por Luis Alberto Hara

04 Febrero 2024

del Sitio Web PijamaSurf

 

 

 

 

 

 


La ciencia empieza a darse cuenta

de lo que los antiguos supieron,

como reza el viejo adagio,

"conócete a ti mismo

y conocerás al universo"...

 

 

 

El fenómeno de la conciencia es el fenómeno primordial de nuestra experiencia como seres humano y debería ser también el fenómeno cognitivo fundamental, el cual determina todos nuestros otros acercamientos hacia el conocimiento.

 

No sólo es debido a la conciencia que sabemos que existimos, es también debido a la conciencia que existen cosas allá afuera en el universo (si no fuéramos conscientes podrían existir pero nunca lo sabríamos, por lo cual no tiene sentido hablar de una existencia independiente de la conciencia).

El tema del estudio de la conciencia se ha convertido en el principal problema que enfrenta la ciencia materialista y por fin - cerca de 3000 años más tarde de lo que lo hizo en India - se ha convertido en una cuestión de primera importancia en Occidente.

 

Hemos llegado sumamente tarde a la fiesta, pero al menos en los últimos años las cosas se han puesto más interesantes.

En su obra "Putting Ourselves Back in the Equation", George Musser, explora cómo el estudio de la conciencia humana y la inteligencia artificial (IA), pueden desentrañar los misterios del universo.

 

Musser toma la perspectiva que los filósofos indios y los pensadores neoplatónicos (y antes que ellos Parménides) en Occidente han asumido, que,

si queremos saber algo del universo debemos empezar por conocernos a nosotros mismos.

 

Conocernos a nosotros mismos significa fundamentalmente preguntarnos por la conciencia.

 

El universo y el pensamiento tienen una correspondencia esencial según estas teorías.

Musser narra cómo investigadores de diversos campos - desde la psiquiatría hasta la cosmología - se han adentrado en el estudio de la mente y la conciencia.

 

Si bien no se aleja de las limitaciones del materialismo, Musser al menos examina teorías híbridas más interesantes.

El estudio y la construcción de redes neuronales se han convertido en elementos clave para comprender la mente.

 

Estas redes, a diferencia de los computadores simples, pueden involucrar múltiples sistemas de lógica entrelazada, similar a nuestro cerebro.

 

La conciencia podría ser una propiedad emergente de estos sistemas altamente organizados e interconectados.

Musser destaca dos teorías principales surgidas del estudio de estas redes.

 

La teoría del código predictivo de Karl Friston sugiere que,

nuestra conciencia surge de la actualización constante de un sistema que recibe y predice información.

Por otro lado, la teoría de la información integrada de Giulio Tononi propone que,

la conciencia es el resultado de la armonía en las redes neuronales, una unidad sistémica que libera una conciencia emergente mayor que la suma de sus partes.

Musser nos muestra que indagar en los fenómenos quánticos nos lleva a preguntas más amplias que requieren una comprensión más completa de nuestra conciencia.

¿Existe una realidad objetiva, o todo está en nuestras mentes?

 

¿Tenemos libre albedrío?

 

¿Es el espacio-tiempo solo una proyección de los procesos neuronales de nuestro cerebro?

Podríamos habitar en un universo perspectivo, dependiente de la presencia de un observador.

 

Es posible que logremos un sentido de agencia y causalidad a un alto nivel de organización, liberándonos del caos absoluto de las partículas.

 

Quizás no recordamos el futuro porque nuestras memorias necesitan primero entrelazarse quánticamente con nuestro mundo.

 

Pensamos, y por lo tanto, somos posibilidades anidadas dentro de probabilidad.

Estas teorías nos llevan a una comprensión más profunda de nuestro universo físico. La conciencia parece jugar un papel crucial en la física, especialmente a nivel quántico, donde las experiencias subjetivas podrían ser fundamentales.

 

Filósofos como David Chalmers y Kelvin McQueen han sugerido que,

la mente podría crear un efecto de colapso quántico, mientras que otros creen que es este efecto el que genera la conciencia.

Al equiparar o al menos situar la conciencia a un nivel quántico, al menos llegamos a un punto en el que esta se vuelve fundamental... tan fundamental como la materia.

 

Más aún, porque la conocemos, la materia a un nivel quántico se desdibuja y se comporta de una manera extraña, que parece estar determinada por actos de observación.

No debería parecernos extraños si, con el tiempo, lo estudios de la conciencia toman cada vez más importancia y la ciencia en su más profunda veta, se acerca a las ideas de tradiciones espirituales como el budismo, el hinduismo o el taoísmo.

Una intuición que marcó el pensamiento de muchos de los físicos más importantes de la mecánica quántica, como Bohr, Schrödinger, Heisenberg, Pauli, Wheeler y Bohm, entre otros...