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  por Neville Hodgkinson
 
			14 Julio 
			2021 del Sitio Web
			
			TheConservativeWoman
 traducción de 
			SOTT
 
			14 Julio 
			2021  
			del 
			Sitio Web 
			SOTT 
			
			
			Versión original en ingles 
			  
			  
				
					
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						Neville Hodgkinson es una antigua corresponsal médico y 
						científico del Sunday Times y autor de AIDS: The Failure 
						of Contemporary Science, publicado en 1996 por Fourth 
						Estate |  
			  
			  
			  
			  
			 
			  
			  
			  
			Ayer informamos de la 
			evidencia entregada (Twenty-Year 
			genetic trail behind Covid's Creation) el viernes 9 de julio ante el 
			Comité 
			Internacional de Investigación Corona por el Dr. David Martin, 
			quien dirige una empresa estadounidense que supervisa innovaciones 
			relevantes a intereses financieros.  
			  
			Dijo que una revisión de 
			más de 4.000 patentes emitidas en torno al coronavirus del SARS 
			(Síndrome Respiratorio Agudo Severo) había llevado a la dramática 
			conclusión:  
				
				"Nosotros creamos el 
				SARS".  
			Hoy continuamos con el 
			relato de sus pruebas, cuyo vídeo en directo está a pie de pagina. 
			En Estados Unidos existe una ley federal conocida como Ley RICO.
 
			  
			Suena amigable, pero está 
			dirigida hacia algo mortal: Racketeer Influenced 
			and Corrupt Organisations 
			(Organizaciones influenciadas por el chantaje y la corrupción). 
			 
			  
			Se introdujo debido a la 
			complejidad de presentar con éxito cargos contra las bandas del 
			crimen organizado.
 El Dr. David Martin explicó a la Comisión de Investigación 
			del Coronavirus que en abril de 2003, una empresa farmacéutica 
			estadounidense solicitó una patente sobre agentes antivirales, 
			tratamiento y control de infecciones por coronavirus, sólo tres días 
			después de que los Centros de Control de Enfermedades 
			intentaran patentar el propio coronavirus del SARS, en una solicitud 
			supuestamente 'secreta'...
 
			  
			El primer brote de SARS 
			se había producido en febrero de ese año en China.
 Su descripción llevó al presidente de la comisión de investigación, 
			el abogado alemán Reiner Fuellmich, especializado en la 
			denuncia de estafas empresariales, a comentar:
 
				
				"Esto podría acabar 
				convirtiéndose en un caso RICO". 
			Martin respondió:  
				
				"No podría 
				convertirse, es un caso RICO.    
				Y el patrón RICO que 
				se estableció en abril de 2003 para el primer coronavirus se 
				desarrolló exactamente en la misma secuencia cuando vimos 
				aparecer el SARS-CoV-2". 
			Afirmó que Moderna 
			(originalmente ModeRNA) recibió la secuencia genética de la proteína 
			de espiga que constituye la base de su vacuna Covid por teléfono 
			desde el centro de investigación de vacunas del Instituto 
			Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas incluso antes de 
			que se hubiera definido el nuevo subclado del virus.  
				
				"¿Cómo se trata una 
				cosa antes de tenerla?", preguntó... 
			Moderna 
			(originalmente ModeRNA Therapeutics) es una empresa con sede en 
			Massachusetts fundada en 2010 por un equipo de inversores para 
			desarrollar la tecnología del ARN (ácido ribonucleico), que se 
			considera muy prometedora para aprovechar el poder del código del 
			ARN para fabricar nuevos medicamentos dentro de nuestro cuerpo.
 Otra fecha importante, dijo Martin, es el 5 de junio de 2008.
 
			  
			Fue la fecha en que el 
			Programa de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) 
			de Estados Unidos se interesó por el coronavirus como arma 
			biológica... 
			  
			También fue la fecha en 
			la que una empresa farmacéutica, que ahora forma parte de Sanofi, 
			gigante farmacéutico con sede en París, presentó una serie de 
			patentes dirigidas a los genes que 12 años después se dice que son 
			las nuevas características del SARS-CoV-2 que lo convierten en un 
			peligro para la salud de los seres humanos.
 A partir de 2008, las solicitudes de patentes de numerosas 
			organizaciones identificaron "todos los atributos" del virus, como 
			se llegó a describir.
 
			  
			El documento de 
			referencia utilizado habitualmente para identificarlo, publicado en 
			marzo de 2020, afirmaba que las nuevas características habían 
			surgido en la naturaleza, y que el virus, 
				
				"se originó a partir 
				de múltiples eventos recombinantes de origen natural entre los 
				virus presentes en los murciélagos y otras especies silvestres". 
			Martin dijo:  
				
				"Desgraciadamente, si 
				se toma lo que ellos reportan como novedoso, se 
				encuentran 73 patentes, emitidas entre 2008 y 2019, que tienen 
				los elementos que supuestamente son novedosos en el SARS-CoV-2.
				   
				Por lo tanto, no hubo 
				ningún brote de SARS, porque habíamos diseñado 
				todos los elementos de eso". 
			Desde 2016 se decía que 
			el supuesto nuevo virus estaba preparado para la aparición en 
			humanos.  
			  
			Pero, 
				
				"no solo estaba 
				preparado para la aparición humana, sino que fue patentado
				para su explotación comercial, 73 veces", dijo Martin.
				   
				"Cualquier afirmación 
				de que este patógeno es de alguna manera único o 
				novedoso se desmorona en las secuencias genéticas reales, 
				que están publicadas en el registro de patentes". 
			Los investigadores de la
			Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (que 
			colaboraron con el laboratorio de Wuhan, China, en el trabajo de 
			"ganancia de función" del coronavirus) junto con el Instituto 
			Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas y Moderna, 
			comenzaron la secuenciación de una vacuna de proteína de espiga 
			en noviembre de 2019, un mes antes de que ocurriera el 
			brote de Wuhan.
 Martin también cuestionó la idea de que inyectar a las personas la 
			secuencia de ARN de la proteína de espiga sea una verdadera vacuna.
 
			  
			La teoría detrás de esto 
			es que al enseñar al sistema inmunológico a reconocer la proteína, 
			que en sí misma tiene efectos tóxicos, el cuerpo estará mejor 
			equipado para lidiar con la toxina cuando se exponga al virus.
 La ilusión en la que, por desgracia, seguimos viendo a personas 
			bienintencionadas quedar atrapadas, en las conversaciones sobre 
			si tenemos una vacuna para un virus.
 
			  
			El hecho es que no lo 
			estamos haciendo.  
				
				Estamos inyectando 
				una secuencia de ARN de proteína de espiga, que es una 
				simulación por ordenador de una secuencia conocida y patentada 
				desde hace años.  
			No proviene de la 
			naturaleza. 
				
				"La naturaleza 
				ridícula de la historia de que esto es de alguna manera 
				profiláctico o preventivo se desmorona frente al 100% de las 
				pruebas, porque las pruebas dejan muy claro que no ha 
				habido ningún esfuerzo por parte de ninguna compañía 
				farmacéutica para combatir el virus.    
				Se trata de inyectar 
				a la gente la proteína de espiga, que se sabe que es 
				perjudicial". 
			La razón para hacerlo, 
			argumenta, es conseguir que la gente sea 'adicta' a una vacuna 
			contra el pan-coronavirus.  
			  
			Durante una década, los 
			gobiernos de todo el mundo han promovido desesperadamente una vacuna 
			antigripal. No lo consiguieron... 
			  
			Y decidieron que si la 
			gripe no cumple la promesa pública de conseguir que todo el mundo se 
			inyecte, cambiemos el patógeno. 
				
				"Hay que crear la 
				ilusión de una demanda, y no hay nada en este momento que haga 
				un mejor trabajo para crear la ilusión de la demanda que la 
				urgencia de un evento que has fabricado".
 "Aquí está la triste y sobria ironía:
 
					
					planteé estas 
					cuestiones en 2002, después del susto del ántrax, y la 
					tragedia es que ahora estamos sentados en un mundo en el que 
					tenemos cientos de millones de personas que están siendo 
					inyectadas con una secuencia informática que estimula los 
					patógenos y que se vende bajo lo que la Oficina de Patentes, 
					la profesión médica y la FDA (Administración de Alimentos y 
					Medicamentos) en sus propias normas clínicas no sugerirían 
					que es una vacuna.  
				Pero al utilizar el 
				término, estamos sometiendo a cientos de millones de personas a 
				lo que en 2005 se sabía que era un arma biológica". 
			El vídeo de las pruebas 
			de Martin transmitido en directo ya está recibiendo decenas de miles 
			de visitas.  
			  
			Como mínimo, los datos 
			que presenta deberían acabar con la idea de que el virus es un 
			producto de la naturaleza que simplemente desarrolló la capacidad de 
			saltar de los animales a los humanos.
 Esto tiene en sí mismo enormes implicaciones.
 
			  
			Por un lado,  
				
				¿por qué deberíamos 
				creer las afirmaciones de la Coalición para la Preparación 
				Epidémica (CEPI), lanzada en 2017 con una enorme infusión de 
				dinero de la Fundación Gates, de que una búsqueda propuesta de 
				3.500 millones de dólares para una vacuna universal contra el 
				coronavirus para "contener el SARS-CoV-2 y sus variantes" es un 
				objetivo deseable o alcanzable...? 
			Al instar a que se apoye 
			el plan, el cofundador 
			
			Bill Gates dijo que, 
				
				"el CEPI ha ayudado a 
				la comunidad científica mundial a hacer algo increíble: 
				desarrollar vacunas contra el Covid-19 en menos de un año".
				 
			  
			 
			
			Bill Gates con el Dr. Francis Collins, Director de los
			
			NIH y el Dr. Anthony Fauci, 
			director del
			
			NIAID. 
			  
			  
			Esta afirmación suena más 
			que vacía, a la luz de los 20 años de patentes revelados por Martin.
 Es más, Martin expuso el caso de que incluso las supuestas 
			"variantes" del coronavirus del SARS son artificiales, y representan 
			la identificación de diferentes fragmentos de genes en lugar de 
			variaciones genuinas.
 
				
				"Es sólo una 
				alteración de cuándo comenzar y cuándo parar lo que se llama el 
				marco de lectura", dijo.    
				Si lo que buscamos es 
				algo que hemos decidido que vale la pena buscar, entonces lo 
				encontraremos... donde decida empezar o parar, puedo decir que 
				ya lo he encontrado.    
				O no lo he 
				encontrado...   
				No encontré la 
				coincidencia que proyecté en los datos, porque elegí mirar los 
				datos de manera que no pude encontrar la coincidencia". 
			Con los asesores del 
			gobierno sacando aparentemente "nuevas variantes" de la bolsa cada 
			vez que sienten que el control del terror está disminuyendo, 
			esta es otra área que requiere una sobria reevaluación de lo que 
			realmente está sucediendo.
 
			  
			
			
 Comentario
 
			  
			Aquí se puede ver la 
			presentación del Dr. Martin ante el Comité de Investigación de 
			Coronavirus de Alemania (Reiner Fuellmich, en inglés).
 
 
				
				  
				
				También
				
				aquí,
				
				aquí.   
				Para ver subtítulos 
				traducidos al español, elegir en el "Menú" del video 
				"CC" y "Settings-Subtitles" 
				y elegir "English (autogeneration) to Spanish". 
			  
				
				Merece la pena verlo en su totalidad, pero para aquellos que no 
			dispongan de mucho tiempo, este bloguero ha proporcionado un resumen 
			punto por punto de la presentación, incluyendo los antecedentes del 
			Dr. Martin y sus conclusiones.
 El Dr. Martin lleva más de dos décadas observando cómo se cocina 
				este brebaje de brujas.
   
				Aquí hay un PDF de su 
				"The Fauci/COVID-19 Dossier".
 Así que el SARS-CoV-2 es, en efecto, un producto creado por el 
			hombre, junto con toda la infraestructura de "pruebas para casos" y 
			"vacunas para solucionar el problema", inventada por depredadores 
			sin escrúpulos que no pensaron en aterrorizar al mundo entero para 
			sacar provecho de la crisis que crearon y controlar la vida de la 
			gente hasta sus pensamientos y comportamientos diarios.
   
				Ver "Patent 
				7279327 - Methods for Producing Recombinant Coronavirus".
 
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