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			01 Junio 2016 
			del Sitio Web
			
			GazzettaDelApocalipsis 
			
 
 
 
  
 
			  
			En la sociedad actual la estupidez acaba rezumando por todos los 
			poros.
 
 Y nada parece poder detenerla.
 
 Estos últimos días, hemos visto una noticia que expone claramente el 
			nivel de estulticia y superficialidad que tanto nos afecta.
 
 Así es como la exponían en RT:
 
				
				¿Una obra de arte o solo unas gafas? 
				Visitantes de un museo se confunden
 
				
  
 
				Un joven de 17 años ha colocado unas gafas en el suelo en el 
				Museo de Arte Moderno de San Francisco (EE.UU.) para ver la 
				reacción de otros visitantes, informa el portal BuzzFeed.
 
 Según el joven, unos segundos después de que las gafas fueran 
				puestas numerosas personas empezaron a acercarse a la 'pieza' 
				para observarla y tomar fotos.
 
   
				
				 El joven TJ Khayatan
 
 
				Las imágenes del joven en las que se aprecia cómo los visitantes 
				observan con detenimiento el objeto se han hecho virales en 
				Internet y han sido compartidas más de 32.000 veces y cuentan 
				con 36.000 'me gusta' en Twitter.
 
			
  
 
			Como es de imaginar, el asunto ha levantado una oleada de críticas y 
			comentarios afilados en las redes e incluso en algunos medios, la 
			mayoría de las cuales se han centrado en criticar la estupidez que 
			rodea al arte contemporáneo.
 
 Y aunque suscribimos muchas de esas opiniones, no dejan de ser una 
			visión superficial del asunto. Y es que el quid de la cuestión no 
			está en criticar aquello que la gente interpreta como "arte" en la 
			actualidad.
 
 Ni tampoco se llega al fondo de la cuestión tildando de bobos a los 
			que estaban en la galería e interpretaron erróneamente lo que 
			significaban esas gafas.
 
			  
			Probablemente, la mayoría de esa gente 
			tenga un cierto nivel cultural y una cierta capacidad de análisis y 
			raciocinio; al menos el suficiente como para estar en un museo y no 
			sentados en un sofá viendo la tele.
 
			
  
 
			Al fin y al cabo, si los que estaban en el museo y creyeron que las 
			gafas eran arte son unos memos, entonces ¿cómo debemos calificar a 
			todos aquellos que pasan horas viendo por la tele a un grupo de semi-analfabetos 
			barriobajeros chillándose en una tertulia del corazón o presenciando 
			embelesados como un grupo de repugnantes pseudo-famosos se pelean 
			entre sí mientras están presuntamente abandonados en una isla?
 
 La clave del asunto pues, radica en tratar de comprender a través de 
			qué mecanismos toda esa gente que estaba en la galería y que 
			presumiblemente deberían tener una cierta cultura y capacidad 
			intelectual, interpretó que esas gafas en el suelo eran una obra de 
			arte.
 
 Y la respuesta a esta cuestión es bien sencilla, aunque parezca una 
			perogrullada:
 
				
				esa gente interpretó que las gafas 
				eran una obra de arte, por el simple hecho de que estaban dentro 
				de un museo de arte contemporáneo. 
			Así de simple.
 
			  
			
			
			 Museo de Arte Contemporáneo
 
			de San Francisco
 
			Si hubieran visto esas mismas gafas en un banco del parque o al lado 
			de una fuente, no habrían creído que fueran una obra de arte. Solo 
			habrían visto un objeto.
 
 Al ver las gafas, esas personas han presupuesto que debían ser una 
			obra de arte, por que su mente ha sido programada para presuponerlo 
			así.
 
			  
			En otras palabras:  
				
				la programación mental recibida les 
				ha llevado a crear una realidad artificial alrededor de 
				cualquier objeto que esté en ese lugar concreto llamado "museo", 
				convirtiéndolo potencialmente en un elemento abstracto llamado 
				"obra de arte", aunque el objeto en cuestión sea una compresa 
				pegada en una pared o unas gafas tiradas en el suelo. 
			Como vemos pues, en su interpretación de 
			lo que es "arte", en ningún momento han obedecido a su sensibilidad 
			individual, ni se han escuchado a sí mismos.
 Eso implica que en la interpretación de lo que es arte en la 
			actualidad, ya no importa el criterio propio o la propia 
			sensibilidad: solo importa la programación mental recibida.
 
 
			
  
 
			De hecho, el incidente de las gafas nos demuestra que hemos llegado 
			a un punto tal, que el arte, no es arte por la obra en sí misma, ni 
			por el efecto que provoca en quién la ve, sino por el edificio en la 
			que está ubicada o por el envoltorio social o definitorio que la 
			rodea.
 
 Por lo tanto, la definición de "arte" ha cambiado.
 
 Hasta ahora, era la siguiente:
 
				
				Arte: Manifestación de la actividad 
				humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo 
				imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. 
			En cambio, ahora podríamos definirla 
			como: 
				
				Arte: todo aquello que la Autoridad 
				Oficial correspondiente decida definir como "arte". 
			¿Y qué es la "Autoridad Oficial 
			correspondiente"?
 Pues bien, la "Autoridad Oficial" puede manifestarse de muchas 
			formas, a veces combinadas; puede ser una autoridad política, 
			policial, judicial, social, religiosa, moral, mediática, o en el 
			caso que nos afecta, una "autoridad académica".
 
 Una "Autoridad Académica", conformada por unos presuntos "expertos 
			en arte", que en este caso definen que cualquier basura que puedas 
			encontrar dentro de ese edificio llamado "museo de arte 
			contemporáneo", puede llegar a ser interpretada como "arte".
 
 
			
  
 
			Y lo peor es que esa definición ya no tiene porqué circunscribirse 
			al espacio de un museo.
 
 Si por la razón que sea, esa misma autoridad te indica en un momento 
			determinado que un objeto o actividad cualquiera, situada en un 
			entorno no museístico, también es "arte", automáticamente deberás 
			interpretar al objeto o actividad en cuestión como "obra de arte" o 
			"actividad artística".
 
 Por ejemplo, supongamos que un día vas por la calle y te cruzas con 
			un grupo de imbéciles semidesnudos pintados de blanco, gestualizando 
			teatralmente como gilipollas alrededor de un inodoro situado en 
			medio de la acera; si existe una "autoridad académica" que decida 
			certificar aquello como "acción artística", el conjunto de memeces 
			que esos idiotas realicen, recibirá el calificativo de "performance" 
			y automáticamente será considerada "actividad artística".
 
 Y lo será aunque los tipos en cuestión sean unos descerebrados con 
			el mismo talento artístico que una ardilla.
 
 Sin embargo, si tú decides hace algo similar en medio de la calle, 
			sin el respaldo de una autoridad académica que te respalde mediante 
			la definición correspondiente, probablemente serás considerado un 
			loco o un payaso; aunque lo más posible es que tengas la suerte de 
			que la gente que pase a tu alrededor piense:
 
				
				"mira, debe ser alguna actividad 
				artística o teatral promovida por el ayuntamiento, como las 
				estatuas humanas o los músicos del metro…vamos a tirarle una 
				moneda". 
			En definitiva, el suceso de las gafas en 
			el museo de San Francisco, no es algo tan anecdótico como puede 
			parecer a primera vista.
 Nos indica que estamos en un estado concreto en nuestra evolución 
			psico-social.
 
 
			
  
 
			Nos señala que nuestro criterio individual ha quedado completamente 
			subyugado a una autoridad oficial externa, que es la que define todo 
			aquello que debemos sentir o pensar a cada momento, sin que tan solo 
			lleguemos a poner en duda si ello tiene o no tiene sentido.
 
 El arte, ya no es arte porque nos conmueva, por que nos invite a la 
			reflexión o porque nos diga algo como individuos.
 
 Es arte porque nos dicen que lo es y porque nos dicen 
			dónde se puede considerar como tal.
 
 Un montón de harapos tirados en la acera, son "basura" y el que los 
			ha tirado ahí es un "guarro". En cambio, si los mismos harapos están 
			tirados en la sala de un museo, son "arte" y el que los ha puesto 
			ahí, es un "artista" super reflexivo.
 
 Se nos ha negado pues toda posibilidad de definición de nuestro 
			entorno y de nuestro mundo a nivel individual.
 
 
			
  
 
			Y si vamos más allá, veremos que este mecanismo de rendición ante la 
			autoridad oficial, es extrapolable a casi todas nuestras actividades 
			sociales y que lleva ahí desde hace mucho tiempo.
 
 De la misma forma que obedecemos a una "autoridad oficial" que nos 
			indica que todo lo que encontremos dentro de un museo de arte 
			contemporáneo es susceptible de ser considerado arte por el simple 
			hecho de estar ahí, durante siglos ha existido un mecanismo análogo 
			que ha llevado a las personas a creer que todo lo que dijera un 
			sacerdote era moralmente bueno y tenía que ver con un ser 
			superior llamado "Dios".
 
				
					
					
					El mismo tipo de mecanismo 
					psicológico de sumisión que lleva a un grupo de personas a 
					creer que unas gafas en el suelo pueden ser "arte", es el 
					que nos lleva a creer que aquello que nos diga un hombre 
					uniformado debe ser obedecido porqué es "ley", sin que nadie 
					tenga derecho a ponerlo en duda  
					
					Es el mismo tipo de mecanismo 
					que nos dice que lo que haga la mayoría debe ser imitado 
					porque es "moda" o "tendencia"  
					
					Es el mismo tipo de mecanismo 
					que nos lleva a creer sumisamente que todo lo que nos diga 
					un tipo con bata blanca y un diploma en la pared, ha de ser 
					cierto e indiscutible por fuerza, porque nos han inculcado 
					que él sabe cosas que nosotros no podemos entender y que 
					jamás actuará movido por la ambición, el interés o el 
					dinero, sino dirigido por la mano invisible de un ente 
					maravilloso de fantasía, infalible e incorruptible, llamado 
					"ciencia" 
			El mecanismo básico de obediencia 
			y anulación del criterio propio es muy similar en 
			todos estos casos.
 Simplemente, adquiere diversas formas.
 
 Así que, quizás sí, al final va a resultar que esas gafas en el 
			suelo en el museo de arte de San Francisco, nos decían mucho más de 
			lo que creíamos inicialmente.
 
 Quizás esas gafas no se limitaban a llamar "estúpidos" a todos los 
			que pululaban por la galería, sino que estaban chillando un 
			atronador "estúpidos" dirigido a todos los rincones de la sociedad y 
			del planeta.
 
 El problema es que con tanto ruido, poca gente ha logrado escuchar 
			el mensaje…
 
 
			   
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