4 - NUESTRA SEGUNDA ENTREVISTA CON NANCY TAPPE


En nuestro primer libro sobre los niños índigo, presentamos a Nancy Ann Tappe, la primera que habló de los niños índigo en su libro, publicado en 1982, titulado Understanding Your Life Through Color,5 la primera publicación conocida en la que se describen los patrones de comportamiento de esos niños nuevos. Nancy clasificaba determinados tipos de comportamiento humano en grupos de colores y, de forma intuitiva, creó un sistema que resulta curiosamente exacto y revelador.

 

Es un libro metafísico, muy entretenido de leer, y uno no puede evitar identificar sus propias características en alguna parte del sistema que presenta (mientras se ríe de uno mismo) y maravillarse de lo preciso que parece.


Ahora que han pasado dos años desde la investigación y la publicación de Los niños índigo, quisimos volver a hablar con Nancy para hacerle más preguntas. Como dijimos en el primer libro, Nancy se dio cuenta enseguida, cuando preparaba su tesis doctoral, de que se empezaba a «ver» otro color entre los recién nacidos, que comenzó a manifestarse en la década de 1970 y que ella catalogó en su publicación, en la década de 1980.


Para obtener el máximo provecho de la siguiente sesión de preguntas y respuestas, sería conveniente que el lector leyera las tres entrevistas con Nancy Tappe que aparecen en el primer libro sobre los índigo; comienzan en las páginas 24, 63 y 141. En ellas habla de los tipos de índigo: el «humanista», el «conceptual », el «artista» y el «interdimensional». Tal vez al lector le interese también una entrevista sobre los índigo y Nancy Tappe, publicada en un periódico, que se puede encontrar en Internet en la dirección www.kryon.com/jantober/j_indigo.html, en la que encontrará más información, que le ayudará a comprender mejor este capítulo.


Conviene tener en cuenta, al leer lo que viene a continuación, que para Nancy este tema es «totalmente científico» y que ella da clases en todo el mundo sobre los colores de la identidad personal. No todo lo que aparece aquí resulta fácil de entender a la primera, pero su libro contribuye a desentrañar algunas de las cosas que dice.

 

Cada uno de los colores que Nancy describe (los violeta, azules, verdes, amarillos y habano) tienen unos atributos de personalidad concretos que se explican en su libro.

 


OTRA SESIÓN PRIVADA CON NANCY TAPPE
Una entrevista de Jan Tober


JAN: Antes de hablar de los niños, queremos formularte una pregunta que se hacen muchos padres: a muchas personas que tienen más de cuarenta y de cincuenta años les parece que reúnen todas las características de los índigo. ¿Ellos podrían ser los precursores de los índigo?


NANCY:
Esas personas son violeta. Hay muchos matices en el color. No todos tienen la misma edad espiritual, ¿comprendes? Algunos llevan haciéndolo mucho más tiempo que los demás, y algunos de una forma diferente de la de los demás, y es como ir a la universidad. Elegimos distintos campos y distintos intereses. Por ejemplo, es posible que todos hablemos de ciencias políticas, pero, dentro de un campo tan amplio, caben el derecho, la salud, la psicología... Hay diferentes roles en esa ciencia política que nos obligan a aprender de forma diferente y a hacer distintas cosas.

JAN: ¿Quieres decir que algunos violeta son de distintos tonos de ese color?

NANCY: Sí, según el programa que tengan. Siempre he dicho lo siguiente: que un violeta nacido en un hogar próspero se comportará de manera diferente a un violeta que haya nacido en un gueto. Un violeta que haya nacido en un hogar culto será diferente de uno nacido en otro tipo de hogar. Y el que haya nacido en un ambiente artístico será diferente de un violeta nacido en las minas de West Virginia.

JAN: Claro, pero, ¿en qué sentido serían distintos los matices?

NANCY: No se trata de una diferencia de tono o de matiz, sino de la matriz que hay en su interior. Ahora casi nunca saco este tema en una declaración pública ni en una conferencia privada, sencillamente porque tardaría demasiado en definirlo y resultaría excesivamente confuso para el público en general.

JAN: Puedes definirlo ahora, para nosotros?

NANCY: Yo puedo definirlo, pero se trata de la manera en que ellos funcionan. Creo que los violeta están allí. Sigo insistiendo en que los «humanistas» sustituyen al amarillo y al violeta. Por consiguiente, tendrán dentro muchos de los atributos del amarillo y del violeta. Son los «violeta populares», que tanto fascinan a la gente. Además, está el índigo «conceptual», que sustituye al habano y al verde dentro del violeta. Aparte, el índigo «artista» sustituye al azul dentro del violeta. Y el índigo «interdimensional» sustituye al violeta.


En realidad, el violeta que hay en los «interdimensionales» representa a las personas extrañas, y pueden estar en cualquier campo, pero hacen cosas que son abstractas. Aportarán nuevas filosofías y religiones nuevas. Lee [se refiere al otro autor de este libro] entraría dentro de esa categoría. ¿Sabes lo que te quiero decir? Que es violeta.

 

También encajaría como «conceptual», porque es habano. Entiendes lo que quiero decir a ese nivel? De modo que no sólo es abstracto y hace algo que algunos podrían no comprender, sino que además procura ser muy lógico, como es el habano.

JAN: Sí.

NANCY: Él no tiene el amarillo. Tú sí que lo tienes. Tampoco tiene el azul, el «artista» y tú sí. Por tanto, una de las cosas que os convierten en un buen equipo de trabajo es que tenéis las características del «humanista» y del «artista». Él tiene el proceso «conceptual» y el «interdimensional», pero no es índigo; y tú tampoco.

JAN: Y las personas que se sienten índigo, ¿tienen las mismas características que los índigo o no?

NANCY: Tienen la misma conciencia que los índigo.

JAN: Entonces, ¿pueden tener algunas características similares?

NANCY: Tendrán algunas de las características similares, pero lo más importante es que los índigo tienen sus propias características. ¿Entiendes lo que quiero decir?

JAN: ¿Los índigo tienen las características de los demás colores?

NANCY: Sí y más. Eso es lo que tenemos que recordar. No son sólo los violeta los que sienten que pueden ser pre-índigo, sino los violeta, los azules, los verdes, los amarillos y los habano. Todos esos colores tienen un proceso que forma parte del niño índigo. Lo que hacemos es reducirlo todo a una sola cosa. En el Apocalipsis lo llaman muchas veces las «cuatro esquinas» y los «cuatro ángeles que sujetan los cuatro vientos», cuando dice «No dejes que sople el viento hasta que pase el presente». ¿Comprendes?


Eso equivale, para mí, a los cuatro tipos de índigo. Lo he estado definiendo de modo que tenemos la tercera dimensión y la cuarta dimensión. Ahora mismo estamos justo aquí [Nancy hace una marca en una pizarra], más cerca del borde. De modo que los índigo, hasta ahora, si bien en realidad todavía no se han separado del precipicio, han construido parte del puente. Y lo han hecho con la colaboración de los violeta. Y los violeta lo supervisarán, pero tienen que construir el puente por aquí [Nancy hace otra marca] y eso tardará entre doscientos y cuatrocientos años, según lo rápido que aprendamos y crezcamos.

 

Podríamos conseguirlo en doscientos años, pero puede tardar cuatrocientos, y entonces esos cuerpos ya no tendrán un sistema inmunitario. Habrá cambios. Ese cuerpo no tendrá el mismo aspecto que ahora ni funcionará como ahora, pero los violeta son el principio de eso y el resto iremos detrás.

JAN: ¿Y qué sustituirá al sistema inmunitario?

NANCY: El sistema endocrino. De modo que, según lo rápido que los índigo construyan ese puente, puede que nosotros, tú, yo y Lee, regresemos para acelerarlo. Pero los índigo que ahora tienen menos de veinte años ni siquiera quieren ver el pasado. No quieren obedecer nuestras normas. Saben que las suyas van a ser diferentes. Las actuales contienen una mezcla del pasado y el futuro. Algunos de ellos se rebelan contra el pasado; algunos lo aceptan y tratan de seguir adelante.

 

Durante los próximos seis años experimentarán unos cambios tremendos porque, como digo, conseguirán sus normas como si fuera una especie de suero gota a gota. De modo que no será algo repentino. Empezará de forma gradual y de pronto nos daremos cuenta de que los que dirigen el mundo ya no son los violeta. Y esa es la clave que queremos intentar transmitirles: que disponen de parte de esa información, pero que no es más que una cucharadita. Lo que de alguna manera hemos de hacerles entender es que están perfectamente bien como individuos violeta, que por ser violeta no se supone que les falte nada.

JAN: Recibimos una carta que ponía: «Los fenómenos naturales no se suelen producir en fragmentos lineales, sino que la vida es un proceso. Su libro y los autores que en él se citan parecen situar el fenómeno de los niños índigo a partir de la década de 1970. ¿Es posible que los niños índigo comenzaran a llegar al mundo varias décadas antes pero que, como eran tan pocos, pasaran del nacimiento a la edad adulta sin que nadie reparara en ellos?» [Tomado del capítulo anterior.]

NANCY: Lo que tenemos que recordar es que, antes del 1700, había muy pocos violeta, casi ninguno. El azul iba a la cabeza, y el habano, el amarillo y el verde. Los violeta comenzaron a ser más, más y cada vez más, como están haciendo ahora los índigo.


Los precursores son los violeta. ¿Entiendes lo que quiero decir a ese nivel? Cada dos siglos, aproximadamente, empieza a aparecer un color nuevo y eso es lo que recoge la civilización. De modo que en realidad los violeta comenzaron a entrar con fuerza durante el siglo xviii. Antes no fueron más que pizcas durante un tiempo. Lo que ocurre es que el tiempo se va acelerando y estos índigo van mucho más aprisa que los demás colores.


Los violeta son los precursores de los índigo. Recuerda que ellos no tienen nada que aprender, sino que lo repasan todo: algunas cosas medio recordadas y otras medio olvidadas. Los índigo no repasan nada: ellos son futuristas. Están aquí para enseñarnos el mañana. El ayer les importa un comino. Pero los violeta tuvieron que entretejerlo todo para completar la tercera dimensión. De modo que es muy importante rendir homenaje a todos los roles de todos los colores, porque cada uno ocupa su lugar y no debilita el sistema con su propio proceso. De modo que eso es lo que tenemos que saber al respecto: que los violeta son los precursores de los índigo.


Recuerda que, desde hace dos mil años hasta mediados del siglo XX, hemos sido totalmente religiosos. No empleábamos la palabra «metafísica», aunque Aristóteles la hubiera inventado. Teníamos una orientación más religiosa e incluso, a mediados del siglo XX, lo que ahora llamamos «metafísica» se denominaba «espiritualidad»: un proceso protestante de la fe cristiana. Y las personas raras quedaban bajo la vigilancia de la brigada anti-vicio, lo mismo que las prostitutas.

 

De modo que sólo durante los últimos cien años, digamos, hemos podido ser librepensadores, al margen de la Biblia conocida. Hasta entonces nadie había hablado del color, ni nadie había hablado del desarrollo de la mente humana a ese nivel, ni de que tuviéramos una finalidad en el Universo. No éramos más que hijos de Dios.


Es decir que hemos iniciado un proceso que es mucho más dramático y que se mueve mucho más aprisa en este tiempo que antes. Seguimos enganchados a la religión y no estamos dispuestos todavía a atribuir a los seres humanos los méritos de su propia evolución. En el último siglo, hemos dado grandes saltos en el desarrollo de nuestra mente, a pesar de lo cual sentimos que nos falta algo, porque hay algo nuevo en el horizonte. Eso siempre me deja perpleja: ¿por qué lo tenemos?

 

Lo que ocurre es que nos movemos más aprisa y, por tanto, nuestra línea lineal de la vida es mucho más impresionante. Ahora existe, antes no; no era más que una pequeña ondulación y en realidad nadie se daba cuenta de su existencia. En cambio ahora se convierte casi en algo como el ordenador, con bytes, cortes y desplazamientos. De modo que tenemos que ser conscientes de eso. Es interesante.

JAN: Hablemos de los niños. Han pasado más de dos años desde nuestra última entrevista. ¿Hay algo nuevo en relación con los niños índigo de lo que seas consciente o que haya cambiado?

NANCY: Creo que ellos son cada vez más conscientes de quiénes son. Una de las cosas que estoy investigando ahora, que acabo de observar el año pasado en Europa, es una característica especial que veo en la mayoría de los «humanistas», y es que tienen los dientes torcidos. Tal vez parezca ridículo. Los «humanistas» a menudo tienen los dientes torcidos, porque los dientes de delante no les caben en la boca y muy pocos se la arreglan. Lo he observado.

 

Muchos de esos índigos viven en familias que no ponen aparatos a sus hijos, no sé por qué, pero me sorprende, porque los hijos tienen dieciséis, diecisiete, dieciocho, veinte o veintidós años. Y también lo veo en los más jóvenes. Yo no sé si las familias les pondrán aparatos o no, pero no parece tener demasiada importancia. No pasa lo mismo con los «artistas» ni con los «conceptuales».

JAN: Puede que en realidad a los niños no les importe su aspecto.

NANCY: No tengo la menor idea de a qué se debe. Bueno, también creo que no confiamos tanto en los médicos como antes. Ellos [los médicos] han dejado de tener el poder absoluto. Ese es el único cambio que he notado, aparte de que cada vez son más y más [los índigo]. Creo que vamos a ser testigos del mayor cambio en los próximos cinco o seis años, aunque no me parece que eso vaya a cambiar la definición, sino que creo que lo va a definir mejor.

JAN: Con tu don especial, ¿ves algún color nuevo?

NANCY: Todavía no. Pero cuando me llegó el color índigo, me dijeron que habría otro, aunque todavía no lo he visto. Sigo esperando.

JAN: ¿Te imaginas cuál puede ser?

NANCY: No, ni siquiera puedo intentar averiguarlo.

JAN: Desde que publicamos el libro sobre los índigo, ha habido un tremendo incremento de la violencia en lo que respecta a niños que matan a otros niños. ¿Cómo se explica eso dentro de la experiencia de los índigo?

NANCY: Recuerda lo que te he dicho. Cuando lleguemos al 100 por 100, la mitad estarán construyendo una utopía y la otra mitad, un caos. La mitad estarán construyendo un infierno. Y lo que he observado en todos los niños que han matado a otras personas es que eran «conceptuales», y no olvides que los «conceptuales» actúan en función de un proyecto.

 

Las personas no son más que instrumentos para su proyecto. Lo que más me ha llamado la atención, dejando de lado a los dos estudiantes que [supuestamente] mataron a los profesores de instituto [en Dartmouth] (aunque no me he enterado de la historia lo suficiente para conocer sus antecedentes ni lo que estaban haciendo, porque eran de clase media alta), es que la mayoría de las veces, cuando hacen una cosa así, los «conceptuales» se suicidan, además. Sin embargo, en esa otra historia, queda algo oculto que todavía no he comprendido.

JAN: ¿Cuándo ocurrió eso?

NANCY: La semana pasada. Los entregó el padre de uno de los niños. Habían huido, pero creo que pasó algo que alteró la situación. No obstante, los dos son «conceptuales». Como digo, observo que la mayoría de las veces se matan, ellos también. Por eso creo que el caso de estos dos es diferente y me voy a ir enterando para averiguar de qué se trata, porque hay algo que todavía no ha salido a la luz.

JAN: ¿Estaban metidos en algo?

NANCY: Esa es la pregunta que quiero hacer. Pero creo que muchos de ellos simplemente tienen unos padres que han hecho que se enfadaran con el mundo.

JAN: ¿Y se lo explican a todo el mundo?

NANCY: Mira lo que ocurre con los índigo en la escuela: si un padre los maltrata, van a la escuela y se lo cuentan a alguien, para que los ayude. Muchos de ellos llaman al 061. Muchos le dicen a la policía:

«Mis padres me pegan».

Son más francos con respecto a lo que les ocurre de lo que lo éramos nosotros. En cierto modo, teníamos incorporado un mecanismo que establecía:

«No podemos decírselo a nadie, porque es culpa nuestra».

Estos niños no se tragan ese anzuelo. Está ocurriendo a edades incluso menores y resulta incluso más dramático. Ahora hay niños que, con menos de diez años, van a conseguir cosas que otros no tuvieron jamás.


Creo que tenemos que comprender lo rápido que nos estamos moviendo y que están ocurriendo cosas que a muchos habrían horrorizado, hace quince años, incluso hace diez. De modo que creo que vamos a ver cada vez con mayor frecuencia que, a medida que los índigo se unifican cada vez más, se va a notar una gran diferencia entre los violeta y los índigo, y que será muy fácil de reconocer, algo así como lo antiguo frente a lo nuevo. Y lo veremos con respecto a las nuevas capacidades de sus cuerpos, así como también las de sus mentes.

JAN: ¿Tienes alguna idea o alguna prueba de que los hijos de los índigo tienen algo más que los niños índigo originales no tenían? Quiero decir: ¿te parece que se puede ver la evolución espiritual de ese grupo humano?

NANCY: Creo que sí, que existe una diferencia indudable. No sé si llamarla espiritual porque, cuanto más jóvenes son los índigo, más informatizados están, son más realistas, más desconfían de nuestro mundo, más nos ven como fracasados y más se dan cuenta de que no tenemos ningún proceso de franqueza. Creo que esa es una de las cosas que todos estamos viendo.

JAN: ¿Tú crees que lo que ocurre es nos leen la mente, y que decimos una cosa pero muchos de nosotros estamos pensando otra?

NANCY: No sé si nos leen la mente, pero creo que tienen un nivel de sensibilidad muy superior al nuestro, que captan cosas y que confían en sus sentidos. En cambio nosotros lo tenemos todo revuelto. Yo digo que «seguimos siendo corruptibles para el mundo». A menudo no sabemos cuál es la realidad.


Sólo conocemos lo que percibimos de ella.


Si ponemos en fila a quince personas, tendremos quince percepciones distintas. Porque la verdad tiene muchas caras. Para los índigo, la verdad quiere decir otra cosa. Creo que van a ser mucho más andróginos que nosotros. El sexo no va a significar lo mismo para ellos que para nosotros. No lo van a usar como estratagema para casarse, sino para jugar, que creo que es para lo que se concibió de entrada, en todo caso, además de para la procreación. Pero es posible que no confíen tanto en la procreación como nosotros, lo cual supone que tal vez se interesen antes por la autosuficiencia, que es la lección de los violeta.


Porque la edad violeta exige que seamos auto suficientes. Los violeta, la mayoría de ellos, están orientados hacia el destino. A esos niños les encanta el viaje, pero el destino no cuenta. De modo que muchos padres se encuentran con el problema que supone que sus hijos acaben el instituto pero no estén dispuestos a ir a la universidad, que no quieran ir. Muchos de ellos se van a quedar en casa hasta que se puedan permitir el lujo de vivir como sus padres los han acostumbrado a vivir. ¿Comprendes?


En nuestras generaciones, estábamos impacientes por irnos de casa y empezar de cero. No queríamos que nuestros padres nos mantuvieran. Aparte de que ellos no lo habrían hecho. Era un logro salir y conseguir vivir por nuestra cuenta. Estos niños dicen: «Lo haré», y después se quedan en casa. Es un período interesante. Por consiguiente, su sistema de valores va a ser tan completamente diferente del nuestro que algunos lo considerarán horrible y a otros les parecerá maravilloso.

 

La verdad es que están cambiando y que van a enseñarnos lo que es el amor, y nos vamos a quedar realmente atónitos por habérnoslo perdido. Van a enseñarnos a disfrutar de la vida (sin dejar que nos dirijan los chicos mayores de la escuela), a vivir más en el momento y a no estar tan preocupados por si tienen un diploma o no, sino por hacer lo que los hace felices. Van a ser muy diferentes.

JAN: Eso es lo que yo llamo «vivir en armonía con el niño interior», que fue la parte de mí que encontré cuando mi madre estaba haciendo la transición que llamamos «muerte». Cuando encontré a mi propia niña interior y me puse a trabajar con ella, me cambió la vida. Tuve que volver a hacerle de madre (a la niña interior). A medida que ella y yo dejábamos marchar a nuestra madre física, pude ayudarla y recordarle que yo era su madre auténtica / su hada madrina.

NANCY: Piensa en la cantidad de personas que no lo hacen así.

JAN: De modo que lo que me llega de los índigo es que esos padres intentan aprender a manejar a sus hijos, y la conclusión a la que llego es que tienen que tratar de aprender a manejar a su niño interior. Si consiguen una cosa, consiguen la otra.

NANCY: Creo que tienes toda la razón. No hay que tratar de ser ellos.

JAN: Hay que ponerse en contacto con el que llevas dentro. Los niños índigo verán la honestidad y la verdad en ti.

NANCY: Sí, y entonces los índigo se ocupan de todo lo demás. A los índigo les gusta hablar con franqueza.

JAN: Por supuesto.

NANCY: No les gusta que les hablen en tono condescendiente. Ayer vino a verme una mujer que es guionista en Los Ángeles y trajo consigo a su hijo de doce años. Entonces me siento y me pongo a charlar con él y ella me dice:

«Te dirá la verdad a ti, pero a nadie más».

Él no tenía ningún problema en hablar conmigo, pero se niega a hablar con ella. Entonces ella me lo trae para enterarse de lo que hace. ¿No es gracioso?

JAN: Me encanta. Gracias otra vez, Nancy.

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