by Mike Adams

the Health Ranger

Diciembre 11, 2010
del Sitio Web NaturalNews

traducción de Angela Medellín
Versión original

 

 

 

Mencionar la palabra “Astrología” a los escépticos les genera un ataque epiléptico.

La idea de que la personalidad de alguien pueda ser grabada de acuerdo a la posición del sol, la Luna y los planetas en el momento de su nacimiento ha sido por mucho tiempo ridiculizada y tomada como charlatanería por la llamada comunidad “científica” que se resiste a aceptar cualquier noción basada en conexiones holísticas entre las personas y el cosmos.

De acuerdo a la perspectiva convencional:

  • Sus genes y su crianza determina su personalidad

  • La posición del planeta Tierra al momento de su nacimiento no tiene nada que ver

Entonces nuevamente, la comunidad científica tampoco cree que la posición de la Luna tenga que ver con la vida en la Tierra.

Ellos descartan la sabiduría que los agricultores han tenido por años - que plantar semillas o traspasar plantas vivientes en armonía con los ciclos de la Luna genera cultivos de cosecha mucho más grandes.

Incluso las semillas dentro de los humanos son fuertemente influenciados por la Luna, por ejemplo los ciclos de la menstruación y los ciclos de la Luna están cercanamente sincronizados (28 días aproximadamente)
 

 

 


Investigadores demuestran científicamente el principio de la astrología

Los escépticos deben estar más que desconcertados por la nueva investigación publicada en Nature Neuroscience y llevada a cabo en la universidad Vanderbilt que involuntariamente provee un apoyo científico al principio fundamental de la astrología - a saber, que la posición de los planetas al momento de nacer influye en la personalidad.

En este estudio, realizado en ratones, mostró que los ratones nacidos en invierno mostraban una “lentitud constante” de sus actividades diarias. También fueron más susceptibles a síntomas que podríamos llamar “Trastorno afectivo estacional

El estudio fue dirigido por el profesor de ciencias biológicas, Douglas McMahon, el estudiante graduado Chris Ciarleglio, la compañera posdoctoral Karen Gamble y dos estudiantes universitarios adicionales, de los cuales ninguno cree en astrología, aparentemente.

Ellos, por supuesto, creen en la ciencia, por lo que todos sus hallazgos son descritos en el lenguaje científico, aunque los hallazgos están apoyando esencialmente el principio de la astrología.

“Lo que es especialmente asombroso sobre nuestros resultados es el hecho que la influencia afecta tanto a la conducta de los animales como al ciclo de las neuronas en el reloj biológico maestro del cerebro”, dijo Ciarleglio.

Esta es una de las bases del principio de la astrología:

La posición del planeta en el momento del nacimiento (que podría ser llamado la “estación” de su nacimiento) puede, de hecho, generar cambios en la fisiología del cerebro que impactarían el comportamiento de por vida.

Una vez más, tal idea parece absurda para los entrenados científicamente, a menos que los descubran por ellos mismos por supuesto, en ese punto todo es repentinamente muy “científico”

En vez de llamarlo “astrología”, ellos se refieren a esta ahora como “biología estacional”
 

 

 


Como desacreditar la verdadera ciencia

Todo esto me recuerda el descubrimiento de la fusión fría en 1989 por Fleishmann y Pons, quienes fueron ampliamente ridiculizados por los arrogantes investigadores de la fusión en caliente que intentaron destruir la credibilidad (y carreras) de estos dos investigadores.

Después de que la idea de la “fusión fría” fuera atacada y demolida por estos arrogantes científicos, retornó de repente bajo el nombre de “reacciones nucleares de baja energía” (LENR, por sus siglas en inglés)

LENR está siendo verificada como cierta por nada más y nada menos que la armada de los estados Unidos - en conjunto con otros cientos de investigadores alrededor del mundo. Y todavía, incluso hoy, la comunidad científica convencional insiste en que la fusión fría no existe y que los investigadores de esta son un fraude.

Así como hay una base científica solida para la fusión fría, también la hay para la astrología.

La relación entre la Tierra, la Luna, y el Sol naturalmente altera la exposición lumínica, la temperatura, el tirón gravitacional y otras condiciones que pueden ser sentidas por organismos vivos. Para creer en la astrología, todo lo que realmente se requiere es comprender los conceptos básicos de la interrelación entre todas las cosas vivientes.

¿La posición de la Luna o el Sol afecta la vida en la Tierra?

Claro que sí:

La vida como la conocemos no existiría sin la Luna tirando a la Tierra y previniendo que su eje rotatorio cambie de puesto hasta el punto que cambios radicales en las temperaturas estacionales hicieran que la vida fuera más desafiante.

(La Luna, en otras palabras, es uno de los “estabilizadores” clave de la vida en el planeta Tierra porque tiende a equilibrar las estaciones y mantiene a la Tierra en un plano rotatorio constante)

Por supuesto que, nada de esto significa que la posición actual de Saturno va a hacerle ganar la lotería o encontrar un nuevo amor.

Esa es la versión popular de la astrología, no de la astrología real.
 

 

 


No confunda la astrología popular con la verdadera astrología

Incluso la astronomía tiene sus versiones populares, las cuales no son científicas.

Por ejemplo, cada modelo de nuestro Sistema Solar que he visto es una versión popular de la realidad absolutamente errónea, con el tamaño de los planetas ridículamente exagerado y la distancia de los planetas no representada a escala. Estos tontos modelos del sistema solar no científicos generan una clase de mito del sistema solar en la mente de los niños e incluso en los profesores.

Prácticamente, nadie fuera de las comunidades de astrofísica y astronomía tiene un conocimiento real de la enormidad de no solo nuestro sistema solar, sino de la galaxia y el espacio entre las galaxias vecinas.

Mostrar un Sol gigante del tamaño de una pelota de básquetbol con una representación de la Tierra del tamaño de una canica a 3 pulgadas (7,62 cm.) de distancia es el equivalente astronómico de un horóscopo artificioso afirmando que va a ganar la lotería hoy porque nació bajo el signo de piscis. Los dos son ficción, y las dos son un insulto para la verdadera ciencia.

De hecho, la sola idea de que un “electrón” es un trozo de la materia física hecha de otras “partículas” es un insulto para la verdadera ciencia.

La verdad que da de que pensar de la materia es que la “partícula física” no tiene mucho que ver con las partículas reales en absoluto. Todo es acerca de energía que puede, en ocasiones, vibrar de la manera correcta, por lo que ellas momentáneamente parecen adquirir la ilusión de una partícula según lo medido por nuestros observadores - observadores que inevitablemente alteran el resultado de todo el experimento, que por cierto, prueban nuevamente la naturaleza interrelacionada de las cosas en nuestro universo, incluyendo el observador y el experimento.

Las predicciones del horóscopo en el periódico del domingo - así como mucha de la mitología irrisoria encontrada en la descripción actual de un átomo - son versiones simplificadas de libros de historietas de un gran verdad - la verdad de que vivimos en un universo holístico donde cada trocito de materia física, cata trocito de energía y cada mente consciente impacta en el resto del universo de manera sutil.

No hay tal cosa como un individuo aislado del cosmos porque somos del Cosmos y existimos como una manifestación física de energías que, por el resto de nuestras vidas, están momentáneamente organizadas como seres.

 

Estamos hechos de materiales de estrellas, dice Carl Sagan.

Está en lo cierto:

No solo estamos hechos de materiales de estrellas, sino que también estamos influenciados por esos materiales.

Y finalmente, la ciencia moderna está comenzando a ponerse al corriente de esta gran verdad que los astrólogos han sabido desde el amanecer de la existencia de la humanidad en nuestro pequeño planeta.

 

 

 

 

 

 



Relojes Biológicos de Los Bebés Dramáticamente Afectados por...

Ciclo de Luz en Su Nacimiento
por Chris Ciarleglio
6 Diciembre 2010
del Sitio Web
VanderbiltUniversity

traducción de Adela Kaufmann
Versión original

 

 

 

Contacto para medios:
David Salisbury, (615) 322-NOTICIAS
david.salisbury@vanderbilt.edu 


Los colaboradores de pre-grado para el estudio fueron John Axley y Benjamín Strauss, que se han graduado y han continuado en la escuela de posgrado y la escuela de medicina.
Karen Gamble, la becaria de post-doctorado contribuyente, es ahora un miembro de la facultad en el departamento de psiquiatría de la Universidad de Alabama en Birmingham.
La investigación fue financiada por becas de los Institutos Nacionales de Salud y llevados a cabo en asociación con el Centro de Investigaciones de NNeurociencia Silvio O. Conte en Vanderbilt.

 

 



La temporada en la que los bebés nacen pueden tener un efecto dramático y persistente en la forma en que funcionan sus relojes biológicos.

Esa es la conclusión de un nuevo estudio publicado en línea el 5 de diciembre por la revista Nature Neuroscience. El experimento provee la primera evidencia de la impresión o improntación de temporada de los relojes biológicos de los mamíferos, y fue llevado a cabo por el profesor de Ciencias Biológicas Douglas McMahon, el estudiante graduado Chris Ciarleglio, compañero post-doctoral de Gamble Karen y dos estudiantes de pregrado en la Universidad de Vanderbilt.

El efecto de impresión o impronta que fue encontrado en los ratones bebé puede ayudar a explicar el hecho de que las personas nacidas en los meses de invierno tienen un mayor riesgo de varios trastornos neurológicos, como el trastorno afectivo estacional (TAE), la depresión bipolar y la esquizofrenia.

"Nuestros relojes biológicos miden la duración del día y cambiar nuestro comportamiento de acuerdo a las estaciones. Teníamos curiosidad por ver si las señales de luz podrían darle forma al desarrollo del reloj biológico", dijo McMahon.

En el experimento, los grupos de crías de ratón fueron criadas desde el nacimiento hasta el destete en un invierno artificial o en ciclos de luz de verano.

Después de que fueron destetados, fueron mantenidos, ya sea en el mismo ciclo o el ciclo opuesto durante 28 días. Una vez que maduraron, los ratones fueron colocados en una constante oscuridad, y sus patrones de actividad fueron observados.

Los ratones nacidos en invierno mostraron una disminución constante de su período de actividad diaria, independientemente si se habían sido mantenidos en un ciclo de luz de invierno, o si habían sido cambiados a un ciclo de verano después del destete.

Cuando los científicos examinaron los relojes biológicos maestros en el cerebro de los ratones, utilizando un gen que produce que las células del reloj brillen con un resplandor verde cuando estaban activas, se encontró un patrón similar: una desaceleración de los relojes de genes en ratones nacidos de invierno, en comparación con los nacidos en un ciclo de luz de verano.

"Lo que es particularmente impactante acerca de nuestros resultados es el hecho de que la impresión o impronta afecta tanto el comportamiento del animal como los ciclos de las neuronas en el reloj biológico maestro en sus cerebros, maestro" dijo Ciarleglio.

Además, sus experimentos encontraron que la impronta de la actividad de los genes del reloj cerca del nacimiento tuvieron efectos dramáticos sobre la reacción del reloj biológico a los cambios de temporada más adelante en la vida.

Los relojes biológicos y el comportamiento de los ratones nacidos durante el verano permanecen estables y alineados con la hora del crepúsculo, mientras que la de los ratones nacidos en invierno variaba ampliamente cuando fueron colocados en un ciclo de luz de verano.

"Los ratones criados en el ciclo de invierno muestran una respuesta exagerada a un cambio de estación que es sorprendentemente similar al de los pacientes humanos que sufren de trastorno afectivo estacional", comentó McMahon.

Exactamente cuando se produce la impronta durante el período de tres semanas previas al destete, y si el efecto es temporal o permanente son preguntas que los científicos proponen abordar en futuros experimentos.
 

 

 


La Estacionalidad y la Personalidad

El nuevo estudio plantea una interesante, pero altamente especulativa posibilidad: Las variaciones estacionales en los ciclos día/noche que experimentan los individuos mientras sus cerebros están en desarrollo puede afectar a su personalidad.

"Sabemos que el reloj biológico regula el estado de ánimo en los seres humanos. Si un mecanismo de impresión similar a la que hemos encontrado en los ratones funciona en los seres humanos, entonces no sólo podría tener efecto en una serie de trastornos de conducta, sino también tener un efecto más general en la personalidad.

"Es importante destacar que, a pesar de que esto suena un poco como astrología, no lo es: ¡es biología de las estaciones!" agregó McMahon.

Los ratones en este estudio fueron criados en ciclos de luz artificial de temporada en el laboratorio, y el estudio fue repetido en diversos momentos del año.

En los seres humanos, los estudios realizados en los hemisferios norte y sur han confirmado que es la temporada de invierno - no el mes de nacimiento - que conduce a un mayor riesgo de esquizofrenia. Hay muchas posibles señales estacionales que podrían afectar el desarrollo del cerebro, incluyendo la exposición al virus de la gripe.

Este estudio muestra que los ciclos estacionales de luz pueden afectar el desarrollo de una función específica del cerebro.

"Sabemos por estudios anteriores que la luz puede afectar al desarrollo de otras partes del cerebro, por ejemplo, el sistema visual. Nuestro trabajo demuestra que esto es también cierto para el reloj biológico", dijo Ciarleglio.


 


Antecedentes

El experimento se realizó con una cepa especial de ratones modificados genéticamente que le tomó a McMahon dos años desarrollar.

Los ratones tienen un gen adicional insertado en su genoma que produce una proteína verde fluorescente, causando naturalmente que las neuronas del reloj biológico en el cerebro brillen color verde cuando se activan. Esto permite a los científicos supervisar directamente la actividad del reloj biológico maestro, que se encuentra en el centro del cerebro, detrás de los ojos, en una pequeña zona llamada núcleo supraquiasmático (SCN).

Para el estudio, los investigadores tomaron tres grupos de seis a ocho cachorros recién nacidos cada uno y los pusieron a ellos (y a sus madres) en ambientes controlados con ciclos de día y de noche.

  • un grupo fue colocado en un ciclo de "verano" con 16 horas de luz y ocho horas de oscuridad

  • otro grupo fue colocado en un ciclo de "invierno" con ocho horas de luz y 16 horas de oscuridad

  • un tercer grupo fue colocado en un ciclo de equinoccio, con 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad

Se les mantuvo en estos ambientes durante tres semanas hasta que fueron destetados.

"Cuando nacen, los cerebros de los ratones están menos desarrollados que los de un bebé humano. Como resultado, sus cerebros todavía están siendo cableados durante este período", dijo McMahon.

Una vez que fueron destetados, la mitad de los ratones nacidos durante el ciclo de verano fueron mantenidos en el ciclo de verano, y a la otra mitad se les cambió al ciclo de invierno para los siguientes 28 días mientras estaban madurando.

A los ratones nacidos de invierno y se les dio el mismo tratamiento. Los ratones nacidos en el equinoccio fueron divididos en tres grupos y puestos en ciclos de verano, invierno y ciclos de equinoccio.

Después de que los ratones maduraron, fueron colocados en un ambiente de oscuridad continua. Esto eliminó el día y la noche, las señales que normalmente restablecen los relojes biológicos y permitió a los científicos determinar los ciclos intrínsecos de sus relojes biológicos.

Los científicos hallaron una diferencia sustancial entre los grupos nacidos durante el verano y los nacidos durante el invierno.

Los ratones nacidos durante el verano se comportaban de la misma manera si habían sido mantenidos en el ciclo de verano o cambiados al ciclo de invierno. Comenzaron a correr en el momento del crepúsculo (según lo determinado por sus ciclos anteriores de día/noche), continuando durante diez horas y luego descansando durante 14 horas.

El comportamiento de los ratones nacidos de invierno era muy diferente. Los que habían sido mantenidos en el ciclo de luz de invierno a través de su maduración mostraron básicamente el mismo patrón que sus primos de verano: Se volvieron activos en el momento de la tarde y continuaron así durante 10 horas antes de descansar. Sin embargo, los que habían sido cambiados a un ciclo de verano se mantuvieron activos durante una hora y media adicional.

Cuando vieron lo que estaba sucediendo en el cerebro de los diversos grupos, se encontraron un patrón imponentemente muy similar.

En los ratones nacidos durante el verano, la actividad de las neuronas en el SCN alcanzó su punto máximo en el momento del ocaso y continuó durante 10 horas. Cuando los ratones nacidos en invierno fueron madurados en el ciclo de invierno, su actividad neuronal alcanzó su punto máximo una hora después del ocaso, continuando durante 10 horas.

Pero, en los ratones nacidos en invierno cambiaron a un ciclo de verano, la actividad del reloj biológico maestro alcanzó su punto máximo dos horas antes de la hora del ocaso, continuando durante 12 horas.

Cuando miraron al grupo de equinoccio, los científicos encontraron variaciones que caían a mitad de camino entre los grupos de verano y de invierno. Las personas sometidas a un ciclo de verano, cuando maduraron tenían relojes biológicos que alcanzaban su punto máximo una hora antes de la hora del crepúsculo y los relojes biológicos de las personas sometidas a un ciclo de invierno alcanzaron su punto máximo una media hora después de la hora del crepúsculo.

En ambos casos, la duración de la actividad de SCN fue de 11 horas.

Su análisis demostró que estas variaciones son causadas por alteraciones en los patrones de actividad de las neuronas individuales, más que por los efectos a nivel de red.

"Es muy impactante ver cuán cerca la forma de la onda neuronal y el período se alinean con su comportamiento.

Ciarleglio completó sus estudios y ahora es asistente del director del Vanderbilt Brain Institute.