por Teódulo López Meléndez

26 Abril 2023

del Sitio Web TeoduloLopezMelendez

 

 

 

 

 



El mundo se fracciona para recomponerse.

 

Ambos movimientos se están dando en paralelo, aunque alguno se sucederá con mayor prisa, esto es, no se puede pretender una concordancia.

 

El mundo no marcha hacia la anarquía,

simplemente estamos en un proceso de creación de un nuevo orden, con toda la sismicidad que ello implica...

La globalización sigue aquí, a pesar de movimientos aislacionistas, como también una regionalización supranacional.

 

Al mismo tiempo los acuerdos se extienden entre países de continentes distintos.

David Held (La Democracia y el Orden Global - Del Estado Moderno al Gobierno Cosmopolita) ha llamado al proceso una "democracia cosmopolita", pues resulta obvio que la nueva forma implicará la necesidad de reinventar la democracia y la participación pluralista de los ciudadanos.

Es obvio que habrá de redefinirse lo que hoy llamamos nacional ante el nacimiento de estos nuevos niveles espaciales y multidimensionales, como lo es que,

estos niveles tendrán sus propias dimensiones y un complicado sistema de red que los comunique, como de red que conecte diversos subniveles de cada uno de ellos con subniveles de los otros.

Hasta ahora nos hemos venido manejando en un mundo donde existen organismos internacionales, los acuerdos continentales, los Estados-nación y lo local.

 

Todo ello está bajo cuestionamiento:

  • lo están organismos como las Naciones Unidas, hasta ahora incapaz de pasar a los hechos ante el continuo reclamo de transformación

     

  • lo están los Estados-nación, la organización interna de cada nación y, como hemos dicho, todo el sistema interestatal internacional

Queda implícito un territorio de pos-hegemonía.

 

Esto es,

lo que viene es un dominio de lo que hasta ahora se ha denominado sociedad civil, y que ahora pasará a llamarse pos-civil, pues la primera está anegada de formas de control e hiper-segmentada, con el derrumbe de las viejas formas (partidos, sindicatos) y de los valores anquilosados. lo que implica un reacomodo total del concepto de democracia y de participación.

Se avanza y se retrocede en un proceso donde los viejos actores dormitan como los políticos que nada saben.

 

Los nuevos ingredientes, como sustituir mecanismos obsoletos o los desafíos de nuestra desidia marcarán a quien entienda.