por Ruben Torres
07 Octubre 2015

del Sitio Web LaCosechaDeAlmas

 

 

 

 



Existe un orden natural, una forma de crear conforme a unos patrones que se pueden comprobar de forma sencilla, cómo se origina y se destruye la creación, como estos patrones, se repiten y se repiten en el planeta, y más allá de sus fronteras.

 

Esos patrones basados en geometría y matemáticas, forman parte de ese orden natural al que toda la creación está sujeta.

 

Se puede especular sobre si esto es originario de una inteligencia o es una forma de simulación, este campo tan vanguardista está sembrado para que vayamos un poco más allá de lo que la lógica racional nos permite.

 

Por el contrario el sistema en el que vivimos no es natural y su forma de expresión y supervivencia, nos merma y nos enferma, pero ¿qué es el sistema?

Socialmente se conoce al sistema, como el orden por el cual nuestra civilización se rige.

 

Este orden comprende un estado,

  • social

  • ideológico

  • económico

  • político

  • teológico,

...cinco puntas de una estrella en la que todas esos vértices nacen de un cetro un tanto difuso y difícil de identificar, pero qué ejerce a través de sus ramificaciones un férreo control sobre los individuos.

 

Este sistema no solo nos controla físicamente, psicológica y moralmente, para su supervivencia requiere ejercer un control desde otras capas de la realidad las cuales escapan a nuestros sentidos.

 

Todo lo que vive en este sistema, pertenece al sistema.

 

El sistema no solo son los bancos, los políticos o los estamentos religiosos; también pertenecen a él, esos entes o inteligencias que no está reconocida su existencia ni siquiera por el propio sistema, esa es su mejor baza, ya que guardan unos intereses y unas motivaciones alejadas de lo que el sistema puede ofrecer a cualquier mortal.

 

De cara a la galería, si no existe no puede ser desmontado y expuesto por eso su intención esta siempre oculta a nuestra restringida y programada mente.

Cuando abrimos nuestras miras e intentamos englobar todo aquello que desde distintos puntos fluctúa para centrar todas sus opciones en nosotros, opciones en las que ya no hay metas de dinero y poder, sino que son más sibilinas y siseantes.

 

Tenemos que vernos obligados sin más remedio, a formar unas señas que nos permitan identificar sus patrones aunque solo sea por supervivencia.

 

El sistema en el que buceamos tiene una formula viciosa, un patrón que repite constantemente y que nos permite estar alerta e identificar si es algo que proviene de sus intestinos o si por el contrario es algo natural de acuerdo al orden creado en origen.

 

 

 

Los creadores de nuestro sistema, nuestro modo de vida, nuestra forma de ver, pensar, razonar y comunicar, perdieron la capacidad creativa, por tanto al tratar de crear un sistema al margen del sistema, lo único que lograron a través de ese importante conocimiento universal que atesoran, fue fabricar una burda copia.

 

Un creador puede formar desde cero; ellos partieron de una forma ya creada y trataron de formar una nueva forma de existencia al margen de las leyes naturales, pero solo lograron arrancar un proceso de inversión, creando patrones invertidos con los que finalmente formaron un patrón más propio de un virus, que de un ser creativo.

 

Este patrón inverso en realidad formó una respuesta universal más propia de un lupus, células atacando al organismo que las crea y las dio vida.

 

En este caso nuestro papel dentro de esta situación sería como la de simples células reaccionando a una situación autoinmune, ese clásico sentido de llamada ante una acumulación de organismos víricos infectando y atacando al cuerpo que las sostiene; plaquetas y glóbulos blancos tratando de defender su sistema, llegando en primer orden a la causa del origen de la enfermedad.

 

Nosotros llegamos aquí de este modo y quedamos aquí atrapados, tratando de sanar una situación, que una vez dentro, ni entendemos, ni recordamos.

Si tratamos de formar un patrón identificatorio, nos daremos cuenta que el sistema trata de imitar la creación, pero su patrón de imitación, está orientado de forma inversa, alejándose del orden, y entrando en el caos, pasando de lo natural a lo antinatural y de lo con-verso a lo in-verso.

 

Todo es invertido en este sistema, y poco a poco vemos como todo lo natural es transformado y girado de forma siniestra invirtiendo su orden para generar un alejamiento de la naturaleza, de nuestro origen, de nuestra esencia.

 

El sistema lucha contra natura invirtiendo la creación como si de un calcetín se tratara, tratando de alejar toda forma de vida conectada al universo, para pervertirlo, dominarlo y sacar todo tipo de sentimientos, para sustituirlos por odio y miedo.
 

 

 

El orden del caos

es uno de los principios
en los que se fundamenta

la élite del sistema.



Hoy, mires donde mires, todo ha sido invertido:

los símbolos, los modos y las formas, el pensamiento y el desarrollo de las ideas, todas invertidas.

Las relaciones humanas, los géneros, el sexo, todo invertido. Las creencias, la fe y la religión también fueron invertidos, alejándonos de lo que en realidad significaron una vez.

 

La política también es invertida, beneficiando a unos pocos en lugar de a todos.

 

En la economía curiosamente invertir supone generar riqueza, cuando la verdadera riqueza esta en donar, ya que es el don el que nos hace naturalmente ricos, pero al invertir este proceso, nos enseñan que la avaricia y el egoísmo, o sea la inversión del orden natural, es la forma adecuada de gestionar la riqueza.

 

En un planeta plenamente abundante, vivimos en la escasez; eso lo invirtieron y olvidamos que es la abundancia, ni siquiera podemos imaginarla.

 

Nuestra salud y el modo de alimentarnos también fue invertido, convirtiendo lo artificial, lo químico y lo procesado en lo común al progreso, alejado de lo natural, alejado de lo adecuado y lo equilibrado, lo sano y lo respetable con nuestro entorno y nuestro cuerpo.

Los roles sociales también fueron invertidos, y adoptamos como lógico y normal, abandonar a nuestra descendencia, y vivir por y para el sistema; creemos que ser esclavos es lo mejor para nosotros, y solo perseguimos como meta una jaula más grande, con amplias zonas comunes y zonas ajardinadas, en lugar de romper esos barrotes y combatir nuestra propia esclavitud.

 

Todo girado, todo invertido, virando en la dirección contraria a lo humano, despegándonos del sentimiento y la empatía, abrazando el pragmatismo, la lógica cuadriculada y la frialdad psicopática.

 

Acomodados en la amnesia anestésica, avanzamos en dirección contraria con toda nuestra energía, volamos hacia el abismo más negro y oscuro, persiguiendo un resplandor que nos hará besar el suelo y rebotar en la estupidez.

El sistema, ese archienemigo que nos persigue, nos vigila y nos maltrata, ese gran hermano oculto en las sombras que intriga y conspira para aplastar cualquier síntoma de secesión.

 

Ese cruel enemigo al que todos reconocemos y que impotentemente soportamos, es en muchas ocasiones nuestro mejor amigo y aliado, ya que como buen camaleón, se vestirá con las ropas que precise, para evitar que encuentres la verdad, o al menos parte de ella.

 

Es por eso que te proporciona ese dulce Soma que aletarga tus sentidos y permite que continúes rebelde, pero dócil al mismo tiempo.

El sistema te conoce mejor que tú y sabe lo que necesitas incluso cuando ni siquiera tú lo sabes, sabe cómo proporcionártelo, sabe cómo mitigar tu inquietud, sabe cómo mojar tus labios resecos, y calmar tu ansia y tu sed, sabe y tú solo crees que sabes.

 

Ese es el génesis de todo:

creer ayuda a tu control.

Mientras crees, el sistema te mantiene creyente y te proporcionara creencias, sean estas cuales sean, todo es cuestión de gustos.

 

Seas religioso, seas despierto, feroz investigador, adoctrinado, pragmático, escéptico, libre pensante, anarquista, ideólogo, filósofo o científico, al final, eres creyente y te dará tu dosis, cual salario.

 

Tu hambre de conocimiento jamás es saciada, porque ese hambre es ilusoria, jamás tuviste hambre, jamás buscaste conocimiento, solo mutabas, eras un gusano adoctrinado; ahora que crees saber, no eres más que una perpetua crisálida, nada cambia, solo transformas tus creencias, mutas y el sistema se adapta a tu mutación proporcionándote eso que tu nuevo perfil mental necesita, el velo no se levanta solo cambia su textura, su color, su trama.

Llega un momento en que empiezas a desconfiar, y te abrazas a la duda, la aprietas tanto que eres incapaz de hacer nada sin ella, eres como el niño que no puede dormir sin su osito; la duda se convierte en ese comodín que te sirve para protegerte de todo, esa sabana que te protege de los monstruos, de la mentira y de la verdad, porque ambas son rechazadas, la duda como estandarte te hace tropezar igual, y ayuda al sistema a mantenerte inerte, quieto, creyente, la duda es un principio, pero en algún momento debes dar ese segundo paso comprometido.

 

Con un poco de ejercicio de observación, acabas por ver y darte cuenta, que el sistema te sigue dando opciones, dudes o no de él, te sigue proporcionando múltiples posibilidades de hallar el error, te ofrece pruebas irrefutables que señalan aquello que crees es lo correcto, te empuja a ese abismo en el que todas las posibilidades posibles son puertas que no van a ninguna parte, errores cíclicos, esfuerzos inútiles, el sistema te convierte en el perrillo que se persigue el rabo, girando y girando sin llegar a concretar, ni descubrir nada que ponga en riesgo al propio sistema.

Por lo tanto con este sencillo razonamiento puedes llegar a conclusiones concretas y certeras, al menos sabrás que creencia es incorrecta, inútil e inservible, no necesitarás resonar con nada porque la mentira cantará por soleares.

Quédate con esto:

"Si el sistema me ofrece algo es porque beneficia al sistema. Si el sistema persigue, oculta o ridiculiza algo, es porque me beneficia y me libera a mí".

Parece sencillo y básico, parece incluso de parvulario este planteamiento, pero muy pocos lo aplican o ni siquiera ponen un mínimo filtro ante lo que reciben de él.

 

La mayoría defiende al sistema con uñas y dientes, creyendo que poseen la verdad, pero solo poseen una ponzoñosa versión de esa tramposa verdad; si se mirasen verían como de sus bocas llenas de argumentos cuelga el sedal.

 

Para el sistema, atraparnos es como pescar en un cubo, sabe que tarde o temprano picarás y mostrarás orgulloso el anzuelo de tu boca. Es curioso como alguien que vive en el infierno pide más leña, justo cuanto más se queja de las llamas que lo consumen.

 

Aun no acabo de entender como aquellos que rechazan la mentira y la estafa, vuelven a picar ingenuamente a la primera que le ofrecen algo parecido a lo que acababan de rechazar.

Los síntomas de vivir invertidos, es que nos incapacita para identificar al sistema, perdemos la perspectiva de lo correcto, naufragamos en una polaridad que está pensada para relativizar y no ver más que matices en lo absoluto, el blanco y el negro son cada vez más grises, más relativos, argumentos y razones no nos faltan, para no llamar a las cosas por su nombre, siempre preferiremos la preciosidad y la fatuidad dorada de la mentira, a la rasposa e incómoda verdad.

 

Vives cabeza abajo, piensas que el mal porta cruces y pentagramas invertidos, pero en realidad no es tan sencillo, es mucho más complejo que ese cliché simplón; todo está invertido incluso tu y yo, por eso nos cuesta tanto encontrar el orden dentro de este caos.

 

 


"El sistema no solo es el Satán, también son las dulces natas, las cuales saboreamos sin percibir lo venenoso en su sabor, robas ese elixir de los labios del otro, cuando no son sus labios sino su orto."

Esta inversión, habla por sí sola, In-Veritas-Sion, contraída de tal forma que cuando tomas el fruto de tu esfuerzo y haces tu inversión, estás donando a la causa equivocada ese fruto de tu trabajo, de tu sudor y sacrificio.

 

Sin querer estas realizando un ritual a su dios, a su causa, un sacrificio de sangre, pura energía...

 

Piensa detenidamente, medítalo tranquilo, para, e identifica los patrones; todo está sujeto a un modo, a un ritual, esa forma inequívoca de hacer las cosas y perpetuarlo durante generaciones.

 

Romper esos rituales, es el modo de sanar este sistema, que nunca fue de ellos, sino nuestro...