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08 Junio 2019
del Sitio Web
PijamaSurf

Puente para la vida silvestre
en Alemania
El ser
humano
tiene la
capacidad intelectual suficiente
como para
convivir en armonía
con el resto de
seres vivos
que habitan este
planeta...
En la historia del ser humano existe una contradicción fundamental
de la cual es imposible deshacernos.
Es, por así decirlo,
nuestro pecado original: una vez que nuestra especie desarrolló la
conciencia de sí y la inteligencia superior, ya jamás pudo volver a
formar parte naturalmente del entorno en el que se encontraba.
Como en el relato del
Génesis, por esa cualidad el ser humano se distinguió de todas
las otras especies de este planeta y, en cierta forma, quedó fuera
de ese mundo.
Desde entonces, como sabemos bien, nuestra especie se ha contado a
sí misma el relato de la superioridad y el dominio.
Hasta ahora, creemos que
si tenemos un rasgo que otros animales no, eso significa que podemos
aprovecharnos sin reservas de ningún tipo de todo lo que ofrece este
mundo, siempre en beneficio propio.

Ecoducto
en el
Parque Nacional Banff, Canadá
Sin embargo, para nadie es un secreto que nos encontramos en un
período crítico de nuestra historia y nuestro desarrollo, el cual
nos está llevando a un momento de definición cada vez más urgente e
impostergable.
A juzgar por la situación en que se encuentra el planeta, respecto a
las
muchas especies que han desaparecido
por culpa de la actividad humana y el desequilibrio en el que se
encuentra el medioambiente en general, parece necesario preguntarse
si ese relato de superioridad todavía se puede sostener (¿y
por cuánto tiempo más?) o si, más bien, es momento de replantearlo y
operar un cambio mayor en nuestra relación general con el mundo que
habitamos.
¿Podemos seguir
explotándolo sin piedad ni consideración?
¿Nuestra especie
puede seguir viviendo como vive, a veces sin el respeto más
mínimo por los otros seres que también pueblan la Tierra?

Cruce de vida Silvestre
en Bélgica
Las fotografías que acompañan esta nota son un ejemplo de que sí es
posible encontrar maneras de desarrollar nuestra forma de vida y, al
mismo tiempo, tomar en cuenta a otras especies que tienen todo el
derecho de existir.
Como vemos, se trata de puentes que unen los
dos lados de una zona separada por una gran autopista.
Cabe mencionar que por su
diseño y las necesidades contemporáneas que cubren, ese tipo de
caminos suelen extenderse por kilómetros y kilómetros,
interminablemente, con lo que cortan en dos la zona en donde son
construidos.
Esto al ser humano le
conviene,
¿pero qué decir de
las especies que habitan en la región donde se encuentra la
autopista?
A veces, en su intento de
cruzar, especies mayores y menores encuentran la muerte entre las
ruedas de un automóvil.

Puente para los animales
en la provincia de
Brabante Septentrional,
Países Bajos

Puente para cangrejos
en
Christmas Island (Australia)

Puente para anfibios
en California

Puente para animales
cerca de
Banff, Canadá
Los puentes son un esfuerzo por resarcir esa situación.
Asimismo, demuestran que
el ingenio humano es más que suficiente para resolver el problema de
la convivencia.
Si nuestra civilización
ha alcanzado logros admirables en diversos campos,
¿no sería momento de
poner esa cualidad al servicio de la vida en este planeta...?
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