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			por Willally 
			
			Febrero-Marzo 2018 
			del 
			Sitio Web 
			RenegadeTribune 
			traducción de Alonso 
			González de Nájera 
			13 
			Agosto 2019 
			del 
			Sitio Web
			
			Editorial-Streicher 
			  
			  
			  
				
					
						
							
							
							En el sitio renegadetribune.com fue publicado en dos 
							partes, en Febrero y Marzo de 2018, un trabajo 
							titulado 'The Dark Side of Jesus' del autor que firma 
							como Willally, del que presentamos aquí en 
							castellano su primera parte.    
							
							En este interesantísimo estudio se realiza un 
							análisis de la contradicción interna de algunos 
							mensajes de Jesús según quedaron testimoniados en el 
							Nuevo Testamento, de cómo sus consejos son 
							socialmente disociadores, y de cómo sus 
							exhortaciones, a fin de cuentas, trabajan en favor 
							de un sistema económico injusto, o derechamente 
							usurero, como lo demuestra el examen de hechos y 
							dichos del personaje, por todo lo cual el autor de 
							este sugerente texto merece agradecimiento, al hacer 
							ver tal lectura paralela y notar diversos 
							esclarecedores indicios de una oscura y subyacente 
							realidad que no se percibe en la acostumbrada 
							lectura superficial. 
			  
			  
			  
			
			 
 
 
			"Ahora, 
			pues,
 
			mi padre os 
			cargó con un pesado yugo,  
			pero yo lo haré 
			más pesado aún;  
			mi padre os 
			castigó con azotes,  
			pero yo os 
			castigaré con escorpiones" 
			1 Reyes 12:11 
			  
			
 Introducción
 
 Algunas personas dicen que, a pesar de sus defectos, nuestro sistema 
			económico ha creado prosperidad, una prosperidad que de otro modo 
			nunca habría surgido.
 
			  
			En realidad, la creación de prosperidad y 
			civilización (cada raza en una forma diferente) es parte de nuestra 
			naturaleza, y éstas pueden tomar expresiones y caminos diferentes, 
			tal como la Evolución.
 La única cosa que nuestro sistema económico promueve es el 
			crecimiento, la concentración de la riqueza, y nada más.
 
			  
			Cualquier 
			cosa positiva que haya resultado de ese proceso puede ser atribuido 
			con certeza a las fuerzas creativas inherentes en la Naturaleza, y a 
			los humanos como parte de Ella.
 Nuestro sistema económico no creó aquellas fuerzas sino que sólo las 
			explotó, tal como explota cualquier otro recurso natural. Nos animó 
			a crecer de prisa como un monstruo, el cual en su locura de 
			expansión no desarrolló miembros apropiados y se hizo no viable, 
			destinado a vivir sólo unos pocos segundos en la escala de tiempo de 
			la historia humana.
 
			  
			Este monstruo mal formado está también 
			destruyendo a cada criatura en la Tierra a fin de alimentar su 
			antinatural hambre.
 Alrededor de la mitad de nuestro trabajo va sólo a subvencionar a 
			los especuladores monetarios, y si a pesar de recibir sólo la mitad 
			de nuestros ingresos salariales tenemos acceso a comida y a muchas 
			cosas, es sólo porque aquellas cosas han sido artificialmente hechas 
			tan baratas que podemos conseguirlas por menos de la mitad de su 
			verdadero precio.
 
			  
			Aquellos precios artificiales no son duraderos 
			porque ellos significan la destrucción definitiva del futuro y la 
			esclavitud de cada vez más personas.  
			  
			A fin de mantener esta fachada 
			de prosperidad estamos consumiendo en sólo unos años toda la 
			verdadera riqueza de este planeta, que de otro modo debería haber 
			durado para siempre.
 Después de la Segunda Guerra Mundial los judíos aprendieron la 
			lección de que demasiada opresión económica puede fomentar el 
			nacionalismo racial, y por lo tanto Roosevelt y los otros miembros 
			de su pandilla (como Hitler solía llamarlos) decidieron crear una 
			sobreproducción tan cruel de bienes y explotar la Naturaleza de un 
			modo tan eficiente que los recursos para miles de futuras 
			generaciones estarían disponibles en sólo unos pocos años.
 
			  
			Esa 
			sobreproducción haría los bienes tan baratos que la gente en los 
			países occidentales tendría acceso a un estilo de vida decente, a 
			pesar de que la mayor parte de sus ingresos les serían quitados para 
			financiar la usura (tratados de Versalles disfrazados).
 El 
			
			tratado de Versalles nunca fue abolido sino que más bien tomó 
			nuevas formas y se extendió alrededor de todas las naciones.
 
			  
			Los 
			economistas ahora confiesan que el tratado de Versalles no tenía 
			nada que ver con reparaciones de guerra, y era simplemente un modo 
			sistemático de arrancar tributos.  
			  
			Esa sistemática exacción de 
			tributos debe ser vista hoy en todos los países Blancos de un modo 
			aún más inteligente que antes de la Segunda Guerra; o como la gente 
			suiza (una de las más prósperas en el mundo) lo diría:  
				
				"Ellos nos 
			ordeñan como a las vacas". 
			En una economía indo-germánica habríamos crecido más lentamente pero 
			habríamos alcanzado una riqueza real, de un modo sostenible que dura 
			para siempre.  
			  
			Habríamos invertido nuestro conocimiento y talentos en 
			la creación de tecnología renovable y no en entretenimientos 
			venenosos y adictivos que nos deshumanizan.
 La mayor parte de lo que podemos comprar hoy es inútil, dañino o 
			adictivo...
 
			  
			Tener acceso a necesidades elementales como comida, agua o 
			electricidad significa la destrucción de todos los recursos 
			naturales, necesidades que podrían ser fácilmente cubiertas de un 
			modo sostenible con otro sistema económico.  
			  
			Podemos concluir por lo 
			tanto que nuestro sistema económico nos ha hecho más pobres y no más 
			ricos.
 
			  
			 
			  
			
			Con este punto de vista, es irónico comprender que una persona pobre 
			e inculta en India que gana su vida separando la basura da un mayor 
			servicio a la Humanidad y crea más belleza y riqueza real por medio 
			de su trabajo que los gerentes superiores de muchas corporaciones, 
			que ganan millones y
			
			se graduaron en Harvard.
 
				
			 
			Yo iría tan lejos como a 
			decir que, en mi mirada, una persona inculta que separa la basura 
			tiene un trabajo más respetable que el presidente de la Reserva 
			Federal o de Goldman Sachs.  
			  
			¿Qué tiene que ver esto con Jesús?  
			  
			Lo 
			descubriremos en el curso de este artículo...
 
 
			  
			  
			  
			  
			
			
			Parte 1 
			-   
			Ideología   -13 
			Febrero 2018
 
			
			
			
			Versión original en ingles 
			  
			  
			A juzgar por los discursos de Jesús, parece casi como que si nadie 
			pudiera decir alguna vez algo negativo sobre él, pero en este 
			artículo quiero mostrarle que detrás de una fachada de benevolencia 
			y altruismo se esconde una clase de personalidad realmente 
			perturbadora.
 La primera cosa que el investigador cauteloso nota es que los 
			ideales de Jesús no pueden ser puestos en práctica, y cuando 
			tratamos de ponerlos en práctica ellos fomentan las mismas clases de 
			males que Jesús afirma condenar.
 
			  
			Éste es en realidad un extraño 
			fenómeno, y a fin de averiguar la razón de por qué, volveremos a 
			menudo en este artículo a la Naturaleza y a la sabiduría de nuestros 
			antepasados paganos.
 La Naturaleza es sanadora, y un buen entendimiento de Ella puede 
			desempeñar el papel de un exorcista.
 
			  
			Debemos ser exorcizados, no de 
			un antiguo demonio sino de un ser aún más astuto que había tomado el 
			control de nuestro pensamiento, y su nombre no es Belcebú sino 
			Jesús.
 Como un buen punto de partida permítame decirle que la 
			característica más evidente de las enseñanzas de Jesús es su 
			parcialidad.
 
			  
			A los ojos de Jesús sólo las emociones positivas son 
			deseables, de manera que cuando seguimos su estilo de vida se espera 
			que nosotros reprimamos una buena mitad de todas nuestras emociones 
			y nuestros pensamientos.
 Esa moralidad tullida (¿o debería yo decir: moralidad crucificada?) 
			me recuerda un artículo que leí hace un tiempo sobre la creciente 
			preocupación entre psicólogos en cuanto a los porcentajes de 
			depresión; ellos concluían que en nuestra cultura occidental se 
			espera de cada uno que sea siempre feliz y tenga sólo sentimientos 
			de cariño, optimistas y cálidos, que conducen a una vida social muy 
			superficial.
 
 Una persona que encuentra un problema no es capaz de compartir o 
			expresar correctamente su tristeza o frustración porque aquello 
			perturbaría la armonía artificial que reina entre los "emoticones" 
			que caminan, y es esa vida social superficial, ese sentido de 
			separación y soledad, lo que causa la depresión.
 
			  
			Esa clase de 
			superficialidad también se encuentra en el ámbito de las ideas.  
			  
			Nuestra percepción del mundo ha sido limitada a lo racional, 
			relegando a las intuiciones y al sentido común a una esfera 
			separada, la de la "superstición".
 
			
			
 
			
			El Samaritano Materialista
 
 No exageraríamos si decimos que Jesús es el dios de la separación, 
			porque él aísla partes de nosotros y las pone unas contra otras.
 
			  
			Por 
			ejemplo, la caridad es uno de los mensajes más claros en sus 
			discursos, con la orden de dar todo a los pobres y olvidarse de la 
			riqueza mundana. 
			  
			Ahora bien, el problema es que tal actitud no crea 
			una economía justa para cada uno sino que simplemente redistribuye 
			la riqueza sin abordar la razón de por qué en primer lugar la 
			riqueza fue injustamente distribuída.  
			  
			Esa orden se aplica 
			especialmente al rico, el cual, según Jesús, difícilmente entrará en 
			el reino de los cielos (Mateo 19:23-26, Marcos 10:24-27 y Lucas 
			18:24-27), implicando que el reino de los cielos es un lugar 
			planeado para el proletariado de Marx, como un maravilloso mundo 
			comunista.
 Ahora, ¿por qué Jesús espera que nosotros seamos pobres a fin de 
			alcanzar su reino?
 
			  
			Los teólogos nos dicen que en el cielo no hay 
			ninguna preocupación por el dinero, por lo tanto tenemos que 
			comenzar aquí a no preocuparnos por ello, y deberíamos más bien sólo 
			preocuparnos por la moralidad, lo que a los ojos de Jesús significa 
			universalismo y dejar de seleccionar en un sentido evolutivo.
 Pero incluso admitiendo que el cielo existe y que es como lo han 
			descrito los teólogos, no hay ninguna razón de por qué tener 
			prosperidad material debería estar en enemistad con ello.
 
			  
			En 
			realidad, no debería existir una contradicción entre prosperidad y 
			moralidad. Las riquezas tienen asociaciones negativas sólo bajo un 
			sistema económico usurero, donde ellas son injustamente ganadas.  
			  
			En 
			una economía pagana donde cada uno ha ganado justamente, según su 
			esfuerzo, la riqueza no tiene ninguna mala connotación.
 
			  
			
			
 Economías Contrapuestas
 
 En una economía celto-germánica había bastante para cada uno, y 
			algunos tenían más riqueza quizás porque ellos se preocuparon más 
			por tener una granja más grande, mientras que otros se preocuparon 
			más por tener tiempo libre y trabajaron menos.
 
			  
			En cualquier caso, 
			había cooperación en vez de competición, e incluso los aristócratas 
			estaban felices de usar su riqueza para proyectos sociales.  
			  
			Algo 
			similar, pero en una forma más débil, existe todavía hoy en 
			Dinamarca y Noruega, con 
			
			Dinamarca clasificando cada vez como el 
			país con mayor felicidad a nivel mundial en estudios hechos por 
			sociólogos.
 Una clase similar de economía debía ser vista entre la mayoría de 
			las razas (cada una según sus capacidades y sensibilidades) antes de 
			entrar en contacto con las prácticas económicas judías.
 
			  
			Muchos 
			antropólogos lamentan el hecho de que esos tipos de economías 
			"humanas" no tuvieron oportunidad de desarrollarse porque ellas 
			fueron sobrepasadas y destruidas por el Capitalismo.
 Así, cuando Jesús predica una guerra de clases, queriendo decir que 
			la prosperidad es inmoral, podemos concluir que él tiene en mente un 
			sistema económico usurero.
 
			  
			Es casi como si Jesús tuviera la misma 
			mentalidad de escasez que es propia de un especulador monetario 
			usurero, y su supuesta solución a aquel problema fue muy 
			superficial, por decir lo menos, bastante insuficiente y, ante la 
			miseria que provoca, casi insultante, sobre todo cuando consideramos 
			cuán fácilmente habría sido para el "hijo de Dios" sugerir una 
			verdadera solución.
 Considerando su carencia de verdaderas soluciones, podemos concluir 
			que a los ojos de Jesús hay sólo dos sistemas económicos posibles:
 
				
					
					
					O cada uno es 
					pobre (Comunismo)
					
					O hay algunas personas muy ricas que reparten caridad, con la gran 
			mayoría siendo pobre (Capitalismo) 
			Los teólogos tienden a creer que Jesús creía en lo primero, es 
			decir, que Jesús era una especie de comunista, pero ellos no 
			comprenden que el comunismo no puede existir solo, sin 
			
			el 
			capitalismo.  
			  
			Una sociedad universalista carente de propiedad 
			privada, sin violencia, sin razas, etc., sólo puede ser mantenida en 
			su lugar con un Estado global totalitario compuesto de unos pocos 
			elegidos que mantienen esa antinatural situación.
 Alcanzar el Comunismo sin el Capitalismo es tan absurdo como creer 
			que existen granjas en la Naturaleza por sí mismas sin gente que las 
			haya creado y administrado.
 
			  
			Esos elegidos que mantienen el Estado 
			comunista también pueden llegar a ser tan poderosos que ellos ya ni 
			siquiera usen dinero para conseguir lo que quieren, pareciéndose aún 
			más al reino de los cielos, donde además de la carencia de propiedad 
			privada y pertenencia racial entre las masas, los elegidos mantienen 
			su poder también sin ya la necesidad de riqueza y sólo por medio de 
			sus perversas afirmaciones morales.
 Así, la ironía de las opciones de Jesús es que ellas son realmente 
			la misma en la práctica: una economía donde cada uno es pobre es 
			también una economía donde unos pocos elegidos han secuestrado toda 
			la riqueza; y una vez que la gente es esclavizada como animales de 
			granja ellos ya no tienen que preocuparse por cosas materiales.
 
 Eso es más evidente cuando comprendemos que la gente más rica hoy 
			prefiere entregar caridad y repartir partes de su riqueza a los 
			pobres más bien que cambiar las reglas del juego.
 
			  
			Esa clase de 
			comportamiento es realmente necesaria para que sobreviva la usura; 
			si los ricos no hicieran obras de beneficencia, toda la riqueza se 
			concentraría demasiado rápido y conduciría a una revolución, pero 
			cuando ellos entregan limosnas o subvencionan a los pobres de vez en 
			cuando, ellos se aseguran de mantener funcionando el sistema sin que 
			la gente note que hay algo terriblemente incorrecto.  
			  
			Por eso 
			Roosevelt firmó el 
			
			Nuevo Trato, a fin de combatir el éxito económico 
			de Hitler sin mejorar realmente la suerte del pueblo estadounidense 
			a largo plazo.
 
			
			* * *
 
 
			
			Ahora sumerjámonos más profundo en la mentalidad de escasez de 
			Jesús.
 
			  
			En primer lugar, olvidar totalmente las cosas materiales es, 
			mientras estamos vivos, algo imposible, y cualquiera que no entienda 
			eso no puede ser tomado en serio.  
			  
			Tratar de ignorar los aspectos 
			materiales de la vida trae inevitablemente lo opuesto, es decir, 
			Materialismo.  
			  
			Cuando pensamos en ello, es sólo el valorar el 
			esfuerzo que se requirió para crear algo lo que hace que lo cuidemos 
			y hagamos un uso responsable de ello, y que no desperdiciemos 
			nuestros recursos naturales.
 Vemos aquí que cuando una economía pagana es desestabilizada por 
			ideales cristianos se producen dos malos extremos que realmente 
			están relacionados el uno con el otro y existen juntos.
 
			  
			Aquellos dos 
			extremos,  
				
			 
			...pertenecen realmente al mismo sistema 
			económico usurero, y ambos evitan el enfoque sano, que es reconocer 
			el valor real de un objeto (la carga que representa para el 
			medioambiente, el tiempo que le tomó a alguien crearlo, etc.) y 
			hacer un uso responsable de ello.  
			  
			Sólo aquel reconocimiento nos 
			motivaría para repararlo, compartirlo y conservarlo, a pesar de su 
			viejo aspecto, mientras invertimos nuestro dinero en otras cosas 
			como aprendizaje o relaciones sociales.
 En una economía usurera todos los productos son desechables y 
			efímeros a fin de mantener un innecesario crecimiento; y a fin de 
			obtener más ganancias, las corporaciones promueven el descuido en 
			cuanto a los fundamentos materiales de nuestro ecosistema.
 
 
 
			  
			
			El Supermercado de Yahvé
 
 Otro aspecto del materialismo de Jesús es el hecho de que cuando él 
			describe a "su padre" (Yahvé,
			el dios judío) es casi como si él estuviera 
			describiendo al dinero en nuestro sistema económico.
 
 Ahora bien, la mayoría de los teólogos podría protestar aquí que yo 
			estoy extrapolando y que ésta es una falsa interpretación, pero 
			permítame contestar que los valores pueden ser extrapolados sin que 
			pierdan su calidad, y si la descripción que Jesús hace de Dios calza 
			con nuestro moderno sistema económico, entonces o este sistema debe 
			ser el epítome de la bondad, o Dios podría ser una fuente de mal.
 
 En todas sus parábolas Jesús compara a Dios con un rico dueño de 
			propiedad, por ejemplo,
 
				
					
					
					con el padre rico en la parábola del "hijo 
			pródigo" (Lucas 15:11-32)
					
					con el capitalista indolente en la de 
			"los trabajadores en la viña" (Mateo 20:1-16)
					
					con el prestamista 
			usurero en la parábola de los "talentos" (Mateo 25:14-30)... 
			Tal como el padre de Jesús, es el dinero judío el que afirma 
			liberarnos de las relaciones sociales (para amarnos y cuidar de 
			nosotros individualmente), lo cual nos transforma en personas 
			solitarias desarraigadas e irresponsables, solicitando a cambio 
			nuestra fe ciega a fin de realizar su magia.
 Nuestro sistema monetario es caprichoso, es un celoso "Señor de los 
			Ejércitos", que pone sus propias reglas por encima de las leyes de 
			la Naturaleza.
 
			  
			Tiene también su propia escatología, exigiendo la 
			unificación de la "Humanidad" en un mercado "libre", a pesar de que 
			eso significa la destrucción de la vida.
 
			  
			* * * 
			  
			
			Esta conexión del padre de Jesús con el capitalismo es más evidente 
			en los milagros de Jesús de transformar el agua en vino o en la 
			multiplicación de los peces y los panes.
 
 Para nuestros antepasados paganos era realmente la conexión entre 
			alimentos, vida y Naturaleza la que hace maravillosos y admirables a 
			todos éstos.
 
			  
			Era el hecho de que la comida tenía una historia y una 
			fuente, el hecho de que se tuvo que trabajar por ella, lo que la 
			hacía sagrada. Pero no para Jesús. Para él parece maravilloso crear 
			desde la nada, sin raíces, sin historia ni conexión con la vida. 
			 
			  
			Para él hay un diferencia absoluta e insuperable, casi como una 
			guerra de clases, entre Naturaleza y moralidad judía.  
			  
			Esa actitud me 
			parece una especie de esnobismo, que no existía en nuestras 
			sociedades antes del cristianismo.  
			  
			Lo que Jesús indica con sus 
			milagros es básicamente lo siguiente: 
				
				La historia de las cosas no es importante. 
				   
				Cosas como trabajar a fin 
			de conseguir comida, o la necesidad natural de matar para que nos 
			alimentemos, aquellas son preocupaciones prosaicas e inferiores. 
				   
				Sólo la gente primitiva se preocupa por las fuentes de su 
			alimentación (¡por su conexión con la Naturaleza!), de modo que, 
					
					"vea 
			cómo creo el vino, el pescado, el pan, etcétera, sin ponerme en 
			contacto con la Naturaleza, sin 'ensuciar' mis manos, sin 
			consecuencias aparentes para el medioambiente o para la realidad; la 
			falta de preocupación me hace carismático.    
					Es admirable ignorar la 
			realidad y las fuerzas de la Naturaleza". 
			Ese esnobismo, esa indiferencia por el trabajo y falta de conexión 
			con la Naturaleza es la misma actitud que encontramos entre la gente 
			materialista, que sólo se preocupa por el dinero y por las 
			apariencias superficiales, gente que pretende no tener impulsos 
			naturales como defecar o sentir hambre.  
			  
			Es casi como si Jesús 
			estuviera aconsejándonos que nos convirtamos en las despreocupadas 
			muchachas adineradas que encontramos en ciertas modernas series de 
			televisión y películas judías ("Gossip Girl", "Mean Girls").
 Algunos teólogos podrían protestar otra vez, diciendo que Jesús hizo 
			eso sin destruir la Naturaleza, pero aquel argumento no suprime el 
			hecho de que él está dando un mal ejemplo.
 
			  
			Se espera que nosotros 
			sigamos el ejemplo de Jesús, y cuando Jesús recompensó el descuido 
			de aquella gente con comida fácil, él dio un mal ejemplo, 
			haciéndoles creer que ellos pueden conseguir comida simplemente 
			creyendo, sin trabajar o resolver la fuente de sus problemas 
			económicos.
 Demás está decir que una clase similar de esnobismo está presente en 
			todos sus milagros, porque devolver a la gente desde la muerte, 
			curar a alguien de la ceguera (sin que él sepa cómo), o caminar por 
			el agua, no hace ningún verdadero servicio a la sociedad a largo 
			plazo.
 
 Una sociedad se hace mejor en conjunto cuando sus miembros 
			interactúan unos con otros, cuando ellos aprenden sobre la realidad 
			y cuando todos ellos desempeñan sus papeles.
 
			  
			Pero Jesús es un 
			transeúnte carismático (piense en una estrella de Hollywood),  
				
				él no 
			tiene la intención de vivir y trabajar cada día con aquella gente a 
			la que él ayuda; él no tratará con las consecuencias de sus 
			milagros.   
				Al resucitar a la gente desde la muerte él está cumpliendo un 
			capricho, él está recompensando a gente que no acepta la necesidad 
			de la muerte a fin de crear vida.  
			Al calmar las aguas él también 
			está haciendo a la gente pensar irresponsablemente, al creer que un 
			deseo humano temporal es más importante que los ciclos de la 
			Naturaleza, que hacen posible la supervivencia de peces y humanos en 
			primer lugar, y finalmente, la curación de una persona ciega sin 
			verdadero esfuerzo y sin una relación social con aquella persona es 
			también una forma de narcisismo sin mérito.
 O curamos a las personas usando nuestro propio esfuerzo porque ellas 
			son importantes para nuestra sociedad y nos hacemos cargo de ellas a 
			largo plazo, u olvidamos el asunto.
 
			  
			Curar a gente desconocida sin 
			razón, sin esfuerzo, sin darles un lugar en la sociedad, es más 
			cruel para cada uno que dejarlos morir. Y mucho peor es curar a 
			alguien que quizás no es bueno para la sociedad y que supondrá una 
			carga para la comunidad entera.
 Y ahora quiero plantear la pregunta:
 
				
				¿Por qué exactamente es que 
			creer en Jesús hace a la gente preocuparse tanto por el dinero? 
				 
			Bien, nuestro sistema económico es realmente la única cosa en este 
			mundo que puede multiplicar peces y panes, o transformar el agua en 
			vino, de un modo aparentemente mágico, sin que tengamos necesidad de 
			preocuparnos por el origen, sin notar el sufrimiento de la 
			Naturaleza. 
				
				Creer en nuestro dinero usurero en la práctica no es diferente de
				creer en el padre de Jesús... 
			Al creer en nuestra economía 
			universalista todos aquellos bienes aparecen en el supermercado en 
			cantidades crueles, y nunca escuchamos el rumor más leve de cómo 
			nuestro planeta y miles de millones de seres sensibles están siendo 
			innecesariamente torturados y exterminados en una manera devastadora 
			en el proceso.
 Jesús no hace ninguna referencia en la Biblia a supermercados o a la 
			destrucción de la Naturaleza, pero su actitud sólo puede conducir a 
			tal indolencia si es aprendida por la gente, y él quería que cada 
			humano en la Tierra aprendiera y siguiera su actitud.
 
 
 
			  
			
			Inventando al Individuo
 
 Así, vemos que la arrogante demostración de poder por parte de Jesús 
			pone el ejemplo para agotar la vida y destruir un equilibrio natural 
			que se demoró incontables épocas para surgir. Pero ahora analicemos 
			las consecuencias para nosotros los humanos.
 
 Entre nuestros antepasados paganos la gente era valiosa no debido a 
			"Dios" sino más bien debido a su pertenencia a los parientes (raza) 
			o a la familia.
 
			  
			Podríamos decir que ésa es la situación natural 
			entre todos los seres sociales, y cualquier otra situación es una 
			aberración. 
				
				¿Ha notado usted que desde la conversión al cristianismo todos los 
			líderes en Europa comenzaron a clasificar a la gente no debido a la 
			raza sino más bien debido a la creencia?  
			Era algo afortunado el 
			hecho de que en aquellos tiempos la creencia concordara todavía de 
			algún modo con la raza, pero el cristianismo robó a nuestros 
			antepasados toda la retórica y todos los argumentos para clasificar 
			a la gente de acuerdo a la raza.
 Incluso los judíos fueron perseguidos usando argumentos religiosos 
			siendo que su explotación financiera era la verdadera cuestión (vea 
			"Separation and Its Discontents", de 
			Kevin MacDonald), y las 
			cruzadas contra los musulmanes también fueron justificadas por la 
			creencia, aunque el problema real fuera la raza.
 
			  
			Comprendemos aquí 
			que Jesús reemplazó la raza con Dios, y que preparó el terreno para 
			reemplazar cada relación humana con el dinero.
 Tal como nuestro sistema económico, el dios cristiano nos aísla de 
			nuestra raza, y cuando Jesús afirma que existimos fuera de nuestras 
			relaciones humanas, él no nos deja ninguna otra opción que derivar 
			el valor de la gente de las transacciones monetarias.
 
 Como los antropólogos han reconocido fácilmente, la característica 
			principal de ser un esclavo es que él ha sido violentamente removido 
			de sus relaciones sociales (de su raza o familia), y careciendo de 
			todas las relaciones de parentesco en la nueva tierra, su vida se 
			hace cuantificable (con dinero).
 
 Tal vez para nosotros esto podría parecer chocante pero para las 
			sociedades del pasado basadas en el parentesco era bastante obvio 
			que la gente podía sacar sus valores sólo de esas dos fuentes (el 
			dinero o la sociedad), y cuando Jesús sugiere que derivemos nuestro 
			valor independientemente de nuestros parientes o nuestra raza, él 
			está nuevamente sugiriendo algo que es imposible seguir sin sufrir 
			terribles consecuencias, y, reiteremos, él podría haber promovido 
			esa idea precisamente debido a las inevitables consecuencias.
 
 No debería sorprendernos en este punto el que la gente que escribió 
			la Biblia fueran los mismos judíos que inventaron el comercio 
			internacional de esclavos, tanto, que el concepto de esclavitud no 
			existía antes de la dominación económica judía de los Imperios 
			griego y posteriormente romano.
 
			  
			El término "esclavo" fue acuñado 
			durante el judaizado Imperio romano, y antes de aquellos Imperios 
			cosmopolitas sólo existían formas de servidumbre o vasallaje, que 
			incluían alguna reciprocidad y deberes hacia el siervo.  
			  
			Sólo después 
			de las conquistas germánicas de Europa el feudalismo acabó con la 
			esclavitud total, reflejando visiones paganas de la servidumbre, 
			aunque la esclavitud hizo una reaparición durante el Renacimiento 
			cuando los judíos retornaron a Italia y Europa incorporó la ley 
			romana.
 Al principio Jesús aisló nuestro alimento de su fuente (Vida desde 
			la Muerte), declarando a uno de ellos como malo o vil, y poniéndolo 
			en contra del otro, y luego él aisló al individuo de sus relaciones 
			sociales, transformándolo en un recurso "humano" cuantificable.
 
 
 
			  
			
			El Problema con el Pecado
 
 Otra parte central de la enseñanza de Jesús es su concepto de 
			pecado 
			y perdón.
 
			  
			Entre nuestros antepasados paganos no había ninguna tal 
			perversión como el concepto de pecado. La gente tenía 
			responsabilidades hacia sus prójimos, y la supervivencia de cada uno 
			dependía de seguir los deberes sociales.  
			  
			Cuando alguien actuaba en 
			una forma que arriesgaba el bienestar de la comunidad, él era 
			castigado con el objetivo de hacerle asumir su responsabilidad. Tan 
			simple como eso, sin ningún esoterismo moral.
 A juzgar por la famosa sentencia de Jesús:
 
				
				"El que esté sin pecado 
			que arroje la primera piedra" (Juan 8:7), 
			...su concepto del pecado es 
			el de una fuerza igualadora.  
			  
			Cada uno es un pecador y por lo tanto 
			nadie está calificado para juzgar ninguna acción en su comunidad; 
			nadie está calificado para decidir lo que él quiere o no quiere en 
			la sociedad.  
			  
			Jesús básicamente está suprimiendo toda la 
			responsabilidad social y todas las leyes que podrían proteger a los 
			estándares sociales de la explotación financiera.
 Hay, según él, sólo una clase de delito (pecado) del cual cada uno 
			puede ser hecho culpable independientemente de su impacto sobre la 
			sociedad, y sólo una clase de medida contra ello: ser caritativo y 
			perdonar, lo que en la práctica no significan otra cosa que 
			disgenesia [degeneración en la descendencia] y llegar a ser 
			multicultural.
 
 Así, Jesús el anarquista con su concepto del pecado hace imposible 
			evaluar las acciones de nuestros prójimos o el impacto de ellas 
			sobre nuestra sociedad, porque en su parcialidad y su absolutismo 
			moral, una acción o es buena o mala [*], y no hay nada en medio.
 
			  
			La 
			bondad o la maldad de una acción son para él independientes del 
			contexto.
 
			
			[*] Sólo más tarde la Iglesia intentó hacer una jerarquía de 
			pecados totalmente independiente de las enseñanzas de Jesús.
 
			Como un 
			buen anarquista, a Jesús le disgusta toda clase de jerarquías y 
			diferenciaciones, y por lo tanto podemos suponer que él consideraba 
			iguales todos los pecados.  
			Sus enseñanzas se parecen a un agujero 
			negro, que absorbe todas las diferencias y diversidad y las comprime 
			en la nada de la unidad e igualdad.
 
			
			La moralidad no es en realidad la acción sino el contexto social; 
			una acción no existe por sí misma, independientemente de una 
			interacción social, como Jesús quiere que usted crea.
 
			  
			Comprendemos 
			aquí cómo Jesús a la moralidad la aísla de las interacciones 
			sociales, a fin de ponerlas en una confrontación.
 Para nuestros antepasados paganos no había tal cosa como una acción 
			moralmente cargada independiente del contexto social. Incluso cuando 
			alguien hacía algo egoísta o "malo", él no era contado como una 
			persona "mala" mientras esa acción no causara un gran daño a la 
			sociedad.
 
 Nuestra carencia de acciones malas o nuestra carencia de impulsos 
			egoístas no son lo que nos hace dignos de juzgar a otros sino más 
			bien el hecho de que nuestra comunidad es una extensión de nosotros 
			mismos, y decidir qué tipo de moralidad queremos en nuestra sociedad 
			es tan natural como decidir lo que sucede con nuestros propios 
			cuerpos.
 
			  
			Eso funciona realmente muy bien en países racialmente 
			homogéneos:
 El profesor Michael Hagerty de la Universidad de California en Davis 
			revisó décadas de investigación internacional acerca de la felicidad 
			y encontró que,
 
				
				"en su mayor parte, los países mejor evaluados son 
			pequeños y homogéneos".  
			La gente más feliz son los daneses.  
				
				"La 
			gente allí tiene una visión del mundo similar y una religión 
			similar, de modo que es más fácil para ellos comunicarse y entender 
			los motivos de los demás", explica él.    
				"Ellos no tienen problemas de 
			raza, ellos no tienen problemas de crímenes, y tienen libertad 
			política". 
			Así, a pesar de sus frases, Jesús es incapaz de sentir verdadero 
			amor hacia la gente, porque su ideología del pecado significa que él 
			no ama y acepta a la gente por lo que ellos son realmente, con sus 
			lados derecho e izquierdo, con su lado social y su lado más egoísta. 
			 
			  
			Su propensión a perdonar, que no debería siquiera ser importante, es 
			sólo una señal de su arrogancia.
 Nuestras emociones negativas son tan necesarias como las positivas 
			para nuestra supervivencia y felicidad, pero Jesús es incapaz de 
			aceptarlas como una parte natural de nuestra esencia, y al animarnos 
			a reprimirlas él nos deshumaniza y destruye el equilibrio holístico 
			en nuestras almas.
 
			  
			Él se parece a una madre cruel que le dice a su 
			niño que es malo tener hambre y que sería mejor para él morir que 
			expresar aquellos sentimientos.
 Nuestros antepasados paganos conocían mucha más compasión y amor que 
			Jesús sin jactarse al respecto. Cuando alguien actuaba egoístamente 
			o cometía un error, no había ningún pecado; a largo plazo todo se 
			emparejaría.
 
 Algunos actos de egoísmo contrastaban con otros de gran lealtad y 
			generosidad, y era ese contraste lo que hacía tan hermosas las 
			relaciones entre nuestros antepasados paganos, y nadie nunca pensó 
			en tratar de abolir,
 
				
			 
			...como 
			
			el cristianismo ha hecho a través de toda 
			la Historia, basado en el pensamiento dualista de Jesús. 
			 
			  
			Eran sólo 
			grupos, que a la larga actuaban siempre egoístamente, los que eran 
			prohibidos de la sociedad.  
			  
			En casos más serios, estaba bien 
			matarlos, porque la preservación artificial de la vida (sin tener en 
			cuenta cuán destructiva y sin sentido se había hecho) no era parte 
			de la moral de ellos.
 Una sociedad crea belleza, felicidad y cooperación sólo cuando sus 
			miembros tienen un sano equilibrio de egoísmo y generosidad, de 
			agresión y amor, de fuerzas masculinas y femeninas, de emociones 
			positivas y negativas (¡todo en el contexto correcto!), y cuando ese 
			equilibrio es desestabilizado por demasiada caridad y amor (como el 
			concepto de Jesús del pecado haría inevitablemente), se crean las 
			mismas crueles y malas consecuencias que si promoviéramos sólo el 
			odio y el egoísmo.
 
				
				¿Podría ser que la promoción del amor ciego y unilateral realmente 
			fomentara el egoísmo y formas extremas de odio?  
			Creo que este 
			pensamiento nunca cruzó por la mente de Jesús.
 En resumen, llegar a ser libre de acciones "pecadoras" NO es de 
			ninguna manera deseable en una sociedad humana, y el concepto de 
			Jesús de evitar el pecado pertenece al mismo modo de pensar de un 
			anarquista consumido por el odio; él es incapaz de amar a las 
			personas por lo que ellas realmente son.
 
 Uno tiene que preguntarse aquí:
 
				
				¿Cuál es la principal característica 
			de los psicopáticos especuladores de dinero si no su eterna 
			tentativa de liberarse de toda responsabilidad social a la vez que 
			simulan estar actuando moralmente? 
			
			* * *
 
 
			
			Ahora permítame abordar con alguna mayor profundidad la presunción 
			de Jesús de que los individuos débiles e imperfectos no tienen 
			ningún derecho de juzgar lo que sucede en sus sociedades, siéndonos 
			permitido a nosotros "pecadores" sólo usar el universalismo judío 
			como una guía moral.
 
 La Naturaleza nos muestra que hacer juicios y tomar decisiones en 
			nuestras propias sociedades, a pesar de que nosotros seamos 
			individuos falibles ("pecadores"), es el mejor (y quizá el único) 
			modo de construir una sociedad.
 
 Una sociedad es más que la suma de sus partes, capaz de producir una 
			súper-inteligencia cuando los miembros están relacionados por medio 
			de la raza y una sana moral.
 
			  
			Afirmar que sus miembros no tienen 
			ningún derecho moral de decidirlo porque ellos son falibles 
			(pecadores), es como afirmar que las colonias de hormigas, por 
			ejemplo, requieren ser desarrolladas en laboratorios con la ayuda de 
			programas computacionales a fin de prosperar porque las hormigas 
			individuales no son perfectas, y por lo tanto ellas no pueden crear 
			una colonia exitosa sin la intervención de un "ser superior".  
			  
			Las 
			sociedades racialmente homogéneas son capaces de solucionar todos 
			sus problemas morales sin dogmas religiosos a pesar de que los 
			individuos sean falibles.
 Vemos aquí que el concepto de Jesús del pecado también está 
			destinado a legitimar la esclavitud totalitaria de nuestras 
			sociedades y la destrucción de toda cohesión social, arrebatándonos 
			el poder sobre nuestras sociedades y dándolo a judíos dueños de 
			bancos.
 
			  
			Esa mentalidad es la misma detrás de los especuladores del 
			dinero, que consideran los estándares sociales y las leyes de la 
			preservación de la Naturaleza como matices que interfieren con sus 
			negocios.
 De hecho, se ha mostrado que las colonias de hormigas son más 
			inteligentes y resuelven sus problemas de manera mejor que alguna 
			cosa alguna vez inventada por el racionalismo cristiano, tanto que 
			las corporaciones comenzaron a aplicar el comportamiento de las 
			hormigas en su logística para resolver situaciones en las cuales las 
			capacidades humanas y los computadores no estuvieron a la altura de 
			la tarea.
 
 Las colonias de hormigas, las colmenas de abejas o cualquier grupo 
			de animales sociales consisten en individuos falibles con 
			inteligencia limitada, pero de alguna manera ellos alcanzan siempre 
			la mejor decisión, mejor que cualquier cosa que un computador, una 
			organización corporativa o una ideología religiosa podría conseguir 
			alguna vez cada uno por sí mismo.
 
 Como un ejemplo, programadores de computación quisieron resolver un 
			simple problema mental que consistía en averiguar la ruta más corta 
			al visitar muchos países.
 
			  
			Cuando el número de países es tan alto 
			como 10, las rutas posibles son tantas que los mejores computadores 
			en el mundo requieren mucho tiempo a fin de comparar y analizar 
			todas las opciones posibles.  
			  
			Eso fue mientras se aplicó nuestro 
			pensamiento occidental basado en el racionalismo cristiano, pero el 
			problema fue fácilmente solucionado al simular el comportamiento de 
			una colonia de hormigas, en otras palabras, el comportamiento de la 
			Naturaleza (The Smart Swarm, de 
			Peter Miller, 2010, cap. 1).
 Podríamos decir que el enfoque humano (que desea controlar todos los 
			factores) se parece al concepto de Jesús del pecado, un concepto que 
			es incapaz de resolver siquiera problemas simples, mientras que el 
			método de las hormigas se parece al modo en que una sociedad 
			funciona naturalmente cuando está unida por la raza y sin ideologías 
			universalistas judías.
 
			  
			Éste es un concepto importante porque un 
			enjambre es inteligente sólo mientras está unido por la raza. Si 
			llegáramos a introducir hormigas o abejas de raza mezclada, o una 
			religión judía, la colonia degeneraría en la confusión y moriría.
 Resumiendo:
 
				
				con su concepto de evitar el pecado,
				Jesús está 
			aconsejando una vez más algo imposible de seguir (¡precisamente 
			porque es imposible seguir!) y que tiene consecuencias nefastas, 
			arrebatándonos todo control sobre nuestras propias sociedades y 
			relaciones sociales. 
			  
			Nota:  
			Creo que éste es el lugar apropiado para abordar el concepto 
			de "teorías de conspiración" en relación a la arrogancia 
			intelectual. Ese término está basado en la misma actitud de Jesús, 
			porque existe la presunción de que la gente no puede saber nada sin 
			el método científico o sin la aprobación del mundo académico 
			dominado por el judío.
 Las hormigas siempre encuentran mejores rutas que cualquier grupo de 
			académicos, a pesar de muchas hormigas individuales que cometen 
			errores.
 
			  
			Eso es porque los errores se anulan unos a otros, 
			permitiendo a la verdad salir.  
			  
			También las leyes de la estadística 
			dicen que de tantas teorías de conspiración al menos algunas de 
			ellas deben ser verdaderas, y algo que la mayor parte de las teorías 
			de conspiración tienen en común es el papel de los judíos y el hecho 
			de que las élites no representan nuestros mejores intereses.
 Por lo tanto podemos demostrar de manera matemática y empírica que 
			algunas teorías de conspiración acerca de la influencia judía deben 
			ser verdaderas.
 
 
			  
			
			* * *
 
 
			
			Y por supuesto, yo no podía escribir sobre el pecado sin aludir a la 
			conexión que existe entre pecado y deuda en nuestro sistema 
			económico.
 
			  
			El concepto de Jesús del pecado es, como hemos visto, una 
			fuerza igualadora, y la igualdad puede tener un lado muy cruel.
			No toda la gente tiene capacidades iguales, ni necesidades ni 
			preferencias iguales. 
			  
			Por lo tanto nuestros antepasados paganos 
			tenían un sistema de relaciones recíprocas basado en el deber y el 
			honor, lo que aseguraba que cada uno fuera tratado según sus 
			necesidades y posibilidades personales. Para nuestros antepasados 
			habría sido inmoral esperar recibir un tratamiento igual de parte de 
			un campesino pobre o de un guerrero noble.
 Pero Jesús nos considera a todos nosotros iguales, sin tener en 
			cuenta nuestras capacidades o necesidades (piense en un agujero 
			negro).
 
			  
			Un lunático que viviera sólo unos años y no aprendiera nada, 
			que nunca entendiera lo que ocurre en su ambiente, que nunca 
			respondiera exitosamente a un desafío en su vida y que quizás nunca 
			hubiera amado a nadie, iría al cielo si él nunca hubiera protestado 
			contra el universalismo judío, mientras que una persona que amara la 
			Naturaleza, que diera su vida por su gente, que hubiera descubierto 
			los secretos de este universo y nunca hubiera tenido un solo segundo 
			sin desafíos, iría al infierno si hubiese dudado de que los 
			prestamistas que escribieron la Biblia eran santos.  
			  
			Incluso si esta 
			última persona fuera al cielo todavía hablaríamos de un resultado 
			absurdo e injusto en comparación con el lunático.
 En el concepto de Jesús de pecado-cielo-e-infierno no hay lugar para 
			un aprendizaje adicional, para tener un desarrollo espiritual más 
			allá de una sola vida, ni lugar para experiencias transcendentales y 
			míticas más allá del bien y el mal, más allá de dogmas limitados.
 
			  
			Todo en ello se trata de 
			obediencia o desobediencia a la 'ley judía' y 
			al 'universalismo judío', y es triste ver cuántos cristianos hablan de 
			"sentir a Dios" y de tener acontecimientos o visiones 
			"espirituales", porque eso sólo significa que ellos están 
			prostituyendo su espiritualidad (su conexión con la Naturaleza) 
			estando al servicio de la ley judía.  
			  
			Es casi como una muchacha 
			Blanca muy talentosa que decide prostituirse ella misma con 
			proxenetas judíos a fin de hacerse famosa. Ellos están usando los 
			talentos o la belleza que recibieron de la Naturaleza a fin de hacer 
			más rico al judío.
 Esta situación me recuerda la parábola de los trabajadores en la 
			viña (Mateo 20:1-16).
 
			  
			Un terrateniente 
			capitalista, que según Judsus se parece a Dios, los 
			contrata para trabajar cantidades diferentes de horas en su viña, 
			pero al final él paga a cada uno la misma cantidad (los que 
			trabajaron muchas horas recibieron el pago de sólo una hora).
 La idea es que Dios recompensa a cada uno con lo mismo sin tener en 
			cuenta el momento en que ellos se rindieron al universalismo judío.
 
			  
			Cada uno es admitido en 
			el 
			Nuevo Orden Mundial... perdón, en
			el 'reino de los cielos', sin considerar cuán tarde usted 
			entrega su alma 
			
			al globalismo... digo, sin tener en cuenta cuán 
			tarde llegó usted a Dios.
 Analizando esta parábola un poco más profundamente, esta idea de 
			recompensar a cada uno con lo mismo a pesar de haber contribuido de 
			maneras diferentes es la misma clase de igualdad que Jesús promueve 
			con su concepto del pecado, y esa clase de igualdad sólo es posible 
			cuando las relaciones de parentesco han sido reemplazadas por el 
			dinero.
 
			  
			Estar endeudado con el 
			judío, tal como ser pecador, nos hace a todos iguales, y el único 
			modo de evitar la deuda sería diferenciar y separar, exactamente lo 
			que Jesús más detesta.
 Ésa es la misma actitud de los bancos, que extraen la deuda 
			sistemáticamente sin saber quién es usted, sin preocuparse de 
			vuestras necesidades especiales o capacidades.
 
			  
			En resumen, ésta es otra 
			vez la destrucción de todos los estándares sociales como es típico 
			de los ideales de Jesús.
 Esta situación podría parecernos normal hoy, pero para nuestros 
			antepasados paganos una transacción económica dependía totalmente de 
			la relación y era inmoral esperar la misma clase de actitud 
			económica hacia un modesto agricultor como hacia un noble.
 
 Recompensar a cada uno con lo mismo era inmoral para nuestros 
			antepasados porque era la diferenciación la que permitía una 
			sociedad feliz, mientras que la igualdad sólo crearía una infernal 
			opresión totalitaria para cada uno, incluso si fuera anunciada como 
			un reino del cielo.
 
 Algunos teólogos afirman que el pago era suficientemente bueno hasta 
			cinco horas extras de trabajo, y Dios estaba simplemente siendo 
			generoso con el trabajador tardío que trabajó sólo una hora.
 
			  
			Pero incluso suponiendo 
			que ése sea el caso, eso no suprime el hecho de que Jesús usa como 
			símbolo del cielo una economía de escasez; él no está preocupado por 
			el hecho de que haya una persona rica que posee todo y que decide de 
			manera arbitraria y totalmente independiente de su sociedad en 
			cuanto al trabajo de sus hombres.
 En la lengua proto-germánica, la misma palabra para "pagar una 
			deuda" significaba "curar" y "reparar".
 
			  
			Esto nos muestra que el 
			punto central era acerca de sanación o reparación de una relación, 
			algo que no puede ser cuantificado sólo con el dinero. 
				
				"...la prohibición 
				medieval contra la usura no provino de la Iglesia sino que más 
				bien fue un fenómeno de la tradición social y económica medieval 
				[¡tradiciones paganas que persistían!] y ello no tuvo nada que 
				ver con el cristianismo y sus enseñanzas, escribió [el famoso 
				economista judío] Ludwig von Mises". 
				
				
				Jesus, der Kapitalist 
				
				2012 
				
				de Robert Grötzinger, p. 37 
			Entre los indo-germanos 
			cada uno recibía y contribuía según sus posibilidades y necesidades, 
			y eso estaba basado en relaciones de honor y reciprocidad. 
			  
			Fue sólo Jesús con su 
			concepto del pecado el que igualó todas las relaciones y preparó así 
			el terreno para cuantificarlas con dinero y hacerlas anónimas.
 Si aquella parábola (de los trabajadores de la viña) no fuera lo 
			bastante perturbadora, tenemos también la de los talentos [1 
			talento= 34 kgs. ó 1.000 monedas] (Mateo 25:14-30) donde Jesús no se 
			molesta siquiera en guardar las apariencias.
 
			  
			En esa parábola Dios es 
			explícitamente descrito como un usurero que espera de sus seguidores 
			que practiquen la usura también, y el que no cobra suficiente usura 
			o que encuentra eso inmoral, es castigado por Dios, el cual le quita 
			el poco dinero que él tenía (ganado honestamente) y se lo da al 
			sirviente más rico (quien había ganado su riqueza por medio de la 
			especulación deshonesta).
 Los teólogos interpretan esa parábola como que Dios nos ordena 
			convertir a otras personas (uno piensa en guerras y persecuciones) a 
			fin de hacer a Dios más rico en creyentes.
 
			  
			Si aquella interpretación 
			es correcta, deberíamos preguntarnos:  
				
				¿a qué tipo de dios 
				le gusta compararse espiritualmente con un sistema que es 
				destructivo e inmoral en el más literal de los sentidos, sin 
				siquiera notar que hay algo espeluznante en ello? 
			La monopolización, la 
			persecución, la esclavitud económica, la usura, etcétera, son malas 
			en un nivel económico, pero, 
				
				¿Se supone que 
				nosotros debemos creer que ellas son la felicidad cuando las 
				mismas cosas suceden en un nivel divino en el así llamado 
				"cielo"?   
				¿No es la actitud de 
				
				
				
				Yahvé hacia otros dioses un reflejo de la actitud de los judíos 
				hacia otros pueblos?   
				¿Es eso una cosa 
				buena en algún nivel? 
			  
			Nota: el monopolio en el 
			nivel económico significa el monoteísmo en el nivel divino; la 
			esclavitud en el nivel económico significa pecado en el divino, y la 
			usura en el nivel económico significa la persecución y la conversión 
			forzada en el nivel espiritual. 
			  
				
				"...Siervo malo y 
				perezoso, sabías que cosecho donde no he sembrado y que recojo 
				donde no he aventado; por eso mismo debías haber depositado mi 
				dinero donde los banqueros, y así, al venir yo, hubiera recibido 
				lo mío junto con los intereses [usura].    
				Por lo tanto, 
				quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez talentos [al 
				obediente goy], porque al que tiene se le dará y tendrá en 
				abundancia; pero a quien no tiene, aun lo poco que tiene se le 
				quitará.   
				Y al esclavo que no 
				sirve para nada [honesto], échenlo a la oscuridad de afuera. 
				Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes". 
				
				(Mateo 25: 26:30) 
			El mensaje no podía ser 
			más claro que eso... 
			  
			Dios es aquí un especulador monetario sin 
			escrúpulos, y el lugar donde "habrá llanto y rechinar de dientes" es 
			sólo un eufemismo que significa que, 
				
				el judío se asegurará de que 
			usted no reciba misericordia si usted no coopera con las estafas 
			usureras de él en un nivel monetario o espiritual. 
			La declaración, 
				
				"Yo cosecho donde no 
				he sembrado y recojo donde me aventé ninguna semilla", 
			...es un abierto 
			reconocimiento de que el judío consigue dinero sin trabajar alguna 
			vez por ello.  
			  
			De hecho, ésa es la 
			típica actitud del judío que desdeña el trabajo honesto.
 Incluso para los teólogos que tienen un mensaje espiritual, la misma 
			actitud de esclavitud y extorsión sigue siendo la misma pero 
			simplemente toma una dimensión espiritual.
 
			  
			Quizás eso significa que 
			Yahvé quiere alimentarse de nuestras almas y que su reino del cielo 
			es una especie de granja "feliz" para las almas.
 No sin razón el criado pobre lo llama "un hombre duro".
 
			  
			Con aquellas palabras él 
			realmente está acusando a "Dios" de ser un estafador y, así, el amo 
			judío se enfada por esa desobediencia.
 En cualquier caso, con esa parábola Jesús está santificando una 
			institución (tasas de interés o usura),
 
				
					
					
					que promueve la competición 
			entre miembros de la sociedad que de otro modo se ayudarían 
			mutuamente
					
					que crea la escasez artificial
					
					que concentra las 
			riquezas en cada vez menos manos y que impone el crecimiento eterno, 
			...significando esto último no otra cosa que el gasto innecesario de 
			todos los recursos naturales y el criar juntas a todas las razas 
			humanas 
			
			como animales de granja, en un intento de exprimir el último 
			centavo o recurso restante que no ha sido todavía sorbido por el 
			rapaz judío.
 Si esto tiene también un sentido espiritual, eso no salva el caso de 
			Jesús, porque algo que se supone que es bueno en un nivel espiritual 
			no causaría tanto daño en uno económico, y el hecho de que la usura 
			sea destructiva en un nivel económico muestra que en el espiritual 
			es mucho peor.
 
 La desaparición moderna de la clase media por todo el planeta 
			refleja muy bien la situación en la parábola:
 
				
				el sirviente más rico 
			toma la riqueza del más pobre ("al que tiene poco le será quitado y 
			al que tiene mucho le será dado más").  
			Pero al final es el dios 
			judío el que saca la mayor ganancia: 
				
				incluso la riqueza de los 
			criados ricos es provisoria y a largo plazo su riqueza terminará en 
			las manos de los "elegidos" también. 
			Si esta interpretación parece demasiado prosaica, bueno pues, aquí 
			hay una espiritual:  
				
				En el nivel espiritual esto podría significar 
			que Yahvé destruye la diversidad espiritual tal como la versión 
			economicista de su reino del cielo ha destruido a la mayor parte de 
			las formas vivientes y ha esclavizado a toda la Humanidad. 
			Para aquellos que todavía creen que el 
			Nuevo Testamento trae un 
			nuevo mensaje del Viejo, permítanme señalar que esta parábola de los 
			talentos es sólo un complemento de la historia de 'José en Egipto'.
			 
			  
			La Biblia nos dice cómo
			Judseph fue a Egipto y especuló con los bienes confiados a él 
			(Génesis 47:13-27), tomando toda la propiedad de la gente, 
			dejándolos sin tierras y al final concentrando toda la riqueza en 
			
			las manos de las élites. 
			  
			Esa pequeña y 
			escalofriante historia fue escrita en el "libro santo" sólo porque 
			el dios judío está orgulloso de desposeer a todas las naciones y 
			crear una guerra de clases entre ellas: 
				
				"...Hoy llamaríamos 
				al palacio del faraón, donde José llevó todo el dinero, "el 
				Banco de Egipto" (...) eso llevó a una forzada reducción del 
				dinero circulante y a la caída de precios. (...) la producción 
				agrícola junto con toda otra clase de negocios se estancó.
 "Los agricultores, que habían sido dañados de esa manera, 
				tuvieron que limitar su producción, lo que prolongó la hambruna, 
				y todos los granos que José vendió llevaron aún más monedas al 
				palacio del Faraón.
   
				De esa manera los 
				precios cayeron aún más hasta que la agricultura egipcia fue 
				[artificialmente] arruinada.
 "...Ahora los agricultores estaban desesperados y José compró de 
				ellos la tierra entera de Egipto por el irrisorio precio de pan 
				y semillas.
 
				  
				Como José tenía ahora literalmente todo el dinero en 
				sus manos él fue capaz de dictar los precios. (...) y para 
				evitar una revolución, la maliciosa sociedad bancaria "José y el 
				Faraón" consiguió inversionistas de un modo astuto: los 
				sacerdotes se hicieron los únicos dueños privados de los campos.
 "Podemos imaginar qué suculento negocio hicieron los sacerdotes, 
				ya que ellos arrendaron a los agricultores sus propias tierras, 
				después de que ellos habían sido dejados en la pobreza. (...) 
				ese sacerdocio era una protección necesaria para la "Compañía 
				Faraón".
   
				Aquí tenemos el 
				primer ejemplo conocido en la Historia mundial del capitalismo 
				mostrando su cara.
 "...Desde ahí en adelante todos los trabajadores egipcios 
				tuvieron que entregar al faraón un quinto de su cosecha, es 
				decir, un buen 20% [!] de su trabajo".
 
				
				Fritz Schwarz 
				
				
				Segen und Fluch des Geldes in der Geschichte del Völker 
				
				2010, vol. 1, p. 59 
			El mensaje otra vez es 
			muy claro:  
				
				el judío llevó la usura y la guerra de clases al Egipto 
			antiguo.  
			Muchos eruditos saben que, antes de la llegada de los 
			judíos, los egipcios tenían una economía humana, sin usura, y fue 
			aquella prosperidad la que permitió la construcción de las grandes 
			pirámides. 
			  
			Pero al judío no le gustó eso, y él se aseguró de 
			suprimir aquella "malvada y pagana" prosperidad, que benefició a 
			"demasiada" gente.
 Con la llegada de la economía judía (simbolizado por 'la llegada de 
			José') vemos en Egipto,
 
				
			 
			* * *
 
 
			Ya está claro que Jesús traza diferentes caminos para la economía y 
			la moralidad, destruyendo la conexión natural entre las dos, y eso 
			pavimenta el camino para nuestra esclavitud.
 
			  
			Hacer actos de caridad 
			corresponde, así, al mismo estado mental de obtener usura, y no 
			debería sorprendernos el que tal moralidad sea predicada por un 
			judío 
			globalista...
 Uno sólo puede imaginar que uno de los mayores problemas para 
			introducir la moral cristiana entre los germánicos o celtas era que 
			ella no tenía ningún sentido para ellos:
 
				
				¿Por qué deberíamos 
				nosotros entregar caridad cuando no tenemos 
				ninguna gente pobre en nuestras sociedades?   
				¿Y por qué deberíamos 
				condenar toda la riqueza cuando no conocemos ninguna usura que 
				pudiera distribuir tal riqueza de manera injusta?    
				No preocuparse por 
				cosas materiales ¿realmente no nos haría pobres y dependientes 
				de la esclavitud económica extranjera? 
			Un diferencia entre la 
			vida económica y la vida moral habría sido impensable para nuestros 
			antepasados paganos, o para cualquier otra sociedad pre-cristiana. 
			 
			  
			Separar la economía de la moralidad, a la vez que se promueve la 
			caridad como un remiendo, no es mejor que separar a un niño de su 
			madre y darle a aquél un caramelo como reparación. 
			 
			  
			O, para usar una 
			metáfora más realista, es como arrebatarle a una familia una niña, 
			criarla como una prostituta y darle drogas y bastante que comer como 
			una "reparación", a la vez que considerar moral dicho proceso.
 Esta separación entre economía y moralidad es simbolizada por la 
			escena de Jesús cuando expulsa a los mercaderes desde el templo.
 
			  
			Para nuestros ancestros 
			paganos el templo era un lugar de vida comunitaria donde muchos 
			bienes eran redistribuidos entre la gente, un lugar donde las 
			transacciones económicas reforzaban el sentido de pertenencia a la 
			comunidad y de la responsabilidad social.  
			  
			Jesús hace anónima la 
			economía.
 Tal como Jesús separó nuestras emociones negativas de las positivas, 
			a fin de poner a unas contra otras, él también separó la economía de 
			la moralidad a fin de permitir que el materialismo prosperara, 
			mientras la gente todavía cree que ellos están actuando moralmente.
 
 No debería sorprendernos por lo tanto el que las modernas teorías 
			económicas fueran desarrolladas por teólogos como Adam Smith o 
			filósofos cristianos con una fe profunda como Emmanuel Kant, 
			inspirados por la actitud de Dios hacia la Humanidad.
 
 Aquí llegamos al final de la primera parte de este escrito, y 
			podemos resumir que,
 
				
			 
			Estos dos mensajes se complementan uno al otro perfectamente porque 
			los esclavos, del mismo modo que los animales de granja no tienen 
			que preocuparse por cosas materiales... 
			  
			Sólo tiene que preocuparse por 
			el pago de la usura a sus amos en la forma de su trabajo, un trabajo 
			que no los beneficia a ellos mismos sino sólo a un poder externo que 
			siente mucho amor hacia ellos, aunque sea la clase de amor que un 
			hombre siente por su automóvil, impersonal, no basado en 
			consideraciones raciales o en deberes recíprocos.
 
 
			  
			  
			  
			  
			  
			  
			
			
			Parte 2 
			-   
			Arquetipos   -7 Marzo 
			2018
 
			
			
			
			Versión original en ingles 
			  
			  
				
					
						
							
							
							Presentamos aquí traducida la segunda parte y final, 
							de Marzo del año pasado, del trabajo titulado 'The 
							Dark Side of Jesus', un estudio que esta vez se 
							centra en un análisis de ciertos mitos, de cómo 
							fueron voluntariosamente tergiversados en la 
							Antigüedad para dar origen a nuevos tipos de 
							sociedades antinaturales, para finalmente el autor 
							dar una visión de cómo se consideran ciertos 
							arquetipos, distintos en un alma sana que en otra 
							que ha albergado el virus del cristianismo, según se 
							plantea aquí.   
			  
			"El primero que 
			nació era pelirrojo, todo cubierto de vello, y lo llamaron Esaú.
			 
			Luego nació su 
			hermano, agarrado al talón de Esaú con una mano,  
			y por eso lo 
			llamaron Jacob  
			[heb. = el que 
			se aferra al talón, suplantador]"  
			(Génesis 
			25:25-26).
 
			"Cierto 
			día Jacob preparó un guisado.
 
			Y cuando Esaú 
			volvía del campo, cansado, dijo a Jacob:  
			—Por favor, 
			invítame a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado.  
			Por eso fue 
			llamado su nombre Edom [heb. = rojo].  
			Y Jacob 
			respondió:  
			—Véndeme primero 
			tu primogenitura.  
			Entonces Esaú 
			dijo:  
			—He aquí, estoy 
			a punto de morir; ¿de qué me sirve, pues, la primogenitura?  
			—Júramelo ahora 
			mismo— insistió Jacob.  
			Esaú se lo juró, 
			y así le cedió a Jacob sus derechos de hijo mayor.  
			Entonces Jacob 
			dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas;  
			y él comió y 
			bebió, y se levantó y se fue.  
			Así menospreció 
			Esaú la primogenitura" 
			(Génesis 
			25:29-34). 
			
 
			  
			  
			
			
			 
			  
			
			
 Introducción
 
 Analizando esta cita de apertura tenemos que comprender que no hay 
			gente pelirroja entre las razas semíticas reales. Estamos tratando 
			aquí más bien con una parábola en la cual Esaú representa a la gente 
			Blanca y Jacob representa al judío.
 
 En la mente de los autores del Antiguo Testamento los judíos 
			nacieron a fin de parasitar a los Blancos, como lo simboliza el que 
			Jacob naciera "aferrándose al talón de Esaú".
 
			  
			La manera en que esa 
			explotación debería ocurrir es explicada posteriormente y 
			justificada por la forma en que Jacob toma de Esaú sus derechos 
			naturales.
 Entre pueblos indo-germánicos era lo habitual para los miembros de 
			la sociedad ayudarse mutuamente y no pedir nada en tiempos de la 
			mayor necesidad. Usted podía confiar en que su propia gente lo 
			ayudaría en las dificultades porque usted sabía que ellos no se 
			aprovecharían de vuestra impotencia.
 
 Esto es más evidente cuando vemos cómo Esau no podía entender por 
			qué su hermano quería tomar de él sus derechos de nacimiento. Tal 
			cosa era totalmente sin precedentes y, para un indo-germánico, no 
			tenía sentido.
 
 El hecho de que un judío y un Blanco sean descritos como hermanos 
			gemelos en esa historia significa que el judío se instalará en 
			sociedades indo-germánicas y fingirá integrarse, simulará ser un 
			hermano de los pelirrojos y aparentará ser uno de ellos.
 
			  
			Una vez que 
			
			los Goyim Blancos creen que el judío es su hermano, el judío abusará 
			de aquella confianza y les arrebatará los derechos naturales.
 Además, comprar o vender un derecho de nacimiento es imposible en la 
			práctica y más bien tenemos aquí una metáfora de cómo Jacob 
			transformó la relación de parentesco en una transacción comercial, 
			con Esaú no entendiendo lo que estaba ocurriendo en el proceso.
 
 Aprendemos de esta historia que fue el judío el que transformó la 
			pertenencia natural y las relaciones humanas en contratos 
			artificiales o transacciones comerciales entre los pueblos 
			indo-germánicos.
 
			  
			El judío fue también el que destruyó la confianza y 
			la cooperación y las sustituyó por el capitalismo usurero.
 
 
			  
			
			Mitos de Creación
 
 Ahora bien, esta historia de Jacob y Esaú puede ser considerada como 
			una "Sociogonía" judía, un mito que explica al judío los orígenes de 
			la sociedad "moderna", pero a fin de entender mejor cómo hemos 
			terminado en esta clase de sociedad tenemos que echar una mirada a 
			los mitos de creación.
 
 Como vamos a comprender, el cristianismo no es nada más que una 
			alteración del sentido de la mitología y los valores 
			indo-germánicos, y no soy el primero en comprender que el judaísmo 
			es un cierto tipo de anti-religión, con el cristianismo como su 
			seguidor fiel en aquella tradición.
 
 Todo lo que una vez era sagrado para otros pueblos fue degradado por 
			esta religión que todo lo niega, mientras que los defectos del 
			carácter como el egocentrismo, la cobardía o la indolencia hacia la 
			Naturaleza fueron elevados a un altar santo.
 
 Un buen ejemplo de esta alteración de valores puede ser mostrado por 
			la deformación hecha en la Biblia de nuestro mito indo-germánico de 
			creación.
 
			  
			Conocemos la versión nórdica 
			
			del gigante Ymir siendo 
			cortado a pedazos por los dioses germánicos, quienes crearon nuestro 
			universo con los miembros de él.
 Ahora, con el uso de la mitología comparada es posible reconstruir 
			el mito de creación original como fue conocido por los 
			indo-germánicos (basado en "Myth, Cosmos and Society", 2014, de 
			Bruce Lincoln):
 
				
					
					Había un ser primordial.Él fue sacrificado y cortado en trozos.
 De su carne surgió la Tierra.
 De sus huesos, las montañas y las piedras.
 De su (único) ojo, el Sol.
 De sus emociones, la Luna.
 De su mente, las nubes.
 De sus venas y sangre, los ríos.
 De su cráneo, la esfera del cielo.
 De su aliento, el viento.
 De su pelo, los árboles y las plantas.
 
			Paralela a este mito estaba la idea de que nuestros cuerpos humanos 
			son una reorganización de Ymir.  
			  
			Él fue cortado en pedazos y se 
			convirtió en nuestro planeta, pero de este planeta (la Naturaleza) 
			aparecieron los humanos, y las partes de nuestros cuerpos son 
			análogas a las partes del cuerpo de Ymir:  
				
				Nuestra carne es como la 
			tierra, nuestro pelo es como los árboles sobre la tierra, nuestras 
			emociones están relacionadas con la Luna, nuestra visión con el Sol, 
			nuestra cabeza con el cielo, etcétera.  
			Como se hará evidente luego, 
			de todas estas analogías la más importante a tener presente en 
			cuanto a la Biblia es la de que de nuestra carne es análoga a la 
			tierra.
 Además de belleza poética, en este mito hay una sabiduría muy 
			profunda dentro de él.
 
			  
			Del mito aprendemos que nuestro planeta es 
			como una criatura viva, una visión de la Tierra que no puede ser 
			negada ni siquiera por los ecologistas modernos.
 Quién no se asombra cuando este mito refleja, por ejemplo, que el 
			flujo de magma bajo la corteza terrestre o el campo electromagnético 
			de la Tierra y la interconexión de las corrientes marinas, todos 
			trabajan como partes de un sistema viviente, necesarios para que 
			exista la vida.
 
 Otro punto central del mito de Ymir es el temprano reconocimiento de 
			la Segunda Ley de la Termodinámica [la cantidad de entropía o grado 
			de desorden del Universo tiende a aumentar con el tiempo]. La 
			materia pasa de un estado a otro, siendo la vida y la muerte partes 
			de un solo flujo.
 
			  
			Por eso Ymir tuvo que ser desmembrado a fin de 
			crear este mundo, porque la vida surge de la muerte y la muerte de 
			la vida.
 
 
			  
			
			Un Estado Indo-Germánico
 
 De manera bastante sorprendente, este mito está también relacionado 
			con el orden social indo-germánico.
 
			  
			
			Los indo-germánicos tenían una 
			especie de Althing [asamblea o parlamento] supra-regional en el cual 
			diferentes cantones de la misma raza (omnes eiusdem sanguinis populi) 
			se congregaban y realizaban rituales sociales relacionados con el 
			sacrificio de Ymir.
 En esos rituales eran divididas partes de un animal sacrificado 
			(representando a Ymir) entre diferentes líderes de clanes 
			diferentes, simbolizando su pertenencia a una forma más grande de 
			Estado, aunque cada cantón fuera separado e independiente.
 
 Un buen remanente de ese ritual es la "parte del campeón" o Curadmír 
			en las leyendas celtas donde los héroes luchan para conseguir la 
			mejor parte de un jabalí, simbolizando un lugar superior en la 
			jerarquía.
 
			  
			El aspecto importante es que los diferentes clanes se 
			congregaban cada año (¿en el solsticio de invierno?) y recordaban su 
			ascendencia común y pertenencia racial por medio de ese ritual, 
			antes de separarse otra vez en gobiernos locales.
 
			  
			
			
			 Asamblea del cantón de Glarus, Suiza,
 
			7 de Mayo de 2006
 
			
			Esos rituales fueron registrados por autores romanos que escribieron 
			acerca de los germánicos (los 
			Semnones) y los primeros latinos 
			(durante sus 
			
			Feriae Latinae), y de esos reportes nos enteramos 
			de y entendemos los modos indo-germánicos de crear un Estado.
 
 Gente de la misma raza retenía la soberanía local y vivía en 
			comunidades independientes (compuestas por alrededor de 500 
			personas, según hallazgos arqueológicos en Alemania).
 
			  
			En tales 
			pequeñas comunidades la democracia directa era posible, pero ellas 
			también funcionaban como un supra-Estado con otras comunidades de la 
			misma raza, en una organización que se parecía al Estados Unidos 
			inicial: 
				
				"[Tarquino] designó el lugar donde [los primeros latinos] haría la 
			asamblea: una alta montaña...    
				Y él estableció leyes según las cuales 
			ellos realizarían asambleas ahí cada año mientras hubiera treguas 
			entre todos ellos (...) y todos conjuntamente realizarían 
			sacrificios (...) a Júpiter Latiaris [Lacial]. (...) Y cada uno 
			recibe su parte asignada del toro que es sacrificado por todos en 
			común". 
				(Dionisio de Halicarnaso, lib. 4, 49)     
				"En un tiempo fijo toda la gente de la misma sangre se congrega para 
			realizar rituales. La buena fortuna de los Semnones se añade a su 
			autoridad. Cien cantones son habitados por ellos, y este gran cuerpo 
			hace que ellos crean que ellos son la cabeza de los Suebos". 
				(Tácito, Germania, 
				39)
 
				"Los germánicos celebran en sus canciones antiguas a un dios nacido 
			de la Madre Tierra, Tuisto [literalmente "gemelo", el mismo 
			significado de Ymir]. Su hijo Mannus ["humano"] era el origen de su 
			raza y su fundador.
   
				Ellos atribuyen tres hijos a Mannus y de sus 
			nombres ellos llaman a aquellos cercanos al océano Ingaevones [del 
			dios Yngvi: Freyr]; a aquellos que estaban en el medio, Herminones 
			[del dios Jormunr: un sobrenombre de Odín]; y a todo el resto, 
			Istaevonones [de un dios desconocido: Ist]" 
				(Tácito, Germania, 2) 
			Vemos que la imagen romana de tribus salvajes absortas en pequeñas 
			peleas sin interés por la civilización no tiene nada que ver con la 
			realidad.  
			  
			Los autores romanos (que tenían poco que ver con sus 
			antepasados latinos) estaban acostumbrados a formas totalitarias de 
			gobierno típicas del multiculturalismo y no entendían que los 
			germánicos prefirieran una coalición de cantones pequeños e 
			independientes unidos por la raza, como fue posteriormente el caso 
			en la Alemania del siglo XIX, la moderna Escandinavia, la Suiza 
			moderna o durante la fase preliminar de Estados Unidos.
 La relación natural de ellos era de cooperación y conciencia racial, 
			y podemos concluir que los conflictos posteriores entre "tribus" 
			germánicas o celtas fueron un desarrollo posterior causado por las 
			fuerzas de desestabilización del expansionismo romano en conjunto 
			con el antiguo capitalismo judío.
 
 Sin embargo, la Historia ha demostrado que los países donde la gente 
			tiene más libertad hoy son precisamente aquellos que más se parecen 
			al Estado indo-germánico, mientras que los más despreciables centros 
			de decadencia y pobreza son los herederos de la tradición 
			greco-romana, moldeados a partir de gobiernos centralizados y 
			multiculturales.
 
 En resumen, esta forma indo-germánica del Estado tenía un sentido 
			cósmico, como queda evidenciado por sus rituales.
 
			  
			Creo que otro 
			sentido era que las diferentes formas de vida son como distritos 
			independientes que trabajan juntos, aunque ellos retengan su propio 
			espacio.
 Como individuo puedo relacionarme con este mundo sólo cuando mi 
			cuerpo retiene su integridad genética, cuando mis genes están 
			protegidos de los de los virus u otros seres, y es sólo por medio de 
			la muerte que renuncio a aquella separación y me hago uno con otros 
			seres.
 
			  
			Lo mismo es válido para grupos raciales y especies animales: 
			 
				
				una raza está viva cuando retiene su integridad racial y renuncia a 
			ella sólo con la muerte. 
			En este aspecto, la sexualidad está relacionada con la muerte.  
			  
			Tal 
			como renunciamos a nuestra integridad genética por la muerte, 
			hacemos algo similar en una escala más pequeña cuando compartimos 
			nuestros genes mediante el acto sexual, que es una forma de muerte 
			controlada, y por lo tanto deberíamos ser cautelosos con ello. 
				
				Una cantidad controlada de muerte es necesaria para reestructurar 
			las formas prevalecientes (para inyectarles alguna creatividad). 
			Pero demasiada muerte puede ser también destructiva, del mismo modo 
			que demasiada vida. 
			  
			 
			  
			  
			Como vemos en el diagrama, demasiada muerte representa el caos, 
			mientras que demasiada vida representa formas estáticas. Por lo 
			tanto Belleza y Vida son el equilibrio entre caos y formas 
			estáticas.  
			  
			La Naturaleza evita aquellos dos extremos regenerándose a 
			sí misma y asegurándose de que Ella no sea estática ni que se 
			desintegre en el caos.
 Demás está decir que cuando compartimos nuestros genes con otras 
			razas abrimos la puerta de manera demasiado amplia para que la 
			muerte entre en nuestra realidad, y el caos entra como una avalancha 
			que destroza nuestra sociedad en la disonancia y la carencia de 
			forma.
 
			  
			A fin de comprender cuánta muerte es necesaria para mantener 
			viva a una sociedad deberíamos comenzar a considerar a la sociedad 
			como un organismo genéticamente coherente en vez de una 
			conglomeración casual de individuos no relacionados.
 En resumen,
 
				
				la Vida es el punto medio entre caos y modelos fijos... 
			Ambos extremos son estériles, pero la Naturaleza ha manejado un 
			equilibrio entre esas fuerzas, una "ventana de viabilidad", en la 
			cual la vida y la belleza pueden surgir.  
			 
			  
			Durante el acto sexual 
			permitimos un poco de caos a fin de vitalizar nuestras formas fijas. 
			  
			También la Naturaleza inventó la conciencia racial a fin de 
			mostrarnos cuán grande debe ser la "puerta a la muerte" a fin de no 
			desintegrarse.
 
			  
			
			
 Alteración de los Valores
 
 Ahora volvamos a la reelaboración semítica de nuestro mito de 
			creación.
 
			  
			Aprendemos de la Biblia que 
			
			Yahvé creó al hombre de la 
			arcilla. Esa mención de la arcilla fue obviamente tomada de mitos 
			paganos en referencia a la tierra como análoga a nuestra carne, pero 
			en la Biblia el sentido de la metáfora fue puesto al revés.
 En primer lugar, los eruditos han notado que la arcilla (en vez de 
			la pura tierra) fue usada por los pueblos semíticos como una palabra 
			denigratoria.
 
			  
			Para esa gente la arcilla era una forma "vil" de 
			tierra.
 Ahora bien, eso podría parecer extraño a primera vista:
 
				
				¿por qué 
			alguien haría juicios de valor con respecto al elemento tierra? 
				 
			Pero 
			esa clase de odio contra la Naturaleza es ya característico del 
			Antiguo Testamento, donde hay animales "puros" e "impuros", 
			etcétera.
 Vemos que en vez de que la tierra simbolice nuestra libertad como 
			parte legítima de la Naturaleza, esa metáfora es distorsionada en la 
			Biblia para describir al hombre como un vasallo de Dios, creado 
			independiente de la Naturaleza.
 
 En vez de que la Naturaleza y "Dios" sean dos manifestaciones de la 
			misma cosa, Dios se convierte en un ser ensimismado y tiránico que 
			no necesita nada de nadie, y la Naturaleza es creada como una 
			ocurrencia posterior.
 
			  
			En vez de ser la creación un acontecimiento 
			cíclico, ese dios semítico lamenta "su" propio trabajo y lo hace 
			lineal.
 Es importante comprender que una visión cíclica de la Naturaleza es 
			totalmente incompatible con una economía usurera, mientras que la 
			idea de que la creación es lineal y que fue realizada por un dios 
			independiente conduce inevitablemente a una actitud usurera en 
			nuestra vida económica.
 
 Esto es así porque en la Naturaleza nada dura para siempre, todo 
			debe pudrirse, decaer y volver a la tierra (tal como Ymir); por lo 
			tanto la idea de acumular riqueza, que nunca decae sino que más bien 
			aumenta, más inútil es para la sociedad y no tiene sentido allí.
 
 Siempre que alguien tiene mucho de algo, el mejor uso o destino es 
			compartirlo con su gente antes de que ello decaiga, y vuestra gente 
			ciertamente le devolverá a usted más tarde el favor con alguna otra 
			cosa.
 
			  
			Es sólo la creencia de que como individuos fuimos creados 
			separados de nuestros compañeros de raza y que la vida sigue un 
			camino lineal (que no retorna a la Naturaleza) lo que moralmente 
			justifica la usura.
 
			  
			  
			
			Una Filosofía que Lamenta la Vida
 
 Que el dios hebreo se arrepiente a menudo de su creación y le gusta 
			destruirla está atestiguado extensamente en el Antiguo Testamento 
			(como en la historia de Sodoma y Gomorra o en el Diluvio de Noé, 
			etc.) y es ratificado más tarde por el libro del Apocalipsis en el 
			"Nuevo" Testamento.
 
			  
			Ese deplorar la Belleza de la vida debe ser 
			encontrado en filosofías por todo el Mundo Antiguo, siempre que una 
			sociedad ya ha entrado en contacto económico con el judaísmo 
			internacional.
 Entre pensadores griegos como Heráclito nada era más abominable que 
			el sacrificio:
 
				
				"Se purifican en vano con sangre, estando manchados", frag. 5, 
			...y porque la creación de vida requiere el sacrificio, la 
			vida misma era impura a los ojos de él.  
			  
			También en la India budista 
			el objetivo es alcanzar la nada del Nirvana, presuponiendo que la 
			vida misma crea el karma (pecado), que debe ser evitado.
 También la religión Zoroastriana introdujo un pensamiento similar al 
			de Heráclito, en el cual el sacrificio de un toro primordial (¿Ymir?) 
			era interpretado como la entrada del mal en este mundo. Para esa 
			religión dualista el sacrificio era igualmente una especie de pecado 
			original.
 
 Tal pensamiento dualista es la marca de la esclavitud espiritual, 
			porque la vida sin sacrificios (en cada nivel) es perversa y 
			arbitraria. Nunca he encontrado a una persona que evite toda clase 
			de sacrificios y que sin embargo sea sabia o moral de algún modo.
 
			  
			No 
			veo cómo la inconstancia y el hedonismo implicados en aquella 
			actitud pueden conducir al progreso espiritual.
 Esa renuncia a la vida, esa pereza espiritual, debe ser encontrada 
			también en el pacifismo de Jesús, cuando él declara al mundo entero 
			como pecador, mientras se recuesta en su auto-lástima e indignación.
 
			  
			Sólo victimizándose puede él justificar sus irracionales visiones de 
			la naturaleza humana.
 Esa clase de personas no está satisfecha hasta que ellos se hayan 
			convertido en mártires, y aun cuando la sociedad no tiene nada 
			contra ellos, ellos tratarán de desafiarla de cada modo posible, 
			hasta que la sociedad les dé de mala gana lo que ellos querían:
 
				
				una 
			corona de espinas, que justifica su lucha eterna contra todas las 
			obligaciones sociales. 
			
			* * *
 
 
			
			Demasiada vida no puede en la praxis ser distinguida de demasiada 
			muerte.
 
			  
			Ahora bien, ese antinatural deplorar la vida encuentra 
			tierra fértil en las sociedades multiculturales, donde la gente 
			conduce existencias materialistas y aisladas, y su necesidad de una 
			verdadera conexión con otra gente permanece insatisfecha.  
			  
			Ellos 
			creen que pueden compensar aquella insatisfacción con la vida 
			eterna, o más a menudo ellos pierden el deseo de vivir.
 A fin de entender qué tipo de gente adopta esas filosofías y por 
			qué, podemos echar un vistazo a 
			
			las corporaciones de productos 
			alimenticios.
 
			  
			Sus científicos se jactan de haber creado clases de 
			animales de tipo Frankenstein, como pavos con un pecho tan grande 
			que ya no pueden copular, o gallos tan desnaturalizados que ya no 
			sienten ninguna atracción sexual por las gallinas, etcétera.
 Esos 
			
			animales Frankenstein fueron desarrollados por un mercado voraz 
			a fin de maximizar las ganancias, y aquí deberíamos preguntarnos:
 
				
				¿no es la gente de raza mezclada la versión humana de esa clase de 
			animales? 
				  
				¿no fueron ellos criados también por el mercado a fin de 
			hacer más eficiente la explotación humana?   
				la gente de raza 
			mezclada ¿no está también siendo criada para que tenga un instinto 
			sexual anti-natural y capacidades sociales y mentales obstruidas? 
			
			* * *
 
 
			
			Así, una alteración judía de valores puede ser descubierta ya antes 
			de la invención del cristianismo, y el ejemplo más cercano es el 
			Zoroastrismo.
 
			  
			
			Zoroastro o Zaratustra nunca existió como un ser 
			humano, sino que más bien fue una fachada religiosa para la 
			influencia económica judía en la antigua Persia.
 Los judíos tenían ya en ese entonces una red mundial de usura, y su 
			presencia en la Persia Antigua está bien documentada por la 
			arqueología y por escritores antiguos.
 
 La religión Zoroastriana estaba tan obsesionada con dualismos que 
			además de tener animales "puros" e "impuros", declaraba que había 
			palabras "puras" e "impuras".
 
			  
			No estamos hablando aquí de palabras 
			argóticas u obscenas sino que más bien las palabras "impuras" en 
			cuestión eran sinónimos bastante normales de origen indo-germánico 
			usados por el pueblo común.  
			  
			El objetivo de esa nueva anti-religión 
			era aparentemente suprimir una vez más las tradiciones 
			indo-germánicas.
 Un buen ejemplo es la palabra "daeva".
 
			  
			Ésa es una palabra 
			indoeuropea que significaba originalmente "dios", que fue invertida 
			en su significado por esa ideología que todo lo niega y que todo lo 
			rechaza para señalar a un ser malvado: 
				
				"Daeva (daēuua, daāua, daēva) es un término del lenguaje avéstico 
			para una clase particular de entidad sobrenatural con 
			características desagradables.    
				En los Gathas, los textos más 
			antiguos del canon Zoroastriano, los daevas son "dioses 
			incorrectos", "dioses falsos" o "dioses que son (para ser) 
			rechazados".    
				Daēuua o daēva, del antiguo avéstico, se deriva del 
			antiguo iranio daiva, que a su vez se deriva del indo-iranio daivá, 
			"dios", que refleja al proto-indoeuropeo deywós, con el mismo 
			significado.    
				Para derivados en un contexto europeo, véase Dyeus 
			[germánico Tiwaz, antiguo nórdico Týr]"  
				(Wikipedia, Daeva:
				
				https://en.wikipedia.org/wiki/Daeva). 
			
 
 Antiguos Centros de Estudios
 
 Y éste es el punto donde volvemos a Judsus.
 
			  
			Como quedará claro, la 
			pasión de Cristo es simplemente una versión terrenal de nuestro mito 
			de creación indo-germánico, donde Jesús se sacrifica por la 
			Humanidad al igual que Ymir fue sacrificado para la creación de la 
			Naturaleza.
 Aquí el sentido fue invertido, por supuesto.
 
				
				Mientras que el 
			sacrificio de Ymir estaba destinado para que aceptemos la muerte y 
			nos conectemos con la Naturaleza, el sacrificio de Jesús estaba 
			destinado a abolir la Selección Natural y elevar la impotencia del 
			individualismo a un estilo de vida. 
			¿Recuerda usted la ventana de viabilidad en la cual la vida surge de 
			entre el caos y las formas fijas?  
			  
			Vemos que Jesús se aferra a formas 
			fijas por medio de su individualismo y su rechazo de la selección 
			natural, y eso está, por supuesto, fuera de la ventana de 
			viabilidad.  
			  
			De ahí que una religión que sobrestima las vidas 
			individuales no puede ser separada de una religión nihilista que 
			destruye la vida en general.
 Esa intención de invertir el mito de Ymir es más evidente cuando 
			comprendemos que Ymir quiere decir "gemelo" en antiguo nórdico y que 
			él es análogo al dios germánico Tuistos, que también significa 
			"gemelo".
 
			  
			Quizás algunos de ustedes ya saben que hay una tradición 
			cristiana que dice que Jesús tenía un hermano gemelo ("thoma", como 
			en el apóstol Tomás, es la palabra semítica para "gemelo").
 Me parece que Jesús 
			
			fue inventado por los 'Esenios' a fin de 
			específicamente infiltrarse en religiones indo-germánicas, del mismo 
			modo que un parásito se especializa para un anfitrión específico.
 
			  
			Por lo visto los Esenios tenían una especie de antiguo centro de 
			estudios en Qumrán, donde ellos experimentaron con Evangelios y 
			desarrollaron una historia conveniente para apuntar a tradiciones 
			indo-germánicas.
 Podemos incluso seguir su proceso de creación cuando, por ejemplo, 
			una copia de un texto pagano fue encontrada junto con un evangelio 
			cristiano, y las palabras de la divinidad pagana estaban siendo 
			copiadas y puestas en la boca de Jesús usando un contexto falso.
 
 Esos escritores del Evangelio estaban fabricando contextos 
			universalistas para la sabiduría pagana a fin de infiltrarse en ella 
			y dar a su universalismo un tono más profundo y más familiar, 
			digerible para 
			los Goyim.
 
 
			
			* * *
 
 
			
			Podríamos afirmar que para los indo-germánicos fue la Naturaleza 
			quien nos creó, y nuestra sociedad tenía un aspecto sagrado porque 
			era un reflejo de Ella.
 
 Este mundo debe su existencia a Ymir (la Naturaleza), tal como 
			nosotros los humanos debemos nuestra existencia a nuestra raza como 
			una manifestación de la Naturaleza, pero Judsus intentó con su 
			pasión sustituir eso.
 
			  
			Jesús invirtió el sacrificio de Ymir en un 
			nivel social, en la tierra, como un modo de destruir todos los lazos 
			y deberes sociales, y reemplazarlos por la Ley judía, del mismo modo 
			que el mito de creación en el Génesis está destinado a destruir 
			nuestros deberes y nexos con la Naturaleza.
 El círculo fue cerrado:
 
				
				Yahvé se infiltró en la Naturaleza mientras 
			que Judsus se infiltró en nuestro orden social.  
			¿Quién dijo que 
			Jesús quería suprimir la Ley de Moisés?  
			  
			Él simplemente la 
			perfeccionó y completó. 
				
				"No penséis que he 
				venido a abolir la ley de Moisés o la palabra de los profetas: 
				yo no he venido a abolirlas, sino a cumplirlas".  
				Mateo 
				5:17 
			
			* * *
 
 
			
			Para cualquiera que rechace ver una conexión entre el cristianismo y 
			nuestro sistema económico, permítame decir esto:
 
				
				no estoy afirmando 
			que el cristianismo sea un sistema económico, sino más bien que es 
			como el ADN del capitalismo judío y del multiculturalismo. 
			
			Cuando vemos nuestro código de ADN, él no se parece a nuestros 
			cuerpos en absoluto; lo mismo es válido para una semilla que no se 
			parece al árbol ya crecido.  
			  
			Es sólo cuando aquel ADN es traducido en 
			formas físicas que vemos para qué ha sido codificado.  
			  
			Del mismo 
			modo, nuestras sociedades comenzaron a crear instituciones 
			universalistas y sistemas económicos usureros tan pronto como adoptaron el cristianismo.
 Jesús predica que sólo practicando la moral cristianas en la Tierra 
			podemos conseguir la salvación después de la muerte, y aquello a lo 
			único que puede conducir es a la implementación de esa moral en 
			instituciones sociales. Es tan lógico como esto.
 
			  
			Por eso es absurdo 
			el argumento favorito de la mayoría de los teólogos, que afirman que 
			Jesús nunca tuvo la intención de crear el cielo en la tierra.  
			  
			Usted 
			no puede seguir la moral de él sin crear instituciones cristianas 
			(porque somos animales sociales).
 En anteriores artículos yo no pude determinar si el cristianismo era 
			una especie de VIH moral o alguna especie de cáncer (en el sentido 
			de un tumor exponencialmente creciente), hasta que comprendí lo que 
			ambos tienen en común: el ADN.
 
			  
			Sí, el cristianismo es el código 
			genético de 
			
			una esclavitud capitalista, que funciona como ingeniería 
			inversa en nuestras sociedades.  
				
			 
			  
			
			
 Arquetipos
 
 A fin de analizar las repercusiones de esta alteración de valores en 
			la psique humana, veamos ahora la psicología de los arquetipos.
 
 La psicología de arquetipos es el movimiento psicológico fundado por 
			Carl Gustav Jung como una alternativa aria a la psicología de 
			auto-odio de aquel degenerado sexual llamado Sigmund Freud.
 
			  
			Como una 
			preparación para nuestro análisis me gustaría mostrar en términos 
			simples de qué se trata la más reciente psicología de arquetipos: 
				
					
					
					Hay 5 aspectos del alma humana que son llamados arquetipos.
					
					Cada uno corresponde a un extremo del cuerpo (cabeza, dos brazos y 
			dos piernas).
					
					Bastante sorprendentemente cada arquetipo calza perfectamente con 
			personajes de la mitología pagana; por ejemplo, el guerrero, el rey, 
			el amante, el mago, etc.
					
					Un alma sana es la que tiene todos sus arquetipos activos y en 
			equilibrio.
					
					Siempre que un arquetipo está siendo reprimido, eso produce dos 
			sombras de sí mismo, dos extremos que están conectados entre sí por 
			el miedo.
					
					Una de esas sombras es masculina, y la otra, femenina. 
			Como un ejemplo, cuando el arquetipo del 
			Amante, que representa la 
			sexualidad, está siendo reprimido, eso produce dos 
			
			sombras: 
				
					
					
					Una sombra masculina de estéril abstinencia y una noción 
			patológica del contacto sexual como pecaminoso.
					
					Una sombra femenina de prácticas sexuales indiscriminadas y 
			adictivas en formas perversas. 
			Esos dos extremos evitan una sexualidad sana y libre de temor en la 
			cual la persona está satisfecha.  
			  
			Esos extremos son realmente dos 
			expresiones de la misma actitud hacia la sexualidad, y la persona 
			afectada puede oscilar entre los dos durante su vida. 
			  
			En resumen, 
			ambos extremos pertenecen a la misma mentalidad.
 Comprendemos aquí que dualismos como,
 
				
				bien y mal, cielo e infierno, 
			amor y odio, creencia ciega y herejía, vida y muerte, comunismo y 
			capitalismo, socialismo y nacionalismo, individualismo y 
			universalismo, imperialismo y pacifismo, etcétera, 
			...todos ellos son 
			parte de un estado mental enfermo dominado por el miedo, y sabemos 
			que Yahvé es el dios del miedo, mientras que el cristianismo fue el 
			Terror Rojo [bolchevique] de la Antigüedad.
 Lo que esos dualismos tienen en común es que todos ellos evitan un 
			enfoque holístico, como fuera común entre las religiones paganas.
 
			  
			Ellos son aspectos de nosotros mismos que han sido aislados por el 
			temor y están siendo puestos unos contra otros a fin de 
			esclavizarnos  
				
				"No comprenden cómo lo divergente converge consigo 
			mismo; armonía de tensiones opuestas, como la del arco y la lira" 
				(Heráclito, frag. 51) 
			Aquí una revisión de sólo unos ejemplos: 
				
					
					
					Vida vs. Muerte: Para una raza que está en contacto con la 
			Naturaleza, la vida no es el enemigo de la muerte sino que más bien 
			una debería estar en equilibrio con la otra.
					
					Bien vs. Mal: Para nuestros antepasados paganos el Bien no existía 
			como una objetividad aislada sino que debía ser encontrado en una 
			proporción integrada, cuando tenemos "bueno" y "malo".
					
					Pacifismo vs. Violencia: En realidad, la paz sólo puede ser 
			mantenida por la disposición a defenderla con la violencia, y una 
			paz no cuestionada es tan destructiva como una guerra duradera.
					
					Individualismo vs. Universalismo: La ideología de ser cosmopolita 
			(literalmente "ciudadano del universo") surgió por primera vez en 
			Imperios financieramente esclavizados, como el griego y más tarde el 
			romano. Sólo una identidad racial es el saludable punto medio entre 
			esos destructivos extremos de universalismo e individualismo. Son 
			realmente las sociedades individualistas y divididas las que son 
			presas fáciles de la esclavitud totalitaria.
					
					Creencia vs. Razón: Creer en un dios creador hace superfluo el 
			estudio de la Naturaleza, mientras que considerar a la Naturaleza 
			como sagrada estimula la exploración de sus leyes y el desarrollo de 
			la ciencia. Esto nos muestra que sólo la Naturaleza puede integrar 
			la creencia y la razón, a diferencia de la creencia ciega en un dios 
			racionalista que es el enemigo de la vida terrenal.
					
					Socialismo vs. Nacionalismo: Como Hitler correctamente comprendió, 
			Socialismo y Nacionalismo son impotentes cuando ellos "marchan por 
			separado", y sólo cuando están unidos son ellos de algún modo 
			útiles.
					
					Comunismo vs. Capitalismo: Como mostré en mi artículo "Por Qué 
			Comunismo y Capitalismo Son Realmente lo Mismo", Comunismo y 
			Capitalismo son en la práctica la misma pesadilla porque ambos 
			evitan una economía sana, donde la gente puede cooperar y conseguir 
			bienes sin guerra de clases, esclavitud internacionalista ni usura. 
			
			Esto último explica por qué los teólogos no pueden decidir si Jesús 
			era un comunista o un capitalista. 
			  
			
			La verdadera pregunta sería:  
				
				¿hay 
			realmente alguna diferencia entre comunismo y capitalismo...? 
			
			* * *
 
 
			
			Ahora analicemos todos los arquetipos como ellos están presentes en 
			un alma (pagana) sana:
 
			  
				
					
					
					El Amante: 
					   
					El amante corresponde a nuestra mano izquierda y, como 
			lo testimonian nuestros antepasados paganos, un sano arquetipo de 
			amante se manifiesta en una sociedad donde las mujeres tienen la 
			libertad de elegir a los mejores hombres para la siguiente 
			generación. No hay nada pecaminoso acerca de la sexualidad, sino 
			sólo formas auto-destructivas de ella de las cuales deberíamos 
			protegernos. Una persona con un arquetipo de amante sano es capaz de 
			disfrutar de su sexualidad, y encuentra satisfacción a partir de ese 
			impulso natural porque está integrado en sus relaciones sociales. 
			Dicha persona, de esa manera, puede seguir adelante a otros aspectos 
			de la vida sin estar obsesionada con el sexo, sin ser absorbida o 
			sin degradarse por formas destructivas de ello. Para tal persona una 
			obsesión con el sexo sería tan absurda como cualquier otra ridícula 
			obsesión. Una obsesión con el sexo representa así un temor 
			inconsciente a él, el mismo temor que está presente en el asceta 
			cristiano, que promueve la abstinencia total. En tales 
			circunstancias, esa sexualidad reprimida encuentra expresión sólo en 
			formas exageradas de ello sólo para retirarse de nuevo a la 
			oscuridad de la culpa. Es interesante notar que la misma raza que 
			dirige la industria de la pornografía (la judía), inventó una 
			moralidad de la sexualidad como algo pecaminoso.
 
					
					El Guerrero: 
					   
					El guerrero corresponde a nuestra mano derecha, y en 
			su manifestación sana, ese arquetipo representa la auto-afirmación y 
			la disposición a defender las propias necesidades e intereses con la 
			fuerza. Las relaciones humanas sólo pueden desarrollarse sobre la 
			base de una auto-afirmación cooperativa. Es la saludable "danza" de 
			fuerzas entre los propios intereses y los de los demás la que 
			produce la cultura y la belleza. Si alguien llegara a olvidarse de 
			sus propias necesidades y se dedicara a las necesidades de otros, él 
			dejará de retroalimentar la relación, él dejaría de contribuír y por 
			lo tanto se convertiría más bien en un parásito que en un 
			benefactor. Sólo la gente perezosa que no quiere estar personalmente 
			involucrada con sus compañeros abandona la danza de fuerzas y trata 
			simplemente de seguir los intereses de otros. Esa danza de fuerzas 
			es necesaria también entre naciones, y por eso los hombres Blancos 
			son tan odiados por los refugiados que entran en nuestros países, 
			sin importar cuánto esfuerzo hagamos para complacerlos. Los hombres 
			Blancos niegan la danza de fuerzas cuando negamos nuestros propios 
			intereses como raza.
 
					
					El Mago:   
					Según psicólogos Jungianos el mago corresponde a nuestro 
			pie derecho y representa nuestro apoyo o base mental en la forma de 
			nuestros talentos y capacidades intelectuales. En su sano equilibrio 
			un mago es capaz de poner la razón al servicio de sus emociones, y 
			de usar su inteligencia para producir Belleza y Subjetividad. Cuando 
			tratamos de moldear un mundo perfecto para otras razas, estamos 
			siguiendo al fantasma de la Objetividad, y comenzamos a destruír la 
			Belleza en nombre del consenso entre criaturas que están destinadas 
			a vivir separadas. Es sólo cuando combinamos intuición, razón y 
			revelaciones de la Naturaleza que nos hacemos más sabios, y eso no 
			tiene nada que ver con una moral perfecta o con objetividad. La 
			Naturaleza se ha asegurado ya de que el lobo esté en armonía con la 
			Naturaleza cuando él sigue su propio interés; del mismo modo, 
			estaríamos en armonía con la Naturaleza cuando comenzamos a 
			construír una sociedad exclusivamente Blanca y a apartarnos de otras 
			razas para que ellas hagan lo que les plazca. 
					
 • La Comadrona:
   
					Ella corresponde a nuestro pie izquierdo y se 
			manifiesta en nuestra mitología celto-germánica como la Diosa Madre. 
			Ese arquetipo representa nuestro apoyo o base material (contacto con 
			la tierra), y en su sano equilibrio el arquetipo de la partera es 
			nutricio y generoso con otros. Podríamos decir correctamente que 
			este arquetipo se superpone casi totalmente con nuestra actitud 
			hacia la economía. Cuando este arquetipo pierde su equilibrio la 
			persona en cuestión oscila entre una avaricia insaciable (tal como 
			Yahvé) y una derrochadora indiferencia por los bienes materiales y 
			el trabajo de otros (tal como Jesús). 
					
 • El Rey:
   
					El rey corresponde a nuestra cabeza, y en su sano 
			equilibrio representa a una persona que puede organizar e integrar 
			todos los arquetipos. Él está listo a hacer sacrificios a favor del 
			bienestar del todo y puede ser mejor representado por Adolf Hitler. 
			Él permaneció leal a su pueblo hasta la muerte, y fue a la vez 
			agresivo contra sus enemigos y afectuoso hacia su pueblo y sus 
			aliados. Cuando el Rey pierde su equilibrio produce la sombra 
			femenina de la Objetividad, como en una democracia representativa, 
			donde todas las opiniones se anulan unas a otras, o la sombra 
			masculina de la Tiranía, como en un régimen comunista. Lo 
			interesante consiste en que ambas sombras son en la práctica lo 
			mismo. 
			
 
 El Ideal Cristiano de Hombre
 
 Aquí finalizamos la última parte de este artículo, y resumiendo lo 
			que hemos aprendido, podríamos decir que,
 
				
				las patologías de nuestra 
			civilización moderna no son nada más que el intento desesperado de 
			traer de vuelta la magia y la belleza a nuestras vidas, cosas que 
			fueron prohibidas de nuestro mundo por una religión racionalista y 
			universalista hace dos mil años. 
			Hemos visto cómo deberían parecer los arquetipos sanos, y con aquel 
			conocimiento surge la pregunta inevitable:  
				
				¿Qué tipo de relación con 
			nuestros arquetipos está siendo representada por Jesús? 
				 
			Me gustaría 
			responder esa pregunta y finalizar este artículo con una imagen: 
			  
			  
			
			
			 
 
			 
			
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