por VelSid
1 Diciembre 2010
del Sitio Web Gastronomiaycia


 



 


El Vaticano respalda los alimentos transgénicos, de este tema ya hemos hablado en otras ocasiones en el Gastronomía & Cía, recordemos el post La Iglesia católica defiende el uso de los alimentos transgénicos.

 

El caso es que tras la celebración de la reunión que organizó la Academia Científica Pontificia del Vaticano en el mes de mayo del año pasado y de la que nos hicimos eco a través del post El Vaticano apuesta por los alimentos transgénicos, hoy conocemos las conclusiones resultantes de dicha reunión.

El Vaticano respalda los alimentos transgénicos y así se muestra en el informe Seguridad alimentaria en plantas transgénicas en el contexto del desarrollo.

 

En las conclusiones podemos leer que la reunión en la que participaron científicos de todo el mundo con el propósito de desarrollar una campaña de apoyo a los alimentos modificados genéticamente, manifiesta y reafirma que la utilización de transgénicos es necesaria para combatir el hambre en el mundo, se habla de los millones de personas que están desnutridas y que necesitan con urgencia el desarrollo de los nuevos sistemas productivos y tecnologías agrícolas, se podría decir que apuestan claramente por una nueva revolución verde transgénica.

Parece que no han tenido bastante con el fracaso de la denominada revolución verde, recordemos que este nombre se otorgó al gran aumento productivo agrícola en los años 60.

 

El incremento estaba asociado a las nuevas prácticas como la selección genética, el uso extensivo de fertilizantes, pesticidas, herbicidas, fertilizantes, la generalización del monocultivo… Un cóctel que en su momento incrementó significativamente la producción agrícola y cuyo lema abanderado era poder luchar contra el hambre y la desnutrición. Evidentemente de todas estas prácticas que en principio eran recomendables, aparecieron todo tipo de problemas derivados.

Pero volviendo a la noticia, el Vaticano respalda los alimentos transgénicos y proclama lo mismo que proclamaron entonces quienes respaldaban la revolución verde (como sabemos, el hambre en el mundo no se redujo, al contrario, ha crecido significativamente).

 

Retomamos las palabras de Pere Arús, investigador agroalimentario del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Alimentaria), las investigaciones de los últimos años demuestran que, en el caso del maíz transgénico, es hasta un 15% más productivo en aquellas zonas donde existe taladro o barrenador, insectos responsables de las mayores plagas que atacan al maíz a nivel mundial.

 

El investigador asegura que en los campos de cultivo donde no hay plaga de taladro, los alimentos transgénicos no son más productivos, de ello hablábamos en el post Ventajas e inconvenientes de los alimentos transgénicos en su tercera parte.

Por tanto, concluir que este tipo de alimentos podrá reducir el hambre en el mundo es una completa falacia. Se argumenta el notable crecimiento de la población en las próximas décadas, recordemos que en torno a este tema ya se ha hablado en otras ocasiones, un ejemplo es el foro organizado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) el año pasado y que portaba por título Cómo alimentar al mundo en 2050.

 

Es necesario recordar que la población mundial alcanzará los 9.000 millones de habitantes y las necesidades alimentarias obligará a producir hasta un 70% más de alimentos, especialmente para poder alimentar a los países en vías de desarrollo.

 

Teniendo en cuenta las palabras de Pere Arús, es evidente que los transgénicos serán una ayuda inútil.
 

 

Seguimos desgranando las conclusiones de la reunión, el Vaticano respalda los alimentos transgénicos, pero podemos sospechar que los datos que hemos ofrecido son conocidos por la Academia Científica Pontificia del Vaticano, por lo que deducimos que son otros los intereses que provocan el respaldo de este tipo de alimentos por parte de la iglesia.

 

Se habla de cambio climático, la falta de agua y la imposibilidad de seguir utilizando los métodos de cultivo actuales, se habla también del abuso de pesticidas, práctica inaceptable para la sostenibilidad medioambiental.

 

Claro, el glifosato es más respetuoso con el medio ambiente, o quizá el glufosinato con el que se trata el arroz transgénico LL62 (ironía pura y dura).

La biotecnología o la manipulación genética son armas poderosas que pueden realizar grandes proezas, se pueden obtener alimentos desarrollados en sequía extrema, o producciones en tierras estériles con alto contenido salino, se pueden obtener alimentos como el maíz transgénico vitamínico cuyo objetivo es mejorar la calidad alimentaria y aportar aquellos minerales y vitaminas que son necesarios para complementar la alimentación de los países en vías de desarrollo…

 

Pero no, se desarrollan alimentos insecticida, retomamos las palabras de Juan Felipe Carrasco que nos explica que los alimentos transgénicos como el maíz Mon 810 no son alimentos resistentes, son alimentos insecticidas gracias a unas toxinas, ya que no evitan que el insecto quiera comer, sino que termina muriendo por la toxina que produce el maíz, dicha toxina se denomina Cry1Ac y se ha obtenido a partir de la bacteria Bacillus thuringiensis, patógeno que fue utilizado antaño como insecticida comercial.

El Vaticano quiere hacernos creer en los alimentos transgénicos y asegura que no hay nada malo en su producción, recomienda que la comunidad científica incremente sus esfuerzos para lograr obtener mayores producciones alimentarias en beneficio de los países menos desarrollados (ya… como ocurrió con la revolución verde).

 

Continuamente se habla de los países más pobres y la introducción de alimentos modificados genéticamente para mejorar las condiciones de los agricultores.

 

Es obligado citar entonces el post Consecuencias del cultivo de transgénicos en los países en vías de desarrollo, en él podemos ver un vídeo de la BBC que denuncia las muertes de muchos agricultores por haber cultivado semillas transgénicas y no haber podido hacer frente a sus deudas.

 

La razón es simple, las semillas son caras y su rentabilidad depende de la cosecha, si esta no es suficientemente productiva los campesinos acaban arruinándose, ¿pero no eran más productivos?

Es necesario buscar alternativas, utilizar la manipulación genética y la biotecnología puede ser muy eficaz, pero no tal y como la están utilizando algunas empresas biotecnológicas, que en lo único que piensan es en hacer crecer sus beneficios obviando cualquier daño colateral.

 

En el informe Seguridad alimentaria en plantas transgénicas en el contexto del desarrollo, al que podéis acceder a través de este enlace, proporciona un gran número de estudios y conclusiones que son evidentemente favorables para el desarrollo de los cultivos transgénicos, nosotros también podemos citar algunos estudios que indican lo contrario:

Los alimentos transgénicos pueden provocar infertilidad, el estudio que indica que el consumo de alimentos transgénicos afecta al crecimiento y la capacidad reproductiva de los mamíferos o el glifosato es muy tóxico para los seres humanos, y hay muchos más que podríamos recordar.

La Academia Científica Pontificia del Vaticano no muestra imparcialidad y no ha contado con opiniones contrarias al uso de este tipo de alimentos, para nosotros resulta muy sospechoso...