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 En las elecciones de la segunda vuelta en Ecuador, entre el gobernante Alianza País, contra CREO, liderado por el banquero Guillermo Lasso, se ponen en disputa la No-Patria contra el legado de la Patria de Rafael Correa. 
 Estas elecciones toman la dimensión de la batalla de Pichincha de la primera independencia, entre el candidato Lenin Moreno y el balance del proyecto político de Rafael Correa y el banquero neoliberal Guillermo Lasso. 
 
			Aquí no dudamos en 
			afirmar que sólo con el triunfo de Lenin Moreno encontraríamos 
			fundamentos a la continuidad y a la herencia de Correa, por un 
			Ecuador inclusivo y constructor de la Patria Grande, en la batalla 
			decisiva para nuestra independencia definitiva. 
 
			La actualidad es 
			únicamente comprendida desde la actualidad histórica, no desde la 
			actualidad en sí misma, porque la actualidad es un diálogo y una 
			lucha pasado-presente-futuro y futuro-presente y pasado, y la 
			política es la continuación de una lucha lejana. 
 
			O sea, comprender a 
			Rafael Correa desde la historia misma de Ecuador, para no quedar 
			enredados en las trampas comunicacionales de los medios de 
			desinformación. 
 
			Fue una auténtica batalla 
			suramericana y geopolíticamente existe un antes y un después de 
			Pichincha en la primera independencia. 
 Sin embargo, su fracaso trajo como consecuencia la muerte "del General en su laberinto" de Bolívar el 17 de diciembre de 1830, y en el exilio de San Martín el 17 de agosto de 1850. 
 El resultado político fue la fragmentación. 
 
			Nos transformamos en una 
			Nación inconclusa, con el nombre de "Estados nación", con 
			constituciones, códigos, "ejércitos", "doctores", pero en verdad y 
			en esencia, iniciamos un "orden neocolonial", como republiquetas 
			agromineras exportadoras, es decir, como periferias de los centros 
			mundiales exportadores de materias primas. 
 
			Nada quedaba de Bolívar y 
			de San Martín... 
 
			El floreanismo es la 
			transición suramericana, desde nuestros espacios geopolíticos de la 
			dependencia de España a la dependencia del mercado mundial y al 
			caudillismo con fuerte clientelismo en una geopolítica de patria 
			chica. 
 
			Los liberales 
			representaban al puerto y era intermediarios comerciales de los 
			imperios contra los conservadores, vestigios feudales, 
			terratenientes, oscurantistas católicos en muchos lugares de la 
			España de la decadencia. 
 Es inentendible García Moreno sin la ferocidad de la época - lo mismo ocurre con la figura polémica en Argentina de Juan Manuel de Rosas o del Dr. Carlos Antonio López en Paraguay. 
 Pero García Moreno unió lo nuevo con lo viejo, es la síntesis de la historia vieja y nueva, tan necesaria, como el embarazo para un parto. 
 Con su disciplina y siendo un jesuita laico militante - de ahí su originalidad, sólo comparable en América del sur con el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia del Paraguay, otro jesuita laico y constructor del Paraguay - García Moreno integró y unificó la patria chica, afirmó la personalidad internacional del Ecuador, en síntesis es el modernizador - endógeno - y el consolidador del poder estatal en Ecuador. 
 
			Pero no podemos obviar 
			también que encaró la batalla más importante que nos espera, la 
			batalla por la educación a partir de la escolarización. 
 Por supuesto que la aparición de Eloy Alfaro se da en los marcos del modelo primario exportador, cuando la globalización tomaba un rostro liberal. Y ningún país latinoamericano podía dar un mal ejemplo. 
 
			El último bastión era 
			exterminado durante 1865-1870 en la mal llamada guerra de la 
			Triple Alianza, en verdad guerra de la triple infamia, contra el 
			Paraguay industrial de los López (que culmina en Cerro Corá con el 
			asesinato del Mariscal Francisco Solano López, el 1 de marzo de 
			1870). 
 No se puede desconocer que sectores del campesinado costeños y sectores medios empiezan a ser actores dentro de un Estado que lentamente empieza a ser inclusivo, y al que García Moreno le otorgó el voto, y a los que Eloy Alfaro incluye en un proyecto nacional. 
 
			El General Eloy Alfaro 
			es el definitivo constructor del Ecuador abierto al siglo XX. 
 De alguna manera ésa era la respuesta por afuera de los partidos políticos del fraude de reponer a Bolívar en el siglo XX y a su programa continental en el centenario de las independencias. 
 El arielismo es la primera generación antiimperialista latinoamericana con la inclusión de Brasil. Bolívar y San Martín eran hispanoamericanos, no incluían a Brasil en la Patria Grande, ya que estaban en la órbita del imperio inglés. 
 
			Su figura rutilante fue 
			el argentino Manuel Ugarte, quien plantea la Patria Grande, es 
			decir, los Estados Unidos del sur, cuyo antecedente había sido 
			José Martí, el último Libertador. 
 
			Una de las alarmas que 
			apareció en Ecuador - 1916 - dentro del arielismo ecuatoriano, fue 
			la obra, "¿Imperialismo o Panamericanismo?", escrita por Agustín 
			Cueva. 
 
			Y la Constituyente de 
			1928 realizó importantes reformas legales, entre las que se cuenta 
			el voto de la mujer. 
 ...y el surgimiento de los movimientos nacionales populares en América Latina, cuyos protagonismos importantes fueron el peronismo y el varguismo. 
 La figura de José María Velasco Ibarra en Ecuador y sus cinco presidencias, lo convierten en una figura política latinoamericana. 
 Encontramos en la imagen de Velasco Ibarra similitud con la del caudillo uruguayo, Luis Alberto de Herrera. Doctor, de origen patricio, hispanoamericano y arquetipo de la figura del caudillo. 
 El doctor Velasco Ibarra supo darle al Estado una acción creadora, reflejada en puentes, edificios escolares, entidades de promoción, carreteras, la restauración de las libertades del sufragio, la promoción de la enseñanza secundaria para la mujer, el fortalecimiento del sentido nacional, la fundación de escuelas. 
 
			Su figura controvertida 
			no le quita espacio al enorme lugar que ocupa en la historia de 
			Ecuador. 
 Era un país que se había quedado sin rumbo e incluso los partidos políticos empezaron a implosionar. Y hasta un presidente fue depuesto, entre otras cosas, por "loco"; ese era el nivel de desorientación estratégica del país. 
 
			Ecuador se había 
			dolarizado y su territorio era asiento, en Manta, de bases militares 
			de Estados Unidos. Los presidentes cambiaban a la orden del día, 
			mientras la oligarquía financiera era la que tenía el poder. 
 Porque en verdad Ecuador es hijo del fracaso de la Gran Colombia. Y Correa en plena oleada globalizadora imperialista encuentra en la integración latinoamericana a la nación inconclusa, une nuevamente a Flores con Bolívar, ensambla a García Moreno con Eloy Alfaro, enlaza a la revolución juliana con Velasco Ibarra, para transformarse él en la síntesis superadora del Ecuador suramericano de la revolución ciudadana. 
 
			Lo nuevo y lo viejo 
			quedaban superados, por primera vez. 
 
			Rafael Correa se 
			transforma, por los rumbos de la historia, en el "Ariel" político 
			que nos convoca para decidir si seremos y somos, o si no seremos. 
 La revolución ciudadana fundó un Ecuador para todos y un Ecuador suramericano, que libra su batalla. 
 Como aparente casualidad y en verdad la historia tiene su causalidad, un 2 de abril. Como cuando la Argentina iniciaba la gesta de Malvinas en 1982. 
 
			El 2 de abril de 2017 se 
			juega la continuidad de la Patria Grande, y por eso Rafael Correa 
			nos convoca como el "Ariel" de Rodó a esta batalla similar a la 
			epopéyica de Pichincha. 
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