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por
James F. Tracy
23 Junio 2012
del Sitio Web
GlobalResearch
traducción de Editorial-Streicher
23 Abril 2013
del Sitio Web
Editorial-Streicher
Versión original en ingles
Hace diez
meses se publicó este artículo de James F. Tracy
en globalresearch.ca.
El señor Tracy es un
profesor de estudios de los medios en la Florida Atlantic University.
Este artículo que
ponemos en castellano complementa a otros que
también denuncian el engaño que hay en la
campaña de fluoración del agua, la que
finalmente produciría más mal que bien, y
también pone el tema en perspectiva.

El Veneno es el
Tratamiento:
La Campaña para Fluorar a EE.UU.
La amplia escala de la aceptación de Estados Unidos de los
compuestos relacionados con el fluoruro en el agua potable y en una
amplia variedad de productos de consumo durante el pasado medio
siglo es un clásico caso de ingeniería social, orquestada por el
sobrino de Sigmund Freud y "padre de las Relaciones Públicas"
Edward
L. Bernays.
El episodio es instructivo ya que sugiere la enorme
capacidad de poderosos intereses para reformar el medioambiente
social, apuntando por consiguiente a que los individuos piensen de
manera incauta y que actúen de modos que son a menudo dañinos para
ellos y sus seres queridos.
El ejemplo es especialmente pertinente
hoy cuando los gobiernos occidentales retienen datos y utilizan
técnicas de propaganda para suprimir el conocimiento de nuevas
tecnologías y desastres que amenazan la vida, como el colapso
nuclear que
aún se está desarrollando en Fukushima.
Hoy la batalla en torno a la fluoración del agua permanece
obscurecida por caricaturas y falsificaciones a menudo perpetuadas
por la misma prensa predominante.
El potencial para que el mito
popular eclipse el hecho histórico es enormemente acelerado cuando
los pilares políticos e informativos de la civilización apoyan
activamente tales distorsiones.
Por ejemplo, un reciente editorial
del New York Times señala a,
"esa paranoia de la Guerra Fría sobre la
fluoración en el agua potable".
Citando la afirmación del
Centro para el Control de Enfermedades (Center for Disease Control)
de que la fluoración es uno de los mayores logros en la salud
pública durante el siglo pasado, el New York Times (18 de Marzo de
2012) evoca la difícil lucha del fluoruro con segmentos
supuestamente no informados del público.
"Los críticos ya no
sostienen que la fluoración es un complot comunista. En cambio,
ellos expresan sus preocupaciones por los costos involucrados, por
el impropio control del gobierno sobre una decisión personal, y por
los potenciales peligros para la salud". [1]
El estribillo es familiar en todos los medios de comunicación
corporativamente controlados que incondicionalmente amplifican las
declaraciones de las agencias del gobierno acerca de la presunta
seguridad del fluoruro y su valor para la salud dental.
Habiendo
sido aparentemente examinadas y confirmadas por el periódico
referido y sus homólogos, esas radicales declaraciones son rara vez
cuestionadas posteriormente por los lectores, mucho menos por el
público más amplio.
De hecho, el fluoruro de sodio es un peligroso veneno y ha sido un
ingrediente activo primario en una amplia variedad de insecticidas y
fungicidas. [2]
Dicha sustancia se acumula biológicamente en los
mamíferos, y ha sido relacionada con el intelecto embotado en los
niños [3] y es una causa de las crecientes fracturas de hueso y del osteosarcoma.
Posteriores y recientes estudios indican que el papel
del fluoruro en la prevención de caries, ya sea mediante su
ingestión [4] o su aplicación tópica,[5] es casi inexistente.
La
Responsabilidad de la Contaminación por la Industria Metalúrgica
La evidencia histórica indica cómo las muchas preocupaciones por la
fluoración del agua estaban totalmente justificadas.
En efecto,
agregar flúor al abastecimiento nacional de agua en una localidad a
la vez parece haber sido un plan cuidadosamente coordinado que
procuraba proteger a los principales productores de aluminio y de
acero de las innumerables responsabilidades derivadas de la
sustancial contaminación con flúor que sus plantas generaban.
Esta
contaminación aumentó junto con la incrementada fabricación de
aviones militares y armamentos durante la Segunda Guerra Mundial.
Las fábricas de acero en California y Utah, y las plantas
productoras de aluminio en Washington y Oregon, generaron un aire
saturado con flúor que inevitablemente envenenó el ganado, las
cosechas y a las familias que cultivaban la tierra.
En la época de la posguerra, demandas por daños que sumaban 30
millones de dólares fueron presentadas sólo en Provo, Utah, teniendo
los fabricantes metálicos que pagar 4,5 millones para llegar a
acuerdos extra-judiciales.
De esa manera, los intereses industriales
estadounidenses eran las fuerzas principales que estaban detrás de
la fluoración del agua, no debido a avaricia ni a altruismo sino más
bien por el miedo a asumir su responsabilidad por la contaminación
continuada y potencialmente aumentada cuando finalizó la Segunda
Guerra Mundial y comenzó la Guerra Fría.
Ésta fue la conclusión del
doctor F.B. Exner, un resuelto abogado de la salud pública y
opositor a la fluoración del agua, quien observó que en el cambio de
siglo,
"la existencia misma de la industria de fundición, tanto en Alemania
como en Gran Bretaña, se vio amenazada por exitosas demandas
judiciales motivadas por el daño provocado por el flúor y por
agobiantes leyes y regulaciones.
Hoy aquella misma amenaza cuelga
sobre el núcleo de la gran industria estadounidense, y la fluoración
sirve tanto de camuflaje como de chivo expiatorio. De aquí la
continua e intransigente tendencia a la fluoración universal".
[6]
En un agudo ensayo de 1955 Exner señala la extraña ausencia de
investigación sobre el flúor en la literatura médica estadounidense,
que comienza a fines de los años '30, mientras que,
"la literatura
médica extranjera contiene cientos de artículos en una amplia
variedad de problemas que pueden ser causados por el flúor. Lo mismo
era verdadero en cuanto a la literatura veterinaria en este país".
Exner posteriormente señala la aparente estrategia detrás de la
fluoración: una que puede estar ocurriendo a lo largo de líneas
similares en los esfuerzos del gobierno japonés para distribuir e
incinerar el desecho radiactivo del desastre nuclear de Marzo de
2011 a través de todo el archipiélago japonés. [7]
"Ha habido un peligro
constante", observó el doctor Exner, "de que alguien que analizara
los tejidos tanto en áreas altas como bajas en fluoruro, encontraría
que el envenenamiento de flúor es común [en los residentes de áreas
altas en fluoruro]. Pero si cada comunidad puede ser fluorada no
habrá ninguna área sin flúor para efectuar la comparación".[8]
La Campaña de
Relaciones Públicas para Vender la Fluoración
En los años '30 Edward Bernays era el consejero de relaciones
públicas para la Aluminium Company of America (Alcoa).
El abogado
principal de Alcoa, Oscar Ewing, pasó a servir en la administración
de Truman desde 1947 hasta 1952 como jefe de la Agencia de Seguridad
Federal (FSA), de la cual el Servicio de Salud Pública (Public
Health Service) era una parte.
Con tal facultad Ewing autorizó la
fluoración del agua para el país entero en 1950 y contrató los
servicios de Bernays para promover la fluoración del agua entre el
público.[9]
De todos modos, la campaña para fluorar el abastecimiento nacional
de agua tuvo lugar principalmente en ciudades individuales y
municipios, requiriéndose una campaña de propaganda sofisticada para
persuadir a funcionarios locales para que apoyaran proactivamente la
fluoración. [10]
Bernays reconoció a la ciudad de Nueva York como el
principal campo de batalla y un premio táctico particularmente
valioso dado el predominio de los medios de comunicación liberales.
Una vez que la prensa de Nueva York estuviera toda comentando sobre
la eventual fluoración de la ciudad, otras municipalidades serían
más fácilmente persuadidas a formar filas.
Bernays recordaba la campaña de fluoración en la cual estuvo
involucrado como simplemente otra tarea más.
"El mago de las
Relaciones Públicas se especializó en la promoción de nuevas ideas y
productos al público enfatizando en una supuesta ventaja de salud",
explica el periodista Christopher Bryson, que entrevistó a Bernays
en 1993 acerca de la campaña del fluoruro.
"Usted puede conseguir que prácticamente cualquier idea sea
aceptada", me dijo Bernays, riéndose entre dientes.
"Si los médicos
están a favor, el público está dispuesto a aceptarlo, porque un
médico es una autoridad para la mayor parte de las personas, sin
tener en cuenta cuánto éste sabe o no...
Según la ley del promedio,
usted puede encontrar por lo general un individuo en cualquier campo
que estará dispuesto a aceptar nuevas ideas, y las nuevas ideas
luego se infiltran en los demás que no las han aceptado"
[11]
Pero principios de los años '50, justo cuando Bernays fue llevado a
bordo, el sentimiento público hacia la fluoración estaba claramente
en el lado del campo anti-fluoracionista que incluía a doctores e
investigadores principales.
Desplegados contra aquellos que se
oponían a la fluoración estaban el Comisionado de Departamento de
Salud de la Ciudad de Nueva York, el Comisionado de Salud del Estado
de Nueva York, la Fundación Rockefeller y el Servicio de Salud
Pública.
"Todo esto me intriga infinitamente", comentó Bernays
eufóricamente al Comisionado de Salud de la Ciudad, "porque presenta
situaciones desafiantes profundamente relacionadas con el interés
del público que pueden ser solucionadas por la ingeniería del
consentimiento".
Una estrategia tal para la persuasión de la opinión pública
implicaba la correspondencia del Departamento de Salud de la ciudad
con los presidentes de las redes de televisión CBS y NBC,
informándoseles que,
"debatir la fluoración se parece a la
presentación de los dos lados para el anti-catolicismo o el anti-judaísmo,
y por lo tanto no era de interés público".
Otro método implicaba
sentar las bases para hacer de la "fluoración" un término familiar
con una pátina científica.
Él aconsejó que sus clientes enviaran
cartas a los editores de las principales publicaciones hablando de
los aspectos específicos que la fluoración requería.
«Queríamos
poner la primera definición para los editores de periódicos
importantes», recordó Bernays.
«Luego enviaríamos una carta a los
editores de diccionarios y enciclopedias. Después de seis u ocho
meses encontraríamos que la palabra "fluoración" había sido
publicada y definida en diccionarios y enciclopedias».[12]
En 1957 surgió repentinamente el Comité para Proteger los Dientes de
Nuestros Niños para publicitar la fluoración con varias figuras de
celebridades en su lista, incluyendo a,
-
el doctor Benjamin Spock
-
Eleanor Roosevelt
-
Jackie Robinson
-
A. Phillip Randolph
Financiado
por subvenciones de la Fundación W. K. Kellogg (23.350 dólares) y la
Fundación Rockefeller (2.500 dólares), el maquillaje del Comité
también incluía a figuras principales de la investigación de armas
atómicas e intereses industriales.
Un esmerado folleto, "Los Dientes de Nuestros Niños", fue
ostensiblemente producido por el Comité y circuló por todo Estados
Unidos.
Pero fue primeramente utilizado por los abogados defensores
de la Reynolds Aluminium Company en la corte federal de apelaciones
de Oregon contra acusaciones de haber causado daños por fluoruro
presentadas por una familia de agricultores.
Los abogados de la
Reynolds le recordaron al tribunal cómo el folleto "Los Dientes de
Nuestros Niños" estaba lleno de testimonios de,
"un experto médico y
un experto científico uno tras otro, todos en el sentido de que los
fluoruros en baja concentración (como están presentes en las plantas
industriales de aluminio y otras) no representan ningún daño para el
hombre".[13]
El American Journal of Public Health notó cómo el folleto no
contenía ninguna nueva información sobre la fluoración del agua sino
que estaba más bien,
"diseñado para la presentación ante un Consejo
de Notables de la ciudad de Nueva York como un destilado de
opiniones expertas" de científicos y funcionarios involucrados en la
promoción del fluoruro.
"Las declaraciones son concisas pero
extremadamente citables", decía la reseña.
"Este volumen es, por lo
tanto, especialmente recomendado a aquellos interesados o
comprometidos en la promoción de la fluoración del agua en sus
propias comunidades".[14]
"Los Dientes de Nuestros Niños" hacía referencia a los 300 miembros
que comprendían el Comité para Proteger los Dientes de Nuestros
Niños.
Esta lista apareció junto a dos listas adicionales de,
"229 autoridades
estadounidenses principales en cuanto a la nutrición" y "121 de los
más destacados químicos nacionales".
A la luz de la ráfaga de
nombres y títulos "la verdadera pregunta", comentaba el doctor Exner,
"es por qué alguien con algún grado de respeto propio permitiría que
su nombre figurara en una u otra lista. Los nombres están añadidos a
dos declaraciones", seguía Exner, "ninguna de las cuales podría ser
honestamente firmada por ningún lego inteligente, mucho menos por
ningún científico que valore su reputación científica".
Intrigado por cómo fueron compiladas las listas, Exner personalmente
escribió a cada uno de los químicos señalados en la publicación para
preguntar,
"si él había firmado o si él creía que la declaración era
verdadera. Algunos negaron haber firmado. Otros habían firmado sin
haber leído. Otros habían firmado sabiendo que la declaración era
falsa pero pensando que la fluoración era tan deseable que cualquier
medio estaba justificado".[15]
Exner posteriormente encontró que de los 360 "químicos" y "autoridades
en nutrición" cuyos nombres aparecían en el folleto, 201 trabajaban
para 87 instituciones, incluyendo universidades, que recibieron más
de 151 millones de dólares en subvenciones.
A fines de los años '50
una mayoría de tales subvenciones se originó en el defensor
principal de la fluoración del agua: el Servicio de Salud Pública
(Public Health Service, PHS).
Otro importante receptor de la
financiación del PHS era la American Dental Association (ADA). La
investigación y los datos colectados por Exner resultaron ser
especialmente valiosos en demandas interpuestas contra la industria
y los defensores de la fluoración. En 1978, poco después de su
muerte, todos sus archivos se perdieron en un extraño incendio.[16]
Cuando la campaña de propaganda a favor de la fluoración alcanzó su
auge a finales de los años '50, una colaborativa campaña de
vigilancia que apuntaba a los anti-fluoracionistas fue emprendida
por el PHS, la ADA, y la American Water Works Association.
El
Servicio de Información de Fluoración Nacional de la División de
Salud Dental del Servicio de Salud Pública estadounidense, un
sistema de recolección de inteligencia que funciona de los
Institutos Nacionales de Salud, controlados por el PHS, fue
formalmente establecido para supervisar y crear bases de datos sobre
personas críticas a la fluoración en las profesiones médicas.
Los
herejes del fluoruro estaban expuestos a ser vapuleados en la prensa
o a la expulsión absoluta de sus organizaciones profesionales.[17]
La fluoración fue finalmente lanzada en la ciudad de Nueva York en
1965, no considerando un referéndum popular, y en vista de la
continuada oposición, entregándose la elección al Consejo de
Notables municipal de cinco miembros.
Detrás del esfuerzo final para
fluorar el agua estaban Mary y Albert Lasker. La primera estaba
involucrada en el Comité para Proteger los Dientes de Nuestros Niños
y el segundo era un ejecutivo publicitario y socio de Bernays que
ayudó a la American Tobacco Company a hacer de Lucky Strike los
cigarrillos más vendidos de Estados Unidos.
Los Lasker organizaron
una exclusiva fiesta cóctel para celebrar la victoria, con invitados
que incluían al alcalde de Nueva York Robert Wagner y a los miembros
del Consejo de Notables y del Ayuntamiento.
La anti-fluoruro Asociación para la Protección de Nuestro Suministro
de Agua condenó el proceso anti-democrático calificándolo como "gobierno
mediante cócteles".
"Aquí hay una audiencia privada unilateral sobre
el asunto más controvertido", decía el comunicado de prensa de la
organización, "en una reunión de funcionarios en una sesión ex cathedra. ¿Dónde quedan las masas de ciudadanos opuestos a la
fluoración?".[18]
Cuando el Comité para Proteger los Dientes de Nuestros Niños fue
formado en 1957 sólo el 5% del suministro de agua estadounidense
estaba fluorado.
Después de una masiva campaña de relaciones
públicas que preparó el terreno para fluorar el agua de la ciudad de
Nueva York, más del 60% del agua a través de EE.UU. estaba finalmente
fluorado.
Actualmente más de dos terceras partes de la población
estadounidense bebe agua fluorada,[19] y casi toda la población consume
flúor a través de los alimentos y bebidas procesadas que han usado
tal agua.[20]
El
Mantenimiento del Status Quo del Fluoruro
Cuando surgieron nuevos estudios científicos sugiriendo los peligros
del fluoruro para la salud humana el PHS prontamente designó una
comisión de figuras veteranas a favor del fluoruro que procedió a
aplazar cualquier nueva conclusión y a reforzar el status quo.
En
1983 cuando un inusual panel reunido por el PHS compuesto por
científicos menos inducidos descubrió que la propia investigación
del gobierno que sostiene la seguridad del fluoruro era casi
inexistente, se emitió una recomendación de precaución enfatizando
una particular atención a la exposición de los niños a la sustancia.
La oficina del Ministro de Salud Charles Everett Koop publicó su
informe oficial un mes más tarde omitiendo las opiniones y
recomendaciones más significativas del comité.
Los miembros del
panel,
"expresaron sorpresa por las conclusiones de su informe: Ellos
nunca recibieron copias de la alterada versión final".
Respondiendo
al consejo del comité de que el agua potable debería contener no más
de 1,4 a 2,4 partes por millón (ppm) para niños menores de 10 años,
el gobierno insertó una declaración que afirma:
"No existe ninguna
documentación científica directamente aplicable de efectos médicos
adversos del fluoruro debajo de 8 ppm".
Basado en el adulterado
informe final de Koop la Agencia de Protección Medioambiental (EPA)
aumentó la cantidad del fluoruro aceptable en el agua potable de 2 a
4 ppm para niños y adultos.[21]
Hoy el fluoruro de sodio per se es usado en menos del 10% de los
sistemas de agua fluorada. En su lugar están las variantes del
fluoruro como el fluoruro de sílice o ácido fluorisílico [o ácido
hexafluorosilícico], más comúnmente conocido como silicofluoridos (SIFs).
En 2001 los investigadores encontraron que los SIFs pueden causar
una absorción más alta del plomo en niños y disminuir la
colinesterasa, una enzima necesaria para la regulación de los
neurotransmisores.
Ni la Agencia de Protección del Medioambiente, ni
la Food and Drug Administration, ni ninguna otra agencia reguladora
hasta ahora ha investigado los efectos internos a largo plazo de
consumir el ácido fluorisílico, un subproducto de la industria de
fertilizantes de fosfato que es ahora el sustituto predominante para
el fluoruro de sodio dado su relativo bajo costo.[22]
Lo que es conocido, sin embargo, es que el ácido fluorisílico no
diluido es una sustancia extremadamente peligrosa y corrosiva.
En
1994, por ejemplo, 4.500 galones [17.000 litros] del elemento fueron
liberados en el condado Volusia en Florida cuando un camión cisterna
que llevaba la carga perdió un juego de ruedas en la carretera
interestatal 4.
El derrame envió a 47 personas al hospital, obligó a
la evacuación de más de 2.300, y cerró la carretera durante dos días.
Los espectadores experimentaron,
"problemas para respirar o una
sensación quemante en su piel".
Los motoristas que condujeron a
través del derrame fueron aconsejados de que sus vehículos debían
ser profesionalmente descontaminados porque,
"las sustancias químicas
se disolverán en el agua, se evaporarán y causarán problemas
respiratorios a cualquiera que esté cerca".[23]
Conclusión
En un mundo hecho cada vez más incierto por corporativos y
gubernamentales ingenieros de la realidad y el consentimiento, la
sensibilidad de la clase burocrática y científica frente al
bienestar público es ilusoria.
El caso de la fluoración del agua
proporciona un ejemplo convincente de un plan para engañar y
difundir propaganda entre las masas.
Una década completa antes de la
advertencia del presidente Eisenhower de "una permanente industria
de armamentos de enormes proporciones", la fluoración de los
suministros de agua de Estados Unidos estaba ya en pleno juego con
el oculto conocimiento previo entre aquellos en sitios de poder de
que tal campaña casi ciertamente conduciría a la puesta en peligro
de la salud pública para muchas generaciones por venir.
La fluoración del agua está prohibida en muchas naciones
escandinavas y europeas,[24] pero persiste en EE.UU., Canadá, Australia
y numerosos otros países en todo el mundo.
La práctica se sustenta
en gran medida por el mito extensamente sostenido que Bernays diseñó
y llevó adelante, por autoridades médicas y reguladoras aprobatorias,
y quizá sobre todo por una prensa rutinariamente crédula y dócil.
No muy distinto de las premisas contradictorias sobre las cuales la
existencia psico-social era predicada en la novela "1984" de
Orwell
- la ignorancia es la fuerza, la guerra es la paz, la libertad es la
esclavitud - en el caso de los más de sesenta años de experimentos
con la fluoración en Occidente, el veneno es el tratamiento.
Notas
[1] New York Times,
“Fluoridation Debate Redux,” 18 March, 2012,
http://www.nytimes.com/2012/03/18/opinion/sunday/fluoridation-debate-redux.html?_r=1.
See also Jane E. Brody, “Dental Exam Went Well? Thank Fluoride,”
New York Times, January 23, 2012,
http://well.blogs.nytimes.com/2012/01/23/dental-exam-went-well-thank-fluoride/
[2] Scorecard: The Pollution
Information Website, Chemical Profiles: Sodium Fluoride, n.d.,
GoodGuide,
http://scorecard.goodguide.com/chemical-profiles/pesticides.tcl?edf_substance_id=7681-49-4
[3] Ethan A. Huff, “Study:
Fluoridated Water Causes Brain Damage in Children,”
NaturalNews.com, December 23, 2010,
http://www.naturalnews.com/030819_fluoride_brain_damage.html
[4] Fluoride Action Network,
“Fluoride & Tooth Decay: Topical Vs. Systemic Effects,” n.d.,
http://www.fluoridealert.org/health/teeth/caries/topical-systemic.html
[5] Ethan A. Huff, “Does
Topica Fluoride Really Protect Tooth Enamel? Study Suggests NO,”
NaturalNews.com, March 6, 2011,
http://www.naturalnews.com/031602_fluoride_tooth_enamel.html
[6] F. B. Exner, “Economic
Motives Behind Water Fluoridation—Fluoride is a Protected
Pollutant,” in F. B. Exner, G. L. Waldbott and James Rorty,
The American Fluoridation Experiment (New York: Devin-Adair,
1955), pp. 119-121. Available at
http://www.fluoridation.com/exner.htm
[7] Asia-Pacific Journal
Feature, “Eco-Model City Kitakyushu and Japan’s Disposal of
Radioactive Tsunami Debris,” The Asia-Pacific Journal, Vol
10, Issue 24, No 6, June 11, 2012. Available at
http://www.japanfocus.org/-Asia_Pacific_Journal-Feature/3770;
Michael McAteer, “Japan’s Latest Nuclear Crisis: Getting Rid
of Radioactive Debris,” The Atlantic, June 4, 2012,
http://www.theatlantic.com/international/archive/2012/06/japans-latest-nuclear-crisis-getting-rid-of-the-radioactive-debris/257963/
[8] Exner, “Economic Motives Behind
Water Fluoridation.”
[9] J. Y. Smith, “Oscar Ewing Dies;
Leading Architect of ‘Fair Deal’ Program for Truman,”
Washington Post, January 9, 1980, C6; Christopher Bryson,
The Fluoride Deception
(New York: Seven Stories
Press, 2004). Bryson’s description of his encounters with
Bernays suggests how the spin doctor recognized the impropriety
of the former Alcoa attorney’s influential endorsement of water
fluoridation.
[10] Bryson, The Fluoride
Deception, 159-160.
[11] Bryson, The Fluoride
Deception, 159.
[12] Bryson, The Fluoride
Deception, 161.
[13] Bryson, The Fluoride
Deception, 161-162, 324f.
[14] Review of Our Children’s
Teeth—A Digest of Expert Opinion Based on Studies of the Use of
Fluorides in Public Water Supplies, by Herman E. Hilleboe,
et al., American Journal of Public Health 48 (1958):
821.
[15] Exner, “Economic Motives Behind
Water Fluoridation.”
[16] Joel Griffiths,
“Fluoride: Commie Plot or Capitalist Ploy,” Covert Action
Quarterly 42 (1992),
http://sonic.net/kryptox/history/covert.htm
[17] Bryson, The Fluoride
Deception, 165.
[18] Bryson, The Fluoride
Deception, 164.
[19] Center for Disease
Control 2010 Water Fluoridation Statistics, n.d.,
http://www.cdc.gov/fluoridation/statistics/2010stats.htm
[20] Brody, “Dental Exam Went Well?
Thank Fluoride.”
[21] Griffiths, “Fluoride: Commie
Plot or Capitalist Ploy.”
[22] Washington’s Blog, “Untested Type of Fluoride Used in the
Overwhelming Majority of U.S. Water Supplies,” Centre for
Research on Globalization, January 10, 2011,
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=22707
[23] St. Petersburg Times,
“Acid Spill Closes I-4,” September 7, 1994, 1B.
[24] “Fluoridation Status of
Some Countries,” Fluoridation.com, n.d.,
http://www.fluoridation.com/c-country.htm
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