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	traducción de 
			
			Adela Kaufmann 
 
 
 
 
			 
 
			A partir de 
			estas experiencias sublimes han llegado los mitos sobre las grandes 
			montañas como hogares de los dioses, como escaleras al cielo, como 
			pilares de la tierra. Una cadena montañosa, en particular, inspiró 
			este tipo de temor, admiración y devoción - la inmensa cordillera 
			del Himalaya. 
 
			Sus impresionantes picos 
			parecían ir más allá del profano reino humano, y se extienden hacia 
			arriba, tocando el reino divino de los dioses, por lo que los 
			tibetanos e hindúes veían las montañas como un medio de transición 
			entre ambos mundos, el de los humanos y el celestial. 
		 
			En el centro de la tierra, Las montañas fueron creadas, nos cuenta el mito, por el dios Indra. 
 Una enorme manada de elefantes voladores le había disgustado, por lo que los castigó cortando sus alas y se convirtieron en el Himalaya. Las montañas eran importantes para todos los dioses, porque todos hicieron sacrificios allí. Eran especialmente significativos al dios Shiva, sin embargo, cuyo paraíso estaba en el monte Kailas, y cuya profunda meditación sobre la montaña garantizaba la continuidad de todas las cosas. 
 
			La montaña más sagrada de toda la cordillera del 
			Himalaya, fue sin duda el Monte Meru.  
 
			Los mitos dicen que Meru 
			se apoyaba en el capó de Vasuki. La primigenia cobra espiral, que, 
			según se dijo, causó terremotos cuando bostezó. También se creía que 
			todo el mundo serían devorado por esta antigua serpiente, al final de 
			la época actual, el ciclo del mundo.  
 Dicen que las laderas del Monte Meru fueron tachonadas con piedras preciosas y estaban cubiertas de árboles cargados de deliciosa fruta. Sus picos estaban llenos de oro y un enorme lago lo rodeaba. 
 La divinidad de esta montaña es reflejada en los objetos religiosos de culto, yantras, de estos pueblos, ya que la montaña es simbolizada en su forma cónica. De hecho, la majestuosa montaña inspiraba tanto temor a quienes la vieron. 
 ¿Cómo no iban a pensar que apoyaba al cosmos y era el hogar de un gran dios? 
 Su belleza sublime imponía respeto, y los pueblos de la región respondieron considerándola lo más sagrado. 
 
		 
 
 
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