
	por Altercom, Fidel Castro Ruz
	
	3 Julio 2007
	
	del Sitio Web 
	VoltaireNet
	
	 
	
		
			| 
			AltercomAgencia de Prensa de Ecuador.
 
			Comunicación para la Libertad.Fidel Castro Ruz
 Ex presidente de Cuba.
 
			Comandante en jefe de la Revolución. | 
	
	
		
			
				
					
					
					Buen día el domingo para leer lo que pareciera ciencia ficción.
Se anunció que la CIA desclasificaría cientos de páginas sobre acciones 
	ilegales 
					
					que incluían planes para eliminar a líderes de gobiernos 
	extranjeros. 
					
					De repente se detiene la publicación y se retrasa un día.
					
					
					No 
	ofrecieron una explicación coherente. 
					
					Alguien quizás de la Casa Blanca le 
	pasó la vista al material.
 
				
			
		
	
	
	
	
	
	 
	
	El primer paquete de documentos desclasificados se conoce como 
	"LAS JOYAS DE 
	LA FAMILIA"; consta de 702 páginas sobre acciones ilegales de la CIA entre 
	1959 y 1973. 
	
	 
	
	A esa parte le suprimieron alrededor de 100 páginas. 
	
	 
	
	Se trata 
	de acciones no autorizadas por ley alguna, complots con el propósito de 
	asesinar a otros dirigentes, experimentos con drogas en seres humanos para 
	el control de sus mentes, espionaje a luchadores civiles y periodistas, 
	entre otras actividades por el estilo prohibidas expresamente.
	
	Los documentos comenzaron a recopilarse 14 años después de los primeros 
	hechos, cuando el entonces director de la CIA, James Schlessinger, se alarmó 
	por lo que la prensa escribía, sobre todo los artículos de Robert Woodward y 
	Carl Bernstein publicados en el Washington Post, ya mencionados en el 
	"Manifiesto 
	al Pueblo de Cuba". 
	
	 
	
	Se acusaba a la agencia de ser promotora del espionaje 
	en el hotel Watergate con la participación de sus antiguos agentes Howard 
	Hunt y James McCord.
	
	En mayo de 1973 el Director de la CIA exigía que,
	
		
		"todos los oficiales 
	operativos principales de esta agencia deben informarme inmediatamente sobre 
	cualquier actividad que esté ocurriendo, o haya ocurrido en el pasado, que 
	pudiera estar fuera de la carta constitutiva de esta agencia". 
		
	
	
	Schlessinger, 
	designado después Jefe del Pentágono, había sido sustituido por William 
	Colby. 
	
	 
	
	Este se refería a los documentos como "esqueletos escondidos en un 
	closet". Nuevas revelaciones de prensa obligaron a Colby a admitir la 
	existencia de los informes al Presidente interino Gerald Ford en 1975. The 
	New York Times denunciaba la infiltración de la agencia en los grupos 
	antiguerra. 
	
	 
	
	La ley que creó la CIA le prohibía el espionaje dentro de 
	Estados Unidos.
	
		
		Aquello "fue solo la punta del iceberg", exclamó el Secretario de Estado en 
	aquella fecha, 
		Henry Kissinger.
	
	
	El propio Kissinger advirtió que "correría sangre" si se divulgaban otras 
	acciones, y añadió de inmediato: 
	
		
		"Por ejemplo, que Robert Kennedy controló 
	personalmente la operación para el asesinato de Fidel Castro". 
		
	
	
	El hermano 
	del Presidente era entonces Fiscal General de Estados Unidos. 
	
	 
	
	Muere después, 
	asesinado, cuando aspiraba a la Presidencia en las elecciones de 1968 en las 
	que, al faltar tan fuerte candidato, se facilitó la elección de Nixon. Lo 
	más dramático del caso es que al parecer había llegado a la convicción de 
	que John Kennedy fue víctima de una conspiración. Exigentes investigadores, 
	después de analizar las perforaciones, los calibres de los disparos y demás 
	circunstancias que le causaron la muerte al Presidente, arribaron a la 
	conclusión de que por lo menos fueron tres las personas que dispararon. 
	
	 
	
	El 
	solitario Oswald, usado como instrumento, no pudo ser el único tirador. Eso 
	llamó mucho la atención al que esto escribe. 
	
	 
	
	Excúsenme que les cuente que el 
	azar me convirtió en instructor de tiro con mira telescópica de todos los 
	expedicionarios del Granma. Pasé meses practicando y enseñando todos los 
	días; el blanco se pierde con cada disparo aunque se mantenga estático y hay 
	que buscarlo de nuevo en fracciones de segundo.
	
	Oswald quiso pasar por Cuba en viaje a la URSS. Ya había estado allá. 
	
	
	 
	
	Alguien lo envió a pedir visa en la embajada de nuestro país en México. 
	Nadie lo conocía ni lo autorizó. Se nos quería comprometer en la 
	conspiración. Después Jack Ruby, de grosera historia mafiosa, no pudiendo 
	soportar, según declaró, tanto dolor y tristeza, lo asesina nada menos que 
	en una estación llena de policías.
	
	Con posterioridad, en actividades internacionales o en visitas a Cuba, más 
	de una vez me encontré con los adoloridos familiares de Kennedy, que me 
	saludaban con respeto. Un hijo del ex presidente, que cuando asesinaron a su 
	padre era un niño muy pequeño, visitó Cuba 34 años después, se reunió 
	conmigo y lo invité a cenar.
	
	El joven, en la plenitud de su vida y bien educado, murió trágicamente en un 
	accidente aéreo cuando volaba con su esposa en noche tempestuosa a la isla 
	de Martha’s Vineyard. Nunca abordé con alguno de aquellos familiares el 
	espinoso tema. 
	
	 
	
	Señalé en cambio que, si entonces en vez de Kennedy hubiese 
	sido Nixon el Presidente electo de Estados Unidos, tras el fracaso de Girón 
	habríamos sido atacados por las fuerzas aeronavales que escoltaron la 
	expedición mercenaria, a un costo ulterior enorme de vidas para ambos 
	pueblos. Nixon no se habría limitado a decir que la victoria tenía muchos 
	padres y la derrota era huérfana. 
	
	 
	
	Consta que a Kennedy nunca le entusiasmó 
	la aventura de Girón, adonde lo condujo la fama militar de Eisenhower y la 
	irresponsabilidad de su ambicioso vicepresidente.
	
	Recuerdo que, precisamente el día y el minuto en que lo asesinan, conversaba 
	yo en un lugar tranquilo fuera de la capital con el periodista francés Jean 
	Daniel. Este anunció que traía un mensaje del Presidente Kennedy. 
	
	 
	
	Me contó 
	que le dijo en esencia: 
	
		
		"Vas a ver a Castro. Quisiera saber qué piensa él 
	acerca del terrible peligro que vivimos, de vernos envueltos en una guerra 
	termonuclear. Quiero verte de nuevo tan pronto regreses." 
		 
		
		"Kennedy era muy 
	activo, parecía una máquina de hacer política", me añadió, y no pudimos 
	seguir hablando, cuando alguien llegó rápido y nos trajo la noticia de lo 
	ocurrido. 
	
	
	Nos pusimos a escuchar la radio. Era ya inútil lo que pensaba 
	Kennedy.
	
	Claro que yo viví ese peligro. Cuba era la parte más débil y también la que 
	recibiría los primeros golpes, pero no estábamos de acuerdo con las 
	concesiones que se hicieron a Estados Unidos. Ya he hablado de eso en otro 
	momento.
	
	Kennedy había emergido de la crisis con más autoridad. Llegó a reconocer los 
	enormes sacrificios en vidas humanas y riquezas materiales del pueblo 
	soviético en la lucha contra el fascismo. Lo peor de las relaciones entre 
	Estados Unidos y Cuba no había ocurrido todavía en abril de 1961. 
	
	 
	
	Cuando no 
	se resignó al desenlace de Girón, vino la 
	
	Crisis de Octubre. 
	
	 
	
	El bloqueo, la 
	asfixia económica, los ataques piratas y los atentados se multiplicaron. 
	Pero los planes de asesinato y otros hechos sangrientos comenzaron bajo la 
	administración de Eisenhower y Nixon.
	
	No nos habríamos negado después de la Crisis de Octubre a conversar con 
	Kennedy, ni habríamos dejado de ser revolucionarios y radicales en nuestra 
	lucha por el socialismo. Cuba no habría roto nunca sus relaciones con la 
	URSS, como se nos exigía. Tal vez una verdadera conciencia de los 
	gobernantes norteamericanos sobre lo que significa una contienda bélica con 
	armas de exterminio masivo habría puesto fin antes y de otra forma a la 
	guerra fría. 
	
	 
	
	Al menos podíamos pensar así entonces, cuando no se hablaba del 
	calentamiento del planeta, los desequilibrios rotos, el colosal gasto de 
	hidrocarburos y las sofisticadas armas que la tecnología ha creado, como ya 
	les dije a los jóvenes cubanos. Habríamos dispuesto de mucho más tiempo para 
	alcanzar a través de la ciencia y la conciencia lo que hoy estamos obligados 
	a realizar con toda premura.
	
	Ford decidió nombrar una Comisión para investigar a la 
	Agencia Central de 
	Inteligencia. 
	
		
		"No queremos destruir sino preservar la CIA", dijo.
	
	
	Como consecuencia de las investigaciones de la Comisión dirigida por el 
	senador Frank Church, el presidente Ford aprobó la orden ejecutiva por la 
	que prohibió expresamente la participación de funcionarios norteamericanos 
	en el asesinato de líderes extranjeros.
	
	 
	
	
	
	 
	
	Los documentos publicados ahora recogen elementos sobre la vinculación 
	CIA-mafia para asesinarme.
	
	También se revelan detalles sobre la operación Caos, desarrollada desde 1969 
	durante al menos siete años, para la cual la CIA creó un escuadrón especial 
	con la misión de infiltrarse en grupos pacifistas e investigar,
	
		
		"las 
	actividades internacionales de radicales y militantes negros". 
		
	
	
	La Agencia 
	compiló más de 300.000 nombres de ciudadanos y organizaciones 
	norteamericanas y extensos archivos de 7.200 personas.
	
	Según The New York Times, el presidente Johnson estaba convencido de que el 
	movimiento norteamericano antiguerra estaba controlado y financiado por 
	gobiernos comunistas, y le ordenó a la CIA producir evidencias.
	
	Los documentos reconocen además que la CIA espió a varios periodistas como 
	Jack Anderson, artistas como Jane Fonda y John Lennon, y los movimientos 
	estudiantiles de la Universidad de Columbia. También registró hogares y 
	realizó ensayos con ciudadanos estadounidenses para probar la reacción del 
	ser humano a determinadas drogas.
	
	El año 1973, en memorando dirigido a Colby, Walter Elder, quien había sido 
	asistente ejecutivo de John McCone, el director de la CIA a principios de 
	los años sesenta, informa de discusiones dentro de las oficinas del jefe de 
	la CIA que fueron grabadas y transcritas: 
	
		
		"Sé que cualquiera que haya 
	trabajado en las oficinas del director estaba preocupado por el hecho de que 
	estas conversaciones en las oficinas y por teléfono eran transcritas. 
	
		 
		
		Durante los años de McCone, había micrófonos en sus oficinas regulares, la 
	interna, el comedor, la oficina en el edificio del Este, y su estudio en la 
	casa, en la calle White Haven. No sé si alguien estaría dispuesto a hablar 
	de eso, pero la información tiende a infiltrarse, y la Agencia de seguro que 
	es vulnerable en este caso".
	
	
	Las transcripciones secretas de los directores de la CIA podrían contener 
	gran cantidad de "joyas". Ya los Archivos de Seguridad Nacional están 
	solicitando estas transcripciones.
	
	Un memo aclara que la CIA tenía un proyecto denominado OFTEN que recolectaba,
	
		
		"información sobre drogas peligrosas de firmas norteamericanas", hasta que 
	el programa fuera terminado en el otoño de 1972. 
	
	
	En otro memo hay informes 
	de que productores de drogas comerciales le "habían pasado" a la CIA drogas 
	"rechazadas debido a malos efectos secundarios".
	
	Como parte del programa 
	MKULTRA, la CIA le había introducido LSD y otras 
	drogas psico-activas a personas sin que estas lo supieran. De acuerdo con 
	otro documento en el archivo, 
	
	Sydney Gottlieb, psiquiatra y químico jefe del 
	Programa de Control de Cerebro de la Agencia, es supuestamente el 
	responsable de haber propiciado el veneno que se iba a utilizar en un 
	intento de asesinato contra Patricio Lumumba.
	
	Empleados de la CIA asignados a 
	
	MHCHAOS - la operación que llevó a cabo la 
	vigilancia contra los opositores norteamericanos a la guerra en Viet Nam y 
	otros disidentes políticos - expresaron "un alto grado de resentimiento" por 
	recibir la encomienda de llevar a cabo tales misiones.
	
	No obstante, hay una serie de asuntos interesantes que revelan estos 
	documentos, como es el alto nivel al que se tomaban las decisiones de las 
	acciones contra nuestro país.
	
	La técnica usada ahora por la CIA para no ofrecer detalles no son las 
	desagradables tachaduras sino los espacios en blanco, a partir del uso de la 
	computación.
	
	Para The New York Times, las largas secciones censuradas muestran que la CIA 
	aún no puede exponer todos los esqueletos de sus closets, y muchas 
	actividades desarrolladas en operaciones en el exterior, revisadas años 
	atrás por periodistas, investigadores congresionales y una comisión 
	presidencial, no están detalladas en los documentos.
	
	Howard Osborn, el entonces Director de Seguridad de la CIA, hace un resumen 
	de las "joyas" compiladas por su oficina. 
	
	 
	
	Enumera ocho casos - incluyendo el 
	reclutamiento del gángster Johnny Roselli para el golpe contra Fidel 
	Castro - pero tacharon el documento que está en el número 1 de la lista 
	inicial de Osborn: dos páginas y media.
	
		
		"La joya número 1 de las Oficinas de Seguridad de la CIA debe ser muy buena, 
	sobre todo cuando la segunda es la lista del programa de asesinato de Castro 
	por Roselli," dijo Thomas Blanton, director de los Archivos de Seguridad 
	Nacional, que solicitó la desclasificación de "Las joyas de la familia" hace 
	15 años bajo el Acta de Libertad de Información.
	
	
	Es notorio que la Administración que menos información ha desclasificado en 
	la historia de Estados Unidos, y que incluso inició un proceso de 
	reclasificación de información previamente desclasificada, tome la decisión 
	de hacer ahora estas revelaciones.
	
	Considero que tal acción puede significar el intento de dar una imagen de 
	transparencia en los peores momentos de aceptación y popularidad del 
	gobierno, y al mismo tiempo dar a entender que estos métodos pertenecen a 
	otra época y ya no se usan. 
	
	 
	
	El general Hayden, actual Director de la CIA, al 
	anunciar la decisión, declaró: 
	
		
		"Los documentos ofrecen un vistazo hacia 
	tiempos muy distintos y a una Agencia muy diferente."
	
	
	De más está agregar que todo lo que aquí se describe se sigue haciendo, sólo 
	que de manera más brutal y alrededor de todo el planeta, incluyendo el 
	número creciente de acciones ilegales dentro de los propios Estados Unidos.
	
	The New York Times dijo que expertos de inteligencia consultados expresaron 
	que la revelación de los documentos es un intento de distraer la atención 
	sobre las recientes controversias y escándalos que rodean a la CIA y a una 
	administración que está viviendo los peores momentos de su impopularidad.
	
	La desclasificación también puede apuntar a mostrar, en los preámbulos del 
	proceso electoral, que las administraciones demócratas fueron iguales o 
	peores que la de 
	Bush.
	
	En las páginas que van de la 11 a la 15 del Memorando para el Director la 
	Agencia Central de Inteligencia, se lee:
	
		
		"En agosto de 1960, el Sr. Richard M. Bissell se acercó al Coronel Sheffield 
	Edwards con el objetivo de determinar si la Oficina de Seguridad tenía 
	agentes que pudieran ayudar en una misión confidencial que requería una 
	acción al estilo gangsteril. El blanco de la misión era Fidel Castro.
		
"Dada la extrema confidencialidad de la misión, sólo se dio a conocer el 
	proyecto a un pequeño grupo de personas. Se informó del proyecto al Director 
	de la Agencia Central de Inteligencia y este dio su aprobación. El Coronel 
	J. C. King, Jefe de la División del Hemisferio Occidental, también fue 
	informado, pero se ocultó deliberadamente todos los detalles a todos los 
	oficiales de la operación JMWAVE. 
		 
		
		Aunque algunos oficiales de Comunicaciones 
	(Commo) y de la División de Servicios Técnicos (TSD) participaron en las 
	fases iniciales de planificación, no sabían cuál era el propósito de la 
	misión.
"Robert A. Maheu fue contactado, se le informó en términos generales acerca 
	del proyecto, y se le pidió que valorara si podría lograr acceso a los 
	elementos gangsteriles como primer paso para lograr la meta deseada.
"El Sr. Maheu informó que se había encontrado con un tal Johnny Roselli en 
	varias ocasiones mientras se encontraba de visita en Las Vegas. 
		 
		
		Solamente lo 
	conocía de manera informal por conducto de clientes, pero se le había dado a 
	entender que era un miembro de alta jerarquía del ’sindicato’ y que 
	controlaba todas las máquinas de hacer hielo en La Franja. A juicio de Maheu, 
	si Roselli era en efecto un miembro del clan, indudablemente tenía 
	conexiones que lo llevarían al negocio de los juegos en Cuba.
"Se le pidió a Maheu que se acercara a Roselli, quien sabía que Maheu era un 
	ejecutivo de relaciones personales que atendía las cuentas nacionales y 
	extranjeras, y le dijera que recientemente lo había contratado un cliente 
	que representaba a varias firmas internacionales de negocios que estaban 
	sufriendo enormes pérdidas financieras en Cuba como resultado de la acción 
	de Castro. 
		 
		
		Estaban convencidos de que la eliminación de Castro era la 
	solución a su problema y que estaban dispuestos a pagar 150.000 dólares para 
	lograrlo exitosamente. Debía dejarse claro a Roselli que el Gobierno de los 
	Estados Unidos no conocía, ni debía conocer, esta operación.
"Esto se le planteó a Roselli el 14 de septiembre de 1960 en el Hilton Plaza 
	Hotel de la Ciudad de Nueva York. Su reacción inicial fue evitar verse 
	involucrado pero, con la labor de persuasión de Maheu, accedió a 
	presentárselo a un amigo, Sam Gold, quien conocía a la ’gente cubana’. 
	Roselli dejó claro que no quería ningún dinero por su parte en esto, y creía 
	que Sam haría lo mismo. A ninguna de estas personas jamás se les pagó con 
	fondos de la Agencia.
"Durante la semana del 25 de septiembre, Maheu fue presentado a Sam, quien 
	se encontraba alojado en el Fontainebleau Hotel de Miami Beach. No fue hasta 
	varias semanas después de su encuentro con Sam y Joe - quien le fue 
	presentado como correo que operaba entre la Habana y Miami - que vio 
	fotografías de estas dos personas en el suplemento dominical de Parade. 
		
		 
		
		Se 
	les identificaba como Momo Salvatore Giancana y Santos Trafficante, 
	respectivamente. Ambos figuraban en la lista del Fiscal General de los diez 
	hombres más buscados. El primero estaba descrito como el cacique de la Cosa 
	Nostra en Chicago y sucesor de Al Capone, y el otro, como el jefe de las 
	operaciones cubanas de la Cosa Nostra. Maheu llamó inmediatamente a esta 
	oficina tras conocer esta información.
"Al analizar los posibles métodos para cumplir esta misión, Sam sugirió que 
	ellos no recurrieran a armas de fuego sino que, si a él se le pudiese 
	facilitar algún tipo de píldora potente, que pudiera echarse en la comida o 
	la bebida de Castro, sería una operación mucho más efectiva. 
		 
		
		Sam indicó que 
	él tenía un posible candidato en la persona de Juan Orta, funcionario cubano 
	que había estado recibiendo pagos como soborno de los negocios del juego, y 
	quien aún tenía acceso a Castro y estaba en un aprieto financiero.
"A la TSD (División de Servicios Técnicos) se le solicitó que produjera 6 
	píldoras con un alto contenido letal.
"Joe le entregó las píldoras a Orta. Después de varias semanas de intentos, 
	Orta al parecer se acobardó y pidió lo sacaran de la misión. Él sugirió a 
	otro candidato que realizó varios intentos sin éxito."
	
	
	Todo lo dicho en los numerosos párrafos anteriores está entre comillas. 
	Observen bien los lectores qué métodos estaba aplicando ya Estados Unidos 
	para gobernar al mundo.
	
	
	Recuerdo que durante los primeros años de la Revolución en las oficinas del 
	Instituto Nacional de la Reforma Agraria trabajaba conmigo un hombre de 
	apellido Orta, procedente de las fuerzas políticas antibatistianas. Se le 
	veía respetuoso y serio. No puede ser otro. Pasaron los decenios y por el 
	informe de la CIA veo de nuevo ese nombre. 
	
	 
	
	No tengo a mano elementos de 
	juicio para comprobar de inmediato qué fue de él. 
	
	 
	
	Pido excusas si ofendo 
	involuntariamente a cualquier familiar o descendiente, tenga o no culpa la 
	persona mencionada.
	
	 
	
	
	
	 
	
	El imperio ha creado una verdadera máquina de matar constituida no sólo por 
	la CIA y sus métodos. 
	
	 
	
	
	Bush ha instrumentado poderosas y costosas 
	superestructuras de inteligencia y seguridad, y ha convertido a todas las 
	fuerzas de aire, mar y tierra en instrumentos de poder mundial que llevan la 
	guerra, la injusticia, el hambre y la muerte a cualquier parte del planeta, 
	para educar a sus habitantes en el ejercicio de la democracia y la libertad. 
	
	 
	
	El pueblo norteamericano toma cada vez más conciencia de esta realidad.
	
		
		"No es posible engañar a todo el pueblo todo el tiempo", dijo Lincoln.