Capítulo 22
Elementales

R. Los Elementales y los Dioses son la misma clase de entidad estructuralmente, aunque difieren enormemente en personalidad y comportamiento. Usted pudiera decir que los Dioses son elementales civilizados.

 

Así, por nuestras descripciones de cómo los cuerpos y mentes astrales de estos seres funcionan, utilizaremos el término “elementales”.

Por una parte, los Elementales son tipos especializados de bandas teocráticas. Son un gran compuesto de espíritus conteniendo miles de almas astrales humanas muy cercanamente vinculados. Por otra, son criaturas pensantes y sensibles en su propio derecho, con personalidades y emociones bastante diferentes de aquellas de seres humanos ordinarios.

 

Una cosa queremos destacar: Los elementales y los humanos no son dos razas de seres, sino que diversas formas de una raza. La plantilla astral de ADN de ambos es idéntica, pero los seres humanos son la forma individual y los elementales son la forma compuesta.

Formas compuestas de vida física existen en la Tierra. Las abejas, las hormigas, las terminas y otros insectos sociales son los más inteligentes de éstos. Los elementales llevan la sana relación a los humanos como una colonia ordinaria de abejas de miel lo hace a una abeja primitiva y solitaria.

P. He especulado durante años que una colonia de insectos sociales pudiera tener una sola alma o una mente grupal que es mucho más altamente desarrollada que la mente que pudiera encajar en el minúsculo cerebro de un insecto individual. Ciertamente el comportamiento de toda una colonia muestra mucha más inteligencia que el comportamiento de un individuo.
 

R. La naturaleza de la mente grupal depende de la cantidad de control que tienen sobre sus miembros individuales. Hay más o menos cuatro niveles de control, aunque cada uno se integra con el siguiente.

 

Estos pueden ser verbalizados como:

  • cooperación

  • persuasión

  • coerción

  • compulsión

La cooperación está trabajando con otros porque nuestros intereses mutuos coinciden, y el esfuerzo compartido es de beneficio mutuo sin mayores concesiones por parte de cualquier facción implicada.

 

La persuasión es esencialmente el trueque:

“Voy a hacer esto para ti si tu haces eso otro para mí”.

La coerción es similar, pero el trueque es negativo:

“Te haré daño a menos que tu hagas alguna cosa en particular para mí.”

La compulsión es un control directo de alguien más que trasciende la voluntad de esa otra persona.
 

P. A mí me parece como si las sociedades humanas en la Tierra operasen en todos los cuatro niveles, por lo que probablemente tienen mentes grupales por nuestra definición.

R. No. Las sociedades terrestres operan casi solamente por cooperación y persuasión, con alguna coerción y solo una pequeña cantidad de compulsión. Una colonia de abejas opera enteramente por compulsión, casi de la misma forma en que su cerebro opera en su cuerpo a través del sistema nervioso.

P. A la gente no le gusta la coerción ni la coacción, por lo que tendemos a pensar que están entre los factores más importantes que rigen una sociedad. Sin embargo, usted está en lo correcto señalando que esa cooperación y persuasión son mucho más comunes. La razón por la cual nos preocupamos tanto de los dos factores negativos es que tenemos una aversión instintiva por ellos.

R. Hay dos razones por las cuales las sociedades humanas se resisten a volverse una verdadera entidad compuesta.

  • Primero, la gente tiene cerebros altamente desarrollados y son completamente inteligentes como individuos

  • Segundo, cada persona tiene un alma astral por separado, con una voluntad astral que se resiste a un control externo

Es posible controlar las mentes de la gente viva por medio de la coacción psíquica bajo determinadas circunstancias, pero esto es muy difícil. La gente se resiste fuertemente a tal control, por sus cerebros y almas altamente desarrollados.

Una colonia de abejas es una entidad compuesta, porque las abejas individuales no tiene cerebros lo suficientemente grandes como para soportar una verdadera inteligencia, y porque no tienen almas astrales individuales. Una colonia de insectos sociales tiene una sola alma astral que está vinculada con el cuerpo de cada individuo en ella.

 

El cerebro de una abeja tiene una capacidad muy limitada de almacenar información, y muy poca programación para procesar información. En lugar de esto, el individuo utiliza la telepatía para pasarle información a la mente astral de la colmena. Esta mente grupal procesa y almacena la información recibida de abejas individuales y piensa por la colmena entera, pasando sus órdenes por telepatía.


La mente colectiva de una colonia de abejas muestra una inteligencia más allá de la capacidad de razonamiento y almacenamiento de memoria de una abeja individual. De hecho, en ciertas áreas estrechas, esta mente grupal despliega un nivel de inteligencia casi igual a aquel de los seres humanos.

 

Un ejemplo es la habilidad de la colonia de dirigir los cambios físicos que las abejas individuales atraviesan durante el curso de sus vidas para ejecutar diversas funciones especializadas: recolección de alimento, limpieza y reparación de la colmena, la crianza de los jóvenes, defensa de la colonia de enemigos, salidas en enjambre para producir una nueva colonia, etc. Una colonia de abejas está realmente mejor organizada en términos de división del trabajo que una sociedad humana.

Otro ejemplo es la capacidad de la colonia de controlar la temperatura dentro de la colmena, utilizando un sistema biológico de calefacción central y aire acondicionado. Cuando la mente grupal percibe que dentro de la colmena está demasiado caliente, ciertas abejas tienen la instrucción de actuar como ventiladores vivientes.

 

Se aferran a las paredes de los pasillos que conducen a las entradas de la colmena y circulan aire fresco batiendo sus alas. Cuando la colmena está demasiado fría, las entradas están cerradas con cera, pero las abejas sirviendo como ventiladores se mantienen circulando aire, el cual distribuye igualmente el calor generado por el metabolismo de todas las abejas en la colmena.


Las sociedades humanas son superficialmente similares a entidades compuestas, pero no son verdaderos compuestos, porque las personas individuales tienen inteligencia y voluntad independientes. Sin embargo, el alma astral humana tiene un fuerte potencial para formar entidades compuestas mientras está en un estado desencarnado, porque las almas pueden literalmente vincularse todas juntas, como fue descrito en el capítulo sobre las pandillas o bandas teocráticas.

 

Hay mucha más compulsión en una pandilla teocrática en el plano astral que en cualquier sociedad totalitaria en la Tierra, porque los Teócratas unen sus cordones de plata a otros espíritus y los controlan tan directamente como el cerebro humano controla las manos.

La estructura de una banda teocrática como la hemos descrito anteriormente, es similar a una rueda: el espíritu controlando la banda es el eje, y los espíritus subordinados son los rayos.

 

Note que la religión más antigua sobreviviente, el Vedanta, utiliza tal rueda de rayos como símbolo.

 

El sol con rayos, usado por muchas otras religiones es el mismo símbolo, quitándole el círculo de la rueda.

Sin embargo, el borde del círculo es muy importante, porque indica que una pandilla teocrática produce naturalmente una estructura de materia astral separada de las almas individuales unidas a el.

P. ¿Esta usted diciendo que con el transcurso del tiempo, una banda teocrática desarrolla su propia alma astral y mente astral que es el equivalente a la mente astral compuesta de una abeja o una colonia de hormigas?

R. Sí. Esta es otra razón importante del porqué los espíritus teocráticos no alcanzan la verdadera inmortalidad. Mientras más perdura una banda teocrática, más se desarrolla en una entidad compuesta como una mente propia. Primero, el Teócrata en control domina completamente la mente grupal, pero eventualmente esa mente se vuelve lo suficientemente poderosa para volverse independiente, y la mente se convierte en un elemental.

P. Cuando escucho el término “Elemental” pienso en la leyenda del Wendigo. Varias mitologías indígenas norteamericanas describen al Wendigo como un inmenso y poderoso espíritu desencarnado que es capaz, tanto de razonar como de hablar.

 

Sin embargo, se comporta como un animal depredador y no como un ser humano. Las leyendas dicen que come las almas de los muertos en el plano astral, y que a veces puede matar a gente viva y devorar sus almas también. El Wendigo es uno de los monstruos espirituales más atemorizantes en la mitología humana.

R. Seres similares son descritos en mitologías desde todo el mundo, pero solo unos pocos elementales se han vuelto tan peligrosos como los Wendigos. La mayoría de elementales que se han formado en la Tierra hasta la vez has sido menos peligrosos que una gran pandilla teocrática controlada por el espíritu de algún tirano humano.

La mayoría de elementales que se vuelven independientes de su creador no son más inteligentes que un infante humano o un animal depredador.

 

En la mayoría de casos, el elemental se queda en un solo lugar, alimentándose de almas desencarnadas de animales o humanos que se acercan: fue condicionada a hacer esto mientras estaba todavía bajo el control de espíritus humanos.

P. Yo supongo que esta es la razón por la cual tantos mitos hablan acerca de hechizos mágicos para “encadenar” malos espíritus en un solo lugar. Y esto también explica porqué las religiones primitivas realizaban sacrificios y rituales para aplacar a los espíritus que habitaban lugares específicos. Los elementales vivían allí, y alimentándolos le daba más seguridad a la gente viva de viajar por ese lugar.

R. A veces el “espíritu de un lugar” era un elemental, a veces era una banda teocrática. Realmente no era relevante: ambos querían ser alimentados a través de sacrificios y rituales.

 

Las áreas no habitadas donde se hacían tales sacrificios eran muy a menudo lugares donde grandes sacrificios religiosos a gran-escala de seres humanos o animales habían sido alguna vez llevados a cabo, donde estuvo alguna vez una ciudad, o donde grandes números de gente habían muerto en una batalla o desastre.

 

Cualquiera de esas actividades habría formado bandas teocráticas, las cuales pudieran más adelante convertirse en elementales.

La mayoría de elementales de este tipo no son particularmente peligrosos porque fueron formados por religiones de primer o tercer nivel, y no son particularmente grandes o poderosos. Sin embargo, las religiones de segunda etapa que practicaron sacrificios humanos en masa crearon bandas o pandillas teocráticas que eventualmente formaron elementales de inmenso poder.

 

Las bandas teocráticas de segunda-etapa tuvieron que ser extremadamente grandes porque esta era la única manera en que podían ejercer el suficiente poder sobre las poblaciones de esclavos vivos para evitar que colapsara toda la sociedad. Invariablemente, tales bandas rápidamente se convirtieron en elementales.

Muchas antiguas ciudades que practicaban la religión teocrática de segunda etapa fueron abandonadas después de haber sido conquistadas por sus enemigos. Cartago es un ejemplo, y la Biblia judeo-cristiana menciona algunos más. Nadie quería vivir en el sitio durante largo tiempo, por la presencia de grandes y peligrosos Elementales. Por supuesto, si la gente evitaba el lugar el tiempo suficiente, los elementales morían de hambre, haciendo el área segura de nuevo para los asentamientos humanos.

Los Wendigos eran un fenómeno relacionado, excepto que los Elementales no permanecían donde fueron formados por primera vez.

 

Los Wendigos se habían originado en esas áreas donde los Incas, Maya y Aztecas practicaban la Teocracia de segunda-etapa. Cuando se formaba un nuevo Elemental en esta región, las otras bandas teocráticas unidas a esas tribus no trababan de encadenarlo a un solo lugar, sino que trabajaban con magia para enviarlo muy lejos.

 

Algunos de estos Elementales desaparecidos fueron todo el camino hasta América del Norte y le dieron pie a las leyendas de la leyenda Wendigo. Otros fueron al cono sur de América del Sur, donde los indios Araucanos tienen leyendas similares.

Cosas similares tan sucedido también durante las guerras modernas. El destino de Hitler y el de un número de los otros líderes Nazi de la cumbre y sus amigos Teócratas en el plano astral después de la rendición de Alemania en 1945 es un ejemplo.

P. Hubo rumores persistentes durante muchos años que Hitler realmente no murió al finalizar la guerra, sino que huyó exitosamente de Alemania. Desde que hice mi avance, he sospechado que esos rumores pudieran ser verdad, pero no en el sentido físico. En otras palabras, el sí cometió suicidio en aquel bunker, pero inmediatamente se puso a cargo de una banda de Teócratas Nazi el plano astral, y probablemente existen todavía hoy en día, apoyado por las energías psíquicas de los inadaptados quienes continúan usando la svástica y practicando el credo Nazi de fanatismo y violencia.

R. La verdad es mucho más extraña que eso. Hitler y cientos de otros líderes Nazi huyeron como espíritus desencarnados a Japón para ayudar allí a sus aliados teocráticos. Ellos esperaban que una invasión tipo Día-D de Japón resultaría demasiado costosa para los aliados, y que el fascismo japonés sobreviviría luego de una paz negociada.

En este punto, tanto los Teócratas alemanes como los japoneses tenían acceso a enormes cantidades de energía de los millones de víctimas de la Segunda Guerra Mundial, y ellos deliberadamente manipularon al gobierno estadounidense a dejar caer la bomba atómica para que les proporcionara aún más víctimas.

 

Su esperanza era crear un Elemental y utilizar su inmenso poder psíquico, ya sea para convertir la derrota en victoria en el plano de la Tierra o bien huir hacia otro mundo.


Afortunadamente, el intento falló y los Teócratas implicados fueron devorados por la entidad que estaban tratando de crear.

Este Elemental aún sobrevive en el plano astral, y se convertirá en un punto importante de enfoque en la lucha entre el Colegio Invisible y los Teócratas en el futuro.

P. Una cosa que he leído sobre lo que usted acaba de decir acerca de los líderes Nazi es que los Teócratas mismos pudieran ser enemigos naturales de los Elementales.

R. Esto es muy cierto. Esto es porqué las etapas tercera y cuarta de la religión teocrática fueron inventadas, para permitir a las bandas teocráticas permanecer estables en el plano astral durante largos períodos de tiempo.

 

Sin embargo, ya sea que el espíritu teocrático debe reencarnar o de sino su pandilla eventualmente se convertirá en un Elemental. Ese es un hecho de la naturaleza.

El hecho de que los seres humanos tienden a crear una tecnología que permita a la población total incrementar constantemente es otro factor que evita que los espíritus teocráticos se conviertan en verdaderamente inmortales. Por supuesto, una población creciente genera nuevas almas en grandes números, lo cual, a su vez incrementa el número de almas en el plano astral que son fáciles presas para los espíritus teocráticos.

 

Pero esta superabundancia de almas es una bendición mezclada, porque fomenta a las bandas teocráticas que crezcan tanto que se salen de control y se convierten en Elementales.

Esta es la razón por la cual las religiones teocráticas a menudo tratan de inhibir el progreso tecnológico, pero tal política es auto-limitante.

P. Ya veo lo que quieres decir. Si los Teócratas evitan que su sociedad en particular desarrolle tecnología al mismo ritmo que las sociedades vecinas, lo más probable es que será conquistada desde el exterior.

 

¿Podrían decirme porqué los seres humanos tienen este impulso instintivo de alcanzar el progreso tecnológico?

R. La causa del progreso tecnológico es un proceso de selección natural darviniana, la cual permite que una sociedad sobreviva desastres naturales, derrote a sus enemigos en la Guerra y desarrolle los recursos naturales disponibles más complemente.

 

Todo esto le da una ventaja sobre cualquier sociedad que no hace esas cosas. Las culturas que fomentan a sus miembros a trabajar para el progreso tecnológico sobreviven mejor que aquellas que no lo hacen.


Este ciclo en particular contiene las semillas de su propia destrucción: el avance tecnológico en un planeta primitivo como la Tierra invariablemente causa que la población humana incremente hasta el punto donde la explotación de los recursos naturales altera gravemente los equilibrios ecológicos.

 

La mayoría de gente en la Tierra están ahora conscientes que es una bomba demográfica que está haciendo tictac hacia la explosión.

Los científicos están prediciendo que esta violación de los recursos del planeta destruirá la biosfera de la Tierra y causará la extinción de la especie humana, o, por lo menos, destruirá la civilización tecnológica. Otros son más optimistas. Ellos predicen que casi toda la gente en los países subdesarrollados morirá de plagas y hombrunas, pero que las naciones avanzadas sobrevivirán la crisis con la mayoría de su población y tecnología intactas.

Los biólogos en la Tierra ya saben que las explosiones demográficas en una especie determinada son seguidas por una muerte masiva.

 

Esto es muy común, y usualmente no es una señal de que la especie esté dirigida a la extinción. Los ciclos de sobrepoblación/extinción son muy comunes es especies exitosas que están tratando de ampliar su gama, pero son bloqueadas por las barreras ambientales. El proceso a menudo crea nuevas variantes de las especies, que pueden sobrevivir en una variedad más amplia de ambientes.

Estamos razonablemente seguros por nuestras experiencias en otros planetas, que la biosfera de la Tierra no es tan frágil que pudiera ser destruida por las acciones de los seres humanos, excepto posiblemente por una guerra nuclear a escala masiva.

 

También estamos tranquilos por el hecho de que las poblaciones de todas las sociedades tecnológicamente avanzadas en la Tierra ya son razonablemente estables, incluso en países como la Unión Soviética, donde la política oficial del gobierno es fomentar el crecimiento de la población.

 

Sin embargo, todavía transmitimos mensajes telepáticos que instan a las personas a tomar una posición alarmista en cuanto a la sobrepoblación y la posible destrucción de la biosfera de la Tierra.


Si no existieran los espíritus teocráticos ni los elementales, el ciclo masivo de pobreza y sobrepoblación que afecta ahora a la mayoría de los habitantes de este planeta tampoco existiría. Los radicales políticos están, en parte, en lo correcto cuando culpan a la avaricia del Primer Mundo de la pobreza del Tercer Mundo, pero el imperialismo económico es, en sí, solamente otro efecto de la misma causa raíz – una trama teocrática para engrosar la población mundial hasta el punto donde ocurran extinciones masivas.

Ya hemos descrito cómo un aumento de población forma nuevas almas. Si hay abundancia de almas astrales humanas en una etapa inferior de desarrollo en el plano astral para que los Teócratas recluten o se alimenten, las bandas teocráticas tienden a volverse cada vez más y más grandes, haciendo más común la creación de Elementales. En este momento, la Tierra tiene más espíritus Elementales de lo que jamás ha tenido antes en su historia. Y esto es una situación muy peligrosa.

Mientras la población de la tierra va en incremento, los elementales existentes y las bandas teocráticas tienen un suministro constante de nuevas almas para alimentarse de ellas o reclutar. Pero cuando ocurren muertes humanas masivas, inmensos números de nuevas almas estarán varadas en el plano astral de una sola vez.

 

Esta sobre-abundancia de almas causará que miles de espíritus Elementales embriónicos comiencen a crecer muy rápidamente hacia la edad adulta. Una vez un joven Elemental alcanza una cierta masa crítica se vuelve capaz de agarrar y capturar almas por medio de la Telequinesis en contra de la voluntad, algo que las bandas teocráticas ordinarias no pueden hacer porque carecen de la energía psíquica necesaria.

Al crecer este Elemental en tamaño y poder psíquico, puede capturar a la fuerza almas desencarnadas en una etapa cada vez más alta de desarrollo espiritual. Si se vuelve lo suficientemente grande, es capaz de devorar a bandas teocráticas ordinarias enteras, y finalmente incluso a las almas astrales de humanos vivos. Si esto sucede, entonces la mayor parte de la población humana, viva y desencarnada puede terminar siendo tomada y eventualmente devorada por un pequeño número de elementales.

Estos Elementales adultos, entonces, se ven obligados a dejar su planeta de origen en busca de una nueva fuente de alimento.

 

Ellos pueden viajar distancias interestelares. Civilizaciones avanzadas pueden usualmente defenderse en contra de tales seres, pero éstos pueden despoblar muy fácilmente a planetas enteros en una etapa inferior de civilización.

 

Esta es la razón por la cual el Colegio Invisible está interviniendo en la evolución de la sociedad humana en la Tierra.

El orden natural del universo es para personas (no necesariamente en cuerpos del tipo del humano terrestre) para comenzar a desarrollar una tecnología avanzada bajo el control de espíritus teocráticos. Tal mundo nunca llega más allá de la religión teocrática de segunda etapa, pero sí desarrolla suficiente tecnología para permitir que la población humana llegue a los billones.

 

Cuando lo hace, repentinamente una guerra nuclear o biológica reduce la población, y los Elementales y los Teócratas comienzan a luchar entre ellos sobre quien controla el planeta, y cuales Elementales alcanzarán la edad adulta.

En el lapso de unos pocos años después de haber alcanzado este punto, los Elementales adultos dejan el planeta y se van al espacio profundo.
A veces, el repetido crecimiento y el violento final de la civilización humana destruyen la biosfera del planeta, y a veces la biosfera sobrevive, pero no así los seres humanos.

Más comúnmente, unas pocas personas vivas y unos pocos espíritus teocráticos sobreviven y todo el ciclo comienza una vez más y sigue su curso sobre un período de miles de años.

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