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  por Ignacio Darnaude Rojas-Marcos
 
			del Sitio Web
			
			IgnacioDarnaudeRojas 
				
				Estepas heladas, pedregales, Saharas arenosos, cráteres por 
			doquier, abismales simas en un terreno inhóspito, cien grados al sol 
				y menos ochenta a la sombra, Everests pelados, tenebroso cielo 
			azabache versus kilómetros de nubes opacas, temperaturas 
			achicharrantes, carencias de lujos como agua, flora y fauna, 
			aplastante presión atmosférica, atracción gravitatoria quebrantapiernas, atmósfera y oxígeno que brillan por su ausencia, 
			rayos cósmicos y ultravioletas sin el menor filtro de ozono, 
				terrible impacto de meteoritos, días o noches interminables, años 
			que duran siglos, estaciones inexistentes, volcanes y géiseres, 
			terremotos y levantamientos geotectónicos, amoníaco y metano por 
			todo alimento, luz solar cual cerilla a una legua o el astro-rey 
			ocupando el firmamento, lunas a go go, soles por parejas o 
			triplicados, indescriptible soledad y vacío, inmovilidad perpetua, 
			sobrecogedor silencio.... 
			Éste es el desolador panorama de la superficie observable en los 
			planetas y 
			satélites de nuestro sistema solar, según las recientes 
			fotografías de la NASA.  
			  
			Ocho orbes decorativos y aparentemente 
			inútiles, inservibles para albergar un mínimo hálito de vida 
			asimilable al protoplasma orgánico que bulle en el tercer esferoide, el único que tenemos el gusto de conocer por el momento.  
			  
			Si las 
			apariencias no engañan, el provocador epigrama no estamos solos 
			merece un aparatoso desmentido por parte de la astronomía moderna, 
			al menos en los aledaños de nuestro sideral corral de vecinos. Para 
			el caso de que nos fiemos de los datos sensoriales, estamos 
			cercados por un montón de astros en su más primitivo estadio de 
			reino mineral puro y duro. 
 Pero ¿hay otras inimaginables exobiologías de repuesto en la 
			infinitud de la cosmosfera, adaptadas a muy diversos ambientes 
			planetarios?. ¿Existen alternativas a la Creación deshabitada que 
			con tan arrogante desfachatez nos vende la ciencia oficial?.
 
			  
			Probablemente sí.  
			  
			Muchos de los 700.000 contactados 
			(Pierre Monnet dixit), inmenso hormiguero de sensitivos dispersos por todos los 
			confines del contactódromo con forma de bola rocosa en el que 
			vivimos, proclaman que están recibiendo comunicaciones telepáticas 
			de seres conscientes radicados en distantes planetas y recintos 
			dimensionales.  
			  
			Tan pintoresco ejército de telegrafistas del cosmos 
			asegura que la mayoría de los cuerpos celestes acoge actividad 
			inteligente, invisible tanto al ojo humano como a sus instrumentos 
			ópticos por estar constituida en base a una exótica modalidad de 
			“materia” que elude nuestro sistema de percepción, calculado para 
			aprehender solamente objetos físicos.  
			  
			La substancia que conforma los 
			mundos alternativos se estructuraría en una escala vibratoria 
			refinada y sutil, y al ser más energética que material, resulta 
			intangible para el homo sapiens y sus rudimentarios cinco sentidos, 
			“periscopios” sumamente especializados y de restringida eficacia percepcional.
			
 Nuestros ojos y oídos se comportan al estilo de “ventanas a la 
			realidad” diseñadas con el propósito de captar exclusivamente la 
			angosta franja (una sola entre el amplio abanico de otras muchas 
			frecuencias simultáneas operativas en el universo) de los átomos y 
			moléculas tridimensionales, el armazón sui generis que otorga 
			aparente solidez al particular substrato físico-químico de los 
			fenómenos terrenales.
 
			  
			En niveles de realidad allende el espacio/tiempo, podrían adquirir vigencia impensables categorías selectivas de 
			“materia” desconocidas entre nosotros, conglomerados de subpartículas sólidas y palpables tan sólo para los habitantes de 
			esas mansiones concretas, pero que no pueden ser detectados por los 
			inquilinos de otros reinos coexistentes, y viceversa. 
 El pluricosmos sería de este modo un multidimensional ensamblaje 
			interactivo de universos paralelos interpenetrados, ocupando por 
			llamarlo así el mismo espacio. Es decir, un vasto sistema ultra-conectado de incontables esferas de vida, todas ellas 
			“físicas” y sólidas en sentido amplio, pero mutuamente invisibles 
			salvo - cada una de ellas - para sus respectivas poblaciones 
			autóctonas.
 
			  
			No tendría por consiguiente nada de particular que de 
			hecho el infiniverso hierva de astros en un avanzado estadio 
			homínido/angélico, orbes y seres constituidos en una enrarecida 
			dimensión etérica, entes muy reales, que existen y están ahí, 
			pero que no somos capaces de contemplar con nuestro inadecuado 
			dispositivo de percepción.
 Vamos a exponer a continuación una escueta síntesis acerca de las 
			pretendidas condiciones de vida y pensamiento en algunos supuestos 
			planetas físicos o tetradimensionales, con los que la Tierra se 
			estaría comunicando a través de una muchedumbre de telépatas y 
			“escritores automáticos”.
 
			  
			Nos atendremos siempre al polémico 
			testimonio de los contactados, hipotéticas versiones por las que no 
			ponemos la mano en el fuego ni quitamos ni coronamos rey. Con la 
			salvedad de que río que suena con tamaño estruendo, algún agua ha 
			de llevar.  
			  
			Empezaremos como Dios manda por nuestra propia casa, es 
			decir, por el sistema solar que nos da cobijo.
 
 
 APOTEOSIS MARCIANA
 
 Circula una multitud de noticias en torno a la exobiología imperante 
			en nuestro más próximo vecino, el rojo geoide de la guerra.
 
				
					
					
					El 
			místico sueco Emanuel Swedenborg (1688 - 1772) ya giró visita a 
			los marcianos, al igual que a Mercurio, Venus, Júpiter, Saturno 
			y la luna, exploraciones de las que da cuenta en su obra Otras 
			Tierras en nuestro sistema solar: sus habitantes, espíritus y 
			ángeles que lo pueblan. 
					
					En 1880 Henry A. Gaston hace público en
			San Francisco El planeta Marte revelado. Siete días en los mundos 
			espirituales. Transcurren trece años y el matrimonio Smead procesa 
			psíquicamente Comunicaciones con seres del planeta Marte. El 
			lenguaje y alfabeto marcianos. 
					
					En 1894-95 la sensitiva Kathérine 
			Elyse Müller - más conocida como “Héléne Smith” - psicografió en 446 
			páginas De la India a Marte. Mi viaje a este planeta. 
					
					
					Ocho años después Sara Weiss da a conocer en Nueva York Mis viajes 
			al planeta Marte (548 páginas), al que seguiría en 1906 Romance 
			de Marte. 
					
					En 1920 Eros Urides da a luz El planeta Marte y sus 
			habitantes. 
					
					De 1920 a 1980 (60 inviernos !) Albert Coe sostiene 
			charlas con marcianos y venusinos residentes en Estados Unidos, 
			pláticas resumidas en La increíble verdad. 
					
					En el año veinticuatro la 
			señora H.C. Hutchinson, médium domiciliada en Denver (Colorado), 
			metabolizó textos emitidos por energías intencionales radicadas en 
			Marte. 
					
					Hacia 1927 W.C. Hefferlin procesa datos acerca de una 
			inmigración de marcianos a la Tierra milenios atrás. 
					
					En julio de 
			1938 Khauga inspira a William Ferguson el opúsculo Mi excursión a 
			Marte. 
					
					El joven británico Christopher, fallecido en 1943, dicta a 
			su madre unas intensas “memorias astrales” en las que narra su 
			visita a Marte y a la rutilante estrella Sirio, nuestro sol 
			central. 
					
					1945 fue la temporada en la que Howard Menger gozó en Hawaii de su primer téte a téte con una preciosa señorita marciana 
					(más adelante interaccionaría igualmente con personajes de 
					Venus), 
			experiencias que narra en Mensajes del espacio exterior. 
					
					Hacia 1949 el médium Hercilio Maes psicografía en Curitiba 
					(Brasil), por inspiración del avatar Ramatis, el masivo volumen 
					La vida 
			en el planeta Marte y los discos voladores, crónica extremadamente 
			detallada sobre la vida, instituciones, filosofía y costumbres en 
			la civilización etérica que envuelve y subsume el viejo núcleo 
			rocoso del planeta de la guerra. 
					
					Pasamos a Buenos Aires, donde en 1952 Jorge A. y Napy Duclout 
			filtraron información acerca de la existencia en Marte, detallada 
			en Origen, estructura y destino de los platos voladores. 
					
					
					En 1954 
			Buck Nelson contacta en Missouri con hombres del espacio, y 
			extracta sus experiencias en el humilde librito Mi viaje a Marte, 
			la Luna y Venus. 
					
					El mismo año Cedric Allingham airea en Inglaterra Platillo volante 
			de Marte, y al siguiente el californiano Ernest L. Norman, autor 
			junto a su esposa Ruth de 125 títulos revelados (38.000 páginas), 
			describe sus reiteradas estancias en el planeta vecino mediante el 
			cuaderno La verdad acerca de Marte. 
					
					También en 1955 Narciso Genovese 
			explicó en Yo he estado en Marte los entresijos de la existencia en 
			ese planeta tan frecuentado por los terrícolas, al tiempo que el 
			ciudadano francés Gaston Lenormand da cuenta de su incursión en el 
			orbe de los canales en Yo estuve en un platillo volante, y Dorothy 
			Thomas da a conocer en Los Angeles La vida en Marte y Venus según 
			los grandes místicos. 
					
					A los 24 meses las hermanas Helen y Betty 
			Mitchell se topan con la pareja de marcianos Elen y Zelas, y 
			divulgan lo que les han confiado en el fascículo Nuestro encuentro 
			con hombres del espacio.  
			Más o menos por esas fechas sale a la luz en EE.UU. 
			Revelaciones de 
			dioses del espacio, volumen en el que encumbrados jerarcas de Marte 
			y los siete geoides del sistema solar, mas otros tres desconocidos 
			para los hombres de ciencia (hasta completar una docena), nos 
			ilustran acerca de las circunstancias de sus respectivos orbes en 
			relación con los graves problemas terráqueos.  
			  
			Poco después un tal 
			Roland, del Galactic Patrol - Station MRZ, transmite un discurso 
			de 17 páginas en torno al acontecer en Marte que aparece en la 
			monografía de Robert Ernst Dickhoff Regreso al hogar de los 
			marcianos (1958). Estamos en 1966. Mark Dewey imprime un informe 
			que le ha dictado Amano, un alto instructor marciano, bajo el 
			título Habla un hombre del espacio.  
			  
			Tres años más tarde Helen I. Hoag dedica cinco páginas a describir la cultura marciana en sus 
			entretenidas memorias Mi visita a otros planetas, siendo éstos 
			Mercurio, Venus, Urantia (la Tierra), Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón, 
			Vulcano, Clarion, Satania (lo que 
			hoy queda - el cinturón de asteroides - del auto-destruido planeta 
			Maldek), nuestro Sol y la estrella Capella.  
			  
			Por falta de espacio 
			omitimos otra pila de revelaciones inspiradas por entidades 
			marcianas, así como excursiones adicionales al escarlata planeta 
			bélico. 
 
 
 FUROR VENUSINO
 
 En fecha tan remota como 1877 el lucero del alba, ya visitado por 
			Swedenborg en el siglo XVIII, mereció la publicación, por autor 
			anónimo, de Loma, ciudadano de Venus.
 
			  
			De 1883 a 1886 el Maestro 
			Tibetano “Phylos” y un puñado de acólitos de la llamada Comunidad 
			Teo-Crística de Lemuria, le insuflaron al joven californiano 
			Frederick Spencer Oliver Vida en dos planetas.  
			  
			Se trata de una gruesa y atractiva 
			novela histórica plagada de avatares de su protagonista, Rexdahl, a lo largo de sus 22 
			encarnaciones en la Atlántida, el planeta Venus y un enclave 
			secreto bajo el Shasta, montaña sagrada al norte de California.  
			  
				
					
					
					Pasan 52 años y Dana Howard lanza 
					Mi vuelo a Venus, continuado por 
			Vesta, el humano oriundo de Venus. 
					
					Transcurridos unos meses Violet 
			Gilbert entrega a su editor Mi viaje a Venus. 
					
					Al poco tiempo (1943) el novelista inglés C.S. Lewis edita
					Perelandra (Travesía a 
			Venus). 
					
					En la histórica efeméride del 20 de noviembre de 1952, 
			George Adamski, el pionero y más popular entre la miríada de 
			contactados, se entrevista con el venusino Orthon en el desierto de 
			Mohave, California. 
					
					Cuatro meses antes Calvin C. Girvin fue transportado a Venus, y la 
			crónica del periplo nos la ha legado en Mil OVNIs en la noche. 
					
					
					Al 
			año siguiente el taxista mejicano Salvador Villanueva Medina fue 
			abordado en una carretera solitaria por un venusino de 1,20 de 
			estatura que lo trasladó a su mundo de origen, y la sabrosa 
			experiencia puede leerse en Yo estuve en el planeta Venus.
					
					
					La 
			venusina Omnec Onec toma posesión en 1955 del cuerpo de Sheila 
			Mansel, niña de 7 años domiciliada en Tennessee, la cual cuando 
			tuvo 24 dictó vis a vis a Rainer Luedtke las 280 páginas de Vengo de 
			Venus.
					
					Un caso similar de walk-in tuvo lugar en 1960, cuando ViVenus, 
			recién inmigrada del orbe del amor, “tomó los mandos” del organismo 
			físico de una muchacha neoyorquina que acababa de cometer suicidio, 
			y en 1982 apareció su autobiografía: ViVenus, heraldo de las 
			estrellas. 
					
					En diciembre de 1959 Frank E. Stranges se entrevista en 
			el Pentágono con Val-Thor, responsable de Venus que según él lleva 
			tres años cumpliendo una misión en la Tierra, y narra lo sucedido 
			en el folleto Mi amigo del espacio. 
					
					Las comunicaciones telepáticas 
			desde la estrella de la mañana trasegadas durante años por el 
			ingeniero mecánico Jessee Valentine lucen extractadas por Henry R. 
			Gallart en Desde otros mundos (1964). 
					
					Para no ser menos, el conocido autor de 
					El tercer ojo, 
					
					T. Lobsang 
			Rampa, dejó a la posteridad en 1966 Mi visita a Venus.
					
					
					Voltra, un evolucionado 
					espécimen de ese mismo mundo, se comunicó 
			en 1966 con la psíquica Marianne Francis, cuyo nombre espiritual es Aleuti Francesca.
					
					
					En abril de 1967 el camionero de Mineral Wells (West Virginia) 
			Woodrow Derenberger fue teleportado a Venus en una nave-nodriza por 
			un matrimonio oriundo de ese planeta, Mr. Jitro Cletaw y su esposa 
			Elvane, y lo mucho que allí y en Lanulos vio puede consultarse en 
			el volumen de Harold W. Hubbard Visitantes del planeta Lanulos. 
					
					
					Al 
			año siguiente Paul Koslouski mantuvo conversaciones telefónicas con 
			Latu, un individuo originario del mundo Albatron, conocido por 
			nosotros como Venus, y sus vivencias nos las traspasó en Somos 
			hijos del universo. Mi contacto con gente del espacio. 
					
					
					La primera vez que Ron Card habló con un equipo llegado de Venus fue 
			en 1971, y sus andanzas ocupan todo un libro. 
					
					Ernest L. Norman 
			cuenta su estancia en Azure, bella ciudad venusina, en La voz de 
			Venus (1955). 
					
					Por otra parte un cenáculo de personalidades del 
			planeta que nos ocupa, bautizado como Los Científicos de Venus, 
			nos ha ilustrado con: Carrera espacial a la luna y Enseñanzas de 
			Venus: revelación directa sobre los platillos volantes y la vida en 
			el planeta. 
					
					Y finalmente aludiremos a los dos trabajos dictados al 
			sensitivo Michael Barton X: Ciencia secreta de Venus! 
					(1958) y 
			Salud mágica venusina (1959). 
					
					Y al testimonio de John Langdon 
			Watts La razón de vivir y visita a Venus. (1975). 
			
 
 
 EL PATER SOLAR Y SUS 12 HIJOS
			PLANETARIOS
 
 ¿Sólo 9 planetas?.
 
			  
			Uno tras otros los contactados reiteran que hay 
			tres más, ignorados por la astronomía dogmática. El más citado de 
			ellos es Maldek, situado milenios ha en la órbita entre Marte y 
			Júpiter, globo que degeneró en el actual cinturón de asteroides 
			tras resultar autodestruido por una guerra con armas terminales. 
			Parte de sus habitantes renacieron en la Tierra. Vulcano es 
			otro de los cercanos planetas supernumerarios.  
			  
			Al tercero, Clarion, se 
			refiere Truman Bethurum, quien en julio de 1952 se tropezó en Mormon Mesa 
			(Nevada) con la diminuta y bella clarionita Aura 
			Raines, pasándonos acta notarial en A bordo de un platillo volante 
			(1954) y Mensajes de los seres del planeta Clarion.  
			  
			En 1956 el pielroja Chief Standing Horse fue transferido a bordo de una 
			astronave de 5 kilómetros de longitud, en un animado tour a la luna, Marte, 
			Venus, Clarion, Orean y Júpiter.
 Hercóbulus es un errante cuerpo celeste que cada equis miles de años 
			pasa rozando a la Tierra y ocasiona toda suerte de catástrofes. A 
			los desastres causados periódicamente por el maléfico astro intruso 
			se refieren entre otros los contactados
 
				
					
				 
			Los huéspedes transdimensionales aseveran con rara unanimidad que el 
			sol no es un objeto sideral a elevadísima temperatura, sino un 
			planeta más -aunque de privilegiado rango- con óptimas condiciones 
			de habitabilidad, resembrado con criaturas altamente evolucionadas. 
			La intensa vibración crística emanada del Logos solar y su población 
			arcangélica, se transmuta en luz y calor al incidir en las 
			atmósferas de su familia planetaria.  
			  
			En 1933 Phoebe Marie Holmes 
			dejó constancia de su gira al astro-rey en Mi visita al sol, que se 
			lee como una ágil novela de suspense. 
 Del Logos estelar, en su sorprendente calidad de astro frío, 
			hablan también,
 
				
					
						
						
						Helen Hoag, 
						
						Aladino Felix, 
						
						Michael Barton X, 
						
						
						Leónidas Rodríguez S.,
						
						
						el mexicano Armando Zubaran Remírez,
						
						
						E. 
			Blanche Pritchett (Japhalein, nave-madre de esta galaxia), 
						
						
						
						
						Barbara Hand Clow
						
						
						Pauline Sharpe 
						(Nada-Yolanda), afincada en 
			Miami y a cuya pluma debemos Visitantes de otros planetas (334 
			páginas) y otros 64 títulos.  
			Citamos a estos nueve autores - hay 
			otros más que omitimos - con ánimo de recalcar la insistencia y 
			rotundidad con la que los alienígenas califican a las estrellas como 
			orbes habitados de encumbrado standing en el ranking del macrocosmos, hábitats que según ellos han alcanzado una elevada perfección y no 
			tienen nada de ardientes. 
 
 
 FIEBRE DE GANÍMEDES
 
 En la copiosa literatura ufológica hay diversas referencias sobre 
			desplazamientos a Júpiter y “telegramas” psíquicos originados en el 
			gigante gaseoso de la mancha roja (véase El experimento Júpiter de 
			Margaret y Maurine Moon).
 
			  
			Sin embargo la palma contactológica se la 
			lleva el mayor de sus 12 satélites, Ganímedes, a 600 millones de 
			kilómetros del lector, de 286 miriámetros de radio, recubierto de 
			hielo amoniacal y que presenta siempre la misma cara al enorme 
			planeta, por lo que carece de la útil alternancia del día y la 
			noche. Los bonaerenses Jorge A. y Napy Duclout mantuvieron en 1952 
			deliquios mediúmnicos con ganimedianos, sintetizados en la memoria 
			Origen, estructura y destino de los platos voladores.
 En ese mismo año el capitán de una nave del espacio fabricada en 
			Ganímedes comunicó al brasileño Aladino Felix (“Dino Kraspedon”) 
			una summa de profundas revelaciones científicas acerca de la 
			naturaleza y constitución de la energía, la materia, el espacio y 
			la gravedad, agrupadas en Mi contacto con los platillos volantes, 
			uno de los títulos más interesantes de la literatura ufológica, 
			cuya página 42 ofrece una asombrosa definición racionalista de la 
			Causa Primera.
 
			  
			Veinte años después el peruano José Rosciano Holder (“Yosip Ibrahim”) se explayó divulgando la cultura del satélite joviano en 
			
			Yo visité Ganímedes, complementada a los tres años con 
			Mi preparación para Ganímedes. 
 A principios de 1974, y también en el país incaico, Carlos Paz y 
			su hijo Sixto Paz Wells iniciaron una fructífera amistad telepática, que duraría luengos años, con Oxalc y otras autoridades de 
			Morlem (un segundo nombre de Ganímedes), quienes les indujeron a 
			organizar el proyecto Misión Rama, toda una multinacional del 
			contacto a través de las Xendras o puertas dimensionales, cuyo 
			desarrollo se expone en las 490 páginas de Contacto interdimensional.
 
 A partir de 1976 el Grupo Aztlán de Madrid inauguró una prolongada 
			cosecha de preguntas y respuestas intercambiadas con sabios de 
			Ganímedes y Apu, especificadas en la trilogía Los manuscritos de Geenom, y en el éxito de ventas de 
			José Antonio Campoy Entrevista a 
			un extraterrestre: Geenom.
 
 
 
 
 CONTACTO CON PLANETAS
			EXTERIORES
 
				
					
					
					En 1765 se imprimen en París los 7 volúmenes de 
					Viajes de Milord Ceton a siete planetas. 
					
					A mediados del siglo XIX el vidente Andrew 
			Jackson Davis produjo en Boston Vistas de nuestra mansión en los 
			cielos; Centros de vida solares y astrales; La belleza y gloria de 
			los planetas y Habitantes de los mundos exteriores.
					
					
					En 1878 Sir 
			Humphry Davy pone a disposición de los londinenses Los últimos 
					días 
			de un filósofo. Viaje a otros planetas. 
					
					Durante cincuenta semanas 
			entre 1881 y 1882 un ángel traspasó al dentista neoyorquino John Ballow Newbrough las 890 páginas de 
					Oahspe, extraña biblia 
			americana donde se pasa revista, aparte de a otras muchas 
			cuestiones, a los llamados mundos etéricos y atmosféricos. 
					
					
					La capital británica disfrutó en 1885 la primicia del reverendo S.S. 
			Lach-Szyrma Alerial. Viaje a otros mundos. 
					
					A los seis años (1891) 
			Miss M.T. Shelhamer se atrevió a presentar en las librerías las 430 
			páginas de Vida y trabajo en la esfera espiritual. Descripción de 
			lugares y condiciones de vida en otros mundos. 
					
					En 1928 Fanny Moisseieva, de nacionalidad rusa, recorrió una sucesión de 
			planetas que comenta en Mi sueño letárgico de nueve días: lo que he 
			visto. 
					
					Un año más tarde Quisling oferta en EE.UU. 
					Los habitantes de 
			mundos exteriores y su influjo en nuestra filosofía de la vida.
					
					
					Del 14 al 23 de mayo de 1958 el brasileño Artur Berlet 
					fue trasladado en una astronave -a velocidad de 500 
					kilómetros por segundo- hasta un cuerpo celeste (¿Marte?) superpoblado por 
			20.000 millones de acartianos, distante 62 millones de kilómetros, 
			y cuya capital cuenta con nada menos que 90 millones de habitantes. 
			Su descripción la tenemos en Contacto con el planeta Acart (1987). 
					
					
					En 1972 el profesor R.N. Hernández trabó amistad en su universidad 
			mexicana con Lya, una hermosa extraterrestre de 1,90 de estatura y 
			mil años de edad que hablaba perfecto español, joven anciana 
			radicada en el planeta Inxtria, de la constelación de Andrómeda en 
			la Via Láctea. 
					
					Zitha Rodríguez Montiel investigó el caso y nos 
			ofrece sus interioridades en Contacto con Andrómeda: profecías de 
			una mujer extraterrestre (1988). 
					
					Fue en 1960-61 cuando el limeño de ascendencia yugoslava Vlado 
			Kapetanovic Bulatovich (“Vitko Novi”) tuvo ocasión de conversar 
			extensamente con individuos del planeta Apu, orbe ya 
					destruido por 
			una gran explosión, y plasmó el incidente en 170 horas con 
			extraterrestres (1981). Los apunianos han interaccionado 
					asimismo 
			con el Grupo Aztlán y con Sixto Paz, líder de la Misión Rama. 
					
					
					Humanoides de la estrella Arturo - a 41 años luz - se manifestaron en 
			1985 a través de Norma J. Milanovich, autora de Nosotros, los Arturianos 
					(319 páginas). Una familia británica empezó a tratar en 
			1978 a la estirpe (de arcaico origen terrestre por cierto) de un 
			planeta perdido en el espacio a varios miles de años-luz, raza que 
			tarda 48 meses en arribar a la Tierra con sus astronaves. 
					
					
					Frank 
			Johnson ha dejado constancia de estos diálogos en El pueblo de Janos. Los janosianos se vieron obligados a abandonar su hogar 
			planetario debido a una concatenación de desastres naturales, y 
			desde entonces residen en sus descomunales mansiones aéreas, en las 
			que viajan a velocidades cercanas a la de la luz. 
					
					Si damos crédito a la mejicana Matilde Ariceaga (Historia del 
			pueblo de Israel, 1967), la especie hebrea inmigró a la Tierra 
			desde la estrella Capella, a 47 años-luz. 
					
					Ernest L. Norman, en La 
			voz de Eros (461 páginas), nos puso al corriente en 1958 de todo 
			lo relacionado con esta esfera de sugestivo nombre. 
					
					El californiano 
			Cecil Michael
			fue llevado en 1953 al siniestro mundo Hell, correría que clarifica 
			en Ida y vuelta al Infierno en un platillo volante. 
					
					
					Nos cambiamos a 
			Holanda, donde Stefan Denaerde publicó en 1969 
					
					Contacto con el 
			planeta Iarga, una etnia anfibia con morfología animaloide a 10 años-luz de nosotros.
					
					
					Por su parte Ludwig F. Pallmann tuvo noticias en 1964 de una 
			civilización próxima al centro de la galaxia y alejada 30.000 
			años-luz, sobre la que nos pone en antecedentes en Contacto con el 
			planeta Itibi-Ra (285 páginas). 
					
					Debió ser en 1960 cuando el joven 
			Edwin trabó conocimiento en Durban (África del Sur) con un hombre 
			llamado Valdar, personaje de normal cuerpo físico perteneciente a 
			un anti-mundo o universo paralelo a muchos años-luz de este entorno. 
			Carl Van Vlierden nos cuenta su historia en Contacto con el planeta Koldas 
					(1986, 303 pp.) y ¡Hablan los doce planetas!. 
					
					
					En otro extremo del mundo, al venezolano Vladimir Burdman Schwarz 
			se le presentó Angis Isinti, comandante de los astronautas de un 
			centro de vida situado en cierta remota galaxia a 17 millones de 
			años-luz, exploradores que viven un promedio de nueve siglos y 
			medio, nos llevan 70 millones de años en adelanto evolutivo, y 
			hace dos milenios que estudian la Tierra. Información contenida en 
			el tomo Contacto con seres del planeta Nokire, Caracas, 1978, 119 
			pp.
					
					En lo que concierne a la civilización de Orion, Ernest L. Norman 
			mediumnizó en 1961 La voz de Orion (265 pp.), y su llamativa 
			esposa Ruth Norman distribuyó en 1983 la tríada Decadencia y 
			destrucción del imperio de Orion (1123 pp.).    
			Cambiamos de tercio con el fin de centrarnos en el cúmulo estelar de 
			las Pléyades, cuyos pobladores sufren de especial adicción a los 
			asuntos terrestres, habida cuenta de sus generosos intercambios con 
			Gaia.  
				
					
					
					En 1975 la atractiva Semjase, guapa muchacha pleyadiana, se 
			materializó junto a una cohorte de naves espaciales (que acabaron 
			fotografiadas) ante el aventurero suizo 
					
					Eduard Billy Meier. Fruto 
			de tan enriquecedora endenté fueron los dos tomos de Wendelle C. 
			Stevens Contacto con las Pléyades (1983, 1099 pp.), 
			complementados por la trilogía Mensajes de las Pléyades (1123 pp. 
			en total).
					
					Randolph Winters abunda en el muy discutido episodio Semjase con su 
			obra La misión pleyadiana (1994, 258 pp.), y tres cuartos de lo 
			propio hacen Gary Kinder (Años luz, 1987), Kal K. Korff (El caso 
					Billy Meier: astronaves de las Pléyades) (1995, 439 pp.) y 
			Guido Moosbrugger (Eduard Meier y sus contactos con los 
			extraterrestres (1994, 290 pp.). 
					
					Un bienio antes que Meier, Fred W. Bell mantuvo 
					asimismo relaciones 
			con Semjase y sus padres y hermanos pleyadianos, y ha puesto por 
			escrito sus chispeantes escarceos con la demoiselle estelar. 
					
					
					Preston 
			B. Nichols y Peter Moon pergeñaron a su vez el estudio 
					
					Encuentro en 
			las Pléyades (1996, 247 pp.), y Barbara Hand Clow es responsable 
			de 
					Agenda de las Pléyades: nueva cosmología para la Edad de la Luz 
			(1995, 305 pp.). 
					
					El colombiano Enrique Castillo Rincón protagonizó en 1973 otro 
			sonado cara a cara con dignatarios de las Pléyades. 
					
					Al año siguiente, en el curso de un viaje para vender películas de Hollywood en el 
			Perú, el californiano Charles A. Silva vivió un apasionado romance 
			con Rama, preciosa y menuda exonauta procedente de las Pléyades, 
			quien le confesó ser la corporeización transitoria de Ramatis, una 
			jerarquía de alto rango en el reino etérico (¿la misma que en los 
			años cincuenta le dictó una docena de libros al curitibeño Hercilio 
			Maes?). Silva nos regala su delicioso flirteo amoroso en una 
			novelesca fábula titulada Cita con los dioses. 
					
					Delamer Duverus 
			también dialogó en Arkansas con los pleyadianos de la estrella 
			Alción, y nos lo cuenta en La saeta dorada (1973, 214 pp.). 
			  
			William J. Herrmann resultó abducido hacia 1977 en North Charleston 
			(Carolina del Sur) por 
			
			entidades de Zeta Reticuli (quienes se han 
			comunicado asimismo con Bashar y 
			
			Lyssa Royal), y Wendelle C. 
			Stevens registró sus notables vivencias en Contacto en Reticulum, 
			dos libracos que totalizan 837 páginas. 
 Los indígenas del avanzado sistema Sirio, sol central alrededor del 
			cual orbitaría jerárquicamente nuestro propio astro-rey, han 
			transferido información a numerosos contactados:
 
				
			 
			Por otro lado, a partir de 1966 una treintena de ciudadanos 
			españoles recibieron alrededor de 1.300 hojas fotocopiadas sobre 
			materias científicas y la vida en su planeta, en forma de cartas 
			franqueadas por correo ordinario, surreales textos inventados por 
			el ingenio de expedicionarios del astro frío
			Ummo, que gira 
			tributario de la estrella Wolf-424, a 14,4 años-luz. Juan Miguel 
			Aguirre recopiló en 1981 una buena parte de tan sabrosas misivas en 
			los cinco volúmenes Escritos de Ummo, que suman 992 folios. Y 
			Antonio Ribera ha publicado tres libros sobre los ummitas. 
 Desde 1906 en adelante una comisión de altos ejecutivos celestes 
			insufló en la mente del paragnosta de Chicago Wilfred Custer Kellogg 
			las 2097 páginas de 
			El Libro de Urantia, impreso en 1955, denso 
			tratado que describe minuciosamente un sinfín de enclaves habitados 
			en el universo: las esferas sagradas del paraíso, los mundos de Havona, esferas arquitecturales, planetas morontiales, mundos de 
			los arcángeles, mundos de las estrellas vespertinas, mundos 
			seráficos, los 7 mundos de la cultura de la transición, mundos de Edentia, los 7 mundos de las mansiones, esferas de luz y vida, 
			niveles de realidad universales, los 7 superuniversos, el universo 
			central de Havona, la isla del paraíso, etc., etc..
 
			  
			Y en 
			particular esta tremenda cosmogonía dedica once páginas a un 
			exhaustivo análisis de la vida, organización social y rasgos 
			culturales en un planeta habitado cercano a la Tierra. 
 Los contactados no sólo captan multitud de discursos referentes a 
			planetas aislados, sino también a colectivos de mundos.
 
			  
			Ruth E. 
			Norman es autora de 25 planetas ilustran a la Tierra (1975, 298 
			pp.) y ¿Has vivido antes en otros mundos?. Un emisario de 32 
			esferas habitadas informa a la Tierra (1980, 2 volúmenes, 660 pp.).  
			  
			Los E.T. también hablan de 
			
			confederaciones de mundos, que 
			integran en un caso a 680 planetas, en otro a 360 orbes, etcétera.
 Hemos traído a colación en el presente estudio algunos de los más 
			conocidos planetas habitados a los que hacen referencia los mensajes 
			telepáticos inspirados a la miríada de videntes y contactados. En lo 
			que hasta aquí exponemos, no se agota ni por asomo el amplísimo 
			filón de supuestos mundos animados con vida inteligente.
 
			  
			Debido a 
			problemas de extensión, se nos queda en el tintero otro cargamento 
			adicional de presuntos orbes que acogen a culturas intragalácticas, 
			que dejaremos para mejor ocasión. 
 A título anecdótico y como parámetro en verdad curioso, enumeramos 
			a continuación 304 nombres identificativos de hipotéticos planetas 
			soportes de linajes homínidos, toponimia que hemos entresacado de 
			los 183 libros consultados sobre la moderna revelación E.T..
 
 
 
 CATÁLOGO DE PLANETAS CON 
			FILOGENIAS HUMANIZADAS
 
 
				
					
						| 
						Acart,  
						Ala,  
						Alca,  
						Alción (SS),  
						Aldebaran,  
						Alderon,  
						Alfa Centauri (sistema solar (SS)), 
						 
						Alfa-1,  
						Alfa-2,  
						Alizantil,  
						Almound,  
						Altea,  
						Amorca,  
						Ampt,  
						
						
						Andrómeda (cúmulo estelar) 
						(CE)),  
						Anewman,  
						Ankh,  
						Anta,  
						Anzea,  
						Apex,  
						Apu,  
						Aragon,  
						Archonus,  
						Armo X 3,  
						Argial,  
						Argona,  
						Aries,  
						Arturo (SS),  
						Ascendington,  
						Ashan,  
						Askris,  
						Astonom,  
						Ath,  
						Aurra 
						Bâavi,  
						Ballium,  
						Banlon,  
						Bantivail,  
						Barnard (SS),  
						Basis,  
						Bel Nec,  
						Blyme (SS),  
						Borm,  
						Brundage 
						Calisto,  
						Callisto,  
						Camond,  
						Canis (CE),  
						Capella (SS),  
						Car,  
						Cara,  
						Carrdovan (SS),  
						Cartress,  
						Centurus,  
						Cerabus,  
						Charon,  
						Chiron,  
						Cíclope,  
						Clarion,  
						Commiva,  
						Corray,  
						Cryber,  
						Cuerpos de gravedad oscuros, 
						 
						Dacsa,  
						Dal,  
						Delk,  
						Delment,  
						Delna,  
						Deva,  
						Din,  
						Dino,  
						Distra,  
						Divinington,  
						Dollium,  
						Drucall,  
						Druma 
			(SS)           | 
						Ee (SS),  
						El,  
						Elohim,  
						Emarin,  
						Emil,  
						Endinite,  
						Eneshia,  
						Epicot,  
						Eros,  
						Esferas Arquitecturales, 
						 
						Esferas de Luz y 
			Vida,  
						Esferas Sagradas del 
						Paraíso,  
						
						
						Essassani,  
						Etraa,  
						Europa 
						Farris,  
						
						Ganímedes,  
						Gee,  
						Glenus,  
						Gracyea,  
						Grailbot,  
						Hatton (SS),  
						Hell,  
						
						
						Hercóbulus,  
						Hermes,  
						Hermes (subplaneta), 
						 
						Hiiirs,  
						Hoova,  
						
						
						Iarga,  
						Idonus,  
						Inxtria,  
						Io,  
						Irislís,  
						La Isla Eterna del Paraíso, 
						 
						Itibi-Ra,  
						Iumma (SS),  
						Jamma,  
						Janos,  
						Jatha (SS),  
						Jena,  
						Júpiter,  
						Ka,  
						Kallium,  
						Kanea,  
						Karendon,  
						Kheops,  
						Koldas,  
						Krebs,  
						Krys,  
						Kuartinos,  
						Lalm (SS),  
						Lanulos,  
						Leveron,  
						Lemuria,  
						Lemurt,  
						Linacen,  
						Lucifer,  
						
						
						La Luna,  
						Luun,  
						
						
						Lyra (SS) 
						Maldek,  
						Malura,  
						Mario,  
						
						
						Marte,  
						Meklar,  
						Mel (SS),  
						Melchor,  
						Mercurio,  
						Micander,  
						Mollara,  
						Moor,  
						Morfa,  
						Morza,  
						Mu,  
						Mundos de los 
			Arcángeles, 7  
						Mundos Culturales de Transición, 
						 
						Mundos del Espíritu 
			Infinito,  
						Mundos de las Estrellas Vespertinas             | 
						Mundos de los Finalitarios en Salvington, 
						 
						Mundos Formativos de Edentia, 
						 
						Mundos 
			del Universo Central de Havona,  
						Mundos de las Mansiones, 7 
						Mundos Morontiales, 
						 
						Mundos de los Mortales con Espíritu Fusionado, 
						 
						Mundos 
			de los No-Respiradores,  
						Mundos de los Portadores de Vida, 
						 
						Mundos 
			Sagrados del Hijo Eterno,  
						Mundos Sagrados del Padre Eterno, 7 
						Mundos Serafínicos, 
						 
						Muse 
						Nakin,  
						Narvon,  
						Nebula,  
						Nemus,  
						Neon,  
						Neptuno,  
						Neverons,  
						Nibiru,  
						Niveles de Realidad 
						Universales,  
						Nodia,  
						Nokire,  
						Nylo 
						Omuray,  
						Oote,  
						Opal,  
						Orean,  
						Orion (CE),  
						Orkintu,  
						Orton,  
						Osnus,  
						Oz,  
						Parcra,  
						Peckrant,  
						Phoenix,  
						Pleons (CE),  
						
						
						Pléyades (CE),  
						Plutón,  
						Po,  
						Próxima Centauri 
			(SS),  
						Pyrole,  
						Quivid,  
						Regal,  
						Reticulum (CE),  
						Rey,  
						Rorfa,  
						Ry,  
						Salamia,  
						Satania,  
						Saturno,  
						Schare,  
						Seles,  
						Selo,  
						Senarus,  
						Seraphington,  
						Serena,  
						Seron,  
						Severns,  
						Shunan,  
						Silfar,  
						Silxtra,  
						Simcarris,  
						Simm,  
						Sion,  
						Sirio (SS),  
						Siris,  
						Siton,  
						Sixtus,  
						Sol,  
						Sol Central,  
						Supersol Central de los Soles Centrales, 
						 
						Sola Kananda,  
						Solitarington,  
						Sonarington,  
						Sost (SS),  
						Spiritington,  
						 
						Superuniversos, 7 
						 
						Superuniverso de Orvonton, 
						 
						Sute | 
						Tagmer (SS),  
						Thera,  
						Thiaoouba,  
						Thurbal (SS),  
						Timaneza,  
						Titán,  
						Torco,  
						Tripto,  
						Tritón,  
						Ufrie,  
						Ummo,  
						Universo Local de Nebadon, 
						 
						Urano,  
						Urantia,  
						Valneza,  
						Vass,  
						Vega (SS),  
						Venus,  
						Vexxon,  
						Vicegerington,  
						Vidus,  
						Vitron,  
						Vixall,  
						Vulcano,  
						Vulna,  
						Wolf-424 (SS),  
						Wolf-3592 (SS),  
						Xanthius,  
						Xenon (SS),  
						Yama,  
						Yamaru,  
						Yaraka,  
						Yessu,  
						Yonica,  
						Zara,  
						Zeta Retículi (SS), 
						 
						Zeton,  
						Zibotus  
						Z-26                                                                             |  
			
			
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					Ronald D. Story: The encyclopedia of UFOs. 
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			  |