por Adyashanti
08 Diciembre 2019
del Sitio Web UpLiftConnect

traducción de Biblioteca Pleyades

Versión original en ingles





Imagen:
Daniil Kuželev



 


El fundamento de la iluminación

La iluminación de la que hablo no es simplemente una realización, no es simplemente el descubrimiento de la verdadera naturaleza.

Este descubrimiento es solo el inicio:

el punto de entrada a una revolución interior. La realización no garantiza esta revolución; simplemente lo hace posible.

¿Qué es esta revolución interior?

Para empezar, la revolución no es estática; está viva, en curso y continua. No se puede entender ni hacer que se ajuste a ningún modelo conceptual. Tampoco hay ningún camino hacia esta revolución interna, ya que no es ni predecible ni controlable y tiene una vida propia.

Esta revolución es una ruptura con las viejas, repetitivas y muertas estructuras de pensamiento y percepción, en las que la humanidad se encuentra atrapada.

La realización de la realidad última, es un despertar existencial directo y repentino a la verdadera naturaleza de uno que abre la puerta a la posibilidad de una revolución interior...

Tal revolución requiere un vaciado continuo de las viejas estructuras de conciencia y el nacimiento de una inteligencia viva y fluida.

Esta inteligencia reestructura todo tu ser:

cuerpo, mente y percepción.

Esta inteligencia libera la mente de sus viejas estructuras que están enraizadas en la totalidad de la conciencia humana.

Si uno no puede liberarse de las viejas estructuras condicionadas de la conciencia humana, entonces todavía está en una prisión.
 

 


Si no estás libre de las viejas estructuras condicionadas,
entonces todavía estás en una prisión.
Imagen: Kal Visuals



Tener un despertar a la verdadera naturaleza de uno no significa necesariamente que habrá una revolución en curso en la forma en que uno percibe, actúa y responde a la vida.

El momento del despertar nos muestra lo que en última instancia es verdadero y real, además de revelar una posibilidad más profunda en la forma en que se puede vivir la vida desde un estado de ser indiviso e incondicionado.

Pero el momento del despertar no garantiza esta posibilidad más profunda, como pueden atestiguar muchos que han experimentado el despertar espiritual.
 

 



Abriendo las puertas a la revolución interior

El despertar abre una puerta interior a una profunda revolución interna, pero de ninguna manera garantiza que sucederá.

Si se lleva a cabo o no, depende de muchos factores, pero ninguno es más importante y vital que una intención sincera e inequívoca de la verdad por encima y más allá de todo lo demás.

Esta intención sincera hacia la verdad es de lo que todo crecimiento espiritual depende en última instancia, especialmente cuando trasciende todas las preferencias, agendas y objetivos personales.

Esta revolución interna es el despertar de una inteligencia no nacida de la mente sino de un silencio mental interno, que solo tiene la capacidad de desarraigar todas las viejas estructuras de la conciencia.

A menos que estas estructuras sean desarraigadas, no habrá pensamiento creativo, acción o respuesta.

A menos que haya una revolución interna, nada nuevo y fresco puede florecer.

Solo lo viejo, lo repetitivo, lo condicionado florecerá en ausencia de esta revolución.

 

Pero nuestro potencial yace más allá de lo conocido, más allá de las estructuras del pasado, más allá de todo lo que la humanidad ha establecido.

Nuestro potencial es algo que puede florecer solo cuando ya no estamos atrapados dentro de la influencia y las limitaciones de lo conocido.

 


A menos que haya una revolución interna,
nada nuevo y fresco puede florecer.
Imagen: Amy Humphries



Más allá del reino de la mente, más allá de las limitaciones de la conciencia condicionada de la humanidad, se encuentra lo que se puede llamar lo sagrado.

Y es de lo sagrado que nace una conciencia nueva y fluida que borra lo viejo y da vida al florecimiento de una expresión viva e indivisa del ser.

Tal expresión no es personal ni impersonal, ni espiritual ni mundana, sino más bien es el flujo y el florecimiento de la existencia más allá de todas las nociones del yo.
 

 



¿Qué es la realidad?

Entonces, entendamos que la realidad trasciende todas nuestras nociones sobre la realidad.

La realidad,

No es cristiana, hindú, judía, Advaita Vedanta ni budista.

No es dualista ni no dualista, ni espiritual ni no espiritual.

Debemos llegar a entender que hay más realidad y santidad en una brizna de hierba que en todos nuestros pensamientos e ideas sobre la realidad.

Cuando percibimos desde una conciencia indivisa, encontraremos lo sagrado en cada expresión de la vida. Lo encontraremos en nuestra taza de té, en la brisa del otoño, en el cepillado de nuestros dientes, en cada momento de vivir y morir.

Por lo tanto, debemos dejar atrás toda la colección de pensamientos condicionados y dejarnos llevar por el hilo interior del silencio hacia lo desconocido, más allá de donde terminan todos los caminos, a ese lugar donde vamos inocentemente - no una vez, sino continuamente.

Uno debe estar dispuesto a estar solo, en lo desconocido, sin referencia a lo conocido o al pasado ni a ninguno de sus condicionamientos.

Uno debe pararse donde nadie ha estado antes en completa desnudez, inocencia y humildad.

Uno debe permanecer en esa luz oscura, en ese abrazo sin fundamento, inquebrantable y fiel a la realidad más allá de todo ser, no solo por un momento, sino por siempre sin fin.

Pues entonces, lo que es sagrado, indiviso y completo nace dentro de la conciencia y comienza a expresarse.