
	por Peter Dale Scott
	
	23 Abril 2013
	
	del Sitio Web 
	RedVoltaire
	
	 
	
	 
	
	 
	
		
			| 
			 
			Este ensayo es una adaptación de un 
			discurso pronunciado por el autor en la edición de 2012 del Festival 
			de Oakland del Film sobre 
			 
			el 11 de Septiembre (Oakland 9/11 Film 
			Festival), 
			 
			organizado por la Northern CA 9/11 Truth Alliance. 
			Traducido al español por Hugo Vidal de la Red Voltaire a partir de 
			la traducción al francés de Maxime Chaix  | 
		
	
	
	 
	
	 
	
	 
	
		
			
				
					
						
						
						Los Ángeles (Estados Unidos)
						
						El investigador y ex diplomático Peter Dale Scott compara los 
	acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, el asesinato de John F. 
	Kennedy y el atentado de Oklahoma City. 
						 
						
						Y demuestra así la permanente 
	existencia de un Estado profundo, más allá de las apariencias.
 
					
				
			
		
	
	
	 
	
	 
	
	
	
	Los acontecimientos profundos estructurales y la estrategia de la tensión en 
	Italia
	
	
	
	Desde Estados Unidos, no resulta difícil observar cómo la Historia italiana 
	de la segunda mitad del siglo 20 fue claramente desestabilizada por una 
	serie de hechos del tipo de los que he decidido llamar "acontecimientos 
	profundos estructurales". 
	
	 
	
	He definido esos hechos como,
	
		
		"acontecimientos […], 
	(del tipo del asesinato de John F. Kennedy, el allanamiento del Watergate o 
	el 11 de Septiembre), que afectan brutalmente la estructura social [y que] 
	tienen un gran impacto en la sociedad […]. 
		 
		
		Por otro lado, constantemente 
	implican actos criminales o violentos. Y, finalmente, a menudo son 
	perpetrados por una oscura fuerza desconocida". [1]
	
	
	
	
	
	El atentado de la Piazza Fontana
	 
	
	
	
	Los ejemplos de acontecimientos profundos estructurales en Italia - ejemplos 
	que la población local conoce muy bien - incluyen los atentados con bombas 
	perpetrados,
	
		
			- 
			
			en la Piazza Fontana, en 1996
			 
			- 
			
			en la Piazza della Loggia, en 
	1974
 
			- 
			
			contra la estación de trenes de Bolonia, 
			en 1980
 
		
	
	
	
	
	
	
	
	El atentado contra la estación de Bolonia
	 
	
	
	
	En aquella época, la responsabilidad de aquellos atentados, en los que 
	murieron más de 100 civiles y que dejaron una cantidad aún mayor de heridos, 
	se atribuyó a izquierdistas que vivían al margen de la sociedad. 
	
	 
	
	Sin 
	embargo, principalmente gracias a una serie de investigaciones y 
	procedimientos judiciales, hoy está claramente demostrado que aquellos 
	atentados en realidad fueron obra de elementos de extrema derecha que 
	cooperaban con la inteligencia militar italiana. 
	
	 
	
	Aquellas acciones se 
	inscribían en el marco de una permanente "estrategia de la tensión" 
	destinada a desacreditar a la izquierda italiana, favorecer el mantenimiento 
	de un statu quo caracterizado por la corrupción y quizás incluso a favorecer 
	un alejamiento de la democracia.  [2]
	
	 
	
	Como afirmó posteriormente uno de los 
	autores de aquellos atentados, Vincenzo Vinciguerra, 
	
		
		"[la] explosión de 
	diciembre de 1969 supuestamente debía ser el detonador que convencería a las 
	autoridades políticas y militares [italianas] de proclamar un estado de 
	urgencia". [3]
	
	
	Vinciguerra reveló también que había sido 
	miembro de una red paramilitar "stay-behind" junto a varios de sus cómplices. 
	
	 
	
	Al final de la Segunda Guerra 
	Mundial, la CIA y la OTAN habían creado aquella red bajo el nombre 
	codificado de "Operación Gladio".
	
	En 1984, cuando varios jueces lo interrogaban sobre el bombazo de 1980 
	contra la estación ferroviaria de Bologna, Vinciguerra declaró:
	
		
		"Con [la masacre] de Peteano y todas las que vinieron después ya nadie 
	debería dudar de la existencia de una estructura activa y clandestina, capaz 
	de elaborar en la sombra aquella estrategia de matanzas. 
		 
		
		[Se trata de una 
	estructura] insertada en los órganos mismos [del Estado]. […] En Italia 
	existe una organización paralela a las fuerzas armadas, que se compone de 
	civiles y militares y con vocación antisoviética, o sea destinada a 
	organizar la resistencia contra una posible ocupación del territorio 
	italiano por parte del Ejército Rojo. […] 
		 
		
		Una organización secreta, una 
	súper organización que tiene su propia red de comunicación, armas, 
	explosivos y hombres entrenados para utilizar todo eso. […] Una súper 
	organización [que], a falta de una invasión soviética, recibió de la OTAN la 
	orden de luchar contra un deslizamiento del poder hacia la izquierda en este 
	país. 
		 
		
		Y eso fue lo que hicieron, con el respaldo de los servicios secretos 
	del Estado, del poder político y del ejército." [4]
	
	
	Más tarde, fueron revelándose en otros países, como Bélgica y Turquía, los 
	vínculos de la red Gladio con largas campañas de violencia bajo bandera 
	falsa - en las que aparecía nuevamente la implicación de la OTAN y de la CIA. 
	[5]
	
	El objetivo inicial de Gladio era consolidar la resistencia en caso de 
	invasión soviética. 
	
	 
	
	Pero la mayoría de los altos responsables italianos 
	implicados en los atentados con bombas también subrayaron la responsabilidad 
	de la CIA y de la OTAN en aquellos actos:
	
		
		"El general Vito Miceli, ex jefe de la inteligencia militar italiana, luego 
	de su arresto en 1974 bajo la acusación de conspiración con vistas a 
	derrocar el gobierno, testimonió,
		
			
			'que las organizaciones incriminadas […] se 
	formaron gracias a un acuerdo secreto con Estados Unidos y [evolucionaron] 
	en la estructura de la OTAN'.
		
		
		El ex ministro de Defensa Paulo Taviani declaró al magistrado Casson, 
	durante una investigación [realizada] en 1990, que durante su periodo en el 
	ministerio (1955-1958), los servicios secretos italianos eran dirigidos y 
	financiados por “los boys de la Vía Veneto” - en otras palabras, los agentes 
	de la CIA en la embajada de Estados Unidos en pleno centro de Roma. 
		
		 
		
		En 2000, 
	
		
			
			'un general de los servicios secretos italianos [nombrado Giandelio Maletti] 
	declaró […] que la CIA había dado su aprobación tácita a una serie de 
	atentados con bomba en los años 1970, para crear inestabilidad e impedir que 
	los comunistas llegasen al poder. […] 
			 
			
			'La CIA quería, a través del 
	nacimiento de un nacionalismo extremista y de la contribución de la extrema 
	derecha, sobre todo la de Ordine Nuovo, impedir que [Italia] se inclinara 
	hacia la izquierda, agregó'." [6]
		
	
	
	En su importante libro Les Armées Secrètes de l’OTAN [Los ejércitos secretos 
	de la OTAN], Daniele Ganser se refiere a un artículo publicado en la prensa 
	española, en 1990, en el que se habla de Manfred Worner, un político y 
	diplomático alemán que era en aquel entonces secretario general de la OTAN. 
	
	
	 
	
	Aquel año, según el artículo, el señor Worner confirmó en secreto que el 
	cuartel general de la OTAN - el SHAPE - era en realidad responsable de la red 
	Gladio:
	
		
		"El Supreme Headquarters Allied Powers Europe o SHAPE, el órgano de mando 
	del aparato militar de la OTAN, coordinaba las operaciones del Gladio. Eso 
	es lo que ha revelado el secretario general Manfred Worner en una entrevista 
	con los embajadores de las 16 naciones aliadas de la OTAN." [7]
	
	
	Sacando sus propias conclusiones de esa afirmación, 
	Ola Tunander comparó la 
	estrategia de la tensión en Italia - con sus atentados bajo bandera falsa - 
	a "lo que la élite militar turca podría describir como la redirección forzada 
	de la democracia por el “Estado profundo” [se trata de una expresión turca]". 
	[8]
	
	Me parece, sin embargo, que sería demasiado simplista atribuir la estrategia 
	de la tensión en Italia únicamente a la "súper organización [que] recibió de 
	la OTAN la orden [de perpetrar atentados bajo bandera falsa]", retomando las 
	palabras de Vinciguerra. 
	
	 
	
	Resulta que otras fuerzas tuvieron un papel de 
	primera línea en la estrategia de la tensión, actuando junto a la OTAN y a 
	grupúsculos que Vinciguerra conocía gracias a la inteligencia militar 
	italiana (el SID, que se convertiría después en el SISMI). 
	
	 
	
	Es importante 
	recordar que, en Italia, los juicios contra los individuos condenados por el 
	atentado de 1980 contra la estación de Bolonia no sólo tenían que ver con Vinciguerra, el SISMI y el Gladio sino también con elementos de la mafia 
	italiana (la Banda della Magliana) y con la 
	
	logia masónica Propanga-Due 
	(P-2) - esta última estaba además vinculada a una serie de banqueros 
	criminales y 
	al Vaticano. [9]
	 
	
	
	
	
	La estrategia de la tensión
	 
	
	
	
	En resumen, si suponemos que algo comparable al Estado profundo turco estuvo 
	implicado en la estrategia de la tensión en Italia, no es posible resolver 
	el misterio. 
	
	 
	
	Sin embargo, esa hipótesis nos sugiere la existencia de un 
	medio, o de una red de complicidades, que merece una investigación más 
	profunda.
	
	
	¿Se aplicó en Estados Unidos una estrategia de la tensión?
	
	Como ya he escrito anteriormente, los vínculos de la red Gladio con 
	prolongadas campañas de violencia bajo bandera falsa - en las que nuevamente 
	aparecen implicadas la OTAN y la CIA - se conocieron posteriormente en otros 
	países, como Bélgica y Turquía.  [10]
	
	 
	
	Quisiera señalar que Estados Unidos, al 
	igual que Europa, ha sufrido también una sucesión comparable de 
	acontecimientos profundos estructurales bajo bandera falsa. 
	
	 
	
	Esto incluye 
	atentados con bomba que, siguiendo una misma estrategia de la tensión, han 
	llevado sistemáticamente Estados Unidos a su actual situación: un estado de 
	urgencia.
	 
	
	
	
	
	El Cuartel General de la OTAN
	 
	
	
	
	Entre los acontecimientos profundos estructurales y engañosos que me 
	gustaría analizar aquí, subrayaría los siguientes:
	
	El asesinato de John F. Kennedy, en 1963, o 22 de noviembre, que condujo a 
	la operación de la CIA conocida como Caos contra el movimiento de oposición 
	a la guerra de Vietnam. 
	
	 
	
	(El 22 de noviembre fue claramente un acontecimiento 
	profundo: numerosos documentos sobre la relación de Lee Harvey Oswald con la 
	CIA siguen siendo secretos, a pesar de las demandas de medios judiciales y 
	parlamentarios a favor de su publicación.) [11]
	
	El asesinato de Robert Kennedy, en 1968, al que siguió la inmediata adopción 
	de una ley de excepción. El resultado de esa ley fue una brote de violencia 
	justificada por el Estado durante la convención del Partido Demócrata de 
	1968.
	
	El primer atentado con bomba contra el World Trade Center, en 1993, y el de 
	Oklahoma City, en 1995, que dieron lugar a la adopción de la Antiterrorism 
	and Effective Death Penalty Act de 1996.
	
	El 11 de septiembre de 2001 y los ataques con ántrax de ese mismo año, que 
	condujeron a la imposición de las medidas de "continuidad del gobierno" 
	(COG, siglas de Continuity of Government), al voto de la Patriot Act y a la 
	proclamación, el 14 de septiembre de 2001, de un estado de urgencia que 
	todavía se mantiene en vigor. Ese estado de urgencia fue renovado por un año 
	más en septiembre de 2012. [12]
	
	Todos esos acontecimientos profundos estructurales han arrojado un mismo 
	resultado: la erosión de los poderes públicos reconocidos en la Constitución 
	y su progresiva sustitución por una fuerza represiva exenta de control. 
	
	 
	
	En 
	otros trabajos ya he señalado que:
	
		
			- 
			
			Como en Italia, la mayoría de esos acontecimientos fueron atribuidos a 
	elementos marginales. Pero en realidad implicaron a facciones que se mueven 
	dentro de las agencias de inteligencia clandestinas de Estados Unidos, así 
	como las oscuras conexiones que estas mantienen con los círculos del crimen 
	organizado;
 
 
			- 
			
			Algunos de esos elementos profundos estructurales están vinculados a la 
	planificación permanente tendiente a garantizar la "continuidad del gobierno" 
	(COG) en tiempos de crisis. Conocida en el Pentágono bajo la denominación de 
			"Proyecto Juicio Final" (Doomsday Project), esa planificación disponía de su 
	propia red secreta de comunicaciones seguras. Incluía también medidas 
	tendientes a instaurar lo que en tiempos del Irangate, durante las 
	audiencias del teniente coronel Oliver North en el Congreso estadounidense, 
	se llamó una "suspensión de la Constitución de los Estados Unidos";
 
			 
			- 
			
			En cada uno de esos casos, la respuesta oficial a los acontecimientos 
	profundos fue la adopción de un conjunto de nuevas medidas represivas, 
	habitualmente a través de la vía legislativa;
 
 
			- 
			
			La acumulación de esos sucesos hace pensar en la presencia permanente, en 
	Estados Unidos, de lo que yo llamo una "fuerza oscura" o un "Estado profundo" 
	comparable a lo que Vinciguerra describió en Italia como una "fuerza secreta 
	[oculta y] clandestina, capaz de elaborar en la sombra una estrategia de 
	matanzas [sucesivas]." [13]
 
		
	
	
	 
	
	 
	
	
	
	El atentado de Oklahoma City
	y el 11 de septiembre
	 
	
	
	
	
	El atentado de Oklahoma City
	 
	
	
	
	Hace poco vi un documental titulado A Noble Lie (Una mentira noble), sobre 
	el atentado perpetrado en Oklahoma City en 1995.  [14]
	
	 
	
	Por primera vez pude 
	confrontar mis hipótesis con ese atentado perpetrado el 19 de abril de 1995 
	- y que por lo tanto llamaré 19 de Abril. Ese acontecimiento encaja en mis 
	parámetros de análisis, mucho más de lo que yo hubiese podido imaginar, e 
	incluso los refuerza..
	
	En efecto, el documental A Noble Lie da a conocer grandes similitudes entre 
	los acontecimientos de abril de 1995 y los de septiembre de 2001. 
	
	 
	
	El 
	paralelo más evidente es la supuesta destrucción, por fuerzas externas, de 
	un inmueble con estructura de acero reforzado (por un camión lleno de 
	explosivos, en el caso del edificio Murrah, y por los escombros proyectados 
	durante el derrumbe de la torre norte del World Trade Center, en el caso del 
	Edificio 7 [o Building Seven], en 2001). 
	
	 
	
	En ambos casos, algunos expertos 
	afirmaron que, en realidad, únicamente cargas explosivas de corte instaladas 
	directamente en las columnas de carga situadas dentro de los edificios 
	habrían podido provocar el derrumbe de estos. 
	
	 
	
	Veamos, por ejemplo, un 
	informe entregado al Congreso por Benton K. Partin, general de brigada en 
	retiro de la US Air Force, experto en explosivos no nucleares:
	
		
		"Cuando vi por primera vez las fotos de los daños asimétricos del camión 
	cargado de explosivos en el edificio federal, mi reacción inmediata fue 
	pensar que era técnicamente imposible generar ese tipo de daños sin poner 
	cargas de demolición suplementarias en varias columnas de carga de hormigón 
	armado. […] 
		 
		
		Con lo que hoy se sabe sobre el poder y la composición de la 
	bomba, el que la simple explosión de un camión cargado de explosivos pudiese 
	[destruir el edificio] en una profundidad de 18 metros y provocar el 
	derrumbe de una columna de carga de dimensión A-7 es algo que resulta 
	incomprensible." [15]
	
	
	Hoy en día un amplio consenso está apareciendo entre los arquitectos, 
	ingenieros y otros expertos competentes. 
	
	 
	
	Según ellos, es muy probable que 
	los tres edificios del World Trade Center que se derrumbaron el 11 de 
	septiembre de 2001 también hayan sido destruidos mediante el uso de cargas 
	explosivas como las que se usan en las demoliciones controladas. [16]
	
	Las consecuencias jurídicas de gran parte de esos acontecimientos 
	constituyen otra similitud importante. 
	
	 
	
	En efecto, la respuesta al atentado 
	de Oklahoma City fue la adopción de la Antiterrorism and Effective Death 
	Penalty Act de 1996, mientras que la respuesta al 11 de septiembre de 2001 
	fue la aplicación de la COG y el posterior voto de la Patriot Act - a raíz de 
	los atentados de bandera falsa con uso de ántrax. 
	
	 
	
	El documental A Noble Lie 
	se concentra en las consecuencias internas de la Antiterrorism Act. 
	
	 
	
	Al igual 
	que la Patriot Act, aprobada posteriormente, esa ley instauró importantes 
	restricciones al derecho de habeas corpus, en relación con la manera como lo 
	habían interpretado los tribunales hasta aquel momento. 
	
	 
	
	Dicho de otra manera, 
	esas dos leyes implementaron pretextos jurídicos para autorizar las 
	detenciones arbitrarias, lo cual había sido una preocupación central en la 
	planificación de la COG que se había desarrollado en los años 1980 bajo la 
	dirección de Oliver North. 
	
	 
	
	Todo esto forma parte de un proceso permanente de 
	restricciones progresivas de nuestros derechos constitucionales por parte de 
	un poder sobre el cual no se ejerce ningún tipo de control - evolución que 
	data, en mi opinión de la época del asesinato de John F. Kennedy, en 1963.
	
	Sin embargo, la Antiterrorism Act de 1996 tuvo también importantes 
	consecuencias en el extranjero, sobre todo por el hecho que la sección 328 
	de esa ley enmendó la Foreign Assistance Act para apoyar,
	
		
		"la ayuda en armas y municiones a algunos 
		países en particular, con vistas a combatir el terrorismo.  [17]
		 
		
		Eso condujo a la creación, en 1997, de un 
		acuerdo de enlace "Top Secret" entre el Centro de Contraterrorismo de la CIA 
	(CTC, siglas de Counterterrorism Center) y Arabia Saudita, seguido de un 
	acuerdo posterior concluido en 1999 entre la CIA y Uzbekistán (que son hoy 
	en día dos de los regímenes más secretos y represivos del mundo)." [18]
	
	
	Yo he sostenido que esos acuerdos de enlace confidenciales 
	- concluidos con 
	Arabia Saudita y Uzbekistán - pudieron servir a la CIA de cobertura para 
	organizar su retención de información secreta antes del 11 de septiembre de 
	2001. 
	
	 
	
	Esa disimulación de información de inteligencia tenía que ver con Khaled al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi, dos de los individuos designados como 
	culpables de aquellos ataques. [19]
	
	Por consiguiente, si es correcto mi análisis sobre la retención de 
	información que la CIA organizó entre 2000 y 2001, el 19 de abril no sólo 
	presenta similitudes con los ataques de septiembre de 2001. 
	
	 
	
	Este atentado de 
	1995 constituye en realidad una etapa determinante en el proceso que hizo 
	posible tanto la nueva retención de información como los hechos mismos del 
	11 de septiembre de 2001.
	
	 
	
	 
	
	 
	
	
	El recrudecimiento de los poderes represivos a raíz de los acontecimientos 
	profundos
	
	
	El hecho que el 19 de abril tuviese consecuencias jurídicas de carácter 
	represivo vincula ese acontecimiento tanto al 11 de septiembre como al 22 de 
	noviembre, ya que el asesinato de JFK fue utilizado por la Comisión Warren 
	para ampliar la vigilancia de la CIA sobre los propios estadounidenses. 
	
	 
	
	Como 
	escribí en mi libro Deep Politics, eso fue resultado,
	
		
		"controvertidas recomendaciones de la Comisión Warren que impusieron que se 
	ampliaran las responsabilidades del Secret Service en materia de vigilancia 
	interna (WR 25-260).
		 
		
		Paradójicamente, esta última concluyó que Oswald había 
	actuado solo (WR 22), pero también [concluyó] que el Secret Service, el FBI 
	y la CIA tenían que coordinar más estrechamente la vigilancia sobre los 
	grupos organizados (WR 463). 
		 
		
		En particular recomendó al Secret Service que 
	se dotara de una base de datos informatizada compatible con la que ya había 
	elaborado la CIA." [20]
	
	
	Durante la guerra contra Vietnam que se produjo posteriormente, esta 
	implicación de la CIA en la vigilancia interna condujo a la operación Caos. 
	
	
	 
	
	Se trataba de una investigación sobre el movimiento contra la guerra de 
	Vietnam durante la cual la CIA, a pesar de las restricciones que le imponía 
	su propia Carta en materia de espionaje interno,
	
		
		"acumuló miles de expedientes sobre los ciudadanos de Estados Unidos, 
	incluyó a cientos de miles de estos en sus archivos informáticos y 
	distribuyó al FBI y a otras agencias gubernamentales miles de informes sobre 
	ellos. 
		 
		
		Parte de esa información tenía que ver con las actividades internas 
	de los ciudadanos en cuestión". [21]
	
	
	Este proceso de recrudecimiento represivo se repetirá 4 años más tarde a 
	raíz del asesinato de Martin Luther King, en 1968. 
	
	 
	
	En respuesta a ese 
	acontecimiento, 2 brigadas del ejército estadounidense se desplegaron en los 
	propios Estados Unidos hasta 1971. Esas unidades estuvieron en estado de 
	alerta permanente, listas para intervenir en el marco de la operación Garden 
	Plot, cuyo objetivo era contrarrestar posibles desórdenes internos. [22]
	
	Ese esquema se repetirá nuevamente con,
	
		
		"El asesinato de Robert Kennedy [conocido también como RFK o Bobby]. En las 
	24 horas transcurridas entre los disparos de los que Bobby fue víctima y su 
	posterior deceso, el Congreso adoptó con carácter urgente una ley que había 
	sido redactada desde mucho antes - como sucedió con la Resolución del Golfo 
	de Tonkín en 1964 y con la Patriot Act en 2001 - ley que ampliaba nuevamente 
	los poderes secretos del Secret Service, en nombre de la protección de los 
	candidatos a la presidencia." [23]
	
	
	Y no se trataba de un cambio insignificante: aquella ley votada 
	apresuradamente bajo [el presidente] Johnson dio lugar a algunos de los 
	peores excesos de la época de Nixon. [24]
	
	Ese cambio contribuyó igualmente al caos y a los actos de violencia que 
	marcaron la Convención Demócrata de 1968, en Chicago. Agentes de vigilancia 
	de la Inteligencia Militar destacados en el Secret Service operaban dentro y 
	fuera de la sala del encuentro. 
	
	 
	
	Algunos de ellos equiparon a los,
	
		
		"delincuentes 
	de la Legion of Justice, como la Chicago Red Squad [que] agredió a los 
	grupos locales que se oponían a la guerra". [25]
	
	
	 
	
	 
	
	 
	
	Otras similitudes entre Dallas en 1963 y Oklahoma City en 1995
	
	
	Las consecuencias represivas del 22 de noviembre y del 19 de abril están 
	vinculadas a otras características comunes de esos dos acontecimientos. 
	
	 
	
	Casi 
	inmediatamente después del 22 de noviembre, comenzaron a difundirse varios 
	relatos provenientes de fuentes tanto internas como externas al gobierno. 
	Aquellos relatos sugerían que Lee Harvey Oswald había asesinado al 
	presidente [Kennedy] en el marco de un complot comunista internacional.
	
	En mi libro Deep Politics and the Death of JFK los designé como "relatos 
	primarios", que se inscribían en,
	
		
		"un proceso en 2 fases. La “fase primaria” consistía en agitar el espectro 
	de un complot internacional vinculando a Oswald con la URSS, con Cuba o con 
	esos dos países a la vez. 
		 
		
		Esa amenaza fantasma sirvió para invocar el 
	peligro de un posible enfrentamiento nuclear, lo cual incitó al presidente 
	de la Corte Suprema de Estados Unidos Earl Warren y a otros responsables 
	políticos a aceptar la “fase secundaria” - la hipótesis también falsa (pero 
	mucho más inofensiva) de que Oswald asesinó al Presidente él solo. […] 
		
		 
		
		El 
	relato primario […] fue expuesto primeramente y posteriormente desmentido 
	por la CIA. Michael Beschloss reveló que el 23 de noviembre a las 9 horas y 
	20 minutos, el director de la CIA John McCone informó al nuevo presidente 
	sobre los últimos sucesos. 
		 
		
		Según las palabras de Beschloss, la,
		
			
			'CIA tenía 
	información sobre los contactos extranjeros de Lee Harvey Oswald, el 
	presunto asesino [de JFK], que sugería [al Presidente Lyndon B. Johnson] que 
	Kennedy podía haber sido víctima de una conspiración internacional'." [26]
		
	
	
	Hasta ahora, tanto los relatos primarios como los secundarios han ocupado un 
	lugar central en el tratamiento del 22 de noviembre por parte de los medios 
	dominantes. 
	
	 
	
	Sin embargo, esos medios prácticamente han excluido los análisis 
	independientes que consideran ese asesinato como un acontecimiento profundo.
	
	Muchos observadores han olvidado el hecho que después del 19 de abril 
	también hubo un proceso en dos fases. Inmediatamente después del atentado, y 
	también un poco más tarde, se produjo la difusión de cierto número de 
	relatos. 
	
	 
	
	Estos vinculaban a Timothy McVeigh y Terry Nichols con varios 
	iraquíes así como con otros individuos originarios del Medio Oriente. 
	
	 
	
	Entre 
	las personas mencionadas se hallaba Ramzi Yusef, el fugitivo autor del 
	atentado con bomba de 1993 contra el World Trade Center (quien también 
	utilizó una bomba fabricada con nitrato de amonio [ANFO] en una camioneta de 
	marca Ryder).  [27]
	
	 
	
	El presidente Clinton y Richard Clarke, su coordinador 
	para el contraterrorismo, confirmaron que el 19 de abril se habló de varios 
	de esos relatos en una reunión del Grupo de Seguridad Antiterrorismo 
	(Counterterrorism Security Group).  [28]
	
	 
	
	Tanto Clinton como Clarke dijeron 
	también que habían descartado aquellas versiones porque pensaban que se 
	trataba de un complot local de menor envergadura ejecutado por los dos 
	culpables ya mencionados: Timothy McVeigh y Terry Nichols. 
	
	 
	
	Sin embargo, los 
	relatos que mencionaban una implicación del Medio Oriente, atribuidos a 
	veces a fuentes gubernamentales, siguieron apareciendo en los medios de la 
	prensa dominante, como CBS, NBC y el New York Times. [29]
	
	En el mismo momento, Jayna Davis, periodista de la NBC en Oklahoma City, 
	puso todo su empeño en las búsqueda de indicios de un complot local iraquí y 
	los reunió en su libro The Third Terrorist (El tercer terrorista). 
	
	 
	
	Sus 
	pruebas, del orden de la "fase primaria" estaban centradas en la búsqueda 
	inicial de un sospechoso anónimo designado como John Doe #2. Esa búsqueda, 
	que se suspendió rápidamente, había sido emprendida a raíz de una alerta 
	cursada a todas las unidades. Posteriormente, el miembro del Congreso Dana Rohrabacher utilizó la investigación de Jayna Davis en la elaboración de un 
	informe al Congreso. [30]
	
	En el plano institucional, Richard Clarke escribió que, además de la Antiterrorism Act, el atentado de Oklahoma City provocó una profusión de 
	Directivas de Decisión Presidencial de carácter interno (PDD, siglas de 
	Presidential Decision Directive), que él mismo redactó. 
	
	 
	
	Una de ellas buscaba 
	corregir una falla de seguridad en la respuesta a aquel atentado.
	
	 
	
	Otra 
	directiva le confería [al propio Clarke] más amplios poderes en materia de 
	lucha contra el terrorismo, incluyendo su nuevo título de Coordinador 
	Nacional de Seguridad, Protección de la Infraestructura y Antiterrorismo. 
	
	 
	
	Otras dos directivas - la PDD 62 y sobre todo la PDD 67 
	- preveían instaurar 
	lo que él llamó "un sistema de mando y control [más] robusto" para,
	
		
		"nuestro 
	programa de Continuidad del Gobierno [COG]". Según Clarke, "se había 
	autorizado el desmantelamiento [de la COG] cuando desapareció la amenaza de 
	un ataque nuclear soviético". [31]
	
	
	Esas palabras nos recuerdan el artículo de Tim Weiner publicado en el New 
	York Times en abril de 1994. 
	
	 
	
	Según Weiner, en la época postsoviética del 
	presidente Clinton, 
	
		
		"el Proyecto Juicio Final […] tal como se conocía" había 
	sido desmantelado ya que se habían disipado "las tensiones nucleares" de la 
	guerra fría [32].
	
	
	En otras palabras, el presidente Clinton había previsto poner fin al 
	Proyecto Juicio Final, dirigido por un comité extragubernamental secreto que 
	incluía a Donald Rumsfeld y Dick Cheney, quienes no ejercían en aquel 
	momento ninguna función gubernamental. 
	
	 
	
	Pero Richard Clarke utilizó el 
	atentado de Oklahoma City para justificar que se mantuviera ese programa, 
	incluso reforzándolo y poniéndolo bajo su propio control.
	
	Según el autor Andrew Cockburn, se había encontrado un nuevo blanco:
	
		
		"A pesar de que los ejercicios continuaron bajo la era Clinton, con un 
	presupuesto anual de más de 200 millones de dólares, los ya desaparecidos 
	soviéticos fueron reemplazados por terroristas […] Hubo además otros cambios. 
		
		 
		
		Anteriormente, los especialistas seleccionados para dirigir el “gobierno de 
	la sombra” habían sido escogidos en el conjunto del espectro político, tanto 
	demócratas como republicanos. 
		 
		
		En lo adelante, dentro de los bunkers, [Cheney 
	y] Rumsfeld se [verían] en compañía de sus simpatizantes políticos, ya que 
	la lista de “jugadores” se componía casi exclusivamente de halcones 
	republicanos. 
		
			
			'Era una manera de que aquella gente se mantuviese en contacto. 
	Se reunían, hacían ejercicio y hablaban mal de la administración Clinton, lo 
	peor posible', según me reveló un ex oficial del Pentágono que conocía el 
	fenómeno directamente. 'Podía decirse que era un gobierno secreto en espera 
	de su momento'." [33]
		
	
	
	Por supuesto, el hecho de que el 19 de abril fuese seguido de un refuerzo 
	del Proyecto Juicio Final no basta para confirmar mi tesis, según la cual 
	ese programa de la COG fue un factor determinante en la planificación y 
	ejecución de los acontecimientos profundos estructurales en Estados Unidos.
	 [34]
	
	 
	
	Pero mi descripción de esos casos permite observar otras 
	características recurrentes, que vuelven a aparecer en el caso de Oklahoma City.
	 
	
	
	
	
	
	
	El primer atentado contra el World Trade Center, en 1993
	 
	
	
	
	La primera de ellas es el papel central atribuido a culpables designados en 
	las versiones oficiales de esos acontecimientos, cuando se sabe que eran muy 
	probablemente informantes del gobierno o agentes dobles. [35]
	
	 
	
	El ejemplo más 
	reciente que más se ha documentado es quizás la utilización y la protección, 
	por parte del gobierno de Estados Unidos, de Ali Mohamed, un importante 
	cuadro de al-Qaeda que operaba como doble agente en el seno de esa 
	organización.
	
	 
	
	Esa protección le permitió entrenar a varios de los autores 
	del atentado cometido en 1993 contra el World Trade Center, con el uso de un 
	camión-bomba y contribuir posteriormente a la planificación del atentado con 
	bomba contra la embajada de Estados Unidos en Kenya. [36]
	
	En la edición de mi libro The War Conspiracy correspondiente al año 2008, 
	sugerí la posibilidad de que Lee Harvey Oswald y otros culpables designados 
	del 11 de septiembre de (Ali Mohamed, Nawaf al-Hazmi y Khaled al-Mihdhar) 
	hayan sido en realidad agentes dobles que trabajaban para una agencia del 
	gobierno estadounidense, como el FBI o la inteligencia militar (DIA, siglas 
	de Defense Intelligence Agency).  [37]
	
	 
	
	Otros autores han sugerido que Oswald 
	era cuando menos un informante del FBI y Lawrence Wright escribió en The New 
	Yorker que al ocultar al FBI los nombres de al-Hazmi y de al-Mihdhar, 
	
		
		"la 
	CIA también pudo haber protegido una operación en el extranjero y, por lo 
	tanto, temer que el FBI revelara [esa operación]". [38]
	
	
	En ese contexto, mientras miraba el documental A Noble Lie, vi con gran 
	interés la hipótesis según la cual Timothy McVeigh, el principal culpable 
	designado del 19 de abril, pudiera ser también un informante o un doble 
	agente que trabajaba para el US Army.  [39]
	
	 
	
	Por supuesto, esa hipótesis aún 
	no ha sido demostrada, pero el documental aporta pruebas que la corroboran.
	
	 
	
	 
	
	 
	
	
	El atentado de Oklahoma City
	y la operación PATCON
	
	
	Lo que sí es seguro es que McVeigh - al igual que Oswald, al-Hazmi y al 
	Mihdhar - se movía en un medio de informantes identificados y/o agentes 
	dobles, que participaban en una importante operación secreta. 
	
	 
	
	En el caso de 
	Oswald y de los dos sauditas, esta particularidad pudiera explicar por qué 
	el gobierno de Estados Unidos se dedicó continuamente a ocultar hechos 
	cruciales sobre ellos, tanto antes como después de los crímenes que se les 
	imputan, ocultamientos que incluso prosiguen actualmente. [40]
	
	En 2005, el excelente investigador John M. Berger descubrió que, en los años 
	1990, el FBI realizó una importante operación de contraespionaje, bautizada 
	PATCON (por "Patriot-conspiracy"). 
	
	 
	
	En aquel marco, el FBI había investigado 
	sobre el medio de Timothy McVeigh. 
	
	 
	
	Se trataba de la ultraderecha armada, a 
	la que Berger describió de la siguiente manera:
	
		
		"un conjunto muy heterogéneo de activistas y extremistas de derecha, 
	racistas, ultralibertarios y/o partidarios de las armas, quienes, al cabo de 
	los años, encuentran una causa común en sus temores y sospechas sobre el 
	gobierno federal. 
		 
		
		Aunque los agentes infiltrados [del FBI] se reunieron con 
	algunos de los peores elementos de ese movimiento, su trabajo nunca condujo 
	ni a un solo arresto. Cuando apareció McVeigh en medio de aquella 
	investigación, en 1993, nadie se fijó en él." [41]
	
	
	La operación PATCON prestó mucha atención a un antiguo pilar de la red 
	ilegal de Oliver North, que había sido utilizada para proveer armas a los 
	Contras en Nicaragua. 
	
	 
	
	Se trataba de Tom Posey y de su grupo paramilitar, la 
	CMA (siglas de Civilian Material Assistance). 
	
	 
	
	Según Paul de Armond, aquella 
	organización había comenzado sus actividades en los años 1980 como,
	
		
		"complemento 
	del Ku Klux Klan de Alabama".  [42]
	
	
	La CMA participó primeramente en el 
	esfuerzo de aprovisionamiento de la DIA a los Contras, tarea que pasó 
	después a las manos de Oliver North. 
	
	 
	
	Las patrullas "benévolas" [En el 
	sentido de “no remuneradas” - NdT] de esa organización contra los 
	inmigrantes clandestinos en la frontera de Arizona convencieron al entonces 
	congresista John McCain para que ocupara un puesto en su consejo de 
	administración.  [43]
	
	 
	
	Sin embargo, en el periodo post Reagan, 
	
		
		"Posey era un 
	comerciante de armas muy conocido en el mercado negro, sospechoso de tener 
	fuentes de contrabando en varias bases del US Army", según los 
	investigadores de PATCON. [44]
	
	
	Tanto en el asesinato de JFK como en el 11 de septiembre me parece evidente 
	que las disimulaciones posteriores a esos complots se deben a que fueron 
	hábilmente planificadas para quedar englobadas en operaciones clandestinas 
	autorizadas, de manera que se mantuviesen en secreto después de los hechos. 
	
	
	 
	
	El importante ensayo sobre la operación PATCON que publicó 
	John Berger en 
	Foreign Policy no sugiere en ningún caso la existencia de algún vínculo 
	entre el plan de McVeigh y esa operación del FBI. 
	
	 
	
	Sin embargo, en un momento 
	de su investigación, Berger señala que Dennis Mahon, socio de McVeigh y 
	también blanco importante de PATCON,
	
		
		"se convertirá en una figura célebre en los medios que proclaman la 
	superioridad de la “raza blanca” y fue condenado en febrero [de 2005] por el 
	envío de un paquete postal explosivo a un dirigente de la diversidad en el 
	Estado de Arizona en 2004. 
		 
		
		A raíz de su arresto, durante el año 2009, Mahon 
	dijo a su compañero de celda que él era “el tercer anónimo en la 
	investigación sobre el bombazo de Oklahoma City”."
	
	
	En otras palabras, Dennis Mahin se identificó a sí mismo como John Doe #2.
	
	En su sitio web Intelwire.com, Berger escribió que,
	
		
		"Mahon [declaró] haberse 
	codeado con McVeigh en el pasado". 
	
	
	Berger deduce de eso que,
	
		
		"partiendo de 
	esos comentarios y de ciertas informaciones, es por lo menos plausible que 
	Mahon haya estado implicado en el atentado [de Oklahoma City]".  [45]
	
	
	"La 
	otra prueba" que menciona Berger es el testimonio de Carol Howe, informante 
	de la ATF [Agencia de Alcohol, Armas de Fuego y Tabaco, siglas en inglés - NdT.] dado a conocer primeramente por 
	Jayna Davis y posteriormente por el 
	congresista Dana Rohrabacher. 
	
	 
	
	Según ese testimonio,
	
		
		"Mahon habló de cometer 
	atentados con bombas contra edificios federales [antes del 19 de abril]. […] 
	[Además,] viajó 3 veces a Oklahoma City [con Andre Strassmeir, un contacto 
	de Timothy McVeigh]." [46]
	
	
	Mahon ha sido descrito como un hablador con tendencia a la autoglorificación. 
	
	
	 
	
	A pesar de todo, es evidente que las nuevas pruebas que se han conocido a 
	raíz de la investigación PATCON deberían inducirnos a estudiar mejor el 
	contexto del atentado de Oklahoma City. 
	
	 
	
	En efecto, sólo algunos iniciados 
	estaban al tanto de esa operación secreta, realizada por el FBI entre 1991 y 
	1993.
	
	 
	
	 
	
	 
	
	
	¿Fue el atentado de Oklahoma City una 
	"encerrona que salió mal"?
	
	
	Aunque la operación PATCON terminó oficialmente en 1993, sus expedientes nos 
	han permitido saber que numerosos informantes del FBI residían 
	permanentemente en la comunidad de Elohim City, Oklahoma. 
	
	 
	
	Es muy probable 
	que entre ellos se encontrasen no sólo Carol Howe sino también Andre 
	Strassmeir, el contacto de Timothy McVeigh anteriormente mencionado.
	 [47]
	
	 
	
	La 
	falta de respuesta de las autoridades a los informes sobre un proyecto de 
	atentado con bomba fortalece la hipótesis - emitida en el documental A Noble 
	Lie - de que el complot del 19 de abril pudo haber sido inicialmente una 
	trampa policial en contra sus autores.
	
	 
	
	Su mortífero desenlace parece el 
	resultado de una "encerrona que salió mal".
	
	De confirmarse esta hipótesis, la similitud entre el 19 de abril y el primer 
	atentado contra el World Trade Center, en 1993, resultaría mayor aún. 
	
	 
	
	Según 
	el relato oficial, aquel ataque también fue planificado por un grupo 
	terrorista ya penetrado por el FBI, grupo que también utilizó una bomba de ANFO en una camioneta alquilada marca Ryder. Este vehículo también fue 
	identificado gracias a su número de identificación vehicular (NIV), 
	encontrado en un fragmento metálico. [48]
	
	Veamos lo que reportó el New York Times, después del atentado de 1993, 
	basándose en grabaciones de interrogatorios entre un informante y su 
	contacto del FBI:
	
		
		"Se reveló a los funcionarios de las fuerzas del orden [el FBI] que varios 
	terroristas estaban preparando una bomba, que fue finalmente utilizada 
	contra el World Trade Center. 
		 
		
		Se consideró [la posibilidad de] contrarrestar 
	a los malhechores sustituyendo secretamente los explosivos por un polvo 
	inofensivo, declaró un informante después del atentado. 
		 
		
		Este [informante] 
	supuestamente debía ayudar a los malhechores a fabricar la bomba y les 
	proporcionaría la pólvora falsa, pero aquel plan fue anulado por un 
	supervisor del FBI que tenía otras ideas sobre la manera de utilizar al 
	informante, [llamado] Emad A. Salem." [49]
	
	
	Ese relato del New York Times sobre el atentado de 1993 contra el World 
	Trade Center describe claramente un proyecto terrorista eficazmente 
	penetrado por el FBI y que, por una razón desconocida, tuvo de todas formas 
	un trágico desenlace. 
	
	 
	
	Un solo caso de operación de penetración "que salió 
	mal" en 1993 puede atribuirse a la confusión, a la incompetencia burocrática 
	o a la dificultad de determinar el momento en que las fuerzas del orden 
	disponen ya de suficientes pruebas para justificar los arrestos. 
	
	 
	
	La 
	repetición de esa catástrofe 2 años más tarde ya debe llevarnos a tratar de 
	saber si aquel mortífero desenlace no fue en realidad el resultado que 
	realmente se esperaba obtener.
	
	Ante la inacción gubernamental que antecedió los hechos del 11 de septiembre 
	- a pesar de que la CIA conocía a los presuntos secuestradores aéreos - el 
	atento estudio de esos asesinatos en masa refuerza la necesidad de la 
	denuncia ante la Corte Penal Internacional que propone el juez [italiano] 
	Ferdinando Imposimato (actual presidente honorario de la Corte de Casación 
	italiana). 
	
	 
	
	Según [Imposimato], el 11 de septiembre fue "una repetición de la 
	“estrategia de la tensión” que la CIA aplicó en Italia" entre los años 1960 
	y 1980.  [50]
	
	 
	
	A pesar de todo, puedo entender que para una mayoría de 
	estadounidenses sea a la vez difícil y doloroso enfrentar la idea de que la 
	Historia de su país haya sido manipulada y desestabilizada a escala 
	sistémica por fuerzas desconocidas, como sucedió en Italia hace medio siglo. 
	
	
	 
	
	Pero a medida que profundizo mis investigaciones, sigue fortaleciéndose mi 
	convicción de que hay que tomar en cuenta el veredicto del juez Imposimato.
	
	Por otro lado, si la analogía italiana es aplicable a Estados Unidos, la 
	apreciación de que el 11 de septiembre fue "una repetición de la “estrategia 
	de la tensión” aplicada […] en Italia" nos conduce a una interrogante 
	todavía más amplia sobre el conjunto de acontecimientos profundos 
	estructurales aquí estudiados, en particular en cuanto a los atentados con 
	bombas de 1993 y 1995. 
	
	 
	
	¿Eran esos acontecimientos resultado de una misma 
	estrategia de la tensión permanente? 
	
	 
	
	Es demasiado pronto para contestar esa 
	pregunta.  
	
	
	 
	
	Pero podemos al menos observar que los atentados de 1993 y 2001 
	contra el World Trade Center muestran las características de un origen 
	común, a la vez fuera del gobierno (el presunto "cerebro" Khaled Cheikh Mohammed y 
	el informante Ali Mohamed) y potencialmente en el seno mismo del aparato 
	estatal, a la luz de las disimulaciones persistentes y complementarias 
	alrededor de ambos casos. [51]
	
	Por el contrario, y de forma previsible, todos los acontecimientos profundos 
	estructurales que he analizado hasta este momento son tratados en los medios 
	dominantes como acciones de marginales exteriores al gobierno - un "loco 
	aislado" como Lee Harvey Oswald o un "lobo solitario" como Timothy McVeigh. 
	
	
	 
	
	Los puntos comunes, que ya he presentado, entre esos acontecimientos 
	sugieren la necesidad de un análisis diferente. 
	
	 
	
	Dicho de otra manera, 
	algunos iniciados - entre ellos responsables de los servicios de inteligencia 
	y otros funcionarios gubernamentales - al igual que personas exteriores - incluyendo 
	informantes y agentes dobles - deben ser considerados como responsables de la 
	repetida concepción de complots que, debido a sus conexiones con operaciones 
	clandestinas aprobadas por el Estado, no serán dados a conocer por las 
	autoridades.
	
	Mi análisis identifica a esos iniciados como miembros de un medio, informe y 
	no estructurado pero que perdura, que vincula a las redes secretas que se 
	mueven dentro del aparato del Estado con otras poderosas fuerzas dentro de 
	nuestra sociedad. 
	
	 
	
	A pesar de mis propias reticencias iniciales, al no hallar 
	una expresión más apropiada acabé decidiéndome a denominar ese medio como el 
	"Estado profundo".  [52]
	
	 
	
	Sin embargo, como ya señalé anteriormente al 
	referirme a Italia, no considero que ese concepto pueda explicar esos 
	misteriosos crímenes. El "Estado profundo" designa sin embargo un medio 
	sobre el cual habría que investigar mucho más.
	
	
	 
	
	 
	
	 
	
	Un análisis alternativo 
	de los acontecimientos profundos
	Los Crímenes del Estado contra la Democracia (CED)
	
	
	Ahora voy a comparar mi propio análisis con otras dos lecturas diferentes. 
	La primera es la noción de "gobierno secreto", presentada en 1987 por Bill Moyers en un importante programa de televisión del canal PBS. [53]
	
	Aquel programa subrayaba, con toda razón, el peligroso aumento del poder de 
	las agencias clandestinas - principalmente de la CIA - a partir [de la 
	proclamación] de la National Security Act de 1947. 
	
	 
	
	Aquel programa de 
	televisión analizaba principalmente los crímenes del Irángate para mostrar 
	así qué es un gobierno secreto, que escapa a las restricciones legales y a 
	todas las demás limitaciones jurídicas que imponen la Constitución y el 
	Estado público.
	
	Según lo dicho en el programa de Moyers,
	
		
		"El Gobierno Secreto es una compleja red de 
		complicidades en la que se reúnen funcionarios, espías, mercenarios, ex 
		generales, oportunistas y grandes patriotas. Por diferentes razones, 
		esos individuos operan fuera de las instituciones legítimas del 
		gobierno."
	
	
	En otras palabras, aquel programa se refería a "la Empresa". 
	
	
	 
	
	Se trata de la 
	operación que utilizaron Oliver North, sus respaldos externos y sus aliados 
	del buró ejecutivo Eisenhower para montar el tráfico conocido como Irán-Contras, 
	así como otras políticas violatorias de la ley y/o las directivas del 
	Congreso. Como ya he demostrado en otros trabajos, Oliver North utilizó la 
	red antiterrorista de crisis llamada Flashboard para concretar aquellas 
	políticas. 
	
	 
	
	En sus inicios, aquella costosa red se había creado en el marco 
	del Proyecto Juicio Final [54]. Al actuar de esa manera, North "cubría" su 
	operación ya que llevaba a cabo su programa ilícito y criminal a través de 
	aquella red secreta autorizada, [utilizándola] fuera del marco que había 
	sido asignado a aquel instrumento.
	
	En 1987, aquel análisis logró llegar a darse a conocer a través de la 
	televisión porque una parte del gobierno de Estados Unidos estaba en guerra 
	con la otra parte. 
	
	 
	
	Aquel conflicto interno enfrentaba al director de la CIA 
	William Casey no sólo con el Congreso sino también con oficiales de alto 
	rango en el seno de la propia CIA. [55] 
	
	 
	
	El programa de Moyers era parte de 
	una serie de filtraciones de iniciados y de revelaciones de los medios 
	dominantes sobre la operación no registrada bautizada "Enterprise". Oliver 
	North - teniendo en segundo plano al director de la CIA William Casey - había 
	utilizado esa operación para violar las leyes y políticas oficiales. 
	[56]
	
	 
	
	En 
	resumen, el desafío de Tom Moyers a los "guerreros" de Cassey y de North 
	correspondía a los objetivos de la CIA tradicional (y de sus patrocinadores 
	habituales, o sea los "comerciantes" de Wall Street. [57]
	
	No resulta por lo tanto sorprendente que aquel programa no abordara ni el 
	papel del vicepresidente Bush - quien era entonces el superior de Oliver 
	North - ni los intereses que podían llevar a las transnacionales a promover 
	las operaciones clandestinas de 
	la CIA en todo el mundo (como, por ejemplo, 
	la operación - mucho más importante - que la CIA estaba realizando en 
	Afganistán en los años 1980).
	
	 
	
	Lo principal es que tampoco se dijo en aquel 
	programa de televisión ni una palabra sobre la planificación de la "suspensión 
	de la Constitución de Estados Unidos", desarrollada por el propio Oliver 
	North en el marco del Proyecto Juicio Final, aunque ese plan había sido 
	mencionado brevemente durante las audiencias sobre el Irángate, en 1987.
	 [58]
	
	 
	
	Al guardar silencio sobre ese proyecto, los realizadores de aquel 
	programa de televisión cometieron el error de no mencionar la planificación 
	permanente que, en mi opinión, permitió concretar los planes de la COG a 
	través 
	del 11 de septiembre y de la Patriot Act. 
	
	 
	
	En resumen, el ataque de Moyers contra el gobierno secreto se limitaba en gran parte a lo que ya se 
	sabía. Así que Moyers no se aventuró a entrar en el terreno de la política 
	profunda.
	
	Más recientemente, el profesor Lance deHaven-Smith propuso el concepto de 
	Crímenes de Estado contra la Democracia (CED o 
	
	SCAD [siglas en inglés] de 
	State Crimes Against Democracy). 
	
	 
	
	Algunos de mis amigos han retomado ese 
	concepto dentro del movimiento por la verdad sobre el 11 de septiembre, 
	entre ellos Peter Phillips y Mickey Huff. 
	
	 
	
	El profesor deHaven-Smith 
	clasifica como CED,
	
		
		"acciones o inacciones concertadas entre miembros del 
	gobierno [,] destinadas a manipular los procesos democráticos y a sabotear 
	la soberanía popular". [59]
	
	
	Una de las grandes ventajas de la hipótesis de los CED es que, 
	contrariamente a lo que ha sucedido con mi trabajo, varias revistas 
	académicas han hablado de ella - rompiendo así una especie de "barrera del 
	sonido". 
	
	 
	
	Pero la expresión "crímenes de Estado" me plantea un problema. Por 
	un lado, yo diría que el Estado, o algunos de sus componentes, son a menudo 
	víctimas de los acontecimientos profundos, como el 19 de abril y el 11 de 
	septiembre. 
	
	 
	
	Por otro lado, yo veo fundamentalmente al Estado como un garante 
	de la democracia y no sólo como un enemigo de ella.
	
	Estoy de acuerdo con el hecho que algunos miembros del gobierno desempeñan, 
	en efecto, un papel importante en esos acontecimientos e incluso he 
	analizado a algunos en los párrafos anteriores. Pienso, sin embargo, que es 
	engañoso atribuir esos crímenes al Estado en su conjunto. 
	
	 
	
	En efecto, si un 
	empleado de banco abre la puerta a un grupo de asaltantes, el resultado será 
	un asalto, pero no realizado por el banco aunque puede calificarse de "complot interno".
	
	El análisis de los CED es mucho más útil y complejo de lo que puedo explicar 
	aquí y seguiré aprendiendo de quienes lo desarrollan. 
	
	 
	
	Pero esta teoría no 
	tiene que ver con la política profunda. La lista de CED elaborada por el 
	profesor deHaven-Smith incluye "las guerras secretas en Laos y Cambodia" que, 
	más que acontecimientos, son dos decisiones políticas sobre las que sabemos 
	que fueron tomadas en la Oficina Oval de la Casa Blanca. 
	
	 
	
	Aunque en aquella 
	época eran operaciones clandestinas y más que seguramente ilegales, nada 
	tenían de misteriosas cuando se dieron a conocer. Por su naturaleza no eran 
	verdaderamente "profundas".
	
	En mi opinión, la presentación de los CED como una lucha entre el Estado y 
	la democracia simplifica demasiado ambos conceptos y subestima sus 
	contradicciones internas, contrariamente al programa de televisión de Bill 
	Moyers. 
	
	 
	
	Después de todo, la democracia es una forma de Estado en la que la 
	libertad y las prerrogativas del pueblo están constitucionalmente 
	garantizadas por las autoridades estatales (o por lo que yo llamo el Estado 
	público). Al menos uno de los CED analizados por el profesor deHaven-Smith - el asesinato de JFK 
	- debería ser considerado más lógicamente como un crimen 
	perpetrado en contra del Estado, más que por el Estado.
	
	Peter Phillips y Mickey Huff parecen reconocer ese problema. Ellos no 
	incluyen el asesinato de JFK en su lista de CED. [60] 
	
	 
	
	Sin embargo, esa 
	omisión da lugar a una distinción artificial entre ese homicidio y otros 
	acontecimientos profundos - como los asesinatos de Martin Luther King y de 
	Robert Kennedy - que son, en mi opinión, síntomas de un mismo síndrome.
	
	En resumen, estoy convencido de la importancia crucial de una distinción que 
	no aparece en el análisis de los CED. 
	
	 
	
	Se trata de la diferencia entre el 
	Estado público - ostensiblemente dedicado a favorecer el bienestar, los 
	derechos y las prerrogativas del pueblo - y esa banda de poderes no oficiales 
	que se mueven tanto dentro como fuera del gobierno, lo que de forma poco 
	hábil he llamado el Estado profundo. 
	
	 
	
	A lo largo de medio siglo, este ha 
	venido debilitando el poder civil progresista y persuasivo. Poco a poco ha 
	ido reemplazándolo por un poder violento, autónomo, extraconstitucional e 
	irrestricto.
	
	Mi última objeción al análisis de los CED es de carácter práctico.
	
	 
	
	En efecto, 
	si el Estado es el autor de esos crímenes, el trabajo de los críticos debe 
	consistir en movilizar contra él a la opinión pública. Lo cual hace el juego 
	a las políticas libertarianas de quienes - como Alex Jones y otros ardientes 
	defensores de la Segunda Enmienda - sienten una profunda desconfianza hacia 
	el Estado público en su conjunto y no sólo hacia sus agencias clandestinas. 
	
	
	 
	
	El análisis del profesor deHaven-Smith no implica solamente a estas últimas 
	sino a todo el gobierno de los Estados Unidos, y quizás incluso a los 
	tribunales en particular. 
	
	 
	
	(En respaldo a esa acusación señala el acto 
	inhabitual de la Corte Suprema que, en 2000, puso a George W. Bush en la 
	presidencia, con 5 votos a favor y 4 en contra.)
	
	Sin embargo, una estrategia cuyo objetivo es atacar al Estado en su conjunto 
	me parece un ejemplo de política derrotista. Sobre ese aspecto podemos 
	aclarar, una vez más, nuestras ideas mediante el estudio de la estrategia de 
	la tensión aplicada en Italia, que constituye una tenebrosa historia de 
	terrorismo ciego con un desenlace más feliz. 
	
	 
	
	En efecto, los atentados con 
	bombas perpetrados en Italia dejaron de producirse, después del atentado de 
	la estación de Bolonia, en 1980.
	
	 
	
	Este cese de la violencia se debió a una 
	serie de investigaciones enérgicas y valientes, realizadas primeramente por 
	periodistas, después por comisiones parlamentarias y, finalmente, por los 
	tribunales como el que dirigió el juez Imposimato, que también investigó el 
	asesinato del primer ministre italiano Aldo Moro y el intento de asesinato 
	contra el papa Juan Pablo II. 
	
	 
	
	No fue fácil lograr el triunfo de la verdad 
	ante la violencia. Periodistas, parlamentarios y por lo menos un juez lo 
	pagaron con la vida. Pero fue una clara victoria de algunos contrapoderes 
	oficiales contra una parte del Estado.
	
	El ejemplo italiano demuestra que las fuerzas oscuras que se mueven tras una 
	estrategia de la tensión no son invencibles.
	
	 
	
	Sugiere también que, para 
	vencer al Estado profundo, la sociedad civil tendrá que aliarse a los 
	sectores del Estado que pudieran ser finalmente movilizados para favorecer 
	la búsqueda de la verdad.
	
	Si este ensayo contribuye a que se alcance ese objetivo, ello querrá decir 
	que otras personas habrán seguido las pistas investigativas definidas en 
	este trabajo. No pretendo llegar a comprender yo solo la verdad sobre esos 
	acontecimientos profundos estructurales. 
	
	 
	
	Pero sí espero haber logrado 
	señalar algunas de las direcciones que deberían seguir las futuras 
	investigaciones.
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	Referencias
	
		
			- 
			
Peter Dale 
			Scott, "El 
			“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de 
			JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre", Red 
			Voltaire, 26 de enero de 2012.
 
			- 
			
Daniele 
			Ganser, 
			
			Les Armées Secrètes de l’OTAN: Réseaux Stay Behind, Opération Gladio 
			et Terrorisme en Europe de l’Ouest (Éditions Demi-Lune, 
			Plogastel-Saint-Germain, 2011 [segunda edición]); Philip Willan, 
			Puppetmasters: The Political Use of Terrorism in Italy 
			(Constable, Londres, 1991).
 
			- 
			
Vincenzo 
			Vinciguerra, "Strage 
			di Piazza Fontana spunta un agente USA", La Repubblica, 
			11 de febrero de 1998.
 
			- 
			
"Secret 
			agents, freemasons, fascists… and a top-level campaign of political 
			“destabilisation”", The Guardian, 5 de diciembre de 1990; 
			citado en Daniele Ganser, 
			
			Les Armées Secrètes de l’OTAN, pp.30-31.
 
			- 
			
Ganser, 
			ibidem, pp.179-207, pp.307-32.
 
			- 
			
Peter Dale 
			Scott, 
			
			La Route vers le Nouveau Désordre Mondial (50 ans d’ambitions 
			secrètes des États-Unis) (Éditions Demi-Lune, Paris, 2010), 
			p.254. Cf. Ganser, 
			
			Les Armées Secrètes de l’OTAN, p.29.
 
			- 
			
Ganser, 
			
			Les Armées Secrètes de l’OTAN, p.54, citando El País, 
			26 de noviembre de 1990.
 
			- 
			
Tunander, "The 
			War on Terror", p.164.
 
			- 
			
Cf. Peter 
			Dale Scott, 
			
			La Machine de guerre américaine: La politique profonde, la drogue, 
			la CIA, l’Afghanistan… (Éditions Demi-Lune, Plogastel-Saint-Germain, 
			2012), p.62: "En febrero de 1989, el fiscal especial italiano 
			Domenico Sica afirmó que la responsabilidad de ciertos atentados en 
			la anterior década era de la mafia –lo que yo llamo la conexión 
			narcótica global […]".
 
			- 
			
Ganser, 
			
			Les Armées Secrètes de l’OTAN, pp.179-207, pp.307-32.
 
			- 
			
Scott Shane, 
			"C.I.A. 
			Is Still Cagey About Oswald Mystery", New York Times, 16 
			de octubre de 2009. Para mi análisis de las profundas similitudes 
			entre el 22 de noviembre y el 11 de septiembre, ver Peter Dale 
			Scott, The War Conspiracy: JFK, 9/11, and the Deep Politics of 
			War (The Mary Ferrell Foundation, Ipswich, MA, 2008), pp.341-96.
 
			- 
			
Ver Casa 
			Blanca, "Message 
			from the President Regarding the Continuation of the National 
			Emergency with Respect to Certain Terrorist Attacks", 11 de 
			septiembre de 2012.
 
			- 
			
Sobre mi 
			utilización ambivalente de la expresión "Estado profundo", 
			ver Scott, 
			
			La Machine de guerre américaine, pp.48-49.
 
			- 
			
Para una 
			introducción a ese documental, ver "A 
			Noble Lie: Oklahoma City 1995 with James Lane and Chris Emery", 
			Alex Jones Channel, 16 de diciembre de 2011.
 
			- 
			
General 
			Benton K. Partin, carta a los miembros del Congreso, 17 de mayo de 
			1995; citado en David Hoffman,
			
			The Oklahoma City Bombing and the Politics of Terror (Feral 
			House, Los Angeles, 1998). Samuel Cohen, otro experto en explosivos, 
			escribió a un miembro del Congreso estadounidense que "hubiese 
			sido absolutamente imposible –y contrario a las leyes de la 
			naturaleza– que un camión cargado de fertilizante y gasolina hiciese 
			caer el edificio […] sea cual sea la cantidad [de esos productos 
			explosivos]" (ibidem). El camión portador de una bomba 
			[fabricada con nitrato de amonio que explotó frente a la oficina del 
			primer ministro noruego parece corroborar las hipótesis de Partin y 
			Cohen. En efecto, la bomba utilizada por Breivik rompió cristales 
			pero no causó ningún daño estructural al edificio.
 
			- 
			
			
			9/11: Explosive Evidence – Experts Speak Out, documental 
			realizado por la asociación AE911Truth, transmitido el 16 de 
			septiembre de 2012 por el canal de televisión estadounidense PBS
			
			Ver aquí una presentación de ese documental en el sitio web de la 
			asociación ReOpen911; Cf.
			
			William Christison (ex alto responsable de la CIA, "Stop 
			Belittling the Theories About September 11", 
			
			Dissident Voice, 14 de agosto de 2006: Los edificios del 
			World Trade Center fueron "muy probablemente destruidos por 
			cargas [explosivas] de demolición controlada instaladas dentro de 
			los edificios".
 
			- 
			
Charles 
			Doyle, "Antiterrorism 
			and Effective Death Penalty Act of 1996: A Summary", 
			Federation of American Scientists, 3 de junio de 1996. En un 
			memorándum de diciembre del año 2000, Richard Clarke confirmó que 
			esa ayuda provenía en aquel entonces del "Centro de 
			Contraterrorismo de la CIA [CTC] y del Programa Antiterrorista [del 
			Departamento de Estado] (ATA)".
 
			- 
			
Peter Dale 
			Scott, "La 
			CIA, el 11 de septiembre, Afganistán y el Asia Central", Red 
			Voltaire, 28 de septiembre de 2012; citando a Anthony Summers y 
			Robbyn Swan, The Eleventh Day (Ballantine Books, New York, 
			2011), p.396.
 
			- 
			
Scott, "La 
			CIA, le 11-Septembre, l’Afghanistan et l’Asie centrale: Le lancement 
			de la guerre de terreur des États-Unis". Esa retención de 
			información tiene un importante precedente en 1963. Se trata de la 
			obstrucción que la CIA organizó en contra del FBI. En efecto, 
			durante las semanas que antecedieron el asesinato de JFK, la CIA 
			ocultó al FBI gran cantidad de información fundamental sobre Lee 
			Harvey Oswald.
 
			- 
			
Peter Dale 
			Scott, Deep Politics and the Death of JFK, p.280; citado en 
			Scott, "El 
			“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, 
			el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
 
			- 
			
Church 
			Committee, "Report, 
			Book III – Supplementary Detailed Staff Reports on Intelligence 
			Activities and the Rights of Americans", p.682.
 
			- 
			
Nate Jones, 
			"Document 
			Friday: “Garden Plot”: The Army’s Emergency Plan to Restore “Law and 
			Order” to America", National Security Archive, 11 de agosto de 
			2011.
 
			- 
			
Public 
			Law 90-331 (18 U.S.C. 3056); conversación en Peter Dale Scott, 
			Paul L. Hoch y Russell Stetler, The Assassinations: Dallas and 
			Beyond (Random House, New York, 1976), 443-46; citado en Scott, 
			"El 
			“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, 
			el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
 
			- 
			
Agentes de 
			la DIA [Defense Intelligence Agency, la Agencia de 
			Inteligencia del Departamento de Defensa.] apoyaban al Secret 
			Service y, en aquella época, su número aumentaba drásticamente. 
			El Washington Star explicaría más tarde que "la importante 
			extensión de la búsqueda de información de inteligencia [por parte 
			del Ejército] […] no comenzó hasta después del asesinato a tiros del 
			reverendo Martin Luther King" (Washington Star, 6 de 
			diciembre de 1970; reimpreso en Federal Data Banks Hearings, 
			p.1728); citado en Scott, "El 
			“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, 
			el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
 
			- 
			
George 
			O’Toole, The Private Sector (Norton, New York, 1978), p.145, 
			citado en Scott, Deep Politics and the Death of JFK, 
			pp.278-79; también citado en Scott, "El 
			“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, 
			el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
 
			- 
			
Peter Dale 
			Scott, "Overview: 
			The CIA, the Drug Traffic, and Oswald in Mexico", History 
			Matters; citando a Michael Beschloss (director del libro, 
			Taking Charge: The Johnson White House Tapes, 1963-1964 (Simon & 
			Schuster, 1997), New York, p.22. Los relatos "primarios", 
			seguidos de desmentidos mediáticos "secundarios", han seguido 
			saliendo a la luz hasta el día de hoy. El más reciente fue la 
			publicación, en 2012, por el ex oficial de la CIA Brian Latell, de 
			una alegación proveniente de un informante según la cual Fidel 
			Castro sabía de antemano que JFK sería asesinado en Dallas (Brian 
			Latell, Castro’s Secrets: The CIA and Cuba’s Intelligence Machine 
			[Palgrave Macmillan, New York, 2012]).
 
			- 
			
"The 
			Iraq Connection", Wall Street Journal, 5 de septiembre de 
			2002; "Take 
			AIM: Jayna Davis on OKC Third Terrorist", AIM.org. Cf. 
			Dana Rohrabacher, Informe del Presidente de la Subcomisión de 
			Investigación y Supervisión de la Comisión de Relaciones 
			Internacionales de la Cámara de Representantes "The 
			Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?", 26 de 
			diciembre de 2006.
 
			- 
			
Richard 
			Clarke, Against All Enemies: Inside America’s War on Terror 
			(Free Press, New York, 2004), pp.97-99.
 
			- 
			
Jim 
			Naureckas, "The 
			Oklahoma City Bombing: The Jihad That Wasn’t", Extra! (Fair.org), 
			julio-agosto de 1995.
 
			- 
			
Jayna Davis,
			The Third Terrorist: The Middle East Connection to the Oklahoma 
			City Bombing (Thomas Nelson, Nashville TN, 2004); Dana 
			Rohrabacher, Informe del presidente de la Subcomisión de 
			Investigación y Supervisión de la Comisión de Relaciones 
			Internacionales de la Cámara de Representantes, "The 
			Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?", 26 de 
			diciembre de 2006.
 
			- 
			
Clarke, 
			Against All Enemies, p. 167.
 
			- 
			
Tim Weiner, 
			"Pentagon 
			Book for Doomsday Is to Be Closed", New York Times, 17 de 
			abril de 1994. Citado en Scott, 
			
			La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, p.260-61.
 
			- 
			
Andrew 
			Cockburn, Rumsfeld: His Rise, Fall, and Catastrophic Legacy (Scribner, 
			New York, 2007), p.88 ; citado en Scott, 
			
			La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, p.261.
 
			- 
			
Scott, "El 
			“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, 
			el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
 
			- 
			
En la 
			actualidad, a menudo observamos acontecimientos profundos que 
			implican a informantes. Mientras escribo estas líneas, los titulares 
			hablan de una ola de violencia en el mundo musulmán. Esa violencia 
			se desató a raíz de un largometraje islamofóbico especialmente 
			abyecto cuyos autores admiten que se trató de una provocación 
			deliberada (Sheila Musaji, "The 
			Tragic Consequences of Extremism", The American Muslim, 
			14 de septiembre de 2012). Posteriormente, no me sorprendió leer que 
			Nakoula Nakoula, uno de los responsables del largometraje, fue 
			también informante federal («Producer 
			Of Anti-Islam Film Was Fed Snitch", The Smoking Gun, 14 
			de septiembre de 2012). Como ya escribí en mi cuenta de Facebook, 
			"pienso que deberíamos evitar las conclusiones apresuradas ahora 
			que Nakoula Nakoula, uno de los que concibieron el film, resulta ser 
			un informante del gobierno. Pero esa información complica tanto las 
			bambalinas de ese supuesto “film amateur” que refuerza mi hipótesis 
			inicial; en otras palabras, puede tratarse de otro acontecimiento 
			profundo (correspondiente a la definición que explico en mi libro
			
			La Machine de guerre américaine)."
 
			- 
			
Scott,
			
			La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, pp.213-225.
 
			- 
			
Scott, 
			The War Conspiracy, pp.355-56, pp.357-63 («Le rôle des agents 
			doubles"); Cf. Scott, Deep Politics and the Death of JFK, 
			pp.247-53, pp.257-60.
 
			- 
			
Ver de 
			Anthony Summers, Official and Confidential: The Secret Life of J. 
			Edgar Hoover (PocketBooks, New York, 1994), capítulo.29, n4; de 
			Harrison E. Livingstone, The Radical Right and the Murder of John 
			F. Kennedy (Trafford, Bloomington, IN, 2006), p.131 (Oswald); de 
			Lawrence Wright, "The 
			Agent", The New Yorker, 10-17 de julio de 2006, p.68; cf. 
			Wright, Looming Tower, pp.339-44 (al-Hazmi y al-Mihdhar).
 
			- 
			
Esa 
			hipótesis corresponde a otras características de McVeigh, típicas de 
			lo que yo había definido anteriormente como el estereotipo del 
			culpable designado. Una de esas características es la increíble 
			facilidad con la que McVeigh fue rápidamente arrestado, mientras 
			conducía un vehículo sin placas de inmatriculación. En 20008, yo 
			comparaba a Oswald con los presuntos secuestradores aéreos del 11 de 
			septiembre en el trabajo: "É" (Scott, The War Conspiracy, 
			pp.347-49). David Hammer, quien se hallaba en el corredor de la 
			muerte con McVeigh, escribió que este último le dijo repetidamente 
			que él era un agente federal infiltrado que estaba participando en 
			una operación tendiente a la localización de activistas de extrema 
			derecha. Ver, de David Paul Hammer, Deadly Secrets: Timothy 
			McVeigh and the Oklahoma City Bombing (AuthorHouse, Bloomington, 
			IN, 2010).
 
			- 
			
Jefferson 
			Morley y Michael Scott, Our Man in Mexico: Winston Scott and the 
			Hidden History of the CIA (University of Kansas Press, Lawrence, 
			Kansas, 2008) [sobre el 22 de noviembre]; Kevin Fenton, 
			Disconnecting the Dots (Trine Day, Walterville, OR, 2011) [sobre 
			el 11 de septiembre].
 
			- 
			
J.M. Berger, 
			"Patriot 
			Games: How the FBI spent a decade hunting white supremacists and 
			missed Timothy McVeigh", Foreign Policy, 18 de abril de 
			2012.
 
			- 
			
"Primeramente 
			creada por Tom Posey en el marco de la Civilian Military Assistance 
			(CMA), esa facción operaba como un ala clandestina de los Contras, 
			la red ilegal de la administración Reagan. La CMA de Posey comenzó 
			como un complemento del Ku Klux Klan de Alabama. Después empezó a 
			hacerse activa en el contrabando de armas hacia Centroamérica, con 
			el respaldo de una operación de la Agencia de Inteligencia del 
			Departamento de Defensa [DIA] [operación] designada “Yellow Fruit”. 
			Posteriormente se acusó a la CMA de haber violado la Neutrality Act 
			con sus actividades de tráfico de armas. Varios responsables del 
			equipo de North y de la administración Reagan participaron en el 
			juicio y las acusaciones acabaron siendo abandonadas por extrañas 
			razones. Según ellos, la Neutrality Act se aplicaba únicamente en 
			tiempo de paz, pero ellos consideraban que la operación de los 
			Contras era el equivalente de un estado de guerra formal." (Paul 
			de Armond, "Racist 
			Origins of Border Militias").
 
			- 
			
"John 
			McCain has worked with white racists before", Daily Kos, 
			12 de octubre de 2008. No he podido determinar si fue a Tom Posey a 
			quien David Koch nombró "Tesorero de sus ciudadanos por una 
			economía sana" (Treasurer of his Citizens for a Sound Economy). 
			Cf. "Tom 
			Posey, KKK, Koch Brothers, CSE".
 
			- 
			
J.M. Berger, 
			"Patriot 
			Games: How the FBI spent a decade hunting white supremacists and 
			missed Timothy McVeigh", Foreign Policy, 18 de abril de 
			2012.
 
			- 
			
John Berger, 
			"Witness 
			Mahon Claimed He Was Third Man in Oklahoma City Bombing", 
			Intelwire, 10 de enero de 2012.
 
			- 
			
Cf. Dana 
			Rohrabacher, Informe del Presidente de la Subcomisión de 
			Investigación de la Comisión de Relaciones Internacionales de la 
			Cámara de Representantes, "The 
			Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?", 26 de 
			diciembre de 2006.
 
			- 
			
Sobre 
			Strassmeir y su papel de agente de inteligencia, ver por ejemplo el 
			informe de investigación preparado por el representante de Oklahoma 
			Charles Key en Comisión de Investigación sobre el atentado de 
			Oklahoma City, Final Report, pp.460-62; David Hoffman, The 
			Oklahoma City Bombing and the Politics of Terror (Feral House, 
			Venice City, CA, 1998), pp.121-47.
 
			- 
			
 Athan 
			G. Theoharis, The FBI: A Comprehensive Reference Guide (Oryx 
			Press, Phœnix, AZ, 1999), p.94.
 
			- 
			
Ralph 
			Blumenthal, "Tapes 
			Depict Proposal to Thwart Bomb Used in Trade Center Blast", 
			New York Times, 28 de octubre de 1993.
 
			- 
			
"Top 
			Italian Judge Refers 9/11 to International Criminal Court", 
			Aangirfan, 11 de septiembre de 2012. En francés: "EXCLUSIF: 
			Un haut magistrat italien va dénoncer les USA devant le Tribunal 
			pénal international de La Haye: “Ils savaient pour le 11-Septembre”". 
			En español: "EXCLUSIVO: Alto magistrado italiano denunciará a 
			Estados Unidos ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya: “Ellos 
			sabían [de antemano] lo del 11 de septiembre”", ReOpen911.info, 
			15 de octubre de 2011.
 
			- 
			
Scott,
			
			La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, pp.213-225. 
			Antes y después de 1993, al igual que antes y después de 2001, el 
			fiscal estadounidense Patrick Fitzgerald desempeñó un papel crucial 
			en el ocultamiento de la verdad. Scott, ibidem, p.214-15, 
			pp.218-23; Peter Lance, Triple Cross (Regan/HarperCollins, 
			New York, 2006), pp.219-23, pp.274-79, pp.298-301, pp.317-18, 
			pp.358-64, etc.
 
			- 
			
Scott,
			
			La Machine de guerre américaine, pp.48-49.
 
			- 
			
Bill Moyers,
			
			The Secret Government, PBS, 1987.
 
			- 
			
Peter Dale 
			Scott, "Northwards without North", Social Justice (verano de 
			1989); versión revisada: "North, 
			Iran-Contras, and the Doomsday Project: The Original Congressional 
			Cover Up of Continuity-of-Government Planning", Asia-Pacific 
			Journal: Japan Focus, 21 de febrero de 2011.
 
			- 
			
Ver, por 
			ejemplo: Tim Weiner, Legacy of Ashes (Doubleday, New York, 
			2007), pp.396-404; Scott y Marshall, Cocaine Politics, 
			pp.125-64 [Posey].
 
			- 
			
Las acciones 
			ilegales de Oliver North acabaron movilizando a célebres traficantes 
			de droga para respaldar a los Contras. Entre sus asociados más 
			dudosos se hallaba la CMA, el grupo paramilitar nacionalista de Tom 
			Posey. Esa organización se convirtió posteriormente en uno de los 
			principales blancos de la operación PATCON (Berger, "Patriot 
			Games").
 
			- 
			
Sobre la 
			distinción entre los comerciantes (traders) y los guerreros (warriors 
			o "prusianos"), ver Michael Klare, Beyond the “Vietnam 
			Syndrome” (Institute for Policy Studies, Washington, D.C, 1981); 
			Peter Dale Scott, "Korea 
			(1950), the Tonkin Gulf Incident, and 9/11: Deep Events in Recent 
			American History", The Asia-Pacific Journal: Japan Focus, 
			22 de junio de 2008.
 
			- 
			
Tengo una 
			experiencia personal al respecto: Durante una discusión sobre el 
			Irángate en un círculo de reflexión basado en Washington, los dos 
			productores del programa de Moyers me filmaron por largo tiempo. Una 
			semana antes de la transmisión del programa por el canal PBS, me 
			garantizaron que yo iba a aparecer en él. Pero al final lo único que 
			se vio de mi participación en aquella discusión fue mi antebrazo. 
			Fue lo que se vio en una extraña foto del grupo de participantes en 
			aquel círculo de reflexión, que estaban sentados alrededor de una 
			mesa de conferencias. En aquella época, mis investigaciones se 
			concentraban en las actividades de George Bush [padre] y de Oliver 
			North, de este último se sospechaba por entonces que había preparado 
			planes que incluían la "suspensión de la Constitución". Las 
			diferentes comisiones del Congreso, al igual que el programa 
			televisivo de Moyers, nunca investigaron esas actividades. Ver 
			Scott, "North, 
			Iran-Contra, and the Doomsday Project: The Original Congressional 
			Cover Up of Continuity-of-Government Planning", The 
			Asia-Pacific Journal: Japan Focus, 21 de febrero de 2011.
 
			- 
			
Lance 
			deHaven-Smith, "Beyond 
			Conspiracy Theory: Patterns of High Crime in American Government",
			American Behavioral Scientist, p.53, p.796; citando a Lance 
			deHaven-Smith, "When 
			political crimes are inside jobs: Detecting state crimes against 
			democracy", Administrative Theory & Praxis, p.28 (3).
 
			- 
			
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