1 Diciembre 2009

del Sitio Web OraculoDeOccidente

 

Cómo en todas las grandes historias, coexisten ambas circunstancias. Una parte de realidad y otra parte de mito y rumor, así que voy a relatar las reales y dejaremos las otras para el mundo de los sueños.

Después de leer el tema con atención, os van ha quedar pocas dudas de que nos encaminamos a una catástrofe.

¿2012? No lo sé, no tiene porqué ser esa fecha, pero está dentro del margen previsible.

Cualquiera puede notar los cambios que vivimos, el clima está bastante loco y que ahora después de que salga a la luz el fraude del IPCC, más de una voz se ha alzado para decir que no existe un calentamiento global y que no hay peligro. Una mentira para tapar otra.

Para entender bien lo explicado aquí, es necesario leer los enlaces suministrados.

  1. La Nube Cósmica existe (y hay más de una)

  2. Nuestro Sistema Solar se desplaza por la Galaxia y sí se alinea con el plano galáctico

  3. El calentamiento global se debe a la Nube Cósmica

  4. Todo el Sistema Solar se está calentando

  5. El desplazamiento del planeta está relacionado con las extinciones

  6. La Ionosfera Se Ha Encogido Bastante (otro artículo en inglés: NASA instruments document contraction of the boundary between the Earth’s ionosphere, space)

El calentamiento global no se debe a la emisión de bióxido de carbono atmosférico ni a las actividades humanas, sino a que nuestro sistema solar está atravesando por una nube cósmica con la que ya se había encontrado hace unos 250 millones de años.

Nasif Nahle - 2007

PROYECCIÓN DE ICR Y CAMBIO DE TEMPERATURA

 



El Calentamiento Global

Quedó demostrado con el trabajo de Nasif Nahle a partir de los datos enviados por las sondas Voyager, que el calentamiento global no es de origen antropogénico y que en su lugar la materia y las radiaciones cósmicas son las que lo producen.

 

Esto es coincidente con las informaciones científicas que nos dicen que también el resto de planetas del Sistema Solar se están calentando.

Predicciones de temperatura terrestre comparadas con los datos de las sondas Voyager,

por Nasif Nahle


Siendo tal circunstancia un hecho, hablar de cualquier implicación humana (antropogénica) cómo causa del calentamiento, es sencillamente faltar a la verdad y practicar mala ciencia, falsa ciencia.

 

Ya estamos acostumbrados a que nos engañen instituciones a las que se le suponía creíbles como el IPCC, para luego terminar descubriéndose todo cómo un engaño indecente.

 

 


La importante mengua de nuestra atmósfera

Cómo ya avancé en el tema La atmósfera degenera: ¿Extinción de las especies? nuestra atmósfera se ha comprimido, ha adelgazado desde su parte más externa (alejada de la superficie), la Ionosfera o Termosfera

Tal circunstancia es extremadamente importante. Es por esa razón que vemos el Sol más blanco y nos quema incluso en Otoño y también por ello nos llegan esos fríos extraños. Hay que entender que el frío llega al planeta siempre desde el espacio (más de 240º C bajo cero)

También, por lo que parece, además de que nuestra atmósfera desciende, nuestro campo magnético está decreciendo (ya el año pasado se decía que lo había hecho en un 10% desde el siglo XIX), además se crean huecos en él de forma sorpresiva según se constató gracias a las 5 sondas del sistema THEMIS de la NASA en el año 2007, que detectó ese año un tremendo agujero que dejaba pasar gran parte de las radiaciones que normalmente se detienen.

 

Cosa que encaja con la ola de calor que vivimos ese año, ya que fue el más caluroso de la historia dejando atrás a 1998 que lo era antes. Nadie nos contó entonces que podía haber una relación entre ese agujero del campo magnético terrestre y la ola de calor.

 

En cambio, yo recuerdo que nos decían por TV que era “una ola de calor del Sahara”, lo que probablemente pasó, es que nos masacraron las radiaciones solares y cósmicas, sin que nos advirtieran del grave peligro que eso implica.
 

 


La Ionosfera Se Ha Encogido Bastante

Observaciones hechas por instrumentos de la NASA a bordo de un satélite de la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF, por sus siglas en inglés) han mostrado que la frontera entre la atmósfera superior de la Tierra y el espacio exterior ha bajado considerablemente.

 

Estas mediciones fueron obtenidas con el conjunto de instrumentos científicos conocido por las siglas CINDI, embarcado a bordo del satélite C/NOFS de la USAF, que fue lanzado el 16 de Abril de 2008.

CINDI y C/NOFS están diseñados para estudiar las perturbaciones en la ionosfera de la Tierra que puedan perjudicar las señales de navegación y de comunicación. La ionosfera es una envoltura gaseosa de partículas cargadas eléctricamente que rodea nuestro planeta, y es importante porque las ondas de radio, las señales de radar y las de los sistemas de posicionamiento global pueden ser interrumpidas por las perturbaciones en esta capa.

El primer descubrimiento de CINDI fue que la ionosfera no estaba donde se había esperado que estuviera. Durante los primeros meses de funcionamiento de CINDI, la capa de transición entre la ionosfera y el espacio exterior fue encontrada a unos 420 kilómetros de altitud durante la noche, subiendo escasamente por encima de los 800 kilómetros durante el día.

 

Estos valores son extremadamente bajos si se les compara con los valores históricos más típicos de 640 kilómetros durante la noche y 960 kilómetros durante el día.

Ver también: Calentamiento Global en Marte

Gráfica de temperatura troposférica global y de incidencia de rayos cósmicos
 

Existen informaciones relacionadas que no son coincidentes con lo que propone Nasif Nahle pero resultan convergentes en tanto a los efectos:

 

La oscilación del plano de la Eclíptica
La variación en la inclinación de la órbita de Tierra tiene un período de aproximadamente 70.000 años y fue estudiada por Milankovitch.

Recientes investigaciones observaron que el plano de la órbita de la Tierra se mueve por la influencia de los demás planetas. El principal perturbador es el planeta Júpiter y la eclíptica oscila alrededor del plano de la órbita de Júpiter que es el plano que permanece aproximadamente invariante. La oscilación de la eclíptica es de unos 100.000 años respecto al plano invariable.

 

Este ciclo de 100.000 años es el ciclo predominante en las edades de hielo. Se ha propuesto que un disco de polvo y otras desperdicios está en el plano invariable, y esto afecta el clima de la Tierra a través de varios medios.

 

La Tierra se mueve actualmente a través de este plano alrededor del 9 de enero y el 9 de julio, y se ha observado por radar un aumento de meteoros.


 

Perspectiva personal desde el conocimiento de la génesis sísmica

Existe un alineamiento galáctico que se produce cada 13.000 años aproximadamente, siendo la “mitad del camino de 26.000 años” que realiza nuestro Sistema Solar en su movimiento helicoide alrededor del plano galáctico, en él cruza dos veces ese plano.

Voy a mostraros, mi perspectiva personal de éste asunto, la que he razonado yo mismo en base a los indicios y conocimientos que he manejado.

 

Debéis saber que mi preocupación por el está parcialmente relacionada con mi método para la predicción de terremotos. Si importan las alineaciones de planetas para producirlos ¿cuanto más importante será la alineación con el masivo disco galáctico de la Vía Láctea?

 

No tengáis duda de que cuando ese alineamiento se produzca en su plenitud. (ya estamos cerca y se percibe el aumento de los terremotos a nivel mundial)

 

Los terremotos son cinco veces más fuertes, descubrió el Dr. Tom Chalko, científico australiano
MT BEST, AUSTRALIA–(Marketwire – June 18, 2008)

Nuevas investigaciones compiladas por el Dr. Tom Chalko, científico australiano, demuestran que la actividad sísmica global de la Tierra es cinco veces más fuerte que apenas hace 20 años.

Oscilación del Sistema Solar a lo largo de su periplo en torno a la Vía Láctea
 

Tardamos 226 millones de años en dar toda una vuelta a nuestra galaxia, eso sería el “año” de nuestro Sistema Solar.

 

Luego en un periodo más “corto” de unos 24 o 26.000 años, realizamos una vuelta helicoidal sobre ese plano, pasando cada 12 o 13.000 años por el centro, nos alineamos con el plano de nuestra Galaxia.

Movimiento helicoidal entre las zonas densas de los brazos de nuestra Galaxia.


 

 


 


La nube Cósmica

Mucha gente cree que el espacio está vacío, pero no lo está. El “vacío” entre las estrellas está abarrotado de nubes de gas.

 

La amplitud de las nubes en la Tierra se mide en kilómetros. La de las nubes en el espacio se mide en años luz. Varían en su tipo desde las frías y negras como la tinta hasta un pintoresco y caliente resplandor. Las estrellas nacen en las nubes, y aún arrojan más nubes al espacio cuando mueren. Las nubes interestelares están por todas partes, de modo que no es tan sorprendente que el Sistema Solar esté viajando dentro de una de ellas.

La pregunta es: ¿Qué clase de nube?

Nube de hidrógeno en la que actualmente se encuentra el Sistema Solar

Posición y movimientos del Sistema Solar
El movimiento orbital del Sistema Solar está representado por la línea amarilla discontinua. El Sistema Solar se mueve a 217.215 Kilómetros por segundo alrededor del núcleo galáctico.

La nube cósmica se sitúa arriba y adelante del Sistema Solar. La nube cósmica se mueve alejándose del núcleo de la Vía Láctea a 15-20 kilómetros por segundo. Su movimiento es independiente del movimiento de las estrellas, pues está constituida por polvo, partículas y radiación electromagnética.

 

La Nube Cósmica Interestelar se está acercando al Sistema Solar a una velocidad relativa de 37 kilómetros por segundo. Pensamos que nuestro Sistema Solar se encontrará con esa nube en cualquier momento durante los próximos años.

 

Actualmente nuestro Sistema Solar está sufriendo el embate de enormes burbujas de polvo y radiación cósmica, pero estos no forman parte de la Nube Cósmica referida.

La famosa Nube Cósmica y nuestro Sistema Solar con su posición en en la Vía Láctea
 

 

 

Algunas imágenes descriptivas de la Vía Láctea
 

Perspectiva a media distancia
 


La Vía Láctea tal y cómo se ve desde nuestro planeta
 


Cuadrícula del plano de la Vía Láctea