por Guillem Ferrer
del Sitio Web
UltimaHora
estamos entregando a nuestros hijos a una dictadura digital silenciosa, que amenaza con ser más profunda
que
cualquier tiranía militar"...
En nombre del progreso, hemos dejado que las
tecnologías digitales se sienten en el trono de la educación. Y
aunque muchos aplauden este avance, pocos se preguntan qué
estamos perdiendo por el camino...
Pero el precio ha sido alto:
En lugar de comunidades escolares vibrantes, se erigen ahora sistemas centralizados, fríos y programados, diseñados no para formar seres humanos, sino para,
Las grandes empresas tecnológicas - Google, Microsoft, Amazon - han extendido sus tentáculos sobre el sistema educativo, disfrazadas de "benefactoras" digitales.
Sin embargo, bajo su manto, se esconde un modelo distópico:
Una computadora no puede mirar a un niño a los ojos.
La verdadera educación necesita presencia, necesita contacto, necesita humanidad, necesita que alguien diga:
La estandarización digital aplana la riqueza de lo diverso.
Todos deben aprender lo mismo, al mismo ritmo, con el mismo dispositivo.
Así,
Y lo más alarmante:
Los estudiantes de hoy son las minas de datos del mañana.
Y mientras tanto, en nombre de la "innovación", estamos entregando a nuestros hijos a una dictadura digital silenciosa, que amenaza con ser más profunda que cualquier tiranía militar.
Frente a esta deriva, urge un acto de resistencia creativa.
Debemos invertir en escuelas pequeñas, en más maestros y menos dispositivos.
Educar es formar seres humanos completos:
No basta con saber operar una máquina:
Si no actuamos ahora,
Pero aún estamos a tiempo...
A tiempo de elegir,
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