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  15 Mayo 2020
 del Sitio Web 
			Tendencias21
 
			  
			  
			  
			  
			 
			
			Foto: Jaime Spaniol. 
			  
			
 Las 
			plantas no solo recuerdan
 
			las condiciones 
			invernales impropias para la floración,  
			sino que también 
			olvidan esa memoria  
			para retomar el 
			ciclo reproductivo  
			de la nueva 
			generación en la primavera.  
			Lo masculino 
			asegura el futuro  
			y lo femenino 
			conserva  
			el recuerdo del 
			pasado...
 
			
 Las plantas tienen un sistema ingenioso para florecer en primavera, 
			una especie de memoria particular.
 
 Lo consiguen mediante una memoria epigenética asociada al frío que 
			le indica cuándo ha terminado el invierno.
 
 En sus genes, la planta tiene una proteína especializada llamada 
			histona (H3K27me3) 
			que prepara a la planta para las condiciones del invierno a través 
			de la memoria genética.
 
 Gracias a esta
			
			histona, cuando llega la primavera, 
			la planta registra que el entorno ha cambiado y es entonces cuando 
			procede a la floración.
 
 La planta no solo es capaz de apreciar el cambio de temperatura del 
			entorno, sino también de "deducir" que la estación fría ya ha pasado 
			gracias a la información acumulada en sus genes.
 
 A este proceso se le llama
			
			vernalización y se produce gracias 
			a la presencia en sus genes de la histona del invierno.
 
 
			  
			  
			Olvido 
			genético
 
 Los científicos presumían que, de la misma forma que recuerdan 
			genéticamente las condiciones frías del entorno, las plantas debían 
			tener también un mecanismo complementario para olvidar las 
			condiciones del invierno.
 
 Si no olvidaran esas condiciones asociadas al frío presentes en sus 
			genes, una vez que florecen y producen semillas, las plantas se 
			arriesgan a frustrar su capacidad reproductora.
 
 Un ligero cambio en la temperatura del entorno llevaría a las 
			plantas a "creer" que el invierno ha pasado de nuevo y precipitarían 
			erróneamente la floración, con el correspondiente fracaso del 
			proceso.
 
 Una nueva investigación, realizada por el mismo equipo que 
			estableció el mecanismo de memoria de las plantas, ha descubierto 
			ahora cómo se las ingenian para olvidar el recuerdo del invierno y 
			retomar el ciclo reproductivo a su debido tiempo.
 
 
			  
			  
			Reseteo 
			genético
 
 Lo consiguen de la siguiente forma:
 
				
				cuando se genera el 
				polen del que saldrá la próxima generación de plantas, esta 
				memoria genética asociada al invierno se borra de las células 
				masculinas de la planta. 
			Es una especie de 
			reseteo del disco duro genético:  
				
				el polen "olvida" las 
				condiciones invernales cuando se prepara para engendrar nuevas 
				generaciones. 
			Ese polen es llevado por 
			el viento o 
			las abejas a largas distancias y fecunda plantas remotas.
 Las nuevas generaciones surgidas de ese polen se desarrollan en el 
			entorno materno, en plantas que tienen asumida la histona del 
			invierno, y el ciclo reproductivo se programa de nuevo para el 
			final del invierno.
 
 
			  
			  
			Mecanismo 
			complejo
 
 Este mecanismo de recordar y olvidar el invierno, 
			necesario para una floración oportuna, implica una cierta 
			complejidad.
 
 El ADN de las plantas está envuelto por las llamadas histonas, 
			que sirven para empaquetar las proteínas que forman el material 
			genético.
 
 El estado de estas histonas determina si un gen es accesible 
			y legible para ser interpretado y para que su instrucción sea 
			aplicada correctamente.
 
 Por lo tanto, las histonas son importantes para el 
			empaquetamiento e indexación del ADN en la célula.
 
			  
			El material genético de 
			las plantas funciona mediante marcas en este envase.
 
			  
			
			 Esquema del proceso de
 
			memoria 
			y olvido de las plantas.  
			GMI. 
			  
			
 
 Lo femenino 
			conserva la memoria
 
 Si una proteína de empaque se marca en cierto punto, el empaque no 
			se abre y el gen no se puede leer ni aplicar.
 
			  
			La modificación de la 
			histona que marca los genes se llama
			
			H3K27me3.
 Antes de la fase de floración, las condiciones ambientales frías 
			hacen que H3K27me3 se acumule en los genes que controlan la 
			floración:
 
				
				así avisa a la planta 
				de que debe prepararse para la floración desde que cambien las 
				condiciones ambientales. 
			Sin embargo, cuando se 
			forma el polen que engendrará a la próxima generación de plantas, 
			esta memoria genética desaparece.
 Las células femeninas son las encargadas de introducir de nuevo 
			en el ciclo reproductivo la memoria del invierno, para asegurar 
			que el florecimiento de las nuevas generaciones ocurra en el momento 
			adecuado.
 
 Las dos investigaciones desarrolladas en torno a este proceso de 
			memoria y olvido de las plantas las han desarrollado Michael Borg 
			y Frederic Berger, del Instituto
			
			Gregor Mendel de Biología Molecular de Plantas 
			de la Academia de Ciencias de Austria.
 
 
			  
			  
			Referencia
 
				
			 
			  
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