SEGUNDA PARTE
El GÉNESIS de los NUNGAL y los ANUNNA
 

 

1. Creación de los Nungal

« Las antiguas tradiciones de los antiguos Turcos de Orkhon afirman que la diosa Umaïou Mai' 31 era la más potente de todas las diosas. Esta deidad, a menudo tomada como la “Madre de las cunas”, desempeñaba el papel de “multiplicar a los hermanos y hermanas jóvenes”. ¡Su nombre significa MATRIZ!»
Leyenda extraída de las inscripciones de os runas de los antiguos Turcos del Orkhon

31. La lengua sumeria, una vez más, nos aporta el verdadero significado de la Diosa-Madre, productora de la especie o raza humana: UM-A-I, literalmente dice, “La sabia mujer que controla el fluido seminal” o MA-I “y que crece”…

 

 

Girkù-Tila Nudîmmud / Min-ME-Dili
Mamitu estaba preocupada por su entrevista con An y mi relación con ella era también muy reservada. El hecho de que mi padre creador le dijera que estaba a mi servicio la desconcertó un poco. Sin embargo, ella tuvo que obedecer, porque una Amasutum no podía infringir las órdenes de un Usumgal.

 

Por mi parte, aunque, según la voluntad de nuestra reina, Mamitu sólo estaba programada para apoyarme, no podía más que doblar las instrucciones de la planificadora acerca del lugar donde habríamos de proceder a la fabricación de los Nungal. Además, solo tenía la autoridad para obtenernos el Siensisàr. Estas famosas matrices, de las cuales las sacerdotisas eran poseedoras, y que representaban, en parte, una de las razones de su presencia en la confederación de los Kadistu (planificadores).

 

En nuestra lengua, el término Siensisàr quería decir literalmente “con el fin de reunir a los numerosos dignatarios”. Siensisàr significaba simplemente las matrices artificiales con las cuales las hembras clonaban a seres vivos - entidades generalmente creadas para colonizar y controlar algunos nuevos territorios en nombre de los Gina' abul.

Mamitu hizo las cosas de la mejor manera posible. Dio la orden a la Alta Sacerdotisa de encontrarnos todos los Siensisàr disponibles sobre el planeta. Me pareció que las sacerdotisas elegidas desbordaban de buena voluntad y dedicación respecto a nuestra misión secreta, a primera vista, y un poco exageradamente.

 

Pero al transcurso de los días, los preciosos Siensisàr fluyeron de las cuatro esquinas del globo, así como desde el fondo de nuestro sistema estelar. Las sacerdotisas pudieron proporcionarnos cerca de 342 ejemplares. En realidad, seguía siendo poco, ya que An se había ido con cerca de 1200 aparatos obtenidos por cortesía de las Amasutum.

Nuestras hembras nunca habían poseído muchos Siensisàr. La fabricación de las AlaQni femeninas era para ellas cosa bastante rara, dado que tenían vida eterna. Sólo fabricaban en algunas ocasiones y solamente en función de sus necesidades

Por razones prácticas, Mamitu decidió que sería preferible tener al alcance las existencias de células congeladas. Por esta razón, todas nuestras Siensisàr se almacenaron en un depósito de Ankida, lugar donde habríamos de crear a los planificadores masculinos.

En la víspera de ponernos a la obra, al examinar los lugares, me sorprendí de descubrir que la mayoría de nuestras matrices parecían inservibles. Algunas de ellas parecían sacadas de la noche de los tiempos, correspondiendo a modelos muy antiguos que no tenían el entendimiento. Con el fin de ganar un poco de tiempo, yo puse en acción los aparatos que conocía. De los 342 ejemplares que poseíamos, 83 no se pudieron poner en marcha o mostraron señales irreversibles de fatiga. Estaba bastante confundido en cuanto a la realización de nuestra tarea.

Después de un largo día de trabajo intensivo, recuperé los apartamentos que se me habían asignado en el centro de Ankida, pensando al mismo tiempo en la conversación que había tenido el día anterior con Lahmu y Lahamu. Ambos se habían presentado a mi y me habían comunicado su intención “de abreviar o reducir los sufrimientos” de los Éutum contaminados. Dijeron que necesitaban dar “paso libre” para los futuros Anunna, estos últimos, que lógicamente están predestinados a vivir en el Abzu de Nalulkâra.

 

Esta era, en cualquier caso, la versión oficial a los ojos de nuestra reina y nuestro rey, pero presentía que los acontecimientos iban a ser muy diferentes…

Paradójicamente, se me consoló, ya que después de esta intensa jornada, había conseguido comprender el funcionamiento de las matrice antiguas. Comenzaba a hacerse tarde y el día pronto llegaría. Yo me adormecí durante algunos momentos, ya que eso hacía bien, ya que llevábamos ya cuatro de nuestros días sin cerrar los ojos.

Al día siguiente, el gran día tanto esperado, había llegado. A principios de la mañana, Mamitu y yo nos tomamos el tiempo para clasificar con cuidado los distintos tipos de células que íbamos a combinar y utilizar. En la selección, Mamitu me indicó con asombro que carecía de muchísimas células. No dejamos de comprobar el registro de salidas. En realidad, todo estaba registrado con normalidad, y simplemente, se trataba de que las células que NInmah se había llevado. Mamitu y yo nos observamos mutuamente al mismo tiempo. Una duda se posó en nuestras mentes.

 

¡Cerca de una carta parte del patrimonio genético de nuestra raza se había desaparecido!

Mamitu me hizo, entonces, la observación que debería informar a nuestra reina respecto a este asunto, cuanto antes. El incidente se detuvo allí y recuperamos el depósito con una parte de nuestra primera selección bajo el brazo. Mamitu me expresó el deseo de comprometernos a programar los genes con el fin de que obtener los mejores especimenes disponibles.

 

Ambos éramos expertos en esta clase de manipulación y el proceso habría garantizado a un Nungal de una gran fiabilidad. Por el momento procedimos a contar, ya que en mi opinión, la prohibición de proseguir con nuestra creación podría caerse en cualquier momento. Otro punto me obligó a actuar así, y fue el de la consanguinidad, tema importante, el cual mi creador tenía en enorme importancia, ya que permitía crear una sangre específica, un linaje o raza, cuya sangre principesca fuera inalterable. Yo no podía confiar esto a la planificadora de Uras, so pena de traicionar a An.

 

Era esencial para desempeñar nuestra tarea lo antes posible, a fin de obtener o ganar el máximo de tiempo. Para eso, debí olvidar las largas y delicadas programaciones de las células existentes. Yo estaba completamente convencido de que nuestra felicidad se encuentra entre las innumerables células seleccionadas, a partir del patrimonio genético de nuestra raza.

 

Mamitu no entendió mi decisión. Intentó comprender mi obstinación, pero fue en vano. Además, aparte del hecho de querer partir de las células no programadas por nuestra parte, no fue considerado irresponsable no proceder a ponerlas a prueba antes de proceder a la fabricación. Una vez más, tuve que mantenerme firme, y pedirle que confiara en m í.

Después de muchos debates, nuestra elección serían las células de un èutum adulto, cuyo notable perfil presentaba todos los factores que nos animaban, a partir de su material genético, clonar al Nungal. La información en cuanto a esto decía que se trataba de un prototipo mejorado de un adulto Abzu-Abb, desarrollado en el momento de la creación de los èutum.

 

¡Esto fue inesperado!

 

Un espécimen cuya línea no fue terminada, y que fue simplemente abandonada. Un varón, que, en su momento, fue considerado como demasiado sofisticado, debido a su capacidad de regeneración de los tejidos orgánicos. Un espécimen de vida prolongada y demasiado perfecto para realizar las modestas tareas que se habían elegido para agricultores masculinos.

 

Según nuestra información, gozaba de un excelente estado de buena salud durante la toma de muestras de células. Leí que había vivido tres días antes de ser desactivado Mamitu parecía ofendida de no poder, ella misma, programar y crear. ¡Hacerla venir desde tan lejos para eso?! Su profunda ética recibió un golpe. Lo que le habían propuesto, no era más que un modesto plagio.

Tomamos, pues, una de las células somáticas del espécimen, es decir, una célula no reproductora. Después de haber aislado la célula adulta, debíamos retirar su envoltorio y fusionar su núcleo con el envoltorio de un óvulo desnucleado (es decir, cuyo núcleo había sido retirado). La fusión entre el núcleo, que implica todo el equipaje hereditario del èutum, que había de ser clonado, y su nueva membrana se realizó por medio de impulsos eléctricos.

 

A continuación, el nuevo óvulo así reconstituido, fue colocado en un tanque cristalino de aceleración de tiempo, para que pudiera rápidamente multiplicarse y proliferar con gran rapidez hasta el infinito. Una vez efectuada la multiplicación, obtuvimos innumerables óvulos, copiados exactamente los unos de los otros. Todos poseían los mismos genes, es decir, la información genética de los donantes èutum de los genes.

 

Al término o finalización del cultivo, cosechamos los óvulos extraídos del tanque de cuarzo 32 y los inyectamos uno a uno en el Siensisâr.

 

32. El cuarzo posee propiedades electromagnéticas que sirven en la vida diaria. Está formado por átomos ordenados de una manera coherente, homogénea, lo cual implica que vibra a una frecuencia estable y es un excelente receptor-emisor de ondas electromagnéticas. Es un cristal que propaga una energía natural a la vez pura y potente. Tiene la propiedad de almacenar, ampliar, transformar y transmitir de la energía. Un pequeño cristal de cuarzo, colocado en un microcircuito amplía la señal eléctrica. El cuarzo se utiliza en los micrófonos y todos los equipos audiovisuales. Este cristal, asociado a un microprocesador, se utiliza también para almacenar la información en la memoria de su ordenador. Transforma la energía eléctrica en ondas electromagnéticas y es, por lo tanto, plenamente utilizado en las ciencias relativas a la comunicación. Los Gina'abul y, en particular, las AmaSutum utilizaban abundantemente el cuarzo en la medicina y sus sesiones de clonación. ¡Este cristal es la clave de una clonación exitosa!

Este procedimiento era el más elemental de todos los tipos de clonación que podíamos realizar, porque no implicaba ninguna programación de antemano, al menos, ninguna realizada por nuestra parte.

 

Todos los Nungal iban simplemente a proceder del mismo padre, iban a ser el puro reflejo de sus padres èutum, pero posteriormente tendrían que evolucionar de diferentes maneras, función de sus necesidades y su medio ambiente. Solamente su origen, su físico, así como su consanguinidad iban a ser idénticos.

Pensé, entonces, en mi creador, que debía hacer algo diferente para crear a los Anunna. Iba a tener toda una serie de programaciones que se efectuarían sobre los genes distribuidos dentro del núcleo celular, que servirían de impresión o harían espacio para una futura multiplicación. Es este mismo tipo de manipulación que An había efectuado antes de comenzar de nuevo el proceso que lo generó. La mayoría de los genes controlan, en su mayoría, las distintas funciones de un ser vivo.

 

Este tipo de manipulación, es para poder determinar qué genes deberán mantenerse y transferir, y cuáles son necesario transferir o simplemente eliminar. Un complejo trabajo del que An tenía conocimiento y que me había transmitido, pero era una práctica para la cual yo, en ese momento, no servía.

¡Mi creador quería hacer guerreros, máquinas de guerra que obedecen a ciegas, verdaderos esclavos genéticos! ¿Pero por qué había tomado tantas células? La creación de soldados no requería innumerables ensayos, hasta el punto de sacrificar tanto material genético. ¡Una vez se hacía su elección, de un determinado tipo de material y luego de algunas pruebas, una única célula debería bastar!

Desde un punto de vista puramente técnico, la creación de los Anunna sería mucho más emocionante que la de los Nungal. Mamitu no tenía mucho que aprender en lo que haríamos. Su papel determinante sobre Uras y sus relaciones con los Kadistu le enseñaron a dirigir y armar distintos tipos de genes mucho más complejos. Mamitu se esforzó a encontrar un determinado orgullo para participar en esta tarea, y mis regulares intrusiones en su espíritu me lo revelaron muy claramente.

 

Pero también se sentía presionada para volver a Uras, el planeta verde y azul, ya que su verdadero hogar estaba allí, con los famosos Namlû'u, los guardianes de la vida y del conocimiento de nuestro universo. Mamitu era un ser sumamente valioso, que no presumía n i se jactaba de sus numerosos logros y hazañas, hablaba muy poco. Deseé de todo corazón que su deseo fuera concedido.

Nuestro entusiasmo estuvo en su apogeo cuando los 259 Siensisâr entraron en acción, produciendo un ligero zumbido que llenaba la sala. El proceso se inició, teníamos que controlar el crecimiento de los diferentes Alagni. Fuimos ayudados por algunas sacerdotisas, ya que no podíamos tener un ojo sobre tantas matrices al mismo tiempo.

 

Debimos estar muy atentos, los cuerpos se desarrollaban bastante rápidamente y el menor error podía ser fatal para los que estaban en su curso de formación.

12 - Figura procedente del texto funerario egipcio del Amduat,

en la tumba de Thutmosis III (18ª dinastía), 6 horas, registro 1, Escena 5.

Una sacerdotisa denominada “la que Adora a Dios” vela por tres matrices artificiales

en las cuales se arman los cuerpos artificiales, tratados como “imágenes”.

Sobre la parte superior de cada una de las matrices aparece un óvulo fertilizado por un espermatozoide.

El texto dice:

“La carne está jubilosa y alegre.

El jefe cabeza habla después de haber reunido a sus miembros.

Son las imágenes secretas del Duat.

“Aquellos que están en su vientre [los reptiles] los protegen.”

Cuando Râ [la luz] ilumina la oscuridad,

el jefe habla después de que la Adoradora de Dios haya sido llamada ".
 

Al cabo de 3 Danna y la mitad (7 horas de la Tierra), dos antiguos Siensisâr implosionaron en un ensordecedor estruendo en la parte posterior del depósito. En esta etapa de la creación, los cuerpos desde hace tiempo habían superado la fase del feto y todos los miembros estaban plenamente capacitados.

 

Esta situación no pareció afectar mucho a las sacerdotisas presentes, los errores de clonación parecían formar parte de su rutina diaria. Uno del Alagni estaba aún con vida y respiraba irregularmente. Lo observé impasible. Las Amasutum me consultaron de una insistente mirada. Viendo que yo no haría nada para el infeliz, una de entre ellas tomó su valor a dos manos y, utilizando dos Zirzi, le infligió la descarga liberadora.

 

Cuando Mamitu llegó al lugar, las sacerdotisas me miraban con aversión. El planificador de Uras entendiendo la situación, me lanzó una mirada que me dio frío en la espalda. Me sentía y estaba como un niño que acababa de cometer un gran error. Sólo hasta ese momento realicé por primera vez que las Amasutum eran seres de una gran sensibilidad.

 

Mamitu se dirigió a mi de un tono irónico: “Lo habíamos sobrestimado Am (señor). Casi había olvidado que es el hijo de An… pero, ¿se puede acusar a un Alagni al no poder proceder en contra su naturaleza?”

Le habría podido responder, pero no lo hice, ya que tenía razón. Contra todo pronóstico, sus observaciones apenas me sorprendieron y Mamitu lo notó. Lo que me asombró, fue constatar que acepté mi error mientras que sabía que An nunca no lo habría tolerado. En pocas palabras, Mamitu acababa de liberarme de un enorme peso y, sin darse cuenta,me enseñó de que podía percibir las cosas de manera diferente que mi creador.

 

¡Sin embargo, eso era imposible! Mi creación era definitivamente un verdadero enigma. ¿Cómo podía considerarme como el doble de An, mientras que parecía poseer una identidad propia? ¡Se había reducido al tamaño de un èutum, pero a pesar de todo, yo era portador de una gran parte de su historia! ¿Qué maquinación se habrá realizado creándome de esta forma?

 

Al plantearme de nuevo estas cuestiones existenciales, observé las numerosas matrices artificiales, cuestionándome sobre la herencia envenenada que combinamos, quizás para legar al Nungal. En cuanto a mi, que estaba beneficiado con una programación, a partir de elementos, cuyos detalles no poseía en su totalidad.

 

Se indicaba que las células y genes eran procedentes de varios prototipos èutum que se transfirieron, pero de los cuales no habría ningún rastro. Sabíamos que el donante era un ser dotado de razón y de buena salud durante el muestreo, sin embargo, dada su corta existencia, no poseíamos ningún detalle relativo a su psiquis.

 

La clonación siempre ha implicado este tipo de riesgo, sobre todo cuando que se utiliza células de un desconocido que vivió en tiempos antiguos.

Todas estas interrogaciones sobre mí mismo que me obsesionaron desde mi creación, me impedían utilizar la totalidad de mis capacidades así como también me impedían realizar correctamente mi misión. La reflexión de Mamitu fue un shock que la obligó a tomar mi destino en sus manos. De ahora en adelante me sentí diferente de mi padre creador y tomé la decisión de dejar de torturarme el espíritu y de aceptarme tal como era. No sabía porqué, pero las Amasutum me inspiraban confianza.

 

Una confianza que, gracias a esta extraño sensatez de la que me había dotado An, me obligó a desear desde lo más profundo de mi ser, ya de no decepcionar a Mamitu ni a las sacerdotisas.

Ahora era casi 14 Danna (28 horas de la Tierra) que se inició la creación del Nungal. Dado que los cuerpos estaban ya, en esta etapa, plenamente formados, nos preparamos para recuperar los nuevos seres del Siensisâr, pero no habían suficientes de ellos. Se seleccionaron, entonces, algunas Amasutum, en la urgencia, con el fin de que nos dieran la mano. Cuando sonó el timbre, marcando el final de las operaciones de clonación, los 257 Siensisâr fueron liberados de su illu (líquido amniótico), y se abrieron uno por uno.

La motricidad de los Nungal parecía tan difícil como la mía cuando salí de mi matriz hace algunos día.. Algunos todavía no habían habían encontrado su marca de referencia, por lo que no podían levantarse de inmediato, aunque habían llegado a su término. Di una rápida vuelta por la sala de creación para hacer un balance de la situación. De los 257 Nungal, 34 no habían llegado a su término.

 

Contabilicé también una veintena de especimenes a quienes les faltaban algunas partes, como un brazo o una pierna, que no se habían formado completamente. No me preocupé mucho en cuanto a su suerte, ya que los Nungal tenían, como las Amasutum, la capacidad de regeneración de los tejidos orgánicos. Posteriormente debimos cortar una parte de sus miembros defectuosos para que pudieran ellos, a continuación , regenerar un nuevo miembro completamente funcional.

 

Esto sólo posible si la parte del cuerpo en cuestión no estaba demasiado truncada.

Las sacerdotisas estaban atraídas por la idea de los nuevos varones. Habían hecho numerosas prendas de vestir que afectuosamente se las pusieron. No me sorprendí al descubrir que los veían furtivamente y admiraban sus atributos masculinos. Mamitu tuvo que calmarlas, según mis instrucciones. Distábamos mucho de haber terminado nuestra obra y debíamos, de nuevo, reiniciar la misma operación varias veces.

 

No poseíamos suficientes Nungal, y el espectáculo de los 1200 Siensisàr de mi creador, alineados y listos para su uso me perturbaba prodigiosamente. Intenté comunicarme con An, con ayuda del Kinsag (telepatía), pero no me llegó ninguna respuesta. La distancia era probablemente demasiada para mis capacidades. No obstante, algunas imágenes que había conseguido interceptar de Mulmul (las Pléyades) eran muy precisas.

 

Sabía que mi creador acababa de comenzar la creación de los Anunna. Gracias a sus numerosas matrices, trabajaba cuatro a cinco veces más rápidamente que nosotros

Nuestros 223 Nungales fueron dirigidos hacia el centro de Unulahgal donde iban a someterse a una iniciación en la noble labor de la planificación. Mamitu y yo tomamos algunas Danna (horas) de descanso antes de proseguir con nuestra tarea.

 

En el momento de dejarme, la planificadora de Uras me mantuvo utilizando un tono que no conocía.

- No sé porqué has persistido en querer crear a los Nungal de esta forma, pero es un sorprendente éxito. Tuviste una gran oportunidad Sa' am, y ruego para que te sea favorable durante mucho tiempo.

 

- Gracias por su atención, y estoy muy halagado por la confianza que me tuvo, espero que siga siendo así, añadió.

Le hice una señal con la cabeza y nos despedimos en buenos términos. Mamitu conjeturaba que se estaba preparando algo importante, pero no fue a consultar a Tiamata. Tenía confianza en mi, una seguridad ciegala cual yo esperaba que no se perdería posteriormente.

Luego de un bien merecido descanso, Mamitu y yo reanudamos la clonación de otros Nungales. Procedimos exactamente de la misma forma como la primera vez y logramos producir tres nuevos períodos de sesiones, lo cual nos trajo a 742 nuevos especimenes, que nos daba un total de 965 Alagni impresos en el mismo modelo.

13 - Detalle del tablero 70 del mixteco Códice Borgia.

El mismo tipo de escena se encuentra sobre el tablero 58 del Códice Vaticanus B.

Ningún elemento etnológico o arqueológico ha podido hasta la vez demostrar

que los Amerindios practicaban la antropofagia.

Por ejemplo, podemos recordar los miles de indígenas Indios encarcelados y apilados en las prisiones,

durante la conquista española:

¡todos ellos se murieron de hambre!!

Por lo tanto, la escena aquí no puede pues ilustrar

sino la extracción de un humanoide sumergido en una matriz artificial.

En el volumen 2, se presentarán otras ilustraciones que mencionarán claramente

las matrices artificiales de las antiguas “deidades”… .
 

Al comenzar la cuarta serie, una sacerdotisa vino a vernos con un alarmante mensaje.

 

Abzu-Abba, nuestro rey, acababa de hacer una visita imprevista a nuestra reina. La sacerdotisa que se encontraba a la entrada de la sala alcanzó a escuchar y pensó que era de su deber decirle algo a Mamitu. El mensaje era, según ella, de la más alta importancia. Al verme con la planificadora, la mensajera precisó que no podía transmitirlo en persona a la gran Mamitu. Mamitu me lanzó una mirada a mí, y le ordenó emitir el mensaje en mi presencia.

¡Lo que temía acababa de materializarse! Abzu-Abba estaba fuera él; sus dos hijos, Lahmu y Lahamu habían comenzado con la exterminación de los éutum enfermos. Nuestro rey intentó ponerse en contacto con An, pero no llegó a establecer contacto con el Dukù.

 

Desde hacía dos de nuestros días, las comunicaciones entre nuestro planeta y la colonia donde An efectuaba su misión se habían interrumpido completamente. Nuestro rey declaró que nunca había tenido confianza en mi creador ni en su plan. El incitó a Tiamata a intervenir, a intentar contactar a las Amasutum que se encontraban en los lugares y de darles la orden de obligar a An a suspender la creación de los nuevos seres.

 

Según las observaciones de la sacerdotisa, Tiamata le habría respondido que se equivocaba de adversario y que era inaceptable decidir la creación de los Nungal y los Anunna. Le aconsejó que se calmara, so pena de deber encerrarlo hasta que la producción de los nuevos ser estuviera acabada completamente. Tiamata añadió que si An hubiera logrado romper todo contacto entre los Dukù y nuestro planeta, era para evitar que nuestros enemigos siguieran su rastro. La mensajera no entendió de qué enemigos se trataba, ya que para ella, no los teníamos ya desde hacía mucho tiempo.

 

Mamitu me miró con un aire inquieto.

La tranquilicé y le pedí proseguir con la creación de los planificadores sin mi. Una nueva misión me esperaba, pero, esta vez, una misión tomada por iniciativa propia; la de entrevistarme con nuestro rey e intentar hacerlo entrar en razón
 

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