por Thierry Meyssan
17 Agosto 2021

del Sitio Web Red Voltaire

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El presidente estadounidense Joe Biden

anuncia la próxima creación

de una organización internacional de democracias...

ante el avance de los

regímenes totalitarios de Rusia y China.

 

A pesar de lo que afirma la retórica oficial,

su objetivo no es defender las democracias

sino promover el imperialismo de Estados Unidos.

 

Pero se trata de una lucha inútil

porque no ha encontrado

el adversario correcto...



 

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que está convocando, para el 9 y el 10 de diciembre de 2021, una cumbre virtual en defensa de la "Democracia".

 

Esa reunión abordaría 3 temas principales:

"la defensa contra el autoritarismo, la lucha contra la corrupción y la promoción del respeto de los derechos humanos".

Durante ese encuentro, los dirigentes participantes se comprometerían,

"a mejorar la vida de su propia población y a responder a los mayores problemas que confronta el mundo".

Posteriormente, en 2022, habría una segunda cumbre donde los dirigentes presentarían los progresos realizados en relación con los compromisos contraídos.

Biden ya había anunciado esas reuniones durante su campaña electoral. En aquel momento decía que se trataba de contrarrestar a Rusia y a China.

 

Eso quiere decir que su verdadero objetivo es definir un criterio que diferencie entre sí los dos bloques actualmente en formación... como antes, cuando se argumentaba sobre la existencia de un mundo capitalista y la de un mundo comunista...
 

 



La democracia como régimen político

Si bien en el siglo XIX se vio a Estados Unidos como un nuevo modelo democrático (ver el libro De la démocratie en Amérique, del político francés Alexis de Tocqueville), los Estados Unidos de América de nuestra época no son más que una oligarquía:

el poder político está en manos de un grupúsculo de hiper-multimillonarios que lo ejercen fuera de las instituciones públicas establecidas mientras que los políticos se ven reducidos al papel de simples comparsas.

En la práctica, Estados Unidos no ha reconocido nunca la soberanía popular, lo cual implica que nunca reconoció la democracia.

A pesar de la existencia de un sistema electoral que se instauró con el paso del tiempo, la Constitución estadounidense se basa - al contrario de lo que preconiza la democracia - en la soberanía de los gobernadores de los diferentes Estados.

 

Por ejemplo, durante la elección presidencial estadounidense del año 2000, el mundo asistió a la disputa entre los dos candidatos a la presidencia - George W. Bush y Al Gore - alrededor del conteo de los votos en el Estado de la Florida.

 

Y la Corte Suprema - o sea, la máxima instancia del poder judicial estadounidense - dirimió el pleito decidiendo que, constitucionalmente, no le interesaba el resultado del conteo de votos en la Florida sino únicamente la opinión del gobernador de aquel Estado... un tal Jeb Bush... hermano del candidato George W. Bush...

 

Así que George W. Bush fue declarado vencedor de la elección... aunque el nuevo conteo de los votos reales emitidos por los electores en la Florida confirmaba que Al Gore había ganado la elección en ese Estado.

La democracia como régimen político se ve cuestionada hoy por la ideología woke proclamada por el presidente Biden.

 

La equidad entre los diferentes grupos étnicos - que fue el caballo de batalla de Biden en la elección presidencial - se opone a la igualdad entre todos los ciudadanos. 1

 

Las instituciones democráticas estadounidenses se ven cuestionadas en la práctica por los conteos de votos realizados en secreto, lo cual hizo resurgir la hipótesis, justificada, de la existencia de un fraude electoral masivo.

 

Finalmente, el hecho que una multitud de estadounidenses tratara de tomar el Capitolio demuestra que en Estados Unidos las instituciones democráticas han perdido su aureola de cosa sagrada.

 

 


Todos los regímenes políticos son perecederos

En el siglo XVIII, las monarquías occidentales estaban exhaustas, habían perdido la legitimidad que antes se les reconocía.

 

Por supuesto, aquellas monarquías seguían afirmando que tenían a su favor lo que llamaban el "derecho divino", pero sus súbditos ya no creían en tal cosa.

 

Aparecieron entonces regímenes que basaban su legitimidad en la "soberanía popular":

las democracias.

Las monarquías que lograron sobrevivir se adaptaron, sin renunciar al "derecho divino" pero combinándolo con el nuevo principio de la "soberanía popular".

En el siglo XX, al producirse la crisis económica de 1929, la prensa occidental afirmó que el capitalismo había muerto y que había que inventar un nuevo sistema político.

 

Así aparecieron primeramente el comunismo y después el fascismo - Benito Mussolini había sido el representante de Lenin en Italia antes de concebir el fascismo.

 

En Estados Unidos, el presidente Franklin Roosevelt reformó profundamente el capitalismo, el fascismo terminó derrotado en Europa, el comunismo se derrumbó con la URSS y sobrevivió eso que aún llamamos "democracia".

En el siglo XXI, sobre todo a partir de la 'epidemia' de Covid-19, estamos viendo la brutal aparición de una quincena de grupos informáticos particularmente grandes alrededor de las compañías identificadas como GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft).

 

El poderío de esos grupos ya es superior al de la mayoría de los Estados nacionales, tanto que no vacilan en censurar las ideas y personas que les desagradan, incluyendo las informaciones de los Estados sobre tratamientos médicos para el Covid-19 y hasta los mensajes del presidente en funciones de Estados Unidos.

 

Ningún político se atreve hoy a hacer esperar a Bill Gates (el fundador de Microsoft) o a Jeff Bezos (el dueño de Amazon) si estos últimos lo llaman por teléfono, mientras que ellos pueden darse el lujo de posponer o rechazar una llamada del presidente de Estados Unidos.

 

Estos personajes imponen al mundo su propia agenda - el transhumanismo - tendiente a convertirnos en animales informatizados mientras que los dirigentes de las grandes compañías tecnológicas pasan a ser considerados seres "superiores" que parten a la conquista del espacio.

En tales condiciones, se hace imposible el ejercicio de la democracia. Los electores occidentales asisten cada vez menos a las urnas porque así lo han entendido.

 

En Francia, sólo un tercio de los electores inscritos participaron en las últimas elecciones. Las instituciones todavía son democráticas pero la democracia es una práctica y los franceses se han separado de ella.

Esta situación es totalmente nueva.

 

Es cierto que la desaparición de la clase media comenzó con la disolución de la Unión Soviética y que la transformación del Mercado Común Europeo en una entidad supranacional data de esa misma época, pero nada permitía prever entonces lo que hoy está sucediendo.

Según la fórmula de Abraham Lincoln, la democracia es,

"el gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo".

Pero no existe absolutamente ningún país donde el pueblo se gobierne a sí mismo.

 

Aunque algunos, como Islandia y Suiza, se resisten a seguir la tendencia general, el hecho es que el ideal democrático se ha hecho imposible ante el poder de las GAFAM.

 

Y sin democracia - o sea, sin participación del pueblo en la vida política - lo más importante es garantizar que las decisiones tomadas vayan en el sentido del interés general, lo que llamamos "República".

Esta situación va evolucionando con el paso de los meses y es de temer que se produzcan cambios terribles para nuestras libertades y nuestros medios de vida.

 

En todo caso, los cambios más recientes ya son inaceptables.

Si nos aferramos a nuestros regímenes antiguamente democráticos es porque no sabemos con qué reemplazarlos. Pero, cuando rechazamos lo que ya es evidente, estamos agravando nuestro problema.

 

Además, al igual que antes, cuando prolongamos la vida de las monarquías más allá de la época del llamado "derecho divino", ahora estamos prolongando la vida de nuestras democracias más allá del fracaso de la "soberanía popular".

 

Sin embargo, no son situaciones idénticas: ya nadie cree en el poder del "derecho divino"... pero todos hemos experimentado la validez del principio de la soberanía popular.

 

Hoy no se trata de hacer una revolución contra las GAFAM sino de hacerles la guerra para obligarlas hay devolver el Poder que nos robaron.

 

Ya no se trata de imaginar un nuevo tipo de régimen político sino de definir reglas que harían que la democracia volviese a ser posible.
 

 

mmm
Henri de Navarre,

quien reinó sobre Francia como Henri IV (de 1589 a 1610),

intervino en la guerra civil que se desarrollaba en ese país.

Logró que los católicos y los protestantes vivieran juntos

y no se presentaba a sí mismo como un monarca por "derecho divino"

sino como un hombre dedicado a servir el interés general.

Siguiendo los consejos del jurista Jean Bodin,

Henri IV fue el primer soberano francés

en declararse "republicano".
 

 



La Democracia como arma política

Inmediatamente después de la disolución de la URSS, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se planteó la misma pregunta que el actual presidente Joe Biden:

¿Cómo establecer una diferencia entre el bloque occidental y los demás?

Bill Clinton concibió entonces una "Estrategia para una Democracia Global" (Global Democracy Strategy) y creó en la Casa Blanca un grupo secreto que se encargaría de instaurar tal estrategia.

Aunque no se sabe quiénes eran los miembros de ese grupo, hemos logrado identificar su evolución bajo el mandato de George W. Bush.

 

Durante la administración de Bush hijo, el grupo estuvo bajo la dirección de Liz Cheney - la hija del vicepresidente Dick Cheney - y de Elliot Abrams - organizador de la intentona golpista contra el presidente venezolano Hugo Chávez a finales del mandato de George W. Bush. 2

 

Desde el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, ese grupo secreto supervisó varios golpes de Estado, como el derrocamiento en Honduras del presidente constitucional Manuel Zelaya.

 

Este grupo no recurrió a los métodos militares de la CIA, ni a los pseudo-revolucionarios de la National Endowment for Democracy (NED), sino que inventó los golpes de Estado "parlamentarios"... y de inmediato se produjo en Latinoamérica una "epidemia" de derrocamientos de gobiernos por los parlamentos.

Lo anterior demuestra que la democracia sigue siendo actualmente una visión y no una realidad...

 

Hoy sigue siendo posible pisotear la Constitución y derrocar un gobierno de forma "democrática"... a condición de poner a un parlamentario en lugar del jefe de Estado o de gobierno derrocado.

Nosotros no dudamos que aquel grupo encargado de la "Estrategia para la Democracia Global" siga existiendo hoy y que es muy posible que vuelva a dar que hablar próximamente.

Ya en este momento esa Estrategia está retomando el proyecto de crear una "Alianza de democracias", proyecto que tuvo como promotor al ensayista Francis Fukuyama y que la administración Bush quiso utilizar para suplantar la ONU.

 

Siendo secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, llegó a crear en 2017 una "Fundación para la Alianza de las Democracias" (Alliance of Democracies Foundation).

 


Nuestro futuro político

Las sociedades occidentales tendrían que comenzar por reconocer que Rusia y China no son peores que los regímenes que existen en Occidente sino que enfrentan los mismos problemas con una cultura diferente.

 

En realidad, necesitamos la ayuda de esas dos naciones, tanto como ellas necesitan la nuestra.

Juntos o por separado, lo cierto es que no encontraremos la solución en un futuro inmediato. Tenemos que comenzar a luchar aunque no sepamos aún qué forma tendrá nuestra victoria.

 

Sin embargo, ya conocemos sus bases, así que debemos precisar el principio sobre el cual queremos basarnos - nosotros o nuestros hijos - para construir nuevas democracias.

 

Ese principio es la República...



Resumen


Los Estados de hoy se ven desbordados por el enorme poder de nuevas compañías gigantes:

las GAFAM.

Por consiguiente, los gobiernos - todos los gobiernos - ya no logran responder a lo que esperamos de ellos.

 

Es erróneo hablar de "crisis de la democracia" cuando en realidad se trata de una crisis de todos los regímenes políticos.


Los esfuerzos del presidente estadounidense Joe Biden en defensa de la democracia están condenados al fracaso porque ya no corresponden a los problemas del mundo contemporáneo.

 

Lo más que podrá hacer es servirse de esa bandera falsa para seguir promoviendo el imperialismo estadounidense.


Podemos rechazar el poder ilegítimo de las GAFAM y defendernos mediante la promoción no de un régimen político sino de un criterio para la adopción de decisiones:

la República...


 

Referencias

  1. "Joe Biden reinventa el racismo", por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 11 de mayo de 2021.
     

  2. "Implicación de las redes secretas de la CIA para derribar a Chávez", por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de mayo de 2002.