2 - Nalulkára y su Abzu

traducción de Luna Azul

Noviembre 16, 2008

del Sitio Web TrinityATierra

«Los Kachina 7 son seres corpóreos, es por lo que necesitan naves para los viajes en nuestros aires y para regresar a sus planetas… El que conduce la nave debe accionar una «brida». Cuando la gira a la derecha, la nave sube, cuando la gira a la izquierda, baja. La nave no lleva motor como los aviones y no necesita carburante. Vuela en un campo magnético.

 

Solamente se debe conocer la altura exacta. Si nos queremos dirigir hacia el este, se elige cierta altura, si queremos ir hacia el norte, elegimos otra altura, etc. Es suficiente con subir a la altura correspondiente a la dirección elegida y la nave vuela hacia la corriente deseada…».
Oso Blanco

Tradición de los Indios Hopi - KÁSSKARA UND DIE SIEBEN WELTEN

7. Los Kachina son los guías espirituales de los Indios Hopi del Arizona. Sus leyendas y tradiciones rezuman de seres creadores-celestes venidos de otros planetas para sembrar la Tierra y guiar a la humanidad.
 


Ğirkù-Tila Nudimmud / Dili-ME-Min


Llegado al complejo de los Margíd’da 8, en nuestra lengua el complejo de los «carros de las lejanías», no tuve ningún obstáculo para encontrar el artefacto que me estaba destinado.

 

El aparato me esperaba y su color pálido me indicó que debía girar desde hace muy poco. Me dolían mucho menos las piernas y quise aprovechar para testar mi primer salto. Brinqué hacia lo alto del aparato y aterricé sin demasiados problemas. Nosotros, los Gina’abul, teníamos esa aptitud de poder efectuar saltos prodigiosos, pero como Alagni de un Ušumgal, el destino me procuró muchas otras facultades que, en Uraš (la Tierra), parecerían totalmente imposible de realizar.

 

Me deslicé en el aparato, entre una multitud de reflejos verdosos que emanaban de las paredes del habitáculo, y constaté que se trataba de un pequeño Margid’da monoplaza, una versión concebida a mi medida. Sin reflexionar, mi mano se colocó sobre el tablero de a bordo e instantáneamente, el aparato se cerró herméticamente.

El pequeño aparato se elevó suavemente y se despegó de la plataforma principal del Uanna, la monumental nave nodriza de mi creador. Una pantalla visual circular de 360º daba la vuelta al habitáculo y proyectaba una imagen tridimensional del exterior. Fuera, la negrura del espacio infinito parecía tenderme sus brazos y tuve grandes dificultades para percibir los contornos alargados del Uanna.

 

Comprendí en ese momento que mis ojos no se habían despertado todavía del todo. Ni una sola estrella brillaba, nada despuntaba en el horizonte. De hecho, el Uanna se situaba en el lado nocturno del gigantesco planeta Nalulkára, nuestro imperial hogar en el corazón de Anduruna 9.

Una simple maniobra hacia abajo le permitió al Margid’da acercarse al hemisferio sur de nuestro globo. Mientras que el aparato volaba a toda prisa hacia la extremidad de nuestro mundo, innumerables resplandores que provenían de las numerosas ciudades, surgieron súbitamente de la profunda penumbra... Bajo mis pies, millones de Gina’abul hembras, las famosas Amašutum 10, residían pacíficamente sobre la superficie del planeta. Ellas eran los guardianes de los grandes secretos y entre ellas vivían numerosas planificadoras.

 

El conjunto de las Amašutum vivían bajo el ala protectora de nuestra bienhechora y madre, la poderosa Tigeme 11. Varias preguntas invadieron mi espíritu :

«¿Estará ella también aquí? ¿Tendrá ella su sede con Abzu -Abba entre los Ušumgal durante mi visita? Si tal fuera el caso, el asunto debe ser serio».

Todo lo que yo sabía por el instante, era que debía presentarme en la sede de los Ušumgal con el fin de que estos últimos me examinaran.

8. El vocablo MAR-GID-DA (carro de la lejanía) era utilizado por los varones para nombrar las naves espaciales Gina’abul. Este término proviene del nombre utilizado por los Gina’abul para nombrar su hogar en la constelación de la Osa Mayor (MAR-GID-DA) y cuyo sentido es, en este caso : «el carro alargado».

 
9. Anduruna es el sistema estelar correspondiente a la estrella Dubhe en la Osa Mayor. ANDURUNA se interpreta litt. «el hogar en el cielo».

 
10. El término Amašutum descompuesto en AMA-ŠU TUM se traduce por «las madres que desarrollan el trabajo», o más sencillo «las madres trabajadoras» (ver también nota 13.

 
11. El término sumerio TI-GEME2 se traduce por «la sirviente de la vida». Su equivalencia con las tabletas akkadias es Tiamat.


Mientras mi aparato se deslizaba a gran velocidad, las estrellas empezaron a surgir de la oscuridad. Pero una vez la bajada iniciada, ese maravilloso espectáculo no duró más que un instante, porque el sol hizo su súbita aparición detrás del inmenso disco negro y consumió en un abrir y cerrar de ojos toda luz exterior. Estábamos rodeados por varios soles, por ese hecho disfrutábamos de noches muy cortas.

 

Estuve ya a partir de ahora lo suficientemente cerca del suelo como para contemplar sus relieves.

 

La imponente Šèka, la abertura sur de nuestro planeta, se dibujó progresivamente y mi minúsculo Margid’da fue deglutido por ella.

3 - Abertura situada en el polo 4 -Polo sur de la luna,

misión Norte de la Tierra vista por el Clementina.

Satelite ESSA-3 en 1967


Nombrábamos al mundo inferior de Nalulkára 12, «el Abzu de Nalulkára», en homenaje a Abzu-Abba, el anciano, nuestro padre mayor quien era el amo y legislador absoluto de la parte interior de nuestro planeta.

 

12. En la literatura sumeria, el abzu representa el mundo subterráneo del planeta Tierra dónde todas las aguas coinciden para formar una capa de agua subterránea. El Abzu es el abismo o la cima del mundo. La descomposición de este término en AB (agujero, abertura y padre que encontramos bajo la forma Abu en akkadio) ; ZU (conocimiento, sabiduría, sapiencia) nos da “el agujero del conocimiento (o del saber)” o también “la sabiduría del padre”. En la mitología sumeria, el Abzu es la residencia del “dios” Enki-Ea, considerado como la divinidad de la sabiduría y padre de la humanidad.

 

Contrariamente a lo que es profesado por los sabios, cada planeta es hueco y posee un Abzu. Se trata de unos de los mayores secretos del mundo.

 

La ciencia se enfrenta a un dilema inconfesable, pues confirmar que todos los planetas son huecos sería admitir que la Tierra los es también. Reconocer que el planeta Tierra es hueco, por lo tanto también habitable en su interior implicaría el tener que rendir cuentas a las poblaciones de la Tierra e obligaría igualmente a realizar expediciones a su interior, y esto es por el momento, totalmente imposible. ¿Porqué?

 

Porque conforme a las numerosas leyendas de la Tierra y de acuerdo a las tradiciones del Tibet, de los Esquimales o de los Indios Hopi de Arizona, el interior de la Tierra está ocupado por una civilización provista de una inteligencia muy desarrollada, afiliada directamente para algunos e indirectamente para otros al Bestiario Celeste!

 

El Abzu de cada planeta es el lugar dónde todas las aguas del mundo se reúnen para formar un océano interior. Para nosotros, el término Abzu representaba simplemente el conjunto de la cavidad interior de cada planeta.

 

El Abzu de Nalulkára era maravilloso.

 

No era el más bello de Anduruna, nombre del sistema estelar dónde vivíamos en la constelación de Margid’da (La Osa Mayor), pero sí el más extenso de todos los planetas que poseíamos y de aquellos sobre los cuales habíamos pisado hasta ahora.

5 - La constelación Margid’da (La Osa Mayor)

situada muy cerca de la constelación real de Ušu (El Dragón)
 

Mi Margid’da siguió su ruta sobrevolando numerosos paisajes salvajes y variados.

 

De vez en cuando, aglomeraciones surgían en plena montaña o al borde de los lagos, pero éstas eran más bien escasas, pues al Abzu de nuestro planeta no estaba ya prácticamente habitada. Sólo unos millares de Šutum, vivían aquí al servicio de Abzu-Abba, nuestro rey.

 

Los Šutum no eran muy numerosos, pues estaban en vías de extinción. Desde hacia unos Muanna (años), sufrían de un mal extraño que les carcomía desde el interior.

En su origen estos alienígenos fueron especialmente creados por Abzu-Abba para fecundar a las Amašutum, pero su poder de reproducción se alteró dramáticamente a lo largo del tiempo. Algunos Šutum degeneraron y sus Ğèš (penes) se atrofiaron considerablemente por una razón desconocida. De hecho, poco a poco, los Šutum13 se volvían a la vez ¡perecederos y seriamente inútiles!

En cuanto a las Amašutum, éstas no tenían ningún problema en multiplicarse y preservar su linaje, porque eran grandes genéticas y podían clonarse al infinito. Contrariamente a los Šutum que provenían todos de un mismo material genético original, las hembras14 poseían una gran variedad de aspectos y de caracteres, lo que hacía de cada una un ser notable.

 

13. El término Šutum quiere decir “lagarto” en sumerio. Esta información nos incita igualmente a traducir Amašutum en AMA-ŠUTUM “las madres lagartas”. La descomposición de Šutum en ŠU-TUM nos ofrece ” aquellos que desarrollan el trabajo”. Los Šutum eran en su origen grandes trabajadores y obraban para el conjunto de la raza Gina’abul.

 
14. Los Gina’abul no son seres humanos tal como los podría concebir la ideología humana con su comprensión restringida que considera al genero humano el único cualificado para razonar. En los Gina’abul, las mujeres son llamadas hembras y los hombres machos.

 

Además, la duración de sus vidas era eterna, pues, contrariamente a los Šutum, sus cuerpos soportaban el Gibil’lásu (renovación de la piel) así como lo hacen periódicamente las serpientes y ciertos reptiles. Sin embargo, algunos rumores se habían divulgado sobre una posibilidad de fallecimiento y sobre todo de resurrección para algunas de ellas, una cuestión que nos era totalmente desconocida…

La meta de mi misión estaba en relación con el problema de los Šutum, pero yo no acababa de cogerle todo el sentido. Manifiestamente, An me había programado muy bien no dejándome más que lo que le pareció necesario para la realización de mi misión. De todas formas yo le otorgué toda mi confianza ¿Qué otra opción tenía yo? No había sido creado más que para subsistir durante el tiempo que durara mi misión y, como Alagni, no podía poner en tela de juicio a la criatura que yo era.

Llegado a buen puerto, posé mi pequeña nave en la villa de Šàlam, cerca de la imponente Unir 15 (pirámide) de los Ušumgal-Kuku (ancestros Ušumgal) que se encontraba no muy lejos del palacio de nuestro rey. La pirámide de gradas dominaba toda la región. En su base la gran plaza estaba totalmente desierta.

Yo dejé mi Margid’da para dirigirme velozmente hacia la entrada principal del Unir. El sol interior 16 del Abzu era magnífico. Levanté unos instantes la cabeza para impregnarme de su calor vivificante. A los Gina’abul les gusta mucho el calor y yo precisaría que éste ha sido siempre vital para nuestra raza.

 

Me alegré al constatar que mis piernas no me hacían sufrir ya y que mi vista era perfecta.


15. U6-NIR significa literalmente “la mirada alta (o que culmina)”. Se trata del antiguo término sumerio que era utilizado para nombrar a las Ziggurat, las famosas pirámides a gradas cúbicas de la época paleo-babilónica. Además el término Ziqqurratu (Ziggurat) estaba escrito con el ideograma sumerio U6-NIR. Los Unir poseían pequeños templos en sus cumbres, lugares reservados para los “dioses” especialmente bajados del cielo. En ese espacio, estrictamente privado, los “dioses” venían a unirse con las sacerdotisas humanas. Es importante destacar aquí la notable similitud entre la palabra sumeria U-NIR y el término francés “unir” que proviene del latín unire

 
16. Numerosos clichés de la NASA y de observatorios muestran magníficas auroras al nivel de los polos de los planetas como Júpiter o Saturno. Hay que saber que el origen de las auroras boreales y australes es, hasta este día, y a pesar de lo que se desea que Vds. crean, mal conocida! Los científicos no están en absoluto de acuerdo entre ellos. La aurora polar es un fenómeno que consiste en una emisión de luz en los círculos polares. La aurora polar es provocada por la excitación de partículas electrizadas, en suspensión en la atmósfera.

 

Estas partículas provendrían del sol y son canalizadas en la atmósfera al nivel de los polos. Numerosos científicos comparan esta emisión de luz a un gigantesco tubo catódico de televisión y la baja atmósfera polar a una enorme pantalla donde la imagen de la aurora polar es proyectada. Lo que divide a los científicos es el origen de la fuente que engendra el proceso. Muchos piensan que la fuente en cuestión proviene del sol o más precisamente de los vientos solares, mientras que otros lo descartan totalmente, diciendo que es imposible, porque los vientos solares son irremediablemente desviados por los campos magnéticos. En efecto, estos últimos rechazan un mínimo del 98% de las partículas que provienen del espacio.

 
Edmond Halley (1656-1749) fue el primer hombre que intentó explicar las auroras polares invocando que éstas eran el reflejo de la luz emitida por el sol interior que alumbra el mundo subterráneo. Todos sus trabajos fueron publicados en “The Philosophical Transactions of the Royal Society of London” y no fueron nada apreciados por los científicos de su época. Sus investigaciones no hicieron mucho ruido y hoy todavía, le recordamos más como el astrónomo que descubrió el cometa que lleva su nombre que como el filósofo que ha escrito sobre las variaciones magnéticas de los polos, la tierra hueca y las auroras polares.

 

No había ningún guardia, nadie para proteger la entrada del edificio, pero acaso ¿eran éstos verdaderamente necesarios?

 

Visto que hasta ahora éramos un pueblo más bien pacífico. Incluso, yo diría que los Ušumgal no necesitaban protección, porque sus grandes poderes les preservaban de cualquier agresión inoportuna.

Penetré en la pirámide recorriendo el largo pasillo principal. Estaba muy sombrío, sin embargo nuestros ojos nos permitían ver en la oscuridad la más completa.

 

El avance en la penumbra se hizo pues sin ninguna dificultad. Subí numerosas escaleras y accedí a un estrecho pasillo para finalmente pasar por una puerta alta, triangular. Había finalmente llegado al término de mi viaje. Me adelanté hacia el centro de la sala del consejo totalmente vacío, y tomé la precaución de arrodillarme bajando la cabeza para marcar el respeto.

 

Precisamente en el lugar dónde me había colocado, grabado en el suelo, el signo de las Amašutum resplandecía con mil fulgores.

6 - Polo Norte de Neptuno por el satélite Viking-2 (NASA).

Se distingue claramente la abertura y el sol central
 

Este emblema eterno estaba formado por dos Muš (serpientes) entrecruzadas y simbolizaba el equilibrio de las dos fuerzas primordiales del universo. Nuestra reina Tigeme y sus numerosas sacerdotisas Amašutum, pretendían detentar el saber absoluto y simbolizaban, a ellas solas todo el conocimiento de nuestra raza. Hice el vacío en mi espíritu. Un pesado silencio reinaba en la sala.

 

Esperé un tiempo largo antes de decidirme a comunicar con la ayuda del Kinsag (telepatía).

-Kuku (ancestros), sé que estáis aquí. ¡Estoy aquí como mensajero!

Ninguna respuesta me llegó, el tiempo estaba como suspendido. Yo sabía pertinentemente dónde se encontraban los Ušumgal, pero debía mantenerse inmóvil y seguir prosternado. Era imperativo el no dejar aparecer ningún sentimiento, porque los Ušumgal descubren todo.

 

Me fue necesario mantenerme tranquilo, pausado y sobre todo no pensar en nada que habría podido traicionar cualquier emoción, mi vida dependía de ello.

-Vengo de parte de su progenitura, An.

Un sonido extraño resonó, como el cliqueteo de un enorme aparato mecánico. Los seis Ušumgal salieron bruscamente de la oscuridad del techo. Estaban sentados en un enorme trono de metal con forma de astro; se trataba del emblema de los varones. El trono descendió a gran velocidad y se encastró en el suelo con gran estruendo. Se encajó majestuosamente con el símbolo de las Amašutum. Así, juntos los dos formaron el noble símbolo de nuestro linaje, el de los Gina’abul.

 

El emblema en forma de astro era hueco en su centro y rodeaba el símbolo de las Amašutum tan bien, que me encontré rodeado por los Ušumgal.

-¿Qué quiere de nosotros un enano como tú y qué relación tienes con An?

Reconocí enseguida el tono chirriante y arrogante de nuestro rey y amo Abzu-Abba. El utilizó también la técnica del Kinsag para comunicar, de hecho toda nuestra conversación se desarrolló de esta manera. Levanté los ojos y le reconocí entre los otros Ušumgal.

 

Todos iban vestidos de blanco, Abzu-Abba era gigantesco, ligeramente más grande que los demás, a la vez muy bello y terriblemente espantoso. Él, que no era más que cristalización de energías bastante bajas, intentó desestabilizarme hipnotizándome, pero fue un placer para mí devolverle el ataque con el fin de mostrarle que yo no era impresionable.

 

El se calmó inmediatamente.

 

Este instante de respiro me procuró el tiempo necesario para responderle.

-Soy el mensajero de An, mi Barag (rey), ¡al que todos esperaban!

-Si lo que dices es cierto ¿A qué esperas para entregarnos ese mensaje?

-¡Ya lo hice!

Anšar, uno de los creadores de An, tomó la palabra. Estaba sentado cerca de su hermano andrógino, Kišár.

 

Los dos tenían una cara idéntica a la mía y esto me recordó que An no era él también más que un Alagni (clon).

-¿Qué quieres decir? ¡Te estas riendo de nosotros pequeño ser!

-De ninguna manera, yo soy el mensaje. Soy el nuevo prototipo que Vds. esperaban.

Al oír estas palabras, todos los Ušumgal se echaron a reír a carcajadas en un estruendo ensordecedor.

 

Abzu-Abba, nuestro rey, casi se asfixia retorciéndose en todas direcciones. El me señaló con el dedo a los otros Kuku. ¡Yo estaba desnudo! De hecho desde mi partida de la sala de creación, yo no llevaba ninguna ropa. Era la ley para presentarse por primera vez delante de los Ušumgal. Lo que les hizo tanto reír no fue mi desnudez, sino el hecho de que yo no poseía Ğèš (pene). Yo comprendía muy bien su lamentable burla y el sinsentido aparente de mi misión. ¿Podría yo reprocharles por esto?

 

Todo esto debía parecer infinitamente grotesco. Había llegado el momento para mí de aclarar la situación.

 

Volví a tomar la palabra seguro de mí.

-Yo soy la solución a sus problemas y voy a darles prueba de ello…

Totalmente exasperado, Abzu-Abba me cortó la palabra, se levantó y utilizó su verdadera voz berreando y babeando.

-¡¡¡Sí, que le traigan una Amašutum y que nos muestre lo que es capaz de hacer con ella!!!

Los Ušumgal se echaron a reír de nuevo a carcajadas y la asamblea se volvió peligrosamente histérica e incontrolable. Nada parecía poder pararles. Tuve que imponerme rápidamente y con determinación. Muy felizmente, detrás de mí se encontraba Tigeme, nuestra reina, de cuya presencia yo no me había percatado todavía. A pesar del jaleo, yo la oí levantarse algo irritada.

 

Ella silbó secamente en nuestras cabezas.

-¡¡Ya basta!! Que la paz venga a vosotros, hijos míos. ¿Cual es tu nombre hijo mío?

Vacilé sólo un instante sobre la respuesta mientras me volvía hacia nuestra benevolente reina. Estaba sublime y prácticamente casi tan grande como su esposo. Una diadema oval trabajada en un paño de kùsig (oro), engastada con una ágata aojada, le circundaba la frente. Una amplia colgadura semi-transparente atada bajo su pecho le recubría el cuerpo desde los senos hasta los tobillos.

 

Salpicada con numerosas joyas, ella poseía ese aire magnífico y famoso que había sobrepasado los límites de nuestro universo.

-Sa’am, noble Ereš (reina).

-Muy bien. He aquí un nombre cual yo espero te será favorable. Este pequeño ser es un emisario, detentor de un mensaje de paz y valentía. Siendo Alagni de nuestro hijo An, le debemos un gran respeto. Hemos comprendido perfectamente que Sa’am no tiene la pretensión de poder fecundar ninguna Amašutum, entonces escuchemos lo que tiene que enseñarnos… ¿Quizás estemos ante un científico?

La elocución de nuestra reina era curiosa.

 

Nuestras mujeres tenían por costumbre acentuar con fuerza cierta sílabas, lo que tenía como efecto el de conferirles una acento temible. Numerosos varones pensaban que esto era causado por los numerosos dialectos que ellas practicaban en el seno de la confederación de los planificadores. No obstante, algunos rumores mantenían una explicación muy diferente: nuestras mujeres practicaban un doble lenguaje que nos era desconocido.

 

Turbado, intenté responder tan rápido como pude a nuestra reina :

-Perfectamente Majestad. An me ha creado como primer ejemplar de una nueva generación de Alagni. Es en la clonación que encontraremos nuestra salvación. Nuestro dominio de este arte es tan grande que sería una pena no aprovecharlo. Vamos a crear un linaje de seres perfectos que darán un nuevo aire a los Gina’abul.

-Me inquietas Sa’am. ¿Qué será de mis Amašutum en vuestro plan? ¿Queréis An y tú privarlas de la dicha de alumbrar?

-Seamos realistas, Erešgal (gran reina). Las Amašutum ya no alumbran, no obstante detienen, ellas también, el conocimiento de la creación de Alagni (clones). Juntos, perpetuaremos nuestra raza.

-¿An y tú queréis relegar a mis Amašutum al rango de embajadoras?

-Ellas ya detienen ese rol, alteza. Las Amašutum son numerosas y forman parte de los Kadištu (planificadores) que trabajan en este universo. Gracias a ellas hemos alcanzado a las divinidades creadoras y así ellas han inmortalizado el nombre de los Gina’abul. Si nuestros aliados llegaran a saber que una parte de los Gina’abul se está muriendo y que nosotros no hacemos nada para remediarlo, nos arriesgamos a ser excluidos de la confederación de los Kadištu 17.

17. El análisis sumerio de Kadištu que yo traduzco simplemente por “planificadores”, da KAD4-IŠ7-TU, litt. “los antiguos ensambladores de vida”. Este término se debe cotejar con la palabra latina caduceus (caduceo) de la cual hablaremos en el capítulo 6 de la tercera parte.

 

Varias voces se elevaron en la asamblea, en forma de aprobación.

 

Retomé mi palabra :

-Seamos racionales, dejemos a los pobres Šutum terminar sus vidas y reemplacémosles por este nuevo linaje que, junto a las Amašutum, harán la gloria de los Gina’abul.

Tigeme respondió :

-¿Está la ciencia preparada para sacrificar todos nuestros preceptos? Hemos escuchado bien tus palabras y aunque nos sea difícil comprenderlas, son sensatas.

Nuestra reina se volvió hacia su esposo Abzu-Abba, como para ayudarle a soportar lo que ella nos tenía que decir.

-Es una cruel y difícil opción la que nos propone Sa’am, pero sabemos que los Šutum están poniendo en peligro a nuestra raza. An es el mejor científico de entre nosotros, y Sa’am, según nuestros principios de parentesco, debe superarlo. Si, juntos los dos y gracias a sus trabajos, llegan a esta conclusión extrema, nos debemos de escucharles. Nosotros, Kuku, vamos a debatir sobre este delicado asunto.

Lahmu, que no había tomado la palabra todavía , se levantó.

-¿No podríamos, como medida de seguridad, tener la opinión de las mejores especialistas Amašutum, antes de tomar cualquier decisión?

-Como me honras, Lahmu. Que mis palabras te tranquilicen, porque desde que hemos conseguido aislar la bacteria mortal, las mejores de mis Dumumi (hijas) trabajan en ello. Ellas deberían darnos parte de sus conclusiones dentro de muy poco. Discutiremos de todo esto con An.

Tigeme se volvió de nuevo hacia mí.

-Ves, hijo mío, vuelve con tu creador. ¡Felicítalo por su creación y la elección de tu nombre! Comunícale que se reúna con nosotros con el fin de que discutamos y tomemos parte en el voto.

Saludé al conjunto de los Kuku y me preparaba a dejar el lugar cuando Abzu-Abba me interpeló con un tono seco:

-¿Cual es el nombre de este nuevo linaje que An y tu queréis imponernos?

-No se trata de imponer nada, Mi Barag (rey). Mi genitor los llamará los Anunna.

Dejé la sala del consejo teniendo bien cuidado de no dejarme invadir por ninguna emoción, bajo pena de desvelar mis inquietantes deficiencias... Saliendo de la Unir (pirámide), quedé bastante satisfecho de mí, pues había cumplido mi misión.

 

Los Ušumgal me habían escuchado y parecían convencidos de sacrificar a los Šutum en provecho de este nuevo linaje por llegar. Pero nuevas preguntas invadieron mi espíritu. ¿Porqué mi padre creador se aferraba tanto a la creación de esos Anunna? Yo no lo sabía en absoluto. Tampoco sabía nada sobre las investigaciones concernientes a esos Šutum. Nuestra reina parecía convencida de que mis conocimientos eran idénticos a los de An y que los dos habíamos llegado a las mismas conclusiones.

 

Una vez más yo constaté que me faltaban informaciones cruciales en lo que concernía este asunto.

Regresé a mi pequeña nave a grandes pasos mientras decidía verificar en secreto el conjunto de esta historia. Decididamente, esta primera idea, esta impresión de disfunción genética, ya no pegaba, porque las informaciones a las que yo no tenía acceso parecían haber sido terriblemente bien seleccionadas.

Abandoné el Abzu de Nalulkára y nuestro planeta soberano para regresar al Uanna. De hecho una sola cosa ocupaba mi espíritu. Debía sustraerle en secreto a mi creador el material necesario que me serviría a analizar la sangre contaminada de los Šutum.

Me presenté ante An y le hice el reporte detallado de mi entrevista. Mi padre creador encantado me tendió un mono y me informó de sus ganas de ir a visitarles al instante. No obstante, yo debía quedarme absolutamente en el lugar para poder empezar mis investigaciones. Mientras se preparaba para llevarme con él yo le comuniqué mis ganas de quedarme aquí y le dije que, de todas maneras no necesitaría mis servicios en Nalulkára.

 

¡Muy mala táctica por mi parte!

 

La cara de An se ensombreció de pronto y sentí que él buscaba rodearme. Con toda seguridad, mi error le volvió suspicaz. Mi genitor me dejó un momento con la pretensión de haber olvidado alguna cosa. Refiriéndose a él era algo totalmente imposible, con toda evidencia quiso proteger su retaguardia.

 

Desde ese instante tuve que ser extremadamente vigilante y sobre todo cambiar de táctica para llevar a buen término mis investigaciones.

 

Acepté pues, bajar a Nalulkára en su compañía, pero tomé mi nave pretendiendo querer darle la vuelta a nuestro mundo. Mi padre creador me aconsejó con fuerza de no acercarme a las Amašutum. Su recomendación no me extrañó en absoluto, porque yo sabía que él no las soportaba. Durante nuestra bajada, cerca del Abzu de Nalulkára, An me pidió estar disponible todo el tiempo en caso de que los Ušumgal tuvieran el deseo de volver a examinarme.

 

Le respondí afirmativamente.

7 - Relieve sacado de una gruta situada en el yacimiento arqueológico de Chalcatzingo,

en el Estado de Morelos, al Sur de la ciudad de México.

Vemos a un “dios” o a un gran dignatario azteca en el interior de la cúpula de una nave ovoide que escupe fuego.

Es importante observar la presencia de una doble G en las manos del piloto y en su asiento.

Este símbolo típicamente amerindio evoca la Vía Láctea o la galaxia.

Aquí expresa el hecho de que el aparato puede viajar de un lado a otro de nuestro universo.

Observemos también las fulguraciones frontales que hacen terriblemente pensar a la técnica MHD

que consiste en aspirar el aire frontal de un aparato en vuelo y a eyectarlo hacia atrás

de manera a proporcionarle a la nave una propulsión hipersónica.

Los arqueólogos no ven en este relieve más que un culto a la lluvia así como una boca de jaguar simbolizando la Tierra


Así nuestros dos Margid’da se separaron, el suyo adentrándose en el Abzu y el mío surcando el arco luminoso de nuestro planeta.

 

Sin embargo esto no era más que un ardid, porque yo también necesitaba regresar al Abzu. No pudiendo piratear las informaciones que yo necesitaba sobre el Uanna y no teniendo todavía el material para efectuar mis análisis, tuvo que proceder de manera diferente. Opté, pues por procurarme una muestra de un Šutum contaminado.

 

Mi Margid’da dio media vuelta y se deslizó en el Abzu de nuestro planeta. No tuve necesidad de ir muy lejos para encontrar lo que necesitaba.


Mi aparato se posó sobre la plaza del primer pueblo encontrado. Había poca gente y los Šutum de esta parte del Abzu habían manifiestamente perdido la costumbre de encontrarse con extranjeros. ¡Huyeron al verme!

 

Intenté apaciguarles pero nada conseguí. La partida se anunciaba difícil. Habiendo sido acogido de forma inhospitalaria, tuve que emplear medios mayores. Tomé la iniciativa de forzar la entrada de la casa de uno de ellos tomando un cuchillo y un vaso de una mesa. Una vez al exterior, me puse a la búsqueda de un espécimen enfermo. No tuve que buscar durante mucho tiempo porque los síntomas de esta enfermedad afectaba el sistema nervioso.

 

Delante de la entrada de un alojamiento, divisé un Šutum afectado con fuertes convulsiones. Me acerqué a él y, con la ayuda de la hoja del cuchillo, le retiré un trozo pequeño de uzu (carne). No sintió absolutamente nada, pues el punto al que había llegado la evolución de su enfermedad, sus miembros estaban totalmente adormecidos.

 

Nuestras miradas se cruzaron y vi en él el deseo de acabar. El pobre perdía sus escamas y varios de sus Šagras 18 giraban al revés.

 

18. El sumerio ŠAG4-RA o ŠA-AK-RA, litt. “corazón que drena (o inunda)” posee el mismo significado que su casi-homófono sanscrito chakra “rueda”. En la India, el término chakra es atribuido al vortex “etéreo” del cuerpo que podemos asemejar a rotondas energéticas cuyo rol principal es el de drenar la energía sutil en el conjunto del cuerpo humano.

 

Sin embargo, en esa época, yo no me preocupaba lo más mínimo de la vida de un ser y lo dejé allí, tirado en el suelo, cuando me hubiera sido tan fácil prestarle ayuda. De parte de mis Kuku, los grandes Ušumgal, yo poseía el poder de cambiar el curso del destino, pero nuestras recientes leyes establecidas por An, eran bien claras, no podíamos utilizar nuestros poderes sobre nuestros semejantes más que para preservarnos de un peligro.

 

¿Estaba yo en peligro? ¡Que absurdo!

 

Esas leyes eran tan locas como su creador y yo formaba parte de los dementes que las aplicaban sin rechistar!

 

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