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 Capítulo VIII: Sexta 
			fuerza universal
 
			 
 VIII (1): Sexta fuerza universal: La Fuerza de lo Irrepetible
 
 El vocablo “irrepetible” significa: aquello que luego de acontecer 
			jamás vuelve a ocurrir exactamente igual que al principio. Dos 
			sucesos o variables jamás son exactamente iguales dentro de este 
			Universo. Ni siquiera los isómeros son iguales, ya que ocupan 
			posiciones opuestas y eso nada mas los hace diferentes, por eso es 
			posible identificarlos. Inclusive los llamados “gemelos idénticos” 
			poseen una estructura bioquímica fundamental que los hace “no 
			iguales”, aparte de que ocupan espacios diferentes en todo momento.
 
 Los sistemas complejos, de múltiples variables, tienen la 
			característica de que en la búsqueda de su estabilidad, exhiben 
			comportamientos que los matemáticos han descubierto y han llamado 
			sitios de asentamiento. Son como lugares en los que el sistema luego 
			de presentar un comportamiento de desorden, finalmente se estabiliza 
			por unos periodos mayores de tiempo, suficientemente extendidos como 
			para aparentar una “preferencia”.
 
			  
			La fuerza de lo irrepetible que 
			está presente en toda la naturaleza, surge del hecho de que el 
			universo esta constituido por múltiples sistemas, estos billones de 
			billones de sistemas que forman el Gran Universo, pueden formar 
			patrones lo suficientemente estables y duraderos en el tiempo, como 
			para poder ser identificables por nosotros. Pero distintas formas de 
			vida inteligente podrían identificarlos de forma diferente desde la 
			posición que estas ocupen en el Gran Universo.
 Este tipo de patrones variables de prolongada duración, irónicamente 
			se repiten de forma igualmente variable en todo el universo, así es 
			que lo que se repite es un patrón de variabilidad alargado. Por 
			consiguiente la repetición no es más que una “ilusión de 
			percepción”, lo que nos deja otra vez en lo irrepetible.
 
 Pues simplemente un sistema que esta constituido por múltiple 
			variables, en donde ninguna es igual a otra, donde cada una es 
			única, forman sin embargo patrones y formaciones, es decir toman 
			ciertas formas bastante duraderas en el tiempo. Y esas formas que 
			son repetitivas en todo el universo, podemos llamarles cuasi 
			repetibles. Un conocido ejemplo lo son las formas esféricas (la 
			esfera) que se encuentran desde lo micro hasta lo macro en el 
			universo. Lo esférico se “cuasi repite” constantemente en todo el 
			universo.
 
			  
			El nucléolo, las células, los átomos, los planetas, las 
			estrellas, galaxias etc., son todas formas elípticas y esféricas, 
			por eso es que el invento de la rueda fluyó de forma natural dentro 
			de un universo en donde predominan las formas esféricas y 
			circulares. Pero en cambio estas formas sistémicas contienen 
			variables en su interior que nunca se repiten.
 Otro ejemplo lo son las moléculas de la hemoglobina y la clorofila 
			las cuales son muy semejantes. Así que lo cuasi repetible está en lo 
			irrepetible y lo irrepetible en lo cuasi repetible. Esto ocurre solo 
			en los sistemas complejos donde se da el fenómeno de 
			retroalimentación variable, no lineal aperiódica e inestable no 
			repetitiva, así tal y como se escribe.
 
 
			
			VIII (2): Veamos los efectos de la Fuerza de lo irrepetible
 
			  
				
				VIII (2-a): El efecto de lo cíclico de la Fuerza de lo repetible: 
			Una forma en la que el Universo intenta mantener su balance lo es 
			cuasi repitiéndose en ciclos, el universo intenta de esta forma 
			mantener su balance, pero cada ciclo jamás es igual al anterior, ni 
			será jamás igual al siguiente. La teoría de Gaia que explicaremos 
			más adelante en otro capítulo, se basa sin saberlo en estos efectos 
			aunque son malinterpretados sus fundamentalmente. Cuando se repiten 
			ciclos de desorden, debemos concentrar nuestras energías en intentar 
			mantener los niveles de crisis individuales lo mas bajo posibles. Un 
			ejemplo lo son “las precauciones que tomamos en las temporadas de 
			huracanes o tornados”, precisamente las tomamos porque aunque 
			impredecibles, estos ciclos se repiten año tras año. Aún así el 
			efecto de lo impredecible junto a las otras fuerzas predominará, 
			manteniéndonos con unos elevados niveles de ansiedad general. Debido 
			también a otro efecto conocido como el efecto de incertidumbre esta 
			ansiedad que ya esta elevada se triplica. Sabemos que hay ciclos de 
			huracanes, pero debido al efecto de la fuerza de lo aperiódico nadie 
			puede decir con certeza cuantos de ellos surgirán, con que fuerza, 
			ni por donde pasaran.
 VIII (2-b): Efecto de lo desordenado de la Fuerza de lo Irrepetible: 
			Debido a que las múltiples variables que componen los sistemas se 
			encuentran en constante movimiento aperiódico, estas nos muestran un 
			comportamiento visiblemente desordenado, un ejemplo lo es una 
			multitud en donde nadie puede predecir en que dirección se moverán 
			sus variables, ni cuando, ni en cuanto tiempo.
   
				Solo podemos decir 
			que se moverán, o que muestran una disminución o aumento en densidad 
			a ciertas horas del día, de la semana o del mes. También como 
			producto de nuestras observaciones en el tiempo tal vez podamos 
			señalar los sitios de convergencia de un sistema en particular, que 
			podrían ser por ejemplo las tiendas, las salidas y entradas de los 
			centros comerciales, las estaciones de autobuses, de trenes, etc. Y 
			con esta observación podríamos determinar ciertas cosas, como el 
			hecho de que la probabilidad de crisis tenderá a aumentar en esos 
			puntos específicos de convergencia, lo que nos serviría entonces 
			para planificar como y donde brindar o situar la ayuda en caso de 
			emergencia.    
				¿Comprenden?    
				Sin embargo, igual podemos afirmar que la 
			probabilidad de choques y crisis disminuyen en la gran masa de la 
			multitud, mientras todas las variables permanezcan en movimiento. 
			Cuando los cuerpos se mueven dentro de un sistema, siempre 
			intentarán entrar en resonancia con todos los demás cuerpos que 
			están moviéndose a su alrededor, por consiguiente los choques van a 
			disminuir.
 VIII (2-c): El efecto de lo infinito y las crisis de indeterminismo 
			de la Fuerza de lo irrepetible:
 
					
					Del efecto de la fuerza de lo irrepetible se desprende que el 
			comportamiento de los sistemas y sus variables además de ser 
			impredecibles, tampoco serán totalmente cuantificables, e igualmente 
			serán también infinitas el número de formas en que puede presentarse 
			dicho comportamiento. Este efecto de lo infinito genera el efecto de 
			lo indeterminable y de lo inesperado creando a consecuencia en 
			nosotros un constante deseo de querer determinar los sucesos a 
			ocurrir en nuestra vida (esta necesidad dio origen a los adivinos, 
			profetas, astrólogos, etc.), con el fijo propósito de disminuir 
			nuestra ansiedad acerca de lo desconocido.
 Igualmente dará origen a ese constante deseo de controlar, el cual 
			también nos genera ansiedad. Es un deseo de “determinar” y de 
			“enmarcar” las conductas de los sistemas, con la intención de tratar 
			de anticipar los acontecimientos que van ocurrir, deseo que al ser 
			imposible de satisfacer conduce a la frustración. Quienes se sienten 
			constantemente insatisfechos seguramente apelarán a lo místico, a 
			las pitonisas, a los médium, los astrólogos y a todo lo que de 
			alguna forma le pueda saciar su ansiedad.
 
 Así es que en respuesta al efecto de lo infinito, surge el deseo de 
			“controlar nuestro hábitat”, lo cual se ha convertido en una de 
			nuestras “necesidades creadas”. Es una conducta basada en la “falsa 
			percepción” de que podemos “controlar el universo”. De aquí surge 
			todo lo que enmarca, limita, ubica y cuantifica. Instituir cosas que 
			nos hacen sentir en “control y seguros”, naturalmente disminuye la 
			ansiedad que genera nuestra “crisis de indeterminismo”. La 
			tecnología y la ciencia son respuestas y resultados de estas crisis. 
			Así que podemos afirmar que “las crisis de indeterminismo”, son 
			puntos de convergencia universales de todas las culturas. Quien sabe 
			si están presentes donde quiera que exista vida inteligente, en todo 
			el universo, lo que podría general la posibilidad de que la “ciencia 
			y la tecnología” sean también “conductas de convergencia” en todo el 
			universo, donde pueda existir vida inteligente.
 
 Claro está, la ciencia y la tecnología no han podido solucionan 
			nuestras crisis, y no nos garantizan que podamos fluir nuevamente 
			dentro del sistema primario al que pertenecemos, Por consiguiente, 
			no nos permite recuperar nuestro balance y resonancia efectivamente. 
			La ciencia y la tecnología nos mantienen posicionados, creándonos 
			una falsa sensación de control y seguridad
			o sensación de bienestar, es falsa porque ambas siguen estando 
			igualmente afectadas por las fuerzas del universo.
 
 Debido al efecto de lo imperceptible, la “respuesta mas adecuada 
			posible” a esta crisis en particular, ha sido desacertadamente 
			sustituida por una respuesta menos adecuada (la ciencia y la 
			tecnología), pero que ha sido generalmente aceptada por la gran 
			mayoría. Esta “mayoría de arrastre” pasa entonces a convertirse en 
			su propia fuente de ansiedad, arrastrándose a sí misma a un estado 
			permanente de ansiedad intolerable y de crisis continua.
   
					Esta crisis 
			continua pasa por desapercibida debido al efecto de lo imperceptible 
			de la fuerza de lo variable, que como mencionamos anteriormente 
			puede conducir a la descomposición total del sistema, convirtiéndolo 
			en uno disfuncional. Este proceso se ha podido observar a lo largo 
			de toda la historia especialmente cuando examinamos 
			retrospectivamente la caída de muchos imperios.
 Utilizar la ciencia y la tecnología como modos de bajar la ansiedad, 
			no es en si mismo lo que genera ansiedad al sistema, es “creernos” 
			que ellas sean la solución mas adecuada, lo que nos puede mantener 
			posicionados y evitar que fluyamos, manteniéndonos en una “crisis 
			permanente”.
 
 Algunos productos de la tecnología como los automóviles, la 
			televisión, los video juegos electrónicos, algunos de los deportes 
			extremos, han aumentado considerablemente la ansiedad de las 
			multitudes, cambiando nuestra forma de comportarnos y de existir. En 
			muchos casos, hemos dejado que estas máquinas controlen nuestras 
			vidas, permitiendo además que dañen nuestra salud.
 
 Como ejemplo, destaquemos el hecho de que por estudios realizados, 
			sabemos que los niños permanecen mas horas al día viendo televisión 
			que compartiendo con su familia o con sus amiguitos. Se sabe del 
			daño inmenso que provoca la violencia en la televisión a la salud 
			emocional de los que la ven, especialmente los niños. Un niño entre 
			las edades de 5 a 16 años viendo la televisión solamente 3 horas 
			diarias, llegará a presenciar mas de 20 mil imágenes de asesinatos 
			en ese período de tiempo, nada mas mediten sobre los efectos 
			dañinos.
 
 Medios de comunicación tan avanzados como los mencionados, y todos 
			los demás que conocemos, nos crean la falsa percepción de que 
			comunicándonos constantemente, o sabiendo cada detalle de lo que 
			está ocurriendo a nuestro alrededor, nos provee algún control. 
			Muchas personas llegan a sentir una ansiedad extrema si no saben, si 
			no conocen cada detalle de las cosas que ocurren, leen la prensa a 
			diario, escuchan y ven los noticieros adictivamente, y piensan luego 
			que están en control. Pero la realidad es que todo eso tiene el 
			efecto contrario, ya que nos ha posicionado, ya estamos en los 
			extremos, y esa conducta descrita solo genera mas ansiedad, temor de 
			vivir, paranoia y una vida totalmente desbalanceada. Así que 
			analicen y comprendan que lo infinito seguirá siendo infinito, lo 
			indeterminable seguirá estando siempre presente en nuestras vidas, 
			sin importar lo que hagamos para querer evitarlo. Busquemos pues con 
			detenimiento las respuestas más adecuadas para todos los efectos de 
			las fuerzas. En esto estriba la importancia de este libro, te pone 
			en contacto con las fuerzas que controlan el universo y a ti como 
			parte integral de este.
 
				VIII (2-d): El Efecto de lo Vacío de la Fuerza de lo Irrepetible: 
					
					La fuerza de lo irrepetible produce la sensación de vacío en el 
			sistema, cuando por cualquiera razón, alguna de las variables que lo 
			forman se aleja, se ausenta, o se transforma. Esta sensación de 
			vacío, conduce a la sensación de echar de menos, de donde a su vez 
			surge la sensación de perdida, lo cual de inmediato aumenta la 
			ansiedad en el sistema afectado y le genera crisis.    
					Una de las 
			formas que han utilizado los sistemas para disminuir esta fuente 
			particular de ansiedad, ha sido querer buscarle sentido o 
			explicación al porque del “vacío” (en el caso de los sistemas 
			biológicos pensantes) y para lograrlo, los sistemas culturales de 
			todos los tiempos, se han visto obligados a intentar explicar lo 
			“inexplicable” con sus propias alternativas únicas.
 Por ejemplo, en el caso de nosotros como variables, tratamos de dar 
			permanencia a esa variable o sistema que cuando se aleja o ausenta 
			produce ese vacío en nosotros. Dependiendo de cual sea la causa de 
			la pérdida que provoca ese vacío universal, el hombre busca formas 
			mas o menos universales para mitigarlo. Cuando el vacío es por 
			muerte o temor a esta, el hombre ha intentado disminuir su ansiedad 
			mitigándolo con el concepto de la “permanencia después de la 
			muerte”. Por lo que “vivir después de morir” ha sido un tema de 
			todas las culturas desde las tribus más antiguas hasta nuestras 
			“tribus modernas”.
 
 Del efecto del “vacío”, surge obviamente lo “mítico”. Lo mítico como 
			sitio de convergencia se repite en todas las culturas, desde las más 
			“antiguas” hasta las nuestras. Se puede notar claramente que las 
			“crisis de vacío” son conductas de convergencia de todas las 
			culturas, y también del “individuo”, él como un sistema.
   
					Lo mítico 
			que incluye todo tipo de respuestas a estas crisis de vacío, es 
			pues, una “respuesta de convergencia” universal. Demás estará decir 
			que la crisis generada por este vacío jamás podrá ser mitigada o 
			resuelta de esta forma, podemos ver como al perder un ser amado en 
			cualquier parte del mundo, sin importar las creencias religiosas, 
			siempre entraremos en crisis.
 Al no representar la solución mas adecuada posible, los sistemas que 
			promueven esta solución, se han visto forzados a institucionalizar 
			un refuerzo constante, continuo y sistemático, par poder enseñar, 
			reforzar y salvaguardar la tan necesitada creencia o respuesta 
			cultural, constituyéndose en los sistemas cerrados que conocemos 
			como “religiones, creencias y filosofías de vida”.
   
					Mientras estos 
			procesos fueron aplicados solamente a grupos pequeños, la tarea 
			resultaba más simple, pero al tratarse de multitudes, los mecanismos 
			de control se hicieron más complicados requiriéndose de controles 
			más efectivos y sistemas mas sofisticados.
 Imperceptiblemente (efecto ya estudiado), llegó el momento en que el 
			ser humano para evitar la ansiedad del vacío y dolor intolerables, 
			se enajenó de su propia realidad, entregándose de lleno sin 
			“cuestionarse nada” a lo mítico, en cualquiera de sus 
			manifestaciones, independientemente de su cultura de origen.
 
 Lo místico ha sido, es y tal vez proseguirá siendo, una de las 
			mayores causas de guerras o de situaciones trágicas entre grupos de 
			distintas creencias, como pasa entre Israel y los palestinos, pasó 
			en las guerras de las cruzadas, y recientemente en las tragedias de 
			Waco y Guyana.
 
 La razón es simple, lo mítico se ha convertido en sistemas cerrados 
			de control, existentes en todas las culturas, que emergen como 
			puntos de reconciliación y de asentamiento para llenar un “gran 
			vacío”, una “gran crisis” producida por la Fuerza Universal de lo 
			Irrepetible (que produce la muerte), esto unido al efecto de otra 
			fuerza, lo incierto de la Fuerza de lo Impredecible, se convierte en 
			una fuente constante de ansiedad individual para los miembros de 
			cualquier cultura, que han intentado darle permanencia y continuidad 
			a la vida después de la muerte con sus soluciones míticas 
			particulares. Las creencias complicadas como son, desde luego que 
			reducen de forma considerable pero temporalmente, esta ansiedad al 
			creyente.
 
 El miedo a la muerte, el temor a como será ese mas allá y una 
			garantía al creyente sectario (lo que divide a unos hombres de los 
			otros y genera prejuicios), de que a través de su creencia 
			particular obtendrá el pasaporte seguro a un “paraíso o lugar de 
			descanso eterno” (el “elisium de los romanos”) son los elementos 
			comunes de todas las manifestaciones de lo mítico en la humanidad.
   
					Todos aseguran tener la “única verdad” y de aquí es que han surgido 
			muchas de las guerras históricas, como también ha ayudado a sostener 
			a muchos de los grandes imperios que han derramado sangre a diestra 
			y siniestra, cuyos ejércitos rutinariamente han sido bendecidos por 
			los lideres de lo mítico de ese momento histórico en particular al 
			cual pertenece dicho ejercito.    
					Es paradójico presenciar como un 
			líder religioso bendice el recién inaugurado barco de guerra y luego 
			dice en su discurso-“...y espero que sea utilizado como instrumento 
			de paz”.
 Lo significativo de lo que aquí se plantea, es que otra solución a 
			esta crisis de vacío, tal vez mas a tono con las fuerzas 
			universales, es utilizar el modelo de fuerzas para resolver la 
			crisis de vació de una forma más asertiva. Inténtalo y verás como se 
			disipan tus miedos. Mientras lo mítico exista, podrá llenar tu vacío 
			existencialista individual, pero esa solución individual será la 
			semilla de la separación tuya de la totalidad. Históricamente, este 
			comportamiento nuestro, ha inclinado la balanza hacia la desunión y 
			la guerra.
 
				VIII(2-e): El efecto de lo Trágico: 
					
					Se produce cuando el sistema o alguna de sus partes irrepetibles se 
			transforman repentinamente, o por alguna razón desaparecen. Dichos 
			acontecimientos pueden o no estar relacionados directamente con la 
			parte afectada. Cuando esto ocurre nos entristecemos, nos 
			paralizamos, nos posicionamos y por consiguiente también podemos 
			entrar en crisis.    
					Se crea la sensación de pérdida y una vez ya 
			posicionados, nuestro centro de balance se debilita, de tal forma 
			que cualquiera de las otras fuerzas puede afectarnos con mayor 
			facilidad, lo cual añade complicación a la “crisis” ya existente. El 
			efecto de lo catastrófico, puede conducir a que surja el efecto de 
			lo trágico, aunque no todo lo que es catastrófico necesariamente nos 
			deja tragedia.
 Con los medios de comunicación tan acelerados, donde cualquier 
			suceso ocurrido alrededor del planeta nos impacta de forma 
			inmediata, estamos constantemente bombardeados por noticias de 
			desastres de todas partes y de todo tipo. Anterior a esta era 
			moderna, transcurría mucho tiempo antes de que llegáramos a 
			enterarnos de las cosas que ocurrían en Pakistán o Argentina, si un 
			río se desbordaba o no era entonces asunto del país donde ocurría, 
			pero no es así en nuestros tiempos, la tristeza de un acontecimiento 
			desastroso se ha universalizado, al igual que otras emociones como 
			el coraje o la angustia generada por cualquier otro acontecimiento.
 
 Así que ya el efecto de lo desastroso nos impacta en cualquier 
			momento y con mayor frecuencia que nunca antes, aunque no este 
			relacionado directamente con nosotros. Esto ha llevado a la 
			humanidad a una situación en donde la hiper información mantiene 
			nuestros niveles de ansiedad en un estado de elevación continua
   
					Por 
			consiguiente el estado de crisis se dispara con mayor facilidad y 
			rapidez. Algunas décadas atrás el nivel que se requería alcanzar 
			para disparar una crisis era mucho mas alto que en tiempos actuales. 
			El grado de sensibilidad actual es elevado lo cual conduce a 
			alcanzar el estado de crisis a niveles más bajos de estimulación, en 
			otras palabras ambos son inversamente proporcionales.
 Vivimos en una época donde estamos mas expuestos a los efectos de 
			esta fuerza, si nos mantenemos más atentos y vigilantes a estos 
			efectos, podríamos reducir sus consecuencias negativas en nosotros, 
			reduciendo el impacto de las crisis. El caso del ataque terrorista a 
			los E.U. donde murieron mas de seis mil personas en el colapso de 
			las torres del World Trade Center, es uno de los ejemplos donde lo 
			trágico nos ha tocado mas de cerca nuestro corazón.
 
				RMAP para este efecto: Ante la tragedia y la angustia: ¿Qué esperar 
			y que hacer?
 Lo que todos vivimos el 
				
				11 de septiembre de 2001, que nos lleno a 
			todos de tristeza, amargura, angustia y shock, es uno de los peores 
			eventos de desastre que podrían a ocurrir, el elemento sorpresa, el 
			arma utilizada constituida por aviones comerciales llenos de 
			civiles, el blanco escogido constituido por edificios de donde no 
			hay escapatoria posible igualmente llenos de millares de personas de 
			todas partes del mundo, lo hacen uno de los actos mas crueles que 
			jamás se hayan cometido. Este ataque podría catalogarse como un mega 
			desastre, donde todos los efectos de los elementos característicos 
			del desastre se multiplican por miles.
 
 Los desastres son eventos extraordinarios rápidos y dramáticos, que 
			perturban dramáticamente nuestra vida cotidiana, originan 
			consecuencias negativas como pérdida de vidas humanas, lesiones 
			físicas, daño o pérdidas materiales que provocan gran sufrimiento.
 
 Estos eventos pueden ser de inicio lento o repentino y sin ninguna 
			advertencia. Pueden ser causados por el hombre (guerras, incendios, 
			contaminación química, disturbios civiles, etc.) o naturales 
			(terremotos, maremotos, inundaciones, tornados, etc.).
 
 El evento traumático que todos acabamos de pasar no concluye con el 
			evento físico del desastre, ahora se avecina el comienzo de una 
			larga y difícil tragedia individual para muchos que ni siquiera 
			estaban cerca de allí, es ahora donde se inicia lo que se denomina 
			"el segundo desastre", que requiere igual atención que el primero.
   
				Este "segundo desastre" está constituido por la experiencia de 
			adaptación de todos los afectados a condiciones repentinas que 
			alteraron en cuestión de minutos su estilo de vida rutinaria del 
			ambiente natural de las ciudades principalmente afectadas, el cual 
			ya jamás será el mismo, la desintegración de la comunidad y de las 
			familias por los daños y las muertes, por su posible ubicación en 
			refugios diferentes o por estar algunos en hospitales por tiempo 
			indefinido, perpetua el desastre por un periodo largo de tiempo.
 Es en estos días que se avecinan en donde a nivel individual se 
			empieza a entrar en la realidad de las pérdidas que se han sufrido, 
			especialmente la de los seres queridos, y a plantearse la 
			posibilidad mental del cambio, a menudo radical que acaba de ocurrir 
			en todo lo que hasta ayer era el proyecto de vida personal de todas 
			las personas afectadas sobrevivientes.
 
 Por consiguiente vivir una situación de desastre afecta el 
			equilibrio psicofisiológico, y el stress que resulta de ello 
			provocará crisis personales a corto y a largo plazo. En primer lugar 
			es significativo comprender que los síntomas de stress físico o 
			psicológico que aparecen después de una situación de desastre, no 
			necesariamente convierten a estas personas en "enfermos" y que estas 
			manifestaciones pueden ocurrir a cualquier ser humano cuando los 
			estímulos o demandas del medio sobrepasan la capacidad de 
			resolverlos o adaptarse a ellos.
 
 Los estudios, descripciones e investigaciones acerca de la respuesta 
			humana ante eventos de estrés de gran intensidad coinciden en que 
			hay una afectación en diversos grados según particularidades del 
			caso, que incluye a todo el equilibrio de la estructura psicológica.
 
 En los desastres de mayor magnitud, suele ocurrir de forma conjunta 
			la experiencia de un trauma psíquico individual y un trauma 
			colectivo.
 
 Respuestas emocionales más frecuentes en las situaciones de 
			desastre:
 
					
					Las conductas iniciales o de impacto, pueden ser de huida (correr, 
			sacar a otras personas, alertar a otros, dar órdenes). Estas 
			respuestas pueden durar minutos u horas después del desastre y son 
			conductas adaptativas que tienen como objetivo salvar la propia vida 
			y la de los demás. Así, vemos personas que aún horas después 
			continúan con gran actividad física, sin dormir, sin sentir apetito, 
			dando instrucciones y organizando a otros. En estas primeras horas 
			vemos una tendencia a la solidaridad y ayuda mutua entre los 
			afectados.
 La descripción de muchos eventos de desastre, señala que otra parte 
			de las personas pueden permanecer aturdidas, perplejas, asombradas y 
			su tendencia es a la inmovilidad o petrificación (no pueden moverse 
			o hablar) y presentan una limitación para ordenar su pensamiento y 
			evaluar la situación que les permita ejecutar o decidir conductas 
			con un fin determinado, algunos autores han denominado a esta 
			reacción como conducta de "zombi". Con frecuencia estas personas 
			salen de éste estado después de unas horas, con una crisis de 
			llanto, lamentos o gritos.
 
 Un mínimo porcentaje de la población presenta cuadros de 
			desorganización total, alucinaciones o delirios (cuadros sicóticos) 
			y con frecuencia éstos tienen algunos antecedentes de desajuste 
			emocional o padecimientos orgánicos previos. Las reacciones de 
			agresividad o de agitación, son mucho menos frecuentes ante eventos 
			de gran estrés, de lo que popularmente se cree.
 
 Durante los primeros días es significativo ir valorando las 
			respuestas emocionales y grado de adaptación a la situación. Existe 
			una tendencia a estar en grupo y a comentar las experiencias 
			personales de forma repetida, lo cual en ocasiones puede permanecer 
			mucho tiempo, pero que es beneficioso para la asimilación del evento 
			sufrido. Otras personas mantienen silencio, prefieren no hablar de 
			lo sucedido y aún cuando se puede considerar como una respuesta 
			normal ante la pérdida (cuando no está afectado su funcionamiento 
			general) parecerá que estas personas tardan más tiempo en asimilar 
			el cambio que su vida ha sufrido.
 
 Otra etapa ante estas situaciones se ha denominado negación o 
			bloqueo del impacto, en la que podemos observar esfuerzos por evitar 
			pensamientos o estímulos que recuerden lo sucedido. Este es un 
			recurso psicológico para disminuir una tensión extrema y es 
			significativo que el personal que atiende a las víctimas de desastre 
			recuerde que hay necesidades emocionales significativas de 
			satisfacer, para que puedan asimilar el evento vivido.
 
 En esta etapa, algunos sufren de un olvido de los sucesos, este 
			puede ser un olvido temporal de horas o días. La necesidad de 
			seguridad se ve amenazada por el grado de desorganización y 
			limitaciones materiales (aglomeración, falta de alimentos, 
			incomodidades, etc.) que se pueden presentar durante los primeros 
			días y algunas personas que inicialmente respondían de forma 
			adecuada empiezan a presentar síntomas en ésta etapa.
 
 Algunas manifestaciones como dificultades del sueño, irritabilidad, 
			pesadillas, sentimientos de culpa (por haber sobrevivido o no haber 
			salvado a otros seres queridos) pueden iniciar pocas horas o días 
			después del evento traumático y perdurar por meses y hasta por años. 
			Esta fase se ha denominado de intrusión. Se caracteriza por una 
			invasión de pensamientos o imágenes del evento.
 
 Los sentimientos de tristeza, preocupación, aflicción, recuerdos del 
			evento y una marcada ansiedad por el temor de que se pueda volver a 
			repetir, pueden dar origen a cuadros depresivos. Algunos de estos 
			síntomas son producto del desastre mismo y otros son producto de la 
			desorganización social que impide a las víctimas reiniciar en un 
			corto plazo su nueva vida. El desenlace de esta etapa debería ser el 
			de poder encontrar un sentido a la experiencia y poner en marcha el 
			recurso de auto eficiencia en contra de la desesperanza.
 
 Una cuarta fase o etapa en los procesos de pérdida o impacto 
			emocional se denomina penetración y se caracteriza por el dominio 
			cognoscitivo del evento,
			o sea, la incorporación a los esquemas mentales de una nueva 
			interpretación de la realidad para que tenga sentido. Las personas 
			ya logran identificar sentimientos, pensamientos e imágenes de la 
			experiencia. Les es posible recordar cosas que se habían olvidado, 
			hablar de ellas, expresar lo que sentían y lo que sienten en la 
			actualidad.
 
 La quinta y última etapa se denomina consumación o resolución, y es 
			el proceso psicológico mas significativo de los días y semanas (a 
			veces meses y hasta años, si no se atiende) posteriores a un 
			desastre. Consiste en la evaluación correcta de la nueva situación, 
			la aceptación de la pérdida (de familiares, vivienda, trabajo, 
			vecindario, etc.) y la resolución de la crisis con un nuevo proyecto 
			de vida, lo cual estará íntimamente relacionado con el apoyo 
			familiar, social y laboral que le permitan el reajuste final.
 
 Esta es la etapa que permite la incorporación de esa experiencia a 
			la vida de cada afectado y nos permite reconocer los mecanismos o 
			estrategias para llevar adelante ese nuevo proyecto de vida.
 
 Un elemento que debe considerarse de primer orden posterior a los 
			eventos de desastre, es la estructuración de planes y proyectos 
			sostenidos integrales y efectivos de atención y reinserción de la 
			población a un nuevo proyecto de vida, en los casos que así se 
			requiera. Pero sobre todo es significativo que después de un 
			desastre las personas mas preparadas en brindar ayuda digan presente 
			sin perder de vista que todos somos igualmente vulnerables a los 
			efectos de una tragedia como la ocurrida ayer.
 
			
			
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