17 Marzo 2017

del Sitio Web EcoPortal

Versión en italiano

 


 

 



El Amaranto,

la planta sagrada de los Incas

desafía al gigante Monsanto.

Existe pánico entre agricultores de Estados Unidos,

por la presencia de Amaranto en sus cultivos,

la filial estadounidense de Monsanto

no sabe qué hacer con el Amaranto (Kiwicha)

que acabó recientemente

con miles de hectáreas de soja.




Para Monsanto los Incas son una maldición.

 

En Estados Unidos los agricultores han tenido que abandonar cinco mil hectáreas de soja transgénica y otras cincuenta mil están gravemente amenazadas por la presencia de amaranto, la fruta sagrada de los incas que combate los cultivos transgénicos.

En 2004 un agricultor de Atlanta comprobó que algunos brotes de amaranto (kiwicha en Perú) resistían al poderoso herbicida Roundup.

 

Los campos víctimas de esta invasora "mala hierba" habían sido sembrados con granos Roundup Ready, que contienen una semilla que ha recibido un gen de resistencia al herbicida.

Desde entonces la situación ha empeorado y el fenómeno se ha extendido a,

  • Carolina del Sur y del Norte

  • Arkansas

  • Tennessee

  • Missouri

Según un grupo de científicos británicos del Centro para la Ecología y la Hidrología, se ha producido una transferencia de genes entre la planta modificada genéticamente y algunas hierbas indeseables para el mercado, como el amaranto.

Esta constatación contradice las afirmaciones de los defensores de los organismos modificados genéticamente (OMG):

una hibridación entre una planta modificada genéticamente y una planta no modificada es simplemente "imposible".

Según el genetista británico Brian Johnson,

"basta con un solo cruce logrado entre varios millones de posibilidades. Una vez creada, la nueva planta posee una enorme ventaja selectiva y se multiplica rápidamente.

 

El potente herbicida que se utiliza aquí, Roundup, a base de glifosato y de amonio, ha ejercido una presión enorme sobre las plantas, las cuales han aumentado aún más la velocidad de la adaptación".

Así, al parecer un gen de resistencia a los agrotóxicos ha dado nacimiento a una planta híbrida surgida de un salto entre el grano que se supone protege y el humilde amaranto, que se vuelve imposible de eliminar.

La única solución es arrancar a mano las malas hierbas, como se hacía antes, pero esto ya no es posible dadas enormes dimensiones de los cultivos de soja.

 

Además, al estar profundamente arraigadas, estas hierbas son muy difíciles de arrancar con lo que, simplemente, las tierras fueron abandonadas, o al menos eso es lo que aconsejan expertos estadounidenses que prefieren dañar otras áreas a tener que cambiar de cultivos.

El amaranto o kiwicha, considerada ahora una planta "diabólica" para la agricultura genética, es una planta sagrada para los incas. Pertenece a los alimentos más antiguos del mundo.

 

Cada planta produce una media de 12.000 granos al año y las hojas, más ricas en proteínas que la soja, contienen vitaminas A y C, y sales minerales.

Señales de la naturaleza, el amaranto neutraliza a la soja transgénica y los agrotóxicos, y a la vez nos muestra una planta que podría alimentar a la humanidad en caso de hambre.

 

Soporta la mayoría de los climas, tanto las regiones secas como las zonas de monzón y las tierras altas tropicales, y no tiene problemas ni con los insectos ni con las enfermedades con lo que nunca necesitará productos químicos.




 

 

 

 


La Naturaleza Contraataca

-   Amaranto Inca Devora Transgénicos de Monsanto   -
25 Enero 2011
del Sitio Web PijamaSurf

Versión en italiano

 

 

 

 

 



El amaranto inca kiwicha

invade plantíos de soya transgénica

de Monsanto en Estados Unidos

como si estuviera en una cruzada

por acabar con esta nefasta empresa agrícola

y de paso dar un mensaje al mundo




En lo que parece ser una muestra más de la sabiduría de la naturaleza abriendo camino, la especie de amaranto inca conocida como kiwicha se ha convertido en una pesadilla para Monsanto.

 

Curiosamente esta compañía conocida por sus diabólicas ("Mondiablo") prácticas se refiere a esta hierba sagrada para los incas y los aztecas como una mala hierba o una hierba maldita.

El fenómeno de la expansión del amaranto en cultivos de más de veinte estados a lo largo de Estados Unidos no es nuevo, pero merece ser rescatado, acaso celebrando la pericia y quizás hasta la inteligencia de esta planta guerrera que se ha opuesto al gigante de las semillas transgénicas.

 

Desde el 2004 un agricultor en Atlanta se dio cuenta que brotes de amaranto resistían al poderoso herbicida Roundup basado en el glifosato y devorando campos de soya transgénica.

 

El sitio Web de Monsanto recomienda a los agricultores mezclar el glifosato con herbecidas como el 2,4-D que fue prohibido en Escandinavia por estar haberse correlacionado con el cáncer.

Es curioso que el New York Times que hace más de 20 años escribía que el amaranto podía ser el futuro del alimento en el mundo, ahora llama a esta planta una "superweed" o "pigweed" un término despectivo que refleja una concepción del amaranto como una plaga.

Según un grupo de científicos británicos del Centro para la Ecología y la Hidrología, se ha producido una transferencia de genes entre la planta modificada genéticamente y algunas hierbas "indeseables" como el amaranto.

Este hecho contradice las afirmaciones de los defensores de los organismos modificados genéticamente (OMG):

que señalan que una hibridación entre una planta modificada genéticamente y una planta no modificada es simplemente "imposible".

El amaranto por cierto posee más proteínas que la soya y además contiene vitaminas A y C.

 

Mientras tanto en Estados Unidos se preocupan de cómo eliminar esta resistente planta que supera a la tecnología de Monsanto:

se reproduce en casi cualquier clima, no le afectan enfermedades ni insectos por lo cual no necesita químicos.

¿Acaso no sería mejor que escucharan este mensaje de la naturaleza e intentaran procesar alimentos de amaranto?

Casos como la satanización del amaranto nos hacen pensar que la industria de los alimentos busca simplemente mantener a la población en el peor estado físico posible para que pueda ser devorada por oscuras corporaciones e intereses políticos...