por Andrés Tarazona
17 Noviembre 2019

del Sitio Web EmilioCarrilloBenito



 

 

 

 


Millones de años antes de que apareciera el primer ser humano, la Tierra ya era…!


El equilibrio vital entre la energía que emana la propia Tierra y la que recibe del resto de elementos del cosmos, permite las expresiones de vida que aquí experimentamos.


Movernos por ella y habitarla en consciencia contiene el regalo de redescubrir nuestra propia esencia.

El día que abrimos los ojos aquí, nuestra única percepción era de unidad.

Poco a poco fuimos descubriendo que habitamos dentro de un cuerpo.

 

Fuimos aprendiendo cómo movernos y comunicarnos a través de él, hasta que un día nos identificamos con su forma y la visión de unidad desapareció.


Con la nueva visión de división, no sólo apareció el concepto del otro, sino también la de propiedad y con el tiempo tal distorsión ha creado la de llegar a concebir que la Tierra nos pertenece y puede ser habitada a nuestro antojo...

Vivas donde vivas, antes de que construyeran la vivienda que habitas, todo era terreno sin ocupar y por él la energía vital fluía libre.


Las construcciones que hemos generado encapsulan en su interior dicha energía y no solo la estructura de la construcción y la decoración interior influyen en la fluidez de la energía natural por nuestro hogar, también influye sobre ella nuestra consciencia personal.

De la misma manera que la energía libre natural se siente encapsulada en un hogar y al abrir las ventanas conecta con la totalidad y se renueva, nuestra auto consciencia, al concebir que es mucho más que un cuerpo, acaricia su propia libertad y se renueva por dentro.
 

Llega entonces un día, un instante, en el que tomas consciencia de,

Que el cuerpo no es más que el envase externo de otros más sutiles.

 

Que su forma la cincelan capas internas en él como las emociones.

 

Que su rigidez o su flexibilidad son el reflejo de impulsos generados por pensamientos

 

Que, tanto las emociones como los pensamientos, son reacciones determinadas por aspectos todavía más sutiles como nuestra madurez de Alma.

Cuando llega ese instante, eres capaz de sentirte incluso bajo el Alma, de concebirte únicamente como esencia de vida que habita dentro de ese envase transparente cuya edad la indica la pureza de la mirada.

 

Es entonces, cuando traspasas el concepto de Alma y te concibes únicamente como expresión de vida, cuando descubres que eres la misma vida que habita en el interior de todo aquello que te rodea y te sorprende de nuevo la Unidad, cuya más alta expresión de Libertad es la conjugación de su verbo:

Amar...

Es entonces cuando la libertad por sí misma se convierte en orden y reconstruye desde dentro todo lo que la inconsciencia creó con prisas.