por Liz Leafloor

Agosto 2015

del Sitio Web Ancient-Origins
traducción de Rafa García

 

 

 

 

La dramática erupción del Vesubio

 (Wikimedia Commons)
 

 

 

 

 

 

 

1ª Parte

04 Agosto 2015

Versión original en ingles


 


Cuando el hombre peca de exceso de confianza y se llena de arrogancia por sus logros o por su vanidad, la madre naturaleza, o los dioses, se encargan de recordar a la humanidad quién manda realmente.

 

O al menos así les parecería a los antiguos, cuando eran testigos de la imponente y brutal potencia de los volcanes en erupción, y enviaban advertencias a través del tiempo bajo la forma de lecciones religiosas, mitos, leyendas y crónicas.

Estos asombrosos y violentos acontecimientos, resultaban tan traumáticos y antinaturales (o sobrenaturales) para los pueblos de la antigüedad, que desde tiempos prehistóricos surgieron mitos y leyendas en todas las culturas en un intento de explicar estos sucesos, o de protegerse de ellos.

 

Exploraremos aquí algunos de los casos más explosivos.
 

 

 


Vesubio - El Poder Destructor de Júpiter

El Monte Vesubio experimentó el 24 de Agosto del año 79 d. C. la que es, con toda probabilidad, la erupción volcánica más conocida de la historia.

 

Este fenómeno, que se prolongó durante días, significó el desastre más absoluto para las ciudades romanas de Pompeya, Herculano y otras.

En particular, las gentes de Pompeya debieron sufrir terriblemente al descender desde el volcán las nubes de gas a 300 grados centígrados (572 Fahrenheit) y asarlos vivos - siempre que las cenizas no les hubieran asfixiado antes, o la roca fundida y los detritus no les hubieran aplastado, golpeado o abrasado previamente.
 



Algunas de las víctimas de Pompeya estaban sentadas,

otras recostadas o tumbadas, cuando la nube de gas ardiente les envolvió

(Bigstock photo)
 



La agonía de algunas de las víctimas de la nube de gas volcánico

quedó claramente reflejada en sus rostros

(Bigstock photo)
 


La erupción liberó cien mil veces más energía térmica que la bomba atómica de Hiroshima, y sólo nos ha llegado el relato de un testigo superviviente del cataclismo.

 

Plinio el Joven, sobrino del antiguo historiador Plinio el Viejo, dejó cartas describiendo el suceso en las que contaba cómo había perecido su tío en la erupción, al igual que muchos otros.

Antes de la erupción del 79 d. C., el Vesubio ya tenía una larga tradición de mitos e historias. El monte estaba considerado una divinidad, ligada a la imaginería de la serpiente, como se puede apreciar en los frescos que se conservan en Pompeya. El Vesubio estaba conectado con el poder de Júpiter - dios del cielo y el trueno - y el de su hijo Hércules.

 

Durante sus trabajos, cuenta la leyenda que Hércules atravesó la "llanura de fuego",

"que debe su nombre a un monte que antiguamente vomitaba fuego... ahora conocido como Vesubio."

Se decía que estaba habitado por gigantes (lo que podría explicar los fuertes ruidos, el estruendoso retumbar del suelo, las piedras expulsadas con fuerza).

 

No se sabe con certeza si Herculano fue llamada así en honor al héroe divino, pero sin duda los romanos se referían al monte Vesubio como consagrado al semidiós.
 



Fresco de Baco y Agatodemon con el Vesubio al fondo,

tal como se ve desde la Casa del Centenario de Pompeya.

Nótese la 'imaginería' de la serpiente

(Public Domain)
 

 

 


Thera - ¿Origen de la Atlántida?

La isla de Santorini en las Cícladas Griegas era conocida en el pasado como Thera.

 

Thera era también el nombre que se daba al volcán que entró en erupción violentamente a mediados de la Edad del Bronce y engulló el avanzado centro urbano de Akrotiri entre el 1650 a. C. y el 1550 a. C. Los especialistas aún no han determinado la fecha precisa de la erupción, y solo conocemos el caso de Akrotiri gracias a su asombroso estado de conservación bajo el manto de cenizas.

 

Este importante asentamiento fue redescubierto en una fecha tan reciente como 1967.

 

En lo que difieren Akrotiri y Pompeya es en que cuando los arqueólogos despejaron de escombros Akrotiri, no hallaron restos humanos - solo los vestigios excepcionalmente conservados de un antiguo centro de comercio que parece congelado en el tiempo.

 

Parece claro que las gentes de Akrotiri habían advertido el peligro con antelación suficiente como para organizar una evacuación, dejando pocas posesiones tras ellos.
 



Se han hallado objetos notablemente conservados

en las ruinas de la antigua Akrotiri, en Grecia.

Fuente: BigStockPhoto
 


Los mitos tanto de Teseo como del Minotauro, así como el de Jasón y los Argonautas, están conectados con Thera.

 

Se dice que la derrota del Minotauro a manos de Teseo refleja la caída del imperio Minoico, y que Jasón en sus viajes se enfrentó con Talos, indestructible guardián de la isla.

 

Talos podía calentarse extremadamente, lanzar rocas a los barcos y, cuando le dieron muerte, de su cuerpo escaparon fluidos vitales - ¿alude este mito a un ardiente, violento y activo volcán?

Pero el mito más atrayente de todos los relacionados con Thera es el de la Atlántida. Algunos investigadores proponen que Santorini pudo ser la localización de la legendaria isla que se hundió en el mar.

 

La refinada Akrotiri de la Edad del Bronce y sus riquezas ciertamente desaparecieron de repente y sin dejar rastro.
 



Elaborado y colorido fresco hallado en Akrotiri

(Public Domain)
 


 


Hekla - las puertas del Infierno

Islandia se asienta sobre una alta concentración de volcanes activos, pero el más devastador registrado en la historia de Islandia fue el Skaftáreldar (fuegos de Skaftá) en 1783-84, ya que una cuarta parte de la población murió a causa de su erupción, además de los cambios en el medio ambiente y las enfermedades que provocó en los años sucesivos.

En la época medieval, el Hekla, otro volcán activo y que entraba con frecuencia en erupción, era tan notorio que se refirieron a él como "La Puerta del Infierno."
 



Detalle del mapa de Islandia de 1585 obra de Abraham Ortelius

en el que podemos ver al Hekla en erupción.

El texto en latín se traduce como

"El Hekla, perpetuamente condenado a las tormentas y a la nieve,

vomita piedras con terrible estruendo."

(Public Domain)
 


También apodado como "La Chimenea del Infierno", la lava, el vapor y las cenizas que expulsa debieron de ser como poco desconcertantes para los testigos de sus erupciones.

 

Los cristianos interpretaban la fisura eruptiva como una puerta de entrada al inframundo, y las silbantes bombas de lava se creía que eran espíritus salidos del infierno que lanzaban gritos en su agonía.

 

Era considerado un lugar de reunión de brujas y demonios hasta principios del siglo XIX.
 



La erupción del volcán Islandés Fimmvörðuháls

en el año 2010.

(CC BY 3.0)
 


Muchas leyendas islandesas han surgido en torno al Hekla.

 

El accidentado terreno que lo rodea se comparaba con un antiguo campo de batalla en el que dioses inmortales hubieran luchado unos con otros. Los golpes de sus armas y sus puños habrían desgarrado y dado forma al escarpado paisaje.

Las "caras" que se pueden observar en las castigadas y erosionadas rocas se convirtieron asimismo en leyendas de Trolls de Hielo y otras monstruosas criaturas similares, poseedoras de extraños y maléficos poderes.
 



Hasta esta imagen moderna de unas calderas volcánicas de Islandia

captada por un satélite radar podrían aún hoy provocarnos pesadillas.

El Eyjafjallajökull durante la erupción del Eyjafjöll en el 2010.

(Public Domain)
 


Nuevo estudio refuta la teoría de que un volcán acabara con los Neandertales (en inglés)
 

 

 


Fuji - La Montaña Milagrosa

La larga relación de Japón con su paisaje montañoso y su actividad volcánica ha resonado a lo largo del tiempo en sus mitos y leyendas, que nos hablan abundantemente de volcanes.

 

El pequeño país cuenta con más de cien volcanes en diversos estados de actividad, siendo entre ellos el Monte Fuji no solo el más alto (con 3776 metros sobre el nivel del mar), sino también el más venerado. Como tal, este behemoth aparece extensamente en los mitos y relatos de la cultura japonesa.

 

Se cree que el nombre "Fuji" procede de "Huchi" o "Fuchi", lo que nos remitiría a su Diosa del Fuego.
 



El monte Fuji en un día sereno

(Midorisyu/CC BY 2.0)
 


Por suerte para aquellos que viven cerca del, actualmente dormido, volcán, su última erupción tuvo lugar en el año 1707.

 

Los peregrinos suben la montaña a pie todos los años para observar una tradición que se remonta hasta junio del año 1500, como revela el registro histórico.

Cuenta la leyenda que el monte Fuji nació en un solo día. En este relato, un leñador llamado Visu contempla atónito cómo sus tierras se convierten en una montaña de la noche a la mañana. Le da el nombre de "Fuji-yama", la "Montaña Inmortal".

La geología data la formación del monte Fuji hacia aproximadamente el 8500 a. C., aunque las leyendas insisten en que fue creado en el año 86 a. C. Los investigadores creen que la discrepancia tiene sentido, ya que el registro geológico muestra una explosiva erupción en el entorno de un marco temporal más reciente.

 

Por lo tanto, el mito está probablemente influenciado por un desastre real que estremeció a la población.
 



Dibujo tradicional japonés con el Monte Fuji en la distancia.

Xilografía de 1856

(Public Domain)
 




Fuentes








 

 

 

2ª Parte

05 Agosto 2015

Versión original en ingles
 

 

 

La impresionante erupción de un volcán - los relatos de testigos visuales,

las crónicas escritas, y los mitos y leyendas han envuelto siempre

este terrorífico y asombroso fenómeno natural desde los albores de la humanidad.

El Vesubio en erupción, pintura de Johan Christian Dahl.

(Public Domain)

 

 


Los antiguos, cuando eran testigos de la imponente y brutal potencia de los volcanes en erupción, enviaban advertencias a través del tiempo bajo la forma de lecciones religiosas, mitos, leyendas y crónicas.

 

Estos asombrosos y violentos acontecimientos, resultaban tan traumáticos y antinaturales (o sobrenaturales) para los pueblos de la antigüedad, que desde tiempos prehistóricos surgieron mitos y leyendas en todas las culturas en un intento de explicar estos sucesos, o de protegerse de ellos.

 

Exploraremos a continuación algunos de los casos más explosivos.
 

 

 


Krakatoa - Se Oyó en Todo el Mundo
 


Pequeña erupción del Krakatoa en el año 2008.

(Public Domain)
 


A Indonesia le ha tocado su cuota correspondiente en lo que respecta a erupciones volcánicas, pero la del Krakatoa posiblemente sea la más conocida de los tiempos modernos.

 

El volcán, situado en el estrecho que separa Java de Sumatra, arrasó despiadadamente la región en un cataclismo devastador el 27 de Agosto de 1883.

 

La erupción fue 13.000 veces más potente que una bomba atómica, hizo saltar en pedazos los picos del volcán, abrasó a cientos de nativos, provocó inmensos mega-tsunamis que mataron a más de 36.000 personas, y destruyó la mayor parte de la isla.

Fue el sonido más potente de la historia moderna, y se pudo oír a 3.000 millas (4.800 kilómetros) de distancia. Las ondas sísmicas que provocó la erupción fueron detectadas y registradas en todo el mundo.

 

De hecho, las cenizas resultantes afectaron al tiempo meteorológico a nivel mundial, causando una bajada de las temperaturas y dañando los cultivos. De las cenizas de la caldera resultante, se formó una nueva isla en 1927 llamada Anak Krakatau, "hijo del Krakatoa."

Esta tremenda erupción, sin embargo, no fue la primera del Krakatoa, como bien explica el Pararaton, también conocido como Libro de los Reyes, una crónica javanesa que combina hechos históricos con mitos y leyendas.

 

La crónica narra el atronador estruendo provocado por el monte Batuwara alrededor del 416 d. C. La tierra tembló, y fuertes lluvias y tormentas se desataron en la región.

 

El monte escupía fuego y rugía de forma terrible. El terreno se hundió en "las regiones más profundas de la tierra", y el agua del mar se agitó y arrasó los cultivos, las gentes y sus casas.

 

Las pruebas geológicas apuntan a un suceso de este tipo alrededor del año 535 d. C.
 



Litografía de 1888 en la que se ilustra

la erupción del Krakatoa de 1883

(Public Domain)
 

 

 


Nueva Zelanda - Crimen y Castigo

Los descendientes de los Polinesios que ocuparon Nueva Zelanda, conocidos como los Maoríes, tienen numerosos mitos y leyendas que giran en torno a sus muchos y estruendosos volcanes.

 

Según los datos geológicos, la actividad volcánica de Nueva Zelanda se remonta hasta hace entre 60 y 130 millones de años, y a día de hoy se siguen produciendo erupciones menores, como consecuencia natural del hecho de encontrarse sobre una falla del Cinturón de Fuego del Pacífico, en el que tienen lugar la mayor cantidad de terremotos y erupciones volcánicas del planeta.
 



El Cinturón de Fuego del Pacífico.

(Public Domain)
 


A lo largo de los milenios, muchas grandes erupciones han dado forma a Nueva Zelanda, algunas de ellas provocadas por supervolcanes.

 

Hace 26.500 años la erupción del Oruanui cubrió el centro de la Isla Norte con una capa de lava y cenizas de 200 metros de espesor. La erupción del Taupo o Hatepe del 180 d.C. originó una columna eruptiva de 50 kilómetros de altura, y los cielos de Roma y China enrojecieron a causa del fuego y las cenizas expulsados.

Relatos sobre las montañas y sus caóticos comportamientos se narran en un antiguo mito.

 

Los indígenas hablan de las turbulentas vidas amorosas de los montes Taranaki, Tongariro y Pihanga (o Ruapehu). Se dice que los gigantes Taranaki y Tongariro combatieron por el amor de la bella Pihanga. Se lanzaban el uno al otro chorros de agua hirviente y se arrojaban piedras, destruyendo el entorno.

 

Al ser derrotado Taranaki, él (ya fuera como gigante o como montaña) abandonó a los otros dos, trasladándose a su actual emplazamiento cerca de Nueva Plyomuth, donde planea su venganza.
 



El furioso Monte Taranaki, en Nueva Zelanda

(Public Domain)
 


La erupción más reciente del Monte Tarawera en 1886 dio lugar a relatos preventivos.

 

Se decía que las gentes del pueblo de Te Ariki, fueron castigadas con una dolorosa muerte provocada por una erupción volcánica por haber comido miel prohibida. Aquellos habitantes del pueblo que no comieron de la miel especial fueron milagrosamente perdonados.

Otra advertencia llegaba a través de la historia que se contaba sobre el Chamán de nombre Ngatoro, que abandonó su pueblo por un tiempo para subir a una montaña. Ordenó a sus seguidores que no comieran nada hasta su regreso.

 

Tras haberse marchado Ngatoro y al prolongarse su ausencia durante largo tiempo, los habitantes del pueblo le creyeron muerto y rompieron su ayuno.

 

El castigo por su falta de fe y su desobediencia fue una visita de los furiosos demonios de fuego que provocaron el estallido de la cima de la montaña, en lo que también se conoce como erupción volcánica.
 



Furiosos demonios de fuego nos recuerdan

que debemos escuchar a nuestros mayores

(Maxwell Hamilton/CC BY 2.0)
 



El volcán Vilyuchinsky

visto desde Paratunka, Kamchatka, Rusia.

(Kuhnmi/CC BY 2.0)
 


Rusia presenta un punto caliente de actividad volcánica en Kamchatka.

 

Debido a la cercanía de la fosa de las Kuriles, en esta península los movimientos sísmicos y los tsunamis son habituales. La alta densidad de volcanes, muchos de ellos aún activos en la región, la convierten en una de las zonas de mayor actividad volcánica de todo el mundo, solo por detrás de Islandia y Hawai.

Estos volcanes activos forman un largo cinturón volcánico de 700 Km, y las 30 erupciones de los últimos 10.000 años han expulsado hasta un kilómetro cúbico de magma.
 



Erupción del volcán Klyuchevskoi

en Kamchatka, Rusia, verano de 1993

(Foto de Giorgio Galeotti / CC BY-SA 3.0)
 


Los pueblos nativos de esta región son conocidos como Koryaks, Itelmenos, Chukchis y Tunguses.

 

Su mitología en torno a las fuerzas destructivas de la tierra se ha transmitido de generación en generación, al igual que en otras zonas volcánicas del globo. El mito de la creación de los Koryaks se refiere a un gran cuervo que volaba sobre sus tierras y dejó caer una pluma, que se convirtió en Kamchatka.

 

Se cree que cuando el creador hizo a la primera mujer, todos los hombres de esta tierra se enamoraron perdidamente de ella. Cuando murieron se convirtieron en montañas, y las montañas aún conservan sus corazones ardientes, rebosantes de fiero amor por la mujer.

Se dice que los Itelmenos creen que todo en la naturaleza - volcanes, manantiales, árboles, montañas, agua, etc. - está habitado por diablos. Cuando estos diablos están descontentos, hambrientos o aburridos, ocasionan destrozos, siembran el caos o incluso pueden llegar a provocar la muerte, iluminando la noche con su lava.

 

Las fuentes destacan que los Itelmenos realizan ofrendas sacrificales para aplacar a estos demonios arrojando pedazos de carne a las montañas.

El perro desempeña un importante papel en los mitos y leyendas de Kamchatka, ya que su función como compañero de caza y animal de tiro de trineos era esencial en las vidas de las gentes de la región.

 

Se pensaba que los perros habían participado en la creación del mundo. Dicen los Itelmenos que las montañas y los valles se formaron cuando Kozei, el perro del primer ancestro, sacudió la nieve de su pelaje.

 

Al hacerlo, se desencadenó un terremoto.
 



Un hombre lleva las riendas de un trineo tirado por perros.

Al fondo, se puede ver un volcán en erupción

que se cree que es el Tolbachik (Kamchatka). 1790

(Public Domain)
 

 

 


Norteamérica - Deidades Poderosas y Apasionadas

Los pueblos indígenas de Norteamérica tienen muy diversas y pintorescas leyendas asociadas a la actividad sísmica y los volcanes, a pesar de que ha habido poquísimas erupciones en los últimos 150 años.

 

Los volcanes de esta región se distribuyen a lo largo de toda la costa oeste del continente, aunque los más activos de los Estados Unidos son los famosos volcanes de Hawai.

El Monte Santa Helena, que entró en erupción el 18 de Mayo de 1980, es bien conocido por sus impresionantes explosiones de cenizas y chorros piroclásticos de gas caliente, que en esta ocasión destrozaron su cima, mataron a 57 personas y destruyeron un gran número de casas.
 



El Monte Santa Helena

entró en erupción el 18 de Mayo de 1980, a las 8:32 AM

(Public Domain)
 


Las leyendas de los Indios Americanos hablan del Monte Santa Helena, temido por las tribus de la región. Se refieren a él como "Lawetlat'la", que significa "el que echa humo."

Los ancestros de los nativos Modoc del norte de California vivieron en persona la erupción del cercano Monte Shasta. Su tradición oral cuenta la historia del Jefe de los Espíritus del Cielo que bajó de las nubes y creó los árboles, los ríos, los peces y los animales.

 

Cuando todo estaba dispuesto, trajo a su familia y vivieron en las montañas.

 

El humo y las chispas de sus fuegos eran visibles para todos, y cuando el Jefe avivó el fuego con un gran tronco, la tierra tembló. Estos relatos sirven para racionalizar lo irracional e impredecible que hay en la naturaleza, y brindan una lección de historia a sus descendientes.

Las islas del archipiélago de Hawai se formaron a partir de erupciones volcánicas acaecidas durante los últimos cinco millones de años, ya que están asentadas sobre líneas de falla de la corteza terrestre. Las propias islas son simplemente las cimas de gigantescas montañas que se alzan desde el fondo del océano.

Los primeros pobladores del archipiélago llegaron a Hawai procedentes de las Islas Marquesas hacia el año 500 d. C., y han transmitido desde entonces historias sobre la actividad volcánica inherente a la región.

El Mauna Loa, o "Larga Montaña" es el mayor volcán del planeta, y su cima supera los cuatro kilómetros sobre el nivel del mar, mientras que se sumerge cinco kilómetros por debajo del nivel del mar.

 

Este gigante sigue muy activo a día de hoy, y ha entrado en erupción más de 150 veces durante los últimos 1.000 años.

Pele está considerada la diosa hawaiana del fuego. Es capaz de adoptar numerosas formas, como la de la lava volcánica, pero también otras como la de una joven y bella mujer, la de una anciana o incluso la de un perro blanco.

 

Se la llama respetuosamente "Madame Pele" o "Tūtū Pele", y su figura ha resistido el paso del tiempo desde muy antiguo.
 



Según la leyenda, Pele habita

en el cráter Halema’uma’u del volcán Kilauea

(CC BY-SA 3.0)
 


Impredecible como los propios volcanes, se cree que Pele es poderosa, apasionada y celosa.
 



Pele, la Diosa del Fuego hawaiana

(Creative Commons Fair Use)
 


Los hermanos de Pele son el viento, el fuego, la lluvia y las olas del mar, y su hogar es el cráter del Kilauea, uno de los volcanes más activos de la tierra.

 

Es la rival de la diosa de la nieve, Poli'ahu, contra la que compite a menudo. Las batallas entre ambas diosas hacen temblar la tierra, abren grietas y cavernas y provocan que la lava se derrame formando nuevas tierras al solidificarse.

La idea de una deidad del fuego que habita en el interior de los volcanes se repite en muchas culturas que conocen de cerca la actividad volcánica, e incluso habiendo sido oficialmente abolida la antigua religión en Hawai en 1819, la gente ha seguido creyendo en Pele.

 

La moderna vulcanología también hace referencia a la diosa, y algunos fenómenos atribuidos a los volcanes llevan su nombre, como los Cabellos de Pele (hebras de vidrio volcánico), las Lágrimas de Pele y las Algas de Pele.

 

En el firmamento, la luna de Júpiter Io tiene un volcán que lleva el nombre de la fiera diosa Pele.
 



Cabellos de Pele, hebras de vidrio volcánico.

(Public Domain)
 


Los vulcanólogos y científicos modernos pueden explicar muchas de las razones por las que los volcanes entran en erupción, y dónde y cuándo pueden hacerlo, lo que nos da cierto margen para prevenirlos.

 

Pero este no era el caso en el mundo antiguo.

Precisamente porque podemos visitar el yacimiento arqueológico de la antigua Pompeya y observar ante nuestros ojos los terribles resultados del desastre bajo la forma de modelos de escayola de las víctimas sufriendo en su agonía final, experimentamos la realidad e inmediatez del evento, y quizás podamos entender mejor por qué era importante para los antiguos transmitir leyendas y mitos de sus propias vívidas experiencias para asegurarse de que las generaciones venideras aprendiesen a reconocer las señales y se mantuvieran alejadas del peligro.

Teniendo en cuenta que el área en torno al Vesubio sigue siendo la región volcánica más densamente poblada del mundo, con 3.000.000 de personas viviendo en sus cercanías, es posible que no estemos prestando a los antiguos relatos la atención que merecen.
 



El Vesubio visto desde Pompeya

(CC BY-SA 3.0)





Fuentes