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			CAPITULO VI
 EBES MUERTOS Y EBES VIVOS
 
 Por muchos años se discutió arduamente si el gobierno norteamericano 
			tenía en su poder algún ovni caído. Y todavía suscitaba más dudas el 
			hecho de que algún cuerpo de extraterrestre muerto pudiese estar 
			conservado en alguna de las bases de las Fuerzas Aéreas.
 
 Hoy día no sólo sabemos eso con certeza, sino que tenemos datos 
			concretos de los EBEs vivos que durante un tiempo han sido 
			prisioneros de militares de los Estados Unidos. Pero vayamos con 
			orden.
 
 En cuanto a ovnis caídos, hay libros enteros dedicados al tema, y en 
			concreto el lector podrá ver el titulado «El Incidente» (Plaza y 
			Janés), escrito por el buen amigo y veterano investigador de estos 
			temas Charles Berlitz, con la colaboración de William Moore.
 
 Noticias de platillos volantes estrellados han ido apareciendo 
			sucesivamente en los periódicos del mundo a lo largo de los años, 
			pero a los pocos días todo caía en el olvido y no se le daba 
			seguimiento como sería lógico esperar. La mano de las autoridades 
			trabajaba desde las sombras, y eso a pesar de la libertad de prensa 
			y demás alardes de objetividad informativa.
 
 Yo mismo fui testigo de cómo un platillo caído en el estado de 
			Puebla, México, en el año 1976, y del que aparecieron fotos borrosas 
			en el diario «La Prensa», fue escamoteado al conocimiento del 
			público. El ejército rodeó el lugar impidiendo el paso a todos los 
			que intentamos acercarnos a lo que en la lejanía semejaba un silo dé 
			metal inclinado y hundido en la tierra. Nuestras indagaciones entre 
			altos oficiales del ejército y del gobierno fueron completamente 
			inútiles. Allí no había pasado nada, a pesar de lo que decían los 
			campesinos que habían sido testigos del suceso.
 
 Estas súbitas apariciones del ejército en lugares relacionados con 
			actividad de ovnis han sido frecuentísimas. A finales de 1987 
			unidades del ejército de los Estados Unidos rodearon un área en el 
			suroeste de la isla de Puerto Rico donde se habían estado 
			produciendo durante meses extraños temblores de tierra, uno de los 
			cuales produjo una considerable grieta.
 
			  
			
			Los habitantes de la región 
			de Lajas se alarmaron tanto que comenzaron a abandonar sus casas, 
			teniendo el alcalde que hacer venir a un científico de la 
			Universidad a dictar una conferencia para tranquilizarlos. Al mismo 
			tiempo se veían en la zona acotada misteriosas luces y un ir y venir 
			de helicópteros transportando a hombres vestidos de color naranja, 
			según decían, «de la NASA». Cuando el ejército se retiró, todos los 
			que nos tomamos el trabajo de ir hasta el apartado lugar pudimos ver 
			las ya clásicas huellas circulares de otros aterrizajes. 
 Según leemos en un informe que nos facilitó la investigadora Mónica 
			Williams:
 
				
				«Hay historias increíbles sobre el traslado de platillos 
			estrellados. Para guardarlos hubo que llevarlos a veces a grandes 
			distancias, viajando sólo durante la noche, comprando viejas 
			haciendas, avanzando a través de bosques, bloqueando carreteras 
			principales, llevando a veces dos y tres plataformas unidas y con 
			una carga "extraterrestre" de 30 metros de diámetros. Uno de los 
			platillos era tan enorme y los problemas logísticos de transporte 
			tan grandes, que tuvo que ser enterrado en el mismo sitio en que se 
			estrelló y aún permanece allí hoy día.»  
			
			La caída de los ovnis de Roswell y Aztec tuvo mucha importancia, 
			porque desde el principio se tuvo evidencia incuestionable de que 
			las autoridades militares mentían descaradamente en sus intenciones 
			acerca de los ovnis. Por otro lado, nos puso en la pista de que 
			alguna cosa grave había detrás de todo el fenómeno cuando tan celosa 
			y a veces tan drásticamente se ocultaba algo que en sí no parecía 
			tener tanta importancia y no había por qué ocultarlo tan 
			desesperadamente. 
 Tendrían que pasar años para que descubriésemos el porqué del 
			secreto y del nerviosismo de las autoridades: en el ovni de Roswell 
			no sólo iban varios «grises», sino que descubrieron también cuerpos 
			humanos y, lo que es peor, cuerpos desmembrados y no por el impacto 
			de la caída. Se pudo llegar a la certeza de que ya habían comenzado 
			a «procesarlos» en la misma aeronave de camino a su base.
 
 De aquel hecho las autoridades dedujeron cuál era el fin de las 
			desapariciones de personas y sobre todo de ganado, y ello las llevó 
			a echar sobre todo lo relativo a los ovnis un cerrojo que han 
			logrado mantener hasta nuestros días.
 
 Pero prescindamos ahora de las caídas de ovnis y ocupémonos de sus 
			tripulantes, ya que si importante es el aparato por su tecnología, 
			mucho más importante es quien lo tripula y quien en definitiva lo ha 
			construido.
 
 Uno de los grandes pecados que los «ufólogos serios y científicos» 
			cometen es el de estar todavía demasiado atentos a los vehículos, 
			dudando si son o no son, y tratando de catalogarlos de alguna 
			manera, y no prestarle casi ninguna atención a sus tripulantes, 
			«porque eso es todavía más difícil de probar». Mientras buscan con 
			sus binoculares a los ovnis en el cielo, los que los conducen ya 
			hace rato que se han bajado de ellos y se les han metido en casa.
 
			  
			
			Dejemos, pues, a los científicos y «ufólogos» en sus dudas y veamos 
			qué es lo que sabemos de los EBEs vivos y muertos. 
 Entre los investigadores del fenómeno ovni hace pocos años que 
			circulan varias fotos de EBEs muertos en el suelo tras el 
			estrellamiento de un ovni. Lo malo es que las fotos son 
			extremadamente borrosas debido a que muy probablemente han sido 
			copiadas subrepticiamente de los archivos en que están guardadas muy 
			en secreto y re-copiadas muchas veces hasta que llegaron a poder de 
			los que se atrevieron a reproducirlas. Una de las más conocidas y 
			claras es la que publicamos en estas páginas.
 
 Los rumores acerca de los cuerpos de EBEs muertos en poder de los 
			militares de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, circulan 
			entre los ovnílogos desde hace muchos años. Ha habido autores que 
			han investigado concienzuda y tenazmente este hecho, llegando a 
			señalar bases concretas donde los tenían, siendo una de las que 
			desde siempre han levantado más sospechas la de Wright Patterson, en 
			Dayton, Estado de Ohio. En la actualidad sabemos con certeza que 
			allí se guardaron por un tiempo los restos de varios ovnis caídos.
 
 La razón de que estuviesen en esta base es que allí la Fuerza Aérea 
			tiene sus mejores laboratorios:
 
				
					
					
					el «Aero Propulsión Laboratory»
					
					el 
			«Avionics Laboratory»
					
					el «Dynamics Laboratory»
					
					el «6770 Aerospace 
			Medical Research Laboratory» (en el que se investigan nuevas 
			técnicas para la conservación de la vida, además de todo lo 
			relacionado con toxicología, ingeniería biológica y «entornos no 
			normales»)
					
					y, por fin, está también allí el «Materials Laboratory», 
			que tanto puede aprender de cualquier ovni caído 
			
			Por supuesto, los militares, en este tipo de noticias, se han 
			mostrado siempre herméticos o lo han negado todo, pero hoy ya no 
			podemos creer lo que en este particular nos digan, porque a lo largo 
			de los años los hemos cogido en muchas mentiras. 
 Hoy conocemos la existencia de por lo menos tres EBEs, capturados 
			vivos tras dos estrellamientos, aunque dos de ellos murieron al poco 
			tiempo de caer en poder de los militares de la Fuerza Aérea, muy 
			probablemente debido al impacto de la caída. Pero del EBE 3 —que así 
			es como los mismos militares lo designan en sus papeles secretos— 
			vivió muchos meses, y algún investigador llegó a mantener una larga 
			conversación con el sargento que lo cuidaba (que hoy está ya 
			retirado con un rango mayor).
 
 Según él, el extraterrestre era de pocas palabras y no hablaba si no 
			se le preguntaba, Y no contestaba si la pregunta no le interesaba. 
			Vivió bastantes meses siempre bajo el cuidado de la misma persona, a 
			la que llegó a profesar afecto, a pesar de que este tipo de EBEs 
			están en gran parte desprovistos de capacidad afectiva. El lugar en 
			que estaba confinado es denominado en clave bajo el nombre YY-II de 
			la Fuerza Aérea, y según se cree tiene fuertes defensas 
			electromagnéticas —los EBEs son muy sensibles a estas energías— para 
			evitar que pudiera huir u otros EBEs lo pudieran rescatar.
 
 Para evitar caer en generalidades, reproduciré uno de esos 
			documentos que poco a poco se han ido deslizando subrepticiamente a 
			lo largo de los años, de los secretos anaqueles de la CIA y de la 
			FA, y que llegó a mis manos gracias a un fiel amigo puertorriqueño, 
			Carlos Gutiérrez, incansable escudriñador de cuanto documento 
			interesante se le puede escapar a la NASA o a cualquier otra agencia 
			gubernamental implicada en el estudio del espacio y de los ovnis.
 
 Previamente presentaré un boletín del CAUS (Ciudadanos Contra el 
			Secreto de los Ovnis) de Washington, para que los lectores 
			hispanoparlantes vean con qué tesón los investigadores del tema ovni 
			en los Estados Unidos urgen a su Gobierno a que les diga toda la 
			verdad.
 
			  
			
			Traduzco al pie de la letra:  
				
				«Septiembre 1985. 
 Dix-McGuire: La "pistola humeante" ha salido a flote.
 
 »Lo que ustedes verán en las últimas dos páginas de este reportaje 
			es un documento preliminar e incompleto de lo que podría ser el 
			reconocimiento por parte de la Fuerza Aérea de un evento 
			extraordinario: el asesinato y posterior apresamiento del tripulante 
			de un ovni, que había sido perseguido por policías militares de Fort 
			Dix y de fa base aérea de McGuire en New Jersey, enero 18, 1978.
 
 »El documento está incompleto debido a que han borrado los nombres 
			de algunas de las principales personas envueltas en el incidente; 
			decisión que fue tomada por Leonard H. Stringfield, uno de los 
			dirigentes de 
				MUFON, para evitarles problemas con el Gobierno y, 
			también, para defenderlos de los medios noticiosos sensacionalistas.
 
 »Gracias al minucioso y metódico trabajo de L. Stringfield para 
			conseguir todos los pormenores de este caso, ahora tenemos un buen 
			punto de partida para el 
				
				CAUS y otros grupos de investigadores para 
			que agrupen sus capacidades en un gran esfuerzo común de modo que 
			lleguemos a resolver todos sus aspectos y ramificaciones...
 
 »En Washington ya hay un grupo de investigadores que ha formado un 
			equipo de trabajo para sacarle al Gobierno todos los "récords" que 
			se relacionen con este incidente. Hasta ahora todas sus demandas 
			basadas en el "Acta de Libertad de Información" se han encontrado 
			con la esperada respuesta: "Esta agencia no tiene récords relativos 
			a su pregunta". La 
				
				FOIA está preparando una acción legal para 
			obligar al Gobierno a responder abiertamente de un incidente que 
			seguramente tiene que haber generado una gran cantidad de "récords".
 
 »¿Cómo podrías tú ayudar en este trabajo? Escribe a tu representante 
			del Congreso que investigue este incidente. Además dona lo que 
			puedas al "Proyecto de Litigio sobre el caso del ovni en Dix McGuire" 
			que está dirigido por el "Fondo para Ia investigación de los ovnis 
			Inc."
 
				(P.O. Box 277 Mount Rainier, MD.)
				 
			
			Todavía continúa el boletín animando a sus socios a que colaboren en 
			este proyecto y a continuación inserta fotocopia del documento 
			oficial que L. Stringfield logró son-sacarle a la oficina 
			correspondiente de la Fuerza Aérea. Comienza con el nombre tachado 
			del militar de que se valió Stringfield para conseguir el documento 
			y con el del oficial que lo redactó.  
			  
			
			He aquí la traducción del 
			documento:  
				
				DEPARTAMENTO DE LAS FUERZAS AEREAS
 Escuadrón de la Policía de Seguridad (PACAF)
 
				SAN FRANCISCO 96239
 Asunto: Respuesta sobre información en relación a un contacto con 
			ovnis y a asuntos relacionados.
 
 Para: Len Stringfield.
 
 1. En enero de 1978 yo estaba estacionado en la base de la Fuerza 
			Aérea de McGuire (New Jersey). Una noche, entre las tres y las cinco 
			de la madrugada, hubo un número de avistamientos de ovnis sobre las 
			pistas de la base y sobre los terrenos del campamento de Fort Dix. 
			Yo soy policía de Seguridad y estaba entonces haciendo una patrulla 
			de rutina. Otros policías del Estado de N. J. y policías de 
			Seguridad del campamento de Fort Dix estaban también haciendo su 
			rutina en dirección a Brownsville.
   
				Un policía del Estado entró 
			entonces por la puerta n.º 5, situada en la parte de atrás de la 
			base, y pidió asistencia y permiso para entrar. En seguida me 
			despacharon a mí, y el policía solicitó acceso al área de pista que 
			lleva hasta el fondo de la base y está cercana a un área muy 
			densamente poblada de árboles, que forma parte del área de 
			entrenamiento del campamento de Fort Dix. Me informó que un policía 
			militar de Fort Dix estaba persiguiendo a un objeto que volaba muy 
			bajo que había estado planeando sobre su coche. Me lo describió como 
			de forma oval, sin marcas visibles, y con un color gris azulado 
			brillante. La radio se le había cortado.    
				Me dijo también que, 
			entonces, había aparecido delante de su vehículo una cosa como de 
			1.20 mts. de alto, gris oscuro, de gran cabeza, brazos largos y 
			cuerpo fino. El policía se había asustado y le había disparado cinco 
			tiros con su pistola calibre 45, y un disparo más al objeto que 
			estaba encima de su coche. El objeto entonces se había elevado 
			rápidamente en vertical y se unió a otros once que estaban más 
			elevados en el cielo. Nosotros los vimos pero no supimos más 
			detalles por el momento. En cuanto a la cosa que se le había 
			aparecido delante del coche, corrió entre el boscaje hacia nuestra 
			cerca divisoria con el Fort Dix, y por eso ellos querían buscarla. 
			Para entonces ya había varias patrullas interesadas en lo mismo. 
 2. Encontramos el cuerpo de la cosa cerca de la pista de aterrizaje. 
			Aparentemente había escalado la cerca y cayó muerto mientras corría. 
			Enseguida empezaron los comentarios secretos y no se le permitió a 
			nadie acercarse al lugar.
 
 Cercamos el área con cuerdas y la OSl se hizo cargo del asunto. Esto 
			fue lo último que supe. Pude apreciar que aquello despedía un olor 
			fuerte y desagradable. Parecía amoníaco pero no se mantenía mucho en 
			el aire. Aquel mismo día vino un equipo de la Base Wright-Patterson 
			en un avión C141 y se dirigieron al lugar. Metieron aquello en una 
			casa de madera, le echaron un «spray» y lo metieron todo en un gran 
			contenedor de metal. Lo cargaron en el avión y se fueron. Y eso fue 
			todo; no se dijo nada más; no se hizo un reporte y se nos dijo que 
			no teníamos nada que decir sobre todo el incidente o seríamos 
			juzgados marcialmente.
 
 3. Yo me voy a retirar de la Fuerza Aérea en unos dos meses. Por 
			favor, no diga mi nombre porque eso me podría traer muchos 
			problemas. Me gustaría seguir esta investigación y otras, si es que 
			puedo servirle en algo. Perdóneme por no firmar esto, pero no me 
			quiero arriesgar. Contéstame a la dirección que le pongo arriba y 
			mis padres me lo harán llegar. No me lo envíe acá porque ellos 
			llevan un gran control de toda la correspondencia y no me quiero 
			arriesgar.
 
			
			Hasta aquí la carta confidencial del informante. En las dos páginas 
			siguientes está el informe oficial sustraído por él y del cual se 
			tacharon todos los nombres que lo podían comprometer. Lo que el 
			reporte oficial dice es básicamente lo mismo que él asegura en la 
			carta, pero refrendado por las firmas de todos los policías 
			estatales y del ejército que intervinieron en la operación. 
 Documentos como éste, procedentes de todos los estamentos del 
			ejército, han ido poco a poco aflorando a lo largo de los años y 
			hoy, entre todos ellos constituyen una base sólida en qué apoyarse 
			para sostener que la Fuerza Aérea ha capturado en muchas ocasiones 
			cuerpos de alienígenas. El inconveniente está en que muchos de estos 
			documentos, reportajes y confidencias se quedan en un reducido 
			número de personas y no llegan nunca a ser conocidos por el gran 
			público o a ser reunidos para compararlos y llegar a conclusiones 
			ciertas.
 
			  
			
			Este ha sido precisamente el acierto del libro-documento «The 
			Matrix», que sin temor a lo que los «ufólogos serios», perpetuamente 
			críticos y dubitantes, puedan decir, ha reunido todos estos rumores 
			provenientes de muchas partes, y los ha puesto a la disposición de 
			los investigadores para que los comparen con las noticias que ellos 
			tienen. 
 Pero todas las discusiones sobre cuerpos de EBEs muertos en poder 
			del ejército norteamericano se han hecho académicas desde el momento 
			en que poseemos documentos que prueban que los EBEs vivos y en 
			persona se pasean por algunas bases y colaboran estrechamente con el 
			personal de las Fuerzas Aéreas.
 
 El primer atisbo que se tuvo sobre esto, aunque inmediatamente fue 
			sepultado bajo montañas de desprestigio, fue nada menos que hacia el 
			año 1940, en Colonia, Alemania. Allí fue donde apareció por primera 
			vez la famosa foto del hombrecito llevado de la mano por dos que 
			parecen agentes del FBI o de la Gestapo. {Ver ilustración). Tras 
			ellos, dos mujeres miran a la criatura con cara de asombro.
 
 La foto recorrió el mundo, que para aquellas fechas no había oído 
			todavía nada de extraterrestres ni de otros planetas habitados. 
			Indudablemente las autoridades creyeron que tan inesperada noticia, 
			confirmada de una manera tan rotunda mediante la presencia de aquel 
			hombrecito, era peligrosa para la estabilidad emocional del pueblo y 
			por eso decidieron ocultarla.
 
			  
			
			Para ello se dedicaron a decir 
			«oficialmente» que la foto no era auténtica y se debía únicamente al 
			ingenio de un fotógrafo bromista. Y parece que una de las cosas que 
			las providentes autoridades idearon para quitarle credibilidad a la 
			foto fue añadirle un gran pene a la criatura. Con eso todo el mundo 
			lo tomaría a broma y hasta muchas almas pudibundas ni se atreverían 
			a mirar la foto. A lo que parece, en las primeras copias que 
			circularon, el hombrecito no tenía semejante desproporcionado 
			apéndice. 
 En otra foto muy semejante a ésta, aunque algo posterior, que 
			también ha circulado subrepticiamente entre los investigadores de 
			ovnis, se ve a otro hombrecito llevado de la mano por dos policías, 
			pero en este caso el alienígena lleva una especie de casco y en la 
			boca un tubo de goma que se comunica con un depósito que uno de sus 
			guardianes transporta en la mano.
 
 Por muchas razones circunstanciales me inclino a creer que estas dos 
			fotos, por mucho que hayan intentando desprestigiarlas, son 
			auténticas y representan a dos EBEs caídos, en poder de las 
			autoridades. Y aun en el caso de que no lo fuesen, no lograrían 
			borrar la gran cantidad de hechos comprobados en los que se basa la 
			realidad de todo el «fenómeno ovni». (Ver ilustración abajo.)
 
 Para que el lector vea lo de cerca que las autoridades 
			norteamericanas siguen todo lo que se refiere a «hombrecitos» le 
			contaré lo que le sucedió a un amigo mío en la ciudad de San Juan de 
			Puerto Rico.
 
 Había capturado debajo del agua mediante la pesca submarina un 
			extrañísimo ser, que aun perteneciendo al género de los peces podía 
			salir fuera del agua, respirar y ponerse de pie, y hasta subirse a 
			los árboles. La prensa empezó a hablar en seguida de que habían 
			capturado a un «extraterrestre». Pues bien, a los pocos días, por la 
			noche, a una hora más bien avanzada, se presentaron en su casa dos 
			individuos altos y en un mal español le exigieron que les entregase 
			el ejemplar o se atuviese a las consecuencias. Mi amigo, atemorizado 
			por la energía y la decisión con que le hablaban aquellos 
			desconocidos, no tuvo más remedio que entregárselo sin que volviese 
			a saber qué fue del animal.
 
			  
			
			Más tarde se capturaron otros dos 
			ejemplares adultos, de aproximadamente un metro de altura, uno de 
			ellos estudiado detenidamente por un ictiólogo de la Universidad de 
			Mayagüez, y se comprobó que era un tipo extrañísimo de pez todavía 
			sin clasificar, pero que tenía unas cualidades que rayaban en lo 
			paranormal. Pero por lo que pudiese pasar, ya las autoridades 
			norteamericanas estaban dispuestas a impedir que se supiese la 
			verdad, aun violando los derechos de los ciudadanos. 
 Como dijimos, en años pasados la polémica en torno a la posibilidad 
			de que la Fuerza Aérea tuviese cuerpos de EBEs obtenidos tras algún 
			estrellamiento, fue muy viva. Hoy, sin embargo, ante la certeza de 
			la cooperación que ciertos EBEs están llevando cabo con el gobierno 
			de los Estados Unidos, ya aquélla ha perdido toda su importancia.
 
 La primera entrevista física de la que se tiene constancia entre 
			oficiales militares de USA y EBEs tuvo lugar en 1954, en un desierto 
			de Nuevo México bajo el «Proyecto Sigma», cuya misión específica era 
			establecer contacto con los extraterrestres.
 
 Alguien logró sustraer de los archivos secretos un documento que 
			aunque muy censurado nos dice los datos clave que nos interesan.
 
 Traduzco al pie de la letra:
 
				
				«Este Proyecto tuvo resultados 
			positivos en 195X. Los Estados Unidos establecieron unas primitivas 
			comunicaciones con los alienígenas. En abril, 15, de 1954, un 
			Oficial de Inteligencia se reunió con dos alienígenas en un lugar 
			previamente designado en el desierto de Nuevo México. (Sigue línea 
			tachada ilegible.) El oficial de la Fuerza Aérea se las arregló para 
			intercambiar información básica con los dos alienígenas (Adj. 7).»
				 
				(Este adjunto, con lo intercambiado no ha llegado a nosotros.)
				 
			
			Sin embargo, de un encuentro muy posterior sucedido en Bentwaters, 
			en Inglaterra, tenemos datos mucho más específicos. 
 Para beneficio del lector fotocopiamos el documento cuya traducción 
			reza así:
 
			  
				
				«MINISTERIO DE DEFENSA.  
				Edificio principal, Whitehall, 
			Londres, SWIA 2HB.  
				Teléfono (directo) 01-218 
				 
				(CENSURADO) 
 
				«Querido CENSURADO: 
 Como usted sabe, OSI ha terminado una información acerca del 
			aterrizaje de un aparato de origen desconocido, tripulado por varias 
			entidades, que tuvo lugar cerca de la base de la Real Fuerza Aérea 
			de Bentwaters en la noche del 29 al 30 de diciembre de 1980.
 
 «Curiosamente, OSI informa que las entidades medían aproximadamente 
			un metro y medio de alto, vestían lo que parecían ser uniformes 
			presurizados recubiertos de nylon, pero no tenían cascos. La noche 
			no estaba clara y tuvieron la impresión de que las entidades 
			flotaban por encima del nivel del suelo.
 
 «Se grabó la conversación y en ella se oye a las entidades hablar en 
			un inglés sintetizado electrónicamente, pero con un fuerte acento 
			norteamericano. La ISA ha irregularmente interceptado unas 
			transmisiones similares desde 1975 (ver adjunto A).
 
 «Según OSI, las entidades tienen manos parecidas a garras con tres 
			dedos y un pulgar opuesto.
 
 «A pesar de otras informaciones originales (ver adjuntos B a G), la 
			OSI dice que el aparato no estaba dañado, sino que aterrizó 
			deliberadamente, como parte de una serie de visitas a las bases SAC 
			en Estados Unidos y Europa. Las informaciones de que el aparato fue 
			reparado por ingenieros de USA o llevado a la base no han sido 
			confirmados por la OSI.
 
 «El mero aterrizaje no es considerado como un asunto perteneciente a 
			la defensa debido a la naturaleza manifiestamente pacífica del 
			contacto, pero la DS8 va a continuar sus investigaciones sobre 
			CENSURADO autoridad. Como medida de precaución se recomienda un plan 
			de contra-información a nivel local que abarque CEN-CURADO y 
			CENSURADO.
 
 Sinceramente,
 
 (Firma tachada)»
 
			
			Este aterrizaje fue muy probablemente el que motivó que el famoso 
			
			John Lear se interesase tanto por todo el asunto de las relaciones 
			de su gobierno con los extraterrestres. Según él, su interés de 
			antes se convirtió en preocupación cuando varios miembros del 
			personal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos destacados en 
			Inglaterra le contaron que habían visto con sus propios ojos cómo en Bentwaters un grupo de tres alienígenas se habían bajado de un ovni 
			y se habían dirigido hacia las oficinas del comandante en jefe.
 
 A partir de entonces, John Lear, que por tradición familiar se ha 
			pasado la vida entre aviones y en las bases de la Fuerza Aérea 
			cumpliendo misiones muy delicadas, no ha cesado de acosar a las 
			altas autoridades militares para que descubran de una vez todo el 
			misterio que se oculta en las bases secretas de la Fuerza Aérea y 
			tras todo el fenómeno ovni.
 
 Como estamos tratando de cuerpos vivos de EBEs, no me resisto a 
			traer aquí a colación un caso que hace años recorrió las revistas de 
			Europa relativo a un bebé extraterrestre aparecido en Rusia tras el 
			probable estrellamiento de un ovni.
 
 No tengo prueba ninguna de que el caso sea verídico; y si fuese el 
			único en su género, por supuesto que no lo creería. Pero estando 
			convencido como estoy de la realidad de otros casos más difíciles 
			aún de creer no tengo por qué no aceptar éste; aparte de que no baso 
			toda mi fe en la realidad del fenómeno ovni en éste ni en ningún 
			caso en particular.
 
 El que difundió la noticia fue el periodista Henry Gris, que aparte 
			de ésta ha suministrado al' mundo occidental muchas otras noticias 
			relativas a los ovnis en la Unión Soviética y que hizo todo lo que 
			estuvo en su mano, dentro de la misma Rusia, para llegar al fondo 
			del caso.
 
 Sucedió el 14 de julio de 1983, cerca de los montes de Pamir. Se 
			oyeron en el aire unas enormes explosiones que llenaron de pánico a 
			los habitantes de cuatro pequeños pueblos: Kashtegirmen, 
			Belovodskoya, Karabalty y Sosnovka. Especialmente en éste último, 
			tras la segunda oleada de explosiones, al anochecer todo el pueblo 
			se tiñó de un color rojo que infundía pavor.
 
 Los habitantes creyeron que se trataba de una explosión nuclear por 
			haber estallado la guerra con los Estados Unidos y más cuando vieron 
			aparecer grandes contingentes de tropas que se situaron a todo lo 
			largo de la frontera con China, que no está demasiado lejos del 
			lugar de las explosiones. Las autoridades pensaron por su parte que 
			podía ser el comienzo de alguna ofensiva de los chinos y por esos 
			mandaron en seguida tropas para encarar tal eventualidad.
 
 Aparte de estas maniobras de los mandos militares, otras agencias 
			gubernamentales, atendiendo a las extrañas noticias que les llegaron 
			de la región, enviaron varias escuadrillas de helicópteros para que 
			rastreasen los lugares montañosos de donde los campesinos decían que 
			habían provenido las explosiones. A pesar de la poca luz, pudieron 
			ver una columna de humo que se levantaba de un apartado lugar y 
			hacia allá se dirigieron.
 
 Tras una breve inspección desde el aire pronto pudieron descubrir 
			los restos de algún aparato que allí se había estrellado contra el 
			suelo. Parecía que se trataba de una nave en forma de disco de unos 
			30 metros de diámetro, aproximadamente.
 
 Al igual que en los Estados Unidos, las providentes autoridades 
			trataron de disimular lo sucedido, difundiendo la versión de que lo 
			que había sucedido era que un avión Jumbo occidental se había 
			estrellado, estallando sucesivamente.
 
 Henry Gris logró llegar hasta la ciudad de Frunze, en donde pudo 
			obtener muchas noticias de primera mano. La gente no se creyó la 
			versión oficial del Jumbo y hablaban abiertamente del estrellamiento 
			de un plato volador. El ejército, en los días posteriores, estaba 
			muy activo en toda aquella región y no se permitía a nadie el paso 
			hacia las montañas.
 
			  
			
			Exactamente igual a lo que suelen hacer en los 
			Estados Unidos cuando sucede algo por el estilo y exactamente igual 
			a la que yo mismo pude observar en México cuando el estrellamiento 
			del ovni en las montañas de Puebla. El ejército cerrando todos los 
			caminos y en algunos sitios cordones de soldados colocados cada 
			varios metros. 
 Pero Henry Gris se enteró de algo mucho más interesante. Un pastor 
			había afirmado que vio caer del cielo, lentamente, algo que se 
			parecía a un huevo pero de tamaño como un depósito de agua no muy 
			grande. Inmediatamente, guiados por el pastor, se dirigió allá un 
			destacamento de soldados especialmente entrenados y rastrearon toda 
			la zona boscosa situada a unos cuatro kilómetros del pueblo de 
			Sosnovka. Dirigía la operación el coronel Dzoldash Aymatov.
 
 No pasó mucho tiempo hasta que descubrieron una cápsula en forma de 
			huevo de aproximadamente un metro y medio en su parte más larga. La 
			examinaron con todo cuidado, temiendo que fuese una bomba o que 
			contuviese algún gas peligroso. Se hizo venir a expertos con 
			instrumental sofisticado, y cuando se convencieron de que en su 
			interior no había nada que pudiese poner en peligro la vida de los 
			que la manipulaban, el coronel Aymatov dio la orden de que la 
			abriesen con sumo cuidado.
 
 La sorpresa fue enorme.
 
			  
			
			En su interior había un bebé masculino 
			plácidamente dormido, a juzgar por su respiración profunda y 
			sosegada, y a primera vista parecía ser humano.  
			  
			
			Transcribo las 
			propias palabras de Henry Gris:  
				
				«El coronel Aymatov habló en seguida 
			por teléfono con la oficina gubernamental en Frunze y pidió 
			instrucciones ante un hecho tan inesperado. En seguida le llegó la 
			respuesta: No tocar de ninguna manera al niño hasta que no llegase 
			un equipo de médicos que salía en seguida para el lugar en 
			helicóptero.    
				Cuando los médicos llegaron, introdujeron oxígeno en la 
			cápsula valiéndose de un mecanismo como el que usan los astronautas, 
			y la cargaron con todo cuidado hasta el hospital de Frunze, en donde 
			separaron todo un sector del edificio para que nadie pudiese 
			enterarse de lo que allí estaba sucediendo.»  
			
			Siempre según Henry Gris, el coronel Aymatov no tuvo inconveniente 
			en decir:  
				
				«Todos los indicios hacen pensar que se trata de un bebé 
			extraterrestre que fue arrojado al espacio desde un ovni con 
			problemas. La cápsula logró llegar a tierra en perfectas condiciones 
			debido a una extraordinaria tecnología en lo que se refiere a 
			salvamentos de vehículos espaciales con problemas. Ello ha motivado 
			que la cápsula llegase a tierra en perfectas condiciones y que el 
			bebé esté perfectamente bien.»  
			
			Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, el niño murió a los 
			tres meses de haber aterrizado, debido a una infección masiva que 
			contrajo. Los médicos temieron esto desde el primer momento y 
			dedicaron todos sus esfuerzos para que no sucediese, pero no lo 
			lograron. Comenzó a subirle la temperatura muy rápidamente y su 
			respiración se hizo fatigosa.  
			  
			
			A las doce horas moría. 
 Uno de los médicos que lo atendieron en el hospital de Frunze fue el 
			doctor Mikhail Ibragimov, que describió así a la criatura 
			extraterrestre:
 
				
				«Se trataba de un niño que se parecía muchísimo a 
			cualquier niño humano. Yo me atrevería a decir que era una copia de 
			cualquier bebé humano o quizás nosotros somos una copia de ellos. 
			Excepto por la membrana que tenía entre los dedos de las manos y de 
			los pies, el bebé parecía ser del todo humano. Este detalle de la 
			membrana nos hace sospechar que su raza debe pasar mucho tiempo en 
			el agua. Además de esto tenía un raro color púrpura en sus ojos. 
 Los rayos X demostraron que sus vísceras son prácticamente como las 
			de los humanos si hacemos una excepción con el corazón, que lo tiene 
			desproporcionadamente grande. Su pulso es más lento que el nuestro. 
			La tensión sanguínea es normal, aunque su actividad cerebral es algo 
			superior a la de un humano adulto. Probablemente tiene grandes 
			capacidades telepáticas y telecinéticas. En resumen, podríamos decir 
			que sus funciones vitales son semejantes a las de un bebé humano.»
 
			
			Posteriormente en el capítulo titulado «Taxonomía de los EBEs», nos 
			volveremos a encontrar con este detalle de las membranas 
			interdigitales o manos palmeadas que tantas veces ha sido 
			testificado por los contactos a lo largo de los años. 
 Como resumen de este capítulo podemos decir que, aparte de muchos 
			otros tipos de extraterrestres que a veces se nos presentan con 
			formas angélicas o demoníacas, pudiendo cambiarlas a su gusto, 
			tenemos evidencias concretas de uno o varios tipos de ellos de los 
			que podemos afirmar que aunque sus formas nos resulten un poco 
			desagradables, son físicos como nosotros y están sujetos a 
			accidentes desgraciados e incluso a la muerte violenta al igual que 
			los humanos.
 
 Esto no quiere decir que no admitamos la existencia de otros cuyos 
			físicos, procedencia, intenciones y grado de evolución sean 
			completamente diferentes de éstos, a los que nos referiremos 
			mayormente en los próximos capítulos.
 
 
			 
			
			He aquí la foto del EBE carbonizado, tras el estrellamiento del 
			ovni, a que nos referimos en el texto. 
 
			 
			
			Foto de uno de los muchos recipientes refrigerados que se conservan 
			en la Base Aérea de Wright-Patterson (Ohio)  
			
			con los cuerpos de los 
			tripulantes de los ovnis caídos.  
			
			Esta foto apareció en un libro 
			japonés titulado «Ocupantes de los ovnis», publicado en 1981.  
			
			El 
			recipiente es en todo similar a otras fotos subrepticias que han 
			circulado y al dibujo hecho por un soldado anónimo que allí había 
			hecho guardia. 
 
			  
			  
			  
			  
			  
			 
			
			Esta es la foto a que nos referimos en el texto.  
			
			De ser auténtica, 
			el alienígena, a pesar de su tamaño y de su parecido físico 
			genérico,  
			
			no pertenecería a ninguno de los dos tipos de «grises» de 
			los que nos ocupamos en este libro,  
			
			ya que el tamaño de su cabeza, 
			los marcados rasgos faciales y,  
			
			sobre todo, de ser cierto, sus 
			órganos genitales, lo diferencian radicalmente de aquéllos. 
 
			 
			
			La segunda foto a que aludimos en el texto.  
			
			También apareció en 
			Alemania hacia 1949, lo cual es un dato muy sospechoso;  
			
			el FBI la 
			consiguió en 1950 y de sus archivos es esta pésima copia que a todas 
			luces nos dice que no fue hecha «oficialmente».  
			
			El original nunca ha 
			sido publicado. 
 
			 
			
			Este «pez», que no es una raya cortada sino un rarísimo animal de 
			aproximadamente 1 m. de altura,  
			
			que sale del agua, camina en dos 
			patas y hasta se sube a los árboles,  
			
			le fue «requisado» al que lo 
			había arponeado bajo el agua, por dos individuos que se presentaron 
			en su casa por la noche,  
			
			en San Juan de Puerto Rico.  
			
			Aparentemente 
			eran miembros de la CIA atraídos por las afirmaciones de un 
			periodista que decía que,  
			
			probablemente, se trataba de un ser de 
			otro planeta (ver texto). 
 
			
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