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			por Jim Euclid 
			
			29 Abril 2012 
			del Sitio Web 
			Regolish 
			
	traducción de 
			
			Adela Kaufmann 
			
			Versión 
						original 
			
			  
			
			  
			
			¿Quién no ha visto "Salvando al soldado Ryan" y no ha sentido el 
			horror, una vez más, de la inhumanidad de la cruel guerra y sin 
			sentido? 
			 
			Pero las películas de guerra no son sólo de recordar los horrores 
			del pasado - también está externalizando de la inmediatez de los 
			sucesos traumáticos para aquellos que los han experimentado. 
			Recordemos cómo el mayor número de películas de guerra se hicieron 
			inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial o cómo una 
			franja similar de películas del 9/11 fueron filmadas en los años 
			inmediatamente posteriores a "la guerra contra el terror".  
			 
			Recordemos esto cuando al adentrarnos en el nuevo ciclo galáctico, 
			después de la ascensión . No nos olvidemos de las luchas de un 
			número indeterminado de hombres y mujeres valientes que han 
			sacrificado mucho en la resistencia en contra de la esclavitud de 
			nuestros opresores. No olvidemos el dolor, la tortura, la violación 
			y el asesinato de hombres, mujeres y niños en el nombre de los 
			Draco. 
			 
			Después de la ascensión, 
			
				
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					No vamos a estar caminando por campos de dientes de león y 
			cantando dulces canciones, olvidando el pasado.    
					 
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					Vamos a ser plenamente conscientes de los seres viviendo una "tierra 
			nueva". No vamos a estar insensiblesde alegría. En su lugar, 
			estaremos llenos de verdad, compasión y el deseo de ayudar a otros, 
			tanto aquí en la Tierra como en otros lugares que han experimentado 
			lo que nosotros hemos experimentado.    
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					Es muy posible que lloremos como hizo el Buda, cuando nos 
			despertemos después de la ascensión, viendo que hemos estado 
			dormidos durante tanto tiempo, y en el ínterin, tanto sufrimiento 
			pasó desapercibido, tanta depravación espiritual dejada a fuego 
			lento.    
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					Podremos perdonar, y podremos olvidar (tanto como sea humanamente 
			posible), pero la siguiente generación no debe olvidar nunca lo que 
			se ha sacrificado para lograr lo que hemos logrado.  
				 
			 
			
			No hemos peleado esta guerra solos. 
			 
			Ha sido luchada con nosotros por un número infinito de ayudantes 
			celestiales de todos los ámbitos de la vida universal. Gente de 
			otros tiempos y dimensiones quienes han entrado en cuerpos humanos 
			para ayudar a la lucha. Extraterrestres que han luchado desde lo alto 
			por nosotros, invisibles a los ojos comunes. 
			 
			Ellos han arriesgado la vida y la integridad física al luchar junto 
			a nosotros y para nosotros en lo que fue realmente una batalla 
			espiritual para nuestra alma. Si hubiéramos perdido la guerra, el 
			costo hubiera sido la esclavitud permanente, y la pérdida de 
			incontables miles de millones de vidas. Si hubiéramos perdido, no 
			habría historia que contar, porque no habría nadie a quien contarla.
			 
			 
			Debemos atesorar nuestro dolor, sin que se convierta en una cruz que 
			cargar. Siempre debemos recordar y honrar a aquellas almas que han 
			compartido la información para despertarnos, que han peleado 
			batallas que nosotros no tenemos la capacidad para pelear, que han 
			entrado en lucha con los demonios de tal talla que haría temblar de 
			miedo a los simples mortales. Hemos convocado a los ángeles para 
			luchar en nuestro nombre. 
			 
			Hemos abogado al oído de Dios. Y a través de la oscura noche de 
			nuestro deambular durante los últimos tres milenios, Dios ha 
			esperado hasta la elevación para ayudar a nuestra liberación. 
			 
			Es a través de nuestros propios esfuerzos que hemos tenido éxito, 
			pero no lo podríamos haber logrado sin la intervención divina. 
			Recordemos los múltiples esfuerzos cuando celebremos nuestra 
			victoria. Que sea un testimonio a la libertad de la humanidad superar 
			obstáculos imposibles con el fin de liberarnos a nosotros mismos ya 
			nuestros seres queridos de la yema del mal espiritual. 
			 
			Debemos recordar a todos los futuros hijos que están en el tiempo y 
			el espacio de la forma en que han llegado a tener tanta suerte del 
			destino, de que Dios y el hombre optaron por unirse contra las 
			fuerzas oscuras y ganaron. Tenemos que hacer un pacto con nuestros 
			hijos, pero no una carga. 
			 
			Sólo que permanezcamos siempre vigilantes en contra de nuestras 
			propias debilidades: 
			
				
				nuestra humanidad, inocencia, confianza y amor incondicional. 
			 
			
			Que haya siempre guardianes vigilantes sobre nosotros. Prestemos 
			atención a esta voz por todos los tiempos. 
			 
			Nosotros somos los vencedores. Somos los hijos de la evolución 
			espiritual. Ya no iremos más por ese camino oscuro. Nuestros hijos 
			ya no serán puestos en peligro. El amor ya no jugará más un papel 
			secundario al deseo. 
			 
			No más 
			
			karma, no más sufrimiento. 
			 
			Sólo alegría, sabiduría y felicidad por siempre jamás.  
			
			  
			
			  
			
			
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