por Yancey Strickler

Mayo-Junio 2019

del Sitio Web OneZero

traducción de Tinoski
Versión original en ingles

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Parte Primera

Esto es en lo que se está convirtiendo la Internet: en un Bosque Oscuro

20 Mayo 2019

 

 

 

Fotografía de RosieFraser

en Unsplahs

 

 

 

En la trilogía de ciencia-ficción "El Problema de los Tres Cuerpos" el escritor Liu Cixin presenta la teoría del bosque oscuro sobre el Universo.

 

Dicha teoría dice así: cuando miramos hacia fuera, hacia el espacio, nos llama la atención su silencio. Parece como que somos los únicos que estamos aquí. Después de todo, si existieran otras formas de vida, ¿no se mostrarían? Como no lo han hecho, asumimos que no existe nadie más ahí fuera.

 

Liu nos invita a reflexionar sobre esto de una manera distinta.

 

Imagina un bosque oscuro por la noche. Está terroríficamente tranquilo. Nada se mueve. Nada altera su quietud. Esto podría llevar a alguien asumir que el bosque se encuentra vacío de toda vida. Pero por supuesto, no lo está. El bosque oscuro está lleno de vida. Está quieto porque es durante la noche cuando los depredadores acechan. Para sobrevivir, los animales deben permanecer en silencio.

 

¿Nuestro universo es un bosque vacío, o un bosque oscuro?

 

Si es un bosque oscuro, entonces sólo la Tierra es tan imprudente como para gritar hacia los cielos anunciando su presencia. El resto del universo ya conoce el motivo por el que el bosque permanece en la oscuridad. Es sólo cuestión de tiempo que la Tierra también lo aprenda.

 

Y esto es, también, en lo que se está convirtiendo la Internet:

en un bosque oscuro.

En reacción contra los anuncios, los rastreadores (trackers), los troles, las exageraciones publicitarias (hype) y otros comportamientos depredadores, estamos retrayéndonos hacia nuestro propio bosque oscuro de Internet, alejándonos de la cultura dominante establecida.

 

Este mismo texto es un ejemplo de ello. Esta teoría fue compartida por primera vez con 500 personas a las que conozco o que explícitamente habían pedido ser informadas de ella a través de un canal privado de comunicación. Ese es el medio online en el cual nos sentimos más seguros. En el que puedo ser mi "más auténtico yo".

 

Ese y otros son los espacios en los que es posible una conversación sin presiones porque están libres de ser indexados, optimizados y "gamificados".

 

Los podcasts son otro buen ejemplo. En ellos, el significado se expresa tan sólo a través del lenguaje, pero también a través de la entonación y de la interacción. Los podcasts son el lugar en donde una pésima broma escapa de la autocensura y el auto desprecio. Son, con mucho, un espacio de comunicación mucho más clemente de lo que lo es Internet.

 

Los bosques negros como las listas de correo o los podcasts son lugares que cada vez abundan más.

 

Igual que otros bosques negros, como por ejemplo:

  • Canales de Slack

  • Instagrams privados

  • Foros con invitación privada

  • Grupos de mensajería

  • Snapchat

  • Wechat,

...y suma y sigue.

 

Por ahí es por donde Facebook está intentando ahora extenderse, a través de los Grupos (y tratando de redefinir el significado del concepto "privacidad" en el proceso)

 

El Internet de nuestros días es un campo de batalla. El idealismo de la Web de los años 90 ha desaparecido. La utopía de la Web 2.0 - donde todos vivíamos en agradablemente acotadas burbujas de felicidad - terminó con las elecciones presidenciales de 2016 (en EE.UU.), cuando todos aprendimos que las armas que pensábamos que sólo podían servir para mejorar nuestra existencia  también podían ser convertidas en armas.

 

Los espacios públicos y semi-públicos que creamos para desarrollar nuestras identidades, cultivar comunidades y generar conocimiento fueron invadidos y ocupados por fuerzas que los usan para ganar diferentes formas de poder (económico, político, social, y otros).

 

Esta es la atmósfera del Internet corriente que tenemos hoy: una competición incansable por el poder. A medida que esta lucha ha ido creciendo en tamaño y ferocidad un número cada vez mayor de la población ha corrido a esconderse dentro del bosque oscuro para evitar a los depredadores.

 

La era del "Internet 2.0" ha sido reemplazada por una nueva era de "Internet 2". Una en la que vivimos simultáneamente en muchas Internets, que aumentan en número cada hora.

 

Los bosques oscuros están creciendo…

 

Los bosques oscuros crecen porque ofrecen protección psicológica y para la reputación. Nos permiten ser nosotros mismos porque sabemos quién más está ahí.

 

Comparado con el estilo de de libre mercado de los canales de comunicación de masas - con sus grandes riesgos, sus grandes recompensas y su deficiente moderación - los bosques oscuros son mucho más escandinavos gracias a la seguridad emocional y social de la que proveen.

 

Limitan el impacto negativo de tener una mala imagen así como los beneficios de nuestras mejores bromas gracias a una audiencia limitada y contenida.

 

Este es un intercambio que cada vez más y más gente está dispuesta a hacer.

 

 

 

 

La Teoría de Internet como una bolera

 

Hace ya algunos años que fundí al negro en Internet.

 

Quité las aplicaciones para redes sociales de mi teléfono, deje de seguir a todo el mundo, el pack completo. Sin lugar a dudas fue una gran decisión. Desde que lo hice he estado más contento y he tenido un mayor control sobre mi tiempo. Muchos otros lo han hecho ya o están ello. Una nueva generación de monjes, por así decirlo.

 

Pero incluso a pesar del aumento en mi bienestar, veo un riesgo en hacer este cambio.

 

Puede discutirse que esta decisión me ha sacado del terreno de juego.

  • Me he desligado de la conversación existente en la corriente principal.

  • He dejado de ver la televisión.

  • He dejado de mirar Facebook y Twitter.

  • He silenciado mi voz en aquellas plataformas donde estaba teniendo lugar la conversación por las ataduras, riesgos y efectos secundarios que creaban en contrapartida.

Esta desconexión no ha sido sólo en el terreno político.

 

También lo fue para como comparto mi vida personal. Momentos cruciales de mi vida y la de mi familia dejaron de ser compartidos más allá de nuestros bosques oscuros de Internet, a pesar de que muchos de mis amigos y miembros de mi familiar habrían estado felices de oír sobre ellos.

 

Aquellos de nosotros que construimos bosques negros arriesgamos subestimar la importancia que los canales de comunicación principales continuarán teniendo.

 

No compartir fue mi propia elección, desde luego, y no la cuestiono. Mi des-alienación de la corriente principal ha sido una perdida para ellos, no para mí. Pero, ¿puede ser que esta decisión me haya privado también de una recompensa mayor?

 

No todos los que se unían a una liga de bolos (cuando la gente todavía solía hacer estas cosas) amaban los bolos. Muchos lo que querían primero en realidad era estar con otra gente, los bolos venían después, o ni siquiera. Lo importante era estar juntos. No la bolera.

 

Esta es la Teoría de Internet como una bolera:

el que la gente está conectada online para encontrarse y saber de los demás y que, al fin y al cabo, los lugares donde nos congregamos son irrelevantes comparados con la mera interacción.

Nos conocimos en MySpace, en Tinder o en LinkedIn? Acaso importa?

 

Cuando me desconecté por razones de bienestar personal y productividad al mismo tiempo dejé de acudir a los lugares de reunión. PY últimamente, he empezado a cuestionar esta decisión.

 

Me recuerda lo que ocurrió con los hippies allá por 1970 cuando - quemados y hastiados de las guerras culturales de los años 60 - se retiraron para ayudarse a ellos mismos y ganar en bienestar y desarrollo personal. Como cuenta Adam Curtis en su serie documental El Siglo del Individualismo en video

 

Mientras se interiorizaban, los ganadores de las guerras culturales de los años 60 tomaron las riendas de la sociedad.

Un enfoque en el bienestar personal creó un efecto secundario no deseado:

una retirada de la arena pública y un cambio en la distribución del poder desde entonces.

Es posible, supongo, que apartarse de la masa principal de Internet hacia los bosques oscuros pueda limitar de modo permanente la influencia de la corriente principal.

 

Podría deslegitimarla. Y de algún modo ese es el efecto que ha tenido Internet sobre la televisión. Pero nos olvidamos de cuán poderosa sigue siendo la televisión todavía. Y aquellos de nosotros que construimos bosques oscuros nos arriesgamos a olvidar cuán poderosos siguen siendo los canales de comunicación convencionales principales y cuan nimios resultan nuestros lugares de refugio en comparación con ellos.

 

La influencia de Facebook, Twitter y otros todavía sigue siendo inmensa y no va a parar.

 

Existe un motivo por el que las fuerzas de seguridad rusas se centran en estas plataformas cuando quieren manipular la opinión pública.

Tienen verdadero impacto…

 

El sentido y el significado de estas plataformas cambian en función de quien las utiliza. Qué tipo de bolera son depende de quién va a ellas.

 

Aunque un porcentaje significativo de la población abandonase estos espacios todavía seguirían existiendo un número similar de ojos y oídos para aquellos que desean influenciarnos y a su vez se limitaría la influencia de aquellos que se han marchado sobre yb mundo al que al fin y al cabo siguen perteneciendo.

 

Si el bosque oscuro todavía no es un lugar peligroso, el abandono masivo de aquellos que se están marchando aseguraría de que sí lo fuera.

 

 

 

 

 

 

 

 

Parte Segunda

Más allá de la Teoría del Bosque Oscuro sobre la Internet - Reaprendiendo cómo ser tu mismo online

4 Junio 2019

 

 

 

Foto: Artur Debat.

Getty Images.

 

 

 

 

La Precuela del Bosque Oscuro

 

Hace dos semanas escribí sobre la teoría del bosque oscuro de Internet.

 

Usé esta teoría del bosque oscuro para explicar por qué tenemos miedo de exponernos públicamente online y lo que podemos perder en consecuencia.

 

Asocié la teoría del bosque oscuro con Internet por primera vez cuando tuve una extraña "iluminación" a principios de este año: que sabía cómo ser yo mismo en la vida real, pero que no sabía cómo ser yo mismo online.

 

En "la vida real" soy un ser humano de 40 años razonablemente seguro de mí mismo. Si nos sentáramos juntos uno al lado del otro en un avión tendríamos una conversación entre buena y memorable.

 

Pero en Internet me siento como un adolescente que lucha por encontrar su identidad. Soy todo ridículos puntos de exclamación y explicaciones sobreactuadas. A menudo soy demasiado consciente de mí mismo como para ser interesante o auténtico.

 

Cuando usaba Internet en los 90 como un adolescente de verdad o como un joven adulto allá por los años 2000 no era así. Blogueaba cada día. Los foros fueron el lugar donde aprendí a poner a prueba teoría y discutir ideas.

 

Estas comunidades eran lo suficientemente pequeñas como para que todos nos conociéramos pero a la vez lo suficientemente grandes como para que existieran diversidad de opiniones y conversaciones.

 

Podías estar en desacuerdo de forma vehemente con otra persona respecto a asuntos políticos en un hilo y a la vez discutir con pasión con la misma persona sobre la secuela de una película en otro.

 

No tenía problemas siendo yo mismo online. Pero ahora lo siento diferente.

 

Buena parte de esta diferencia es por mi culpa. Soy más viejo. Tengo más en juego. Pero no soy sólo yo el que ha cambiado. También lo ha hecho Internet. Internet ha pasado de ser un lugar de reunión donde no te jugabas nada relevante a convertirse en un lugar donde puedes estar jugándolo todo.

 

Con el aumento del bullying online y de la humillación Internet se ha convertido en un lugar peligroso para tu reputación e integridad emocional e incluso física. Se ha convertido en el bosque oscuro.

 

Nuestras migas de pan digitales se han convertido en pruebas que pueden ser y serán usadas en nuestra contra. Para permanecer a salvo, ejercimos nuestro derecho a permanecer en silencio.

 

En lo que respecta a mostrarnos como verdaderamente somos online muchos de nosotros somos más parecidos a "dominios negros" de lo que nos atreveríamos a reconocer.

 

En la serie de libros El Problema de los Tres Cuerpos, el autor Liu Cixin presenta una solución al problema del bosque oscuro:

los "dominios negros".

Se trata de un dispositivo que enlentece la velocidad de la luz para crear una suerte de velo de invisibilidad alrededor de un planeta o incluso de una galaxia. Un dominio negro impide que nada salga ni entre.

 

Se trata de obtener seguridad a través del auto-encarcelamiento a escala cósmica…

 

Los bosques oscuros como las listas de correos o los grupos de Slack son más indulgentes que los dominios negros de Liu. Están desconectados, pero no del todo. El equivalente de hoy de un dominio negro sería algo como poner meter tu teléfono móvil dentro del congelador, Mastodon, o el almacenamiento con criptografía en frío (crypto cold storage).

 

No todos somos tan extremos con nuestros hábitos digitales todavía.

 

Pero en lo que respecta a mostrarnos a nosotros mismos online, muchos somos más parecidos a un dominio negro de lo que quisiéramos reconocer.

 

 

 

 

Más allá del bosque oscuro

 

Cuando me di cuenta de que no sabía cómo ser yo mismo online mi primer pensamiento fue:

¿Y a quién le importa?

No tiene importancia. Sólo es Internet…

 

Pero cuanto más lo pienso más empiezo a creer que sí tiene importancia. Ser capaz de ser tú mismo es un valor importantísimo. ¿Por qué no iba a ser igual en Internet también? Dándome cuenta de que mi verdadero yo estaba ausente online decidí aprender a ser yo mismo en Internet.

 

Comencé con un ejercicio simple ...

 

Durante una semana, yo twitearía dos veces al día (normalmente publico un tweet cada mes). Sin tratar de impresionar a nadie ni de hacerme el cool. Siendo yo de verdad y compartiendo lo que realmente estaba pasando por mi cabeza.

 

Una vez por la mañana y otra vez por la noche, publiqué un tweet. Escribí acerca de la crianza de los hijos, compras de alimentos, política, libros y baloncesto. Los resultados fueron más triviales que revolucionarios, y ese era precisamente el punto. No estaba tratando de sobresalir. Estaba haciendo prácticas en ser yo. El tener un horario programado para los tweets disminuyó mi ansiedad y me ayudó a comunicarme con mi propia voz.

 

El siguiente paso en mi auto-aceptación digital fue tratar de compartir mi yo de dentro del bosque oscuro con el basto Internet de ahí fuera.

 

Después de enviar mi último mail en el bosque oscuro lo posteé aquí directamente, en Medium, que no es algo que haga normalmente. No esperaba una respuesta pero a pesar de todo estaba algo nervioso. Y entonces, sin venir a cuento, el texto lo petó. En las últimas dos semanas lo leyeron más de ciento treinta mil personas a lo largo de todo el mundo.

 

Parece que la Teoría del Bosque Oscuro tocó algunas fibras. Y no es de extrañar: a muchos de nosotros nos cuenta horrores ser nosotros mismos online.

 

Somos reluctantes a mostrarnos como somos fuera de nuestros canales privados de comunicación. Pero al mismo tiempo reconocemos que nuestro aislamiento no viene sin perjuicios. Nuestros bosques oscuros pueden convertirse en dominios negros, con muy poca conexión con nuestra influencia sobre el mundo externo.

 

Internet pasó de ser un lugar de reunión casi sin riesgos donde dar rienda suelta a la experimentación al lugar donde poder sufrir los riesgos más altos de todos.

 

¿Cuál es el término medio? Eso es lo que mis experimentos has estado tratando de averiguar.

 

Es un proceso todavía en marcha pero mi respuesta más-complicada-en-la-práctica-que-en-teoría es que hay que luchar por ser uno mismo en todos los contextos y comprometerte a estar en el presente allí donde estés. No podemos continuar arrastrarnos por el bosque oscuro y esperar que algo cambie para mejor.

 

A menudo me cuestiono los méritos de este proyecto. ¿Ha sido una pérdida de tiempo? ¿Por qué no simplemente eliminar todas mis cuentas y permanecer en el bosque oscuro para siempre?

 

Es tentador, lo admito. Pero cada vez que tomo ese camino me acuerdo de la campaña de desinformación rusa que comenzó antes de las elecciones de 2016 y que continúa a día de hoy.

 

El departamento Central de Inteligencia ruso (G.R.U.) ordenó a sus agentes que postearan en las redes sociales utilizando cuentas falsas como ciudadanos americanos y  a usar esas cuentas para inundar Twitter y Facebook con mensajes que generadores de división política y racial. Sin embargo éstas cuentas durmientes no posteaban (ni postean) sólo propaganda.

 

En medio de sus mensajes incendiarios postearon también sobre cocina, deportes y otras cotidianidades de la vida mundana.

 

Usaron lo trivial para conseguir construir una relación de cercanía y confianza con sus seguidores, para hacer que esas cuentas falsas pareciesen más reales y normalizar las ideas extremas que estaban esgrimiendo.

 

Ahí estaba yo, manteniéndome apartado de Internet porque pensaba que mi presencia online era irrelevante e insustancial.

 

Y mientras, una potencia extranjera empleaba sus recursos para fingir que era alguien como yo e influenciar a alguien como yo.

¿Entonces qué tipo de influencia se supone que tengo yo mismo?

 

¿Qué tipo de influencia tenemos entonces cada uno de nosotros?

 

¿Y quién va a llenar el vacío que dejamos si no lo llenamos nosotros?

Me aterran las posibles respuestas que se me ocurren cuando me hago estas preguntas.

 

Así que, en vez de retirarme dentro de mi dominio negro, aquí estoy:

Aprendiendo otra vez a ser yo mismo online...