CAPÍTULO UNO: Conocemos a Seth

Las circunstancias que condujeron a las sesiones de Seth, todavía me sorprenden. Por ejemplo, yo no estaba divagando y buscando un sentido de propósito definido. Mi primera novela acababa de publi­carse a la rústica y todas mis energías se hallaban canalizadas en la idea de llegar a ser una buena novelista y poeta. Consideraba el ensayo como el campo clásico de los periodistas y escritores no creativos. Pen­saba que mi vida y mi obra estaban ya planeadas y mi curso perfecta­mente marcado. No obstante, aquí estoy, escribiendo mi tercer libro de ensayos.

Pese a todo, el año de 1963 fue un año malo para nosotros. Rob padeció un fuerte malestar en la espalda y difícilmente se sentía lo bas­tante bien para pintar, cuando llegaba a casa del trabajo. Por mi parte, yo tenía dificultades para definir una idea para otro libro. Nuestro viejo perro mascota, Mischa, había muerto. Quizás estas circunstan­cias me hicieron darme más cuenta que de costumbre, de la gran vul­nerabilidad humana, aunque ciertamente muchas personas han sufri­do años difíciles, sin que ello resulte en el surgimiento de fenómenos psíquicos. Quizás, sin saberlo, yo había llegado a una crisis mental y mis aptitudes psíquicas despertaron como resultado de la necesidad interna.

Lo que ocurrió después fue algo como un "viaje" sin drogas. Si al­guien me hubiera obligado a ingerir, sin que me diera cuenta, una pas­tilla de LSD, la experiencia no hubiera sido más enloquecedora. Entre un minuto normal y el siguiente, una fantástica avalancha de nuevas y radicales ideas estalló en mi cabeza con tremenda fuerza, como si mi cráneo fuera una especie de estación receptora, sintonizada con un volumen insoportable. No sólo las ideas me brotaron a través de este canal, sino también sensaciones, intensificadas y punzantes. Yo me sentía perfectamente sintonizada, encendida o de cualquier otro modo que se quiera llamar, conectada con alguna increíble fuente de energía. Ni siquiera tuve tiempo para llamar a Rob.

Fue corno si el mundo físico fuera realmente un trozo de papel muy delgado, que ocultara infinitas dimensiones de realidad y yo, de súbi­to, me estuviera arrojando a través del papel con un fuerte ruido de estrujamiento. Mi cuerpo se hallaba sentado ante la mesa, mientras mis manos furiosamente garrapateaban las palabras e ideas que, como destellos, me embargaban la cabeza. Sí, yo parecía ser alguien diferen­te y, al mismo tiempo, viajaba a través de las cosas. Empecé a deslizar­me hacia abajo a través de una hoja, para descubrir todo un universo completamente abierto ante mi y luego, de nuevo me veía arrojada hacia nuevas perspectivas.

Sentía como si se me estuviera implantando conocimiento en las mis­mas células de mi cuerpo, de modo que no pudiera yo olvidarlo, un saber que me penetraba los intestinos, una espiritualidad biológica. Era algo así como un sentimiento y un conocimiento, más que sabiduría inte­lectual. Al mismo tiempo, recordé haber tenido un sueño la noche an­terior, que ya había olvidado, en el que había tenido lugar esta misma suerte de experiencia; y sabía que las dos cosas estaban conectadas.

Cuando recobré la conciencia, me encontré borroneando lo que ob­viamente se pretendía que fuera el título de un antiguo grupo de notas: El universo físico en la construcción de ideas. Posteriormente, el Material de Seth desarrollaría esas ideas, reas en ese momento no lo sabía. En una de las primeras sesiones, Seth dijo que éste había sido su pri­mer intento de ponerse en contacto conmigo. Sólo sé que, si hubiera empezado a hablar por Seth aquella noche, me hubiera sentido total­mente aterrorizada.

Como ocurrieron las cosas, yo no sabía qué es lo que había pasado y, no obstante, hasta en ese momento, pensé que mi vida toda había cambiado de súbito. La palabra "revelación" surgió en mi mente en ese momento y yo traté de desecharla, a pesar de que la palabra era perfectamente cabal y precisa. Simplemente yo sentía temor por el tér­mino y sus implicaciones místicas. Estaba familiarizada con la inspira­ción en mi propio trabajo; mas esto era algo muy diferente a la ins­piración ordinaria, como lo es un pájaro de un gusano.

Las ideas que "recibí" eran exactamente así de asombrosas. Voltearon por completo mis ideas de realidad. Esa mañana y cada mañana hasta ese instante, yo siempre había estado segura de una cosa: se podía con­fiar en la realidad física. Quizás no fuera de nuestro agrado en oca­siones, pero se podía tener confianza en ella. Se podían modificar las ideas hacia ella, si así se deseaba; pero esto de ninguna manera cambiaría lo que era la realidad. Ahora nunca podría sentir de ese modo otra vez.

Durante esa experiencia yo supe que nosotros formábamos la ma­teria física y no lo contrario; que nuestros sentidos nos mostraban úni­camente una realidad tridimensional, sacada de entre un número infi­nito que no podíamos percibir ordinariamente; que podíamos confiar

en nuestros sentidos hasta y únicamente en tanto no hiciéramos pre­guntas que estuvieran más allá del alcance limitado del conocimiento.

Pero algo más: simplemente no sabía, por ejemplo, que todo posee su propia conciencia. Ahora, de pronto, sentí la fantástica vitalidad presente hasta en cosas que con anterioridad yo había considerado inanimadas. Un clavo se hallaba pegado en el antepecho de la venta­na, y yo experimenté brevemente la conciencia de los átomos y las mo­léculas que lo componían.

A pesar de todas mis ideas anteriores y mi sentido común, supe que el tiempo no era una serie de momentos que tenían lugar uno antes del otro, y cada uno era algo así como una pinza para tender ropa en un tendedero, sino que toda experiencia existía en alguna especie de ahora eterno. Todo esto fue garrapateado con mucha rapidez y todavía con­servo ese manuscrito. Incluso ahora me llena con ese sentido de des­cubrimiento y revelación.

He aquí algunas notas sacadas de ese manuscrito:

"Nosotros somos porciones individualizadas de energía, materiali­zadas dentro de la existencia física, para aprender a formar ideas de energía y hacerlas físicas (ésta es la construcción de ideas). Proyectamos ideas en un objeto, de manera que podamos manejarlo. Pero el objeto es el pensamiento materializado. Esta representación física de la idea nos permite aprender la diferencia entre el `yo' que piensa y el pensamiento. La construcción de ideas nos enseña el `yo' que es, al mostrarle a él sus propios productos de una manera física. En otras palabras, aprendemos contemplando nuestras propias creaciones. Apren­demos el poder y efecto de las ideas trasmutándolas en realidades fí­sicas, y aprendemos responsabilidad en el uso de la energía creativa.. .

"La entidad es el yo básico, inmortal y no físico. Se comunica sobre un nivel de energía con otras entidades y posee un casi inagotable su­ministro de energía a su mando. El individuo es la porción del yo total que manejamos para expresarlo físicamente.. .

"El ojo proyecta y enfoca la imagen interna (idea) en el mundo físi­co, de la misma manera que una cámara cinematográfica transfiere una imagen sobre una pantalla. La boca crea palabras. Los oídos crean sonido. La dificultad en entender este principio se debe al hecho de que nosotros damos por supuesto que la imagen y el sonido ya existen para que los sentidos los interpreten. La verdad es que los sentidos son los canales de creación por los cuales la idea se proyecta en una expre­sión material.

"La idea básica es que los sentidos se desarrollan no para permitir el conocimiento de un mundo material ya existente, sino para crearlo..."

Esas ideas fueron solamente una piedra de toque para lo que vendría después. El manuscrito finalmente llegó a consistir de alrededor de cien páginas, incluyendo nuevas definiciones de términos viejos. Por ejemplo: "El subconsciente es el umbral del nacimiento de la idea dentro de la mente consciente individual. Conecta a la entidad y al individuo.. .

“El cuerpo físico es la construcción material de la idea que la identidad tiene sobre sí misma, bajo las condiciones y propiedades de materia. El instinto es la habilidad mínima para la construcción de ideas, nece­sarias para la supervivencia física. . . El presente es el punto aparente del surgimiento de cualquier idea en forma de materia física."

Creo que esta experiencia y el manuscrito fueron extensiones de los procesos subconscientes creativos que se encuentran tras cada acto creador; la creatividad normal "encendida" de pronto o alcanzada hasta un grado increíble. En esa noche se generó suficiente energía para cambiar la dirección de mi vida y la de mi esposo. Por esta razón creo que tales experiencias son de máxima importancia psicológicamen­te. Estoy segura que este acontecimiento suscitó el surgimiento de mis propias facultades "psíquicas" insospechadas y actuó como gatillo para la producción del Material de Seth.

Aparentemente yo alcancé un punto en el que estas aptitudes estu­vieron listas para mostrarse y así lo hicieron. Debido a mi adiestra­miento previo como escritora, emergieron a través de palabras, más que, digamos, a través de visiones recibidas en una experiencia que me atemorizaría demasiado.

También me gustaría mencionar que yo creo que la facultad psíqui­ca por sí misma es un afloramiento o extensión de aptitudes creativas, inherentes en cada uno de nosotros y, por ende, normales, en vez de supranormales. Sin embargo, como el lector verá después, sí creo que estas habilidades son atributos de otra porción de nuestras personali­dades, con las que no estamos relativamente familiarizados. Creo, en­tonces, que las aptitudes creativas normales, elevadas, nos sintonizan con otras dimensiones de la realidad.

 

Subsecuentemente a este episodio, hasta mis experiencias subjetivas ordinarias empezaron a cambiar. Poco tiempo después empecé a re­cordar mis sueños, de pronto y sin ninguna razón aparente. Fue como descubrir una segunda vida. No sólo eso, sino que en los dos meses si­guientes, tuve dos sueños proféticos muy vívidos; los primeros, según mi leal saber y entender, que yo llegué a tener.

Para decirlo suavemente, se despertó nuestra curiosidad. En cierto escaparate vimos un libro sobre PES y las palabras "sueños clarividen­tes" destacaban fuertemente en la portada, por lo que lo compramos. Más o menos por esa época, yo estaba buscando la idea para un nuevo libro y Rob me hizo la sugerencia que esto me llevaría más y más lejos de la forma de vida que siempre habíamos conocido.

La obra que acabábamos de adquirir, empastada a la rústica, se encontraba en la mesa para el café entre nosotros, mientras nos ha­llábamos sentados conversando. "Tengo los perfiles para tres no­velas y ninguno de ellos realmente me complace", exclamé en esa ocasión.

Rob tomó el libro y dijo en tono de broma: "¿Por qué no escribes un libro de hágalo usted mismo sobre PES?"

-Oye, tú estás loco. Yo sé nada respecto a eso que se llama PES y esa es la razón por la que no puedo hacerlo. Además, eso no es ficción y nunca he hecho otra cosa sino ficción y poesía en toda mi vida.

-Sí, lo sé -aclaró Rob-; pero estás interesada en sueños y sobre todo, después de esos dos en particular que tuviste. ¿Y cómo llamas a esa experiencia que tuviste el mes pasado? Además, los libros que hemos visto se han referido únicamente a médiums bien conocidas. Pero ¿qué hay respecto a gente ordinaria? ¿Qué tal si todo el mundo tuviera esas facultades? -Me le quedé mirando. Se había puesto ver­daderamente serio-. ¿No podrías preparar una serie de experimentos y ponerlos a prueba? Úsate a ti misma como si fueras un conejillo de indias.

Dicho de ese modo, la idea de Rob tenía sentido. Yo podía investi­gar un tópico, que ahora me intrigaba y, al mismo tiempo, hacer un libro.

Al día siguiente di principio a la tarea. Antes de una semana había preparado un grupo de experimentos con el designio de descubrir si la persona ordinaria podría o no desarrollar facultades extrasensoriales. Hice un esbozo del libro y lo remití a mi editor, aun cuando en verdad no abrigaba grandes esperanzas.

En cierto modo para gran sorpresa mía, éste me respondió con rapi­dez, mostrándose sumamente entusiasta con la idea. Lo que quería era recibir tres o cuatro capítulos que le sirvieran de ejemplo. Rob y yo nos sentimos encantados, pero también consternados, cuando nos pu­simos a examinar los títulos de capítulos que yo había anotado para el libro: "Una sesión espiritista de hágalo usted mismo', "La telepatía, ¿hecho o ficción?", "Cómo operar la ouija".

-Bueno, trabaja en ello -dijo Rob riendo.

-Tú y tus sugerencias -repuse molesta. Para ese momento ya esta­ba yo teniendo segundos pensamientos. Nunca habíamos estado ante una médium y en toda nuestra vida nunca habíamos tenido experien­cia telepática y la verdad es que nunca habíamos visto una tabla ouija. Por otro lado, pensé: ¿qué tengo que perder? (No fue sino mucho más tarde que recordé que otra sugerencia de Rob me había lanzado al campo de la ficción en primer lugar.)

Así pues, empezamos. Primero nos decidimos por la tabla ouija, porque ésta me pareció el menos complicado de nuestros diversos expe­rimentos. Nuestra casera encontró una tabla en el desván y nos la prestó. La verdad es que ambos nos sentíamos un poco turbados las primeras veces que ensayamos con la ouija. Mi actitud era de "bueno, termine­mos con esto para poder realmente llegar a las cosas que nos interesan, como la telepatía y la clarividencia". No es sorprendente que nuestros primeros intentos resultaran en fracasos.

La tercera vez que lo intentamos, el pequeño indicador finalmente empezó a moverse bajo nuestros dedos y trazó mensajes que supuesta­mente provenían de un Frank Withers (no es su verdad ro nombre), que había vivido en Elmira y muerto durante la década de 1940.

He aquí algunos ejemplos. Rob formulaba las preguntas y la aguja trazaba las respuestas.

-"¿Puedes darnos el año de tu muerte?" 1942.

---"¿Conocías a alguno de nosotros?"

NO.

-"¿Fuiste casado?" sí.

-"¿Tu esposa vive o ya murió?"

MURIÓ.

-"¿Cuál era su primer nombre?"

URSULA.

-"¿Cuál era su apellido?"

ALTERI.

-"¿Cuál fue tu nacionalidad?"

INGLESA.

-"¿Cuál era la nacionalidad de ella?"

ITALIANA.

-"¿En qué año naciste?" 1885.

 

Mucho nos sorprendió que la tabla funcionara con nosotros. Yo pensé que todo esto era algo muy divertido: dos adultos pendientes de que el indicador se deslizara a través de la tabla, y no lo tomamos con demasiada seriedad. Por una razón, claro está: ninguno de nosotros creía particularmente en la vida después de la muerte y, ciertamente, no una vida consciente, capaz de comunicarse. Más tarde confirma­mos que se sabía que una persona con el nombre del comunicante, había vivido en Elmira y muerto en los años cuarenta, cosa que me atemorizó un poco. Sin embargo estábamos demasiado interesados en descubrir qué hacía que el indicador se moviera, aun más que en los mensajes que nos transmitía.

La siguiente vez que la manejamos, varios días después, Frank Withers dijo que él había sido un soldado en Turquía durante una vida ante­rior e insistió (a través de la tabla), que nos había conocido a Rob y a mí en una ciudad de nombre Triev, en Dinamarca, en otra vida más. Se dieron fechas y ubicaciones, aunque quedó bien claro que ya no existe Triev.

Luego, el 8 de diciembre de 1963, nos sentamos nuevamente ante la tabla, preguntándonos si ésta en realidad funcionaba o no.. Era una noche agradable y caliente en el salón. Frente a las ventanas caía la nieve. Luego, de pronto, el indicador comenzó a moverse con tanta rapidez, que difícilmente podíamos mantener su ritmo.

Rob formulaba las preguntas y luego hacíamos una pausa mientras él escribía las respuestas que el indicador nos daba. Frank Withers había dado, en sesiones anteriores, respuestas sencillas de una o dos palabras. Ahora las respuestas se hicieron más largas y su carácter pare­ció cambiar. La atmósfera de la habitación pareció un tanto diferente.

-¿Tienes algún mensaje para nosotros? ---inquirió Rob.

LA CONCIENCIA ES COMO UNA FLOR CON MUCHOS PÉTALOS, replicó

el indicador.

Desde los primeros mensajes, Frank Withers había insistido en la validez de la reencarnación, por lo que Rob preguntó:

-¿Qué piensas de tus varias reencarnaciones?

ELLAS SON LO QUE YO SOY; PERO YO SERÉ MÁS. ACERTIJO: EL TOTAL DE LA SUMA DE SUS CORAZONES.

Esta fue la primera vez que el indicador deletreaba oraciones com­pletas. Yo me reí.

-¿Es todo esto el subconsciente de Jane hablando? -preguntó Rob.

EL SUBCONSCIENTE ES UN CORREDOR. ¿QUÉ DIFERENCIA TIENE LA PUERTA QUE ATRAVIESES?

---Tal vez es tu subconsciente -dije a Rob; pero él ya estaba presen­tando otra pregunta:

-Frank Withers, ¿podemos llamarte de nuevo a ti sobre alguna pre­gunta específica en el futuro?

SÍ. PREFIERO QUE NO ME LLAMES FRANK WITHERS. ESA PERSONALI­DAD FUE MÁS BIEN INCOLORA.

Rob y yo nos encogimos de hombros; esto era realmente tonto y la aguja trabajaba cada vez con más rapidez. Rob aguardó un momento

y luego inquirió:

-¿Cómo preferirías que se te llamara?

PARA DIOS, TODOS LOS NOMBRES SON SU NOMBRE, deletreó la aguja.

¡Ahora Withers se estaba volviendo religioso! Yo entrecerré los ojos y pretendí dirigir la vista a la ventana.

-Pero todavía necesitamos algún tipo de nombre para usar cuando hablamos contigo -dijo Rob.

PUEDES LLAMARME DEL MODO QUE PREFIERAS. YO ME LLAMO A MÍ MISMO SETH. ESTO ENCAJA EN EL Mí DE MÍ, LA PERSONALIDAD QUE MÁS CLARAMENTE SE APROXIMA AL YO TOTAL QUE SOY O QUE ESTOY TRATANDO DE SER. JOSÉ ES TU YO TOTAL, MÁS O MENOS, LA IMAGEN DE LA SUMA DE TUS VARIAS PERSONALIDADES EN EL, PASADO Y EL FUTURO.

Todo esto fue deletreado con tanta rapidez, que apenas podíamos mantener nuestras manos sobre la ouija. A pesar de mí misma, me incliné para acercarme más. La parte posterior de mi cuello ya me dolía. ¿Qué era lo que estaba ocurriendo?

---¿Puedes decimos más'? -interrogó Rob-. Si tú me llamas »sé, ¿cómo llamas a Jane?

RUBURT.

Nuevamente nos Miramos no al otro. Yo hice una mueca. _ ¿No  quisieras  aclararme eso un poco.? --preguntó Rob.

    ¿QUE HAY QUE ACLARAR? -replicó la aguja.

-Bueno, a nosotros nos parece un nombre un poco extraño. No creo que tampoco le guste a Jane.

EXTRAÑO PARA EL EXTRAÑO.

Hubo una pausa. No sabíamos qué preguntar o cómo proceder. Fi­nalmente, Rob inquirió:

-¿Podrías decirme por qué padecí esa molestia en la espalda a prin­cipios de este año?

LA VÉRTEBRA 1 NO CANALIZABA FUERZA VITAL POR EL ORGANISMO. RESTRINGIDA POR TEMORES QUE OPRIMIAN NERVIOS. ,LA EXPANSIÓN DEL ESPIRITU PERMITE QUE EL ORGANISMO FÍSICO SE EXPANDA, LIBE­RA PRESIONES.

 

Estos son sólo algunos extractos de esa primera sesión con Seth. (Algunas semanas más tarde, no obstante, Rob tuvo algunos proble­mas con su espalda y acudió a un quiropráctico que le dijo que su pri­mera vértebra estaba fuera de alineamiento.) La sesión duró hasta ya pasada la media noche y, después de eso, nos sentamos a conversar sobre ella.

-Tal vez sea parte de ambas de nuestras mentes subconscientes, en una forma que no entendemos -opiné.

-Tal vez -aceptó Rob y luego agregó con una mueca-. Tal vez es realmente alguien que logró sobrevivir a la muerte.

-í Oh, diablos! -exclamé más bien disgustada--. Además, ¿qué pro­pósito tendría? Si existen espíritus, deben tener mejores cosas que hacer que ponerse a mover tablas ouijas.

-¿Qué fue lo que dijiste, Ruburt? -preguntó Rob. Sentí ganas de golpearle la cabeza.

Seth tenía un propósito, desde luego: entregar el material que nos ha venido dando dos veces por semanas hasta ahora, como una obra de relojería, durante los pasados cinco años. Mas entonces no lo sa­bíamos. Si bien ésta ya era la cuarta sesión con la tabla, en realidad fue nuestra primera sesión con Seth.

Las siguientes dos fueron bastante semejantes, excepto por un ele­mento asombroso: yo empecé a anticiparme a las respuestas de la tabla. Esto me molestó y preocupó sin fin y me inquietó cada vez más. En la siguiente sesión, que fue la cuarta con Seth, escuché las palabras en mi cabeza de una manera cada vez más rápida y no únicamente oraciones, sino párrafos enteros, antes de que fuesen deletreados.

 

La siguiente sesión comenzó como las demás. Yo estaba trabajando por las tardes en una galería de arte y, después de lavar los trastos y cuando Rob terminó de pintar por ese día, sacamos nuestra tabla.

-¿Por qué Jane se muestra bastante reservada respecto a nuestros contactos contigo? -preguntó Rob, una vez que estuvimos sentados-. Puedo asegurar que no se muestra demasiado entusiasta.

ESTA PREOCUPADA PORQUE RECIBE MIS MENSAJES ANTES DE QUE SE DELETREAN. TAMBIÉN BARIA QUE Tú FUERAS MUY CAUTO.

-Pero ¿por qué esto es causa de preocupación? -inquirió Rob, con lo que en ese entonces pensé que era una maravillosa inocencia fingida.

ES MÁS INQUIETANTE.

-¿Por qué? -insistió Rob.

UNA TABLA ES NEUTRAL. LOS MENSAJES EN LA MENTE NO LO SON.

Mientras tanto, ya habíamos informado a un amigo nuestro: Bill Macdonell, sobre lo que estábamos haciendo. A su vez Bill nos había platicado respecto a una aparición que había tenido varios años antes, cuando era estudiante de arte. Nunca antes había dado a conocer esto a nadie. Ahora Rob preguntó que era lo que Bill había visto.

UN FRAGMENTO DE SU PROPIA ENTIDAD. UNA PERSONALIDAD PASA­DA QUE RECUPERÓ MOMENTANEAMENTE SU INDEPENDENCIA EN EL PLANO VISUAL. EN OCASIONES OCURRE UN LAPSO DE ESE TIPO.

-¿Estaba la imagen consciente de la presencia de Bill?

Escasamente escuché a Rob hacer la pregunta. Durante toda la se­sión yo había estado oyendo las palabras en mi cabeza, mucho antes de que la tabla las escribiera y sentí el impulso de expresarlas verbal­mente. Ahora el impulso se hizo más fuerte y yo me hice más determi­nada a combatirlo. No obstante, sentía una terrible curiosidad y ¿qué podía suceder, después de todo? No lo sabía y esto hizo que mi curio­sidad se hiciera más aguda.

La aguja empezó a deletrear la respuesta a la pregunta de Rob.

DE ALGUNA MANERA SUMERGIDA, TODOS LOS FRAGMENTOS DE UNA PERSONALIDAD EXISTEN DENTRO DE UNA ENTIDAD, CON SU PROPIA CONCIENCIA INDIVIDUAL...

El indicador hizo una pausa. Yo me sentía como si me encontrara de pie, temblando, en el tope de un elevado trampolín, tratando de obligarme a saltar, mientras todo tipo de personas aguardaban impa­cientemente atrás de mí. En realidad, fueron las palabras las que me empujaron y parecían venir corriendo aceleradamente por mi mente. De alguna loca manera sentí que se me acumulaban montones de sus­tantivos y verbos en la cabeza, hasta que bloquearon todo lo demás y yo tenía que expresarlos. Y, sin realmente darme cuenta de cómo y por qué, abrí mi boca y los dejé salir. Por vez primera empecé a hablar por Seth, continuando las oraciones que la tabla había deletreado apenas un momento antes.

-Cuando Bill vio la imagen y reconoció su presencia, el fragmento mismo pareció tener un sueño. La entidad opera sus fragmentos en lo que se calificaría de una manera subconsciente, es decir, sin dirección consciente. La entidad da al fragmento vida independiente y luego la entidad más o menos olvida al fragmento. Cuando ocurre un momen­táneo lapso de control, ambos se encuentran cara a cara. Es tan impo­sible para la entidad controlar personalidades fragmentarias, como para la mente consciente controlar los latidos del corazón en el cuerpo.

De pronto las palabras se detuvieron y yo me quedé mirando a Rob.

-¿Pudiste escucharte a ti misma? -me preguntó.

Asentí, muy asombrada.

-Muy tenuemente, como si un programa de radio estuviera fun­cionando en mi cabeza desde alguna otra estación-. Hice una pausa y coloqué mis manos de nuevo en el indicador, pensando que ya había tenido suficiente de esta manera de hablar o cualquier cosa que fuera, por una noche.

-Seth, ¿querrías verificar la recepción de Jane del mensaje ante­rior? -preguntó Rob.

SÍ. ESO DEBERÍA HACER QUE ELLA SE SIENTA MEJOR.

Me relajé un poco; la aguja estaba de nuevo encargándose de los mensajes. Pero Rob propuso otra pregunta:

-Entonces ¿es posible caminar por una calle y encontrarse con un fragmento de ti mismo?

El indicador comenzó a contestar.

POR SUPUESTO. TRATARÉ DE PENSAR SOBRE UNA BUENA ANALOGÍA PARA ACLARAR ESTE PUNTO. HASTA LOS PENSAMIENTOS, POR EJEMPLO, SON FRAGMENTOS, AUNQUE EN UN PLANO DIFERENTE.

De nuevo las palabras ganaban rapidez por mi cabeza, mientras el pequeño puntero las deletreaba lenta y metódicamente. Recuerdo que me embargó una terrible impaciencia y luego me di cuenta de que esta­ba terminando el mensaje en voz alta:

-Tienen que ser traducidos a la realidad física. Fragmentos de otro tipo, llamados fragmentos de personalidad, operan independiente­mente, aun cuando están bajo los auspicios de la entidad.

Una vez más, las palabras nada más se detuvieron. Ahora estaba yo decidida a no dejar que ocurriera de nuevo la misma cosa, hasta que tuviera tiempo de reflexionar sobre ella y así se lo dije a Rob. No obs­tante, convinimos en verificar con la tabla.

-¿Estuvo correcta la respuesta de Jane, Seth? -preguntó Rob.

Sí-replicó la aguja-, LA HACE SENTIRSE MEJOR EL NO TENER QUE

ESPERAR HASTA QUE LA OUIJA DELETREE LAS RESPUESTAS.

-Me da gusto que alguien piense así --hice ver a Rob; pero ahora que los mensajes estaban de nuevo en la tabla, me sentí más segura, la curiosidad me invadió de nuevo. Dije a Rob que preguntara si uno de nosotros solo podría hacer funcionar la ouija y ésta sugirió entonces que lo intentáramos. Rob colocó sus manos en el indicador y formuló una pregunta, mas a duras penas hizo un ligero movimiento.

Luego, ambos pusimos las manos sobre ella.

-¿Qué te pareció eso, Seth? -inquirió Rob.

NO MUY BIEN. CUALESQUIER CONTACTOS DE SU PARTE PROBABLE­MENTE INCLUIRÁN DATOS VISUALES INTERNOS. JANE PROBABLEMEN­TE SERÁ CAPAZ DE RECIBIRME DIRECTAMENTE EN CUALQUIER CASO. EL CONTACTO NO ES POSIBLE EN TODO MOMENTO. TÚ ENCONTRARÍAS ESTO MÁS EMBARAZOSO QUE YO.

-Hum -exclamó Rob. Ambos reímos y finalmente dimos por ter­minada la sesión. No obstante, no sé lo que Rob hubiera pensado entonces si hubiera comprendido lo que Seth quería decir con "datos visuales internos"; y al escribir esto ahora, simplemente recuerdo que él estaba sorprendido cuando sus primeras visiones internas aparecieron con extraordinaria vivacidad. Las describiré con más detalle posteriormente. Por supues­to, esa noche estábamos primordialmente interesados en mi experien­cia de hablar. Si yo hubiera sabido cómo aumentaría esto en la siguiente sesión, probablemente me hubiera dado un ataque nervioso.

De hecho, el mes siguiente nos aguardaba con experiencias tan asom­brosas, que estuvimos a punto de dar por terminados los experimen­tos. No obstante, a la vez nos sentimos más tranquilos. Si había más en este mundo real de lo que sospechábamos, ciertamente queríamos descubrirlo. Y todavía estamos descubriéndolo, pues incluso ahora aparecen nuevos elementos en las sesiones. El Material de Seth con­tinúa y todavía tenemos incontables preguntas que quisiéramos nos fueran contestadas.

El 8 de diciembre, por lo tanto, fue cuando Seth se presentó a sí mis­mo. El día 15 yo hablé por él por vez primera. Pronto, ya liberada por completo de la tabla, su personalidad empezó a expresarse con mucha mayor libertad. El proceso resulta fascinante al ser contemplado. Por esta razón, dedicaré espacio a las primeras sesiones, con objeto de que el lector pueda conocer el material que Seth me entregó y verlo surgir como una personalidad por derecho propio.

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