George Lucas

 


Director y productor de cine estadounidense (Modesto, California, 1944). Su carrera comenzó con una película que hizo siendo estudiante, THX-1138 (1965), una historia de ciencia ficción que volvería a hacer para su debut como director profesional en 1971. En 1973, con el respaldo de su amigo el productor y director Francis Ford Coppola, Lucas hizo American Graffiti, película evocadora y nostálgica de la juventud de la década de 1960.

 

Su siguiente obra, Star Wars (La guerra de las galaxias, 1977), revolucionó la industria del cine comercial y cuenta una aventura espacial que casi todos los estudios de Hollywood habían rechazado y que sin embargo, pasó de repente a formar parte de la cultura popular, redefiniendo el espectáculo del cine.

 

Después de esta obra, Lucas se retiró de la dirección, aunque ha trabajado de productor ejecutivo en las dos películas que completan la trilogía, El imperio contraataca (1980), y El regreso del Jedi (1983), -luego complementada por otras dos: Episodio I: La Amenaza Fantasma (1999), y Episodio II: El ataque de los clones- así como en la popular serie de Steven Spielberg En busca del arca perdida (1981), Indiana Jones y el templo maldito (1984), e Indiana Jones y la última cruzada (1989). En 1985 fundó la compañía Industrial Light and Magic, especializada en la creación de efectos especiales para el cine y la televisión.
 


 

En una galaxia muy, muy lejana... de no se sabe dónde (no se especifica que sea distante de nosotros, y por eso bien podría ser la nuestra vista desde otra) el "Imperio" emplea su poder maligno para controlar los mundos: usa "el lado oscuro de La Fuerza". Rebeldes que están del lado del Bien, luchan por la liberación.
La propuesta es interesante en varios aspectos. Por un lado, se excluye el tan cuestionable e impreciso concepto de "Dios", reemplazándolo por el de "La Fuerza", que en su lado bueno mantiene todo unido, y en su "lado oscuro" se manifiesta en la maldad de ese imperialismo cósmico que todo lo domina y que pretende destruir todo lo que no se rinda a tal dominación. Es decir, que no hay un "Dios Bueno" en lucha contra el "Diablo", sino que hay una misma "Fuerza" que se manifiesta en dualidad: todo es UNO, separado en apariencia, en circunstancia, pero no en esencia. Esa esencia de unidad es lo que en el final, llevará a Darth Vader a retornar al camino del Bien, pues en su dualidad que estaba manifestándose en el lado oscuro, permanecía latente la potencialidad del Bien.


Por otro lado, es interesante también observar cómo la propuesta de George Lucas no pretende definir al "lado oscuro" como lo hacen ciertas religiones, en el sentido de que el Mal es algo que está tan sólo molestando dentro de un Universo de Luz y de Paz, regido por el "Dios Amor", sino que el filme sugiere que la Fuerza de la Oscuridad es la que prevalece, y los rebeldes que defienden la Luz, son los que están molestando y deben ser destruidos. El Mal es el que tiene el imperio sobre la galaxia, y no el Bien, interferido furtivamente por seres oscuros. Este concepto es de suma importancia para comprender el mensaje que Lucas pretende transmitir. Un mensaje que se le ha pasado de largo frente a los ojos a la mayoría de los que han visto esta historia. Pocos han advertido que en esta producción fílmica hay una revelación de una cosmovisión cuya originalidad en el cine es de ser tenida muy en cuenta. Un filme con record de taquilla le estaba mostrando a todos cuál es la verdadera fuerza cósmica que rige este mundo y muchos otros. Pero pocos supieron advertir esta realidad que el lenguaje fílmico muestra con "fantasía".


La mística de los contactos-ovni en línea new age, se sigue afanando en pregonar la idea de que el mundo está bajo el cuidado de una tal "Confederación Intergaláctica", y que los "grises" están en algunos mundos y vienen a interferir, o que las energías negativas fluyen como una corriente necesaria en el equilibrio bipolar de fuerzas del cosmos, pero que "Dios" regula todo, de modo que Él permite lo negativo, manteniéndolo bajo control. Y el mensaje de George Lucas sugiere que todo ha caído en el descontrol, no aparece ni en escena ni en boca de nadie ningún Dios que todo lo cuide y dirija, sino que hay un imperio de seres malignos a cargo de la dirección de todo; el "golpe de estado" cósmico ha provocado en La Fuerza un desequilibrio y ha pasado a ser el único "dios" omnipresente en los planetas dominados.

 

La Tierra bien podría ser cualquiera de esos mundos: con sus desequilibrios, sus guerras, sus injusticias de todo tipo, parece más bien la representación de uno de los dominios del "lado oscuro de la Fuerza", que un planeta bajo jurisdicción del "Reino de Dios".


Pero los creyentes en religiones y en la "Confederación Intergaláctica", están lejos de saber decodificar el lenguaje fílmico. "Es tan sólo una fantasía de ciencia-ficción", piensan. Si cuando eran niños hubieran entendido el mensaje de George Lucas, no hubieran caído como presas fáciles en los dogmas religiosos y contactistas de los extraterrestres confederados. Habrían seleccionado sus lecturas y sus búsquedas de información, como quien selecciona el alimento que sea más nutritivo y menos contaminante.


Pero la contaminación milenariamente propagada sigue envenenando mentes, La Guerra de las Galaxias, El Imperio Contrataca, El Regreso del Jedi, se proyectaron para millones de ojos que no supieron ver, y la revelación hecha quedó como cosa de fantasía de un juego mental imaginario de un inventor de historias para celuloide.


Sin embargo, el subconsciente de las personas ha registrado este mensaje que, internamente, muchos habrán sentido como real. Muchos se han preguntado en su vida no pocas veces por qué el mundo funciona tan mal y dónde está Dios, si es que existe, o si es que, existiendo, tiene algo que ver o no con lo que nos pasa. Un George Lucas quitando de en medio de su historia al supuesto Dios omnipresente, al cual ninguno de sus personajes invoca ni nombra, pareciera representar cierta forma de ateísmo. Sin embargo, "La Fuerza", denominación que evita caer en el campo religioso, no es necesariamente una energía sin vida ni inteligencia; no es necesariamente un flujo de tipo "eléctrico" o algo así, sino tal vez vida, sentir, inteligencia, en expansión y expresión dual, de Luz y Oscuridad.

 

No está muy definido en el mensaje si esto es así, si la Fuerza es eso. Pero tampoco dice que no lo sea. Qué es y cómo es la Fuerza, no se sabe bien. Pero sí queda claro que, de tratarse de Dios, tiene su lado oscuro. Y esto no coincide con las religiones que conciben a Dios como un ser perfecto, puro, de luz, incapaz de contener en su esencia oscuridad alguna, pues ella se ha manifestado fuera de Él y no en Él. Se aproxima más al concepto hermético del cosmos, donde el principio de polaridad y el tema de los "pares de opuestos", en ningún momento destacan que haya algún Dios del Bien que no tenga dentro de sí el lado oscuro.


Haciendo esta aproximación del pensamiento de Lucas a los Siete Principios Herméticos, podría deducirse que el valor iniciático del filme en cuanto a esa escuela milenaria es también de ser tenido en cuenta. Claro que la cinematografía no tiene el mismo poder que la tradición religiosa que es impuesta en las mentes por la educación y las instituciones. En los tiempos en que la película estaba en cartel, maestros y alumnos no discutían en las escuela acerca de qué conceptos metafísicos y religiosos habían encontrado en esta historia. No había con quiénes compartir o buscar información sobre qué es eso de una Fuerza subdividida en dos principios antagónicos.

 

Mucho menos con el párroco o con el profesor de religión del colegio católico. El espectador infantil o adolescente se quedó solo frente a la pantalla, solo a la salida del cine, solo con sus pensamientos si es que los tuvo al respecto de qué es "La Fuerza". Quizá deseoso de encontrar alguna literatura al respecto, sin orientación de nadie para poder localizarla, pues literatura había.


La casa, la escuela, la TV y el cine, son mundos separados que podrían estar interrelacionados. Por el conducto de la TV, el espectador se evade de su realidad circundante hogareña. El niño tiene a los padres y a la TV como dos educadores separados que no se complementan entre sí. El maestro de escuela y los padres no se complementan; cada uno cumple por separado una labor no integrada. La televisión no es en la escuela un tema de discusión: lo que se ve en la casa no se lleva al aula, y desde el aula no se coordina con la televisión una tarea que permita, al día siguiente, hacer un estudio de lo que en casa se vio por la pantalla.

 

Entonces el mensaje de un filme no es tema para charlas con los padres, con los maestros, con quienes puedan acrecentar o enriquecer un conocimiento que en cine o TV se esté transmitiendo. Sólo esas maestras que están en estos temas, son capaces de salirse de lo programático por unos momentos y hablar con los niños sobre libros o películas que enseñan determinada cosa. Sólo esos padres que están en estos temas, pueden orientar a sus hijos con explicaciones o datos que les permitan comprender mejor lo que fílmicamente descubren. Estas cosas pasan, sí, pero son minoría. Enseñanzas como la de George Lucas la mayoría no tuvo posibilidades de saber interpretar y asimilar, ni de acrecentar, cuando todo un sistema religioso mantiene el dominio de las mentes, a tal punto que ni con la película más taquillera de la historia se pueda crear conciencia.


Habrá que ver si en la parte inconsciente de tanta gente que no tomó conciencia, lo que sea que haya quedado incorporado y latente para aflorar en algún momento, revalorizará aquello que no se comprendió en su momento, y el mensaje fílmico por fin sea descubierto y aprovechado. Pues por ahora, es un lamentable desperdicio que quedó grabado en celuloide, en vídeo y en la memoria de los que no lo comprendieron, de los que creen que un cineasta de éstos se pone a jugar inútilmente con su imaginación sin transmitir nada importante, cuando quien tiene una posibilidad así de decirle algo al mundo, dice algo importante y no pierde la oportunidad.

 

¿Qué es lo más importante que se le puede decir a un mundo dominado, que cree ser libre y en manos de "Dios"?, pues decirle lo que realmente pasa. Lucas tuvo la oportunidad y la aprovechó; dijo lo que para él era lo más importante, y para eso tuvo que armar toda una historia con tecnología y argumento espectaculares, donde la forma resaltó mucho más que el fondo, pues era así como se podía impactar al público. Pero el fondo, el por qué de tal historia, era más importante que la forma. Y como suele suceder, lo más importante, lo esencial es eclipsado por lo visible a los ojos, cuando no se tiene ojos aptos para la lectura de un mensaje metafísico.


Pero el mensaje está, y lo que en su momento no se supo leer, luego de la lectura de estas consideraciones, podrá ser visto de otra manera. Podrá ser comprendido. No más vale tarde que nunca, sino quizás no tan tarde: la semilla esperaba su momento para germinar, y no necesariamente debía ser hace dos décadas.