por Thierry Meyssan
Sobre todo, las interrogantes que se plantean sobre ciertos elementos fundamentales no permiten determinar con claridad si Washington violó deliberadamente el derecho internacional o si creyó tener que hacerlo para evitar lo peor...
Esas investigaciones comenzaron en 1981, cuando la República Islámica de Irán reclamó el uranio enriquecido que tenía derecho a recibir en el marco del programa nuclear irano-francés, programa que el presidente de Francia Valery Giscard d'Estaing y el primer ministro Jacques Chirac habían propuesto al Shah Mohammad Reza Pahlevi y que a su vez era parte del programa estadounidense denominado "Átomos para la Paz".
Fue en ese contexto, marcado por la negativa de
Francia de suministrar a la República Islámica lo que antes había
prometido al régimen del Shah, que se registraron atentados de las
Fracciones Armadas Revolucionarias Libanesas, vinculadas a
Irán, que costaron la vida a diplomáticos estadounidenses e
israelíes en Francia.
Los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido,
que ya habían inventado la falacia sobre las supuestas armas de
destrucción masiva del presidente iraquí Sadam Husein, convirtieron
aquel cuento en una historia sobre armas de destrucción masiva
iraníes.
Pero, después del Grupo de Estudio sobre Irak -
el Iraq Study Group o "Comisión Baker-Hamilton" - Washington
abandonó aquellas elucubraciones y el conflicto con Francia llegó a
resolverse. [2]
Con el apoyo de una mayoría de Estados miembros
de la ONU, el presidente Ahmadineyad rechazó entonces, con toda
razón, que el Consejo de Seguridad exigiese que Irán renunciara a su
derecho de investigar en el campo de la energía nuclear sólo para
"restaurar la confianza" de otros países hacia la República Islámica
(resolución 1696 del 31 de julio de 2006), polémica que es un claro
ejemplo de la manera como las potencias occidentales aprovecharon la
disolución de la URSS para desviar
las Naciones Unidas de sus
objetivos internacionalmente reconocidos.
La polémica empeoró cuando el Consejo de
Seguridad adoptó la resolución 1929 (el 9 de junio de 2010), en
contra de la opinión - favorable a Irán - de la mayoría de la
Asamblea General de la ONU.
Y son precisamente los sionistas revisionistas
quienes, 15 años después, han logrado infiltrarse en el Organismo
Internacional de la Energía Atómica (OIEA), a pesar de que Israel no
es miembro de esa estructura, y ejercer su influencia sobre su
director, el argentino Rafael Grossi. [4]
El jefe de la diplomacia francesa agregaba
entonces que nuevas "sanciones" de la Unión Europea contra Irán,
vinculadas a la detención de ciudadanos extranjeros, serían
aprobadas en las próximas semanas.
No se sabe exactamente qué se dijo en esas reuniones, pero el ambiente fue bastante tormentoso, como lo demuestra la publicación, al día siguiente, de una carta de protesta de la República Islámica de Irán (S/2025/261). [6]
Según la protesta de Irán, el ministro de Exteriores de Francia, Jean-Noel Barrot, que había llegado especialmente de París para participar en la reunión del Consejo de Seguridad, había afirmado que,
Tanto el ministro francés de Exteriores Jean-Noel Barrot como su ministro delegado para Europa, Benjamin Haddad, llegaron a esos cargos con el gobierno del efímero primer ministro Michel Barnier, cuyo sucesor, Francois Bayrou, los mantuvo en los mismos puestos.
Si bien se desconocen las convicciones del ministro Barrot, no sucede lo mismo con las de su ministro delegado Benjamin Hadad, quien, además de ser un alto funcionario del servicio exterior de la Unión Europea, fue también, durante muchos años, un empleado del Tikvah Fund, del sionista revisionista estadounidense Elliott Abrams. [7]
Fue Benjamin Hadad quien trazó la estrategia de
Benyamin Netanyahu para convencer a los europeos de que
tenían que apoyar a Israel contra los palestinos. [8]
Este programa informático, supuestamente capaz de detectar complots terroristas mediante el análisis de un enorme volumen de datos, presentaba sus alertas no como probabilidades sino como hechos.
Es la primera vez que un sistema de inteligencia artificial, concebido para detectar anomalías, se utiliza como un medio de describir la realidad.
El resultado fue que anomalías detectadas en Irán fueron interpretadas como la preparación de una bomba atómica.
Basándose en ese sistema, tan grotesco como
oneroso, el argentino Rafael Grossi, como director del OIEA, envió
el 12 de junio una alerta al Consejo de Gobernadores de ese
Organismo.
Palantir Technologies es propiedad de
Peter
Thiel, quien es miembro del consejo de administración del
Club
de Bilderberg y posee simultáneamente las nacionalidades de Estados
Unidos, Sudáfrica y Nueva Zelanda.
A pesar de las protestas de China y Rusia, el OIEA ponía así el asunto en manos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La delegación de Rusia en la ONU distribuyó entonces, con carácter urgente, un análisis (S/2025/377) que denuncia la duplicidad manifiesta de Alemania, Francia y Reino Unido y su interpretación falaz de los datos del OIEA. [12]
La lectura del análisis ruso muestra claramente que,
capaces de cubrir el territorio de Irán. Para poder bombardear las instalaciones nucleares iraníes, Israel tuvo que tener acceso a los datos de inteligencia satelital del Mando de las fuerzas militares de Estados Unidos en el Gran Medio Oriente (CentCom).
Por ahora, no se sabe con certeza si Alemania, Francia y Reino Unido conspiraron para abrir el camino a esa operación.
Pero hechos anteriores, como el de junio de 2024, [13] muestran que Alemania, Francia y Reino Unido no respetaban su compromiso de levantar sus "sanciones" contra Irán, obligación que habían contraído en su condición de firmantes del Acuerdo de Viena (JCPoA).
Además, en los años 1980, después de la proclamación de la República Islámica, Alemania, Francia y Reino Unido ya no se consideraban obligados a respetar el acuerdo nuclear que habían firmado con Irán en tiempos del Shah.
Y hoy, también a pesar de haberlo firmado,
tampoco se creen obligados a respetar el JCPoA desde que Estados
Unidos salió unilateralmente de ese acuerdo.
Click imagen...
Al menos eso dijo él, ignorando incluso la
opinión de la directora de la Inteligencia Nacional, Tulsi
Gabbard, quien señalaba en el informe de las agencias de
inteligencia estadounidenses que Irán no tiene un programa nuclear
de carácter militar. [14]
El presidente Trump propuso entonces que Estados
Unidos apoyara un ataque israelí, pero con armas convencionales, en
aras de evitar un bombardeo nuclear... ¡israelí...!
El ataque de Israel se basó en los datos de
inteligencia recogidos por los radares estadounidenses instalados en
la base al-Udeid (en Qatar) - los radares israelíes no cubren el
territorio iraní.
El jefe de la diplomacia israelí menciona los debates del OIEA - que no se basan en observaciones sino en las "estimaciones" de la inteligencia artificial del software Mosaic - para afirmar falsamente que Irán no cumplía sus obligaciones hacia el OIEA y que había,
Pero, incluso suponiendo que los dirigentes de Israel hayan creído que Irán estaba realmente a punto de disponer de una bomba atómica y que iba a utilizarla contra Israel, el hecho es que la Operación León Rampante,
Eso demuestra que el objetivo del ataque israelí
no era el que Tel Aviv alega sino destruir las capacidades iraníes
de defensa y de investigación.
O sea,
Ya ha podido comprobarse, incluso antes de la Operación Espadas de Hierro, que Israel actúa sin tener en cuenta las vidas de los civiles, o sea, según los términos utilizados en la Conferencia de La Haya de 1899, la conferencia fundacional del derecho internacional, Israel no actúa,
La participación militar de Estados Unidos, con
sus radares de la base al-Udeid, justifica el mismo juicio al
evaluar el comportamiento de Washington.
Es la segunda vez que se ve ese modus operandi, la primera fue en el ataque de Ucrania contra varias bases de los bombarderos estratégicos rusos - la reciente Operación Tela de Araña, realizada el 1º de junio pasado.
También tenemos que recordar que el director del servicio de seguridad ucraniano (SBU), el general Vassyl Maliuk, nacionalista integrista declarado, es un gran admirador del coronel SS Otto Skorzeny, [18] sin olvidar que,
Por otra parte, el día antes del ataque de Israel - que sin embargo no bombardeó la central atómica iraní de Bouchehr, donde trabajan numerosos ingenieros rusos - la prensa iraní había publicado los primeros documentos secretos robados en Israel por la inteligencia iraní.
Entre esos documentos israelíes hay una lista de científicos iraníes... que el director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, puso en manos de Israel.
Eso no significa que el director del OIEA designó personalmente a los científicos que había que asesinar, pero si lo hace cómplice de los asesinatos.
Según la versión oficial, las bombas GBU-57 utilizadas esa noche, destruyeron esas instalaciones.
Puede que sí, puede que no... pero lo cierto es
que al asegurar que el bombardeo estadounidense destruyó las
instalaciones iraníes, el presidente Trump privó al gobierno
de Netanyahu de toda posibilidad de seguir justificando sus
bombardeos contra Irán.
Ya en ese momento, el presidente Trump dio el clásico puñetazo sobre la mesa... y los aviones israelíes que todavía volaban hacia Irán recibieron órdenes de regresar a sus bases.
Referencias
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