por Enrique Pérez Porter

18 Octubre 2008

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Ha sido en verdad, un desastre la fama que te han prestado los señores del imperio. No hablo del señorío cristiano sino del político brazo armado que se adueñó de un nombre, mensaje y figura: las iglesias establecidas...

 

En tu nombre Cristo, más de 200 millones de almas fueron arrancadas de cuajo desde sus cuerpos físicos. Por tu gracia, Maestro de Maestros, alguna corporación internacional derivada de tu manifestación en Jesús, mantiene gran proporción de intereses económicos en una de las fábricas de armamento mundiales. De seguro la premisa es sentirse la mano justiciera de la Deidad...

Estos mismos son quienes levantan cartas de acusación contra Lucifer — una figura controvertida es cierto — y lo convierten en la encarnación de todo el Mal del Mundo, en circunstancias que la gente se muere de hambre a razón de menos de 3 segundos por persona, y te aseguro Señor, que una buena parte de los industriales del alimento te dan gracias por su mesa bien servida: son ‘cristianos’, aunque dejan que sus hermanos en Dios, simplemente fallezcan.

¡Por Alá! —gritan unos— mientras la barricada del frente levanta banderas de libertad y antiterrorismo… Desde la elevación de ‘Dios’ o ‘Hiperprofeta’, las religiones matan y han venido haciendo esto desde siempre al parecer.

 

Las banderas de la guerra siempre tienen cara religiosa, y nunca vi a Lucifer montado en una de ellas. Notorio es Hitler, a quién los europeos llamaban ‘el lobo’ y ese sobrenombre pertenece allá, al Diablo… el ‘malulo’, Don Sata y variados sobrenombres tiene esta entidad, cosa que ocurre al contrario con Lucifer, que no luce sobrenombres, excepto cuando se le confunde con Satanás, o con el Diablo mismo.

Voy a Google a buscar una Biblia, le pregunto por ‘biblia online’, y la quinta entrada ofrece una descarga gratis del texto. Es más cómodo tenerlo en el escritorio…

El texto en el escritorio es más cómodo que acudir al viejo papel….


Busco ‘Lucifer’, repito el intento varias veces… pero siempre es la misma respuesta:

‘no fue encontrado ‘match’ a su request.’

En cambio ‘Diablo’ aparece casi una decena…


Satán tiene en esta Biblia al menos, 6 entradas, y hay algo curioso respecto del comentario a una de ellas; veamos:

6. "El Adversario" en —hebreo "el Satán"— aparece como uno de los "hijos de Dios" o miembros de la corte divina y se caracteriza por su hostilidad hacia los hombres. Por eso pone en duda el desinterés de Job y desafía al Señor para que lo someta a una prueba. Más tarde, tanto en el Judaísmo como en el Nuevo Testamento, aquel término hebreo se empleará como nombre propio del espíritu del mal, que odia al linaje humano y trata de arrastrarlo a la perdición.

(Mt. 16. 23) - Ver notas Zac. 3. 1; Sal. 29. 1.

Y algo notable: el vocablo ‘Satanás’ (distinto de ‘Satán’) aparece 58 veces, aunque tan sólo una de ellas pertenece al Antiguo Testamento.

 

Las 57 restantes son obra cristiana, post Jesús.

 

Hasta el Concilio de Nicea el cristianismo era puro, aunque ya para ese entonces había mucha disensión en torno a la doctrina teológica. Este triángulo ‘Padre/Hijo/Espíritu Santo’ tenía de cabeza a los dibujados jerarcas.

 

Así que llegaron a Nicea invitados por Constantino I coaccionado por su esposa y por la posibilidad cierta de mantener la cohesión imperial a través de esta nueva religión cuyas muestras de aceptación del martirio y su fuerte doctrina esencial estaban a la sazón mucho más en sintonía con el pueblo y la gente en general que aquellos ‘dioses’ olímpicos importados de Grecia…


Las facciones en pugna eran los ‘arrianistas’ que sostenían que el Hijo es primogénito de Dios y por lo mismo es temporal al menos en su origen, mientras la segunda ponencia sitúa tanto al Padre como al Hijo en una unidad Divina. Luego estaba una tercera línea que buscó irse por entre medio ambas, que finalmente ganó adeptos entre los jerarcas y Arrio terminó sus días como hereje por negarse a aceptar la palabra de la mayoría en el Concilio, y junto con un par de adherentes fue arrojado al fuego eterno de la excomunión.

Eran los principales jerarcas de la naciente religión, y ya venían en luchas intestinas. Sin embargo, tampoco aquí flameó la bandera de Lucifer.

Desde otro punto del recuerdo, en la cultura griega y sus alrededores se llamó ‘Lucifer’ al habitante de los cielos —aparte el Sol y la Luna— más brillante, el lucero de la madrugada y/o el lucero del anochecer, que siempre supieron, era una sola entidad que se presentaba cíclicamente en uno de esos horarios, además de ‘desaparecer’ durante los períodos de cambio desde o hacia amanecer/anochecer.

 

Es el planeta Venus, que a causa de su concentración de azufre atmosférico refleja un elevado porcentaje de la luz que recibe desde el Sol, y refulge a la vista. Es bueno recordar que el azufre y el ‘Diablo’ son compuestos relacionados, al menos en la tradición popular.

Tolkien, acorazado por su formación religiosa, muestra un Lucifer, el Arcángel Rebelde, de la manera ‘clásica’ según la dominancia cristiana, y en ‘El Silmarilion’ dibuja, cómo ‘Melkor’ - el Mejor - se convierte por ambición particular en una fuerza discordante durante la Creación en sus inicios, y cae por esa falta a las tinieblas de la materia convertido en Sauron

Lucifer, Satanás, Satán, Diablo o etc.… Es una confusión total, sostenida por tanto tiempo como una ‘verdad’ que casi parece cierta.
 

Diablo, ¿a qué se le llama así?

En Hebreos 2, 14, vemos:

Por tanto, así como los = hijos = participan de la sangre y de la carne, así también participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo.

Según esto el Diablo sería el señor de la muerte… Esto está bastante lejos de ser una propiedad de Lucifer.

En el Libro de las Revelaciones de Juan encontramos que:

Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el Dragón, y este contraatacó con sus ángeles, 8 pero fueron vencidos y expulsados del cielo. 9 Y así fue precipitado el enorme Dragón, la antigua Serpiente, llamada Diablo o Satanás, y el seductor del mundo entero fue arrojado sobre la tierra con todos sus ángeles.

Cap. 12; 7

Aquí se hacen sinónimos, Diablo y Satanás. Se le agrega una legión de ‘ángeles’ en su bando. No está solo. Es muy diablo este diablo.

En Astrología, una autora de renombre a la que llaman ‘la astróloga de los astrólogos’ edita un libro con el sugestivo título:

‘SATURNO: una nueva visión para un viejo diablo.’

(Liz Greene)

En Astrología a Saturno se le considera la más maléfica de las influencias planetarias, y de hecho, allí donde se halla situado este caballero—también mencionado como ‘el Planeta del Karma’—se presentan dificultades.

Pero el vocablo exacto ‘Lucifer’, brilla por su ausencia.

Si nos atenemos al significado de su nombre, es factible avanzar algo. Lucifer es ‘quién porta la luz’, el dador de luz.


En la Biblia hay un pasaje donde una entidad espiritual aporta ‘luz’ al incipiente hombre, un Adán lleno de incertezas, incapaz de distinguir el bien del mal.
La historia es bien conocida, la tentación por parte de la ‘serpiente’ para que la pareja coma del fruto prohibido.

 

Consecuencias: ambos se dan cuenta que la desnudez les despierta vergüenza, y se cubren los genitales al menos. Luego aparece el ‘Señor’ en la escena y sorprendido con el hecho adopta una actitud de castigo.

Génesis 3, 22:

Después el Señor Dios dijo: "El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre". 23 Entonces expulsó al hombre del jardín de Edén…

La pregunta que queda flotando es si los castigó por haber comido del fruto prohibido, o simplemente para impedir que además comieran del otro árbol especial, ‘el árbol de la vida’, que según las propias palabras del castigador ‘los haría vivir para siempre’… conjetura obvia:

  • ¿Cuál es el temor que tiene esta entidad dueño y señor del Edén?

  • ¿Somos sus hijos, sus creaciones, pero no merecemos su propiedad ‘eterna’?

  • ¿A qué teme, ‘Dios’?

Porque es notorio y clarificante que la expulsión del jardín paradisíaco se genera a partir de la posibilidad ‘eterna’ del hombre… Eternos somos en lo espiritual, mientras nuestra carne perece.

De vuelta al tema, el hombre luego de comer del fruto prohibido, 'llega a ser como los dioses en el conocimiento del bien y del mal'… es decir, adquiere la luz del entendimiento. Eso es obra de Lucifer.

Te han denostado Lucifer, pero permaneces incólume en tu propiedad de ser el portador de Luz…

Satán en cambio, se muestra como un ‘adversario’ del Señor, aunque tampoco su presencia es masiva en la Biblia. Y a Satanás se lo designa como una entidad que odia al ser humano y aborrece su descendencia.

 

Sin embargo estas cualidades también son propiedad del mencionado como Jehová, y así es que en Génesis 6 encontramos estas líneas, expresión de su capacidad de odio hacia su creación humana:

1 Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la haz de la tierra y les nacieron hijas,

2 vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas.

3 Entonces dijo Jehová: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean 120 años.»

Génesis 6

Y con esas palabras, abre el escenario para la ‘generación’ del diluvio, instrumento con el cual pretendió deshacerse del molesto hombre terrestre. Con esta calidad de ‘Dios’, el Diablo se convierte en un personaje de adorno…

Cita también la Biblia en el Génesis la ubicación del Edén y entre los datos que aporta menciona 4 ríos que allí nacen.

 

Vemos en Génesis, cap 2:

10 De Edén nace un río que riega el jardín, y desde allí se divide en cuatro brazos.

11 El primero se llama Pisón: es el que recorre toda la región de Javilá, donde hay oro.

12 El oro de esa región es excelente, y en ella hay también bedelio y lapislázuli.

13 El segundo río se llama Guijón: es el que recorre toda la tierra de Cus.

14 El tercero se llama Tigris: es el que pasa al este de Asur. El cuarto es el Éufrates.

Dos de esos ríos son conocidos en la actualidad: el Tigris y el Éufrates, en Mesopotamia, cuyo nombre significa precisamente ‘región entre ríos’… y estas palabras encajan a la perfección con los escritos sumerios, en que relatan como el asentamiento original de quienes bajaron del cielo a la Tierra fue ubicado allí, debido a que estos visitantes vinieron en busca de oro y esos dos ríos proporcionaban una buena capacidad de recolección.

Y en estas mismas tablillas sumerias, según palabras de Zecharia Sitchin frente a las cuales la actual Iglesia Católica se muestra acorde (ver entrevista con Monseñor Corrado Balducci), se nos hace llegar la noticia de cómo la necesidad de mano de obra llevó a estos que vinieron del cielo a la Tierra a generar por transgenización, la raza humana.

 

En sus comienzos eran estériles, pero nuestra enorme capacidad de trabajo y la elevada ‘necesidad’ por parte de estos alienos de mano de obra barata, esclavos es la mejor definición, condujeron a uno de los altos oficiales, de nombre Enki, a introducir otros cambios genéticos en el ‘hombre terrestre’, de manera que pudiera reproducirse. Y estos hechos se hallan graficados en las tablillas sumerias, algunas de ellas con la explícita figura de una serpiente que proporciona al hombre de cabeza negra la capacidad reproductora.

Curioso resulta que este ‘Enki’ cuyo nombre significa ‘Señor (En) de la Tierra (Ki)’ se asimile a Lucifer, Venus, de donde se dice en otros libros de esoteria profunda, que vino el Señor del Mundo…

Sin embargo y al final de cuentas, Lucifer por una parte se halla ausente de la Nueva Biblia de Jerusalén y de la Nácar Colunga además de otra biblia católica. Sin embargo, la sola mención del nombre ‘Lucifer’ despierta suspicacias, miedos y rechazos en casi todos los ámbitos. Los malos le temen y los buenitos de siempre creen que es malo…

Pobre Lucifer, cómo te maltratan…