El Club más exclusivo del mundo tiene dieciocho miembros. 
				
				 
				
				Se reúnen 
			cada dos meses, un domingo por la noche a las 7 pm, en la Sala E en 
			una torre circular cuyas ventanas tintadas miran a la estación 
			central de tren de Basilea.
Sus deliberaciones duran una hora, tal vez una hora y media.
				
Algunos de los presentes traen un colega con ellos, pero los 
			ayudantes raramente hablan durante estos cónclaves confidenciales. 
			La reunión se cierra, los asistentes se van, y los que quedan se 
			retiran a cenar en el comedor en el piso dieciocho, sabedores de que 
			la comida y el vino serán excelentes. 
				 
				
				La comida, que continúa hasta 
			las 11 pm. o la medianoche, es el lugar donde se realiza el trabajo 
			real. 
				 
				
				El protocolo y la hospitalidad, perfeccionadas durante más de 
			ocho décadas, son impecables. Cualquier cosa que se diga en la mesa 
			de ese comedor, se sobreentiende, no será repetida en otros lugares.
				
Pocos de los asistentes serían reconocidos por los transeúntes, a 
			pesar de que incluyen a un buen número de las personas más poderosas 
			del mundo.
Estos hombres, pues casi todos son hombres, son banqueros centrales. 
				
				 
				
				Han llegado a Basilea para asistir al 
				Comité Consultivo Económico (ECC) 
			del Banco de Pagos Internacionales (BPI), que es el banco de los 
			bancos centrales.
 
				
				
				
 
				
				
Sus miembros actuales (al 2013) incluyen 
			a,
				
					
						- 
						
						Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (actualmente 
			Janet Yellen)
 
						- 
						
						Sir Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra
						 
						- 
						
						Mario Draghi, del Banco 
						Central Europeo
 
						- 
						
						Zhou Xiaochuan del Banco de 
			China
 
						- 
						
						los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, 
			Francia, Italia, Suecia, Canadá, India y Brasil
 
					
				
				
				Jaime Caruana, ex-gobernador del Banco de España, gerente general del BIS, se une a 
			ellos.
A principios de 2013 (cuando se imprimió el libro del que se extrae 
			esta información), Mervyn King presidía el Comité Consultivo 
			Económico (ECC) del BPI.
 
				 
				
				
				
Mervyn King
 
				
				
El ECC, que solía ser conocida como la reunión de los gobernadores 
			del G-10, es la reunión más influyente del BPI, abierta sólo a un 
			pequeño grupo selecto de bancos centrales de las economías avanzadas. 
				
				 
				
				El ECC hace recomendaciones sobre la composición y organización de 
			los tres comités del BPI que trabajan con el sistema financiero 
			mundial, los sistemas de pago, y los mercados internacionales. 
				
				 
				
				El 
			comité también prepara propuestas para la Reunión Global de Economía 
			y guía su agenda.
			Esa reunión se inicia a las 9:30 de la mañana del lunes por la 
			mañana, en la sala B y tiene una duración de tres horas. 
				 
				
				Ahí Mervyn 
			King preside a los gobernadores de los bancos centrales de los 
			treinta países considerados más importantes para la economía global.
 
				
				
				
				
 
				
				
Además de los que estaban presentes en la cena de domingo por la 
			noche, la reunión del lunes estará integrada por representantes de 
			países como, por ejemplo, Indonesia, Polonia, Sudáfrica, España y 
			Turquía. 
				 
				
				A los gobernadores de los quince países más pequeños, como 
			Hungría, Israel y Nueva Zelanda se les permite sentarse en calidad 
			de observadores, pero por lo general no hablan. 
				 
				
				A gobernadores de 
			una tercera división de bancos miembros, como Macedonia y Eslovaquia, 
			no se les permite asistir.
 
				
				
				
				
				
 
				
				
Los gobernadores de los 60 bancos miembros del BPI, luego disfrutan 
			de un almuerzo buffet en el comedor del piso 18. 
				 
				
				Diseñado por Herzog 
			& de Meuron, el estudio de arquitectura suizo que construyó el "Nido 
			de Pájaro", el Estadio de los Juegos Olímpicos de Beijing, el 
			comedor cuenta con paredes blancas, un techo negro y vistas 
			espectaculares a tres países: 
				
					
				
				
				A las 2 pm, 
			los banqueros centrales y sus ayudantes regresan a la sala B de la 
			reunión de los gobernadores para discutir asuntos de interés, hasta 
			que la reunión termina a las 5 pm.
Melvyn King, tiene un enfoque muy diferente al de su predecesor, 
				Jean-Claude Trichet, el ex presidente del Banco Central Europeo, 
			como presidente del Comité Consultivo Económico (ECC).
 
				 
				
				
				
Jean-Claude Trichet
 
				
				
Trichet, según declaró un ex banquero central, era pomposo en su 
			estilo: 
				
					
					un purista del protocolo que llamaba a hablar a los bancos 
			centrales en orden de importancia, empezando por los gobernadores de 
			la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, y el Bundesbank, y luego 
			avanzando así en la jerarquía. 
				
				
				King, por el contrario, adopta un 
			enfoque más temático e igualitario: abriendo las reuniones para la 
			discusión e invitando a todos los presentes a que realicen sus 
			contribuciones.
Los cónclaves de los gobernadores de los Bancos Centrales han 
			desempeñado un papel crucial en la determinación de la respuesta 
			mundial a la crisis financiera global.
Estas conversaciones, dicen los banqueros centrales, deben ser 
			confidenciales.
				
					
					"Cuando uno está en la parte 
					superior de un organismo, puede sentirse solo a veces. Es 
					útil poder conocer a otros números uno y decir: 
					
						
						'Este es mi problema, ¿cómo 
						puedo lidiar con él?'"
					
					
					"Ser capaz de hablar de manera informal y abierta acerca de nuestras 
			experiencias ha sido inmensamente valioso. 
					 
					
					No estamos hablando en un 
			foro público. Podemos decir lo que realmente pensamos y creemos, y 
			podemos hacer preguntas y beneficiarnos de experiencia de los demás", 
			afirma Mervyn King.
				
				
				
				
 
				
				
La dirección del BPI trabaja duro para asegurarse de que el ambiente 
			sea agradable y sociable durante todo el fin de semana, y parece que 
			lo consiguen. 
				 
				
				El banco dispone de una flota de limusinas para 
			recoger a los gobernadores en el aeropuerto de Zürich y llevarlos a 
			Basilea. 
				 
				
				Desayunos separados, almuerzos y cenas se organizan para 
			los gobernadores de los bancos nacionales que supervisan diferentes 
			tipos y tamaños de economías nacionales, para que nadie se sienta 
			excluido.
				
					
					"Los banqueros centrales están más a gusto y más relajados con sus 
			compañeros de los otros bancos centrales que con sus propios 
			gobiernos", recordó Paul Volcker, el ex presidente de la Reserva 
			Federal de Estados Unidos, que asistía a los fines de semana de 
			Basilea.
				
				 
				
				
				
Paul Volcker
 
				
				
La excelente calidad de la comida y del vino ayudaban a conseguir un 
			sentimiento de camaradería, dijo Peter Akos Bod, ex gobernador del 
			Banco Nacional de Hungría. 
				
					
					"Los principales temas de debate eran la 
			calidad del vino y la estupidez de los ministros de Finanzas. Si 
			usted no tenía ningún conocimiento de vinos, no podía participar en 
			la conversación".
				
				 
				
				
				
Peter Akos Bod
 
				
				
Y la conversación es usualmente 
				estimulante y agradable, dicen los banqueros centrales.
				
				El contraste entre el Federal Open Markets 
			Committee y la Reserva Federal de Estados Unidos, y las cenas de 
				los gobernadores del G-10 del domingo por la noche, fue notable, 
				recordó Laurence Meyer, quien se desempeñó como miembro 
				de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal desde 1996 
				hasta 2002.
				
				El presidente de
				
				la Reserva Federal no siempre 
				representan el banco en las reuniones de Basilea, por lo que 
				Meyer asistió ocasionalmente.
				
				Las discusiones del BPI fueron siempre animadas, enfocadas e 
				inspiradoras.
				
					
					"En las reuniones del FMOC, 
					mientras yo estaba en la Reserva Federal, casi todos los 
					miembros del Comité leen declaraciones que se habían 
					preparado con antelación.
					
					
					Ellos rara vez hacen referencia a las declaraciones de otros 
					miembros del Comité y no había casi nunca un intercambio 
					entre dos miembros o un debate en curso acerca de las 
					opciones de fachada o de política.
					
					Las personas en las cenas del BPI realmente se comunican 
					entre sí y los debates siempre son estimulantes e 
					interactivos, y se centran sobre los graves problemas que 
					enfrenta la economía global".
				
				
				Todos los gobernadores presentes en la reunión de dos días tienen la 
			garantía de total confidencialidad, discreción y los más altos 
			niveles de seguridad.
Las reuniones se llevan a cabo en varias plantas que normalmente se 
			utilizan sólo cuando los gobernadores están presentes.
Además, las autoridades suizas no tienen jurisdicción sobre las 
			premisas del BPI.
Fundado por un tratado internacional y protegido por el Convenio de 
			la Sede de 1987 con el Gobierno suizo, el BPI goza de protecciones 
			similares a las concedidas a la sede de las Naciones Unidas, el 
			Fondo Monetario Internacional (FMI) y las embajadas diplomáticas. 
				
				 
				
				Las autoridades suizas necesitan el permiso de la administración del BPI para entrar en los edificios del banco, que se describen como 
				"inviolables".
El BPI tiene derecho a comunicarse en código y a enviar y recibir 
			correspondencia en bolsas cubiertas con la misma protección que las 
			embajadas, lo que significa que no se pueden abrir.
 
				
				
				
 
				
				
El BPI, además, está exento de pagar impuestos suizos. 
				
				 
				
				Sus empleados 
			no tienen que pagar impuestos sobre sus salarios, que suelen ser 
			generosos, diseñados para competir con los que ofrece el sector 
			privado. El sueldo del gerente general en 2011 fue de 763.930 
			francos suizos, mientras que los jefes de los departamentos cobraban 
			587.640 por año, más subsidios generosos.
Privilegios legales extraordinarios del banco también se extienden a 
			su personal y directores.
Los altos directivos gozan de un estatus especial, similar al de los 
			diplomáticos, en el ejercicio de sus funciones en Suiza, lo que 
			significa que sus bolsas y maletines no pueden ser registrados (a 
			menos que haya evidencia de un delito flagrante), y sus trabajos son 
			inviolables.
 
				
				
				
 
				
				
Los gobernadores de los bancos centrales que viajan a Basilea para 
			las reuniones bimestrales gozan del mismo estatus, mientras están en 
			Suiza. 
				 
				
				Todos los funcionarios del banco son inmunes al derecho suizo, 
			durante toda su vida, por todos los actos realizados en el desempeño 
			de sus funciones.
El banco es un lugar popular para trabajar y no sólo por los 
			salarios. Alrededor de seiscientos miembros del personal provienen 
			de más de cincuenta países. El ambiente es multinacional y 
			cosmopolita, aunque muy suizo, haciendo hincapié en la jerarquía del 
			banco. 
				 
				
				Como muchos de los que trabajan para la ONU o el FMI, algunos 
			de los empleados de la BPI, especialmente los altos directivos, se 
			sienten impulsados por un sentimiento especial, sienten que están 
				"cumpliendo una misión", algo parecido a un propósito celestial 
			superior y por eso se sienten inmunes a las consideraciones normales, 
			como rendir cuentas y actuar con transparencia.
La administración del banco ha tratado de prepararse para cualquier 
			eventualidad, con el fin de evitar en la medida de lo posible, tener 
			que llamar a la policía suiza. 
				 
				
				La sede del BPI cuenta con sistemas 
			de alta tecnología con múltiples niveles de seguridad, servicios 
			médicos internos y dispone de su propio refugio antiaéreo en el caso 
			de un ataque terrorista o de conflagración armada.
 
				
				
				
 
				
				
Además, los activos del BPI no están sujetos a demandas civiles bajo 
			la ley suiza y nunca pueden ser embargados.
El BPI guarda estrictamente los secretos de los banqueros. Las 
			agendas y las listas de asistencia a los Comités Consultivos 
			Económicos (ECC), no se hacen públicos. 
				 
				
				Esto se debe a que no se 
			levantan actas oficiales, aunque los banqueros, muchas veces toman 
			sus propias notas. A veces habrá una breve conferencia de prensa o 
			una declaración tras alguna reunión, pero nunca será detallada y 
			tendrá un contenido vago y monótono. 
				 
				
				Esta tradición de 
			confidencialidad privilegiada, se remonta a la misma fundación de la 
			entidad.
 
				 
				
				
				
				
				Vista de Basilea
				
					
					
"La tranquilidad de Basilea y su carácter absolutamente apolítico 
			ofrecen el entorno perfecto para esas reuniones igualmente 
			tranquilas y no políticas", escribió un funcionario estadounidense 
			en 1935.
					 
					
					"La regularidad de las reuniones y la asistencia ininterrumpida 
					por parte de casi todos los miembros de la Junta, hacen que 
					rara vez atraigan la atención de la prensa".
				
				
				Charles Coombs, ex-jefe de divisas de la Reserva Federal de Nueva 
			York, asistió a reuniones entre 1960 y 1975. 
				 
				
				Según él: 
				
					
					"Por más 
			dinero que se viera involucrado en los acuerdos, jamás se firmaron 
			memorandos de entendimiento. La palabra de cada funcionario era 
			suficiente y nunca se produjeron decepciones al respecto".
				
				
				Lo cierto es que los banqueros se han estado reuniendo de forma 
			confidencial desde que el dinero fue inventado.
A los banqueros centrales les gusta verse a sí mismos como a los 
			sumos sacerdotes de las finanzas, como tecnócratas que supervisan 
			los rituales arcanos monetarios y desempeñan una liturgia financiera 
			entendida sólo por una pequeña élite auto-elegida.
Pero los gobernadores que se reúnen en Basilea cada dos meses son 
			servidores públicos. 
				 
				
				Sus salarios, billetes de avión, facturas de 
			hotel, y pensiones lucrativas cuando se jubilan, se pagan con erario 
			público. Las reservas nacionales de los bancos centrales son dinero 
			público, es la riqueza de las naciones.
Las discusiones de los banqueros centrales en el BPI, la información 
			que comparten, las políticas que evalúan o desarrollan, las 
			opiniones que intercambian, y las posteriores decisiones que toman, 
			son profundamente políticas.
Los banqueros centrales, cuya independencia está amparada por la 
			Constitución, controlan la política monetaria en el mundo 
			desarrollado. 
				 
				
				Ellos gestionan la oferta de dinero a las economías 
			nacionales. Fijan las tasas de interés, decidiendo así el valor de 
			nuestros ahorros e inversiones. 
				 
				
				Ellos deciden si hay que centrarse 
			en la austeridad o en el crecimiento. 
				 
				
				Sus decisiones dan forma a 
			nuestras vidas...
 
				
				
				
 
				
				
La tradición del secretismo del BPI se remonta a través de las 
			décadas.
Durante la década de 1960, por ejemplo, el banco fue sede del
				London Gold Pool. Ocho países se comprometieron a manipular el 
			mercado del oro para mantener el precio alrededor de los treinta y 
			cinco dólares por onza, en línea con lo dispuesto en el Acuerdo de Bretton Woods que rigió el sistema financiero internacional 
			posterior a la Segunda Guerra Mundial.
				 
				
				Aunque el London Gold Pool ya 
			no existe, su sucesor es el Comité de Mercados del BPI (BIS 
				Markets Committee), que se reúne 
			cada dos meses para discutir las tendencias en los mercados 
			financieros. 
				 
				
				A este comité asisten funcionarios de 
				veintiún bancos 
			centrales. El comité de prensa publica ocasionalmente información 
			sobre las reuniones, pero su orden del día y las discusiones que se 
			realizan allí, siguen siendo secretas.
Actualmente, los países representados en las 
				Juntas de Economía 
			Global (Global Economy Meetings), en su conjunto, representan alrededor de cuatro quintas 
			partes del producto interno bruto (PIB) mundial.
				 
				
				Los banqueros centrales,
				
					
					"son más poderosos que los 
					políticos" según 
					
					publicó The Economist, 
					"teniendo en sus manos el destino de la economía global".
				
				
				¿Como es que sucedió esto?
				 
				
				El BPI es la institución financiera 
			global más secreta del mundo. Desde su primer día de existencia, el BPI se ha dedicado a la promoción de los intereses de los bancos 
			centrales y a la construcción de la nueva arquitectura de la 
			financiación transnacional.
				 
				
				Eso ha dado lugar a una nueva clase de 
			tecnócratas globales cuyos miembros se deslizan entre las posiciones 
			altamente remunerados en el BPI, el FMI y los bancos centrales y 
			comerciales.
 
				 
				
				
				
Per Jacobsson
 
				
				
El fundador de la cábala de los tecnócratas fue 
				Per Jacobsson, el 
			economista sueco que se desempeñó como asesor económico del BIS 
			desde 1931 hasta 1956. 
				 
				
				Enormemente influyente, muy bien relacionado 
			y muy bien considerado por sus pares, Jacobsson escribió los 
			primeros informes anuales del BPI, que eran y siguen siendo 
			directrices esenciales para los tesoros de todo el mundo. 
				
				 
				
				Jacobsson 
			fue uno de los primeros impulsores del federalismo europeo. 
			Argumentó sin descanso contra la inflación, el gasto público 
			excesivo, y la intervención del Estado en la economía. 
				 
				
				Jacobsson 
			dejó el BIS en 1956 para hacerse cargo del FMI. Su legado todavía da 
			forma a nuestro mundo. 
				 
				
				Las consecuencias de su mezcla de liberalismo 
			económico, la obsesión con los precios, y el desmantelamiento de la 
			soberanía nacional los podemos ver todas las noches en los boletines 
			de noticias europeas de nuestras pantallas de televisión.
 
				
				
				
				
				
 
				
				
Los defensores del BPI niegan que la organización sea secreta. 
				
				 
				
				Los 
			archivos del banco están abiertos y los investigadores pueden 
			consultar la mayoría de documentos, con más de treinta años de 
			antigüedad. Los archivistas del BPI son cordiales, serviciales, y 
			profesionales. 
				 
				
				La página Web del banco incluye todos sus informes 
			anuales, que se pueden descargar, así como numerosos documentos de 
			política elaborados por el prestigioso departamento de investigación 
			del banco. 
				 
				
				El BPI publica las cuentas detalladas de los mercados de 
			valores y derivados, y las estadísticas bancarias internacionales.
			Pero estos son en gran parte compilaciones y análisis de información 
			que ya son de dominio público. 
				 
				
				Los detalles de las actividades 
			fundamentales propias del banco, incluyendo gran parte de sus 
			operaciones bancarias de sus clientes, es decir, los bancos 
			centrales y las organizaciones internacionales, se mantienen en 
			secreto.
 
				
				
				
				
 
				
				
Las reuniones financieras cruciales que tienen lugar en Basilea, 
			permanecen cerradas a los forasteros. Los particulares no podrán 
			tener una cuenta en el BIS, a menos que trabajen para el banco.
				
La opacidad total del BPI, la nula rendición de cuentas y su cada 
			vez mayor influencia plantean profundas preguntas, no sólo 
			referentes a la política monetaria, sino también referentes a la 
			transparencia, la rendición de cuentas, y cómo se ejerce el poder en 
			nuestras democracias.
Y lo más curioso es que poca gente, ni tan solo muchas personas 
			inteligentes y bien informadas sobre los temas de actualidad, 
			conocen de la existencia del Banco de Pagos Internacionales.
Es algo realmente extraño, ya que el BPI es el banco más importante 
			del mundo y ya existía antes que 
				
				el FMI o el Banco Mundial.
				
Durante décadas se ha situado en el centro de una red global de 
			dinero, poder y influencia global encubierta.
Pero nadie habla de él…
 
				
				
				
				
				
 
				
				
 
				 
				
				PESO HISTÓRICO DEL BANCO DE PAGOS INTERNACIONALES
				
El BPI fue fundado en 1930.
				
Se creó como parte del 
				
				Plan Young para administrar los pagos de 
			reparaciones alemanas de la Primera Guerra Mundial. 
				 
				
				Los arquitectos 
			clave en la creación del BPI fueron Montagu Norman, que era el 
			gobernador del Banco de Inglaterra, y Hjalmar Schacht, presidente 
			del Reichsbank nazi, quien describió el BPI como "mi" banco.
 
				 
				
				
				
				
Montagu Norman, gobernador del Banco de Inglaterra (derecha) 
				
				
				y 
			Hjalmar Schacht, presidente del Reichsbank (izquierda)
 
				
				
Miembros fundadores del BPI fueron los bancos centrales de,
				
					
				
				
				Las acciones también se ofrecieron a la Reserva 
			Federal de EE.UU., pero los Estados Unidos, sospechando de cualquier 
			cosa que pudiera infringir su soberanía nacional, negó su 
			asignación. 
				 
				
				En su lugar, un consorcio de bancos comerciales 
			norteamericanos, tomó las acciones: 
				
					
				
				
				El verdadero propósito del BPI fue detallado en sus estatutos: 
				
				
					
					"promover la cooperación de los bancos centrales y proporcionar 
			facilidades adicionales para las operaciones financieras 
			internacionales".
				
				 
				
				
				
				
Montagu Norman
 
				
				
Fue la culminación del sueño de los banqueros centrales: tener su 
			propio banco, una entidad potente, independiente y libre de 
			interferencias políticas y periodistas entrometidos.
Además, para su felicidad total, el BPI estaría autofinanciado a 
			perpetuidad. Sus clientes eran sus propios fundadores y accionistas: 
			los bancos centrales.
Durante la década de 1930, el BPI fue el lugar de encuentro para una 
			camarilla de banqueros centrales, dominado por Norman y Schacht. 
			Este grupo ayudó a reconstruir Alemania. 
				 
				
				El New York Times describió 
			a Schacht, ampliamente reconocido como el genio que se encontraba 
			detrás del resurgimiento de la economía alemana durante el nazismo, 
			como "El piloto de hierro de la Hacienda nazi".
 
				 
				
				
				
Hjalmar Schacht
 
				
				
Durante la Segunda Guerra Mundial, el BPI se convirtió en un brazo 
			de facto del Reichsbank, aceptando la gestión del oro saqueado por 
			los nazis y llevando a cabo las operaciones de divisas de la 
			Alemania nazi.
La alianza del BPI con Berlín era bien conocida en Washington y en 
			Londres. 
				 
				
				Pero la necesidad de que el BPI siguiera funcionando, para 
			mantener los nuevos canales de financiación transnacional abiertos, 
			era lo único que importaba.
 
				 
				
				
				
				
Hjalmar Schacht con Adolf Hitler
 
				
				
Basilea era la ubicación perfecta, ya que está en el extremo norte 
			de Suiza, cerca de las fronteras de Francia y Alemania. A pocos 
			kilómetros de distancia, los soldados nazis y aliados combatían y 
			morían, pero nada de eso le importaba al BPI.
Las reuniones de la Junta fueron suspendidas, pero las relaciones 
			entre el personal del BPI de las naciones beligerantes siguió siendo 
			cordial, profesional y productiva.
Y es que las nacionalidades eran irrelevantes. La lealtad primordial 
			se debía a las finanzas internacionales.
				
					
						- 
						
						El presidente, Thomas McKittrick, era norteamericano
						 
						- 
						
						Roger Auboin, el director 
						general, era francés
 
						- 
						
						Paul Hechler, el asistente del 
			gerente general, era miembro del partido nazi y firmaba su 
			correspondencia con un "Heil Hitler"
 
						- 
						
						Rafaelle Pilotti, el 
			secretario general, era italiano
 
						- 
						
						Per Jacobsson, el influyente 
						asesor económico del banco, era sueco
 
					
				
				 
				
				
				
				
Hjalmar Schacht, 
				
				
				entre altos mandatarios nazis
 
				
				
Después de 1945, cinco directores del BPI, incluyendo a 
				Hjalmar Schacht, fueron acusados de crímenes de guerra. Alemania perdió la 
			guerra, pero ganó la paz económica, en gran parte gracias al BPI.
				
El escenario internacional, los contactos, las redes bancarias, y la 
			legitimidad que el BPI siempre otorgó, primero al Reichsbank nazi y 
			luego a sus bancos sucesores, ha contribuido a garantizar la 
			continuidad de los inmensamente poderosos intereses financieros y 
			económicos desde la época nazi hasta la actualidad.
Durante los primeros cuarenta y siete años de su existencia, desde 
			1930 a 1977, el BPI se ubicó en un antiguo hotel, cerca de la 
			estación central de tren de Basilea. 
				 
				
				La entrada del banco estaba 
			escondida por una tienda de chocolate, y sólo un pequeño cartel 
			confirmaba que la estrecha puerta, era la entrada del BPI.
Los gerentes del banco eran los únicos que necesitaban saber dónde 
			estaba el BPI y el resto del mundo ciertamente no tenía por qué 
			saberlo.
 
				 
				
				
				
				
				Reunión del Banco de Pagos Internacionales
				
				en la antigua sede, 1930
 
				
				
El interior del edificio ha cambiado poco en los últimos decenios, 
			recordó Charles Coombs. 
				 
				
				El BPI proporcionaba,
				
					
					"las habitaciones 
			espartanas de un antiguo hotel de estilo victoriano, cuyas 
			habitaciones se habían transformado en oficinas, simplemente 
			quitando las camas y poniendo mesas en sus lugares".
				
				
				En 1977, el banco se trasladó a su actual sede, en la 
			Centralbahnplatz. No fue muy lejos y ahora da a la estación central 
			de Basilea.
Hoy en día la principal misión del BPI, en sus propias palabras, es 
			triple: 
				
					
					"servir a los bancos centrales en su búsqueda de la 
			estabilidad monetaria y financiera, fomentar la cooperación 
			internacional en estas áreas, y actuar como un banco para los bancos 
			centrales".
				
				
				El BPI también alberga gran parte de la infraestructura práctica y 
			técnica que la red global de bancos centrales y sus contrapartes 
			comerciales necesitan para su buen funcionamiento. 
				 
				
				Cuenta con dos 
			salas de operaciones vinculadas: en la sede de Basilea y en la 
			oficina regional de Hong Kong. El BPI compra y vende oro y divisas 
			para sus clientes. 
				 
				
				Proporciona gestión de activos y organiza crédito 
			a corto plazo para los bancos centrales cuando es necesario.
El BPI es una institución única: 
				
				
					
						- 
						
						una organización internacional
						 
						- 
						
						un 
			banco muy rentable 
 
						- 
						
						un instituto de 
						investigación, fundado y protegido por tratados 
						internacionales
 
					
				
				
				
				
				
				
 
				
				
El BPI solo es responsable ante sus clientes y accionistas: los 
			bancos centrales, pero también orienta sus operaciones. 
				 
				
				Las 
			principales funciones de un banco central, según argumenta el BPI, 
			son controlar el flujo de crédito y el volumen de moneda en 
			circulación, lo que garantizará un clima de negocios estable y para 
			mantener los tipos de cambio dentro de bandas manejables para 
			garantizar el valor de las monedas y su comercio, así como la 
			suavidad de los movimientos internacionales de capitales. 
				
				 
				
				Esto es 
			crucial, sobre todo en una economía globalizada, donde los mercados 
			reaccionan en microsegundos y las percepciones de estabilidad 
			económica y del valor, son casi tan importantes como la realidad 
			misma.
El BPI también ayuda a supervisar a los bancos comerciales, a pesar 
			de que no tiene competencia legal sobre ellos.
El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, con sede en el BPI, 
			regula los requisitos de capital y liquidez de los bancos 
			comerciales. El comité no tiene facultades de ejecución, pero tiene 
			una enorme autoridad moral, hasta el punto de que influye en las 
			leyes nacionales.
La realidad es que hemos ido más allá de la recesión, hasta caer en 
			una profunda crisis estructural, impulsada por la codicia y la 
			rapacidad de los bancos, que amenaza toda nuestra seguridad 
			financiera.
 
				
				
				
				
 
				
				
Al igual que en la década de 1930, diversas partes de Europa se 
			enfrentan a un colapso económico. 
				 
				
				El Bundesbank y el Banco Central 
			Europeo, dos de los miembros más poderosos del BPI, han impulsado la 
			obsesión por la austeridad que ya ha llevado a un país europeo, 
			Grecia, al borde del colapso, con la ayuda de corrupta clase 
			dirigente del país. Otros pueden seguir pronto los mismos pasos.
				
El viejo orden se está resquebrajando, sus instituciones políticas y 
			financieras están siendo corroídas desde dentro.
Desde Oslo a Atenas, la extrema derecha está resurgiendo, alimentada 
			en gran parte por el aumento de la pobreza y del desempleo. La ira y 
			el cinismo están corroyendo la fe de los ciudadanos en la democracia 
			y en el Estado de Derecho. 
				 
				
				Una vez más, el valor de los bienes y 
			activos se vaporiza ante los ojos de sus propietarios. La divisa 
			europea está amenazada de ruptura, mientras que los que tienen 
			dinero buscan refugio en francos suizos o en el oro.
				 
				
				Los jóvenes con 
			talento, están huyendo de sus países hacia el extranjero, en busca 
			de oportunidades.
Las poderosas fuerzas del capital internacional que dieron lugar a 
			la existencia del BPI y que le otorgan al banco su enorme poder e 
			influencia, triunfan de nuevo.
El BPI se sitúa en el vértice de un sistema financiero internacional 
			que se está cayendo a pedazos, pero sus funcionarios argumentan que 
			no tienen el poder de actuar como regulador financiero 
			internacional.
 
				
				
				
				
 
				
				
Sin embargo, el BPI no puede escapar a su responsabilidad en la 
			crisis de la zona euro. 
				
					
						- 
						
						Desde los primeros acuerdos en la década de 
			1940 sobre los pagos multilaterales en la creación del Banco Central 
			de Europa en 1998, el BPI ha estado en el centro del proyecto de 
			integración europea, aportando sus conocimientos técnicos y los 
			mecanismos financieros para la armonización de divisas. 
						 
						 
						- 
						
						Durante la 
			década de 1950, logró la Unión Europea de Pagos, que 
			internacionalizó el sistema de pagos del continente. El BPI fue sede 
			del Comité de los Gobernadores de los bancos centrales de la 
			Comunidad Económica Europea, creado en 1964, que coordina la 
			política monetaria transeuropea. 
						 
						 
						- 
						
						Durante llos años 70, el BPI 
						activó la "Serpiente", el mecanismo según el cual las 
						monedas Europeas eran retenidas en franjas de tasa de 
						cambio.
						 
						 
						- 
						
						Durante la década de 1980 el BPI 
			fue sede de la Comisión Delors, cuyo informe de 1988 fijó el camino 
			a la Unión Monetaria Europea y la adopción de una moneda única. 
						
 
					
				
				
				El BPI ideó el Instituto Monetario Europeo (IME), precursor del Banco 
			Central Europeo. 
				 
				
				El presidente del IME fue Alexandre Lamfalussy, uno 
			de los economistas más influyentes del mundo, conocido como el 
				"padre del euro". Antes de unirse al IME en 1994, Lamfalussy había 
			trabajado en el BPI durante diecisiete años, primero como asesor 
			económico y después como el gerente general de banco.
Para ser una organización tan formal y reservada, se debe reconocer 
			que el BPI ha demostrado ser sorprendentemente ágil.
Sobrevivió a,
				
					
						- 
						
						la primera depresión global
						 
						- 
						
						el fin de los pagos de 
			reparaciones y del patrón oro (dos de sus principales razones de la 
			existencia)
 
						- 
						
						el ascenso del nazismo
						 
						- 
						
						la Segunda Guerra Mundial
						 
						- 
						
						el 
			Acuerdo de Bretton Woods
 
						- 
						
						la Guerra Fría
						 
						- 
						
						las crisis financieras de 
			la 1980 y 1990
 
						- 
						
						el nacimiento del FMI y el Banco Mundial 
						
 
						- 
						
						el fin del comunismo
						 
					
				
				
				
				
				
 
				
				
Como señaló Malcolm Knight, director durante el periodo 2003-2008:
				
				
					
					"Es alentador ver que, al permanecer pequeño, flexible y libre de 
			interferencias políticas, el Banco ha conseguido adaptarse 
			notablemente bien a las circunstancias históricas cambiantes".
				
				
				El BPI se ha convertido en un pilar central del sistema financiero 
			global.
Además de las reuniones sobre Economía Global, el BPI acoge cuatro 
			de los comités internacionales más importantes relacionados con la 
			banca mundial: 
				
					
						- 
						
						el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea
						 
						- 
						
						el 
			Comité sobre el Sistema Financiero Global
 
						- 
						
						el Comité de Sistemas de 
			Pago y Liquidación
 
						- 
						
						el Irving Fisher Comité, que 
						se ocupa de las estadísticas de banca central
						 
					
				
				
				El banco también cuenta con tres organizaciones independientes: 
				
				
					
					dos 
			grupos relacionados con los seguros y el Consejo de Estabilidad 
			Financiera (FSB). 
					
				
				
				El FSB, que coordina las autoridades financieras 
			nacionales y políticas de regulación, ya se considera como el cuarto 
			pilar del sistema financiero mundial, después del BPI, el FMI y los 
			bancos comerciales.
Además, el BPI es ahora titular de la trigésima parte de las 
			reservas de oro del mundo, con 119 toneladas métricas, disponiendo, 
			pues, de más cantidad de oro que países como Qatar, Brasil o Canadá.
 
				
				
				
 
				
				
Formar parte del BPI sigue siendo un privilegio y no un derecho. 
				
				 
				
				El 
			consejo de administración es responsable de la admisión de los 
			bancos centrales que se considera que pueden,
				
					
					"aportar una 
			contribución sustancial a la cooperación monetaria internacional y a 
			las actividades del Banco".
				
				
				China, India, Rusia y Arabia Saudita se unieron al BPI en 1996. 
				
				 
				
				El 
			banco ha abierto oficinas en Ciudad de México y en Hong Kong, pero 
			sigue siendo muy Eurocéntrico.
Estonia, Letonia, Lituania, Macedonia, Eslovenia y Eslovaquia (con 
			una población total de 16,2 millones) han sido admitidos, mientras 
			que países como Pakistán (con una población de 169 millones) aún no. 
			Tampoco ha sido admitido Kazajstán, que es una fuente inagotable de 
			recursos en Asia Central.
En África sólo Argelia y Sudáfrica son miembros, mientras que 
			Nigeria, que tiene la segunda mayor economía del continente, no 
			forma parte del BPI.
Teniendo en cuenta el papel fundamental del BPI en la economía 
			transnacional, su bajo perfil resulta sorprendente y notable.
				
Ya en 1930 un periodista del New York Times señaló que la cultura 
			del secreto en el BPI era tan fuerte que no se le permitió mirar 
			dentro de la sala de juntas, ni tan sólo después de que los 
			directores se hubieran marchado. 
				 
				
				Poco ha cambiado en realidad. A los 
			periodistas no se les permite acceder dentro de la sede, mientras 
			las reuniones están en marcha.
			Funcionarios del BPI hablan rara vez en los medios, y cuando lo 
			hacen, acostumbra a ser de mala gana.
Y lo cierto, es que la 
				estrategia parece funcionar muy bien:
 
				
				
				
				
				
					
					
Movimientos como Occupy Wall Street, movimientos antiglobalización y 
			todo tipo de otras redes sociales anti-globalizadores, han hecho 
			caso omiso del BPI.
			Parece que para ellos, el BPI no existe. 
				
				
				Su sede en la Centralbahnplatz 2 de Basilea, siempre es un lugar 
				silencioso y tranquilo.
Jamás se reúnen manifestantes frente a la sede del BPI, ni acampan 
			en los parques cercanos, ni hay comités de recepción con pancartas y 
			megáfonos para insultar a los banqueros centrales del mundo cuando 
			llevan a cabo sus relajadas reuniones…
Curioso, ¿no...?