargo, la NASA espera demostrar que este método es el más 
			adecuado durante una misión prevista para el año 2020, cuando se 
			lanzaría una nave espacial robótica hacia un pequeño asteroide.
			 
			
			  
			
			La nave y su carga permanecerán en la 
			órbita del asteroide durante 100 días, arrastrando la pequeña roca 
			hacia una órbita alrededor de la luna con el objetivo de dejarla 
			allí para realizar futuros experimentos con ella. 
			
				
				"Hemos hecho un progreso definitivo… 
				y se han reducido las posibilidades de lo que sucedería en cada 
				caso", dice el científico planetario de la Universidad de 
				Washington, Keith Holsapple.  
			 
			
			La investigación reciente, 
			
				
				"nos da una idea mucho mejor de lo 
				que podemos hacer, cuáles son nuestros límites" 
			 
			
			Los análisis recientes nos ha dado "un 
			poco de ventaja", coincide Mark Boslough, de Sandia 
			National Laboratories de Nuevo México.  
			
				
				"Si tuviéramos que hacerlo a partir 
				de cero, tomaría más tiempo" 
			 
			
			 
			  
  
			
			 
			Afortunadamente este tipo de rocas, aunque son numerosas, no 
			impactan con la tierra demasiado a menudo. 
			 
			Un objeto capaz de destruir una ciudad golpea la Tierra, en 
			promedio, sólo una vez cada 500 años aproximadamente. La mayoría de 
			estos visitantes del espacio exterior caen en el mar o sobre tierras 
			deshabitadas.  
			
			  
			
			Pero teniendo en cuenta el daño que 
			pueden causar, los investigadores creen que vale la pena prepararse. 
			
				
				"Este es probablemente el mayor 
				desastre natural que podemos afrontar y que es potencialmente 
				prevenible mediante nuestras acciones", afirma Paul Miller, del 
				Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California. 
				 
				  
				
				"Si tuviéramos la mala suerte de que 
				se acercara un objeto muy grande, es un asunto muy serio, y 
				tenemos que estar bien preparados para ello". 
			 
			
			En 1998 ya recibimos una primera 
			andanada de propaganda masiva al respecto, con el estreno simultáneo 
			de 2 grandes producciones de Hollywood que probablemente dejaron una 
			marca en el imaginario común: Deep Impact y Armageddon. 
  
			
			 
			
			  
  
			
			 
			Ambas películas bebieron probablemente del interés suscitado 4 años 
			antes por el impacto del cometa
			
			Cometa Shoemaker-Levy 9 sobre 
			Júpiter y aprovecharon el tirón mediático de ese fenómeno para 
			atraer a la audiencia. 
  
			
			 
			  
  
			
			 
			Ambas películas nos permitieron visualizar la posibilidad como algo 
			real y tangible, un asunto que el mundo, sin distinción de fronteras 
			ni razas debía temer. 
			 
			Y ahora, 17 años después, cuando el peligro está plenamente asumido 
			y visualizado por todos, parece que nos acercamos a una nueva 
			andanada de propaganda. 
			 
			El peligro es real y eso no lo va a negar nadie. Y es necesario 
			afrontarlo, eso tampoco lo va a negar nadie. 
			 
			Pero también es cierto que detrás de este renovado interés, se 
			esconden intereses ocultos. 
  
			
			  
			
			  
			
			 
			LA GRAN 
			MANIOBRA 
			 
			Estamos inmersos en una creciente marea de propaganda unificadora a 
			nivel planetario:  
			
				
					- 
					
					el Papa 
					
					Francisco y
					
					la ONU nos hablan de la
					
					necesidad de una 'Autoridad Mundial'
					para afrontar el cambio climático  
					- 
					
					las autoridades en su conjunto 
					nos hablan de 'unificaciones políticas' y de 'tratados 
					comerciales masivos' para unificar el planeta bajo un mismo 
					marco económico y regulatorio, a través de tratados como el
					
					TPP, el
					
					TTIP o TISA  
					- 
					
					ahora, los científicos aparecen 
					de nuevo con el 'peligro de los asteroides', como si fuera 
					ahora un tema más urgente que hace 25 o 50 años 
					 
				 
			 
			
			Todo ello tiene un mismo 
			
			leit-motiv:
			 
			
				
				la necesidad de entidades 
				supranacionales que unan a todo el planeta bajo un mismo poder. 
			 
			
			Y para reforzar la idea, nada mejor que 
			una amenaza común para todo el planeta en su conjunto. 
			 
			No descartemos que en pocos años, vivamos una primera maniobra 
			propagandística al respecto:  
			
				
				un asteroide peligroso, de pequeño 
				tamaño pero suficiente capacidad destructiva, que se acerque a 
				la tierra y que exija de una actuación común. 
			 
			
			Sería como el guión de una película:
			 
			
				
					- 
					
					Primero se detectaría el peligro 
					y se publicaría en los medios de comunicación. 
   
					- 
					
					Poco a poco se revelarían 
					detalles: su tamaño, su posible trayectoria y su posible 
					punto de impacto, así como los posibles daños que podría 
					causar allí donde cayera (con uno capaz de destruir una 
					ciudad o un poco menos incluso, habría suficiente). 
   
				 
				
			
				
				  
				  
				
					- 
					
					Entonces se iniciaría una 
					dramática cuenta atrás que tendría al mundo en vilo, como en 
					una gran película de Hollywood planetaria: una tensión que 
					trascendería fronteras y culturas. 
   
					- 
					
					Se producirían reuniones 
					políticas al más alto nivel, proclamas llamando a la 
					solidaridad común y a la unión de todos ante el peligro, así 
					como la necesidad de una organización supranacional que 
					superara los intereses egoístas de las naciones y coordinara 
					todos los trabajos de preparación ante el desastre. 
   
				 
				
			
				
				  
				  
				
					- 
					
					Se iniciarían los preparativos 
					para desviar la roca, con gran profusión de explicaciones 
					técnicas y un claro protagonismo del mundo científico y 
					militar, ahora al servicio del bien común y 
					probablemente, con la colaboración "desinteresada" de 
					algunas multinacionales, entidades financieras y 
					multimillonarios, que ayudarían a financiar en gran manera 
					la misión (seguro que el Papa Francisco y la ONU les 
					pedirían públicamente que arrimaran el hombro). 
   
					- 
					
					Se especificaría el punto de 
					impacto final del objeto y se calcularían las posibles y 
					devastadoras consecuencias y con ello se iniciarían las 
					consiguientes evacuaciones y las medidas de solidaridad con 
					los afectados, superando cualquier diferencia cultural. 
   
				 
				
			
				  
				  
				
					- 
					
					Y finalmente, el ser humano 
					triunfaría, consiguiendo destruir la amenaza, en medio de un 
					gran espectáculo de "fuegos artificiales", formado por los 
					minúsculos fragmentos de roca que llegarían a la tierra, 
					consumiéndose en su entrada en la atmósfera.  
				 
			 
			
			Una gran representación que se 
			convertiría en un punto de inflexión para la especie humana, un 
			antes y un después, a partir del cual todos tomaríamos consciencia 
			plena de, 
			
				
				"que somos la misma especie", "que 
				nuestras diferencias son irrelevantes" y sobretodo, "que 
				necesitamos de una autoridad común" que nos coordine a todos, 
				bajo el paraguas de la ciencia y de la técnica, superando 
				nuestras diferencias políticas.  
			 
			
			Y todo ello aderezado con el nuevo 
			papel de las multinacionales, las entidades financieras 
			y los grandes magnates, ahora convertidos en 
			contribuyentes por el bien común en "este pequeño planeta que 
			todos compartimos". 
			
				
					- 
					
					¿No sería una magnífica carta de 
					presentación para el establecimiento de
					
					un Nuevo Orden Mundial? 
   
					- 
					
					¿Quién podría decir que tras 
					ello se escondiera una maniobra premeditada, sin ser 
					calificado de loco conspiranoico, o incluso de 
					insensible y mala persona?  
				 
			 
			
			Quien sabe, a lo mejor ya se está 
			fraguando esta magnífica maniobra propagandística y ahora, con esta
			creciente y renovada 'preocupación' por los asteroides, 
			estamos asistiendo a los primeros ensayos o preparativos de una 
			gran obra de teatro… 
  
			
			  
			
			  
			
			 
			Fuentes 
			
				
			 
			
			  
			
			 
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