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			8 - Desórdenes y 
			desacuerdos en la Asamblea Divina  
				
					
					" [Marduk] siempre mamó sólo de 
					ubres divinas. La nodriza que lo elevó lo hizo llenarse de 
					una energía extraordinaria. Su naturaleza era desbordante, 
					su mirada fulminante; era un hombre creado por nacimiento, 
					con pleno vigor desde el origen... Entonces, Anu (An) creó y 
					dio a luz cuatro vientos que le dio a Marduk. Así, Marduk 
					fabricó el polvo que se dejó llevar por la tempestad. 
					Habiendo provocado así el oleaje, perturbó a Tiamat. 
					   
					Enturbiada de este modo, Tiamata 
					se agitó el día y la noche y sus dioses, cansados de las 
					continuas las ráfagas de viento... Entonces los dioses se 
					fueron cerca de ella (Tiamata) y diseñaron el mal contra los 
					dioses, su descendencia (los Anunna de An). Rodearon a 
					Tiamata, irritados, conspirando sin cesar, noche y día, 
					llevando el combate, apresurados, rabiosos, celebraron 
					consejo para organizar la guerra. La Madre del abismo, que 
					creó toda forma, formó orgullosas armas. Dio a luz a 
					Dragones gigantes, de terribles dientes de ganchos 
					puntiagudos. 
					
					
					Enuma Elish 
					Poema babilónico de la 
					Creación Tablilla 1, extraído de las líneas 85-135 
					   
					"De aquel que, en la batalla, derrotó a miles y miles de 
					hombres y uno que se ha conquistado a sí mismo, es el último 
					que es el mayor ganador"
 "El verdadero 
					ganador," la palabra de Buda
 
			
 D Gùirkù-Tila Nudimmud / Es-ME-Ussu
 Mi Gigirlah dejó la pequeña luna de Ésàrra para sumergirse en la 
			inmensidad celeste de Ubsu’ukkinna.
 
			  
			Crucé un dron de exploración no 
			tripulado en el camino que me llevó hacia el Diranna de Ésàrra. El 
			pequeño aparato teledirigido surcaba el espacio aéreo en 
			emplazamientos estratégicos, otro vino pronto a acompañarlo. Una 
			nave Mu’u acompañada de dos Gigirlah surgieron del horizonte y 
			abrieron fuego sobre el drones. Fue sin duda la destrucción de uno 
			de los aparatos teledirigidos que nos incitó a separarnos 
			apresuradamente.  
			  
			Apenas tuve tiempo de percibir el 
			tercero dron en los alrededores de los accesos al Diranna, que ya 
			enganché la programación del viaje de vuelta en la memoria del 
			ordenador de mi aparato. El sistema me señaló que ningún eco se 
			reflejaba sobre la ciudad de Adhal de Dukù. Los Miminu habían con 
			toda evidencia recuperado el control de su puerta estelar. Efectué 
			un cálculo rápido para llegar a la otra puerta de Dukù, pero mis 
			tentativas no dieron ningún resultado.  
			  
			Otro drones hicieron su aparición, las 
			primeras tropas de Tiamata no iban a tardar... No me quedaba otra 
			alternativa, que regresar a Dukù por vía normal, es decir por medio 
			del viaje tradicional. Pasé pues con rapidez de crucero. Durante el 
			viaje, mil pensamientos se atropellaron en mi cabeza.  
			  
			¿Que era esta 
			pesada misión a la cual se me había predestinado? 
			  
			Las intenciones de los Kadistu iban en 
			la misma dirección que Damkina.  
				
				"Eres el augusto que vi a menudo en 
				sueños... Las Amasutum te estarán eternamente agradecidas" me 
				había confiado al final de nuestra planificación, en aquella 
				época ya lejana cuando fabricábamos Nungal.  
			Los Nungal no dejaban de proseguirme día 
			tras día, los sentía muy cercanos a mí, sin duda debían formar parte 
			del viaje. 
 El tratamiento radical que habían sufrido los aparatos exploradores 
			presagiaba un conflicto sin ninguna negociación. La guerra parecía, 
			en adelante, inevitable. ¿Quién había dado la orden a las fuerzas 
			ocultas en el Abzu de Ésàrra de disparar sobre aparatos totalmente 
			inofensivos? Mas, el Alagni Enlil y Ninmah estaban bajo mis órdenes 
			y el conjunto de la tropa Anunna no podía moverse sin mi permiso. 
			Sólo los Miminu y los Musgir estaban bajo la autoridad exclusiva de 
			Ansàr.
 
 Esto hacía cerca de 8 Danna (16 horas terrestres) que surcaba el 
			espacio infinito de Mulmul abrasado por su numeroso sol. La voz de 
			Mamitu resonó súbitamente en mi cabeza. Era la primera vez que se 
			comunicaba con la ayuda de la técnica del Kinsag. La transmisión no 
			fue muy buena, pero suficiente para comprender la inquietud de mi 
			compañera frente a mi prolongada ausencia.
 
			  
			Enlil se había unido a su causa, y a la 
			de mi Kuku, algunas de nuestro sacedotisas. La Divina Asamblea de 
			Ubsu'ukkinna se había reunido algún Danna antes y mi enfadosa 
			ausencia había incitado a mi Kuku a darle los plenos poderes a Enlil. 
			Mamitu reivindicó mi puesto en nombre de los lazos que nos unían, 
			debió revelar que era en lo sucesivo el Barag (rey) del Pueblo de la 
			Serpiente y "el reflejo del Ama de la vida".  
			  
			Esta información dejó estupefacta a la 
			Asamblea e irritó a Ninmah en sumo grado. Esto hacía cerca de 8 
			tipos de Danna (16 horas terrestres) que surcaba el espacio infinito 
			de Mulmul abrasado por el caluroso sol. Una muchedumbre compacta y 
			agitada había tomado por asalto la arteria ancha de la ciudad. 
			Coloqué mi nave en medio de los campos agrícolas. 
 La anarquía parecía reinar en la ciudad hasta el corazón de las 
			plantaciones donde sorprendí a algún Anunna de doble polaridad en 
			tren de desvalijar poco de Ka' àûè (maíz) todavía disponible. Salí 
			de mi aparato, el Alagni de An y Ninmah me reconocieron, me 
			saludaron solemnemente y continuaron con su saqueo sin preocuparse 
			de mi presencia. Les permití hacerlo, porque yo era responsable de 
			esta situación.
 
 Me abrí un camino en la operación, mientras los Nungal vinieron a mi 
			encuentro. Me sobresalté comprobando que sus trajes estaban 
			formados de plumas verdes con reflejos claros y oscuros. Este atavío 
			exótico me hizo pensar en el de Kadistu denominado Sukkal, de quien 
			Mam a menudo me había hablado, pero me recordó sobre todo la 
			pesadilla que me atormentaba desde hace cierto tiempo.
 
			  
			El rumor de la ciudad se hizo cada vez 
			más persistente, en algunos instantes una docena de Nungal me 
			cercaron y me levantaron. No pude hablarles, tan intenso era el 
			alboroto. Llevado por la muchedumbre en alborozo, el desordenado 
			desfile dio la vuelta a la ciudad. El ambiente de fiesta con su 
			persistente algazara, sus melodías y sus atropellos contrastaban la 
			atmósfera pesada de estos últimos días. 
 Vi a lo lejos a unos Nungal desembarcar víveres del buque de carga 
			Mâga de An y distribuirlos entre los hambrientos Anunna. Ejecutaban 
			su papel de planificadores, estaba orgulloso de mis hijos, incluso 
			si contrariaban mi plan inicial. Después de que la comitiva hubiera 
			desfilado con gran estruendo en un laberinto de calles y de 
			callejones, orientaron su marcha hacia la arteria principal de la 
			ciudad dónde innumerables residuos sanitarios cubrían el suelo.
 
			  
			Estaba atrapado en la increíble euforia 
			de ese prodigioso momento, la benevolencia de mis hijos y la caricia 
			del aire tibio sobre mi cara me hicieron olvidar todas mis 
			preocupaciones.  
			  
			Medio danna más tarde, finalmente 
			llegamos a la zona de la Asamblea de Ubsu'ukkinna. Me introduje en 
			el vestíbulo y cerré detrás de mí pesada puerta que me cortó las 
			chillonas y apasionadas voces. Mi llegada improvisada a la Asamblea 
			suscitó un murmullo de sorpresa en el centro del recinto 
			transformado en sala de festín. Enlil, colocado en medio de la sala, 
			se calló, siendo congelado por el asombro.  
			  
			Los ruidos de los platos y de los 
			cubiertos se callaron instantáneamente. Mi mirada se dirigió 
			inmediatamente a la parte baja de la asamblea donde vi a Ninmah, 
			entre mi Kuku y algún Miminu, en tren de refrescarse enérgicamente 
			con un inmenso abanico de plumas exóticas. El aire recalentado no le 
			había impedido envolverse en una pañería amplia, anudada sobre su 
			pecho, que le cubría todo el cuerpo.  
			  
			Sólo el ruido de sus numerosas correas 
			que golpeaban unas contra otras al unísono, comenzaron a resonar en 
			la sala. Hice una señal con la cabeza a la asamblea y el tintineo de 
			los cubiertos progresivamente prosiguió con su sonoridad metálica
			
 El espectáculo era divertido ya que la situación era a la vez cómica 
			y grotesca. Higos, dátiles, limones, pomelos, melones procedentes de 
			mi Abzu así como pasteles de miel y de tortas de mantequilla cubrían 
			la plateada vajilla real. La asistencia se atiborraba sin 
			escrúpulos. Me dieron ganas de reír y no pude esconderlo.
 
			  
			Enlil, proveído de una capa azul que 
			cubría su pecho, súbitamente volvió a su apasionado discurso 
			encendido:  
				
				"el hambre prevalece en nuestros 
				campos, ha invadido nuestras ciudades. Nuestros propios soldados 
				del Dukù, debilitados, son sólo la sombra a causa de la 
				confianza ciega que le tenemos a un ser que no supo cumplir con 
				sus compromisos... ¡Aquí tenéis al eterno ausente, aquí tenéis 
				al culpable! !" 
			Enlil me señaló con el dedo, sus ojos 
			expresaban una fuerte animosidad respecto a mí.  
			  
			Busqué la mirada en la cara de Damkina 
			en lo alto de la asamblea, su tez cansada resaltaba en medio de las 
			hileras de Amasutum. Las Nindigir estaban totalmente envueltas en 
			amplias y oscuras pañerías de muselina de seda de brumosos reflejos 
			brumosos. Ninguna de ellas compartía la comida festiva con los 
			machos.  
			  
			Subí tranquilamente la gradería una por 
			una evitando marchar sobre la vajilla de plata y los diversos 
			alimentos que salpicaban las marchas. Los ojos de la audiencia se 
			fijaron en mi piel regenerada y mi cristal colgado en mi cinturón; 
			abracé a la Reina del Trono al paso. Después de haber presentado 
			algunos gestos fraternales a las Nindigir, me coloqué otra vez 
			arriba de toda la gradería.  
			  
			La mirada fija de estas últimas me 
			intrigó. Un Miminu vino ofrecerme comida. Lo miré un corto instante. 
			Tomé el alimento de la bandeja, la amontoné en los brazos y proyecté 
			el plato metálico desde lo alto de la gradería hacia Enlil.  
			  
			Mi Alagni tuvo el tiempo justo de 
			esquivar el objeto que aterrizó estruendosamente sobre el suelo 
			enlosado.  
				
				- He aquí la trayectoria 
				irresistible que nos preparamos a seguir si no permanecemos 
				solidarios, lancé a la audiencia. ¡Coman compulsivamente 
				mientras los Alagni se mueren de hambre! Tranquilícese, estoy de 
				su parte, pero estoy contra la idea de ponernos en guerra contra 
				nuestras propias hermanas.  
			Ansâr vació su copa a la vez y casi se 
			atragantó. Se levantó y se volvió hacia mí. 
 ¿Nudimmud estaría por encima de las leyes? ¿El noble Am se considera 
			superior encaramado así, pero querrá hacernos el honor de volver a 
			bajar entre nosotros y explicarle a esta Asamblea la razón de sus 
			prolongadas e injustificadas ausencias?
 
			Es extremadamente simple eminente Usumgal. Cumplí ciertas 
			formalidades para convertirme en "el reflejo de la Maestra (Ama) de 
			la vida" y el Barag (rey) del Uga-Mus (Pueblo de la Serpiente).
 
 Enlil volvió a hablar en un tono divertido.
 
				
				- El noble Sa'am reanudará sus 
				derechos despreciados y ridiculizados? Damkina y tú han 
				preparado adecuadamente sus respuestas. Nosotros no creemos en 
				la última reunión a la que usted no pudo asistir. Sin embargo, 
				usted persiste... Con todo el respeto que te debemos, no puedes 
				convertirte en un reflejo de Nammu sin un palillo de vida. El 
				hecho de que no poseas ningún atributo sexual no es un secreto 
				para nadie en esta Asamblea.  
			Nuestras miradas se enfrentaron.  
			  
			La 
			pertinencia de Enlil me obligó a ponerlo en su sitio y hacer algunas 
			aclaraciones:  
				
				- Mi querido hijo, mi querido 
				Nigzigâl (criatura), le recuerdo a esta Asamblea que sin tu 
				decisión inoportuna de destruir sistemáticamente los drones de 
				Tiamata, habríamos podido parlamentar sin duda con nuestro Eras. 
				La guerra llama la guerra hijo mío. No obstante, que mi buena fe 
				definitivamente sea aprobada en esta Asamblea.  
				  
				Sé el primero 
				entre los Usumgal en verificar mis declaraciones, ya que te lo 
				permiten tus poderes recientes. Qué mi Kuku sea testigo. Abro mi 
				èagra un corto instante y me manifestaré a todos vosotros. 
				Observen como ustedes se equivocan poniendo en duda la palabra 
				santa de Ninsir (la Sacerdotisa Serpiente), la Virgen Inmortal. 
			En este momento, me volví vulnerable y 
			límpido frente a todos los que guardaban la potencia del Niama.
			 
			  
			Este momento había durado sólo algunos 
			segundos con sus ojos, pero para mí se transformó en una eternidad. 
			Sentí a todos los Usumgal saltar sobre mí con fiereza como animales 
			desencadenados para quienes no existe la moral, sobre todo cuando se 
			trata de confirmar la culpabilidad de un ser que no comparte la 
			opinión soberana.  
			  
			Después de este suplicio, Enlil, 
			desengañado, puso el grito en el cielo mientras vivas protestas 
			llenaban la sala.  
				
				- Lo que nos has develado es 
				elocuente Nudimmud, riñó Enlil. Sin embargo, no estoy 
				convencido. Nadie se deja engañar. Posees grandes poderes y 
				habrías podido adiestrarnos muy bien proyectándonos información 
				voluntariamente alterada. Tus poderes y tu retórica no te serán 
				esta vez de ninguna utilidad. 
			La asistencia pareció respaldar las 
			observaciones de mi Alagni, lo cual me dejó una sola alternativa. 
			Sin siquiera pensarlo, comencé a develar la intención de revelar mi 
			nueva fisionomía.  
			  
			Ninmah se levantó bruscamente y salió de 
			su silencio.  
				
				- ¡Ahórrate este inconveniente hijo 
				mío! ¡Yo te creo!  
				  
				Nammu ha hecho grandes prodigios en tu 
				persona. Veo que estás muy potente, has visto a través de muchos 
				misterios. Además, ningún hombre podría portar el augusto 
				cristal sin haber recibido el santo sacramento de las Nindigir y 
				la entronización de la Maestra de la vida. Le confirmo a la 
				asamblea que Nudimmud es también Barag de los Uga-Mus (Pueblo de 
				la Serpiente).  
				  
				Debido a sus funciones, él es el único 
				intermediario reconocido por las leyes NindiQir entre los 
				Ušumgal y el Eterno Femenino. Cada uno de nosotros le debe el 
				respeto y la lealtad. Pisotear este compromiso sería negar y 
				retar el antiguo sistema Amašutum. Que las Nindigir aquí 
				presentes, estén informadas, y que no lo olviden nunca. Sin 
				embargo, debo...  
			An se levantó bruscamente, lo que 
			provocó que Ninmah parase su discurso sin previo aviso. Mi creador 
			se unió a Enlil en el centro de la sala mientras mostraba un tono de 
			satisfacción. Ninmah estaba en medio de las gradas.  
			  
			Escuchamos sus brazaletes chocar 
			rítmicamente unos contra otros, revelando una emoción apenas 
			contenida.  
				
				- ¡Bueno! Que todo esto esté 
				escuchado, gritó An. Pido a mis hijos Nudimmud y Enlil ponerse de 
				acuerdo sobre la naturaleza de estos hechos.  
			An volteó entonces la cara hacia Ninmah. Sus ojos se 
				oscurecieron repentinamente.  
				
				- Nudimmud tiene razón. No tomen riesgos inútiles y permanezcan 
				solidarios!  
			Ninmah movió la cabeza negativamente.
			 
			  
			Estando detrás de ella, pude ver su 
			rostro, pero podría apostar con seguridad que sus ojos brillaban. La 
			sala se llenó de susurros. En la parte inferior del anfiteatro, 
			donde estaba sentada con los Ušumgal, Ninmah se sentó 
			precipitadamente, no pudiendo expresar lo que la atormentaba. Sentí 
			una sensación extraña, una especie de benevolencia para esta 
			sacerdotisa cuya cambios de humor y pertinencia me afectaban 
			gradualmente.  
			  
			Por alguna razón inexplicable, el tiempo 
			pareció congelarse repentinamente. 
 Apenas An terminó su discurso moralizador sobre la cohesión entre 
			los Gina'abul cuando recobré mis sentidos. Ansâr se levantó 
			repentinamente con una sonrisa y se dirigió hacia el oratorio. Mi 
			creador abandonó la escena central, pero Enlil pareció querer 
			quedarse. Ansâr tuvo que sacarlo lanzándole una mirada firme.
 
			  
			El creador de An se dirigió a la 
			asamblea:  
				
				- Mi hijo, An, eres muy 
				complaciente! Sin embargo, debo dar algunos detalles sobre las 
				acciones de Sa'am-Nudimmud. Ellos entran en la fase Santana 
				107 de la Divina Asamblea Ubsu'ukkinna. ¡Que Kiulutim-DiGIR-re'ene
				108 sea testigo de la traición de uno de los 
				nuestros!  
			  
			107 - Recordatorio: Las 
			Santana/Sandan son arbocultoras, horticultoras, las herbolarias y 
			jefas de las plantaciones Gina'abul. En general, el término fue 
			utilizado por sacerdotisas Sandan y por los varones Santana. 
			Volveremos a hablar de los SANTANA / SANDAN en el segundo libro. En 
			primicias, se destaca, a pesar de todo, la analogía entre el término 
			español Santa y la sumeria Santana. La descomposición de SAN-TÀ 
			Emesà, la "lengua matriz" de las Amašutum, da "la reina (o señora) 
			de la creación" o SAN-TÀ "la reina de poder" o SAN-TÀ "Reina del 
			Hombre. El control de la creación o el poder (creador) es coherente 
			con el papel de arbolista, horticultor y botánico, la augusta 
			función de las Estrellas Oscuras en la Tierra. Veremos que Sandan/Santana 
			del Génesis eran los guardianes del jardín sagrado EDIN (o Eden) 
			donde los hombres cultivan alimentos para los "dioses" Gina'abul.
			 
			108 - Esta terminología fue usada por 
			
			los "dioses" y los sumerios 
			para expresar "el lugar de la creación de los dioses", es decir, 
			donde se produjeron los Anunna de Dukù.
 
			  
			  
			La audiencia dejó su sonora animación. 
			 
			  
			Una de las puertas a lo largo del escenario central se abrió y 
			reveló a una Santana de paso orgulloso, cuyo paso singular la 
			diferenciaba de nuestras otras sacerdotisas. Nuestras expertas en 
			plantaciones portaban una peluca de fibra vegetal de un cabello rojo 
			brillante que caía cayó en rizos sobre sus hombros.  
			  
			Sus ojos eran de color rojo destacados 
			por una característica línea gruesa de Kohl que le llegaba hasta las 
			sienes y su boca estaba teñida con 
			
			alheña roja. Llevaban un conjunto 
			compuesto por una blusa y una falda blanca, ceñidas a la cintura por 
			un cinturón de kùsig delgado. Por último, sus pies estaban calzados 
			en zapatos cerrados que separaban y casaban el dedo gordo del pie. 
			 
			  
			Sus suelas eran altas y gruesas, lo que les permite adentrarse en 
			cualquier terreno.  
			  
			La Santana también llevaba un alto 
			tridente plateado en la mano derecha. 
 
			
			 
			44 
			Signo arcaico sumerio 
			con forma de horquilla utilizado para designar  
			a las Santana o 
			Sandan (jefas de plantaciones, herbolarias, horticultoras). 
			 
			Este signo se 
			corresponde a la partícula GAL que se utiliza para designar a altos 
			dignatarios  
			y también para formar 
			la expresión de “jefe de…” 
 
			Ansâr abordó a la Santana con tono 
			firme:  
				
				- Nindigir Sé'et, le dice, repite a 
				este Asamblea las observaciones que fueron sopladas a tu Lugal 
				Enlil hace algunos Ud (días).  
			La Santana respiró calmada y en dominio 
			de sí misma, sin embargo, levantó la cabeza y miró furtivamente a 
			Damkina.  
				
				- Me veo obligada por el secreto y 
				no puedo ridiculizar a mi Eres (reina) de quien soy el 
				siguiente.  
			Ansâr pronto perdió la paciencia y elevó 
			el tono.  
				
				- Munus (hembra) Sé'et, tú debes 
				respetar esta Asamblea y decir la verdad. ¡Revela lo que Sa'am 
				Nudimmud encargó al conjunto de Santana! 
			La experta en plantaciones señaló con el 
			dedo para acusar a Enlil.  
				
				- El Lugal Enlil ha perdido nuestra 
				confianza, le espetó ella. Esto que ha sido divulgado por 
				descuido sólo muestra su discreción. Acuso a Enlil de alta 
				traición contra los Nindigir, le acuso de utilizar a las 
				Amašutum para su beneficio propio. El Lugal Enlil se ha acercado 
				a nosotros solicitando nuestra confianza. Le acuso de crear 
				discordia entre los Gina'abul para provocar disensiones 
				internas, ya que sólo la guerra le permitiría alcanzar el poder 
				supremo!  
			Enlil se levantó profundamente ofendido. 
			 
			  
			La reacción de Ansâr sorprendió a toda la sala hundiendo a todos en 
			un sopor sin precedentes.  
				
				- ¡Pobre imprudente que eres! 
				Pequeña Erum (esclava femenina), tus difamaciones son estériles 
				como tus tierras. Te voy a dar la lección que te mereces y que 
				tus compañeras recordarán toda la vida!  
			Sus declaraciones crearon una atmósfera 
			asfixiante que obstruyen todas nuestras energías. Ansâr vertió la 
			potencia de su Niama sobre el pobre Sé'et que recibió una descarga 
			que la tiró al suelo. Yo estaba congelado de pavor.  
			  
			Con los nervios crispados, Mamitu se 
			levantó de un salto, exclamando: 
				
				- El Mardukù también se aplica a 
				Ansâr. Hablando del ME 43, Ansâr está ligado al Mardukù y a la 
				carta prescrita por Mamitu-Nammu Damkina-y-Sa'am Nudimmud en 
				nombre del Pueblo de la Antigua Serpiente.  
				  
				El Mardukù acumula el infinito saber y 
			razón de las Amašutum.    
				Todo Anunna y todos los responsables de 
			los Anunna que transgredan las directrices del Mardukù y que 
			ridiculicen a la antigua serpiente o a sus Nindigir se enfrenta al 
			decreto 32. El decreto 32 establece que las Amašutum y sus líderes 
			tienen un derecho de justicia ilimitado para solucionar cualquier 
			problema que pudieran encontrar los varones Gina’abul entre sí o con 
			otras naciones.  
			Ansâr se detuvo en seco y al cuerpo inanimado tendido en el suelo. 
			 
			  
			Levantó la vista hacia la Asamblea, Mamitu prosiguió:  
				
				- Ansâr está en desacuerdo con la 
				antigua serpiente. El ME 43 añade que las sanciones incurridas 
				para los Anunna y sus líderes podrían resultar en el 
				encarcelamiento o la muerte.  
			Ansâr levantó los brazos en el aire y 
			usó un tono sarcástico:  
				
				- ¡Pues que así sea! Castígame a mí...  
			Setir, la sacerdotisa principal del plan 
			agrícola, se puso de pie y exclamó:  
				
				"¡Yo acuso!".  
			Todo el conjunto de nuestras Nindig se 
			puso de pie y comenzaron a denunciar todas la misma sanción al 
			unísono.  
			  
			Ansâr, totalmente sorprendido, respondió 
			que le pasaba por el cuerpo. Al oír estas palabras, la Asamblea Ušumgal se levantó con un ensordecedor estruendo. La situación era 
			caótica y la amenaza era terrible.  
			  
			An levantó los brazos para ser oído, la 
			Asamblea disminuyó gradualmente.  
				
				- ¿Qué busca la Antigua Serpiente, y 
				sobre qué base lo hace ahora? Su reino ya no existe más.  
				  
				Su 
				inconfundible encarnación, Tigeme (Tiamat), y su divina 
				ejecutora Mamitu Nammu, ya no viven juntas. El ideal de Amašutum 
				Nalulkára acompañado de su dudosa conciencia moral y sus 
				rituales es más descarada! No queda nada de la vieja creencia 
				Nindigir. Las Amašutum nunca entendieron el culto que siempre ha 
				impulsado el progreso social.    
				En las actualidad, las Kadištu están 
				contra la ideología liberal encarnada por la antigua serpiente 
				Mamitu-Nammu y Ninmah. Las vacas Celestiales aquí presentes - 
				las divinas guardianas del reino de la antigua serpiente - se 
				sienten realmente cautivas entre los machos Gina'abul. No, ya 
				que sabremos proteger las notas preciosas que están incluidas en 
				la antigua creencia Amašutum. 
				  
				Así que no es que Ansâr tenga un 
				problema con la Antigua Serpiente, sino que esta última es la 
				que ya no reconoce la decadente ideología de Nalulkára. 
				   
				Yo estaba en contra de la idea de ir 
				a la guerra contra nuestras sacerdotisas - nuestra propia raza, 
				nuestra propia sangre - pero no hasta el punto de seguir 
				quedándonos con los brazos cruzados a esperar que seamos 
				masacrados.  
			Un diluvio de fuego caía sobre nuestras 
			cabezas, y no podía correr el riesgo de subestimar mi acción Kuku de 
			Tiamat.  
			  
			La ideología de mi creador de 
			manipulación no se equipara con mi filosofía, sin embargo tomé la 
			palabra para alertar a mis semejantes de lo que cabía esperar en 
			breve:  
				
				- Tiamat encontró aliados entre una 
				minoría de Kadištu. Su objetivo era la limpieza de este lugar, 
				de eliminar permanentemente Ušumgal, y sobre todo a los Musger, 
				los Anunna que personificaban un peligro permanente para ella. 
				Que nadie se deje engañar entre los Nindigir, Tiamat y sus 
				aliados no harán ninguna distinción entre los nuestros. 
				  
				¡No 
				habrá trato preferencial! En tanto que Barag de Uga-Mus (Pueblo 
				de la Serpiente), así que recomiendo hacer frente a los machos 
				Nindigir Gina'abul. Como ya he dicho, la única manera de 
				resolver esto es permanecer unidos.  
			Ansâr aprovechó la oportunidad para 
			hablar de nuevo.  
			  
			Estaba desesperado por contribuir al éxito de su 
			causa.  
				
				- ¡Bien! que explique las extrañas 
				desapariciones de Nudimmud y las tomas de rehenes de custodios 
				Miminu en los diversos Dirannas. Vamos a ser indulgentes con 
				nuestros hijos y tendremos fe en su sentencia, ya que nos 
				aportan importante información y esto alega en su favor. Estamos 
				dispuestos a hacer cualquier cosa por ti, Nudimmud.    
				Aceptamos la increíble llegada de 
				tus Nungal. Esto ha creado una cierta discordia en la Asamblea. 
				Pensábamos que habían venido a espiarnos. Sin embargo, Nammu ha 
				sabido convencernos y abogó por la causa de sus planificadores. 
				Tu compañera piensa que el gesto de Tiamata significa una 
				ruptura entre el sistema de Ubsu'ukkinna y el de Anduruna.
				   
				Hijo de An, con el fin de 
				demostrarnos tu inquebrantable fidelidad inquebrantable para 
				hacer valer su superioridad sobre nosotros como un descendiente 
				del linaje real Ušumgal, y tu función de soberano del U (ja-Mus 
				- Pueblo de la Serpiente) te pedimos que tomes tus 
				responsabilidades yendo delante del combate.    
				Nudimmud tomará posición alrededor 
				de los ambientes de la Seka boreal del Dukù donde las tropas se 
				reúnen ahora para la batalla. Nuestros hijos estarán acompañados 
				por sus Nungal emplumados. Que nuestros planificadores 
				demuestren su lealtad poniéndose en marcha contra el opresor. 
				Tiamata desea apoderarse del Ubsu'ukkinna ganando la batalla de 
				Dukù.    
				Conocemos sus tácticas, que le gusta 
				atacar rápidamente por el cielo y luego participar en batallas 
				campales en el suelo. Es imprescindible cortar las vías aéreas 
				de Dukù. Mientras nuestros hijos le retira del cielo, y sólo 
				cuando la batalla está activada, revelaremos nuestras tropas 
				dispersas en Ubsu'ukkinna y crearemos la derrota de nuestro 
				Eres.    
				Que el noble Sa’am Nudimmud quien 
				sabe cambiar los lamentos en jubilaciones se ponga a la obra 
				ahora mismo!  
			Un suspiro de alivio se escuchó en la 
			sala.  
			  
			La decisión de mi Kuku de permitirme 
			reposicionarme políticamente dentro de los Gina'abul, pero estaba 
			claro que también me puso en una situación difícil. Los Nungal y yo 
			íbamos al matadero! ¡Qué burla!, todo lo que ordenó la creación de 
			mis hijos desaparecería. Tiamat no sabía el número exacto que 
			componía el ejército que nos esperaba en Ubsu'ukkinna, pensábamos 
			que era por esta razón que habíamos enviado a los Nungal con los 
			alimentos.  
			  
			Con el fin de que se distribuyera entre 
			los Anunna combatientes. Nuestra reina poseía una determinada forma 
			de honor, deseaba gozar de un triunfo indiscutible y no quería 
			debacle de una victoria desigual. Nos levantamos en medio de esta 
			pesada atmósfera de contraste. Vi la fina silueta de Ninmah 
			escondida entre los Ušumgal salir de la sala rápidamente.  
			  
			Yo quería gritar que los Nungal no 
			estaban preparados para esa misión y que todos serían sacrificados 
			innecesariamente. No hice nada, nuestros comandantes sobre los 
			derechos de paternidad fueron implacables: no podía ir en contra de 
			una decisión tomada acerca de mí por uno de mis Kuku en una reunión 
			divina y por lo tanto tuve que obligados a aceptar la alianza 
			forzada de los Ansâr.  
			  
			Era, de alguna manera, el precio de la 
			victoria. Los Ningidir me hicieron reverencia como si fuera a ser un 
			último homenaje.  
			  
			Los Ušumgal me miraron fijamente a los 
			ojos, An sólo fue a mi encuentro.  
				
				"No me decepciones mi hijo", me 
				susurró, dándome un abrazo, el primero de su existencia... sin 
				duda porque tuvo miedo de ver materializarse mi derrota, ya que 
				de fallar, mi creador sería el siguiente que ofrecerían a la 
				primera línea del combate aéreo.  
			Descendí los escalones uno a uno y me 
			incorporé a Mam en el centro de la Asamblea.  
			  
			Nuestras sacerdotisas rodeaban el cuerpo 
			inmovilizado de Sé'et, la Santana víctima de la locura de Ansâr. Su 
			mirada fija parecía mirar la eternidad, sus ojos estaban húmedos. 
			¡Los reconocí de inmediato porque eran verdes! Pertenecían a la 
			sacerdotisa que me dio su santa Ûnamtila (planta de la vida) en la 
			iniciación del fuego de As.  
			  
			También fue una de las tres Nindigir que 
			estuvieron presentes durante la inducción de mi entronización... No 
			me había dado cuenta de que ésta era la sacerdotisa designada de mi 
			compañera. Mamitu obviamente se había rodeado de sacerdotisas 
			iniciadas que conocían los grandes principios de la vida.  
			  
			El nombre Sé'et se traduce en el 
			silabario Emesà me confirmó su función de Santana, "el precursor de 
			la tierra arada." Mami parecía afectada por su condición.  
			  
			Ella la sacudió llamándola Sé’et, 
			queriendo decir "precursora de la vida" o "fuerza vital" en Emesà.
			
 Todavía era posible reactivar sus centros de energía, sus Muladhara 
			y Anahata-Sagra eran los únicos, y se estaban agotando. Nunca he 
			usado esta técnica, pero yo sabía que era capaz de usarla a través 
			del Niama. Sin pensarlo, coloqué mi mano derecha sobre la frente de 
			la sacerdotisa, sus músculos del pecho se contrajeron.
 
			  
			Un profundo 
			gemido salió de su boca y sus ojos volvieron a la vida. 
 Me levanté sólo para encontrar problemas a mi alrededor. Todos me 
			miraron como si hubiera hecho algo increíble. Ansâr, Enlil y un 
			puñado de Miminu, que todavía estaban en la escena, asistieron a la 
			escena en el fondo. Un fuego invadió los ojos de los Ansâr.
 
			  
			El entusiasmo de las Amašutum fue 
			obligado a disminuir, lo que incitó de golpe a señalar que Nudimmud, 
				
				"realmente sabía cómo cambiar los 
				lamentos en júbilo."  
			Damkina tomó mi mano y me atrajo con 
			fuerza a la salida.  
			  
			Ella me llevó en medio de la multitud y 
			me llevaron a un jardín de flores perfumadas con olores fuertes. 
			Ella, que aún podía mantener la compostura, comenzó a tartamudear en 
			todas las direcciones. Yo nunca la había visto en tal estado. No muy 
			lejos de nosotros, sentado tranquilamente en un banco de piedra, 
			observándonos, Ninmah nos acechaba bajo la amable sobra de un cedro.
			 
			  
			Su profunda mirada nos paralizó como un 
			rayo. Ella no había perdido nada de su misterio, Ninmah parecía 
			preparar algo.  
			  
			Después de una breve vacilación, se nos acercó a un 
			paso delicado.  
				
				"Quería darte las gracias por 
				permitirme escuchar a Enlil", dijo.  
			Me entretuve mucho con él.  
				
				"Es brillante, puedes estar 
				orgulloso. Sin embargo, tu alagni es muy obstinado, su deseo de 
				suplantarte es tenaz. Tenemos diferencias y no estoy seguro de 
				que pueda retenerlo indefinidamente... En reconocimiento por su 
				gesto hacia mí, debo revelarte el secreto que te prometí 
				revelarte." 
			Le hice saber que no había acuerdo sobre 
			esto, pero ella insistió.  
				
				"Soy una Nindigir y juré en 
				Nalulkára... todo esto ha ido demasiado lejos! Podemos oír mis 
				palabras, pero no es grave. Este secreto es conocido por todos 
				los Ušumgal y no veo por qué habría de esconderlo por más 
				tiempo, especialmente en lo que te afecte directamente. Tu 
				afiliación con los Abgal de Gagsisâ (Sirio), sin duda, se 
				desprende tanto física como internamente.    
				Tus debilidades y errores reflejan 
				las virtudes de estar en movimiento. Llevas en ti habilidades 
				propias innatas para cautivar a tus Kadištu y Kuku. Son estas 
				mismas habilidades las que hicieron de los Abgal emisarios de 
				elección en nuestra galaxia y que les ha permitido volver a 
				revivir a la Mamitu hace unos minutos. ¡Como puedes ver, yo lo 
				sé todo!    
				Creo que ni siquiera conocen la 
				historia de los seres de Gagsisâ, Nammu debe informarte en breve 
				al respecto. El Abgal como tú no puede derivarse de una muestra 
				genética Abgal. Tu Creador, por supuesto, te ensambló a partir 
				de sus genes, por lo que posees tanto la fisionomía de ciertos 
				de tus Kuku y sus habilidades, pero sobre todo te legó casi el 
				65% de los parámetros de tu madre consanguínea.    
				Conozco a esta persona y tú la 
				conoces también." 
			Ninmah miró Damkina.  
				
				"Tu creador se ha apoderado de la 
				genética Nalulkára con el único propósito de crear un ser humano 
				completo a su gusto. Mamitu-Nammu-Damkina, no sólo es tu Eres 
				(reina), sino que es también es tu Ama (madre). Es por eso que 
				te le pareces tanto y es también la razón por la cual su ritmo 
				biológico se sincroniza con el tuyo. Eso es lo que tenía que 
				revelarte. 
				  
				¡Ah! Me olvidaba, si quieres conservar tu vida y 
				salir con vida de la trampa que te preparó Ansâr, cuando estás 
				ahí arriba, frente a Tiamat, te aconsejo que seas fiel a ti 
				mismo. Os dejo ahora." 
			Me sorprendió no enojarme. Enojarme 
			porque? Era, después de todo, mi creador, el destino?!  
			  
			Mamitu había expresado varias veces que 
			era mi destino el que había elegido, los Kadištu vinieron de otros 
			lugares para confirmar esto. En cuanto a An, me parecía de pronto 
			más "agradable". A la luz de estas revelaciones, la profunda 
			misoginia de mi creador ya no me parecía tan concreta.  
			  
			En efecto, 
			¿cómo podría elegir ensamblarme ilegalmente con los antecedentes 
			genéticos de la más ilustre de nuestras sacerdotisas sin que, de 
			alguna manera, tuviera admiración por la doctrina Amašutum?!  
			  
			La revelación de Ninmah me obligó, de 
			nuevo, a mirar más allá de las apariencias. 
 Mamá me tomó tiernamente en sus brazos. Estaba preocupada por mí. 
			Sus grandes y profundos ojos se humedecieron súbitamente. Este 
			reflejo insólito comenzó a tener sentido para mí. No tenía tiempo 
			que perder, ahora tenía que cumplir el compromiso que me habían 
			impuesto.
 
			  
			Apreté con fuerza el brazo de Mam y me 
			fui a toda prisa para no mostrarle aún más la confusión en la que 
			estaba.
 
			
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