Capítulo XII
De Lucifer y la oscuridad

Los Anunnaki
Los Grises
El Gobierno Secreto
La conspiración espacial
La manipulación genética

Hemos puesto deliberadamente al descubierto algunos de los elementos más oscuros de aquello que consideramos que es vuestra auténtica realidad, y lo hemos tratado abiertamente: primero, para proporcionaros información relevante, y segundo, para provocaros a que miréis aquello que despierta sentimientos de miedo en vosotros, pues, ¿de qué otra forma conquistaréis ese miedo si no estáis dispuestos a empezar por arrojarle luz?

 

Para hacer que todo aflore en la conciencia, tenéis que mirar y experimentar los elementos de la oscuridad y luego bañarlos de luz, pues el mirar es, en sí mismo, un acto de curación y liberación de las emociones; es haceros cargo, entender y aclarar lo confuso; es daros el poder como el «primer motor» de vuestra realidad individual.


Vosotros, los magos, creáis vuestro mundo conforme os desenvolvéis en él. Algunos os contentáis con sacar el conejo del sombrero; otros hacéis decididamente la Gran Obra, mediante la cual os eleváis hasta el oro de vuestro cuerpo de luz que ha despertado. Nos deleitamos al observar y experimentar los muchos núcleos de seres de luz enlazados alrededor del planeta en estos momentos, un cinturón centelleante de cuentas de oro y luces de diamante que rodea a la Diosa e irradia su luminiscencia por todos los cuerpos de la Deidad Solar y se proyecta al cosmos.

 

Sois cada vez más numerosos, y a medida que os multiplicáis y unís, la luz de Gaia brilla más esplendorosa por los cielos.

 

Lo que presenciamos es un espectáculo formidable.


Mientras más hacéis resplandecer la brillantez del conocimiento y el amor en la penumbra de vuestra conciencia dominada por el miedo, más libres sois de vuestro estado de condenación propia. Al hacerlo, disminuís los efectos de los programas de pensamiento negativo que han sido introducidos en la memoria subconsciente de vuestra mente impresionable, pues así es como el miedo se apodera de vosotros.

 

Y los programas de pensamiento negativo en verdad existen, pues habéis sido adoctrinados no sólo desde el nacimiento (en el sentido que le damos de vuestra aparición física en la vida actual), sino desde las raíces mismas de vuestra conciencia ancestral: vuestros comienzos como la raza de hombres y mujeres de la Tierra, los hijos e hijas de las estrellas.


Desde la primera intervención de los Anunnaki en el Gran Experimento (el despojo de vuestro ADN) hasta la profanación de vuestra Diosa, habéis experimentado el violento manejo de vuestro cuerpo físico, emocional y mental ejercido por fuentes que se proponían adueñarse de vosotros, como si la posesión de los seres de Gaia fuese parte del título de propiedad.

 

Habéis sido adoctrinados en el miedo, la obediencia y la separación para que pudieran controlaros y dominaros a fin de que sirvierais a los Anunnaki y a su linaje en su empresa de explotar los recursos de Gaia, construir máquinas y amplificar las vibraciones más bajas de vuestro cuerpo animal para enviarlas hacia sus campos de energía.

 

Esto lo hicieron para alimentar su poder, su codicia y su lujuria, pues esas energías de los chakras inferiores aún dominan vuestro planeta, y han sido su combustible desde la primera intervención de Anu entre vosotros.


¿Por qué os parece que la búsqueda del amor y la belleza interior se ha reprimido en vuestras sociedades?

 

Nos referimos al amor por uno mismo y al amor incondicional que emana desde vuestro centro del corazón, no al lazo sexual y emocional predominante en vuestras relaciones actuales, el cual crea mucha desarmonía en vuestras vidas a raíz de sus respuestas condicionadas.

 

El amor incondicional, donde todo es hermoso en el otro simplemente porque ese ser existe, es el corazón. Vosotros, quienes despertáis, estáis aprendiendo mucho acerca del significado de amar desde ese centro, pues ahora os estáis abriendo al Corazón del universo y os estáis moviendo hacia las vibraciones más altas. En cambio, la manifestación de lo que los no iluminados llaman «amor», que emana de la rueda chákrica del deseo y la sensualidad, refleja inevitablemente la inestabilidad del cuerpo emocional. Es la oscilación de los sentimientos de un extremo a otro, ya que dependen de las expresiones recíprocas del otro.


Dado que la mayoría de la población centra su expresión del amor en la emoción, vemos mucho sufrimiento y malos entendidos en la unión humana. Allí, donde se podría compartir la alegría de la aceptación y el respeto total entre vosotros, con mayor frecuencia se manifiesta la competencia, la posición, y el trueque de
emociones, sexualidad y poder.


Pensad ahora; pensad cuidadosamente... En cada época de vuestra historia en que han prevalecido el arte, la música y la poesía (los momentos de esperanza e inspiración, los aspectos más «elevados» de la humanidad), la fealdad se ha manifestado como una fuerza que irrumpe para suprimir la expresión de aquéllas y empujaros otra vez a la desesperación y la resignación.

 

¿A qué se debe eso?

 

Considerad la riqueza de sabiduría e iluminación que se perdió para siempre en el ateneo de Alejandría y otras magníficas bibliotecas de civilizaciones que conocéis y que aún no conocéis, pues destruir vuestras manifestaciones intelectuales y artísticas ayuda a azuzar a la bestia en vosotros. Edificáis, y luego derribáis vuestros monumentos; escribís, y luego quemáis vuestros ideales; amáis a vuestros vecinos, y luego matáis al enemigo.


Cuando sois amorosos y estáis pletóricos de celebración de la vida y su belleza, o sois inquisitivos y filosóficos con respecto a la condición humana, o no estáis cumpliendo con vuestro deber: servir al amo. No estáis de rodillas, obedeciendo. ¿No os parece por demás irónico que vuestras religiones exotéricas os hagan arrodillar ante los santuarios y altares? Hemos venido a retaros a que os preguntéis si tal vez no ha llegado la hora de que os pongáis de pie, que levantéis vuestros brazos hacia los cielos en celebración de la fuerza de Dios que podéis ver y sentir a vuestro alrededor, en vuestro interior y más allá: en los árboles y cabalgando en el viento, en el rostro de los demás, en los ojos de una cierva, en la risa de un niño, en el sol.


Os hacemos un llamamiento a que os levantéis de vuestras rodillas y os pongáis de pie, firmes frente a los vientos de cambio, pues vuestros miedos sólo se pueden conquistar cuando, como hombres y mujeres librepensadores, entendéis que sois el Poder, y la bendición y la luz. Vuestra propia estructura corporal os enseña que las plantas de vuestros pies están destinadas a hacer contacto con la tierra, y os recordamos que así es como absorbéis en vuestra alma el poder y la música de Gaia, el wam.


Plantas de los pies para el alma. Vuestro idioma os da muchas claves morfológicas para resolver los misterios1.

 

1 Soles for the soul: del inglés soles, «planta de los pies», y soul, «alma». (N. del T.)


La mayoría de los médicos concuerda en que las rodillas son el punto débil de vuestro cuerpo, pues se sobrecargan y debilitan a causa de la gravedad, el peso del cuerpo y el simple desgaste al que las sometéis a lo largo de vuestra vida. Deseamos sugerir que les deis un respiro, aunque sólo sea en el aspecto físico. Desde la perspectiva metafísica, vemos a las rodillas como vuestro punto de obediencia, resignación, miedo y servidumbre, y os aseguramos que un Dios amoroso no alentaría estas energías en vosotros.

 

Preguntamos, entonces: ¿por qué os arrodilláis en los templos?


¡Levantaos, hijos de las estrellas! Cuando plantáis los pies firmemente en la tierra sois capaces de hacer que suba la fuerza de la Diosa por vuestro cuerpo hasta el alma. Firmes y gallardos, llamad a la luz para que entre por vuestra coronilla, y allí, donde las fuerzas de la Tierra y las estrellas se unen en vuestro interior, sentid la explosión dorada en vuestro corazón.

 

Experimentaos a vosotros mismos en el centro, el péndulo inmovilizado, y escuchad: ¿podéis oír el acorde grave de Gaia en vuestro ser?

 

 


 


¿Es de extrañar que seáis miedosos como raza?

 

El miedo, el extremo opuesto de la confianza, se aloja desde hace tanto tiempo en vuestro interior que es como si esa emoción se hubiese grabado permanentemente en vuestro código. Os han manipulado genéticamente, fuisteis atrapados en la red, y os han enseñado a creer que sois los huérfanos del universo. Lo han hecho deliberadamente, pues como Dioses por derecho propio habríais sido incontrolables, seres librepensadores; y en aquel entonces, en el momento de la siembra, eso era inaceptable para ellos, como lo es ahora, cuando los descendientes de los Anunnaki se enfrentan con dificultad a la maniobra de poder más descomunal de su existencia.


Considerad esos granDiosos líderes de vuestros tiempos recientes, cuya aparición, por demás breve en el reino de la Tierra, se manifestó en papeles de liderazgo con la intención de ayudaros a que os liberéis: Gandhi, Anwar Sadat, John E Kennedy, su hermano Robert, Martin Luther King, Yitzhak Rabin, Mijail Gorbachov y otros. Incluso el Cristo, Jesús de Nazaret, fue un revolucionario que se rebeló en contra de la autoridad y la jerarquía religiosa de su época para mostraros el camino al Reino interior. ¿Lo habéis olvidado?

 

Estos Seres de Luz incitaron la paz en vuestro planeta, la hermandad y la unidad entre vosotros. Ellos fueron, sencillamente, una voz demasiado peligrosa, pues su claridad, convicción y carisma bastaron para instigar comportamientos de desobediencia e inspirar en vosotros el deseo de la verdadera liberación, y el Poder lo sabía. Por eso fueron eliminados.


No os estimulan ni educan para la verdadera búsqueda de la igualdad, la libertad y vuestro derecho a cuestionar a la Autoridad. Solamente se os permite la ilusión de vuestra independencia, y esa concesión se hace únicamente porque el Poder sabe que tenéis que tener algún rayo de esperanza a fin de funcionar eficientemente para ellos. En caso contrario, os cerráis por completo, os volvéis completamente inútiles y finalmente os rebeláis, como se ha visto en esas fronteras demográficas dictatoriales (a las que denomináis «países»), donde el pueblo ha sido mantenido en total sumisión. Con la experiencia han aprendido que es mucho más fácil controlaros si os alimentan con fantasías de libertad. Las sutiles manipulaciones de la prensa y las comunicaciones son instrumentos de manejo mucho más efectivos que la omnipotencia de la cadena y el grillete.


Sin embargo, en el perpetuo despliegue del karma, la rueda está girando, y ahora quienes tienen miedo son ellos, la élite de poder, pues hasta cierto punto realmente se dan cuenta de lo que está sucediendo. Saben que se hallan al borde, a punto de deslizarse al vacío de la zona gris, porque comprenden que el experimento está casi terminado y la Tierra está muriendo. Vosotros, la raza humana, os estáis hartando del paradigma materialista que os ha motivado a lograr sus objetivos durante tanto tiempo y, por lo tanto, ellos andan en grandes afanes para encontrar una solución, pues dentro de poco ya no quedará nada que quitaros.

Están desesperados porque el karma los ha atado a vuestro planeta, y de esa desesperación nace la alternativa del «último recurso». Se trata de un plan de evacuación para retirarse a la Biosfera Lunar y esperar a que pase la tumultuosa revolución de la Tierra, para posteriormente regresar y retomar las cosas donde quedaron a su partida.

 

Después de todo, sus antepasados fueron habitantes de la Luna, y ellos también pueden hacerlo. Tienen las herramientas, los materiales y la tecnología para crear el habitat de supervivencia, y también la memoria. Cuentan con las estructuras preexistentes, como lo han demostrado los trabajos de investigación del adepto Richard Hoagland, cuyos vídeos os han enseñado los restos de la cúpula a partir de la cual ellos reconstruirán la ciudad. Deseamos recordaros, una vez más, que la evidencia de estas estructuras existe en forma de imágenes fotográficas reales tomadas por vuestra fuente más «confiable»: la NASA, la agencia espacial de vuestro gobierno.


Podéis entender por qué ellos preferirían mantener esto como su pequeño «top secret», ¿verdad?

 

 


 


Este es el Plan de Emergencia que se conjura en su estrategia de supervivencia: una comunidad patricia de los administradores supremos de la Tierra, «la flor y nata», todos cómodamente a salvo en sus camas lunares mientras, víctima del abuso perpetrado en su contra, Gaia se quebranta y los plebeyos son borrados del mapa.

 

Con el tiempo todo regresa lentamente al centro, y los renegados (los nuevos Dioses) retornan para reconstruir su imperio una vez más, para atrapar en sus redes a lo que resta de la humanidad y poneros nuevamente de rodillas.


No entienden del todo lo que está aconteciendo en el cuerpo de vuestra Deidad Solar en estos momentos, porque se hallan tan atados a la tercera dimensión que no pueden concebir la ascensión del sistema solar entero; pero tienen miedo, pues hace mucho tiempo su planeta fue expulsado de su órbita por un suceso celeste tal como éste.

 

No pueden imaginar que muchos de vosotros os trasladaréis junto con el planeta mientras ellos se quedan prisioneros de su propio karma. Más aún: tan convencidos están de vuestra inferioridad, que no pueden aceptar que vosotros avancéis hacia estados más elevados del ser mientras ellos permanecen en la oscuridad, aferrados a lo físico. O peor aún, que sean lanzados al vacío, a la zona gris, atrapados entre las dimensiones.


Aún no han entendido la naturaleza del Espíritu, que todo está en un estado de transformación, de moverse en ascenso. Incluso ellos están evolucionando en dirección a la luz, por más lento que sea.

 

Ésta es una clave para vuestra comprensión de la dualidad y la polaridad, y este conocimiento será en extremo crucial para vuestra ascensión, una vez que verdaderamente lo incorporéis a vuestra conciencia:

Aun los seres más oscuros,

reflejos del Todo-lo-que-es,

viajan por la espiral de la ascensión

para llegar finalmente a la Luz,

pues ésa es la naturaleza del Espíritu.

Estáis emergiendo de las sombras de vuestro pasado, os estáis convirtiendo en seres libres en todo el sentido de la palabra, pero antes tenéis que atravesar la negrura, el proceso de explorar vuestros miedos más profundos como un pueblo y como individuos.

 

Debéis tener valor y convicción. Entonces, a medida que exhibáis vuestra fortaleza al confrontar esos rincones oscuros de vuestro interior, os daréis cuenta de que vuestros miedos eran infundados y vacíos. Será necesario que expreséis libremente vuestra verdad, que cuestionéis el dogma del pensamiento establecido, la religión y el gobierno, y que os deshagáis de las cadenas del consumismo, así como de fomentar el animal en vosotros.

Igualmente importante será vuestra aceptación de estas actitudes en los demás, vuestra receptividad frente a las ideas y filosofías que se desarrollan a vuestro alrededor, las cuales tenéis la libertad de aceptar o descartar a voluntad. Lo que cuenta es que vuestra mente permanezca abierta tanto a la verdad ajena como a la vuestra propia, pues una vez que tenéis una fijación con vuestras convicciones perdéis la fluidez de pensamiento y la receptividad al cambio que caracterizan la aceleración de la mente y el corazón del acuariano.


Además, necesitáis aprender el perdón, pues ésa es la expresión suprema de vuestra divinidad. Sabed que cada ser —cada ser sin excepción— está en esa espiral con vosotros. No importa con cuánta intensidad puedan algunos aferrarse a sus mantos oscuros, siempre hay una chispa de luz interior en todos los seres conscientes de todas las dimensiones.

 

Os hemos dicho que la luz es conciencia, y que toda la vida, de algún modo, es plenamente consciente. Estamos unidos en nuestra travesía, vamos de regreso a nuestro origen. Algunos deciden poner una enorme energía en la oscuridad, otros se mueven rápidamente hacia la luz; sin embargo, reiteramos, eso es un reflejo del libre albedrío. Confiad en que es así y que sois libres de perdonar y aceptar a quienes se quedan atrás. En lugar de temer la oscuridad, la podéis llenar de luz.

 

Éstas son las decisiones que estáis tomando ahora, que vuestra aceleración está llegando a niveles vibratorios más altos y experimentáis una expansión tan sublime en el corazón.


Id tras la belleza que abunda a vuestro alrededor, en lugar de enfrascaros en la fealdad de los cuentos sensacionalistas de vuestros meDios de comunicación y esas imágenes holográficas de violencia y depravación que se transmiten por vuestros televisores y computadoras. Buscad la belleza y la encontraréis. ¿Qué estáis esperando? Tenéis derecho a poseer el conocimiento que os han ocultado; es vuestra prerrogativa recibirlo y compartirlo, y las redes de comunicación están abriéndose para vosotros ahora más que nunca.

 

Tenéis el derecho y la facultad de hacer que brille la luz en los rincones oscuros de vuestra ignorancia y de liberaros a vosotros mismos y al planeta de esa atadura.

 

De no ser así, será estéril y vana cualquier tarea que emprendáis como viajeros del espíritu. Mientras no entréis en las cavernas de vuestro terror más negro y dejéis que el torrente de las aguas estancadas de vuestra memoria fluya libre para siempre, no podréis llegar hasta la luz blanca, donde la polaridad y la oscuridad se resuelven. Si no tendéis la mano a los demás para que hagan los mismos descubrimientos, magro será el fruto de vuestras revelaciones solitarias, pues el amor es para compartirlo.

 

La Luz no conoce la limitación.


El miedo supremo, vuestro peor terror como seres físicos, aparentemente es el miedo a la muerte, el cual hemos tratado en otros momentos de estas transmisiones. Ahora ya sabéis que sólo al asumir la muerte y vuestra propia inmortalidad es que podéis dejara un lado la mayor aprensión que tenéis. Vuestra adopción de las filosofías orientales y la creciente aceptación del proceso kármico os ayudan a comprender vuestro eterno retorno y transformación. En verdad, el entender la reencarnación es una gran ayuda para apaciguar a esa bestia primordial: el miedo a la no-existencia.


Pero ¿qué hay del diablo, esa fuerza malévola por excelencia?

 

Partís de la premisa, de la comprensión, de que todo lo que existe es un reflejo del Todo-lo-que-es, Que-siempre-ha-sido y Que-siempre-será, y desde el inicio de vuestra instrucción religiosa y filosófica os adoctrinan en el dogma de tal manera que os cegáis con la antítesis entre el arquetipo del dechado de maldad y el Ser Supremo.


¿Nunca os habéis preguntado que si todo es Dios —el Todo-lo-que-es—, cómo explicamos entonces al diablo, el gran homólogo de la fuerza divina? ¿Cómo puede emerger algo como un ente separado, si todo es Dios?  Dios, todo lo que es sacrosanto y bueno, ¿contiene en sí al diablo? Decir que la religión se contradice a sí misma es una sublime cortedad de palabras.

 

Aquí reside la paradoja filosófica de vuestras religiones, pues veis que el diablo, una fuerza maligna que hay que conquistar y dominar, simplemente no cabe en el paradigma de Dios como el Todo-lo-que-es, Que-siempre-ha-sido y Que-siempre-será; y os dais cuenta de que tenéis, como mínimo, un dilema filosófico entre manos.


Hemos llegado a un punto en estas enseñanzas donde sentimos que tenemos que exponer la paradoja de Lucifer como un fallo en vuestras estructuras de creencia. Por lo tanto, deseamos reafirmar lo obvio. Si creéis en Dios, el Ser Supremo, el Todo-lo-que-es, ¿cómo explicáis la fuerza separada de un diablo? En el Todo-lo-que-es, ¿cómo puede «ser» cualquier otra cosa? En vuestras religiones más comunes hay un contrasentido: mientras que Dios está arriba, más allá y adentro de todas las cosas, el diablo, maldad de maldades, trabaja solo.


Vuestra Biblia no lo presenta de esa manera, ¿no es verdad? En las versiones menos adulteradas de vuestros libros religiosos tenéis una visión más clara de los quehaceres de Lucifer (el ángel caído), quien acepta servir a la oscuridad con el fin de asistir a la humanidad para proporcionaros los parámetros del libre albedrío que determinan la existencia como conciencia individual del alma.

 

Ese mensaje es borroso para vuestra visión, pues ha perdido claridad en el curso de las diversas interpretaciones que han recibido dichas escrituras sagradas. Os vendría bien volver a leer la Biblia como un relato que proporciona conocimiento y poder, y no como la herramienta en que se ha trastocado en manos de la cultura religiosa: un manual mítico de obediencia.

 

Os decimos que esta gran obra de misticismo esotérico contiene toda la Sabiduría Secreta, pero vuestros líderes religiosos distorsionan las enseñanzas en forma de nuevos paradigmas que son útiles para sus estructuras. Tenéis que leer sin tomar en cuenta sus enseñanzas, regresar a la información esencial contenida en los escritos y descifrar los códigos para revelar el significado dado a las palabras antes de que se transmutasen en sus actuales interpretaciones.

¿No fue la Biblia la que introdujo la serpiente maléfica en el jardín mágico?

 

Sus palabras a Eva despertaron en Adán y Eva el deseo de comer del fruto prohibido:

«El día en que comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dioses, conocedores del bien y del mal2».

Os han enseñado a temer a la serpiente y a creer que vuestros problemas empezaron cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, y aquí estamos otra vez, de regreso en la lucha de poder, volviendo a vivir la culpa que no os corresponde cargar.

 

2 Génesis 3:5-6

 

Esa interpretación os hace temer la condenación de Dios, su ira desatada sobre aquellos que se atreven a desobedecer la ley y el mandato divino. Por otra parte, os preguntamos: ¿qué suerte habrían corrido los dos únicos seres existentes si hubiesen resistido la tentación de comer la manzana y fueran los residentes exclusivos del jardín del placer?


En las palabras de esas enseñanzas sagradas se lee un mensaje distinto, y os pedimos que oigáis una interpretación muy diferente de estos arquetipos —un tratado hexadimensional—, donde la serpiente (Satán, el yo «sombra» de Dios) invita a Adán (el yo lógico y analítico, el yang) y a Eva (el yo intuitivo, el yin) a que reconozcan que, como chispas de la luz divina, son responsables de las elecciones de su libre albedrío, y que con la manzana (el fruto de esa conciencia) son libres de elegir entre los extremos de la polaridad: el bien y el mal, la luz y la oscuridad, Dios y Satán.


Una interpretación os enseña el miedo y la culpa; la otra os da el poder de reconocer la fuerza divina en vuestro interior. ¿Es de extrañar que el Poder haya favorecido la primera?


Los líderes religiosos os hacen postrar de rodillas para que obedezcáis a Dios y le tengáis miedo al diablo o a cualquier ser maligno equivalente que refleje la oposición a la fuerza divina en la expresión de una religión dada. Se trata siempre de una modalidad de Satán: el elemento antagonista en todas las religiones.

 

Y en todas las épocas, aun en las culturas más paganas, los espíritus malignos han sido perseguidos, expulsados, temidos y venerados. Sin el diablo no hay religión, ¿no es verdad? Es decir, si la religión ha de existir, ¿no le hace falta un antagonista para crear la tensión dinámica tan necesaria en la tragedia humana?


Considerad la comedia griega o vuestras propias obras de teatro y películas dramáticas modernas. Sin el contraste dinámico entre el protagonista y el antagonista, sin el bueno, el malo y el feo, no hay trama que pueda mantener atento a nadie. Las grandes y rentables instituciones de la religión organizada en vuestro mundo requieren miles y miles de millones de dólares para sustentarse, y éstas, asimismo, tienen que mantener vivo vuestro interés para asegurar el flujo de capital hasta sus arcas.

 

Allí, donde cúpulas de oro e incalculables riquezas cubren vuestros lugares de oración, es necesario que primero os tengan totalmente convencidos de que existe un conflicto entre el bien y el mal para contar con vuestras donaciones y pago de tributos. Os preguntamos esto: ¿estaríais igualmente dispuestos a caer de rodillas y obedecer a los sacerdotes y ministros si no hubiese un diablo en potencia del cual os tienen que salvar?


Imaginad por un momento lo que haría falta para cumplir con el papel de ser la oposición a la luz de la fuerza de Dios. ¿Qué clase de ser del espíritu estaría dispuesto a asumir una misión semejante? Tened en cuenta que si creéis en el Todo-lo-que-es, entonces, por definición, tenéis que creer que Lucifer es parte de esa totalidad, y sólo os falta deducir lo obvio: el maléfico Lucifer, el extremo oscuro de la luz de Dios, es realmente un reflejo de esa luz.

 

De modo que el diablo, un aspecto del Todo-lo-que-es, está a vuestro servicio, pues la misma naturaleza de este lado oscuro os ofrece, mujeres y hombres conscientes, la elección del libre albedrío. Esto es lo que os separa de los animales; ésta es la razón fundamental de vuestra existencia.


La oscuridad, entonces, tiene que redefinirse, y vosotros podéis hacerlo, una vez que eliminéis el miedo a la muerte y al diablo. Os recordamos que sólo la ignorancia os puede mantener encadenados, y cuando exploréis vuestras sombras y aceptéis que incluso la oscuridad está al servicio de la humanidad, verdaderamente obraréis en la luz.


La mayoría de las religiones de vuestra civilización os ha metido el miedo tan adentro que va a ser una tarea monumental para vosotros que expulséis al diablo y que luego abracéis una comprensión de su relación dinámica con Dios. En nuestra primera comunicación os hablábamos de la oscuridad sagrada. Cuando entendéis, podéis perdonar a quienes eligen sostener la vibración oscura, incluyendo al propio diablo, y luego los podéis incorporar a vuestros planes de unidad e integración, pues los dos polos constituyen la totalidad.


«Ama a tu enemigo», dijo el Cristo. ¿Entendéis el profundo significado de este mensaje?


 


 


¿No son los mismos Anunnaki y su descendencia la representación del diablo?

 

No hemos escatimado avisos y advertencias en cuanto a su intención. Por definición, ellos también entran en la totalidad del Todo-lo-que-es, y su existencia misma os demuestra nuevamente que vosotros sois el «primer motor» de vuestra propia realidad. Podéis elegir.

 

Ese polo de la oscuridad existe para que dispongáis de esta elección y para ofreceros los retos de la existencia como Dioses por derecho propio antes de que regreséis a la Unidad absoluta.


Habéis elegido obedecer durante incontables milenios de su control, por más que os hayan forzado y manipulado para ello. En este momento, a la luz de esta gran transformación, contáis con más libertad que nunca para elegir no hacerlo, pero sigue siendo una decisión que, como seres conscientes, tenéis que tomar. Muchos prefieren la oscuridad, contentos de permanecer prisioneros en su ignorancia, su miedo y su cólera. Otros eligen la luz, sabiendo que el conocimiento y el amor rompen las cadenas.

La libertad de elegir entre el bien y el mal es lo que le da sentido a la experiencia, pues si la polaridad no existiese en absoluto, ¿podría haber libre albedrío? Si lo único que conocierais fuese la luz, ¿qué propósito tendría la vida? ¿Dónde encontraríais vuestra motivación? En verdad, si no hubiera batallas que librar, ninguna dificultad que superar, ninguna decisión que tomar, ¿habría alguna razón de existir, de separarse del Yo divino? Vosotros, como chispas de la luz divina, os separáis de la esencia divina para desarrollaros como entidades individuales; para conocer vuestra propia divinidad; para existir.

 

Y luego, una vez que habéis enfrentado los retos de esa voluntad, regresáis a la totalidad: el resplandor.


En la polaridad de vuestra existencia, estáis aprendiendo que los extremos del espectro son simplemente aspectos complementarios de la totalidad: el amor y el odio, lo caliente y lo frío, lo bueno y lo malo. Éstas son expresiones dinámicas del Uno y, aunque creéis que podéis experimentar un extremo del polo sin el otro, ése es un concepto erróneo.

 

Los polos os ofrecen la exaltación de sus reflejos. Es decir, cuando experimentáis el sufrimiento, entonces entendéis la alegría; cuando os habéis ahogado en lágrimas, entonces conocéis la absolución de la risa. El dolor es al placer lo que el error es al acierto, lo que no es a sí, cada aspecto depende del otro para su identidad.


Vuestra experiencia humana es vivir estos complementos polares de vuestras emociones, y eso, en cierto modo, despierta nuestra envidia, pues nosotros no experimentamos el cuerpo emocional como lo hacéis vosotros.

 

No captamos la intensidad de vuestros sentimientos. Aun en vuestro dolor, gozáis experimentando la emotividad del sufrimiento, pues es la intensidad de la emoción humana lo que os impulsa a mover montañas y a ir eternamente más allá de vuestras limitaciones. Lamentablemente, en el cuerpo emocional de la humanidad predomina la carga de las vibraciones más bajas, en estos momentos en que el planeta está dominado por tanto dolor y sufrimiento. Sin embargo, no tiene por qué ser así, como lo habéis averiguado vosotros, quienes estáis despertando.


Estáis cambiando la música y muchos están empezando a oírla por primera vez.


Y ahora, dado que os pedimos que exploréis la polaridad Dios-diablo (la dualidad bien-mal), no podemos hacer menos que dirigir vuestra atención al hecho de que, a medida que entráis en la conciencia acuariana, estáis presenciando extremos de luz y oscuridad en lo que denomináis el movimiento de la «Nueva Era». Os lo hemos dicho: hay quienes han elegido el lado oscuro, pues se trata de aquellos cuya identidad del ego no ha sido liberada, y por ello no entienden que no están separados de vosotros. Las acciones de los guerreros oscuros finalmente los vuelven en contra de sí mismos.

 

Entretanto, ellos, en verdad, os son útiles, pues os proporcionan la polaridad que da lugar a la elección.


Vosotros, quienes estáis despertando, seréis llamados para prestar asistencia a estos seres, pues todos deben ir hacia arriba. A la larga, todos os iluminaréis; éste es, sencillamente, el camino del Espíritu. Aunque son muchos los que han elegido revolcarse en la negrura, debéis recordar siempre que todo ser es un reflejo de la luz de Dios.

 

Por más tenue que sea, está allí, pues cada uno lleva la chispa de la creación. Todos los seres tienen el espectro del arco iris en su interior (el sistema de chakras), no importa lo apagado y sin lustre que sea su reflejo.

 

Se puede llegar a ellos.


Si os resulta doloroso imaginar una misión semejante, donde podríais ser convocados a hacer brillar la luz de vuestro amor y compasión en esas oscurísimas sombras, recordad que también vosotros, en algún momento de vuestra larga travesía, habéis bebido el vino de la oscuridad.

 

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