por Lautaro Rivara
31 Octubre 2025
del Sitio Web TodosLosPuentes




Marines de Estados Unidos

realizando prácticas en el mar Caribe.

(Imagen incrustada con HTML @ ABC)

Fuente




La entrevista concedida

por el viejo halcón neoconservador

Elliott Abrams a la BBC

permite intuir los motivos reales

y los posibles escenarios de la guerra

que se prepara en el Caribe.

Un análisis de sus "sincericidios".

Publicado en Diario Red

el 31 de octubre de 2025.

 



Bajo un título engañoso, la BBC pareciera querer echar paños fríos sobre el candente escenario caribeño, a dos meses del comienzo de un inédito proceso de remilitarización en la cuenca del Mar Caribe a cargo de los Estados Unidos.

"Trump no tiene intención de invadir [Venezuela]; todo es una operación psicológica",

...tituló la cadena británica a la entrevista realizada al veterano político neo-conservador Elliott Abrams, eligiendo un textual poco representativo de una conversación por demás interesante.

 

Pero el contenido de la entrevista sugiere escenarios mucho más alarmantes y sombríos, y sobre todo sincera varios de los motivos y expectativas reales detrás de la última aventura militar del viejo hegemón hemisférico.

 

La pregunta central sigue siendo la de la vieja canción de salsa de Rubén Blades:

"¿Tiburón, qué buscas en la orilla...?".

El entrevistado nos da aquí indicios valiosos, a la par que comete numerosos "sincericidios".

 

Abrams, viejo mariscal de campo del intervencionismo estadounidense, cumplió diferentes tareas de política exterior en los gobiernos republicanos de Reagan, Bush padre y Trump 1.0.

 

Tiene, como otros halcones, un largo prontuario en lo que a exportar democracia y valores occidentales se refiere.

 

En relación a Venezuela fue el principal responsable de impulsar el fallido "plan Guaidó", la ultima gran decepción de Trump en el Gran Caribe, pero también se desempeñó como un actor clave en el abortado golpe de Estado contra Hugo Chávez en abril de 2002.

 

Pero su historial no se circunscribe a la República bolivariana.

 

Entre otros hitos,

 Abrams negó la masacre de El Mozote, en la que el batallón Atlácatl, entrenado y financiado por los Estados Unidos, asesinó en una aldea de El Salvador a 1.200 personas en el año 1981.

 

También defendió a Roberto d'Aubuisson, el responsable intelectual del asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, según lo detalló el informe de la Comisión de la Verdad que estudió los hechos de la guerra civil.

 

Además, Abrams se vinculó y defendió el accionar de la "Contra" en Nicaragua, en una guerra sucia en la que murieron alrededor de 50 mil nicaragüenses, y resultó condenado por encubrimiento en el escándalo Irán-Contra (un auténtico ejemplo de "narco-terrorismo" imperial).

 

 

 

¿Dictadura versus Democracia?

 

Primero, Abrams dejó en claro en la conversación sostenida con el periodista Guillermo Olmo que el parteaguas en las relaciones bilaterales Venezuela-Estados Unidos no fueron las contestadas elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, sino que el gobierno estadounidense no consideraba a Maduro un "gobernante legítimo" desde la primera administración Trump.

 

Pero el comienzo de este entuerto es mucho más antiguo de lo que el asesor republicano admite, si consideramos que el gobierno de George W. Bush reconoció rápidamente al efímero gobierno de facto de Pedro Carmona Estanga surgido del golpe de Estado de 2002, mientras que financió generosamente a la oposición golpista a través de los programas de la USAID y la NED.

 

De hecho, es de estos flujos de dinero espurio que nace, precisamente, la figura de la flamante Nobel de la "Paz" María Corina Machado.

 

Curiosamente, Abrams considera que una de las diferencias cualitativas de esta etapa es el contar con un "presidente electo en Venezuela" [se refiere a Edmundo González, el candidato delegado por Machado a las últimas presidenciales], pese a que él mismo fue el encargado de legitimar al "presidente encargado" Juan Guaidó, autoproclamado en una plaza caraqueña el 23 de enero de 2019.

 

l anodino asambleísta nacional fue rápidamente reconocido por los países del extinto Grupo de Lima, por la Unión Europea y la mayoría de sus Estados miembro y por los propios Estados Unidos, que le apalancaron y financiaron generosamente a través del desvío de activos congelados y expropiados al Estado venezolano, incluyendo 31 toneladas de oro almacenadas en el Banco de Inglaterra, la compañía CITGO - filial de PDVSA en Estados Unidos - y la empresa Monómeros.

 

Sintomáticamente no se conocen declaraciones críticas de Abrams sobre ninguna de las dictaduras del siglo XXI latinoamericano y caribeño, surgidas de golpes clásicos o de golpes "blandos", parlamentario-judiciales, dictaduras como las de,

  • Michel Temer en Brasil

  • Roberto Micheletti en Honduras

  • Federico Franco en Paraguay

  • Jeanine Áñez en Bolivia

  • Dina Boluarte en Perú,

...reconocidos y reconocidas sin excepción por las sucesivas administraciones norteamericanas.

 

 

 

 

¿Guerra contra las Drogas o Cambio de Régimen?

 

El otro sincericidio trata sobre el verdadero carácter y objetivos de la flota de guerra desplegada por el Comando Sur en la Cuenca del Caribe.

 

Al respecto, Abrams considera que ésta,

"no es lo suficientemente grande [al menos aún, mientras esperamos la llegada del portaciones USS Gerald Ford y su escolta] como para invadir Venezuela [...] pero es mucho más grande de lo que se necesita para dispararle a pequeñas lanchas rápidas".

Contra el tranquilizador textual elegido por la BBC para titular la entrevista, el veterano neoconservador describe la situación,

"como una especie de presión sobre el régimen" y considera que "el siguiente paso será probablemente algún ataque dentro de Venezuela".

La pregunta que se impone es:

¿Después de un primer ataque y de forzar una acción recíproca de parte del mando militar bolivariano, será posible frenar una escalada que pueda llevar a un escenario catastrófico e incluso a una guerra generalizada en la sub-región?

Lo otro que desnuda la entrevista es que de descartarse una invasión militar en la que Estados Unidos haría valer la tremenda asimetría militar y tecnológica existente entre ambos países.

Basta cotejar los presupuestos de guerra de cada nación, sus militares en activo o en la reserva, o ver la diferencia cualitativa - por dar un ejemplo - entre los modernos aviones F-35B desplegados por la fuerza aérea estadounidense en Puerto Rico y los antiguos F-16 Fighting Falcon que este analista pudo observar de cerca en el Estado Zulia).

Lo fundamental es inducir con la presión externa movimientos decisivos en el frente doméstico.

 

O al menos generar algún tipo de insurrección que combine elementos civiles y paramilitares, como en las llamadas "guarimbas" de 2014 y 2017 o, idealmente, una fractura en la Fuera Armada Nacional Bolivariana; alguna rebelión, acuartelamiento o putsch que sea reprimido por la oficialidad leal al gobierno y pueda justificar una inmediata y decisiva cobertura militar y logística desde la flota del Comando Sur o desde las "cabezas de playa" continentales o insulares:

Trinidad y Tobago, Puerto Rico, Guyana, etcétera.

Al decir de Abrams,

"todo esto es una especie de operación psicológica cuyo propósito es decirles a las personas alrededor de Maduro, a los militares y a los civiles en el régimen:

'Él tiene que irse, pero ustedes no tienen que irse; hagan algo, sálvense'."

El político y diplomático también da pistas sobre un escenario que no clarifica del todo, pero que parece intuir y no podemos descartar:

la vieja estrategia de "escalar para desescalar", una dinámica muy similar a la que vimos por ejemplo en los ataques de Estados Unidos a Irán en junio de este año.

En ese entonces, arrastrado por la iniciativa de su aliado regional israelí, Trump se vio obligado a agredir a la nación persa.

 

Pero hoy sabemos que el ataque, limitado y calculado, fue informado con antelación a través de la intermediación catarí y que el personal científico y el material sensible del programa nuclear iraní fue puesto a salvo antes del estridente pero inocuo ataque realizado con poderosas bombas anti-búnker y bombarderos B-2.

 

En palabras de Abrams, considerando los motivos oficiales declarados (aunque no sean los reales) los,

"objetivos lógicos serían pistas de aterrizaje que usan las avionetas que transportan drogas, los puertos de donde salen las lanchas, laboratorios donde se fabrican drogas o una base en el oeste de Venezuela de las que sirven para conectar a las redes del narcotráfico, tal vez del ELN [se refiere al Ejército de Liberación Nacional, la guerrilla colombiana]".

De esta manera Trump, empujado por el Secretario de Estado Marco Rubio y por su Secretario de Guerra Pete Hegseth, pero en una posición incómoda que contradice el aislacionismo y el rechazo a las "guerras eternas" de parte del movimiento MAGA (y que quizás le enajene apoyos electorales significativos de cara a las elecciones del próximo año),

podría ejecutar una operación militar limitada (e incluso anticipada), anunciar (sin pruebas) el descabezamiento de tal o cual presunto cartel o grupo criminal, ratificar su compromiso en la "guerra contra las drogas", retirarse sin mostrar debilidad y justificar al menos en parte el oneroso costo político y económico de una aventura que está próxima a cumplir dos meses, y que ha alcanzado de momento objetivos irrisorios en relación al volumen total de narcóticos que el país importa cada año (15 embarcaciones destruidas a la fecha, algunas, presuntamente, de humildes pescadores).

Así, una victoria pírrica y bien publicitada podría dejar la partida en tablas y ofrecer una retirada decorosa a Trump.

 

Como sea parece una opción tanto más gananciosa que una guerra larga, costosa y de resultados impredecibles y potencialmente catastróficos (por ejemplo en términos inflacionarios y migratorios), como no han dejado de señalar tanto sectores demócratas como republicanos.

 

 

Elliott Abrams

 

 

Como Abrams señala correctamente, el presidente,

"se ha comprometido mucho y la retórica ha sido muy dura",

...como para retirarse ahora - añadimos nosotros - con las manos vacías.

 

Las operaciones militares imaginadas por el ex asesor, incluyendo la posibilidad de atacar al ELN o a grupos criminales en la frontera colombo-venezolana, explicaría también la preocupación de Gustavo Petro y su firme postura contra la remilitarización del Caribe y contra una eventual agresión que podría golpear al propio territorio colombiano o desestabilizar al gobierno del Pacto Histórico a través de una guerra en un país vecino con el que comparte nada menos que 2.219 kilómetros de frontera (y lo mismo vale para la mucho más tímida intermediación ofrecida por Lula en un Brasil también fronterizo).

 

Por otro lado Abrams concede de manera tácita que el primer anillo del chavismo ha sido invulnerable a las presiones y que ha mantenido una unidad bastante granítica:

se refiere, claro está, a figuras como Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez y Vladimir Padrino López, entre otros....

Así, el objetivo de la "máxima presión" sería esta vez quebrar,

"el anillo que queda un poco más lejos, en los que cientos y cientos de generales y coroneles [...] se están preguntando hasta dónde está dispuesto a llegar Trump y qué puede pasar con ellos".

Como sea, la esperanza es inducir una crisis intestina que pueda operar como catalizador para una nueva ronda de guerra híbrida, que combinaría elementos propios de las llamadas "revoluciones de color" con las formas de guerra convencionales y no convencionales.

"Creo que el gobierno de Trump piensa que a medida que se avanza por este camino, en algún momento habrá un levantamiento de la población como otros que hemos visto en Venezuela", puntualiza el entrevistado.

 

 

 

¿Golpear o Negociar?

 

Abrams también confirma lo que la mayoría de los analistas y observadores vienen/venimos sosteniendo:

que la política errática y en algún punto impredecible en torno a Venezuela responde a las pujas intestinas en el gobierno Trump.

De manera muy didáctica denomina a las facciones en pugna como,

  • la "facción de Florida", conducida por Rubio (y por extensión por el radicalizado lobby anticubano y antivenezolano de Miami)

     

  • la "facción Grenell", por Richard Grenell, el ahora silente enviado especial a Venezuela, partidario de una línea mas negociadora y más próximo a los intereses petroleros de Chevron...

Hasta aquí, lo que subyace al análisis de Abrams sobre el "eterno" impasse venezolano es que todas las vías concebibles de cambio de régimen han fracasado ya:

la vía golpista, la negociadora, la institucional, la de las sanciones, la paramilitar, la "revolución de color",

...por lo que ninguna estrategia, salvo la acción militar directa, resulta en este sentido novedosa.

 

Por eso no caben dudas de que la carta fuerte de la dupla Rubio-Hegseth frente a Trump es un sencillo razonamiento al estilo,

"ya probamos de todo y fracasamos.

 

¿Qué podemos perder intentando algo verdaderamente nuevo y radical que puede, de paso, disciplinar a la tropa propia y conjurar nuestros problemas domésticos?".

Otra cosa que podemos leer entre líneas se vincula al diferendo territorial sostenido entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo.

"Hace un año o dos me preguntaba [refiere Abrams] si Maduro intentaría una invasión del Esequibo [...] Pudo haber pensado que una guerra con un país extranjero alimentaría el nacionalismo y eso le ayudaría.

 

[Pero] no va hacer eso porque no está loco.

 

Sabe que sería el final de su régimen porque le estaría dando una excusa a Estados Unidos y tal vez a otros países para acudir a defender a Guyana y derrocarlo."

Lo clave, aquí, es que lo único que falta es una buena excusa (lo demás está servido ya).

 

De hecho, una de las hipótesis más verosímiles es que Guyana haya sido instrumentalizada por Estados Unidos para generar un casus belli en la frontera, buscando que el gobierno bolivariano diera un paso en falso, convirtiendo a los 160.000 kilómetros cuadrados del Esequibo en una especie de Dombás sudamericano.

 

Eso explica,

  • las religiosas visitas de los últimos Secretarios de Estado a Guyana (algo que nunca en la historia habían hecho los responsables de la política exterior de Estados Unidos)

     

  • las inversiones multimillonarias de ExxonMobil en el país

     

  • el impresionante incremento del presupuesto militar en un 800 por ciento verificado desde 2020 en el pequeño Estado sudamericano

Así, el declive del frente guyanés como potencial casus belli podría explicar el que ahora Trinidad y Tobago haya sido escogida como "cabeza de playa" alternativa.

 

Aquí, los síntomas no son solo los ejercicios militares conjuntos con la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines de Estados Unidos y el arribo al país del USS Gravely, sino también la orientación cada vez más pro-trumpista de la Primera Ministra Kamla Persad-Bissessar y las nuevas inversiones anunciadas por ExxonMobil en el mes de agosto (poco antes del despliegue del Comando Sur).

 

Abrams baraja otra de las hipótesis que más han circulado, como una pieza destacada en las múltiples operaciones de guerra psicológica:

la "extracción", eufemismo al uso en la jerga militar imperial para designar el ataque, secuestro y eventual asesinato de Maduro y/o de otros líderes del proceso.

Como no podía ser de otra manera, el entrevistado se remite al asesinato a sangre fría de Qasem Soleimani el 3 de enero de 2020 con un ataque con drones en Bagdad.

 

El militar iraní era el jefe de la Fuerza Quds y una de las figuras más relevantes - y se deduce que mejor protegidas - de todo el Asia Occidental.

 

Abrams considera que de llegar el caso de emprender un ataque así, se trataría de,

"una decisión grave, pero [que] es ciertamente una opción".

 

 

 

¿Informar o Manipular?

 

Interrogado sobre la legalidad de las ejecuciones sumarias y de los bombardeos de lanchas en el Caribe y el Pacífico, Abrams debe admitir que,

"es necesario que el presidente [Trump] muestre más evidencias de quiénes están siendo golpeados por los ataques y del papel de Maduro en todo esto".

¿Más pruebas o alguna prueba?

 

De momento cabe recordar que sólo contamos con las afirmaciones incontrastables (un auténtico "creer o reventar") de Trump y Hegseth, con la referencia a presuntos informes de inteligencia nunca detallados y con los videos de los sucesivos bombardeos en cuestión.

 

Ni siquiera contamos a la fecha con testimonios de los escasos sobrevivientes, que tras ser repatriados deberían poder gozar ahora sí de las más elementales garantías procesales, entre ellas el derecho a declarar y defenderse frente a un tribunal.

 

Abrams concede tácitamente que no hay pruebas que demuestran que,

Maduro "está a cargo del narcotráfico", y que de no presentarlas como lo estipulan el orden jurídico estadounidense e internacional, lo que toca es "volver a la justicia, al FBI y la DEA [...] y no recurrir al Ejército".

Ni más ni menos que lo que juristas y observadores de todo el mundo vienen afirmando desde hace dos meses, incluyendo a varios mandatarios latinoamericanos.

 

Pero el político estadounidense eligió eludir una muy atinada pregunta formulada por el periodista de la BBC:

aún en el caso de que hubiera pruebas fehacientes de que se trata en todos los casos de lanchas narcotraficantes, las leyes de los Estados Unidos no castigan con la pena de muerte este delito, ni mucho menos prescriben la comisión de ejecuciones extrajudiciales.

Abrams, pese a la ausencia de pruebas que el mismo se encargó de señalar, afirma que,

"No son barcos de turistas, ni yates".

Pero así y todo considera que,

"el Gobierno no debe simplemente decirlo; debe probarlo".

Interrogado sobre la sospechosa similitud entre "las armas de destrucción masiva" de Sadam Husein en Irak y los "narco-terroristas" del "Cartel de los Soles" que gobernarían la nueva geopolítica del narcotráfico desde el Palacio de Miraflores, el viejo político neoconservador se ve obligado a conceder que,

la ruta prioritaria de las economías ilícitas se encuentra en el Pacífico y no en el Caribe...

Pero sin ofrecer él mismo las pruebas que encomienda a Trump, se permite constatar que hay,

"mucho tráfico de personas, de oro y drogas desde la parte Occidental de Venezuela".

Lo difícil sería entonces explicar por qué los últimos ejercicios militares "anti-narcóticos" se están realizando en Trinidad y Tobago, en las cercanías de los Estados del oriente de Venezuela (Sucre, Monagas, Delta Amacuro), o por qué el tráfico de oro y de personas nunca fue una preocupación para los Estados Unidos ni un móvil esgrimido para la militarización.

 

Pese a estas inconsistencias y contradicciones no hubo ninguna repregunta por parte del periodista de la BBC.

 

El último sincericidio versa sobre los verdaderos motivos de la debacle económica venezolana a partir del año 2015, lo que permite rebatir a quienes afirman que se trató de las consecuencias naturales de implementar el "socialismo del siglo XXI" (el "socialismo empobrecedor" como diría Javier Milei).

 

Abrams considera que,

"Si se eliminan todas las sanciones [en rigor, medidas coercitivas decretadas de forma unilateral y extralegal], Venezuela podría empezar a producir y vender un millón y medio de barriles de petróleo al día.

 

Podría haber inversión extranjera de nuevo. Entonces la situación comenzaría a cambiar".

A lo que añade:

"Y si el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) ayudaran, la economía no cambiaría de la noche a la mañana, pero podría iniciar una recuperación constante."

Es decir que si se revocan las "sanciones" aumentaría la producción y por lo tanto la renta petrolera (principalísimo ingreso del Estado venezolano desde hace muchas décadas).

 

Y si la inversión extranjera mermó por una decisión estrictamente geopolítica (asfixiar a un gobierno no alineado), y si el crédito internacional fue condicionado y retaceado por idénticos motivos, entonces podemos deducir que el agudo retroceso venezolano - hoy en un proceso de recuperación parcial y sumamente contradictorio:

no tuvo nada de natural y espontáneo.

Muy por el contrario, supo ser exitosísimo durante muchos años a la hora de redistribuir la renta petrolera, mejorar el ingreso, garantizar nuevos derechos, reducir las desigualdades sociales, empoderar a las clases populares y ensanchar los márgenes de soberanía nacional y regional.

 

Es aquí, y no en el narcotráfico o en las economías ilícitas en donde debemos buscar los motivos reales que explican la militarización del Caribe y los intentos de forzar un cambio de régimen en Venezuela y en otros países de América Latina y el Caribe.

 

Como en El Salvador y Nicaragua, Elliott Abrams sigue trabajando a sus 77 años con los mismos objetivos contra-insurgentes de antaño...