
	
	por Marina Amaral
	
	Agência Pública
	
	20 Junio 2013
	
	traducción de
	
	El Puercoespín
	
	del Sitio Web
	
	IDL-Reporteros
	
	
	
	Versión original en portugués
	
	 
	
	 
	
	 
	
		
						
						En Belo Horizonte, Brasilia, 
						Río de Janeiro, Porto Alegre, Curitiba y Fortaleza 
						
						
						
						protestan contra la Copa Mundial de Fútbol, 
						
						
						por una 
						mayor participación política y una mejora 
						
						
						en el 
						transporte y los servicios públicos de calidad. 
						
						
						 
						
						A continuación, las siete 
						razones por las que esta fiesta 
						
						se está transformando en una 
						manifestación.
					
	
	
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	
	La población cuestiona 
	la cantidad excesiva de recursos 
	
	que se están gastando en la 
	organización 
	
	del Mundial de Fútbol 2014.
	
 
	
	 
	
	Ya se gastaron 27.400 millones de reales en la 
	Copa y la previsión actual del costo  total es de 33.000 millones, una cantidad 
	que se aproxima al monto del presupuesto federal en educación para este año: 
	38.000 millones de reales. 
	
	 
	
	Una priorización de recursos que la población 
	cuestiona en las calles, así como la concentración de dinero público en la 
	construcción de estadios, que, en muchos casos - como en Manaos y Cuiabá - son “elefantes blancos” sin utilización futura (NdT: 1 dólar norteamericano 
	equivale a 2,2 reales).
	
	Además de ello, las obras de movilidad urbana - presentadas por el gobierno 
	como el principal legado para las ciudades sede y actualmente presupuestadas 
	en 12.000 millones de reales - privilegian a los accesos viales para 
	automóviles (viaductos, extensión de avenidas) y la ruta 
	aeropuertos-hoteles-estadios que no es necesariamente prioritaria para la 
	movilidad urbana en la vida cotidiana de esas ciudades. 
	
	 
	
	Un ejemplo claro es Itaquera, donde las obras reclamadas por la comunidad fueron suspendidas 
	mientras se invierte a todo vapor en las obras de acceso al estadio. 
	
	
	 
	
	Promesas de inversión en transporte público, 
	como la construcción del 
	
	metro de Salvador y el Monorriel da línea 
	Ouro en San Pablo 
	fueron retiradas de la Matriz de 
	Responsabilidades (el presupuesto federal para la Copa) y el transporte 
	público llegó a ser perjudicado en Río de Janeiro, donde los moradores y el 
	comercio sufren con la 
	
	falta del  tradicional tranvía 
	- que no 
	circula desde 2011, después de un accidente denunciado por los vecinos como 
	resultante de un equivocado proyecto de modernización (que hubo que rehacer 
	y todavía no está listo).
	
	Finalmente, las obras de movilidad urbana son las principales responsables 
	de la remoción de comunidades, amenazas ambientales y pérdida de 
	instalaciones públicas.
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	Remociones violentas y demoliciones indeseables
	 
	
	 
	
	
	
	
	
	Un ciudadano brasileño 
	
	
	es detenido por un efectivo de la Policía.
	 
	
	
	
	 
	
	
	
	Los movimientos sociales han contabilizado 170 mil personas 
	amenazadas o ya removidas y/o recibiendo 
	indemnizaciones de 3 a 10 mil reales, en el caso de aquellos que pueden 
	probar la propiedad del lote y asistencia de renta de menos de un salario 
	mínimo para los demás. No es raro que los desalojos sean realizados en forma 
	violenta, sin transparencia ni diálogo entre poder público y residentes. 
	 
	
	
	
	En el morro de Providencia, en Río de Janeiro, por ejemplo, algunas 
	personas descubrían que iban a ser expulsadas cuando sus casas aparecían 
	marcadas, sin negociación previa alguna.
	 
	
	Además de las casas, los residentes pierden sus 
	comunidades, en algunos casos centenarias, amigos, vecinos, tradiciones. Por 
	lo general son enviados lejos de sus raíces y su vida cotidiana y pierden la 
	infraestructura urbana de barrios más céntricos, por ejemplo en el caso de 
	la amenazada comunidad de la Paz, en Itaquera, San Pablo. 
	 
	
	Las indemnizaciones recibidas son muy inferiores 
	a los precios de alquiler e inmuebles en los barrios afectados por las obras 
	de la Copa, forzando la partida también de aquellos que pueden decidir su 
	destino. 
	 
	
	La especulación inmobiliaria en torno de los 
	estadios y las mejoras realizadas para volver la ciudad más atractiva para 
	los turistas expulsan a los residentes que deberían ser beneficiados por el 
	cambio, de los morros de Río de Janeiro a la zona oriental de San Pablo, 
	agravando el gran problema de falta de viviendas en las grandes ciudades 
	brasileñas.
	 
	
	El patrimonio social y cultural también ha sido 
	perjudicado, como demostró la expulsión de los representantes de las etnias 
	indígenas que ocupaban el antiguo Museo 
	del Indio en Río de Janeiro, reconocido por los antropólogos  como marco 
	de relación entre indios y blancos en Brasil; o que el histórico estadio de 
	Maracaná fuera despersonalizado por una reforma que ya costó 1.200 millones 
	del tesoro público y acompañado de la destrucción de instalaciones 
	deportivas públicas, como el gimnasio 
	Célio Barros, para construir estacionamientos y accesos viales en torno 
	del estadio.
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	Legislación de excepción para cumplir las exigencias de la FIFA
	 
	
	 
	
	
	
	
	La Policía antimotines se enfrenta a una turba de manifestantes.
	 
	
	
	
	Desde que Brasil cerró el acuerdo con la FIFA, el gobierno viene creando 
	leyes por decreto para asegurar los intereses de ésta y de sus socios (Ley 
	General de la Copa), permitir que Estados y municipios se endeuden más allá 
	de lo establecido por la Ley de Responsabilidad Fiscal para invertir en 
	obras de la Copa, acortar los permisos ambientales y prescindir de 
	licitaciones.
	
	Algunos ejemplos del perjuicio que esa legislación trae para la población:
	
	 
	
		
			- 
			
			Las zonas de exclusión:  
			la FIFA ha establecido como territorio propio 
			- zona 
	de exclusión - el área comprendida en un radio de hasta dos kilómetros en 
	torno de los estadios.    
			Allí controla la circulación de las personas, la 
	venta de productos, fiscaliza el uso de marcas que considera propias - el 
	propio nombre del evento, Copa 2014, y la mascota, entre otros - protege la 
	exclusividad de la venta de productos de sus patrocinadores - de la cerveza a 
	la hamburguesa -  y se encarga de la seguridad .    
			Según la ONG Streetnet, en 
	Sudáfrica 100.000 vendedores ambulantes perdieron su fuente de ingresos 
	durante la Copa y se prevé una situación similar - caracterizada como 
	violación del derecho de trabajo y persecución por trabajar en espacio 
	público - en Brasil, donde más de 
			
			mil vendedores ambulantes ya perdieron sus puestos
			por culpa de las obras de la Copa, principalmente en Belo 
	Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Fortaleza y Porto Alegre.
 
 
 
- 
			
			Exenciones fiscales, excepciones legales: 
			la creación de penas y la 
	tipificación de crímenes para proteger los intereses de la FIFA y de sus 
	socios - que castiga, por ejemplo, a quien utiliza símbolos de la Copa para 
	promover eventos en bares y restaurantes o a quien viola la exclusividad de 
	las marcas de la FIFA -  son algunos de los abusos permitidos por la Ley 
	General de la Copa, que también exime de impuestos a una serie de entidades 
	y de individuos indicados por la FIFA, perjudicando los ingresos del país, 
	que hasta carga con toda la responsabilidad jurídica en accidentes/incidentes, 
	daños y procesos, incluyendo el pago de los abogados de la FIFA y sus socios.
 
 
 
- 
			
			Obras estaduales y municipales faraónicas y/o en contra de los intereses de 
	la población:  
			el caso más flagrante es la construcción de
			un Acuario 
			en Fortaleza , sin arbitrio arqueológico y con diversas fallas 
			en EIA-Rima, a un costo superior a los 280 millones de reales 
			mientras Ceará vive una de sus peores sequías. En San Pablo, en Río 
			de Janeiro, Salvador y otras ciudades-sede, los gobiernos estaduales 
			y municipales también participan en la inversión de dinero público 
			en estadios que serán posteriormente 
			explotados por la iniciativa privada. 
			   
			En Natal, la construcción del estadio 
	pone en riesgo las dunas, y en Reciba un área hasta ahora preservada está 
	siendo alterada completamente para crear instalaciones relacionadas con la 
	Copa, como hoteles y centros de apoyo al estadio.
 
 
 
- 
			
			Sobrefacturación, costos elevados y desvíos de recursos públicos: 
			 
			las siete 
	mayores contratistas de Brasil - que también son las principales dotadoras de 
	recursos electorales de los principales partidos y políticos -  fueron 
	beneficiadas con la Ley 12.462/2011 RDC - Régimen Diferenciado de 
	Contrataciones Públicas - para fijar precios, aumentarlos a través de 
	cláusulas y añadidos frecuentemente justificados por el ritmo de las obras y 
	por la reformulación de proyectos equivocados.    
			El TCU ya comprobó 
	irregularidades en la arena Amazonas, en la reforma del Maracaná, en la 
	construcción del estadio en Brasilia, en el aeropuerto de Manaos. 
			   
			El 
	Ministerio Público del Distrito Federal inició una acción contra 
			la sobrefacturación 
			y otras irregularidades en el VLT de Brasilia. 
	
	
	 
	
	
	
	Violación al derecho a la información y la participación política
	 
	
	 
	
	
	
	
	Afiche en contra de la Copa.
	 
	
	
	
	Los movimientos sociales denunciaron en el Dossier de Violaciones a los 
	Derechos Humanos que también el derecho a la información y a la 
	participación en los procesos de decisión son,
	
		
		“atropellados por las 
	autoridades de la FIFA, el COI y los comités locales”, porque los “proyectos 
	asociados a la Copa y a las Olimpíadas no son objeto de debate público”.
		
	
	
	La 
	falta de información y de debate sobre los proyectos, que usualmente 
	incumplen los planes rectores aprobados por las legislaturas municipales, 
	que afectan a comunidades y barrios, es denunciada por movimientos sociales 
	en todas las ciudades-sedes. 
	
	 
	
	Asociaciones de vecinos también se quejan de 
	audiencias públicas meramente formales y de la inexistencia de mecanismos 
	más eficaces para la participación de la sociedad en los proyectos que 
	afectan sus casas, barrios y ciudades.
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	Recrudecimiento de la violencia policial y de la seguridad de la FIFA
	 
	
	 
	
	
	
	
	Las protestas se extienden en varias ciudades de Brasil.
	 
	
	
	
	El presupuesto del área de seguridad de la Copa prevé inversiones de 1.800 
	millones de reales del gobierno federal. El Ministerio de Justicia declara 
	haber invertido hasta ahora 562 millones de reales y el Ministerio de 
	Defensa, 630 millones en gastos relativos a los eventos. 
	
	 
	
	Por un total de 
	49,5 millones, el gobierno 
	federal arregló la compra de millares de armamentos no letales de la empresa 
	Condor - la misma que proveyó los gases 
	utilizados contra los manifestantes en Turquía y en las ciudades brasileñas 
	- para 
	la Copa de las Confederaciones, que se juega actualmente, y la Copa del 
	Mundo de 2014.
	
	El contrato, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2014, prevé la 
	provisión de,
	
		
			- 
			
			2.200 kits no letales de corta distancia (sprays de pimienta, 
	granadas lacrimógenas con chips para ser rastreadas, granadas de efecto 
	moral para uso externo y en interiores, y granadas explosivas de luz y 
	sonido) 
- 
			
			449 kits no-letales de corta distancia con cartuchos de balas de 
	goma y cartuchos de expansión en el impacto (balas que se expanden en 
	contacto con la piel, evitando la perforación) 
- 
			
			1.800 armas eléctricas para 
	lanzar dardos energizados (las pistolas “taser”)  
- 
			
			8.300 granadas de 
	efecto moral 
- 
			
			8.300 granadas de luz y sonido 
- 
			
			8.300 granadas de gas 
	lacrimógeno fumígenas triples  
- 
			
			50 mil sprays de pimienta 
	
	Dentro de los 
	estadios y en la zona de exclusión, la seguridad privada es escogida y 
	dirigida por la FIFA pero pagada por el gobierno federal. 
	
	 
	
	En las recientes 
	manifestaciones en Río de Janeiro y en Belo Horizonte, la cantidad de 
	equipos y municiones llamó la atención, exactamente porque ya se estaba 
	utilizando el material de seguridad de la Copa de las Confederaciones.
	
	Además de la legislación de excepción referida en el ítem anterior - que 
	incluye la tipificación de nuevos crímenes para proteger marcas y la 
	exclusividad de los socios de la FIFA y la zona de exclusión - el PL 
	728/2011, a fin de su trámite, incluyó la tipificación del crimen de “terrorismo”, 
	algo que no existe en la legislación brasileña desde la última dictadura 
	militar, y prevé duras penas para quien promueva “el pánico generalizado”. 
	
	
	 
	
	Para los movimientos sociales, el texto del proyecto, bastante vago, puede 
	criminalizar las manifestaciones, en tanto sean encuadradas como causantes 
	del pánico generalizado.
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	Elitización de los estadios y de las entradas a los juegos de la Copa
	 
	
	 
	
	
	
	
	Las zonas populares en los estadios se verán afectados.
	 
	
	
	
	Las reformas de los estadios brasileños, a fin de seguir las recomendaciones 
	de la FIFA, reducirán o extinguirán los sectores populares en los estadios, 
	ampliando el área de palcos y los lugares marcados, principalmente en el 
	Maracaná y el Mineirão, que perdieron casi el 50 por ciento de su capacidad. 
	
	
	 
	
	Como resultado, el precio de las entradas subió incluso en los juegos 
	regulares - pasando, por ejemplo en el Maracaná, de los 40 a 60 reales que se 
	cobraban por las entradas populares a un mínimo de 160 reales.
	
	En cuanto a las entradas para la Copa 2014, mientras que 200.000 personas 
	asistieron al partido final contra Uruguay en 1950 en el Maracaná, habrá 
	apenas 74.000 puestos a la venta en el mismo estadio para la final del año 
	próximo. 
	
	 
	
	En 1950, 80% de las entradas eran populares (tribunas y general), 
	eliminadas para hacer lugar a los asientos acochados de las zonas VIP.
	
	La FIFA también impone normas de conducta a los fanáticos completamente 
	contrarias a la cultura de alegría y de participación de la hinchada 
	brasileña de fútbol, con una platea sentada, sin las coreografías, los 
	bombos y el baile de banderas a que estamos acostumbrados.
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	Incremento en el tráfico y la violencia contra las mujeres, los adolescentes 
	y niños
	 
	
	 
	
	
	
	La ONG Esplar denuncia que el turismo sexual aumentará durante la Copa.
	 
	
	
	
	Fortaleza, Natal y Salvador están entre los principales destinos del turismo 
	sexual, que trae hombres en busca de mujeres, travestis, adolescentes y 
	niños, lo que se agravará con la Copa.
	
	 
	
	El Esplar, ONG que trabaja con 
	mujeres de Ceará y participa en la Articulación de los Comités Populares de 
	la Copa, lanzó, en sociedad con la Fundación Heinrich Boll, un folleto 
	informativo en un DVD para llamar la atención sobre el esperado aumento del 
	turismo sexual durante la Copa. 
	
	 
	
	Según la abogada Magnolia Said, que coordinó 
	la producción de ese material, ya se detectó un aumento del tráfico interno 
	(del interior a las capitales del Nordeste) de mujeres y adolescentes por 
	causa de los preparativos de la Copa del Mundo. 
	
	 
	
	
	
	Una investigación de la agencia Pública 
	también detectó el tránsito de travestis de Fortaleza hacia San Pablo para 
	colocarse prótesis de siliconas a cambio de trabajo gratuito para las proxenetas 
	que financian las cirugías.
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	
	 
	
	 
	
	
	Rebeliones
	
	
	
	Como Estambul pero en Río de Janeiro
	
	“Nuestros 20 Céntimos son El Parque de Estambul”
	por Francisco Peregil
	
	São Paulo 
	
	18 Junio 2013
	
	del Sitio Web
	
	ElPais
	
	 
	
	 
	
	 
	
	Los participantes en la protesta 
	
	ven la subida del transporte 
	
	como un pretexto para luchar 
	
	por una sociedad más justa
 
	
	 
	
		
		 
		
		
		
		
		Imagen aérea de la 
		protesta en Río. / Vídeo: AP-Live!
		
		
		
		Foto: EFE
		
		 
		
		 
		
		 
		
		Salieron de Facebook y tomaron las calles de 
		Brasil como no se recordaba desde la época en que terminó la dictadura 
		(1964-1985) cuando el pueblo exigía democracia, y desde los reclamos a 
		favor de un juicio político contra el presidente Fernando Collor, en 
		agosto de 1992. 
		
		 
		
		Lo que comenzó este viernes 14 de junio en São Paulo 
		como un movimiento
		
		contra la subida de la tarifa del transporte público derivó el lunes 
		en un grito histórico de indignación: 
		
			
			Cien mil personas en Río de 
		Janeiro, 65.000 en São Paulo y decenas de miles en Brasilia, Maceió, 
		Porto Alegre, Fortaleza, Salvador, Vitória, Curitiba, Belém y Belo 
		Horizonte. 
		
		
		En total, más de 240.000 ciudadanos, sin ningún líder 
		visible, ni ninguna organización dominante, clamaron contra la mala 
		gestión del transporte, la corrupción y la violencia policial, entre 
		otras cuestiones.
		 
		 
		 
	
		 
		 
		 
		
			
				
					
						
							
							Por encima de las 
							pequeñas escenas aisladas de violencia, la noticia 
							fue el orden y la paz con la que discurrieron las 
							marchas. 
							
								
									- 
									
									En Río de Janeiro un grupo de manifestantes 
							invadió la Asamblea Legislativa.  
- 
									
									En São Paulo, otro 
							pequeño grupo fue repelido por las fuerzas de 
							seguridad cuando intentaron invadir el Palacio de de 
							Gobierno.  
- 
									
									En Porto Alegre, la policía tuvo que 
							dispersar con gas a varios manifestantes que 
							apedrearon a los agentes.  
- 
									
									En Brasilia, decenas de 
							manifestantes tomaron durante varios minutos el 
							tejado del Congreso. Pero nada de eso logró empañar 
							la estampa de cientos de miles de personas caminando 
							pacíficamente por las principales capitales del 
							país. 
							
								
								
								En São Paulo, donde se produjeron 
								el mayor número de heridos y detenidos el pasado 
								jueves, la policía se mantuvo a un prudente 
								distancia y con escasísima presencia, mientras 
								los manifestantes coreaban: 
								
									
									
									“¡Que coincidencia, 
								no hay policía y no hay violencia!". 
									
								
								
								
								Había 
								cientos de manifestantes, filmando, 
								fotografiando, tuiteando todo lo que sucedía 
								ante sus ojos. Y miles de ellos portaban 
								cartulinas blancas, minipancartas, con pequeños 
								mensajes dirigidos al mundo.
								 
 
						 
					 
				 
			 
		 
		
		En las cartulinas había de todo. 
		
			
				- 
				
				Desde el 
		clásico “haz el amor y no la guerra” hasta “libertad para [Julian] 
		Assange”, escrito en inglés 
- 
				
				“No venga al Mundial”, también en inglés 
- 
				
				“Disculpen las molestias, estamos mudando el país” 
- 
				
				“No son los 
		céntimos, son los derechos” 
- 
				
				“Si algún céntimo fuera para educación, yo 
		no estaría aquí” 
- 
				
				“Por una vida sin tornos [en referencia a los del 
		metro]” 
- 
				
				“el transporte no es mercadería” 
- 
				
				“Hace ocho meses éramos 
		electores. Ahora somos vándalos” 
- 
				
				“Estamos luchando por usted”. 
				 
		
		Entre los 
		cánticos de São Pablo el más repetido, acompañado por decenas de 
		tambores en un ambiente plenamente festivo, fue el que invitaba a salir 
		a la calle contra la subida de las tarifas en el transporte.
		
		 
		
		 
		
		 
		
			
				
					
					Rousseff 
					- "Las manifestaciones 
				pacíficas son legítimas"
					
					EFE
					 
					
					La presidenta brasileña, Dilma 
				Rousseff, calificó como "legítimas" las manifestaciones que 
				congregaron hoy a miles de personas en diferentes ciudades del 
				país para protestar por diferentes razones, principalmente por 
				el alza en las tarifas de transporte público, según portavoces 
				oficiales.
					
						
						"La presidenta Dilma Rousseff 
				considera que las manifestaciones pacíficas son legítimas y 
				propias de la democracia", afirmó la ministra de la Secretaría 
				de Comunicación Social de la Presidencia, Helena Chagas, en 
				declaraciones a periodistas para dar a conocer la posición de la 
				mandataria sobre las protestas.
					
					
					De acuerdo con Chagas, la jefe de 
				Estado considera que "es propio de los jóvenes manifestarse".
					 
					
					La mayoría de los participantes son 
				estudiantes de secundaria y universitarios, convocados a través 
				de las redes sociales en internet.
					 
					
					Según fuentes oficiales, Rousseff 
				está al tanto de las movilizaciones en las diferentes ciudades 
				del país y al comienzo de la noche se reunió con su ministro de 
				Justicia, José Eduardo Cardozo, para tratar el asunto.
				
				 
 
		 
		
		Diez días, más de 100 heridos y 230 
		detenidos después de su primera marcha en Sao Pablo, el Movimiento por 
		el Pase Libre, que reclama el acceso gratuito al transporte público, ha 
		hecho historia en el país. 
		
		 
		
		Pero ahora,
		las razones de la protesta son más vagas y ambiciosas. 
		Cuando se pide a los entrevistados escoger una sola razón entre todas 
		las que le han llevado a la calle, la respuesta casi nunca surge al 
		instante. 
		
		 
		
		Pero termina llegando.
		
			
			“Yo me manifiesto por los derechos humanos 
		de los indígenas, de los homosexuales, de las minorías”, explica la 
		activista Rebeca Lerer, de 36 años. 
			 
			
			“El aumento de la tarifa es sólo la 
		gota que colmó el vaso”, añade. “Fuera de Brasil se dice que está todo 
		bien, todo lindo, pero la cuestión de fondo es que no estamos 
		solucionando los problemas históricos de desigualdad”.
		
		
		Rebeca Lerer cree que la gestión del 
		transporte en la ciudad más poblada de Brasil, con 11 millones de 
		habitantes, fomenta esa “desigualdad histórica”. 
		
			
			“La mayor parte de los 
		recursos se destinan a la industria del automóvil y se deja a un lado el 
		transporte público. 
			 
			
			El tráfico es un caos, mucha gente tarda tres y 
		cuatro horas en llegar a su trabajo. Y entre las doce y las cinco de la 
		mañana no hay transporte. En la periferia hay como islas de gente que 
		nunca viaja al centro, porque para ellos trasladarse es un lujo. La ida 
		y la vuelta desde casa al trabajo cuestan seis reales diarios (2,1 
		euros). 
			 
			
			Eso ya es mucha plata para muchos. Con esas condiciones, ¿cómo 
		se puede permitir una subida?”.
			 
			
			“Los 20 céntimos de aquí 
			
			son el parque de 
		Estambul”, explica un grafitero de São Paulo, en referencia a las 
		protestas que se desencadenaron en Turquía por la construcción de un 
		centro comercial sobre un parque adyacente a la plaza de Taksim. 
			
			 
			
			“Yo 
		llevaba varios años pintando grafitis en contra de las subidas”, añade 
		el citado grafitero, quien prefiere no revelar su nombre. 
			 
			
			“Hace unos 
		tres años, cuando subieron el precio a tres reales ya dije que era un 
		robo. También pinté hace cuatro años contra la forma en que se estaba 
		gestionando el mundial.
			 
			
			Se está llevando por debajo de la mesa, sin 
		transparencia. Y escribí en un gran muro donde decía que si se jugase la 
		Copa de la Corrupción, Brasil ya la habría ganado. 
			 
			
			Pinté también muchas 
		veces la frase ‘Vamos a las calles’, porque Facebook no basta. Y de 
		pronto la gente respondió. Hay pancartas que decían ‘Hemos salido de 
		Facebook”.
		
		
		¿Por qué ahora? 
		
			
			“Por dos factores: Estambul 
		y la llegada del Mundial en 2014”, continúa el grafitero. 
			 
			
			"Lo de 
		Estambul empezó porque el Gobierno pretendía destruir una plaza para 
		construir viviendas. Y nosotros tenemos aquí mucha más tierra verde 
		arrasada en la Amazonía que en toda Turquía. Así que ves a la gente de 
		Estambul protestando y te preguntas qué hacemos parados. 
			 
			
			Y por otro 
		lado, está el Mundial de 2014. Sabemos que todo el mundo nos mira y que 
		somos el país del fútbol. Pero no queremos ser conocidos sólo por el 
		fútbol”.
		
		
		Su amigo y compañero militante en la tarea 
		de difundir la protesta por las redes sociales, el fotógrafo Rafael 
		Vilela, responde: 
		
			
			“Yo me manifiesto porque creo que otro mundo es 
		posible. Y quién sabe si dentro de unos años la gente recordará que todo 
		comenzó por 20 céntimos”.
			 
			
			“Yo me manifiesto para pedir respeto”, añade 
		el economista Caio Tendolini, de 28 años. 
			 
			
			“Hay falta de respeto de la 
		comunidad religiosa a los gais. Y también de ciertas organizaciones gais 
		que afirman que todos los evangélicos son racistas y homófobos. Hay 
		falta de respeto hacia las mujeres que quiere abortar. 
			 
			
			Y el
			Congreso pretende aprobar un proyecto donde se prohíbe el aborto 
		incluso en caso de violación. No se respeta a los pueblos indígenas 
		porque se pretende destruir su hábitat en la selva para construir la 
		presa hidroeléctrica de Belo Monte…”
		
		
		Esta semana
		la revista brasileña 
		Veja se preguntaba de forma irónica en su portada: 
		
			
			“¿Después del 
		precio de los billetes, llegará el turno para la corrupción y la 
		violencia?” 
			 
			
			“Eso es lo que nos critican los medios de la derecha”, 
		señala Caio Tendolini. 
			 
			
			“Ellos atacan al Gobierno por la corrupción y la 
		inseguridad. Y pretenden ridiculizar la protesta. Pero reclamar que no 
		suba el precio del transporte es algo tangible, concreto. Acabar con la 
		corrupción, no”.
		
		
		 
		
		 
		
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					La ineficiencia del autobús más caro 
				del mundo
					
					MARÍA MARTÍN 
					
					São Paulo
					 
					
					Una frase se ha popularizado en 
				Brasil en el último año: “Imagina en la Copa”. 
					 
					
					Se oye frente a 
				los cajeros automáticos cuando dejan de funcionar en el Carnaval 
				carioca, en los aeropuertos colapsados cuando un par de vuelos 
				son cancelados y, sobre todo, en las multitudes que se agolpan 
				en el transporte público de la ciudad más grande del país.
					 
					
					Las manifestaciones que agitan São 
				Paulo suman causas cada día, pero tienen el transporte público 
				como bandera, como ejemplo de un servicio público caro e 
				ineficiente. Aventurarse a ir en hora punta garantiza 
				aglomeraciones, filas, averías y horas de tráfico. 
					 
					
					El metro, 
				aunque es nuevo y funciona relativamente bien, cuenta con pocos 
				kilómetros y los autobuses no tienen capacidad para sustituirlo. 
				El coche tiene prioridad.
					 
					
					Cada día, 4,5 millones de viajeros 
				toman el autobús en una ciudad de casi 11 millones de 
				habitantes. El número de usuarios ha aumentado un 142% desde 
				2003, mientras que la flota de vehículos solo creció la mitad.
					 
					
					La gestión de los 15.000 autobuses 
				se acaba de adjudicar a siete concesionarias para los próximos 
				15 años por 16.000 millones de euros (el presupuesto anual de la 
				ciudad son 14.700 millones). 
					 
					
					Un 32% estará subvencionado por el 
				Ayuntamiento, si se mantienen las condiciones actuales. Si no lo 
				hiciese, dice la Secretaría de Transporte, el usuario pagaría 
				4,13 reales (1,45 euros) en lugar de los 3,20 reales (1,12 
				euros) actuales.
					 
					
					Aun así, el paulista paga la tarifa 
				de autobús más cara del mundo en relación a su salario, según un 
				cálculo que han hecho dos economistas de la Fundación Getúlio 
				Vargas, para el diario Folha de S. Paulo. 
					
 
					Mientras en Madrid el 
				viajero tiene que trabajar 6,52 minutos para pagar su billete, 
				el paulista debe invertir casi 14 minutos.